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Musicalia

Revista del Conservatorio Superior de Música «Rafael Orozco»

Córdoba, 2008
Musicalia
Revista del Conservatorio Superior de Música «Rafael Orozco» de Córdoba
N.º 6. 2008

COORDINACIÓN EDITORIAL
Juan de Dios García Aguilera
VOCALES
Francisco Javier Santos Sánchez
Oscar Prados Sillero
Luis Pedro Bedmar Estrada
Miguel Ángel Pérez Rizzi
Luis Rubén Gallardo Lorenzo
Pablo Estívariz Fagundez

PORTADA
“Sin título”, de Eduardo Lara Giménez

IMPRIME
Ediciones Gráficas Vistalegre. Tel. 957 42 16 16
C/. Ingeniero Ribera, s/n. (Pol. Ind. Amargacena)
14013 Córdoba

DEPÓSITO LEGAL
CO-1395/2002

I.S.B.N.:
84-688-0474-6


EDITORIAL

Cuando hoy parece que, de manera irreversible, se va clarificando


un futuro esperanzador para el desarrollo de las enseñanzas superiores
artísticas en Andalucía y el territorio español, y en especial el de la
enseñanza superior de la música, más conveniente nos resulta disponer
de herramientas adecuadas para la investigación propia, la creación y el
pensamiento musicales, a los que nos debemos. En tal contexto, Musica-
lia quiere ser cauce de expresión de dichas aspiraciones sirviendo como
plataforma de debate abierto para la comunidad musical, en general, y
el Conservatorio, en particular, y también estimulando indirectamente
el inicio de líneas de investigación propias de nuestra especialidad o
próximas a ella.

En esta línea, en el presente número hemos incluido un bloque de


artículos que reflejan un abanico amplio y plural de ideas y géneros,
dándose cita, entre sus páginas, el ensayo, el análisis musicológico y la
historia, la entrevista novelada, la psicología de la interpretación y la
pedagogía musical, componiendo en su conjunto unos contenidos que
esperamos resulten de su interés.

Juan de Dios García Aguilera

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ÍNDICE

1. Diseño Curricular versus Perfeccionamiento Musical:


Polifemo y Galatea.
Luis Rubén Gallardo Lorenzo...........................................................

2. Lugares comunes.
Oscar Prados Sillero..........................................................................

3. Entrevista a Eric Satie


Alfonso Vella.....................................................................................

4. La memoria musical: algunos apuntes sobre la memorización


en la interpretación pianística (I)
Ángeles Gallardo Lorenzo.................................................................

5. La Pasión según San Juan, de Johann Sebastian Bach


Julián Millán......................................................................................

6. El índice general del Boletín Musical (1928-1931) de Córdoba


Leopoldo Neri de Caso......................................................................

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Diseño Curricular versus


Perfeccionamiento Musical:
Polifemo y Galatea.

Por Luis Rubén Gallardo Lorenzo


Profesor de Violín del CSM de Córdoba

Nos es más sencillo observar -en cualquiera de sus facetas- y


al gran atleta, al campeón mun- la formación artístico-musical,
dial de ajedrez o al gran virtuoso en cualquiera de sus disciplinas.
del violín desde el conformismo La docencia, como praxis de la
de pensar que se trata de un su- Pedagogía, aborda necesaria-
perdotado, un fuera de serie. Sin mente esta problemática, más
duda nos calma, nos tranquiliza con el espíritu de desarrollar
y nos hace pensar que lo normal herramientas didácticas útiles
es la norma, nosotros, los que no para la maximización de las ca-
podemos hacer eso. Entonces, pacidades de los estudiantes que,
la palabra talento toma un sig- como fue en el pasado, una bús-
nificado cercano a la excusa, a queda denodada por el “Gradum
la admiración. Adoptamos una ad Parnasum”. Tal búsqueda
lejanía de la realidad observada, queda definida, en las más de las
a la vez que tal distancia adquiere ocasiones, en el contexto de un
rango de justificación, pensamos, método de trabajo que, a su vez,
por ende, que por naturaleza no está diseñado de forma expresa
debiéramos encontrarnos en esa para lo que venimos a nombrar
tesitura o, en algunos casos, que en la actualidad como Diseño
tal capacidad es un don del que Curricular.
sencillamente carecemos. Pero
la ciencia no puede permanecer Ya a finales del siglo XIX,
ajena y en letargo conformista Francis Galton reflejó las esen-
ante este acontecimiento, y aún cias de la cuestión afirmando
menos si lo que estudiamos es que los grandes logros son la
precisamente eso, la educación combinación de unos dones natu-

1 GALTON, F., Hereditary Genius, Julian Friedman, Londres, 1979, redición del original publicado
en 1869.

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rales heredados con la capacidad al colectivo educativo, docentes


de esforzarse y la habilidad de y legisladores, es definir las
concentrarse en una sola meta particularidades de ese estudio
específica. para que cumpla una condición
imprescindible: que sea eficaz.
De esta ecuación formada
por tres incógnitas, sólo estamos En este caso, para lo cualita-
en posición de trabajar, desde tivo, partir de lo cuantitativo ha
las ciencias relacionadas con la sido un vehículo empleado de
educación, en dos, es decir, la forma genérica por gran parte
capacidad de esforzarse y, por de los estudiosos del ámbito en
otro lado, saber y poder concen- cuestión. Así surge la llama-
trarse. da regla de los diez años, un
convencionalismo establecido
R. Chaffin y A. Lemieux lo modernamente, que se define
plantean con una rotundidad y como una teoría que establece la
con tal cantidad de fundamentos necesidad de un periodo mínimo
teóricos que poco puede discre- de diez años de trabajo y estudio
parse, y por añadidura, no es otra para poder convertirse en un
cosa que la consabida por lógica experto de cualquier campo o
o sentido común: La base del área del conocimiento. Dentro de
perfeccionamiento musical está esta línea de pensamiento, algo
en el estudio. vaga y generalista a mi juicio,
Ericsson aporta un dato más con-
Para introducir su argumen- creto y circunscrito -a su vez- al
tación, resumen la temática a ámbito de la educación musical,
tratar con un afamado chiste: afirmando que son necesarias
“Un turista algo extraviado en la más de 10.000 horas de estudio
ciudad de Nueva York pregunta: efectivo para que un intérprete
¿Cómo se llega al Carnegie Hall? esté preparado para comenzar su
A lo que un avispado ciudadano carrera profesional.
responde: Estudiando, estudian-
do, estudiando...”. No cabe la No creamos que se está ante
más mínima duda. Ahora bien, un dato elevado, ya que otras in-
el trabajo que nos corresponde vestigaciones posteriores, como

2 CHAFFIN, R. Y A. F. LEMIEUX, “Consideraciones generales sobre el perfeccionamiento musical”


en Quodlibet nº 32, Universidad de Alcalá de Henares, Alcalá de Henares, 2004.
3 ERICSSON, K. A., The Road to Excellence: The Acquisition of Expert Performance in the Arts
and Sciences, Sports and Games. Ed. Erlbaum, Nueva Jersey, 1996.

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la realizada por Krampe (junto de posiciones conformistas ante


al mismo Ericsson), elevan esta lo excepcional.
cantidad a 60.000 horas si lo
que buscamos es un intérprete Volvamos a un plano práctico
experimentado. Estos trabajos de nuestro contexto educativo:
de investigación apuntan, de ¿Está el sistema de enseñanza pú-
igual forma, a que tal cantidad blico diseñado para que un futuro
de estudio –calificado como profesional de la música alcance
entrenamiento- conduce nece- tal nivel de horas de estudio indi-
sariamente a efectos físicos y vidual? ¿El currículo de estudios
mentales, es decir, producen de Grado Superior tiene previsto
cambios y modificaciones espe- tales consideraciones? Es más,
cíficas tanto en las estructuras ¿es el tiempo de estudio privado
musculares como en el área del –entrenamiento necesario para
córtex cerebral destinada a las todo instrumentista- un factor
funciones sensoriales y motoras considerado en la organización
específicas. En otras palabras, académica?
llegamos dominar unas acciones
especiales ya que conseguimos En ocasiones, el silencio
re-programar nuestro cuerpo puede ser la contestación más
para una faceta concreta. Estudiar contundente. Trataremos de
toma entonces un significado contestar a ello más adelante,
algo más concreto que el simple ahora conviene echar un vistazo
hecho de la práctica, sino que a lo que la normativa nos dice
asume que, por medio de ésta, que un estudiante debe estar en
y en un determinado modelo de clase dentro del Grado Superior
incidencia e intensidad, podemos a lo lardo de su formación acadé-
re-diseñar nuestras habilidades mica, en su aplicación específica
innatas. Para muchos, este he- al Conservatorio Superior de
cho, constatado por la ciencia, Música de Córdoba, tomando
es un argumento de superación como referencia la especialidad
y entusiasmo, un elemento para de Violín y observando el cu-
la lucha personal y la superación rrículo específico de la misma
a aquello que te apasiona y, lo que se expresa en el siguiente
más importante, un alejamiento cuadrante:

4 KRAMPE, R. T., y ERICSSON, K. A., “Maintaining excellece: Deliberate practice and elite
performance in young and older pianists” en Journal of Experimental Psychology: General, 125.
1996.

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VIOLÍN
CURSOS

INDIVIDUAL

TEÓ R I C A
COLECTIVA

PRÁCTICA
MATERIAS ASIGNATURAS CRÉDITOS
1º 2º 3º 4º

MATERIAS TRONCALES 133,5


Análisis Análisis musical C P 4,5 9
Teoría de las Formas C T 4,5
Sociología y estética de 4,5
la Música C T 4,5
Educación auditiva Educación auditiva C P 4,5 9
Historia de la Música Historia de la Música C T 4,5 9
Instrumento principal Violín I P 4,5 4,5 ,45 18
Música de Cámara Música de Cámara C P 4,5 9
Cuarteto de cuerda C P 4,5 4,5 9
Orquesta Orquesta sinfónica C P 9 9 9 9 36
Orquesta de cuerdas C P 4,5 4,5 9
Piano complementario Piano complementario I P 4,5 4,5
Repertorio con pianista Repertorio con pianista I P 3 3 3 12
acompañante acompañante
MATERIAS OBLIGATORIAS DEL CONSERVATORIO 28,5
Análisis Comentario de C P 4,5 4,5
audición
Armonía Armonía C P 6 6
Historia de la Música Historia de la orquesta C T 4,5
Historia y evolución C T 3 3
repertorio de cuerda
Instrumento principal Repertorio orquestal C P 3 3
Técnica postural Ergonomía y técnica C P 6 6
postural del músico
MATERIAS OPTATIVAS DEL CONSERVATORIO (2º,3º y 4º) 13,5
Acústica Acústica C T 4,5 4,5
Conjunto de jazz Fundamentos de jazz C P 4,5 4,5 9
Informática Informática y C P 4,5 4,5
electrónica musical
Edición de partituras C P 4,5 4,5
por ordenador
Luthería Principios de Luthería C P 4,5 4,5
Música del siglo XX T a l l e r d e m ú s i c a C P 4,5 4,5 9
contemporánea
ASIGNATURAS DE LIBRE CONFIGURACIÓN 18
ACTIVIDAD ACADÉMICA DIRIGIDA: Examen de concierto 6,5
CRÉDITOS TOTALES 200

Figura 1: Materias y horas lectivas de la especialidad de Violín


según el actual plan de estudios.
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Un estudiante-tipo que fi- No será el único punto donde


naliza sus estudios, por lo que se observe este choque concep-
podemos observar en la figura 1, tual. Chaffi y Lemieux prosiguen
ha cursado un mínimo de 2.000 su artículo -ya referido- con
horas lectivas, lo que conviene una relación de las cualidades
recordar que no suponen un mínimas que debe tener el es-
cómputo posible de agregar a lo tudio que, recordemos, se trata
que con anterioridad denominá- de la segunda de las cualidades
bamos tiempo de estudio efectivo. que, como investigadores de la
Paralelamente, hay que tener en educación, podemos afrontar,
cuenta que desde los ocho años aproximándonos a una premisa
hasta los dieciocho -según la de gran relevancia en el ámbito
norma- el estudiante ha compar- de la investigación en Pedagogía
tido el Régimen de Enseñanza Musical actualmente: El estudio
General con los conservatorios ha de fundamentarse en un con-
elemental y medio (mañanas y cepto tan amplio como bello; la
tardes colmadas de clases), así excelencia musical.
como la necesidad de dividir su
tiempo de estudio o trabajo con Ésta, a su vez, se pudiera
las tareas propias de todas las comprender por medio de sus
disciplinas y asignaturas que ello cinco características principales:
conlleva. Así pues, en un panora- Concentración, establecimiento
ma precedente poco favorecedor de objetivos, auto-evaluación,
para una dedicación amplia al es- estrategias de estudio y la capa-
tudio efectivo, el Grado Superior, cidad de una visión general.
en su sentido natural, debiera ser
el granero final de donde avitua- La primera de ellas, la con-
llarse de la ingente cantidad de centración, es, probablemente,
esas horas mínimas que los inves- el elemento más común entre los
tigadores nos expresan que son el diferentes tratados y métodos his-
punto de inflexión para dominar tóricos, la frase más repetida en
una materia determinada a nivel todas las clases de conservatorio
profesional, realidad que la em- del mundo y el convencimiento
pírica nos desdice con severidad. más obvio que afecta a todo tra-
Se evidencia ante nosotros lo que bajo. No creo necesario explicar
podría ser una incompatibilidad nada al respecto, pero no obstan-
clara entre diseño y teoría de la te, me resulta de interés introdu-
enseñanza específica, es decir, cir cinco citas de personalidades
diseño curricular versus perfec- de peso específico en el ámbito
cionamiento musical. músico-académico:

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“La habilidad para con- “He descubierto que mi


centrarse plenamente en una concentración funciona al
tarea concreta es quizás el máximo con períodos de
aspecto más importante para una hora. Trabajo intensa-
los músicos” (L. Auer) mente durante una hora y
a continuación me tomo un
“Al estudiar, no debe- descanso de diez, quince o
mos estar absortos (...) Cada incluso veinte minutos (...).
momento en el que no eres Este método funciona bien
consciente de lo que haces y soy capaz de continuar así
técnica o musicalmente –o durante ocho horas.” (Bella
ambos- estás desperdiciando Davidovich referenciado en
tu tiempo” (Mischa Dichter Noyle, 1987)
referenciado por Noyle)
En resumen: Estudiar sí, pero
“Una hora de estudio con- concentrado y consciente, do-
centrado, con la mente clara y minador de todos los elementos
el cuerpo, es mejor que cuatro que se emplean, organizado, con
horas de estudio disperso con periodos de descanso para oxige-
la mente bloqueada y el cuer- nar, sin desgaste físico previo, sin
po cansado. Cuando el inte- presión ni otras cosas en la mente.
lecto está fatigado, los dedos Estudiar sí y con estas cualidades
simplemente se mueven sobre y, además, ocho horas al día….
las teclas y conseguimos ¿es posible que un estudiante de
nada.” (E. Sauer referenciado Grado Superior pueda alcanzar
por Cooke) tales expectativas?

“La necesidad de man- Para todos los que tratamos


tener la atención enfocada de mejorar los conocimientos
justifica que el estudio sea epistemológicos y técnicos de los
más efectivo si se realiza en estudiantes de especialidades ins-
sesiones de una hora o menos, trumentales semana a semana, ha
con pausas de descanso.” (L. llegado un determinado momento
Auer, 1921) en que nos hemos parado a pre-

5 AUER, L., The Violin as I Teach It, Stokes, Nueva York, 1921.
6 NOYLE, L. J., Pianists on Playing: Interviews with Twuelve Concert Pianist, Scarecrow Press,
Londres, 1987.
7 COOKE, J. E., Great Pianist on Piano Playing: Godowsky, Hofmann, Lhévinne, Paderewski and
24 others legendary performens, Dover, Nueva York, 1917.

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guntar acerca de la realidad hora- sa de que sí pueden estudiar, pero


ria que afecta a nuestros alumnos ¿en qué condiciones y cuánto
ya que, alcanzando a definirlo tiempo medio al día durante la
con claridad y sin rodeos, planea semana lectiva? La respuesta es
con asiduidad el hecho de la falta clara: Nunca en los parámetros
grave de dedicación y estudio descritos por los estudiosos
efectivo por parte del alumnado, de la excelencia, nunca en los
más allá de considerar su posible márgenes que posibilitan esa
explicación y argunentario. Así, modelación de la realidad que
desde el contexto de una investi- exponíamos con anterioridad.
gación para el Departamento de
Educación Artística y Corporal Al cuadrante semanal de
de la Facultad de Ciencias de la asignaturas -en una media anual
Educación de la UCO, durante el de más de once-, en muchos
curso 2004/2005, se realizó un casos desperdigadas en franjas
seguimiento al respecto, ponien- horarias no correlativas, habría
do de manifiesto, en un porcenta- que sumar el resto de acciones
je muy elevado, una organización vitales cotidianas, tiempos de
de las mismas que poco o nada desplazamiento urbano y viajes
optimizan el esfuerzo de los estu- desde su ciudad de origen, tiem-
diantes, realidad ésta que no debe pos de calentamiento, demoras
de ser achacada en ningún caso y tiempo de necesario descanso.
al propio centro de estudios, sino Una vez en el sustrato neto de
más bien al modelo educativo en espacio temporal disponible,
su conjunción con las notables cada asignatura requiere, a su
carencias logísticas y de recursos, vez, de una porción de ese tiempo
tanto en su flexibilidad como en de estudio, de ese esfuerzo de
su diseño. El lector podrá acer- concentración.
carse a esta realidad de forma fá-
cil si consulta de forma aleatoria El trabajo instrumental es,
el horario de un buen número de además, esclavo de su condición
nuestros estudiantes. sonora, es decir, no puede reali-
zarse a deshoras por cuestiones
Ya que sería un circunloquio de convivencia cívica –a no
demasiado extenso para el ob- ser que se cuente con un local
jeto del presente artículo, sólo especialmente insonorizado,
concretar que, tras lo expresado, algo altamente inaudito entre
podemos llegar a afirmar que, en el colectivo estudiantil-, con lo
un sentido estricto y matemático, que la franja de trabajo se reduce
no podemos inhabilitar la premi- de ocho o nueve de la mañana

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hasta las diez de la noche como No se puede estudiar cual-


muy tarde, y, por supuesto, no quier cosa a cualquier hora, no
entiende de aceleraciones de es una cuestión indistinta. Las
última hora cara a un examen o necesidades del músico instru-
una prueba. mentista son de carácter muy es-
pecífico, como lo demuestran di-
Sencillamente, no creo que el versos trabajos e investigaciones,
estudiante medio disponga de las como la realizada por el profesor
condiciones necesarias para que Sloboda, quien muestra cómo de
su trabajo técnico y artístico se entre un grupo de estudiantes,
ajuste en la magnitud requerida los más aventajados estudian
en los citados trabajos de investi- técnica (escalas principalmente)
gación y que, no lo olvidemos, es por la mañana, mientras que los
exigencia generalizada de nues- menos aventajados lo hacen por
tro tiempo en un contexto artísti- la tarde. De esto se desprende
co y laboral donde la perfección que los alumnos más aventajados
técnica y la alta especialización dedican las horas más eficaces
son un signo distintivo frente del día a aquella parte del estudio
a épocas pasadas. En primer que, para la mayoría de la gente,
lugar, porque los espacios de resulta más aburrida y por tanto
tiempo están comprimidos entre requiere de mayor esfuerzo de
otras actividades y en franjas motivación.
muy pequeñas para desarrollar
la cantidad de horas de estudio ¿Tienen nuestros alumnos la
imprescindible. Por otro lado, capacidad de elegir cuándo pre-
la necesaria concentración, está fieren estudiar las distintas partes
seriamente comprometida en de sus obligaciones? Segunda
el contexto de un día cargado gran contradicción entre diseño
de estímulos diferentes. Pero, curricular y perfeccionamiento
sobre todo, no podemos hablar musical.
de descanso físico o intelectual
cuando el estudiante ha trabaja- Chaffi y Lemieux completan
do durante cinco o seis horas en su relación de características que
clase, llevado sobre sí la carga definen el concepto de perfeccio-
natural de las actividades vitales namiento musical con cuatro:
y, por añadidura, entrenar sus
capacidades.

8 SLODOBA, J.A y Otros, “The role of practice in the develoment of performing musicians” en
Britsh Jouernal of Psychology, número 87, 1996.

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- El establecimiento de objeti- aún más si –como es el caso que


vos. nos ocupa- el modelo curricular
- La auto-evaluación. no haya considerado las necesi-
- La capacidad para desarrollar dades específicas de la materia
estrategias específicas y, de estudio.
- La capacidad de mantener una
visión general. Son muchas las líneas de tra-
bajo abiertas para tratar la proble-
Esta relación está acompaña- mática aquí descrita, destacando
da de numerosas bases en otras -por su nivel de concreción a la
investigaciones y parámetros realidad que nos afecta en los
que, con asiduidad, acompañan conservatorios- los realizados
al profesorado como estrategias por la profesora Susan Hallam,
de mejora de su metodología dia- quien ha dedicado grandes es-
ria. Por ende, podemos decir que fuerzos por trabajar sobre la
cada docente tiene en su clase la problemática específica de la
capacidad de desarrollar en sus práctica y del desarrollo de las
estudiantes las capacidades y las habilidades de los músicos.
actividades que considere, pero
tanto la disponibilidad de tiempo Visto esto: ¿Es nuestro sis-
como la calidad de éste, es decir, tema de enseñanza un modelo
que se desarrolle en circunstan- que renuncia a la excelencia o
cia de aprovechamiento físico y al perfeccionamiento musical en
mental, dependen directamente la línea de las investigaciones
del modelo de enseñanza, de su punteras en el mundo? Pues, en
diseño. Realidad que nos supera un ejercicio de benevolencia,
en competencias y, a la vez, nos podremos afirmar que no en sus
condiciona determinantemente, principios y no en la concreción

9 Su producción es muy extensa, destaca en el ámbito referido sus artículos siguientes:


HALLAM, S., “Novice musicians´ approaches to practice and performance: Learning new music”
en Newsletter of the European Society for the Cognitive Sciences of Music, 6, 1994.
HALLAM, S., “ Professional musicians” approaches to the learning and interpretation of music”
en Psychology of Music, 23,1995.
HALLAM, S., “ Professional musicians´ orientations to practice: Implications for teaching” en
British Journal of Educational Psychology, 12, 1995.
HALLAM, S., “ Approaches to instrumental music practice of experts and novices: Implications for
education” en Does Practice Make Perfect? Current Theory and Research on Instrumental Music
Practice, ed. H. Jorgensen & A.C. Lehmann, Norwegian Academy of Music, Oslo, 1997.
HALLAM, S., “ What do we know about music practising? Towards a model synthesising the
research literature” en Does Practice Make Perfect? Current Theory and Research on Instrumental
Music Practice, ed. H. Jorgensen & A.C. Lehmann, Norwegian Academy of Music, Oslo, 1997.
HALLAM, S., “The predictors of achievement and dropout in instrumental tuition” en Psychology
of Music, 26, 1998.

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de los objetivos mostrados en la ria. Pero, ¿es la administración


ley -que sí plantean con claridad galante de esta unión teórica?
criterios de excelencia- pero, de
facto, vemos que sitúa propor- En este caso, cuando habla-
ciones de carga y organización mos de Teoría Curricular, no
lectiva que pueden entrar en gra- estamos ante una vanguardia
ve contradicción con perseguir educativa, sino que redunda en
tales objetivos, que además, no conceptos bien asentados desde
parece encajar con los procedi- hace ya mucho tiempo, siendo
mientos clásicos establecidos un área que aplica conclusiones
en los centros de estudio más concretas sobre la Didáctica, en
relevantes a nivel mundial y que, general, y sus diferentes especi-
por añadidura, no considera las ficaciones. Sirva como ejemplo
necesidades específicas de la ilustrativo de esta vinculación
práctica musical. necesaria lo descrito por los pro-
fesores Petrona Matus y Neftalí
No debemos olvidar que un Secundino de la Universidad
diseño específico genera un estu- Pedagógica Nacional de México
diante-tipo reflejo, sobre el cuál para la asignatura de Diseño
no es posible aplicar cualquier Curricular de la Licenciatura en
tipo metodología: Currículo y Intervención Educativa, donde
método son diseños paralelos, y proponen el siguiente esquema
van de la mano de forma necesa- conceptual, demostrativo singu-
lar de tal sincronía:

Figura 2: Origen y contexto del diseño curricular.

