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Tcnica e intuicin. Nuestro trabajo est basado en la comunicacin, en el encuentro. No podemos olvidarnos de ellos, existimos por y para el ojo externo que nos mira. Y ellos, cmplices silenciosos, presencian el resultado final de esa capacidad extraa para lograr ser otros. Me sigue pareciendo misterioso y enigmtico el mecanismo que se activa en esa transformacin. Ms all de la tcnica, de lo racional, se descubre un proceso singular de inmersin en otro ente al que prestas tu cuerpo y con el que debes convivir. Y cuando el actor trabaja con materiales brillantes, con textos de profundidad, cuando la historia trasciende de lo cotidiano para hablar de conceptos universales, potentes,
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arriesgados, transformadores... entonces me parece que el actor vuelve a recuperar esa funcin chamnica de antao. Trabajamos, los artistas, en saciar ese otro tipo de hambre, el hambre del alma, el hambre del espritu. Ojal el teatro vuelva a recuperar en los textos, en las propuestas de direccin, en la propia conciencia de los actores, ese poder de alterar los sentidos, de cuestionar la realidad. Ojal el teatro pueda salvarse de la dictadura imperial del cdigo televisivo para que los actores, de nuevo, puedan a travs de la ficcin convertirse en agitadores de conciencia, en vehculos para la reflexin. Que podamos provocar hecatombes en las mentes y los corazones a travs de la risa y el llanto. De la palabra y el silencio. Del gesto y la accin. De la poesa. Observar, escuchar, masticar el personaje, repetirlo y no caer en lo mecnico, en lo formal; alzar ese puente invisible desde la escena hasta el patio de butacas; sentir ese hlito del pblico, su plpito; crear ese tiempo sagrado, esa consagracin nica y exclusiva donde slo prima el instante real, activo, consciente y nico... Mezcla de oficio, tcnica y amor. El buen actor debe amar ilimitadamente, siendo capaz de trascenderse, de doblegar su ego para permitir que el mensaje llegue hasta los otros. Como deca Diderot: predicadores laicos.