Leyendo las noticias, en la actualidad se puede promediar que dos veces por
mes son descubiertos los curas católicos que cometen actos de pederastia en
todo el mundo, tomando en cuenta nada más los casos que son denunciados.
Y quién sabe cuántos más se lleven a cabo y que permanecen ocultos y que
posiblemente nunca lleguen a conocerse por los temores que conllevan las
víctimas hasta su muerte: producto de amenazas divinas que estos curas les
infunden y la vergüenza de verse señalados por la sociedad por haber caído en
estos sucesos. El crimen que se comete es de gran magnitud porque parte de
una autoridad moral que tiene como armas la amenaza del castigo eterno hacia
los infantes que daña, mientras que a los curas se les castigaría, conforme a
las leyes, con un tiempo determinado de encierro por su fechoría, si son
acusados; sus abogados han adquirido tal habilidad al litigar a favor de ellos
que, por lo general, son absueltos pese a la comprobación de sus delitos. Las
mismas autoridades eclesiásticas los protegen cuando salen a la luz estos
crímenes, porque inmediatamente los trasladan a otras parroquias, a veces a
otro país. La dimensión del daño psicológico que con sus actos hacen a los
niños y niñas es, en la mayoría de los casos, de por vida: los lesionados van a
padecer las consecuencias de no sentirse como un ser humano normal; contra
que los victimarios se presentan ante sus feligreses como personas dignas. La
Iglesia Católica está totalmente en contra de las relaciones sexuales mientras
no estén encaminadas a la procreación, y es obvio que sean los sacerdotes
católicos los primeros en saber esta disposición; y también los primeros en
acusar de pecado a las parejas que unidas en matrimonio, aun el religioso,
usen métodos anticonceptivos. ¿Qué, sólo ellos tienen el privilegio de no acatar
estos preceptos?
La familia la forma una pareja: hombre y mujer; y los hijos que tenga esta
pareja los transforma en padre y madre. ¿Cómo es que la Iglesia promueve el
concepto de familia si exige el celibato a sus ministros? ¿Por qué los
sacerdotes están impedidos de tener familia? ¿Se promueve, o no se
promueve la familia?
Habrá quien diga que no todos los sacerdotes participan de esta acción
desleal, pero ante los porcentajes tan altos que han arrojado las
investigaciones llevadas a cabo sobre las perversidades que cometen los curas
en contra de sus feligreses, aprovechando su autoridad religiosa, y que
rebasan, en mucho, a más de la mitad de los curas, se puede decir que ya es
generalizada esta práctica inmoral.
Lo relevante aquí es el hecho de quién perpetra estas acciones: la máxima
autoridad moral y principal inquisidora de acusar cualquier práctica amoral, no
sólo física, sino hasta las que son producto del pensamiento, sea la que está
más envuelta en crímenes sexuales. Ni en los médico ginecólogos se ha
podido comprobar una práctica de perversidad sexual, en contra de sus
pacientes, tan generalizada, como con los curas.