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En el caso andaluz, he de características del perfecciona-


afirmar mi creencia más profun- miento, a la vez que minimizara
da que, al menos en lo que ha las carencias. Pero ahora nos
estudios musicales se refiere y, encontramos en un proceso de
en particular, a la especialidad remodelación del sistema, en la
de violín, esta necesidad de cohe- perspectiva de nuevas estructuras
rencia no se ha tenido en cuenta y de un nuevo marco de educa-
en una medida óptima, pero, con ción superior a nivel europeo,
la intención de ejercer crítica siendo el momento de sacar a
constructiva y de signo positivo, relucir estas realidades con el
también creo que no se hubiera deseo de que sean consideradas.
llegado, en cualquier caso, a Hora, en definitiva, de tomar
una conclusión verdaderamente una actitud más activa en la pro-
productiva, ya que estamos en un blemática, de aportar soluciones
desierto de propuestas metodoló- desde la empírica y desde el desa-
gicas diseñadas específicamente rrollo de una verdadera línea útil
para nuestra realidad socio-edu- de herramientas de investigación
cativa, más allá de puntuales pedagógica.
y tímidos intentos al respecto.
Estamos pues en una espiral que ¿De qué nos sirve saber más
suele conducir a la improvisación cosas cada día sobre cómo desa-
por parte del legislador, del estu- rrollar las habilidades y capacida-
diante a la hora de organizarse y des del alumnado, cómo alcanzar
por parte del profesor a la hora altos grados de especialización
tratar de guiarle en este complejo y cómo enseñar mejor los as-
y decisivo trabajo. pectos epistemológicos de las
materias artísticas, si el mismo
No ha sido el espacio ha- diseño normativo no se ajusta
bitual y natural del tutor cues- a las líneas descritas por tales
tionar lo establecido desde la conocimientos?
Administración, es más, en la
incertidumbre de las sucesivas Casar la unión entre perfec-
implantaciones de las leyes de cionamiento musical y nuestro
educación y ante su desarrollo, espacio académico puede llegar a
sólo cabía adaptarse, encontrar ser, en algunos momentos, como
una fórmula que, mientras no hu- hablar de las similitudes físicas
biera unas condiciones óptimas y de motivación entre Polifemo
de tiempo y disponibilidad de y Galatea. De la conciliación de
factores de concentración, fuera opuestos en un todo difícilmente
capaz de potenciar las demás viable, sin embargo, siempre hay

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espacio para la fantasía, para la nuestro caso, en lo que nos atañe


creación literaria. Pero no es- a nuestra particular historia entre
tamos en la disyuntiva creativa cíclope y bella, sólo cabe investi-
de componer una fábula, sino gar, proponer, poner en práctica
en el difícil trance de dotar al los nuevos elementos de procedi-
estudiante de un vínculo con miento y sacar conclusiones, para
el futuro laboral y profesional, lo que ojalá el presente texto haya
sin arrojos líricos, por lo que en servido de sucinto estímulo.

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Lugares comunes

Óscar Prados Sillero

Hay compositores cuyo máxi- la semejanza rítmica de estos


mo temor es el de plagiarse a sí extractos:
mismos. Entre esa postura y la
de los que no tienen incon-
veniente en escribir (casi
reescribir) sin preocuparse de
disimular el olor a aceite usa-
do que desprende su música,
hay infinidad de gradaciones.
Muchas de las recurrencias
son conscientes y deliberadas,
tan sólo se espera que pasen
inadvertidas, o, simplemente,
no se les da importancia. Sin
embargo, no todos los pasajes
que un compositor escribe y
que parecen calcados de una
obra anterior son fruto de una El texto es un parámetro capaz
intencionalidad más o menos en- de ofrecer soluciones a todos los
cubierta, sino que con frecuencia compositores en su conjunto,
son “sugeridos” por alguno de los dada la universalidad del lengua-
marcos sustentadores en los que je (o al menos la del texto de la
se desenvuelve la música. Uno misa), especialmente en lo que se
de estos marcos, por ejemplo, refiere al ritmo. Pero esto es una
es el texto, si lo hay. Compárese excepción, pues la mayoría de
.

1 Dando por hecho que todos leen las frases con la misma acentuación. Seguro que tiene algo
que ver la prosodia francesa en la distribución rítmica con la que Berlioz escribe el Kyrie de su
Requiem op. 5

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los parámetros sólo ejercen una provisador para interiorizar los


influencia sobre cada compositor patrones melódicos y armónicos
en particular. Del contacto entre que luego empleará durante un
el compositor como individuo concierto? Siempre se dice que
aislado y la materia propia de su improvisar es componer en el
labor surge el mundo al que él instante. ¿Por qué no podemos
pretende dar forma. Por ejem- afirmar que componer es impro-
plo, aunque la instrumentación visar en un instante dilatado?
proporcione puntos de encuentro ¿Acaso el componer lo coloca
extendidos a toda la comunidad a uno fuera del alcance de las
musical (como el pianístico bajo respuestas automatizadas?
de Alberti, exportado después al
cuarteto de cuerda y a la orques- En este artículo analizaremos
ta), es un aspecto muy personal el papel de las tonalidades como
de la escritura. Preferimos decir generadoras de recurrencias. De-
que el universo “surge”, porque jaremos a un lado el problema de
que el autor no es dueño de todo la caracterización de las tonalida-
lo que compone su obra, sino des (la controvertida teoría según
que, en mayor o menor medida, la cual ciertos tonos servirían para
tiene que dialogar con la materia expresar ciertos estados de áni-
que es objeto de su arte. E igual mo), para ocuparnos únicamente
que no podemos librarnos con de las posibles implicaciones
facilidad de expresiones que formales de la elección de la tona-
repetimos constantemente al lidad. En resumen, juzgaremos si
hablar, o, en un nivel superior, una tonalidad determinada puede
de determinadas construcciones conducir a un compositor por
gramaticales cuando escribimos, determinados caminos, distintos
es normal que al componer no a los que sugeriría otra. ¿Podemos
podamos evitar que nos vengan incluir a la tonalidad entre los
a la cabeza respuestas aprendidas parámetros capaces de provocar
sin quererlo, resortes escondidos lo que denominaremos “lugares
que se activan por obra del oculto comunes”? Si es así, ¿cuál es su
mecanismo de nuestra mente. Y grado de influencia?
es que no todo lo que se plasma
en el papel pautado nace de una
reflexión sesuda. Algunas consideraciones acerca
de la tonalidad
El asunto está más claro cuan-
do hablamos de improvisación. Una tonalidad es, a fin de cuen-
¿Cuántas horas necesita un im- tas, un terreno sobre el que se des-

Musicalia
23

pliega la música. Con la adopción sin menoscabo de la habilidad


del temperamento igual, aumentó y de la capacidad particular del
el número de tonos disponibles, y músico: el mismo Bach escribió
los músicos tuvieron que aprender un Preludio y Fuga en Do mayor
a manejarse en aquellos que hasta que acto seguido transportó a Do
entonces habían sido impractica- sostenido mayor para convertirlo
bles a causa de cuestiones relativas en el tercero de los que componen
a la afinación que no describire- el primer volumen de El Clave
mos aquí. bien temperado.

El dominio del teclado fue La improvisación, práctica ha-


hasta hace bien poco parte in- bitual antaño, el estudio de obras
dispensable de la formación del de otros autores y la exploración
compositor, y ello, unido a la individual eran los medios por los
propia lógica de la enseñanza, cuales el joven músico se hacía
hace que, aún hoy, la tonalidad con las distintas tonalidades. A
de Do mayor sea el punto de este respecto, el órgano y el piano
partida desde el cual muchos tienen una cualidad fundamental:
músicos hacen crecer su sistema cada tonalidad tiene una orografía
tonal, “conquistando” las demás única. De este modo, la práctica
tonalidades. Salvo que uno se instrumental se convierte en un
proponga conscientemente lo refuerzo de gran importancia en
contrario, se pasa más tiempo to- el proceso de individuación de
cando (y pensando) en Do mayor las tonalidades, ya que cada una
o re menor que en Fa sostenido es diferente de las demás, no sólo
mayor o sol sostenido menor, y conceptualmente, sino también de
ello deviene inevitablemente en un modo visual y tangible. Se da
que los tonos con menor número entonces la paradójica situación
de alteraciones en la armadura de que las tonalidades son todas
acaban por ser más fáciles de distintas entre sí, pero al mismo
leer y comprender y que, por tiempo, gracias al sistema tempe-
ende, resulte más sencillo escribir rado, todas iguales. Esta circuns-
en ellos, pues los mecanismos tancia tiene, como es de esperar,
mentales se han hecho con la sus consecuencias. Manejarse en
práctica más rápidos, más có- los veinticuatro tonos mayores
modos y más seguros. Todo ello, y menores no es muy diferente

2 Ciframos en veinticuatro los tonos, pero, si tenemos en cuenta la existencia de varios pares
enarmónicos practicables (Do sostenido mayor / Re bemol mayor, Fa sostenido mayor / Sol bemol
mayor, sol sostenido menor / la bemol menor y re sostenido menor / mi bemol menor, al menos),

Musicalia
24

de hablar veinticuatro idiomas perjudicado en sus posibilidades,


distintos, relacionados de forma podemos asegurar que las tona-
cruzada, ya que la mayoría de las lidades son menos inocuas de lo
“palabras” (acordes) se repiten que parecen para el desarrollo
con un significado distinto en de una obra musical, pese a estar
las demás tonalidades: tenemos concebidas como lienzos anó-
veinticuatro maneras diferentes nimos sobre los que plasmamos
de decir “acorde de tónica”, cada la música. A causa de nuestra
una en su contexto, y sólo doce tendencia al hábito, las respuestas
de decir “acorde de séptima de interiorizadas tras años de forma-
dominante”. Eso sí, con la sal- ción y de experimentación afloran
vedad de que, conociendo una en el momento en que se les da
tonalidad, ya se puede “hablar” la oportunidad, en una mezcla de
en todas las demás, mediante intuición, instinto y conocimiento
el procedimiento del transporte, consciente, y resulta inevitable que
por ejemplo. De todos modos, el una tonalidad estimule la imagina-
asunto no es tan sencillo como ción del compositor en una o más
parece, y la experiencia acaba por direcciones determinadas, y que,
convencer al músico de que tiene con ello, broten lugares comunes.
que terminar por conocer todos Probablemente, el surgimiento
los tonos uno a uno si no quiere espontáneo de recurrencias es de-
sentirse especialmente incómodo, bido a una conjunción de factores,
ya sea leyendo música, compo- pero uno de los más importantes
niéndola o improvisándola. es la práctica instrumental, motor
de la composición en gran parte de
Aun pudiendo ser cierto, no los casos, pero, a veces, un lastre.
discutiremos aquí si la disposi- Berlioz escribe en sus Memorias:
ción de las notas en el teclado
puede facilitar determinados giros La práctica del piano me ha
armónicos en una tonalidad o, frustrado a menudo; me sería
más bien, dificultar otros que sí útil en algunas circunstancias;
sean sencillos y directos en otras pero, si considero la pasmosa
tonalidades. Porque, sin necesidad cantidad de vulgaridades que
de ello, aunque dispusiéramos de el piano facilita, vulgaridades
un “teclado perfecto” en el que vergonzosas que la mayor par-
ningún tono se viera favorecido o te de sus autores no podrían

el número asciende, pues, aunque presenten una orografía igual sobre el teclado, la diferenciación
en la notación y en la imagen misma de la tonalidad provoca en el compositor la aparición de
respuestas diferentes para cada uno de los tonos que forman el par enarmónico.

Musicalia
25

escribir si estuviesen privados (seguimos aquí la terminología


de su “caleidoscopio musical” de Jan LaRue), es decir, en el
y no tuvieran más que pluma momento de decidir qué acordes
y papel, no puedo dejar de siguen a cuáles y a la hora de rea-
dar gracias a la fortuna, que lizar alguna modulación pasajera
me ha puesto en la necesidad sin implicaciones formales de
de escribir silenciosa y libre- importancia. Ya en 1926, Her-
mente. mann Abert publicó un artículo
analizando temas de las fugas de
Bach para demostrar que existía
Tonalidad y recurrencia una relación muy estrecha entre la
tonalidad y la estructura melódi-
Pretender que una tonalidad ca, lo que para él significaba que
dada tenga poder como para de- ciertas tonalidades despertaban
terminar la forma de una pieza a en Bach la tendencia a utilizar
gran escala es quizá demasiado determinados modelos melódi-
ambicioso. Sobre todo si se tiene cos. Si le ocurre a Bach, ¿por
en cuenta que, instaurado ya ple- qué no va a ocurrirle lo mismo a
namente el sistema temperado, los demás?
los tipos formales principales del
siglo XVIII estaban fijados con Aunque limitemos las po-
bastante precisión en casi todos sibilidades de influencia de la
sus aspectos básicos, lo que los tonalidad escogida a la pequeña
colocaba fuera del radio de in- dimensión, no podemos pasar
fluencia de la tonalidad escogida, por alto que, en ocasiones, un
que pasaba a ser un elemento elemento que parece “de corto
accesorio. Donde se perciben sus alcance” puede desencadenar
efectos con más claridad es en la consecuencias insospechadas y
pequeña y la mediana dimensión puede tener más importancia de

3 Berlioz, H. Memorias, Madrid: Taurus, 1985, p. 41


4 Aunque no faltan los intentos por encontrar algunas recurrencias en la gran forma, como el estudio
de Michael Tusa “Beethoven’s C-minor mood: Some thoughts on the Structural Implications of
Key Choice”, Beethoven Forum 2 (1993), Nebraska University Press.�� Aunque no faltan
los intentos por encontrar algunas recurrencias en la gran forma, como el estudio de Michael
Tusa “Beethoven’s C-minor mood: Some thoughts on the Structural Implications of Key Choice”,
Beethoven Forum 2 (1993), Nebraska University Press.
5 LARUE LaRue, J. Guidelines for Style Analysis , New York: W. W. Norton Company, Inc.,
1970
6 Steblin, R. “Historia de la caracterización de las tonalidades en el siglo XVIII y comienzos del
siglo XIX”, Revista Quodlibet, MMV / nº 33, octubre de 2005. Universidad de Alcalá. Alcalá de
Henares (Madrid).

Musicalia
26

la que se le concedería a primera humana: el hábito. Por otro lado,


vista, como veremos más abajo. hay que ser algo ingenuo como
para pensar que a un compositor
se le escapan estas recurrencias.
Un caso concreto Puede que escriba involuntaria-
mente algunas de ellas, pero es
Que un compositor tenga muy improbable que rechace un
tendencia a determinados giros hallazgo armónico para la com-
armónicos cuando escribe en posición de una sinfonía porque
una tonalidad determinada no sea consciente de que ya había
es signo inequívoco de falta de sido utilizado para una sonata
imaginación o de capacidad, es, para violín y piano. Sirva este
simplemente, una consecuencia ejemplo de Beethoven, citado
natural e inherente a toda acción frecuentemente:

¿Acaso no recordaba Beetho- Sonata op. 57, publicada tan sólo


ven los compases que abren su tres años antes? Son estos:

Musicalia
27

Si no tenía reparo alguno en aún menos en otros casos, como


caer en paralelismos tan evi- el que mostramos a continuación,
dentes (y, en realidad, no hay bastante más escondido:
ninguna razón seria para hacerlo),

7 Fa menor, comienzo en octavas con el tema principal, con la armonía de tónica como elemento
sustentador; justo después, repetición del tema principal medio tono más arriba, en Sol bemol
mayor, tonalidad de la napolitana.
8 En un momento formal importante en ambas obras (en la Sonata antes de la reexposición y en la
Sinfonía justo antes de que, tras un largo fugato, aparezca una variación nueva del tema principal
con las palabras Freude, schöner Götterfunken, Töchter aus Elysium!), larga pedal de dominante
en el relativo menor, fragmento temático en Si mayor, luego en si menor, todo en diminuendo, y,
finalmente, dominante de Re mayor para alcanzar el punto que se estaba preparando.

Musicalia
28

Si bien al principio desmarca- uso “puro” de la napolitana, no


mos el tema que nos ocupa del de ligado a la costumbre, aunque
la caracterización de las tonalida- sí a otras razones). La caracteri-
des, es cierto que no son tan in- zación de las tonalidades posee
dependientes como parecen. Por concomitancias con el asunto
ejemplo, no es fácil desvincular de los lugares comunes debidos
la predilección que siente Beetho- al hábito, pero actúa en un mo-
ven por la región de la napolitana mento distinto del proceso de
cuando escribe en do sostenido composición: si el compositor es
menor o en fa sostenido menor de consciente de lo distintos estados
una posible identificación de es- de ánimo que para él representan
tos tonos con lo dramático y con las tonalidades, elige primero el
el dolor extremo. Llega a utilizar carácter que quiere imprimir a la
tanto la región del segundo grado música, y luego busca la tonali-
rebajado aquí, que no sabemos dad adecuada; una vez escogida
si tratarlo como un lugar común la tonalidad es cuando surgen los
espontáneo asociado a estas to- lugares comunes, recursos y giros
nalidades (un “reflejo” al escribir particulares que el compositor
en esos tonos) o como elemento puede aceptar o rechazar.
expresivo cuyo origen estaría en
la teoría de la caracterización de Pero examinemos con más
las tonalidades (lo que entonces detenimiento este otro caso:
sí podríamos calificar como un

9 Sirven como ilustración la Sonata para piano en do sostenido menor op. 27 nº 2, el tiempo lento en
fa sostenido menor de la Sonata op. 106, el Cuarteto en do sostenido menor op. 131 o los compases
127-138 del primer movimiento de la Sonata para violoncello y piano en La mayor op. 69.

Musicalia
29

Es difícil explicar como una sical. Podríamos incluir en esta


coincidencia las similitudes: en serie de ejemplos otros muchos
todos ellos, en la menor, apare- pasajes similares, que omitiremos
ce un giro hacia el relativo, Do aquí para ahorrar espacio, como
mayor, introducido por el movi- serían el episodio en la menor
miento desde la tónica del tono del tercer movimiento del Triple
principal hacia la dominante de Concierto op. 56, la Variación
Do mayor, a modo de breve en- XIII de las Variaciones sobre un
fatización dentro de la frase mu- Vals de Diabelli op. 120, el Mi-

Musicalia
30

nore de la segunda de las Baga- movimiento de sonata. Lo que


telas op. 33, los compases 223 y tienen de particular los ejemplos
siguientes del último movimiento citados es que la relación armóni-
de la Sonata para violín y piano ca se produce a pequeña escala,11
en la menor op. 23, etc. y, además, de un modo concreto,
por desplazamiento desde la
Beethoven apenas utiliza este tónica menor hacia la dominante
giro en otras tonalidades,10 y, en del relativo, incluyendo o no
cualquier caso, nunca con tanta una dominante de ésta (como el
frecuencia como en la menor. ejemplo de la Sinfonía) y una
Téngase en cuenta, por ejemplo, prolongación por medio de un
que sólo hay un movimiento acorde de cuarta y sexta caden-
sinfónico de este autor escrito cial. El procedimiento particular
en esta tonalidad (el citado en de enfatización es importante y lo
el ejemplo), y que, de las treinta vemos como característico, pues,
y dos sonatas para piano, tan por ejemplo, cuando Beethoven
sólo una posee un movimiento escribe un giro en sol menor hacia
en la menor (la introducción al el relativo (enfatizando Si bemol
último movimiento de la Sonata mayor), suele hacerlo de un modo
en La mayor, op. 101, que, por diferente, utilizando el IVº grado
cierto, también incluye un giro (IIº en Si bemol mayor) como
al relativo mayor del tipo que enlace, generalmente.
estamos describiendo). No escri-
bió Beethoven tanta música en Recoger todos los lugares
la menor como podría pensarse, comunes de la obra de Beethoven
por lo que la representatividad dependientes de la tonalidad sería
de los fragmentos escogidos es una tarea ardua, pero no dejaría
bastante alta. de ser un simple aunque original
pasatiempo si no se intentara
El giro hacia el relativo mayor desentrañar cada caso particular
es muy frecuente, por no decir y llegar hasta las raíces más pro-
normativo, en las relaciones ar- fundas de cada una de las posibles
mónicas a mediana y gran escala, recurrencias. En el ejemplo que
como las que se establecen entre acabamos de exponer, se diría
los grupos primero y segundo de que, de alguna manera, la tona-
la exposición en una forma de lidad de la menor se desborda e

10 Algunos casos serían la frase inicial de la Sonata para piano en mi menor, op. 90, y el comienzo del
movimiento lento en re menor de la Sonata para violoncello y piano en Re mayor, op. 102, nº 2.
11 En la “pequeña dimensión”, por continuar con la terminología propuesta por Jan LaRue.

Musicalia
31

inunda la del vecino Do mayor, para tensar el arco tonal en la


como si Do mayor ya formara menor, y sin embargo, Mi bemol
parte de la menor. Es significati- mayor parece no tener problemas
vo que la mayoría de las formas para servir de contrapeso a do me-
de mediana y gran extensión que nor. Vemos que el temperamento
Beethoven escribió en la menor igual tardó más tiempo del que
buscan un tono distinto al relativo pensamos para poner a todas las
mayor para crear la disonancia tonalidades al mismo nivel. Los
estructural, ya sea como segundo compositores de las generaciones
grupo en una exposición de sona- siguientes (Schubert, Schumann,
ta o como final de la subsección Chopin,…) serán los que, explo-
inicial de un scherzo, prefiriendo rando los terrenos tonales poco
casi siempre mi menor, la do- transitados, escribirán sin temor
minante menor:12 los primeros las relaciones más alejadas en
movimientos de las dos sonatas todos los tonos. La ampliación
para violín en la menor, op 23 del espacio tonal culminó en la
y op. 47, “Kreutzer”, ambos madurez del siglo XIX, pero,
con forma sonata, siguen este curiosamente, esa extensión, en
principio, igual que los scherzi sus orígenes (Beethoven), no
de las Sonatas para violoncello se había producido en todas las
y piano op. 69 y op. 102, nº 1, tonalidades al mismo tiempo. Los
por ejemplo. Por el contrario, hallazgos que se hacían en Do
prácticamente ninguno de los mo- mayor o mi menor, se exportarían
vimientos escritos en do menor después a la bemol menor o Re
se desplaza hacia su dominante bemol mayor. La mayor frecuen-
menor, sol menor. Es como si la cia relativa con la que aparecen
tonalidad de la menor fuera para tonos remotos en el siglo XIX
Beethoven un tono “gastado”, responde no sólo al interés por
que busca incorporar al relativo lo exótico, lo lejano y lo desco-
mayor como compensación, por nocido de los románticos, sino
lo que la tensión tonal necesaria también a la misma necesidad de
para crear la direccionalidad ar- huida que probablemente sentía
mónica a gran escala es buscada Beethoven al escribir en tonali-
en otra tonalidad diferente. Do dades con “demasiada historia”,
mayor es demasiado débil como como Do mayor y la menor, (y

12 En una pieza en modo menor, la modulación a la dominante menor era más frecuente que la
modulación al relativo mayor, por ejemplo, en la forma binaria de danza del Barroco, pero en el
Clasicismo lo preceptivo era acabar la exposición en el relativo mayor. Como un resto evolutivo, aparece
en ocasiones en el Clasicismo la modulación a la dominante menor al final de la primera subsección
en un Minueto (como en el Minueto de la Sinfonía nº 40 en sol menor K 550 de Mozart).

Musicalia
32

no al escribir en La bemol ma- primer movimiento del Cuarteto


yor, por ejemplo). Así, muchas op. 94 o la de la más temprana,
armonías decimonónicas parecen y por ello más sorprendente,
perder gran parte de su magia, por entre do sostenido menor y sol
lo menos para la vista, cuando sostenido menor del tercer mo-
son transportadas, como se hizo vimiento de la Sonata para piano
en muchas ediciones de partituras op. 27 nº 2 son pruebas de que
pianísticas para acercarlas a los la incomodidad relativa de una
aficionados burgueses, evitando tonalidad determinada no es óbice
así que naufragaran en un mar de para desestimar la oportunidad
bemoles o sostenidos. de escapar a la tradición y bus-
car nuevas vías, e incluso puede
La inmensa mayoría de las llegar a ser un aliciente, depen-
formas de movimiento de sonata diendo del caso y de múltiples
escritas por Beethoven en las que circunstancias. Sobre todo para
el segundo grupo de temas está un compositor entre cuyas aficio-
en una tonalidad “anómala” en la nes se encontraba el transporte a
práctica habitual del Clasicismo vista de los preludios y fugas de
(cualquiera que no sea la domi- El Clave bien temperado, ejerci-
nante en el caso de las tonalidades cio tan duro como útil.
mayores o el relativo mayor en el
caso de las menores) están escri-
tos en tonalidades que podríamos ¿Y qué?
calificar como “cómodas”. Una
tonalidad con pocas alteraciones Hemos expuesto aquí some-
parece invitar a buscar nuevas ramente algunas de las caras
soluciones. Habría quien afirma- que adopta la costumbre en el
ría que, más bien, fuerza a ello. acto de la composición. Quizás
Es lógico pensar que Beethoven a veces nos resulte molesto el
prefería escribir una modulación comprobarlo, pues la palabra
a la mediante superior en Do “costumbre” nos parece dema-
mayor (modulación a Mi mayor) siado fea como para utilizarla
que en Mi mayor (modulación cuando estamos hablando del
a La bemol mayor, enarmónico Arte con mayúsculas. Toda par-
del impracticable Sol sostenido titura, como hecho humano que
mayor). Como es natural (y si no es, está plagada de hábitos. Y los
fuera así, el asunto resultaría ex- hábitos traen recurrencias. Pero,
tremadamente sospechoso), hay aún encontrándonos con ejemplos
excepciones. La relación entre como los que hemos recogido
fa menor y Re bemol mayor del aquí, y aún aceptando en ellos la

Musicalia
33

influencia de la rutina, tan sólo forman parte de su estilo tardío.


podemos concluir que determina- Quizás sea porque, al tener la apa-
das circunstancias compositivas riencia de elección consciente,
(escogidas, provocadas, casuales queda descartada toda acción de
o impuestas), como es el caso de la casualidad y del hábito, perso-
la tonalidad, pueden favorecer la najes éstos demasiado mundanos
aparición de lugares comunes, como para que queramos verlos
y afortunadamente sólo eso, andurrear por el Parnaso en que
favorecerlos. Tomando prestada situamos a los elegidos.
una frase de aparición frecuente
cuando se habla de genética, El saber hasta qué punto so-
“heredamos predisposiciones, no mos esclavos de la costumbre,
destinos”. también en el ámbito de la crea-
ción musical, no debe inquie-
En el momento en que un lu- tarnos, al menos siempre que
gar común carece aparentemente sepamos aceptar que la música
de una causa oscura o incómoda no siempre es tan limpia, tan pura
que lo origine, entonces adquiere y tan apolínea en su evolución y
la categoría de “rasgo estilístico”. desarrollo como muchos libros
Ya que suponemos que la frecuen- pretenden hacernos creer, sino
cia con la que Brahms construye que está llena de laberintos y
en sus últimos años melodías encrucijadas para los que cual-
mediante sucesiones de terceras, quier explicación resulta siempre
ascendentes o descendentes,13 parcial y simplista. Incluida ésta,
no se debe a la casualidad ni a la naturalmente.
rutina, consideramos que éstas

13 Ejemplo paradigmático es el tema inicial de la Cuarta Sinfonía op. 98, pero se encuentran otros
muchos en los tríos op. 101 y 114 o en las últimas series de Piezas para Piano opp. 116, 117, 118
y 119.

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35

Entrevista a Eric Satie

Alfonso Vella

Cuanto más conozco a los hombres, más amo a los perros.


Erik Satie

No hay que curarse del opio, sino de la inteligencia.


Jean Cocteau

Después de prolongadas co- presenta un aspecto muy diferen-


municaciones -cuya naturaleza te al de las fotografías y grabados
no estoy autorizado a revelar- que tantas veces he visto en mis
con un amable interlocutor de libros queridos y gastados… o
ultratumba, he alcanzado por fin tal vez en mis ensoñaciones. Me
la más quimérica de mis preten- entristece comprobar que su apa-
siones: una cita con Erik Satie. riencia es semejante a la de esas
insípidas cafeterías que pueden
Siguiendo las instrucciones contarse por cientos en cualquie-
recibidas, tomo el tren nocturno ra de nuestras metrópolis.
Madrid-París, el metro a Mont-
martre, me adentro en Le Chat El camarero se acerca y de-
Noir, tomo asiento a una mesa posita sobre la mesa un zumo de
esquinada y, cuando el camarero naranja, un café con leche, dos
se acerca, susurro la contraseña croissants y un sobre cerrado
convenida. con mi nombre escrito en letras
góticas. Con amable firmeza
“Je comprend”, responde. Y me ordena: “Desayune primero,
agrega, ya en castellano: “espere después abrirá el sobre, leerá su
aquí, por favor“. contenido y se marchará sin hacer
preguntas. Está usted invitado“.
El mítico cabaret donde Satie
solía tocar el piano cada noche, Obedezco. Rasgo el sobre y
el lugar donde -conjeturo- se leo: “Bienvenido a París. Dispo-
escucharon por primera vez sus ne de unas horas libres. Ocúpelas
encantadoras canciones de café- en lo que prefiera. A la una y
concierto, sus valses cantados, media debe dirigirse a La Close-

Musicalia
36

rie des Lilas, 171 Boulevard du unos 55 años (aunque pronto se


Montparnasse, allí tiene mesa re- cumplirá un siglo y medio desde
servada, aunque no a su nombre. su nacimiento), perilla y bigote
Limítese a mostrar al maître el canosos, quevedos, la cabeza casi
sobre que acaba de abrir”. calva, ladeada, mirándome con
expresión inescrutable. Trago
Salgo de Le Chat Noir. Va- saliva. Me acerco despacio, pen-
gabundeo un rato por los alre- sando qué voy a decir. Cuando
dedores, veo el Moulin Rouge y alcanzo su mesa, aún no se me
varios establecimientos de len- ha ocurrido nada.
cería y artículos eróticos, cuyos
escaparates no consiguen -por Es él quien habla, en perfecto
esta vez- despertar en mí ningún castellano:
interés. Paseando el Boulevard
de Clichy, descubro el Musée de - Tome asiento, joven. Según
L’Erotisme, pero no estoy para tengo entendido, ha mostrado
museos: mi cabeza anda en otro usted un desmedido interés por
sitio, como es natural. Tomo el verme…
metro a Montparnasse, aunque - Sí, bueno, yo…
aún es demasiado pronto para - Déjese de balbuceos, mucha-
la cita. cho.
- Yo… quisiera hacerle una
Paseo sin rumbo fijo, hasta entrevista.
que llega la hora señalada. Al- - ¡Usted me sorprende! Si
canzo La Closerie, muestro el apenas concedía entrevistas en
sobre al maître. Cabecea afirma- vida, ¿por qué iba a concederlas
tivamente, con levedad, y sonríe ahora, que estoy muerto?
satisfecho: “Tenga la bondad de - Lo siento… -digo estúpida-
seguirme, monsieur“. Se dirige mente, como dándole el pésame
a la terraza y se detiene a la por su propia muerte.
entrada. Me dedica una mirada - No se preocupe, joven, tam-
silenciosa, discreta, cómplice, bién usted lo estará… algún día.
que viene a decir: “A partir de No es para tanto, créame… ¿Cuál
aquí, usted sabe muy bien lo que es el propósito de su entrevista?
debe hacer”. - Verá, yo…
- ¿Es usted periodista?
Cuatro o cinco mesas están - No, soy músico…
ocupadas por comensales silen- - ¿Músico? Sea más explí-
ciosos. Le veo al fondo, sentado cito.
a una mesa apartada. Aparenta

Musicalia
37

- Me da un poco de vergüenza deraba que yo podía tener talento


decirlo. para la composición.
- Pero algo aprendería usted
Aquí, los ojos de Satie se allí…
inundan de alarma; advierto que - Sí. Aprendí que debía olvi-
tiene preparada una descarga dar casi todo lo que me habían
de ira para arrojar sobre mí en enseñado. No resultó fácil, pero
el caso de que se confirme la al fin lo conseguí.
sospecha que ha cruzado por su - Cuando usted empezaba a
cabeza: componer, el público admiraba
a Wagner, Richard Strauss, Ma-
- ¿No será usted uno de esos hler…
profesores del Conservatorio de - Sí, no lo hacían mal. Pero
París? -pregunta, amenazante, seguían, aunque a su manera, un
los puños crispados, el rostro camino excesivamente transitado
congestionado. durante excesivo tiempo: excesi-
- No, nada de eso… toco el va experiencia. Y la experiencia
piano en un burdel -respondo, es una forma de parálisis, una de
sonrojándome. las peores. Se tomaban, además,
- ¡Pero eso es excelente! demasiado en serio a sí mismos,
Es más o menos lo mismo que demasiado en serio la música,
hacía yo, sobre todo cuando me la vida… Ya sabe usted cómo
veía obligado a visitar algunas son estos alemanes, siempre
distinguidas mansiones de esta tan trágicos… Por otra parte, se
ciudad. ¡Brindemos por ello! -y, inclinaban peligrosamente hacia
dirigiéndose al camarero más la desmesura. ¡Aquellos croma-
próximo, añade: tismos perpetuos, inacabables,
- ¡Marcel, dos absentas! … uno detrás de otro, ¿qué digo?,
¡Menudo susto me ha dado usted, uno encima de otro, cuánto im-
pollo! No conservo gratos recuer- pudor…! Y luego, esas orquestas
dos de ese conservatorio… de cuatrocientos músicos, ¡qué
- Hábleme un poco de él. promiscuidad! … Su música no
- Era un lugar incómodo y era mala, pas du tout, pero estaba
bastante feo a la vista, una es- repleta de cosas innecesarias. Y
pecie de local penitenciario, sin eso que Brahms, que tampoco era
ningún atractivo por fuera, ni manco, ya les había prevenido:
tampoco por dentro. Mi profesor “No es difícil componer. Pero es
de armonía opinaba que yo estaba extraordinariamente difícil dejar
dotado para el piano, mientras caer las notas superfluas bajo la
que mi profesor de piano consi- mesa”.

Musicalia
38

- Y aquí, en Francia, estaba aburría… -dice, con un velo de


Saint-Säens… melancolía en la mirada.
- Tal vez Cocteau estaba pen-
De nuevo el rostro de Satie se sando en usted al decir: “Cuando
congestiona; sin tratar de disimu- un artista se adelanta a su época,
lar su ira, golpea la mesa con el es ésta la que permanece atra-
vaso de absenta: sada”.
- Jean es muy capaz de apli-
- ¡No le tolero que pronuncie carme eso, desde luego.
ese nombre en mi presencia! - Porque usted no sólo fue
- … y Debussy -me apresuro a un innovador sino, además, un
decir, probando a calmarle. vidente: adelantó fenómenos que
- Bueno, Claude era distin- sólo se harían comunes muchos
to. Un verdadero genio. Algo años después: la banda sonora, la
extraviado, sí, pero genio al fin. música de ambiente, el minima-
Luego llegó Ravel, que era… lismo… uno puede ver el germen
¿cómo decirlo? … un Debussy de todo eso en su música.
plus épatant. - Bien dicho: el germen.
- Sin embargo, los composito- Siempre he sostenido que hay
res jóvenes le admiraban a usted: que aprender a ver a lo lejos, a lo
Poulenc, Milhaud, Honegger, lejísimos. Yo no aprendí lo sufi-
Auric, Durey, la Tailleferre… ciente. De haber sabido el rumbo
- Sí, eran chicos interesantes, que tomaría luego la música de
por lo menos al principio, aunque ambiente, o cierto minimalismo,
tomaron trenes muy distintos. no se me hubiese ocurrido ir por
- Tengo entendido que Auric ahí dejando gérmenes tan… tur-
acabó renegando de usted. bulentos, al alcance de cualquier
- ¿Y a mí qué? A fin de cuen- desaprensivo.
tas, casi prefiero no ser admirado - Usted rescató los modos
por Auric: tiene muy mal gusto, medievales y les aportó un nuevo
el pobre. aire, también exploró la polito-
- Usted utilizó algunos pro- nalidad y la atonalidad, y dio de
cedimientos muy audaces para lado a un principio formal casi
su época: los acordes paralelos, sagrado: el desarrollo temático.
por ejemplo, o la supresión de la - Parece usted un lorito…
barra de compás. ¿Todo eso hice yo? ¿Está seguro?
- ¿Y qué otra cosa podía ha- Bueno, si usted lo dice…
cer? Llegué al mundo muy joven
en un tiempo muy viejo. Me No parece sentirse atraído
por comentar los pormenores de

Musicalia
39

su grandeza, así que tomo otro -repite, con infinito desprecio


camino: en su rostro, arrugando la nariz,
- A menudo se le reprocha que como para atenuar una pestilencia
utilizase títulos absurdos para sus pasajera pero inadmisible- Por lo
composiciones. que veo, el consumo ha termina-
- Yo soy absurdo... do ya hasta con el lenguaje… ¡y
- Por ejemplo: Piezas en For- ustedes ni se enteran!
ma de Pera. ¿Por qué ese título? - Discúlpeme…
- Fue mi manera amable de - Lo siento, joven. No puedo
responder a una observación aceptar sus disculpas. Exijo una
de Debussy. Según Claude, yo satisfacción. Queda usted retado
cuidaba poco la “forma” de mis a duelo. Elija armas…
obras.
- ¿Y qué me dice de Verda- No me atrevo siquiera a ima-
deros Preludios Flacos para un ginar que esté hablando en serio,
Perro? pero por si acaso procuro esca-
- En relación con esa obra, bullirme:
en su momento escribí: “Se su-
plica a los que no entiendan que - … ¿Podría ser una partida
observen con el más respetuoso de ajedrez?
silencio y que muestren una - Veo que es usted un valiente
completa actitud de sumisión, -dice, entre grandes carcajadas-.
de total inferioridad. Ése es su Está bien, será como usted quie-
verdadero papel”. re. Mañana al amanecer. Como
- ¿Qué quiere decir con eso? parte ofendida, llevaré las piezas
- La misma frase se puede blancas.
aplicar a quienes no entienden - …Quise decir que la ma-
el título. yor parte de su creación es para
- Touché... piano.
- ¿Touché…? Es usted gene- - ¿Y bien…? -pregunta, ajus-
roso consigo mismo. tándose los quevedos a la nariz
- Hay un detalle que siempre con su dedo índice.
me ha llamado la atención. - Resulta paradójico, ya que
- Usted dirá… en cierta ocasión usted dijo: “El
- La mayor parte de su pro- piano, como el dinero, no resulta
ducción es para piano… agradable más que a quien lo
- ¿¡Producción!? ¿Pero qué toca”.
dice usted, insensato? ¿Acaso - ¿Ha oído usted hablar de
cree que yo fabricaba tornillos? Baudelaire?
¿O longanizas? ¡Pro-duc-ción! - Un poco…

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40

- Pues bien, grábese en la ca- - ¿Y qué quiere usted? ¿Que


bezota esta verdad que nos rega- pusiera más violines? Las má-
ló: “Entre la nutrida enumeración quinas de escribir, al menos, no
de los derechos del hombre que desafinan.
la sabiduría del siglo XIX repite - Ya. ¿Y el revólver?
tan a menudo, y con tanta com- - Bueno, no intervenía dema-
placencia, se han olvidado dos de siado, pero supuso una aportación
bastante importancia: el derecho tímbrica bastante juiciosa, lo cual
a contradecirse y el derecho a resulta extraño en mí. Había que
marcharse”. saber dispararlo en el momento
- ¿A marcharse? justo, no podía dejar eso en ma-
- A suicidarse. Se trata de un nos de cualquiera: después de
eufemismo. No parece usted muy descartar a un percusionista, un
espabilado que digamos, hay que contrabajista, un general retirado,
dárselo todo masticado. ¿De ver- un gendarme en activo y una bai-
dad toca el piano en un burdel? larina, se lo confié al tramoyista,
Cada vez lo dudo más… parece un muchacho de Lyon que era
usted más bien un profesor, yo bizco… lo hizo bastante bien.
incluso diría que de Armonía. Picasso se agarró un berrinche
- Me gustaría hablar de su monumental: pretendía disparar-
ballet Parade. He leído que el lo él mismo; naturalmente, me
estreno fue un escándalo. opuse... Este Pablo … Si con un
- Sí -ríe, complacido-, se pincel en la mano fue capaz de
armó una buena… allí estábamos hacer el Guernica, imagíneselo
todos: Diaghilev, Picasso, Coc- con una pistola ... Ni hablar.
teau, Massine… cada uno puso - Pero el Guernica lo pintó
su granito… incluso Apollinaire, Picasso muchos años después…
que se inventó para el programa - Después, antes, arriba, abajo,
de mano ese amable término, aquí, allí… -dice, en tono burlón,
“surrealismo”, que luego dio y agrega:- Todo es relativo, mi
tanto juego. joven amigo. Y el tiempo, desde
- Dicen los libros que hubo luego, no existe.
hasta puñetazos en el patio de - ¿No?
butacas. - Por supuesto que no. Se trata
- Le aseguro que los hubo… tan sólo de un invento humano,
- Tal vez, parte del público no con esta consecuencia principal:
comprendió que usted introduje- se comprende peor la Realidad.
ra en la orquesta una máquina de
escribir, una rueda de lotería, un Un tanto inquieto por los
revólver… derroteros que va tomando la

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41

conversación, pruebo a encau- - En cualquier caso, no podía


zarla de nuevo hacia Parade. consentir que la cosa quedara así,
Recuerdo el incidente entre Jean por eso le envié esa tarjeta postal
Poueigh y Satie. Sin pronunciar -y aquí no puede Satie evitar
nombres (no vaya a ser que me reírse de su propia travesura- que
caiga otro duelo), procuro que me decía: “Señor, usted es sólo un
hable de ello. culo. Pero un culo sin música”.
- Y, por ello, fue usted conde-
- Siguiendo con Parade: la nado a ocho días de cárcel…
crítica no se portó demasiado - … Que no cumplí - dice,
bien… con una hermosa sonrisa triun-
- ¿Se refiere usted al tarado de fadora.
Poueigh? No, no se portó bien. - Stravinsky, en cambio, apre-
Una ingratitud por su parte, por- ciaba mucho Parade.
que Parade sí se portó bien con él: - ¡Sesenta mil satanases se le
de no ser por mi ballet, hoy nadie lleven! ¿Con qué derecho com-
recordaría su nombre. para usted al gran Igor con ese
- ¿Hasta qué punto le molestó chupacharcos?
la crítica? - Cierto... Todas las compara-
- Si quiere saber la verdad, no ciones son odiosas.
me molestó en absoluto. Recuer- - Todas no, pero la suya po-
de que no ofende quien quiere, dríamos presentarla a un concur-
sino quien puede. Poueigh era so, con razonables expectativas
un sujeto inofensivo, incluso de éxito…
grotescamente divertido: cuan-
do se ponía nervioso, enseguida Satie bebe la absenta a tragos
empezaba a temblar, su rostro cortos y espaciados, y fuma sin
adquiría el aspecto de un sapo, parar.
y le salía una voz muy cómica,
como de vicetiple insatisfecha… - ¿Siempre fuma usted tan-
usted ya me entiende. to?
- ¿Es cierto todo eso? -pre- - ¿Le preocupa mi salud?
gunto, con más sorpresa que Pierde usted el tiempo, joven, le
incredulidad. recuerdo que ya estoy muerto.
- ¡No! Pero ¿qué quiere usted? Sepa, además, que mi médico
¿Que le monte un altar? ¿Que le siempre me aconsejaba: “Fume,
cante nanas cuando se desvele? amigo mío; si no, otro fumará en
¿Que le regale bombones por su su lugar“.
cumpleaños? - Ya que está usted…
- Ya...

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- …Muerto. Dígalo tranquila- ha estado utilizando. Antes de


mente, pollo. desaparecer por completo alcan-
- Ya que está usted muerto, za a susurrar, con una enigmática
¿de verdad existen Cielo e In- sonrisa:
fierno?
- No, pero existen Bach y Ka- - Tendremos otra cita antes de
rajan… viene a ser lo mismo. lo que usted piensa, será puntual-
- ¿Podríamos hablar acerca de mente avisado.
Suzanne Valadon?
Vuelvo la cabeza hacia las
Sujeta con ambas manos su otras mesas, buscando testigos
corazón, como para aliviar un do- del acontecimiento, limosneando
lor superlativo, en su rostro surge adhesiones a mi estupor… pero
la expresión de un niño huérfano, nadie parece haber reparado en
y musita con esfuerzo: su desaparición, tal vez nadie
reparó tampoco en su presencia.
- Ah…! Suzanne… mon El maître se aproxima a mí como
amour... Hay cuestiones que si nada hubiera ocurrido, con su
un caballero jamás debe hacer libreta preparada.
públicas ... Ahora, mi joven
amigo, debo irme -y comienza a Con mi torpe francés, pido
desvanecerse. côtteletes d’agneau en sagnant
- Pero, espere un momento, y una botella de Château Lafite-
yo todavía necesito hacerle más Rothschild, un día es un día.
preguntas… ¿y nuestra partida de
ajedrez? ¿y…? Presiento que voy a tener
una tarde movidita en mis pro-
No hay manera: mantiene fundidades, hasta que tome el
silencio mientras se desvanece tren nocturno de regreso, y aun
gradualmente, lo mismo sucede después...
con su vaso y con el cenicero que

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La memoria musical: algunos


apuntes sobre la memorización en
la interpretación pianística (I)

Ángeles Gallardo Lorenzo

Las palabras de Alfredo Ca- que nos ocupa de la memoria


sella “Una composición no re- sensomotora y auditiva.
tenida mentalmente no está del
todo asimilada”  nos sirven para La memoria, en sentido ge-
introducirnos en el tema eje de neral, tamiza la percepción y
las siguientes líneas: la memoria la integración cognitiva de los
musical, reconocida por la gran estímulos externos, es decir, da
mayoría de profesionales de cual- contexto al mundo que nos rodea,
quiera de las áreas de la música permite expresarnos a través del
como relevante en el proceso lenguaje o tener sentido de nues-
de materialización de una idea tra propia identidad, entre otras
intelectual musical en material funcionalidades. No podemos,
acústico. Efectivamente, la ca- por tanto, hablar de la existencia
pacidad de hacer y comprender de una única memoria, sino de
música a través de la ejecución una serie de sistemas complejos
instrumental es un proceso de interconectados que, aún com-
gran complejidad física y psí- portándose de manera diferente,
quica que exige el desarrollo cumplen la misma función:
y la integración de diferentes almacenar información para una
destrezas técnicas y el uso de futura utilización.
ciertos recursos, como es el caso

1 CASELLA, ALFREDO: Il Pianoforte. Ricordi & C., Milán, 1937. Trad. esp.: El Piano. Traducción
de Carlos Floriani. Ricordi Americana, Buenos Aires, 1957.
2 “Interpretación” y “ejecución” han sido utilizados a lo largo del artículo como sinónimos,
aunque, en ciertos contextos, el término “interpretación” conlleva connotaciones más expresivas
y “ejecución” se asocia cuando se habla de mera destreza técnica: ...Entre el ejecutante, pura y
simplemente tomado como tal, y el intérprete propiamente dicho, existe una diferencia de naturaleza
que es de un orden ético más que estético... no se puede exigir al ejecutante más que la traducción
material del intérprete tenemos el derecho de exigir, además de la perfección de esta traducción
material, una complacencia amorosa...” en STRAWINSKY, I. : Poética Musical, Taurus, Madrid,
1977, p 123/124.

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Los estudios acerca de la encontramos que el área poste-


memoria se los debemos prin- rior del cerebro está dedicada a
cipalmente a psicólogos y lin- la codificación físico-sensorial,
güistas, que junto a las actuales a quien se le atribuye el alojar
aportaciones de la Neurociencia -junto a las habilidades del depor-
en el estudio de los mecanismo te y las artes de escenario como
y funcionamiento del cerebro, la danza- las destrezas que nos
han formulado teorías que nos permiten tocar un instrumento
han permitido conocer los me- musical (motoras, viso-espacia-
canismos de funcionamiento de les, de coordinación bimanual,
la memoria, que imponen para etc.); por otro lado, en el lóbulo
su verificación una gran canti- frontal encontraríamos gran
dad de condicionamientos que parte de nuestras habilidades de
conllevan, a su vez, a formularse anticipación (intuitivas), abstrac-
nuevos interrogantes para los ción e inferencia y, por último,
que, como ocurre con todo inte- la corteza auditiva, que cuenta
rrogante teórico relacionado con con conexiones al lóbulo frontal
el conocimiento, la búsqueda de mismo -sección determinante en
respuestas objetivas no resulta la percepción e inteligencia mu-
tarea fácil. sical- donde se cree que radican
funciones integradoras de las
La razón de tal dificultad, demás áreas del cerebro.
radica en el hecho de que todos
aquellos aspectos relacionados En otras palabras, nos encon-
con la inteligencia, como es el tramos que las áreas frontal y
caso de la memoria, incluyen posterior del cerebro -dos partes
habilidades o destrezas que no fundamentales de la inteligencia
pueden ser medidas por instru- y donde se albergan muchas de
mentos convencionales. Así, si las habilidades que requiere la
dividimos el cerebro en las áreas comprensión e interpretación
generales que determinan las fun- de la música- no ejercen acceso
ciones asociadas a la inteligencia directo al lenguaje. Por ende,
-funciones que presentan un resulta más sencillo evaluar con
carácter dinámico e integral- nos un enfoque científico el efecto

3 PARNCUTT, R. & MCPHERSON, G. The Science and Psychology of Music Performance:


Creative Strategies for Teaching and Learning. New York: Oxford University Press, 2002
4 AWAD , DR. EMIL, “Arte Con Ciencia, Ciencia Con Arte” en Web Universidad Veracruzana
–México-, consultado en http://www.uv.mx/acl/Paginas/Arte-1.htm. (Consultado en Julio de
2007).

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45

de una composición en el cere- Ambos marcos de reflexión,


bro -su efecto psicológico en la uno fundado en los preceptos
mente- y el contexto histórico de la ciencia y otro en la intui-
de una composición, compositor ción, resultan reveladores para
o instrumento musical, que los una coherente aproximación al
aspectos de los cuales parte casi verdadero papel que cumple la
toda investigación vinculada al memoria musical, confirmando
hecho musical, como la compo- su protagonismo dentro de la
sición propiamente dicha, o, en asimilación del repertorio mu-
este caso, aquellos aspectos re- sical, así como su interacción y
lacionados con la interpretación sus posibles implicaciones con
musical. otros aspectos en la práctica
instrumental. Todo lo expresado,
Es por ello que nos movemos nos acercaría a la comprensión
en un terreno hasta cierto punto de los procesos de memorización
hipotético, en el que resulta difí- y su función dentro del proceso
cil formular respuestas del todo de enseñanza-aprendizaje, lo
verdaderas, a pesar de contar con que nos facilitaría poder definir
innumerables investigaciones criterios metodológicos acordes
realizadas que tratan de escla- a la naturaleza de la enseñanza
recer la valoración y el papel en cuestión para su posterior
de cada uno de los factores que aplicación al terreno de la inter-
entran en juego en el proceso pretación instrumental.
de estudio y en los resultados
finales en la interpretación de una Ahora bien, hemos hablado
partitura musical. Tales estudios indistintamente de memoria y del
vienen a confirmar determinados acto de la memorización, ambos
aspectos que, en la práctica, son términos han sido utilizados
fáciles de observar y, a su vez, como sinónimos, pero precisan
vienen revelados por la propia una diferenciación que podemos
experiencia de los grandes pro- deducir de su propia definición.
fesionales de la interpretación, Por ejemplo, al observar el proce-
aplicados, genéricamente, en so de estudio de una pieza musi-
las distintas metodologías de cal, es fácil encontrar quienes, sin
estudio y en las prácticas instru- saber exactamente cómo, son ca-
mentales. paces de ejecutarla de memoria.

5 HIGHBEN, Z.; PALMER, C.: “Effects of auditory and motor mental practice in memorized
piano performance”, Bulletin of the Council for Research in Music Education, Nº 158, 2004 ,
pags 58-67

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46

Sin embargo, diferentes estudios profesional incluirá -o mejor


al respecto vienen a demostrar dicho, debe de incluir- toda esas
que la memoria, como acto, es variedades de experiencias.
decir, la memorización, se revela
como un proceso activo y espe- De todo ello se deduce que
cífico, no un mero recordar, y la memoria musical no es un
que por lo tanto, precisa de: una concepto absoluto, y que tam-
intencionalidad, un análisis, una poco podemos simplificarlo con
síntesis y una consolidación a las expresiones habitualmente
largo plazo. utilizadas, tales como “tocar sin
partitura” o “ tocar de oído”. El
No obstante, la memorización concepto es mucho más amplio
es aún más compleja, requiriendo y complejo, la memorización
de la integración de ciertas repre- presenta diferentes campos de
sentaciones internas (simbólicas, actuación, indistintamente de su
auditivas, visuales y kynestési- incidencia en el canto, en la com-
cas) y, si tenemos en cuenta que posición o en la interpretación
la acción de retener se produce instrumental. Igualmente, en su
tras una previa experiencia que elaboración intervienen diferen-
puede ser perceptual (auditiva o tes elementos, cuya integración
visual, bien de la grafía musical o constituye lo que se conoce como
del teclado), cognitiva (compren- la memoria total, entendiéndose
sión tonal o rítmica, memoria ésta como la suma de una serie de
gramatical de las convenciones memorias intermedias: memoria
de los símbolos musicales, etc.), acústica, gráfica, motriz, topo-
emocional o Kinestésica (con o gráfica y reflexiva. Todos estos
sin automatismo), y, teniendo términos -que nos sirven para
en cuenta que las funciones distinguir y describir cada una
musicales tienen su origen en las de las llamadas memorias parcia-
destrezas motoras-perceptuales, les- son en realidad el resultado
y la música, como lenguaje, de la observación y estudio de
emplea un sistema de símbolos las diferentes formas, técnicas o
y expresa estados subjetivos, métodos por las que se llega a la
podemos llegar afirmar que la memorización de la música.
memoria musical de un intérprete

6 (AA.VV): “Psychology of Music, III, Memory” en Grove´s Dictionary of Music and Musicians,
editado por Stanley Sadie, Macmillan Publishers Limited (1ª ed. Londres, 1980), 1995, vol. XV,
pags 410- 427.
7 LAVIGNAC, ALBERT: La educación musical. Buenos Aires, 1950.

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47

Desde esa observación, la concursos o exámenes) en un


memorización musical puede ser imperativo, no en una opción,
abordada bajo dos perspectivas. antecediendo a la valoración de
Por un lado, resultan obvias las los demás aspectos que entran en
ventajas que proporciona el he- juego en la actuación artística.
cho de la fijación de la música
en la mente, ya que favorece la ¡Qué puerilidad y qué
comprensión y exégesis del sig- vanidad, fuente de trabajo
nificado del hecho musical en sí, inútil, es esta especie de
así como su vinculación con la concurso y de proeza de la
propia esencia del verdadero mú- memoria, cuando de lo que
sico. Por otro lado, la memoriza- se trata es de hacer buena
ción es utilizada, principalmente, música que llegue al audi-
como recurso, es decir, para dar torio!
respuesta a la práctica funcional
de prescindir del papel pautado Un breve recorrido por la
en la interpretación pública, o, historia de la interpretación
desde un plano de concreción nos permite observar los acon-
más básico, la simple superación tecimientos que propiciaron el
de inconvenientes como la dis- surgimiento del gran mito del
tracción de seguir la partitura o “tocar sin papel”, aunque de
el nada desdeñable obstáculo del mayor interés, dejando a un lado
paso de página, cuando el interés la polémica, es poder constatar
debiera de estar centrado en la a través de la propia evolución
propia interpretación. de la interpretación, la intrínseca
relación de la memoria musical
Llegando a este punto, y re- en su más amplia definición con
flejando el debate abierto, es la la interpretación.
conveniencia o no del uso de la
memoria en la interpretación pú- Efectivamente, a lo largo de la
blica, lo que suscita mayor con- historia de la ejecución musical,
troversia, especialmente cuando instrumental o vocal, la memoria
se hace referencia a la interpreta- musical y el hecho musical han
ción solista. La tradición ha con- convivido como dos formas de
vertido la ejecución de memoria una misma realidad, pudiendo
en los actos públicos (conciertos,

8 Palabras recogidas en una entrevista realizada al mítico y reconocido pianista S. Richter por el
diario El País (05/01/1995)

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48

encontrar el principio psicoló- el uso de la memoria discurría


gico y metodológico de otros paralelo al de la improvisación,
aspectos vinculados al propio entendida de dos formas, la im-
acto de la memorización, como provisación propiamente dicha,
es el caso de la improvisación o en cuanto variación que nacía de
la creatividad. Así, remontándo- la creación de los compositores
nos al período anterior al siglo que utilizaban como material
X, vemos como la tradición básico las melodías ya existen-
oral utilizará la memoria para el tes, y la variación que surgía de
aprendizaje, retención y posterior la necesidad de compensar los
reproducción de las melodías a fallos en la recuperación de la
interpretar. A partir de esta fecha, memoria, dándose así la conse-
se da el primer paso para facilitar cuente transformación.
la interpretación y la transmisión
de la música, apareciendo, en Sin adentrarnos en lo que
terreno de la música litúrgica, constituirá el largo y costoso pro-
las primeras huellas de notación ceso de evolución del sistema de
musical. Aún así, la memoria escritura, que se extendió hasta
seguirá formando parte de la bien entrado el XVIII, podemos
ejecución, puesto que el uso de observar cómo la mayor parte
los neumas, los primeros signos de la música instrumental seguía
gráficos-musicales desarrollados siendo improvisada, y ésto a pe-
en la música occidental que tu- sar de la precisión alcanzada en
vieron como referente los acentos cuanto a simbología musical y a
gramaticales, eran signos que la creciente recurrencia de la es-
no daban más información que critura para la composición. Así,
el número de notas utilizadas, a la práctica del bajo continuo,
sin predeterminar exactamente hay que sumarle la práctica de la
la altura de los sonidos o su ornamentación, y el hecho de que
duración, por lo que únicamente el pianista era, al mismo tiempo,
servían como ayuda memorísti- compositor e intérprete. Dado
ca para aquel que ya conocía la que éste debía compaginar am-
melodía10. En el citado contexto, bas actividades, a menudo leía a
requiere un apartado especial que primera vista, componía de forma

9 La identificación de la música litúrgica con la música occidental del primer milenio, se debe a
que, sólo de la música desarrollada en el seno de la Iglesia se han conservado fuentes fiables para su
documentación. Ver: HOPPIN R. H.: La música medieval (trad. Pilar Ramos López), 1ª d, W.W.
Norton & Company, 1978, Ed. Akal, 1991.
10 PLIEGO DE ANDRÉS, V.: “Oír y ver: la sinestesia como soporte para la comprensión musical
a través de la escritura” en Música y Educación, nº 26, Junio Madrid 1996, pags 26 -60.

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49

económica -en cuanto a tiempo se de temas o de escritura instru-


refiere- y, como resultado, solía mental específicas), que, a su vez,
realizar una escritura que, al ser son consideradas como nexos de
abreviada y esquemática, debía unión del verdadero acto creativo
de ser completada en el mismo del ejecutante. Sin embargo, en
momento de la interpretación, la práctica de la improvisación
por lo que se puede afirmar que del XIX, estas fórmulas se con-
la improvisación, entendida virtieron en gran parte la esencia
como memorización de ciertos de la improvisación, dando lugar
patrones rítmicos, melódicos y a lo que vulgarmente llamamos
armónicos, siguió siendo parte improvisación preparada11, con
intrínseca de ambas actividades. un evidente menor valor desde
el punto de vista artístico, y que,
En el siglo XIX, con la ex- en cierta manera, se asemejaba
pansión del concierto público a lo que en manos de los pianis-
de pago, nace la figura del vir- tas-virtuosos más relevantes de
tuoso-concertista, capaz de sor- esta época, como Clara Wieck,
prender y agradar a un público Franz Liszt, Hans von Bülow,
que esperaba precisamente eso, etc.12, comenzaron a poner de
ser sorprendido. En este marco, moda: la ejecución de memoria
la improvisación se convirtió en del repertorio pianístico.
una particular prueba de habi-
lidad con la que impresionar al Esta moda llegó a convertirse
público, aunque para ello tuvo en parte imprescindible del pro-
que sacrificar la espontaneidad tocolo habitual del concertista-
que caracteriza a la verdadera solista en su actuación pública.
improvisación, ya que, por su Tal innovación13 es atribuida a
propia naturaleza, no siempre Clara Wieck (Schumann), quien
aseguraba éxito. Recordemos que en 1837 ofrece en Berlín un con-
una improvisación, considerada cierto donde ejecutó, por primera
como auténtica, está basada en vez, el repertorio sin partitura,
fórmulas técnicas predetermi- cuya práctica sufrió las críticas
nadas (esquemas armónicos, de los coetáneos por el engaño
rítmicos, fórmulas de variación al que podía llevar el tocar de

11 RATTALINO, P.: Historia del piano. Labor, Barcelona, 1988, p 119.


12 SCHONBERG, H.C.: Los grandes pianistas, Ed. Javier Vergara, Buenos Aires 1990.
13 HILDEBRANDT, D.: Pianoforte, la novela del piano. Muchnik Editores, Barcelona, 1986,
pags 159-169.
14 CHIANTORE, L.:”Historia de la técnica pianística”, Alianza Música, Madrid, 2001

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50

memoria, dada su similitud con el simple grado de apreciación


la improvisación, o al hacer positiva de su origen, o en otras
pensar que la obra ejecutada era palabras, la búsqueda del efecto
de propia autoría. No obstante, escénico -que ha traído consigo
superada la novedad y junto el fenómeno del concertismo- no
con la creciente especialización sólo requiere el prescindir de la
del pianista como intérprete partitura sino que su uso es inter-
del repertorio de otros, supuso pretado como una limitación de
un punto determinante para el las capacidades mostradas por
abandonado progresivo de la el solista.
práctica de la improvisación que,
durante el siglo anterior, había Dejando a un lado las consi-
constituido una exigencia para deraciones estéticas que rodean
cualquier músico que se precia- al acto creativo de la interpre-
se, e hizo que apareciese en su tación, e independientemente
lugar el llamado espejismo de la de la capacidad o talento natural
recreación14. para la fijación de la partitura, un
acercamiento más teórico al tema
Este concepto se desarrolla de la memoria debería iniciarse
en torno a tres parámetros: la con la definición de algunos de
idea de que la interpretación los principales componentes que
solista debe parecer espontánea, hemos descrito como fundamen-
que los límites entre la partitura tales en su mecanismo, como es
del compositor y su realización el caso de la audición. Nos refe-
sonora en manos del intérprete rimos a la llamada memoria acús-
se confunden, se complementan tica o auditiva15, aquella que nos
y se unifican, y, finalmente, en permite recordar alguna o todas
que la ejecución de memoria -que las características acústicas del
todavía no se considera como una sonido: altura, timbre, duración
exigencia artística- se empieza a o, incluso, un ritmo (memoria
reconocer como una habilidad, rítmica), aunque también pode-
que, a su vez, evoluciona hasta mos hablar de memoria auditiva
llegar a nuestros días, tal y como en relación a la capacidad de
apuntábamos en párrafos ante- recordar una melodía, en tanto
riores, hacia una consideración ésta se conforma de una serie de
bien distinta, transgrediendo intervalos de tonos o alturas que

15 SANDOR, G.: On Piano Playing. Motion, Sound and Expression. Schirmer Books, Nueva York
/ Collier Macmillian Publishers, Londres, 1981.
16 FINNEY, S.A. & PALMER, C.: Auditory feedback and memory for music performance: Sound
evidence for an encoding effect. In press, Memory & Cognition, 2003, 31, pags 51-64.

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51

dibujan lo que se conoce como han venido a demostrar que la


contorno melódico. ausencia de sonido en el estudio
de una pieza inédita no impedía
Sin embargo, por paradójico su asimilación, siempre y cuan-
que pueda parecer, la memoria do se disponga de la escritura o
auditiva es la menos relevante notación, lo que vendría a con-
para un músico profesional, si firmar que, junto a la audición,
realmente hablamos de memo- existe otro elemento de similar
ria auditiva pura. Este tipo de importancia: la visualización. Y
memoria consiste en un recuerdo aunque se constató que la utili-
sonoro despojado de cualquier zación de dicho elemento como
reflexión musical, siendo la res- recurso exclusivo perjudicaba a
ponsable de que - aún careciendo los resultados finales en la inter-
de formación musical- se pueda pretación de memoria -hasta que
recordar tal o cual canción. Pero ese momento de la interpretación
en el caso de aquellas personas llega-, el contacto con el signo
que presentan formación mu- o imagen gráfica con el que se
sical, la inevitable traducción expresan los sonidos y su con-
al propio lenguaje musical no secuente traducción -fruto del
permite que se dé en ellas este estudio, reflexión y análisis de
tipo de memoria en estado puro. una sintaxis melódica, armónica,
Es por ello que en el caso de los rítmica y contrapuntística- gene-
instrumentistas, y de los pianistas rará en la mente del músico una
en particular, la memoria auditiva imagen visual. Ésta, que aunque
haría referencia al procedimiento puede llegar a provenir de la
por el que, a través de la lectura auditiva, se basa principalmente
teórica de la obra y sin necesidad en los grafismos de la partitura, lo
de utilizar el instrumento, nos que nos permite retenerla con una
pone en contacto con el signi- mayor fiabilidad, en tanto que la
ficado musical. En definitiva, imagen es más perdurable que lo
consistiría en escuchar y grabar efímero del sonido.
mentalmente el reflejo musical
de la escritura. Una de las consecuencias
que han traído consigo estas
Tal premisa encuentra su argumentaciones, nos conduce a
evolución ulterior en los estu- la descripción de la denominada
dios de Finney y Palmer16, que práctica mental, definida por

17 COFFMAN, D. D.: Effects of mental practice, physical practice, and knowledge of results in
piano performance. Journal of Research in Music Education, 38, 1990, pgs 187-196.

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52

Coffman como el ensayo ima- momento de poner en práctica, al


ginario de una habilidad sin la menos para los pianistas, lo que
acción muscular o el sonido17. comúnmente se conoce como la
Se trataría, pues, de aunar el memoria de dedos. Resultado,
conocido como oído interno - por un lado, de la memoria motriz
considerado como uno de los ele- o táctil, con la que se hace refe-
mentos que determinan la calidad rencia al desarrollo de una serie
y cualificación de un músico- y el de reflejos técnicos-mecánicos
elemento psicológico, producto imprescindibles para la ejecución
de la capacidad imaginativa. instrumental, y que sería fruto
Desde un punto de vista más fun- de las constantes repeticiones
cional, la memoria que se genera parciales o totales que tienen
mediante este procedimiento es lugar en todo proceso de estudio
la que debiera, según algunos conducente a la ejecución de la
pedagogos, entrar en juego en la pieza musical, y, por otro, de la
primera fase de la metodología llamada memoria topográfica,
del estudio de una obra18, fase factor que la complementa, que
que encuentra su fundamento en surge por el continuo contacto
el análisis y reflexión de todos de los dedos y de la vista en re-
aquellos elementos presentes en lación, como su nombre indica,
la partitura sin la necesidad del a la topografía del instrumento,
acercamiento físico al teclado. es decir, sus distancias o sus
extensiones. Ambas memorias
Sin embargo, no nos resulta encuentran su origen en lo que la
del todo extraña la experiencia sabiduría popular conoce como el
de necesitar recurrir a la ejecu- saber para olvidar, es decir, el
ción de una pieza cuando somos automatismo. La propia historia
preguntados por una digitación de la interpretación, que resumía-
o articulación en particular, o mos en párrafos anteriores, nos
que el grado de complejidad o muestra cómo la memorización
velocidad de algunos pasajes ha sido el resultado de un necesa-
supera toda capacidad de reten- rio automatismo, que lejos de ser
tiva visual o de reflexión19. Es el entendido en un sentido negativo,

18 COSO, J. A.: Tocar un instrumento. Metodología del estudio. Psicología y experiencia auditiva
en el aprendizaje instrumental. Ed. Mudana, 1988.
19 HOFMANN, J.: Piano Playing with Piano Questions Answered by Josef Hofmann. Th.Pressler,
Filadelfia, 1920. Facsímil: Dover, Nueva York, 1976, pgs 112-117.

Musicalia
53

se revela como un instinto, no dichos movimientos kinestési-


sólo muscular sino psicológico, cos, incluyendo experiencias de
es decir, la capacidad de reprodu- asimilación de piezas basadas
cir de forma inconsciente un vo- en ejercicios realizados con el
cabulario compuesto por ciertos uso del teclado pero eliminando
patrones melódicos, armónicos y el factor de la audición. Los re-
rítmicos que se pretenden reela- sultados revelaron cómo ello no
borar o repetir. En definitiva, una afectó a la exactitud en la ejecu-
acción fruto de un intérprete que ción, mientras que se visualizaba
pasa horas trabajando siguiendo la notación musical, sin embargo
el método didáctico que, desde los resultados no fueron tan ópti-
el XIX, ha constituido la base mos en la ejecución de memoria.
metodológica de la enseñanza del También vinieron a demostrar
piano. Ello queda ejemplificado cómo los novatos dependían más
en la obra didáctica de Muzio de los recursos motores (posición
Clementi, Cramer, Kalkbrenner de manos y uso de la digitación)
o C. Czerny20, entre otros, quie- que un pianista experto. Así mis-
nes fundamentan sus estudios o mo, se puso de manifiesto que
ejercicios técnicos -eje de todo el grado de error disminuía en
el edificio pedagógico- en el función de la capacidad auditiva
principio de repetición de una del ejecutante.
figura o fórmula de escritura de
apenas dos o tres o compases, la En recapitulación: éstas y
que se repite decenas de veces, otras experiencias , a pesar de no
conllevando, inevitablemente, su ser definitivas, nos acercan a la
asimilación mimética. comprensión de la especial im-
portancia de la mecanización de
Volviendo a los datos apor- los hábitos motores, que asegura
tados por las investigaciones que la interpretación -y por ex-
realizadas en este campo, nos tensión la memoria22- se muestre
encontramos con estudios (Fin- en las mejores condiciones, pero
ney y Palmer, 2003; Palmer también nos han hecho entender
Meyer, 2000; Ross, 1985)21 que que el funcionamiento de la me-
han evaluado la importancia de moria en los procesos musicales

20 RATTALINO, P.: Historia del piano. Labor, Barcelona, 1988, p 117


21 CHAFFIN, ROGER ; IMREH, GABRIELA; CRAWFORD, MARY : Practicing Perfection:
Memory and Piano Performance (Hardcover), Lawrence Erlbaum, 1 edition (May 1 2002)
22 MATTHAY T.: On Memorizing and playing from memory and on practice generally. Oxford
University Press, London.

Musicalia
54

es el resultado de la unión tanto La psicología, igualmente,


de tareas cognoscitivas (memoria encontrará respuestas que nos
auditiva y visual) como de accio- ayudarán a comprender cómo la
nes motoras. intencionalidad, la motivación y
la práctica deliberada se consti-
Por último, no podemos dejar tuyen como elementos decisivos
de mencionar todos aquellos en todo proceso de adquisición de
aspectos menos objetivos que una destreza23. La mencionada te-
rodean el arte en general, y el mática, junto a otros de igual im-
al ámbito musical en particular, portancia -como es la búsqueda
responsables, por ejemplo, de la de estrategias para potenciar cada
ansiedad o el miedo escénico que una de las etapas y los elementos
aparece en las actuaciones en pú- de los mecanismos que entran
blico, una de las causas que expli- en juego en la memoria-, serán
can los fallos en el proceso final abordadas, con posterioridad,
de recuperación de la memoria. en la segunda parte del presente
Entramos, así, en lo que sería trabajo, Apuntes sobre la memo-
dominio de la psicología experi- rización musical (II).
mental, encargada de aclarar todo
lo relacionado con los aspectos
afectivos que interactúan con los
cognitivos dentro del proceso de
retención de la música.

23 CHASE W. G. Y ERICSSON K. A.: Skilled memory. Cognitive skill sand their acquisition.
JR Anderson. Erlbaum, Hillsdale, NJ , 1981

Musicalia
55

La Pasión según San Juan,


de Johann Sebastian Bach
Julián Millán

Introducción Fue Benavente quien observó,


pertinentemente, que “reproducir
Cuando se habla de experien- una obra de arte requiere a veces
cia estética, por lo que la disci- tanto o más ingenio que produ-
plina acostumbra a explicar, se cirla”, y no le faltó razón. La
entiende una postura ubicada en música brinda la posibilidad de
la observación y la experiencia. escoger a la carta un intérprete
La estética, como rama natural de que optimice la relación que debe
la filosofía, pone todo su esfuerzo establecerse entre oyente y crea-
en el estudio o la observación de dor. El intérprete, en música, ha
los fenómenos que, en mayor o de comprender qué dice el crea-
menor medida y desde orígenes dor, aprehender su significación
que se remontan- como poco- al –que variará en número tanto
mundo clásico, tienen una rela- como a intérpretes se someta- y
ción directa con la belleza. mostrarla sinceramente al públi-
co que escucha.
El peso de la tradición no
disuade, empero, el goce desde Ahora bien, la distancia que
un prisma inusual: la perspecti- tercia entre creador y espectador
va del creador, del intérprete o no es una fácil salvedad. Es pre-
el recreador; el punto de vista cisamente ése el ámbito donde
de quien conoce la obra tanto ha de moverse el intérprete con
endógena como exógenamente versatilidad y sutileza, a fin de
se ofrece irresistible, como posi- procurar una re-creación de lo
ble revelador de sensaciones no que el autor quiso decir pero se
sospechadas y en cierto modo in- supo falto de ubicuidad; después
comunicables desde expresiones de lo cual, no queda sino el acos-
como la pintura, la arquitectura o tumbrado papel del espectador
la escultura. para con la obra de arte. Por el

Musicalia
56

interés que desprende, procurare- y desaparece en contadas oca-


mos, pues, ofrendar la experien- siones.
cia estética de la Pasión según
san Juan, de J. S. Bach, desde la El texto canta a Dios y pide
posición del intérprete, dado que muestras de su gloria a través
es mi caso, aunque en su mayor de su pasión. Entre el magma
parte tratemos de situarnos en la sonoro que teje la textura de in-
inevitable faceta del resultado cesantes semicorcheas, sólo las
sonoro, donde el oyente es el palabras “¡Herr, Herr!” admiten
factor imprescindible. la pausa para que el recreo en la
pronunciación se propague sin
clemencia. Más tarde se recalca
Un resumen de la obra la palabra “Niedrigkeit” al hacer
descender la tesitura de todas las
Primera parte voces al registro grave, desde
donde la humillación de Dios
La obra se inicia con un coro es erradicada con su efectiva
en la tonalidad menor de sol. glorificación, que en la música
Junto con el habitual continuo se ilustra con un abrupto salto
propio de las formaciones ins- hacia el registro agudo.
trumentales del Barroco y que
aparece a lo largo de toda la obra, Seguidamente, el Evangelista
Bach otorga un papel protagonis- narra el diálogo entre Cristo y
ta a los instrumentos de viento todos aquellos a quienes Judas
(flautas y oboes) que, en una sutil -que había de traicionarle- había
brega de disonancias cercanas, conducido a aquel lugar. El coro
ensanchan el color doloroso que los encarna y contesta alternati-
la tonalidad ofrece. La cuerda vamente: es el momento en que
entrega su servicio a la creación Jesús se muestra ante ellos sin
de un continuo sonoro en valores temor y pide clemencia para sus
de semicorcheas que disminuye discípulos.
en intensidad muy pocas veces

1 “Señor, señor”.
2 Profundidad, humillación.
3 Es importante señalar que el coro es normalmente el encargado de encarnar en el oratorio a todos
aquellos grupos de gente que, salvo en casos excepcionales, son difíciles de representar.
4 Se trata de composiciones para ser cantadas en la Iglesia. Suelen ser sencillas, homorrítmicas y
con pequeñas y frecuentes cadencias que articulan su estructura en diferente frases.

Musicalia
57

El primer coral de la obra, del pontífice Caifás, que había


“O, grosse Lieb” , ensalza el recomendado devotamente a los
martirio de Cristo, su amor des- judíos la muerte de un hombre
mesurado y el carácter purgatorio en representación del pueblo,
de su desdicha. Se trata de uno de quizá como principio balsámico,
los muchos momentos en que la o quién sabe.
acción se estatiza y el composi-
tor incurre en un paréntesis que Pronto entra en escena una
dedica a los atributos de Dios. Es forma distinta de narración: los
un instrumento de identificación solistas que no encarnan perso-
o catarsis con el oyente, quizá el naje histórico alguno intervienen
más importante, puesto que se con su forma natural de expre-
trata de una forma de canto muy sión- el aria- para hablar de Cris-
practicada en las iglesias protes- to y corroborar su firme intención
tantes de Alemania, de donde de seguirlo y salvarse por medio
Bach era natural. de su tormento. Curiosamente,
son voces de mujer –contralto
En los números que siguen, y soprano, respectivamente- las
el Evangelista narra la escena que intervienen aquí para ma-
en que Simón Pedro, irritado nifestar sentimientos claros de
por la inminente detención de su amor por Cristo.
maestro, se acerca a uno de los
alguaciles del pontificado y le Los siguientes números desa-
corta una oreja; entonces Jesús rrollan los sucesos de la negación
le reprende y pronuncia: “Soll triple de Simón Pedro así como la
ich den Kelch nicht trinken, den escena de Jesús ante el pontífice,
mir mein Vater gegeben hat?”, a quien declara que su doctrina
lo cual no es sino una acepta- ha sido por él pronunciada en
ción templada del destino de su el templo, sin oscurantismo.
naturaleza. Todo acontece en estilo recita-
tivo, donde, por primera vez, el
El siguiente coral es una Evangelista se refiere de manera
nueva oración a Cristo, tras lo no encubierta al clima de aquél
que el narrador pasa a relatar en tiempo; por eso se ha querido
qué manera fue Jesús arrestado ver- de manera algo aventura-
y llevado ante Anás, suegro da- en el motivo de fusas que el

5 “Oh, amor grande”


6 “¿Acaso no he de beber el cáliz que mi padre me ha entregado?”

Musicalia
58

Evangelista emplea en el verbo -y donde, por cierto, reaparece la


sich wärmen, una transliteración corta célula de fusas relacionada
de lo natural sobre el texto sa- antes con el verbo “calentarse”-
grado, lo que constituye una ca- acompañado a su vez de un bajo
racterización melódica del texto cromático de lamento, ascenden-
poco corriente en la obra -aunque te y descendente. Son momentos
aparecerá alguna que otra vez no de clímax próximos al término
muy lejana- y altamente hipoté- de la primera parte del oratorio;
tica, puesto que es la armonía la a dichos instantes le sigue el aria
encargada de simbolizar la se- de tenor que, como corresponde,
mántica profunda del Evangelio. reflexiona acerca del lugar hacia
Después de la bofetada a Jesús en el que viajará el alma después
presencia del pontífice, el coral de comprobado que el siervo de
“Wer hat dich so geschlagen?” Cristo [Simón Pedro] ha renega-
señala a la humanidad como do de Él. El coral final no hace
única merecedora de los azotes sino recalcar la relevancia de la
de que Cristo es víctima. triple negación de Pedro en un
doble sentido: en lo canónico, se
Cuando Jesús pronuncia cumple la palabra de Dios; en lo
las palabras “was schlägest du musical, la negación de Simón
mich?”10, Bach está expresando, Pedro se sitúa como la piedra
a través del clima armónico, angular de los acontecimientos
cierta perplejidad de Cristo para ocurridos en el momento climá-
con el siervo que lo azota. Más tico de esta primera parte.
tarde, cuando Pedro comprende
que, tal y como Jesús le había Segunda parte
dicho, niega tres veces al hijo de
Dios y que eso significa que la Comienza la segunda parte
profecía se cumple, rápidamente de manera un tanto agitada. Je-
se arrepiente y “llora amarga- sús es llevado al pretorio donde
mente”; el Evangelista lo narra Pilatos se lava las manos ante el
miméticamente, con una melodía polémico dilema de juzgar a un
cromática que expresa amargura hombre en quien no ve culpa. El

7 “Calentarse”
8 El acorde de séptima disminuida, por ejemplo, va siempre asociado en Bach con las palabras
“Kreuz”, o “kreuzigen”, cruz y crucificar, respectivamente, o bien con algo relativo al dolor que,
por otro lado, la sonoridad del acorde transmite.
9 “¿Quién te ha golpeado así?”
10 “¿Por qué me pegas?”

Musicalia
59

coro canta las palabras del pue- directamente al alma invitándola


blo con una armonía cromática a descubrir que en el sufrimiento
que denota enfado, irritación y de Cristo está el mayor bien de
revuelta. Pilatos, en un gesto que la humanidad; todo ello a través
la cristiandad ha demonizado de hermosas metáforas y de un
hasta la saciedad, cumple come- acompañamiento musical senci-
didamente con su obligación y se llo y bello, con un ritmo incesante
desentiende de una refriega que que ambienta al mismo tiempo
no le compete; no ve en Cristo que relaja el precipitado discurrir
un malhechor, como el pueblo de la trama.
sugiere, sino que lo exculpa de
palabra pero se niega, cabalmen- Y comienza la vejación.
te, a contradecir a una turba en- El pueblo coloca la corona de
febrecida. Pilatos actúa de forma espinas a Jesús y lo ridiculiza y
mezquina y sensata a un tiempo, abofetea con saña y sarcasmo.
dado que además conversa con Los coros “Sei gegrüsset, lie-
Cristo e incluso ofrece al pueblo ber Jüdenkönig”13y “Kreuzige,
la posibilidad de soltarlo; pero kreuzige”14 simbolizan, por su
musicalmente Bach hace notar vitalidad, la crispación hacia
que la magnificencia de Cristo Cristo y el clima de agitación
ha de prevalecer: suena el coral que se vive ante el pretorio. El
“Ach, grösser König” 11, que, pueblo, empeñado en la cruci-
como el resto de ellos, cavila en fixión, hace titubear a Pilatos
torno a la omnipotencia y bondad -que casi lo había entregado ya
del Todopoderoso. para ser crucificado- y lo requie-
re una vez más. De su último
A continuación, cuando Cris- cruce de palabras, Pilatos sale
to es azotado y el Evangelista lo con la intención de liberarlo,
ilustra con un melisma cromático pero es demasiado tarde; suena
descendente sobre la palabra el coral “Durch dein Gefängnis,
“geisselte” 12 , el bajo solista Gottes Sohn”15 y el pueblo ma-
aparece por primera vez en un nifiesta su rechazo a Jesús con
“arioso” íntimo que interpela el coro “Wir haben keinen Kö-

11 “¡Oh, gran Rey!”


12 “Azotó”
13 “¡Salve, oh, Rey de los judíos!”
14 “¡Crucificadlo, crucificado!”
15 “A través de tu prendimiento, Hijo de Dios”

Musicalia
60

nig”16 que, como toda la escena, como un quejido pálido. Cristo


está magistralmente intercalado inclina la cabeza y muere. Des-
entre los recitativos. No queda pués de un sepulcral silencio,
más remedio: Jesús es llevado el bajo interpreta el aria “Mein
con su cruz hacia el Gólgota. teurer Heiland”19, acompañado
por continuo y coro: aquí la
En este momento, el bajo profundidad del texto no pasa
solista interpreta el aria “Eilt, inadvertida, notándose especial-
ihr angefocht’nen Seelen”17, una mente en el diálogo coro-solista;
ardorosa incitación a las almas a el aria es reflexiva, metafísica,
que se reúnan en el monte Gólgo- escatológica; la poderosa voz
ta, donde hallarán su salvación, del bajo emula a Cristo y el
pues es el lugar donde Cristo ha discreto acompañamiento del
de morir. Todo lo que viene des- continuo permite una perfecta
pués no son sino los pormenores comunicación entre solista y
de la lánguida agonía de Cristo coro, quienes, por otro lado,
en la cruz, las palabras a María discurren en compases distintos,
y a su amado discípulo, todo lo buscando el efecto casi acústico
cual es narrado por Bach del de la conversación. Al término,
mismo modo en que lo ha venido el Evangelista irrumpe con la
haciendo a lo largo de la obra. muerte de Cristo y describe con
Seguidamente, Jesús reclama torrente la destrucción del tem-
agua para su sed y, sabiéndolo plo, la apertura de los sepulcros
todo consumado, proclama: “Es y la resurrección de los santos
ist vollbracht”18. muertos.

Estamos ante el momento más Instantes después, el tenor


emotivo de la obra: Cristo acaba reza la pérdida que el mundo
de aceptar su fin en el mundo ha sufrido y la soprano canta al
terreno; la contralto entona el corazón rogándole que se anegue,
aria “Es ist vollbracht” acompa- puesto que Jesús, raison d’être de
ñada por una viola da gamba que la especie humana, ha muerto. El
describe el lamento resignado de evangelista narra cómo se lleva el
Cristo instantes antes de expirar, cuerpo de Jesús y en qué manera

16 “Nosotros no tenemos ningún rey”


17 “Apresuraos, vosotras, almas acongojadas”
18 “Todo se ha consumado”
19 “Mi amado Salvador”

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61

la Escritura se ha cumplido. La che, donde se escucharon por vez


Pasión concluye con un coro que primera obras como el Oratorio
canta al descanso eterno de los de Navidad o la misma Pasión
restos de Cristo, “Ruht wohl”20, y según san Juan. Por entonces, el
que vaticina la llegada del Reino Barroco en música daba sus últi-
de los cielos. Se cierra, finalmen- mos aletazos habiendo alcanzado
te, la obra con un emotivo coral ya un estilo recargado en el que
que confiesa alabanza eterna la acumulación de diversidad y
a Dios y da gracias al Hijo de la pugna de elementos conser-
Dios, Salvador de toda la huma- vadores y progresistas exigían
nidad, rogándole le escuche. No un cambio. La transición vino
en vano, Bach otorga el último dada por un salto cualitativo: una
acorde de su composición a la mirada panorámica al pasado fue
palabra “ewiglich”21; palabra ésta utilizada como vía de progreso,
tan significativa como empleada esto es, una o varias obras reuti-
(recuérdese el “Canto de la tie- lizaron elementos arcaicos con la
rra”, de Mahler), que cierra una voluntad de reivindicar y asentar
obra cumbre de la que aún nos el estilo, consiguiendo con ello el
queda mucho por decir. efecto contrario: se produjo un
cambio convulso, que marcó la
transición al Clasicismo. Hay un
Análisis ejemplo clarísimo que lo ilustra:
El arte de la fuga, del propio J.
La Pasión según san Juan fue S. Bach, si bien es prudente guar-
compuesta en el año 1723. Bach darse de proponer esta obra como
acababa de instalarse en Leipzig el punto de inflexión de un estilo
junto con su familia, recién a otro sin más matiz que la pura
llegados de Köthen. Su trabajo mención: no fue algo repentino
como Kantor estaba adscrito a la ni aislado; obedecía más bien a
Thomasschule, y no a la Thomas- un agotamiento del estilo.
kirche (las cuales, por otro lado,
estaban estrechísimamente liga- Como ya hemos advertido en
das). De todos modos, su brazo la introducción, en el caso de la
no se reducía siquiera a estas dos música, la experiencia estética
instituciones, sino que se amplia- puede darse en uno y otro lado y,
ba a las latitudes de la Nikolaikir- lejos de olvidar la perspectiva del

20 “Descansad en paz”
21 “Eternamente”

Musicalia
62

oyente, sería interesante incluir recomprensión que alumbra nue-


no ya la del creador, sino la muy vas vías. La experiencia estética
interesante y exclusiva postura se amplía, se recompone y se
del intérprete. completa. Por ello considero im-
portante exponer ambos modos
Cuando uno se sienta frente al de acercarse a la obra de arte que
pabellón sonoro de un conjunto son, al mismo tiempo, dos modos
orquestal de Bach, se enfrenta distintos de experiencia estética
a instrumentos de muy diverso personal.
timbre: violas da gamba, oboes
da caccia, oboes d’amore, etc.
Bach usa mucho el oboe en todas La Pasión desde la
sus formas, por ser un instrumen- perspectiva del oyente
to de timbre y color penetrantes
a la par que dulces. Los vientos, Conocí esta obra a una edad
por lo general, recrean en Bach no muy temprana y no pasó
todo un universo de ambientes mucho tiempo hasta que la in-
diversos, desde la profunda terpreté. Siempre me he sentido
tristeza por la muerte de Cristo, embargado por la estética com-
hasta la más tierna manifestación positiva de Bach, por la atmósfe-
de fraternidad. Actúan, pues, los ra que crea su atrevido uso de la
vientos como instrumentos de re- armonía (su estilo, en definitiva).
creación. La cuerda, sin embargo, La Pasión según san Juan es una
se reserva el papel de elemento obra “menor” si se la considera
articulador: suele ser utilizada junto a su homónima, pero de
con el propósito de modelar el distinto evangelio, Pasión según
talante del texto. Todo lo cual, san Mateo, sin que ello, en modo
por cierto, puede contemplarse alguno, influya –al menos, no ha
en la Pasión (término que, en de hacerlo- a la hora de juzgarla
adelante, designará el título de como acontecimiento estético. Su
la obra). escucha se deja fácilmente llevar
por el camino de la confusión, en
El día que interpreté la Pasión el que algunos pasajes pueden
por primera vez supuso para mí, recordar- e incluso citar- a la
qué duda cabe, un enriqueci- homónima de san Mateo. Nunca
miento. De haber conocido la he sentido tal cosa, a lo cual
obra por medio de su audición, quizá ayudara que la primera
tanto en una sala en directo como audición que le presté fue en una
por algún tipo de reproducción sala de conciertos perfectamente
discográfica, se desprende una acondicionada y en una interpre-

Musicalia
63

tación soberbia. Walter Benjamin gar donde los músicos interpretan


sostenía que una reproducción en ese mismo momento lo que
en CD (o DVD, añadiría hoy) el compositor concibió; pero la
jamás podría igualar a la escucha experiencia estética depende en
en vivo, porque aquélla carece música de más factores. Uno
del “aura” que caracteriza al de ellos es precisamente ése: la
directo, sin lo cual, la escucha necesidad de un intérprete –o
está como alienada, como des- varios, naturalmente- para que
almada. Además, si el primer y la música acontezca como arte.
mágico contacto con la obra de En efecto, la música se escribe,
arte se produce de esta forma tan, pero sólo desde cierto periodo
digamos, natural, la valoración de la antigüedad y, en cualquier
goza de mayor valía. Pongamos caso, la música escrita no es nada
por caso la siguiente analogía: sin alguien que la interprete más
si un individuo contemplara la otro alguien que la escuche. La
Victoria de Samotracia en las ex- comparación es algo similar a
celentes fotografías que cualquier la de un escritor que necesita
fotógrafo experto le realizara, en de alguien que lea sus escritos,
modo alguno tendrían algo que aunque él mismo pueda sonsacar
ver con la contemplación ins- una experiencia estética leyendo
tantánea, extática de la escultura él mismo su obra- espero, sin em-
como tal, en vivo. En el caso de bargo, que el lector convenga en
la escultura, parece más claro y que se trataría de un sinsentido-.
rotundo que la equiparación pa- Mas en el caso del compositor
saría por herejía, puesto que tanto se precisa un médium que haga
el espacio que la escultura ocupa, posible la transmisión del soni-
como la irrepetibilidad22 del ma- do, sin lo cual, la obra de arte
terial que la posibilitó, esclarecen no acontece. Aquí vemos otro
el valor de verla en vivo y sin factor: la música tiene una doble
mediación. La música, sin em- naturaleza, una naturaleza escri-
bargo, como ha repetido Adorno ta, a la que el tiempo le es ajena, y
hasta la saciedad, es un arte que otra sonora, temporal. La prime-
se desarrolla en el tiempo y, ra, desde el ámbito de la estética,
como tal, podría pensarse, da lo no tiene significación, aunque
mismo que dicho acontecimiento resulta igualmente indispensable
temporal se reproduzca en un lu- para la posterior interpretación.

22 El barítono alemán Dietrich Fischer-Dieskau ha señalado en su libro “Hablan los sonidos, suenan
las palabras” el destino trágico de la creación: “la tragedia de la idea creadora -dice Fischer-Dieskau-
es que ha de quedar irrepetible, pero al mismo tiempo también incompleta”.

Musicalia
64

Podríamos calificarla, pues, de Protestante. En segundo lugar,


protomúsica o paramúsica desde hay millones de intérpretes que
un ámbito rígidamente estético. no casan con la obra que inter-
A la segunda, en cambio, la con- pretan, o con el compositor que
sideraremos en su justa medida tocan, o con el personaje que
estético-temporal. un cantante de ópera encarna
y, pese a todo, el resultado es
Todo ésto lo comprendí des- enteramente satisfactorio. Son
pués, ayudado de lecturas cuida- actores o intérpretes puramente
dosamente recomendadas. En el orgánicos, que se llama, y con-
momento, me limité a escuchar tribuyen al resultado artístico
cómo penetraba en mí el magma y/o estético tanto o más que uno
sonoro que un compositor a quien que espiritualmente se adecue al
tanta admiración profesaba por su papel o música que interpreta.
ingente obra instrumental había En tercer lugar, como bien señala
compuesto apelando a la pasión Savater, siguiendo, según creo,
de Cristo. No soy creyente, y más a Spinoza, “un ateo no tiene
de una vez (y de dos, y de tres…) por qué carecer de sensibilidad
se ha cuestionado no ya sólo mi religiosa ni de receptividad ante
capacidad para entender una obra lo sagrado”23. Describe un “ateís-
compuesta expresamente en tri- mo religioso” que se exalta ante
buto de alguien o algo a lo que no la presencia de lo sublime y lo
confío ni la más mínima creencia sagrado, una relación asimétrica
o sospecha, sino también mi entre lo sagrado, que nos ignora,
habilidad o sincera capacidad y nosotros, que no podemos
para interpretarla como pudiera ignorarlo; aquello que tiene
hacerlo un creyente acérrimo. suma importancia precisamente
A ello tengo que objetar varias porque nosotros no la tenemos
cosas: en primer lugar, Bach era para ello. Además, el profesor
protestante, y quienes dirigieron Manuel Fraijó distingue entre
en su momento cariñosas críticas creyente y religioso24. Creyente
hacia mi capacidad artística -que sería aquél que se adhiere a una
es de lo que, a fin de cuentas, se confesión religiosa determinada
trataba- obviaban este monu- y acepta sus enunciados, dogmas
mental detalle y, estoy seguro, y prácticas: culto, ritos, símbolos,
disentían en mucho con la Iglesia etc. El religioso es, por su parte,

23 Savater, F.: “Lo que no creo”, AA.VV., Dios como problema en la cultura contemporánea, Ega,
Bilbao, 1989. Citado en Fraijó, M.: Dios, el mal y otros ensayos, Trotta, 2004.
24 Fraijó, M.: A vueltas con la religión, Verbo Divino, 1998.

Musicalia
65

quien tiene una especie de acti- ejemplo, a Stravinski 25. Pero


tud de sobrecogimiento frente al estas son otras cuestiones. Así
universo o frente a la vida. Eso pues, al margen de todo prejuicio,
que comenta arriba Savater. Es paso a comentar las impresiones
decir, que para ser religioso no estéticas del oyente.
es preciso creen en ningún Dios,
ya sea el cristiano, el musulmán, Hay que hacer notar el hecho
Buda, Ormuz o el que sea. Ese de que hablo desde mi experien-
sentimiento exaltado frente a la cia personal, que no es la de un
Pasión lo definiría yo, pues, como oyente aficionado a la música,
religioso, y por eso, culturalmen- sino la de un músico que se
te hablando, me considero una dedica a ello en cuerpo y alma.
persona religiosa y toda crítica Resulta inevitable, por tanto, ha-
hacia mi capacidad religiosa que- cerlo desde la subjetividad que,
da invalidada, evocando a Spino- por otro lado, requiere el término
za, por esa religiosidad cósmica, “experiencia”. Por lo demás,
ese panteísmo místico religioso me referiré en este apartado a la
del que soy víctima cada vez que primera vez que escuché, como
interpreto o escucho una obra de digo, en directo, la Pasión, pero
carácter sacro. lo haré en tiempo presente para
una mayor comodidad estilística
Por otro lado, confieso que y una mejor comprensión.
soy de quienes escuchan pura-
mente el sonido cuando tengo “Cuando escucho sonar el
ocasión de acercarme a un con- denso frotar de la cuerda, Bach
cierto en directo. Soy timbrista, casi me hace creer en Dios, algo
me deleito en la sonoridad, sin que sólo me ha pasado con al-
que tal conducta menoscabe mi guna que otra mujer. En medio
aprecio por el contenido. No soy del envoltorio, aparece el coro
formalista, pero lo respeto y sé con las palabras “Herr, Herr”26,
encontrar en ello el contenido, que de inmediato producen una
puesto que, al fin y al cabo, el sensible congoja e invitan a la
formalismo es una reivindicación imperturbabilidad de principio
de la forma como contenido y, es a fin de la obra. Mi pabellón au-
en este sentido en el que Ortega ditivo recoge de la inmensidad
defiende a Debussy, y yo, por todo cuanto puede, sin llegar

25 Cf. Millán, J., “Schönberg y Stravinski: en las cimas de la desesperación” en Musicalia, Consejería
de Educación y Ciencia, Córdoba, 2007.
26 “¡Señor, Señor!”

Musicalia
66

a saturarse, y va acumulando, mí cierto remanente cristianófilo


como un patinador sobre una que me permitió comprender de
pista de hielo, el remanente que qué iba todo aquello. También
la música deja en la memoria27. hoy soy, en cambio, y por otro
Gracias a este proceso soy capaz lado, ateo contumaz (y religioso,
de discernir por qué esa furia del recuerden), cosa que no cambio
coro: Bach confiere al coro las ni por la piedra filosofal, pero
aclamaciones al Salvador, no mi madurez musical y la ventaja
dejando ni una sola palabra sin de hablar el alemán compensa
dirigírsela ni un solo silencio que cualquier óbice o vicisitud, en
no apele a su Gracia. sentido absoluto]. En seguida, el
coro actúa como pueblo (Volk)
Cuando el silencio irrumpe y me sorprende la versatilidad
de nuevo- pero, a diferencia del requerida para que en nada se
preconcierto, se trata ahora de un parezca al grupo de cantantes que
silencio tocado, mistificado- ya abrió el oratorio.
sé cuál es mi lugar en la tierra
en dos sentidos: el primero, el No mucho después de que
cosmológico, donde me sitúo el Evangelista se haya erigido
más o menos a la altura de un como piedra angular de la obra,
boniato; el segundo, el históri- noto que se opera en el estilo de
co, que me tranquiliza al notar mi amado compositor un horror
que estoy donde históricamente vacui nada molesto, aunque sí
quiero estar allá por 199-…, en algo agobiante. Noto que no hay
una primaveral noche murciana. respiro, que ni un segundo nos
El Evangelista da comienzo a su será concedido -a mí, al menos-
prolongada intervención ponien- hasta que ocurra algo que dé
do en antecedentes y contexto un giro inesperado. Empiezo a
a los oyentes. [Reconozco que arrepentirme de no haber tomado
el tenor que lo interpretaba no precauciones: la densidad del
era santo de mi devoción, lo entramado exige plena atención
cual dificultó un poco mi su- y dedicación devota. Todo está
mergimiento en el pantanal de tejido: el historicus narra con
acontecimientos a que la obra mejor declamación que timbre la
hace referencia. Hoy soy germa- escena paso a paso, y sus palabras
noparlante, pero entonces no lo se ensamblan perfectamente con
era y aquello fue inconveniente; los números del coro (pueblo, en
claro que entonces había aún en unas ocasiones, referencia o vo-

27 Véase Jan LaRue, “Análisis del estilo musical”, Cornellà del Llobreat, Idea Books, 2004.

Musicalia
67

cativo abstracto, en otras). Sólo hoy en Berlín, en el barrio turco


hay lugar para el respiro justo de Kreuzberg, en un hermoso
antes del inicio de cada aria, y camposanto como no se estila en
mejor que sea así, porque cada nuestro país.
aria de la Pasión está compuesta
con suma conciencia, con toda A través de Mendelssohn he-
una hueste de artilugios in caeli mos conocido la ingente obra de
facendum. Poco a poco, voy no- J. S. Bach. Su exégesis reorgani-
tando que la tonicidad general de zó el jalón que Bach ostentaba en
la obra degenera, que está siendo la jerarquía de los grandes com-
depauperada por la profundidad positores barrocos, hurtándole la
de sí misma, hasta tal punto que plaza a Telemann. Con esto en
el Evangelista parece comunicar mente, el intérprete se dispone a
sub rosa la muerte de Cristo.” conducir a coro, orquesta y solis-
tas hacia una identificación con el
alma del compositor. Creo que,
La Pasión desde la incluso, se pretende a menudo
perspectiva del intérprete estar a su altura, como si venerar
lo que alguien ha hecho en vida
Naturalmente, para llevar a te colocara más cerca de él que
cabo una interpretación de la obra de otra manera. De hecho, es una
sobre la que versa este texto, hace actitud muy común la brega por
falta más de una persona. Si bien, acaparar la autenticidad máxima
por comodidad, podríamos deli- cuando de interpretaciones his-
mitar los esfuerzos bajo la figura tóricas se trata: hay auténticas
del director, creo que la inma- –y estúpidas- luchas por ver
nencia de mi experiencia como qué orquesta se aproxima más
cantante invita a no condenar la a lo que el compositor pedía
óptica a un solo punto. Procuraré como dispositivo orquestal, sin
combinar las perspectivas del llegar, por supuesto, a aquello
director y el cantante solista. que denunciaba Stravinski en
su Poética musical: dispositivos
Cuando un director se enfrenta que rozan el millar en una inter-
a esta obra, suele tener en cuenta pretación de la Pasión según san
a otro compositor sin cuya ayuda Mateo, que en vida de Bach fue
no pudiéramos haber contado con interpretada por- y compuesta
la obra de Bach. Hablo de Felix para- treinta y cuatro músicos;
Mendelssohn-Bartholdy, nacido y por si no fuera esto suficien-
en Hamburgo y muerto en Lei- temente circense, cuando se
pzig, cuyos despojos descansan felicita a este tipo de intérpretes

Musicalia
68

se deshacen y abalanzan en la con el más allá, dicho vulgar-


humildad desdiciéndose y ape- mente. Yo he tenido el gusto
lando a la música con el cinismo de dirigir en algunas ocasiones
de palabras como “la música, es y, aunque no concretamente la
la música, la música es lo gran- Pasión, me he hecho cargo de
de”. Después de una respuesta obras semejantes. Se trata de
así dan ganas de coger el pes- una sensación inigualable: bajo
cuezo del intérprete y recordarle un mínimo movimiento articular
educadamente que él no es más se alista un dechado de volunta-
que eso, un intérprete –aunque des virtuosas que promueven el
en las condiciones que estatuyó acercamiento omnidireccional
Benavente, como ya dijimos- y al compositor perseguido por la
que su trabajo es interpretar y lo interpretación. Nada intercepta el
que se felicita es precisamente hermanamiento de las volunta-
eso, la interpretación, que no des, y la ceremonia se celebra en
tiene ningún tipo de vinculación el esperado marco de obediencia
profética con la obra, por mucho y recta devoción.
que se quiera.
Yo, como barítono solista, he
Así, el director abre el papel e cantado las dos arias destinadas
indica el inicio. La obra empieza al bajo en esta obra. La primera
a sonar, todo está en marcha. Ya de ellas, “Eilt, ihr angefocht’nen
nos ha dejado dicho Adorno que Seelen”28, arranca de las profun-
la música es un arte temporal, didades y muestra un carácter
aunque ya lo supiéramos antes críptico en la prescripción que
de que Adorno lo dejara claro, hace la voz. Con la prerrogativa
y por eso las relaciones que se dada, me incliné por hacer de
establecen entre intérprete y esta aria un momento obcecada-
oyente son tan, digamos, abso- mente sombrío en el transcurso
lutas, instantáneas, relevantes. de la obra. A ello ayudó el coro,
La piedra angular, en torno a que interviene sucintamente in-
la cual gravitan las energías de quiriendo “¿a dónde?” a la voz
todo el conjunto, es el director. que habla que, a su vez, refiere
La univocidad se debe a él y, en el lugar donde habrán de darse
el momento en que se interpreta, cita las almas antaño enterradas:
es él quien establece el vínculo el Gólgota.

28 “Apresuraos, vosotras, almas acongojadas”

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69

La segunda, “Mein teurer Quizá parezca una tontería o


Heiland”29, también acompañada una boutade decir que, una vez
por el coro, acontece en un mo- interpretadas las dos arias, mi
mento especialmente querido y trabajo no ha concluido, sino que
delicado: Jesucristo ha muerto, se vuelve imprescindible. Paso a
ha inclinado la cabeza justo des- ser oyente al tiempo que participo
pués de pronunciar la emotiva de la interpretación, lo cual es
sentencia “Es ist vollbracht”30, situarse en un nivel intermedio
y la voz del bajo se dispone a la entre la experiencia del oyente
reflexión abstracta, de la que yo, y la del intérprete. Explico por
en su momento, hice una inter- qué. Como hemos señalado más
pretación con un timbre claro, arriba, Adorno ha hecho notar
luminoso, lo más brillante de como ningún otro que el tiempo
que fui capaz. La reflexión es, distingue a la música como arte,
en cualquier caso, interrogativa: del mismo modo en que el ritmo,
el ente que reflexiona, que, a por ejemplo, permite discernir
poco que se piense bien, pudiera inequívocamente una melodía de
ser la humanidad entera (lo cual otra31. La experiencia estética, por
significa que Bach concentra en extensión, no es sino temporal, y
una sola aria el universo, como si todas las implicaciones se redu-
quedara reducido a una cáscara cen al tiempo como parámetro.
de nuez, parafraseando a Hamlet, Como intérprete, uno pertenece
príncipe de Dinamarca), se pre- a la perspectiva interpretativa sin
gunta acerca de su libertad, su más remedio, y en principio no
cometido, su vida. Creo que no se entremezcla con ninguna otra
resulto parcial si digo que, junto dimensión estética. Sin embargo,
con el aria que la precede (“Es en mi caso, como en el de muchos
ist vollbracht”), ésta acoge el otros, pude entonces combinar
momento más importante de toda en el tiempo la cara y la cruz
la obra. Los temas alcanzan aquí de la experiencia estética, pude
su punto álgido, sin menoscabo desdoblarme en dos actitudes que
de la profundidad que todo lo que coparticipan en el instante en que
suena tras este instante supone. se desarrolla la obra. Esta posi-

29 “Mi amado Salvador”


30 “Todo se ha consumado”
31 Véase: Ernst T., La melodía, Idea Books, Barcelona, 1999.

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70

bilidad aumenta el goce y ubica encuentran coexistiendo en la


al intérprete en una atalaya desde memoria32.
la que la comprensión de la obra
se multiplica merced a la ampli- Ni aislacionistas ni contex-
tud de miras que proporciona el tualistas tienen nada que objetar
rincón de experiencia auditiva a este tipo de experiencia. Todo
en la que puede verse envuelto tiene cabida en este punto de
un solista como yo. Así sucedió, vista: sufro la obra de principio
en efecto, aunque lo cito más a fin, interpreto mis instantes con
por la exclusividad del caso que devoción y aguardo paciente a
por el privilegio que supone, ya que el director vaya desbrozan-
que, sensu stricto, todo intérprete do el camino del texto. Todo
participa como oyente de lo que lo que sentí cuando escuché la
interpreta, pero me inclino por Pasión por primera vez- así como
pensar que no del mismo modo: las sucesivas- está en mi alma
el cantante solista, en la Pasión, cuando canto Bach. Todo lo que
puede desarrollar las dos actitu- quiero aportar me atraviesa al
des –oyente e intérprete- en el salir de mí, y con furia sale mi
lapso de tiempo que trascurre voz como si de mortal templo
desde que empieza la obra hasta manara. Pronto el ir y venir de
que concluye, y lo hace sin si- sonido en el escenario embruja
multaneidad, lo que le permite mi espíritu; entretanto la visión
situarse pausada y objetivamente de estar envuelto en el entramado
en uno y otro plano. Cuando esto orquestal embriaga la capacidad
ocurre, como digo, de forma ob- de abstracción, imposibilita
jetiva y en el tiempo que cubre ausentarse en cuerpo o alma
la totalidad de la obra, podemos siquiera, al tiempo que arropa la
hablar de una experiencia estética congoja ante lo sublime del es-
mixta, puesto que la cercanía de pectáculo, también en el sentido
las dos actitudes en el tiempo kantiano.
que correspondería a una sola,
sin ser simultánea, proporciona
las dos impresiones de las que
hemos hablado. Se acumulan en
la memoria e incluso antes de que
la obra alcance su final, ya se en

32 Ver nota 11.

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71

Apéndice sin el menor menoscabo, como


no sea el de carecer de una audi-
Aunque no hayamos profun- ción en directo, según la lección
dizado en demasía, lo narrado es de Benjamin. Pero aquello que
siempre reflejo de lo que sucedió he narrado, forma parte ya del
en sentido absoluto. Al referirnos pasado y no puede rescatarse. No
a experiencias pasadas en el tiem- queda, por último, sino soñar con
po, estéticamente se pierde cierto la posibilidad de adentrarse ad
interés, si bien remoto, por tratar- infinitum en la siempre excitante
se de momentos incomunicables experiencia de escuchar música,
en cuanto al vector temporal, tan con la siempre sana pretensión
crucial en todo acontecimiento de lograr el máximo, como en
musical. Éstas sólo ostentan el el caso de la experiencia estética
privilegio de rememorar lejanas mixta que he bosquejado. Sin
vivencias, pero de algún modo embargo, eso sólo es posible
mudables y caducas por la im- cuando se participa activamente
posibilidad de transportarse al en la interpretación de la obra,
tiempo en que se desarrollaron y, cosa que no siempre es posible,
como es evidente, de suplantar al claro. Cuando lo es, no lo cambio
protagonista. Sí, un oyente siem- por nada; ya digo, ni por la piedra
pre puede gozar de una audición filosofal.

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El índice general del Boletín


Musical (1928-1931) de Córdoba

Leopoldo Neri de Caso

El conocimiento de la vida del regionalismo musical de ese


musical de provincias en la periodo. El estudio del Boletín
década de los veinte ha estado Musical nos acerca, directamen-
ensombrecido por el bipolarismo te, no sólo a la actividad musical
cultural y musical de Madrid de la ciudad natal de Julio Ro-
y Barcelona. Aún falta, como mero de Torres, sino también, a
ha señalado Emilio Casares, un todos los acontecimientos e ideas
estudio de la Generación del 27 musicales que coexistieron en los
“desde la periferia” para calibrar felices años veinte.
mejor la fuerza trascendental

1 El presente artículo es una introducción a la edición digital del Boletín Musical, editado por el autor
de estas líneas, y publicado por el Centro Documentación Musical de Andalucía. Un primer trabajo
de investigación fue presentado en el II Congreso sobre Patrimonio Musical de Andalucía organizado
por el grupo de investigación “Patrimonio Musical de Andalucía” de la Universidad de Granada y
celebrado en febrero de 2006 en Granada. El proyecto ha recibido la subvención para Proyectos de
Investigación Musical (BOJA, nº 68, 10-IV-2006) convocado por la Junta de Andalucía.
2 CASARES, Emilio. “La Generación del 27 revisitada”. En: Música española entre dos guerras
1914-1945. Coord. Javier SUÁREZ-PAJARES. Granada, Publicaciones del Archivo Manuel de
Falla, Colección “Estudios”, Serie “Música”, nº 4, 2002, pp. 33-34.
3 Sobre la actividad musical de este periodo en las provincias andaluzas, véase: CUENCA, Francisco.
Galería de músicos andaluces contemporáneos. La Habana, Cultura, 1927; MARTIN MORENO,
Antonio. Historia de la Música andaluza. Granada, Biblioteca de Cultura Andaluza, 1985; MORENO
CALDERON, Juan Miguel. Música y Músicos en la Córdoba Contemporánea. Córdoba, Caja Sur,
1999; PEREZ ZALDUONDO, Gemma. “El auge de la música en Sevilla durante los años veinte”.
Revista de Musicología, Vol. XX, nº 1, 1997, pp. 655-688; ‑ , “Las sociedades musicales en Almería,
Granada y Sevilla”. Cuadernos de Música Iberoamericana, nº 8-9, 2001, pp. 323-335; DEL PINO,
Rafael. Los conciertos en la Alhambra, 1883-1952. Orígenes del Festival Internacional de Música
y Danza de Granada. Granada, Comares, 2000; TORRES, Jacinto. “Orquestas y sociedades (1900-
1939)”. En: España en la música de occidente. Actas del Congreso Internacional celebrado en
Salamanca. Coord. Emilio CASARES. Madrid, Instituto Nacional de las Bellas Ates Escénicas
y de la Música, 1987, Vol. 2, pp. 351-368; ‑ , Las publicaciones periódicas musicales en España
(1812-1990): estudio crítico-bibliográfico, repertorio general. Madrid, Instituto Bibliográfico
Musical, 1991; SALAZAR, Adolfo. La música contemporánea en España. Madrid: La Nave, 1930,
Universidad de Oviedo, 1982.

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74

El Boletín Musical interesaban a los lectores; com-


de Córdoba (1928-1931) prometida, abordando los temas
que afectaban directamente a
A lo largo del Directorio Civil los profesionales de la música;
de la Dictadura de Primo de Ri- reivindicativa, al pedir desde
vera se publicó el Boletín Musi- sus páginas la regulación, reor-
cal en Córdoba. Esta publicación, ganización y normalización de
según Jacinto Torres, tiene una los profesionales e instituciones
“presentación pulcra y elegante. musicales, con especial atención
Contenido serio, documentado a las Bandas de Música; pres-
y al día con exhaustiva informa- tigiosa, al rodearse de firmas
ción […] Fue muy elogiada en su relevantes de la vida musical na-
época”. Fue fundada y dirigida cional que, a su vez, aseguraron
por Rafael Serrano Palma, di- un contenido de calidad; exhaus-
rector del Conservatorio Oficial tiva, con artículos de fondo sobre
de Música. El Boletín Musical diferentes aspectos de la Historia
consta de 37 números que fueron de la música y con una relación
publicados entre marzo de 1928 mensual completa de actividades
y Abril de 1931; de periodicidad concertísticas. El Boletín Musi-
mensual, tenía su redacción y cal posee unas secciones bien
administración en la Calle del definidas. Abre cada número una
Gran Capitán nº 38, y fue edita- serie de artículos que combinan
do por los talleres tipográficos los estudios históricos, las entre-
La Ibérica situados en la calle vistas, los ensayos estéticos, las
Duque de Hornachuelos número crónicas sobre actos musicales
12. Los precios de suscripción relevantes o las semblanzas de
por un año fueron para España compositores e intérpretes. Cada
de 10 pesetas y para el extranjero número se completaba con un
de 12 pesetas. número variable de apartados
en cuanto a extensión y perio-
El Boletín Musical fue una dicidad: Orquestas, Teatros,
publicación plural, en la que Educación Musical, Bandas de
se pretendió recoger opiniones Música, Orfeones, Publicaciones
diversas sobre los temas que Musicales, Conciertos, Música

4 TORRES, Jacinto. Las publicaciones…., op. cit., p. 242.


5 Se conservan ejemplares en el Archivo Municipal-Biblioteca Central de Córdoba (signatura
176-3-19), en la Biblioteca Provincial de la misma ciudad (signatura: CO-PC 163), así como en la
Biblioteca Nacional (signatura: Z/5002).

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75

religiosa. A partir de enero de más de la reactivación musical


1930 se incorporó una nueva cordobesa. Su aparición no fue
sección, Consultor Profesional, casual, sino integrada dentro
cuya finalidad, eminentemente de un proyecto global llevado
práctica, fue dar cuenta de las a cabo por Rafael Serrano Pal-
vacantes existentes en todos los ma. La trascendencia de esta
sectores musicales con especial publicación, muy elogiada en su
atención a las Bandas Municipa- época, rompe la idea salazariana
les y militares y a los maestros que considera el regionalismo
de capilla. A su vez, la redacción musical como una fuerza “de-
tuvo una serie de excelentes presiva”, retrógrada frente a las
colaboradores nacionales y sud- nuevas estéticas europeas; muy
americanos. al contrario, la compresión y
dimensión de esta corriente fue
Las fuentes hemerográficas trascendental para la evolución
nos aportan una información posterior de la música española
inestimable para retratar la vida en la primera mitad del siglo
musical de cualquier ciudad. El XX.
Boletín Musical fue un elemento

6 Los principales fueron Rogelio Villar, Juan José Mantecón, Joaquín Turina, Julio Gómez, Emilio
Vega, Bartolomé Pérez Casas, José Subirá desde Madrid; Vicente María Cilberet desde Barcelona;
Juan María Thomas desde Palma de Mallorca; Eduardo López Chavarri y José Soler desde Valencia;
Rafael Vich, Rafael María Vidaurreta, Carlos L de Rozas y Santalo, Luis Serrano Lucena desde
Córdoba; Emilio Díez Revenga desde Murcia; padre Nemesio Otaño desde San Sebastián; Joaquín
Nin y Andrés Segovia desde París; Pedro Roselló desde Milán (Italia); J. Bustendury desde Atenas
(Grecia); Juan Pablo Muñoz, Sixto María Durán desde Quito (Ecuador); Enrique Soro desde
Santiago de Chile; Rafael Serrano, Eduardo Sánchez de Fuentes desde La Habana (Cuba); Ignacio
Salvatierra desde Tacna (Chile); Fernando Centurión desde Asunción (Paraguay); Nicolle Garay
(Panamá); Carlos López Bustardo (Buenos Aires-República Argentina).
7 SALAZAR, Adolfo. La música…op. cit., p. 267-269.

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BOLETÍN MUSICAL Teatros:


(1928-1931) • [s. n.] “Los Festivales de Bay-
reauth”, p. 9.
CÓRDOBA • [s. n.] “Triunfo de una Ópera
de Manen en Alemania”, p. 9.
Índice general Educación Musical:
• [s. n.] “Conservatorios y Es-
cuelas de Música”, p. 10.
Año I Córdoba, Marzo, 1928, Conciertos, pp. 11-13.
Núm. 1 Música religiosa:
• [s. n.] “La situación de los
Portada: [Manuel de Falla] organistas”, pp. 13-14.
Colaboradores • [s. n.] “Los derechos de autor
Artículos: en las iglesias”, p. 14.
• José Algíbez, “Manuel de Bandas de música:
Falla”, pp.1-2. • Paulino Cuevas, “La música
• [s. n.] “Nuestro propósito”, p. popular en Bélgica”, pp.14-
2. 15.
• José Subirá, “Tres ilustres Orfeones:
tonadilleros. Misión, Esteve • [s. n.] “El Orfeón Pamplonés”
y Laserna”, p. 3. p. 15.
• [s. n.] Un músico español [: Publicaciones musicales:
Joaquín Nin], p. 4. • [s. n.] “La música en la Casa
• Rogelio Villar, “La música de Alba por José Subirá”, p.
y el espíritu moderno”, pp. 17.
5-6. • [s. n.] “Solfeos Concertantes
• Miedes Aznar, “El primer por Miguel Yuste”, p. 17.
concierto de Martín Sarasa- • [s. n.] “Música Popular Espa-
te”, pp. 6-7. ñola”, p. 17.
Orquestas: • [s. n.] “Nuevo Tratado de
• [s. n.] “Orquesta Filarmónica Armonía, Sociedad Didáctico
de Madrid y la música moder- Musical”, p. 18.
na”, p.8. • [s. n.] “Revista Ondas”, p.
• [s. n.] “Orquesta de la Socie- 18.
dad de Profesores de Córdo- • [s. n.] “Musical Hermes Re-
ba”, p. 9. vista de la Casa Parragón”, p.
• [s. n.] “Orquesta de la Asocia- 18.
ción de Profesores de Alcoy”, Sección Varia:
p. 9. • [s. n.] “Sociedad Pro-Arte de
Cuba”, p. 18.

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• [s. n.] “El monumento al Orfeones:


maestro Barbieri”, pp. 18- • [s. n.] “El Orfeó Catalá”, pp.
19. 18-22.
• [s. n.] “Pepe Ávila”, p. 19. • [s. n.] “Sociedad Coral de
Bilbao”, pp. 23-24.
Publicaciones musicales:
Año I Córdoba, Abril, 1928, • [s. n.] “Bajo Cifrado por H.
Núm. 2 Riemann”, pp. 24-25.
• [s. n.] “Reducción al piano de
Portada: [Luis Millet] la Partitura de Orquesta por
Colaboradores H. Riemann”, p. 25.
Artículos: Sección Varia:
• Paulino Cuevas, “Ibsen y • Paul Guinard, “La tonadilla
Grieg”, pp. 1-3. del siglo XVIII”, pp. 25-26.
• José Subirá, “La tonadilla
escénica del siglo XVIII”, p.
4. Año I Córdoba, Mayo, 1928,
• Arturo Mori, “Primero escul- Núm. 3
pir el alma; luego…”, p. 5.
• Miedes Aznar, “La Iberia Portada: [Joaquín Pena]
Musical y Ricardo Wagner”, Colaboradores
pp. 6-7. Artículos:
• [s. n.] “La opinión ajena acer- • José Subirá, “Joaquín Pena”,
ca de BOLETIN MUSICAL”, pp. 1-2.
pp. 7-9. • Paulino Cuevas, “La filosofía
Orquestas: de la Música”, pp. 2-4.
• [s. n.] “La Orquesta Sinfónica • Miedes Aznar, “Wagner en
de Bilbao”, pp. 10-11. España”, pp. 4-5.
Teatros: • Juan del Brezo, “La vitalidad
• [s. n.] “El Maestro Jaime inicial de la música de Ernesto
Pahissa estrena una ópera en Halffter”, pp.5-6.
el Liceo de Barcelona Educa- • Manuel Bores, “Juan Crisós-
ción Musical”, p. 11. tomo de Arriaga”, pp. 7-8.
Educación Musical: Orquestas:
• “La enseñanza de la música • [s. n.] “Orquesta Sinfónica de
en las Escuelas Primarias”, p. San Sebastián”, pp. 8-10.
12. • [s. n.] “Orquesta Sinfónica de
Conciertos, pp.13-15. Zaragoza”, p. 10.
Música religiosa, pp. 15-16. • [s. n.] “Orquesta Sinfónica de
Bandas de música, p 17. Madrid”, pp. 10-11.

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• [s. n.] “Orquesta Filarmó- • [s. n.] “Diccionario de la


nica”, p. 11. Música Ilustrado, Central
• [s. n.] “Orquesta Sinfónica Catalana de Publicaciones”,
de Bilbao en Vitoria”, pp.11- p. 24.
12. • [s. n.] “Revistas recibidas”, p.
Educación Musical: 24.
• [s. n.] “La enseñanza de la Noticias varias, pp. 24-26.
música en las Escuelas Pri- Guía Comercial: Hoteles, p. 27.
marias (II parte)”, pp.12-13.
• R. V. “La Clase de Música de
Cámara del Conservatorio de Año I Córdoba, Junio, 1928,
Madrid”, pp.13-15. Núm. 4
Teatros:
• Arturo Mori, “Emplazamiento Portada: “D. Enrique Fernández
y difusión”, p. 16. Arbós / Director de la Orques-
• [s. n.] “Miniatura de ballets ta Sinfónica de Madrid”
rusos en Bilbao”, p. 16. Colaboradores
Conciertos, p. 17. Artículos:
Música religiosa: • Miedes Aznar, “La obertura
• Juan M. Fernández, “El P. de Tannhäuser en los Campos
Luis Iruarrizaga ha muerto”, Elíseos”, pp. 1-2.
p. 18. • Paulino Cuevas, “Schubert y
Bandas de música: la Incompleta”, pp. 2-4.
• [s. n.] “El principio de una • José Subirá, “La música
campaña”, pp.19-21. tonadillesca según Esteve e
• [s. n.] “Concurso de Bandas”, Iriarte”, pp. 4-5.
p. 21. • Arturo Mori, “Las entrañas de
Orfeones, pp. 21-22 la música española”, pp. 5-6.
Publicaciones musicales:
• [s. n.] “Estudio sobre el Canto Orquestas:
popular Castellano por Gon- • [s. n.] “La Orquesta da Cá-
zalo Castrillo”, p.23. mera de Barcelona”, pp. 6-7.
• [s. n.] “La Armonía en la Teatros:
Música Contemporánea por • [s. n.] “Constitución del Co-
Rogelio Villar”, p. 23. mité Paritario del Teatro”, p.
• [s. n.] “Revolución en la té- 7.
cnica del violín por Alberto Conciertos, pp. 7-8.
Farosy”, pp. 23-24. Bandas de música:
• [s. n.] “Músicos Españoles • [s. n.] “El principio de una
por Rogelio Villar”, p. 24. campaña”, pp. 8-9.

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Orfeones: • José Subirá, “Las influencias


• [s. n.] “Masa Coral de Ma- nacionales en la literatura mu-
drid”, pp. 9-11. sical tonadillesca”, pp. 3-4.
• [s. n.] “Sociedad Coral de • Miedes Aznar, “Rienzi el
Torrelavega”, pp. 11-13. tribuno, entra en el Teatro
Publicaciones musicales: Real”, pp. 5-6.
• [s. n.] “La Orquesta Moderna Teatros:
por Frite Volbach”, p. 13. • Arturo Mori, “Razonemos
• [s. n.] “Compendio de Ins- como españoles”, pp. 6-7.
trumentación, profesor Hugo • V. Garrido, “Fra Gerardo”,
Riemann”, p. 13. pp. 7-8.
• [s. n.] “Revistas Recibidas”, Educación Musical:
p. 13. • Bernardino Gálvez Bellido,
Noticias varias: “La música de Conjunto”, p.
• [s. n.] “Homenaje a la profe- 9.
sora doña Rafaela Serrano”, • [s. n.] “La escuela de música
pp. 13-14. de Valladolid”, pp. 9-10.
• [s. n.] “La ópera Cantuxa en • [s. n.] “Conservatorio de
la Zarzuela”, p. 14. París”, p. 10.
Guía Comercial: Hoteles, p. 15. Conciertos, pp. 10-12.
Guía de Concertistas y Agrupa- Música religiosa:
ciones Musicales, pp. 17-18. • P. Vilanesa, “Lo importante
en la restauración religioso-
musical”, pp. 12-13.
Año I Córdoba, Julio, 1928, Bandas de música:
Núm. 5 • [s. n.] “El principio de una
campaña”, pp. 13-15.
Portada: “Ilmo. Sr. Conde de • Tomás Brioso, “Certamen
las Infantas / Director de Bellas Nacional de Bandas Civiles
Artes” y Militares”, pp.15-16.
Colaboradores • [s. n.] “Nombramiento”, p.
Artículos: 16.
• Paulino Cuevas, “Una breve Orfeones:
entrevista con el Excmo. Sr. • “Sociedad Coral Castro Ur-
Conde de las Infantas, Direc- diales”, pp. 17-18.
tor General de Bellas Artes”, Publicaciones musicales:
pp. 1-3. • [s. n.] “Erminia, escena
• César Juarros, “La calidad de dramática J. C. Arriaga”, p.
la música”, p. 3. 18.

Musicalia
80

• [s. n.] “Revistas recibidas”, p. Teatros:


18. • Arturo Mori, “El teatro Lírico
Noticias varias: Nacional”, p. 8.
• [s. n.] “Congreso Interna- • “Sobre la idea de Miguel
cional de Arte popular”, pp. Fleta”, pp. 8-9.
18-19. Educación Musical:
• [s. n.] “Nuevo Museo de la • A. Jurafsky, “El Conservato-
Música”, p. 19. rio Nacional de Música y De-
Guía Comercial: Hoteles, p. 20. clamación de Buenos Aires”,
Guía de Concertistas y Agrupa- pp. 9-10
ciones Musicales, pp. 21-22. • [s. n.] “Los Concursos del
Conservatorio vizcaíno de
Música”, p. 10.
Año I Córdoba, Agosto, 1928, • [s. n.] “Bilbao/Las becas
Núm. 6 Amaga”, p. 11
• [s. n.] “Erandio/Exámenes”,
Portada: “Miguel Fleta / Emi- p. 11.
nente cantante español” Conciertos, pp. 11-16
Colaboradores Bandas de música:
Artículos: • [s. n.] “El principio de una
• Juan Mª Thomas, “Una sem- campaña”, pp. 16-18.
blanza de J. S. Bach”, pp. • [s. n.] “Baracaldo/Homenaje
1-2. al sub-director de la Banda”,
• Miedes Aznar, “Hablando p. 18
con María de Pablos Cerezo • [s. n.] “Concurso de Bandas
que ha obtenido la pensión de de Valencia”, p. 18
Roma”, pp. 2-3. • [s. n.] “Director de Banda de
• Juan del Brezo [Juan José Música con sueldo de 5.250
Mantecón], “La realidad sen- pesetas” p. 18.
sible en la música”, pp. 4-5. Orfeones, p. 18.
• Joaquín Turina, “La música Publicaciones musicales:
en Madrid”, p. 5. • [s. n.] “Revistas Recibidas” p.
• Paulino Cuevas, “Estrenos y 18.
concursos musicales en Es- Noticias varias, p. 19.
paña”, pp. 6-7. Guía Comercial: Hoteles, p. 20.
Orquestas: Guía de Concertistas y Agrupa-
• “Orquesta de Cámara de Ali- ciones Musicales, pp. 21-22.
cante”, pp. 7-8.

Musicalia
81

Año I Córdoba, Septiembre, • Juan M. Fernández, “El XIV


1928, Núm. 7 Congreso Nacional de la
Asociación Italiana de Sta
Portada: “Isaac Albéniz” Cecilia”, pp. 14-15.
Colaboradores Bandas de música:
Artículos: • [s. n.] “Hacia el final”, p. 15.
• Bartolomé Pérez Casas, “Los • Manuel Hernández, “Pro
conciertos como signo de la directores de Bandas”, pp.
cultura de los pueblos”, pp. 15-17.
1-3. • [s. n.] “Concurso de Bandas
• B. Gálvez Bellido, “Italia”, de Valencia”, pp. 17-18.
pp. 3-4. • [s. n.] “De los certámenes de
• José Subirá, “Un inolvidable Bandas” p. 18.
Concurso de Bandas”, pp. 4- Orfeones:
5. • M. de O. M., “Coral Valliso-
• Paulino Cuevas, “Psicología letana”, pp. 19-20
de la acústica”, pp. 5- 6. Publicaciones musicales:
• Miedes Aznar, “Martín y So- • [s. n.] “Revistas recibidas”, p.
ler, el amigo de Mozart”, pp. 20.
6-8. Guía de Concertistas y Agrupa-
Teatros: ciones Musicales, pp. 21-22.
• Arturo Mori, “Libretistas y
músicos”, p. 8.
Orquestas: Año I Córdoba, Octubre, 1928,
• José Fabra, “Orquesta Sin- Núm. 8
fónica El Españoleto, de
Játiva”, pp. 9-10. Portada: “D. Emilio Vega/Direc-
Educación Musical: tor de la Banda del Real Cuerpos
• Eufrasio Alcázar, “Real Aca- de Alabarderos”
demia Filarmónica de Santa Colaboradores
Cecilia, de Cádiz, Instituto Artículos:
Provincial de Música y decla- • César Juarros, “La educación
mación”, pp.11-13. por la Música”, p. 1.
• Bonifacio Gil, “Escuela Pro- • Paulino Cuevas, “Los músi-
vincial de Arte Industrias de cos de Novedades”, pp. 2-3.
Badajoz”, pp. 13-14 • Miedes Aznar, “Los primeros
Conciertos, p. 14. españoles que fueron a Bay-
Música religiosa: reuth”, pp. 3-5.

Musicalia
82

Teatros: Guía Comercial: Hoteles, p. 20.


• Arturo Mori, “Escarceos ac- Guía de Concertistas y Agrupa-
tuales”, p. 6. ciones Musicales, pp. 21-22.
• Julio Gómez, “Estreno de
MARTIERRA, zarzuela en
tres actos de A. Hernández Año I Córdoba, Noviembre,
Catá con música de Jacinto 1928, Núm. 9
Guerrero”, pp. 6-8.
Educación Musical: Portada: “Enrique Granados”
• Florestán, “En torno a las Colaboradores
enseñanzas obligatorias en los Artículos:
Conservatorios”, pp. 8-11. • José Subirá, “En el centenario
• [s. n.] “Instituto Catalán de de Schubert”, pp. 1-2.
Rítmica y Plástica”, pp. 11- • Miedes Aznar, “La recepción
12. de Barbieri en la Academia
• Laureano Calvo, “La Acade- Española”, pp. 2-4.
mia Municipal de Música de • Arturo Alonso Roselló, “Con
Santa Cruz de Tenerife”, p. el maestro Carrillo”, pp. 4-6.
12. • Paulino Cuevas, “Epitafio a
• A. G. L., “Conservatorio Schubert”, pp. 6-8.
Odero de Cádiz”, p. 12. • B. Gálvez Bellido, “Al mar-
• [s. n.] “Conservatorio de Tar- gen de un criterio”, p. 8.
rasa”, p. 13. • Rogelio Villar, “Schubert
• [s. n.] “Conservatorio de Gra- (1797-928)”, p. 9.
nada”, p. 13. Orquestas:
• [s. n.] “Una iniciativa para • [s. n.] “El primer Concierto
impulsar las obras sinfónicas de la Sinfónica de Bilbao”,
y de cámara, de los compo- pp. 9-10
sitores españoles e hispano- Teatros:
americanos”, pp. 13-14. • Arturo Mori, “¿Una obra ca-
Conciertos, pp. 14-17. talana del maestro Vives?”,
Música religiosa: pp. 10-11.
• P. Vilanesa, “Lo importante Educación Musical:
en la restauración religiosa- • [s. n.] “Reglamento”, p. 11-
musical. II”, pp. 17-18. 12.
Bandas de música: Conciertos, pp. 13-16.
• “Hacia el final”, pp. 18-19. Bandas de música:
Noticias varias: • [s. n.] “Hacia el final”, pp.
• Corresponsal, “La Asamblea de 16-17.
Chistularis en Orduña”, p. 19.

Musicalia
83

• José A. Veiga, “¿Hasta cuán- Teatros:


do? ¿Es hora ya?”, p. 17. • Arturo Mori, “La protección
Música religiosa: y el celo a nuestros grandes
• P. Vilanesa, “Lo importante artistas”, p. 12.
en la restauración religiosa- Educación Musical:
musical III”, pp. 18-19. • “Real Academia Filarmónica
Noticias varias: de Santa Cecilia”, pp. 12-14.
• Corresponsal, “La participa- Conciertos, pp.15-19
ción musical española en el Música religiosa:
Congreso de Arte Popular de • Juan M. Fernández, “El IV
Praga”, pp. 19-20. Congreso Nacional de Música
• [s. n.], “Gran Premio Interna- Sagrada”, pp.19-20.
cional”, p. 20. Bandas de Música:
Publicaciones Musicales: • [s. n.] “Certámenes Musica-
• [s. n.] “Ejercicios diarios para les”, pp. 20-21.
Violín, 1º cuaderno elemental, • [s. n.] “Hacia el final”, p. 21.
Don Cesar Figuerido”, p. 20. • [s. n.] “Pro Directores de
• [s. n.] “Colección de Aires Bandas”, p. 21.
Andaluces para piano”, p. 20. • [s. n.] “Banda Municipal de
• [s. n.] “Revistas recibidas”, p. Zafra”, pp. 21-22.
20. Publicaciones Musicales:
• [s. n.] “La Tonadilla Escé-
nica, tomo primero, por José
Año I Córdoba, Diciembre, Subirá”, p. 22.
1928, Núm. 10 • [s. n.] “El piano amigo del
niño, por Marcelle Cherid-
Artículos: jian-Charrey”, p. 22.
• [s. n.], “Pablo Casals”, p. 1. • [s. n.] “Revistas recibidas”, p.
• [s. n.] “Comentarios musica- 22.
les”, pp. 2-6. Noticias varias, p. 22.
• Miedes Aznar, “La tardía
glorificación de Schubert”,
pp. 6-7. Año II Córdoba, Enero, 1929,
• José Subirá, “La música es- Núm. 11
lava”, pp. 7-8.
• Juan Chantavoine, “Schubert, Portada: “Franz Schubert”
genio musical”, pp. 9-12. Colaboradores
Artículos:
• B. Gálvez Bellido, “Acla-
rando”, p. 1.

Musicalia
84

• Paulino Cuevas, “Rimsky Publicaciones Musicales:


Korsakoff y la Schehere- • [s. n.] “Diccionario de la Mú-
zada”, pp. 2-3. sica Ilustrado”, pp. 21-22.
• Miedes Aznar, “La música en Noticias varias:
la Rusia actual”, pp. 3-4. • Laureano Calvo, “Intermedio
• José Subirá, “Una Biblioteca Sinfónico”, p. 22.
Musical vienesa”, pp. 5-6.
• Manuel Bores, “Hablando
con el maestro Córdoba”, pp. Año II Córdoba, Febrero, 1929,
6-7. Núm. 12
• Manuel Bores, “Comisión
Permanente Arriaga”, pp. 7- Portada: “José Antonio Moreno/
9. Autor de la Suite Sinfónica
• [s. n.] “Adolfo Salazar en Pinceladas Goyescas pre-
Bilbao”, pp. 10-12. miada en el último Concurso
Teatros: Nacional de Música”.
• Arturo Mori, “Melodía, me- Colaboradores
lodía, melodía”, p. 13. Artículos:
Educación Musical: • Richard H. Stein, “Nuestra
• [s. n.] “El Conservatorio viz- protesta y homenaje”, pp. 1-
caíno de Música inaugura sus 3.
nuevos locales”, p. 14. • José Subirá, “En la Biblioteca
Conciertos, pp. 14- 16 Nacional de Munich”, pp. 4-
Música religiosa: 5.
• Juan M. Fernández, “Fi- • M. Rebollo, “La velocidad del
nalidad y efectividad del tiempo en la interpretación de
Congreso Sacro Musical de las obras musicales”, p. 5.
Vitoria”, pp. 16-18. • “Profesores de música en la
Bandas de Música: Universidad”, p. 6.
• M. Rebollo, “Algo sobre el Teatros:
cuestionario”, p. 18. • Arturo Mori, “Hay que dar un
• [s .n.] “Constitución de la tono o las temporadas de la
Junta accidental”, pp. 19-20. Zarzuela”, p. 7.
• [s. n.] “Hacia el final”, p. 20. Conciertos:
• [s. n.] “Boletín Musical en • Jaime Más Porcel, “En el
Baracaldo (Vizcaya)”, p. 21. Aniversario de una entidad
• [s. n.] “Ayuntamiento de musical”, p. 8.
Puente Genil”, p. 21. Bandas de Música, pp. 10-11.

Musicalia
85

Publicaciones Musicales: Educación Musical:


• [s. n.] “Si, Si, Si. canto de • [s. n.] “Conservatorio Oficial
Baile ‘A lo alto’ para coro de de Música”, p. 14.
cuatro voces mixtas”, p. 11. • [s. n.] “Conservatorio Viz-
• [s. n.] “Revistas recibidas”, p. caíno de Música”, p. 14.
12 • [s. n.] “Coral Vallisoletana”,
Noticias varias: p. 14.
• Laureano Calvo, “Balance Conciertos, pp. 14-16.
musical de 1928” p. 12. Bandas de Música:
• Manuel Hernández, “Los
directores de bandas”, p. 17.
Año II Córdoba, Marzo, 1929, • Manuel Hernández, “Carta
Núm. 13 abierta”, pp. 17-18.

Portada: “J. Manrique de Lara/ de


la Academia de Bellas Artes Año II Córdoba, Abril, 1929,
de Madrid, recientemente Núm. 14
fallecido”
Colaboradores Portada: “Mr Williams G. Stannar/
Artículos: Director de la United States
• “Florilegio de Opiniones”, Army Band”,Washington
[Cuestionario sobre la im- Colaboradores
portancia del Boletín y su Artículos:
motivación a colaborar con • Julián Ribera Tarragó, “La
él. Respuestas de: Aurelio Música Andaluza antigua y
González, B. Gálvez Bel- su influencia”, pp.1-4.
lido, Juan Mª Thomas, Juan • Paulino Cuevas, “La banda
José Mantecón, José Subirá, de Música del Ejército de los
Juan M. Fernández, Justo Estados Unidos de América
Sansalvador Cortés, Manuel del Norte en Madrid”, pp. 4-
Bores, Mariano Miedes Az- 7.
nar, Miguel Burriel, Modesto • José Subirá, “Vanguardismo
Rebollo, Paulino Cuevas, y sinceridad”, pp. 7-8
Rogelio Villar], pp. 1-12. • Miedes Aznar, “El rapto,
Orquestas: ópera cómica de Larra y el
• [s .n.] “Orquesta Sinfónica de compositor Genovés”, pp.8-
Córdoba”, p. 13. 10.
Teatros: • B. Gálvez Bellido, “Polémica
• Arturo Mori, “Diálogo de musical: El jazz”, pp. 10-11.
actualidad”, p. 13.

Musicalia
Orquestas: Teatros:
• [s. n.] “Orquesta Pro-Arte” p. • Arturo Mori, “La entrometida
12. revista”, pp. 5-6.
Teatros: Bandas de música:
• Arturo Mori, “Diversidad de • [s. n.] “Gracias D. Manuel”,
aspirantes”, pp. 12-13. p. 6.
• [s. n.] “El IV Congreso in- • Manuel Penella, “A favor de
ternacional de Autores”, pp. una campaña desinteresada y
13-14. altruista”, pp. 6-7.
Educación Musical: • [s. n.] “Banda Municipal de
• [Manuel] Palau, “Las obras Madrid”, p. 7-9.
didácticas de Mr. Charles • [s. n.] “Concurso de Bandas
Koechlin”, pp. 14-15. provinciales en Córdoba”, p.
Conciertos, pp. 15- 17 9-10.
Bandas de Música: Orfeones, p. 11.
• [s. n.] “Los directores de Publicaciones Musicales:
banda”, pp. 17-18. • [s. n.] “Bibliografía”, p. 12.
• Cipriano Pedrosa Solares, • [s. n.] “Mucho o nada, por J.
“Carta Abierta”, p. 18. C. Arriaga”, pp. 12-13.
• [s. n.] “Hacia el final”, p. 18. • [s. n.] “Folklorismo, artículos
notas y críticas musicales, por
Eduardo Sánchez Fuentes”,
Año II Córdoba, Mayo, 1929, p. 13.
Núm. 15 • [s. n.] “Revistas recibidas”, p.
13.
Portada: “Manuel Palau Boix/ Noticias varias:
Laureado compositor y direc- • [s. n.] “Joaquín Turina, en
tor de Orquesta”. Cuba”, p. 13.
Colaboradores • [s. n.] “El Concurso de bandas
Artículos: de la provincia”, pp. 13-14.
• Rogelio Villar, “Manuel de
Falla”, pp. 1-2.
• José Subirá, “Un compositor Año II Córdoba, Junio, 1929,
olvidado: Antonio Rosales”, Núm. 16
pp. 2-4.
• Miedes Aznar, “Comentaris- Portada: “Joaquín Turina/ Com-
tas y biógrafos de Chopín”, positor y crítico musical”
pp. 4-5. Colaboradores
Artículos:
87

• B. Gálvez Bellido, “Pro Músi- Publicaciones Musicales:


ca”, p. 1. • [s. n.] “Ruperto Chapí. Su
• Joaquín Turina, “Pedro San- vida y sus obras por Ángel
juán y su orquesta”, pp. 1-2. Salcedo”, pp. 13-14.
• José Subirá, “¿Qué es la tona- • [s. n.] “Revistas recibidas” p.
dilla?”, pp. 2-3. 14.
• Miedes Aznar, “Un poco de
estimación profesional”, p.
4. Año II Córdoba, Julio, 1929,
• Paulino Cuevas, “Subven- Núm. 17
ciones sinfónicas”, pp. 4-6.
• Laureano Calvo, “La música Portada: “D. Antonio Ribera/
en el cine”, pp. 6-7. Director de Orquesta y traductor
Teatros: de las obras de H. Riemann”.
• Arturo Mori, “Diálogo de Colaboradores
actualidada”, p. 7. Artículos:
Orquestas: • Alfredo Heus, “Hugo Rie-
• [s. n.] “Orquesta Pro-Arte”, p. mann y el músico alemán”,
8. pp. 1-2.
Educación Musical: • [s. n.] “Biografía de Rie-
• [s. n.] “Conservatorio Na- mann”, pp. 2-4
cional de Música de París”, • Alberto Maecklenburg, “El
p. 8. sistema musical de Riemann,
• [s. n.] “Premio Parragón”, p. como piedra miliaria en la
8. historia de la teoría de la
Conciertos: música”, pp. 4-8.
• Germán R. Beigbeder, “Aso- • Rogelio Villar, “Hugo Rie-
ciación de Cultura Musical mann”, pp. 8-9.
Delegación de Jerez”, p. 10- • Juan del Brezo, “In Memo-
11. riam”, pp. 9-10.
Bandas de Música: • Paulino Cuevas, “Cine so-
• Marques de Foronda, “Ex- noro”, pp. 10-11
posición Internacional de • B. Gálvez Bellido, “El salón
Barcelona 1929”, pp. 11-12. internacional de la Sinfonía”,
• [s. n.] “Concurso de bandas pp. 11-12.
de chistularis”, pp. 12-13. • Arturo Lapuerta, “España
• Fernando Barrera, “Edicto”, musical por sus cuatro costa-
p. 13. dos, debe y puede tener una
gran orquesta nacional”, pp.
12-13.

Musicalia
88

Teatros: Teatros:
• Arturo Mori, “La ópera y la • Arturo Mori, “La teoría de la
zarzuela”, pp. 13-14. multiplicidad”, p. 6.
• J. A. Martra, “En el Teatro Educación musical:
Lírico Nacional las óperas de- • B. Gálvez Bellido, “Escolás-
ben ser cantadas en español”, tica”, p. 7.
pp. 14-15. Música religiosa:
Bandas de Música: • Juan M. Fernández, “El fin de
• P. B., “XXXVII Concurso los órganos”, pp. 7-10.
Regional de Bandas Civiles”, Bandas de Música:
pp. 15-16 • X. Y. “Certámenes musi-
Orfeones: cales”, p. 10.
• [s. n.] “Sociedad Coral de • P. S. “Otiel (Valencia)
Torrelavega”, p. 16. Certámenes de Bandas Civ-
Noticias varias, p. 16. iles”, p. 10-11.
Publicaciones Musicales: • [s. n.] “Resultados de unos
• [s. n.] “Revistas recibidas” p. concursos”, p. 11.
18. Noticias varias, p. 11.
Publicaciones musicales:
• [s. n.] “Música, revista men-
Año II Córdoba, Agosto, 1929, sual Central Catalana de Pub-
Núm. 18 licaciones”, p. 11.
• [s. n.] “Pro-Arte, publicación
Portada: “Sumario del mes de musical para banda”, p. 11.
Agosto” • [s. n.] “Revistas recibidas”, p.
Colaboradores 12.
Artículos:
• Miedes Aznar, “Comentarios
a un artículo”, pp. 1-2. Año II Córdoba, Septiembre y
• Julio Gómez, “Los concursos Octubre, 1929, Núm. 19
de bandas”, pp. 2-3.
• José Subirá, “La zarzuela Portada: “Sumario extraordinario
española en la segunda mitad correspondiente a los meses
del siglo XVIII”, pp. 3-4. de Septiembre y Octubre”
• Arturo Lapuerta, “Galicia”, Colaboradores
pp. 4-5. Artículos:
• Rogelio Villar, “In memo- • Julio Gómez, “Pilar Fernán-
riam. Pilar Fernández de la dez de la Mora”, pp. 1-3.
Mora (1867-1929)”, pp. 5-6. • B. Gálvez Bellido, “El cine
sonoro”, p. 3.

Musicalia
89

• Miedes Aznar, “San Antonio Artículos:


de la Florida de Isaac Al- • Manuel Palau, “Nuestras ban-
béniz”, pp. 4-5. das rurales”, pp. 1-5.
• José Subirá, “El fervor • Paulino Cuevas, “Los traba-
filarmónico en Cádiz”, pp. jadores de la música”, pp.
6-7. 5-7.
• Paulino Cuevas, “Ricardo • José Subirá, “La música tea-
Wagner y la lógica francesa”, tral en el siglo de Calderón”,
pp. 7-8. pp. 7-8.
• Justo Sansalvador Cortés, • X., “Palestrina y Wagner”, pp.
“Controversias”, pp. 8-9. 8-9.
Nuestros Artistas: • Juan del Brezo [Juan José
• [s. n.] “María Valverde”, pp. Mantecón], ¿Clasicismo o
10-11. Romanticismo?”, pp. 10-11.
Educación Musical: • J. A. Beigdeder, “Ilustración
• Jaime Más Porcel, “De Peda- musical”, p. 11.
gogía pianística”, pp. 11-13. Teatros:
Teatros: • Arturo Mori, “La zarzuela en
• Arturo Mori, “Sobre el maes- los barrios populares”, p. 12.
tro Luna y los jóvenes músi- Bandas de Música:
cos”, pp. 13-14. • “Dominó musical Climent”,
Conciertos, p. 14. p. 13.
Orfeones: Conciertos:
• Aurelio González, “Val- • Julio Gómez, “Madrid Musi-
ladolid. Presentación de la cal”, pp. 14-16.
Coral Filarmónica palentina”, • [s. n.] “Las conferencias de
p. 15. José Subirá en Barcelona”,
Publicaciones musicales: pp. 19-20.
• [s. n.] “La Tonadilla Escéni- Bandas de música:
ca, Tomo segundo, por José • Corresponsal, “Fiesta de
Subirá”, p. 15. Santa Cecilia”, p. 20.
Noticias varias, p. 15. Publicaciones periódicas:
• [s. n.] “Manual del organista,
Año II Córdoba, Noviembre, Hugo Riemann”, p. 20.
1929, Núm. 20 • [s. n.] “Composición musical,
Hugo Riemann”, p. 20.
Portada: “Sumario correspondi- • [s. n.] “Revistas recibidas” p.
ente al mes de Noviembre” 21.
Colaboradores Noticias Varias, p. 21.

Musicalia
90

Año II Córdoba, Diciembre, Año III Córdoba, Enero, 1930,


1929, Núm. 21 Núm. 22

Portada: Sumario correspondi- Portada: “Sumario correspondi-


ente al mes de Diciembre ente al mes de Enero”
Colaboradores Consultor profesional
Artículos: Artículos:
• Titurel, “Francisco Calés”, • Paulino Cuevas, “D. Luis
pp. 1-2. Emilio Vega director de
• B. Gálvez Bellido, “Las la banda del Real Cuerpo
Golondrinas”, pp. 2-3. de Guardias Alabarderos
• Paulino Cuevas, “La psi- y la reforma del programa
cología de la máquina y la de oposiciones a músicos
materialidad del Hombre”, mayores”, pp. 1-3.
pp. 3-5. • Rafael Vidaurreta, “Epís-
• José Subirá, “El cultivo del tola (para don Rafael Serrano
melólogo en España”, pp. 5- Palma)”, pp. 3-4.
6. • José Subirá, “Apuntes mu-
• A. R., “Sobre Discos”, pp. sicólogos (conservación e
6-7. investigación)”, pp. 4-5.
• Juan Reyes Bartlet, “Respon- • Justo Sansalvador, “Músicas
sorio de un baile popular militares”, pp. 6-8.
antiguo”, pp. 7-8. • B. Gálvez Bellido, “El caso
• “Homenaje al maestro don Lassalle”, pp. 8-9.
Emilio Serrano”, p. 9. • Miedes Aznar, “Revisiones
• “El maestro Ribera con la histórico-musicales (Albéniz
Orquesta Sinfónica”, p. 9. y su detractor)”, pp. 9-11.
Teatros: • Jossach d’Alacant, “Charlas”,
• Artro Mori, “Malditas sean pp. 11-12.
las dificultades”, p. 10. • Julio Gómez, “Madrid Musi-
Educación Musical: cal”, pp. 12-13.
• Antonio Ribera, “Margit Teatros:
Varró” del Lebendige Kla- • Arturo Mori, “Defendamos el
vierunterricht, Seine Methodik género”, pp. 13, 14.
und Psychologie”, p. 11. Educación Musical:
Publicaciones Musicales: • [s. n.] “Conservatorio Viz-
• [s. n.] “Rectificando”, p. 11. caíno de Música”, pp. 14-15.
• [s. n.] “Revistas recibidas”, p. Conciertos, pp. 15-19.
11.

Musicalia
91

Año III Córdoba, Febrero, • Jossach d ‘Alacant, “Char-


1930, Núm. 23 las”, pp. 16-17.
Bandas de Música:
Portada: “Sumario correspondi- • [s. n.] “Conservatorio Oficial
ente al mes de Febrero”. de Música”, pp. 17-18.
Consultor profesional • [s. n.] “Sección Artística Mu-
Artículos: sical de Badajoz”, p. 18.
• Modesto Rebollo, “Con- Conciertos, pp. 18-22.
testación a la encuesta de Colaboradores, p. 23.
músicos mayores”, pp. 1-2 Guía de Concertistas y Agrupa-
• Paulino Cuevas, “La banda ciones, p. 24.
militar española”, pp. 2-4.
• José Subirá, “¿Fue La Tirana
tonadillera?”, pp. 4-5. Año III Córdoba, Marzo, 1930,
• Manuel Bores, “El Cine so- Núm. 24
noro es una atentado para las
Orquestas”, pp. 5-6. Portada: “Sumario correspondi-
• Jaime Martínez Sánchez, “De ente al mes de Marzo”
Re Lírica”, pp. 6-7. Consultor profesional
• Miedes Aznar, “El Centenario Conciertos
del Romanticismo”, pp. 7-9. Artículos:
• Jossach d’Alacant, “Parango- • [s. n.] “Los músicos mayores
neando, A Juan del Brezo, dicen/ D. Pablo Cambronero”,
crítico musical de La Voz”, p. 1.
pp. 9-10. • Miedes Aznar, “Los modernos
• Juan del Brezo, “El peligro italianos, Ottorino Respighi”,
del cine sonoro”, pp. 10-11. pp. 1-3.
• “Importante asamblea de los • Juan Reyes Bartlet, “La músi-
directores de Banda munici- ca en Tenerife”, pp. 3-5.
pales de la región Vasco-Na- • Joaquín Turina, “El crítico
varra”, pp. 11-13. sumergido”, pp. 5-6.
• “Crónica de Bilbao. Hom- • Jossach d’Alacant, “Desafina-
enaje al maestro Córdoba”, ciones”, pp. 6-7.
13-14. • Paulino Cuevas, “Vulgari-
• Titurel, “Una obra sinfónica dades Escolásticas”, pp. 8-9.
de Beigbeder”, p. 14. • José Subirá, “El deber del
Teatros: musicólogo”, pp. 9-11.
• Arturo Mori, “Otro golpe al • Jossach d’Alacant, “Charlas”,
tema de la ópera española”, pp. 11-12.
pp. 15-16.

Musicalia
92

Teatros: Orfeones:
• Arturo Mori, “¿Qué hacen • X. Y. Z., “El movimiento
esos músicos?”, p. 13. Coral castellano”, pp. 16-17.
Educación Musical: • Julio Valín, “Coro Montañes
• Antonio Gil Muñiz, “La edu- El sabor de la Tierruca”, pp.
cación musical y la escuela”, 17-19.
pp. 13-16. • Izquierdo y Vivas, “La So-
ciedad Coral El Eco”, pp.
19-20.
Año III Córdoba, Abril, 1930, Noticias varias, p. 20.
Núm. 25

Portada: “Sumario correspondi- Año III Córdoba, Mayo, 1930,


ente al mes de Abril” Núm. 26
Consultor profesional
Conciertos Portada: “Sumario correspondi-
Artículos: ente al mes de Mayo”
• Mayoral, “Los músicos Consultor profesional
mayores dicen…”, pp. 1-5. Conciertos
• A. Ribera, “Cosima Wagner”, Artículos:
pp. 5-7. • J. Torró Jordá, “Los músi-
• J o s é S u b i r á , “ E l c a n t o cos mayores ayer. Don Juan
Mozárabe”, pp. 7-8. Viñolo Gaforio”, pp. 1-3.
• Miedes Aznar, “Revistas • José Subirá, “En el Centenario
Musicales de ayer y hoy”, pp. del Romanticismo”, pp. 4-6.
9-10. • Miedes Aznar, “Lo que hacen
• B. Gálvez Bellido, “El arte en en otras naciones”, pp. 6-7.
la música”, pp. 10-11. • P. C., “Copleros y zarzuele-
• Paulino Cuevas, “La banda ros”, pp. 7-8.
municipal española”, pp. 11- • Modesto Rebollo, “Nuestro
12. grandes artistas. Gaspar Cas-
• Jossach d’Alacant, “Charlas”, sadó”, pp. 8-9.
pp. 13-14. • Jossach d’Alacant, “Charlas”,
• Modesto Rebollo, “Naderías pp. 9-11.
y Noñeces”, p. 14. • A. S., “Musicales”, p. 12.
Teatros: Teatros:
• Arturo Mori, “Cosas Pre- • Arturo Mori, “Los noveles,
sentes”, pp. 15-16. tema fundamental”, pp. 12-
13.

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93

Bandas de Música: y la reforma del programa


• [s. n.] “La Banda Municipal de oposiciones a Músicos
de Madrid en Córdoba”, p. Mayores”, pp. 3-5.
13. • Justo Sansalvador, “Músicos
Orfeones: militares. Proyecto de reor-
• Eduardo Torres, “El Orfeó ganización”, pp. 5-8.
Catalá”, p. 14. • B. Gálvez Bellido, “Recetas.
• [s. n.] “Sociedad Coral de A un violinista”, pp. 8-9.
Torrelavega”, pp. 14-15. • Paulino Cuevas, “El Orfeón
• [s. n.] “Desde Gijón. Orfeón Español”, pp. 9-11.
Ovetense”, p. 15. • José Subirá, “Después del
• Martínez Sánchez, “Socie- Romanticismo”, pp. 11-13.
dades Musicales”, p. 15. • X. Y. Z., “Carta abierta”, p.
Publicaciones Musicales: 13.
• [s. n.] “La Fuga, por Stephar • Mayoral, “Sevilla musical y
Krehl”, pp. 15-16. su Orquesta Bética de Cá-
• [s. n.] “Revista España Sacro- mara”, pp. 13-15.
Musical”, p. 16. • Aurelio González, “Cultural
• [s. n.] “Revistas recibidas”, p. de Valladolid”, pp. 15-16.
16. Teatros:
Noticias varias, p. 16. • Arturo Mori, “La esencia del
Género chico”, pp. 16-17.
Educación Musical:
Año III Córdoba, Junio, 1930, • Aurelio González, “Escuela
Núm. 27 Oficial de Música de Val-
ladolid”, p. 17.
Portada: “Sumario correspondi- Orfeones:
ente al mes de Junio” • J. Sansalvador Cortés, “El
Consultorio profesional Orfeón Leonés”, pp. 17-18.
Conciertos • “El Orfeón Pamplonés”, pp.
Artículos: 18-19.
• Titurel, “Sobre la crisis profe- Publicaciones Musicales:
sional. La opinión del Presi- • [s. n.] “Antología Musical de
dente de la Asociación de Cantos Populares, de Anto-
Profesores de Orquestas”, pp. nio Martínez”, p. 20.
1-3. Noticias varias, p. 20.
• Paulino Cuevas, “Don Fran-
cisco Esbrí, músico mayor
del Regimiento de Asturias

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94

Año III Córdoba, Julio, 1930, • Modesto Rebollo, “La Coruña


Núm. 28 Musical”, pp. 16-18.
• Jossach d’Alacant, “Misivas”,
Portada: “Sumario correspondi- pp. 18-19.
ente al mes de Julio” • [s. n.] “Triunfo de un Cordo-
Excmo. Ayuntamiento de Jerez bés [: Rafael Villatoro]”, p.
de la Frontera 19.
Conciertos • Antonio Guzmán Rici, “Con-
Artículos: testación a la carta abierta de
• Emilio Campos, “Sobre la X. Y. Z.”, p. 19.
crisis profesional. Interview Bandas de Música:
con el presidente de la Asoci- • [s. n.] “El Concierto de la
ación benéfica de Profesores Banda militar. Santa Cruz de
de Orquesta de Valencia”, pp. Tenerife”, pp. 20-21.
1-2. • [s. n.] “Concurso Nacional de
• [s. n.] “Músicos Mayores”, Bandas de Música Civiles y
pp. 2-3. Militares”, p. 21.
• José Terol, “Los músicos • [s. n.] “Pinceladas de Cas-
mayores dicen”, pp. 3-5. tilla”, p. 21.
• J. Ricas Blanco, “Divergen- • [s. n.] “ Concurso de Bandas
cias”, pp. 5-7. en Castellón”, p. 22
• José Subirá, “La musicología Noticias varias, p. 22.
en acción”, pp. 7-8. Publicaciones Musicales:
• Miedes Aznar, “Algunas • [s. n.] “Revistas recibidas”, p.
consideraciones sobre la de- 22.
nominada ópera española”,
pp. 9-10.
• Juan M. Fernández, “Dere- Año III Córdoba, Agosto, 1930,
chos de autor”, pp. 10-12. Núm. 29
• B. Galvéz Bellido, “El Premio
Sarasate”, p. 12. Portada: “Sumario correspondi-
• X. Y. Z., “Divagaciones sobre ente al mes de Agosto”
música popular castellana”, Consultor profesional
pp. 12-14. Artículos:
• Paulino Cuevas, “Contrastes”, • Claudio Beltrán, “Sobre la cri-
pp. 14-16. sis profesional. Contestación
Teatros: del Señor Gerente de la Socie-
• Arturo Mori, “Un tema rápido dad de Profesores de Orquesta
y concreto”, p. 16. de Gijón”, pp. 1-3.

Musicalia
95

• Miedes Aznar, “Más consid- Año III Córdoba, Septiembre,


eraciones sobre la denomi- 1930, Núm. 30
nada ópera española”, pp.
3-4. Portada: “Sumario correspondi-
• Juan González Páramos, “Las ente al mes de Septiembre”
música del Ejército”, pp. 5- Consultor profesional
6. Artículos:
• Paulino Cuevas, “Al servicio • Paulino Cuevas, “Don Alejan-
de la Música”, pp. 6-7. dro Contreras músico mayor
• B. Gálvez Bellido, “Lecciones del regimiento de Covadonga
a un violoncellista”, pp. 7-8. y el programa de oposiciones
• Juan Pérez Zúñiga, “La músi- a músicos mayores”, p. 1
ca en Broma”, pp. 8-9. • [s. n.] “Boletín Musical en
• José Subirá, “En torno a Méjico”, p. 2.
María Ladvenant”, pp. 9-10. • Manuel Araujo, “Esbozos
• J. P., “¿Programas? Progra- Panorámicos”, pp. 2-3.
mas mayores militares”, pp. Conciertos, pp. 3-4.
10-11. Artículos:
• J. Torró Jordá, “Músico-In- • Richard Wagner, “De la
sensible”, pp. 12-14. aplicación de la música en el
• X. Y. Z., “Micaela Alonso”, drama”, pp. 4-5
pp. 14-15. • Paulino Cuevas, “El fonó-
Teatros: grafo y la guitarra”, pp. 5-7
• Arturo Mori, “La fecunda • Miedes Aznar, “Sigfred, el
insistencia”, pp. 15-16. hijo del genio”, pp. 8-9.
Orfeones: • José Subirá, “Un congreso de
• [s. n.] “Valladolid. El Con- Musicología”, pp. 9-10.
curso de Corales”, p. 16. • Pedro Rubio, “Gayarre”, pp.
Conciertos, p. 17. 11-12.
Noticias varias, p. 17. • Daniel G. Nuevo Zarracina,
Publicaciones musicales: “Origen y nacimiento de la
• [s. n.] “Nuevas Canciones canción popular”, pp. 12-15.
Vascas.-N, Almandoz, -Diez • Jossach d’Alacant, “Misivas”,
coros Vascos, para tres voces pp. 14-15.
blancas”, p. 18. • [s. n.] “Las músicas del ejér-
cito”, pp. 15-16.
• X. Y. Z., “José Riera”, pp.
16-17.

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96

Educación Musical: • Campaone, “A los vanguar-


• J. M. Fernández, “Pedagogía distas españoles, muy since-
Musical”, pp. 17-18. ramente”, pp. 8-9.
Teatros • José Subirá, “La musicología
• Arturo Mori, “El instinto y la música en Lieja”, pp. 10-
folklórico y la soledad de la 11.
escena”, pp. 18-19. • Miedes Aznar, “El ambiente
Orfeones: aragonés en las zarzuelas”,
• X. Y. Z., “El Concurso de pp. 11-12.
Corales de Valladolid”, pp. • Juan González Páramos, “Las
19-20. músicas del Ejército”, p. 13.
• X. Y. Z., “Sáez de Adana”,
pp. 13-15.
Año III Córdoba, Octubre, • Jaime Martínez Sánchez,
1930, Núm. 31 “Desde Gijón. En el Teatro
Dindurra”, pp. 15-16.
Portada: “Sumario correspon- • Jossach d’Alacant, “Misivas”,
diente al mes de Octubre” pp. 16-17.
Consultor profesional • J. Torró Jordá, “¡Abajo los
Artículos: Concursos!”, pp. 17-18.
• Antonio Cortes, “Sobre la Teatros:
crisis profesional. Contesta- • Arturo Mori, “La falta de
ción del señor Presidente de locales y la entusiasta porfía
la Asociación Musical de San de Sagi-Barba”, p. 18.
Sebastián”, pp. 1-2. Conciertos, pp. 19-22.
• Feliciano Ponsa Ruitort, “Los Publicaciones Musicales:
músicos mayores dicen”, pp. • [s. n.] “Historio de la Música
2-3. del profesor Hugo Riemann”,
• Juan del Brezo [Juan José p. 22.
Mantecón], “La situación • [s. n.] “Música revista men-
de los músicos mayores del sual”, p. 22.
Ejército”, pp. 3-4.
• Pousa, “Músicos mayores”, p.
4. Año III Córdoba, Noviembre,
• Ricardo Wagner, “De la 1930, Núm. 32
aplicación de la música en el
drama”, pp. 5-6. Portada: “Sumario correspon-
• Paulino Cuevas, “Los grandes diente al mes de Noviembre”
genios y su moralidad”, pp. Consultor profesional
6-8. Conciertos

Musicalia
97

Artículos: Orfeones:
• Berenguer, “Intendencia Ge- • Justo Sansalvador, “Desde
neral”, p. 1. Palencia”, pp. 19-20.
• Alfredo de Sandoval, “Sobre • M. H. Barroso, “La Orquesta
la crisis profesional. Contes- Sinfónica de Madrid”, p. 20.
tación del Sr. Presidente de la
Asociación de Profesores de
Orquesta de Valladolid”, pp. Año III Córdoba, Diciembre,
1-2. 1930, Núm. 33
• Joaquín Turina, “Nuevos
problemas”, p. 2. Portada: “Sumario correspon-
• Richard Wagner, “De la diente al mes de Diciembre”
aplicación de la música en el Consultor profesional
drama”, pp. 3-6. Conciertos
• Luis M. Alonsos Abaitua, Artículos:
“Música Moderna”, pp. 6-7. • Berenguer, “Músicos mayo-
• José A. Veiga, “De la expre- res”, p. 1.
sión musical”, pp. 7-9. • Miedes Aznar, “Sobre la
• José Subirá, “Una pintoresca crisis profesional. Basta de
compañía teatral”, pp. 9-10. Discos”, pp. 1-2.
• El duende de San Gines, • José Subirá, “Una exposición
“Diálogo cogido al vuelo”, de pretéritas habilidades filar-
pp. 10-11. mónicas”, pp. 2-3.
• Titurel, “Altavoz, Discos = • Enric Morera, “A los autores
Sonoterapia”, pp. 12-13. de Sardanas”, p. 4.
• Paulino Cuevas, “El arte a la • José A. Veiga, “De la expre-
moda”, pp. 13-14. sión musical”, pp. 5-6.
• J. Manceñido, “Contestación • Titurel, “Hay que evitarlo…”,
a una honrosa alusión”, pp. pp. 7-8.
14-15. • Pedro Rubio, “Sarasate”, pp.
• Jossach d’Alacant, “Misivas”, 8-9.
p. 16. • Campanone, “Madrid Musi-
• P. C., “El maestro Vega en la cal”, pp. 9-10.
Orquesta Sinfónica”, p. 17. Teatros:
• Daniel G. Nuevo Zarracina, • Arturo Mori, “La Tertulia”, p.
“La canción popular como 11.
alma del pueblo”, p. 18. Música Religiosa:
Teatros: • Max Tremmel, “Las secuencias
• Arturo Mori, “Habla el maes- del Canto Gregoriano como
tro Lasalle”, p. 19. Canto popular”, pp. 11-13.

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98

Bandas de Música: Publicaciones musicales:


• [s. n.] “Banda Municipal de • [s. n.] "La espiritualidad de
Jerez de la Frontera”, p. 13. la Música.-Antonio M. Abel-
lán”, p. 18.
• [s. n.] “Anuario Musical de
Año IV Córdoba, Enero, 1931, España», p. 18.
Núm. 34 • [s. n.] “La Tonadilla Escé-
nica por José Subirá,-Tomo
Portada: “Sumario correspon- tercero”, p. 18.
diente al mes de Enero”
Consultor profesional
Conciertos Año IV Córdoba, Febrero,
Artículos: 1931, Núm. 35
• Antonio M. Abellán, “Psico-
logía de la expresión musi- Portada: “Sumario correspon-
cal”, p. 1. diente al mes de Febrero”
• Miedes Aznar, “Bibliografía”, Consultor profesional
pp. 2-3. Conciertos
• Paulino Cuevas, “El orfeón Artículos:
pamplonés en Madrid”, pp. • Francisco Moreno Aznar, “La
3-4. Asociación de Profesores mú-
• José Subirá, “Un Barbero de sicos de Zaragoza”, pp. 1-2.
Sevilla resonante”, pp. 4-6. • Pendolista, “Una máquina
• Juan Reyes Bartlet, “Primiti- para escribir música”, pp. 2-
vismo”, pp. 6-7. 3.
• Miguel Burriel, “Reportaje • Andrés Aráiz, “Arabescos”,
sobre un libro del maestro pp. 3-4.
Andrés Araiz, titulado La • José Subirá, “Hispanismo
Música Religiosa en España”, artístico y música contem-
pp. 7-9. poránea”, pp. 4-5.
• José Ángel Veiga, “De la • Titurel, “El Bolero, de Ra-
Música”, pp. 9-11. vel”, pp. 5-7.
• Campanone, “Madrid Filar- • José Ángel Veiga, “De la
mónico”, pp. 12-13. Música”, pp. 7-9.
• X. Y. Z., “Suum Cuique”, pp. • “Siluetas artísticas cordobe-
13-15. sas: Mercedes López Álva-
Orfeones: rez”, pp. 9-10.
• Hipólito Álvarez, “La Socie- • Luis M. Alonso Abaitua,
dad Coral de Santander”, pp. “Aniversario musical”, pp.
16-17. 10-12.

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99

• X. Y. Z., “Suum Cuique”, pp. Educación Musical:


12-14. • Bonifacio Gil, “Escuela Pro-
Bandas de Música: vincial de Artes e Industrias
• [s. n.] “De Andujar”, pp. 15- de Badajoz”, p. 16.
16. Publicaciones musicales:
Publicaciones musicales: • [s. n.] “Una publicación mu-
• [s. n.] “Hugo Riemann. —Ar- sicológica”, p. 16.
monía y Modulación”, p. 16. • [s. n.] “Música y Músicos,
• [s. n.] “Dr. Egon Wellesz.- Revista Musical ilustrada”,
Música Bizantina”, p. 16. p. 16.

Año IV Córdoba, Marzo, 1931, Año IV Córdoba, Abril, 1931,


Núm. 36 Núm. 37

Portada: “Sumario correspon- Portada: “Sumario correspon-


diente al mes de Marzo” diente al mes de Abril”
Consultor profesional Consultor profesional
Conciertos Conciertos
Artículos: Artículos:
• Luis M. Alonso Abaitua, “Gu- • [s. n.] “Estudio sobre la si-
ridi y su Amaya”, pp. 1-3 metría en la estructura de las
• B. Gálvez Bellido, “Ravel”, fugas y las relaciones motívi-
p. 3. cas de los preludios y fugas
• Titurel, “De cómo un poema del Clave Bien Temperado
sinfónico no obtuvo el premio de Juan Sebastián Bach”, pp.
de un concurso”, pp. 4-5. 1-2.
• Paulino Cuevas, “Aniversa- • [s. n.] “Liga para la protección
rios”, pp. 5-7. del Arte Lírico Nacional”, pp.
• José Subirá, “Un periódico 3-4.
musical del siglo XVIII”, pp. • [s. n.] “Boletín Musical en la
7-8. República Checa”, pp. 4-5.
• José Ángel Veiga, “De la • José Subirá, “La Misa y la
Música”, pp. 9-11. coral en la fiesta pública es-
• Daniel G. Nuevo Zarracina, pañolas”, pp. 5-7.
“Las Marzas”, pp. 11-12. • José A. Veiga, “De Música”,
• X. Y. Z., “Suum Cuique”, pp. pp. 7-9.
12-14. • [s. n.] “Boletín Musical en
• [s. n.] “Boletín Musical en Ámsterdam, Holanda”, pp.
Checoslovaquia”, pp. 14-15. 9-10.

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100

• Miedes Aznar, “Debía adop- Noticias Varias:


tarse el Himno de Riego”, pp. • [s. n.] “Concurso Internacio-
10-11. nal de Música Oriental”, p.
• Paulino Cuevas, “Museos 17.
vivientes”, pp. 11-12. Publicaciones Musicales:
• Daniel G. Nuevo Zarracina, • [s. n.] “Pastoral, Juan Crisós-
“Las Marzas”, pp. 13-14. tomo de Arriaga”, p. 18.
• X. Y. Z., “Guzmán de Ricis”, • [s. n.] “Las cruzadas, Cuadro
pp. 14-15. Calistécnico”, p. 18.
• Sol-Feo, “Pamplona Musi-
cal”, pp. 15-16.

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