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Capítulo 1

PRIMERA LECTURA: LAS


MATEMATICAS EN LA
ANTIGÜEDAD GRIEGA

1.1 Panorama General de las Matemáticas Griegas


A pesar de la distancia temporal y conceptual que nos separa, sabemos que las
matemáticas modernas tienen sus raíces en la Grecia antigua. Esto no niega la existencia
de unas prácticas matemáticas anteriores. De hecho, las construcciones babilonias, las
pirámides de Egipto, los palacios persas, y muchos monumentos más, insinúan unas
matemáticas más o menos desarrolladas. Sin embargo, no les reconocemos parentesco.
Existe algo que nos separa de ellas. ¿Qué es lo que marca la diferencia?.
Es mucho lo que se ha escrito y especulado al respecto; sin embargo, se pueden
identificar algunos aspectos generales en este sentido. Las matemáticas egipcias
y babilonias son unas matemáticas pragmáticas, muy ligadas a los problemas de
construcción, conteo y administración.
Los griegos en cambio, construyeron un universo de objetos matemáticos con una
dinámica propia e independiente de las ataduras que las necesidades prácticas les
imponían cotidianamente. Se trata de un cuerpo teórico cimentado en la necesidad
de demostrar.
La demostración matemática constituye el legado fundamental de la matemática

1
2 1. PRIMERA LECTURA: LAS MATEMATICAS EN LA ANTIGÜEDAD GRIEGA

griega antigua. Sabemos que la manera de demostrar ha sufrido, naturalmente,


modificaciones en el devenir histórico. Sin embargo, el método general, de ir de
la hipótesis a la tesis, a través de concatenaciones lógicas previamente estipuladas,
conforma el paradigma vigente de la demostración.
Es conveniente aclarar que la necesidad de demostrar como tal, no proviene sólo de
la matemática, sino también como consecuencia de la necesidad de dirimir conflictos
jurídicos, epistemológicos y filosóficos. Aspectos que hacen parte del epicentro del logos
griego, más tarde traducido como “razón” en la teoría de magnitudes.
Se dice que la historia de las matemáticas griegas tiene su inicio en el siglo VI a.C. con
Tales y Pitágoras; dos de los pensadores más influyentes en el desarrollo del pensamiento
occidental. A Tales se le reconoce como el “Padre de la Geometría”, y se dice, sin mucho
detalle, que demostró los siguientes enunciados:

1. El diámetro divide al círculo en dos partes iguales.

2. Los ángulos de la base de un triángulo isósceles son iguales.

3. Los ángulos opuestos por el vértice son iguales.

4. Los triángulos que tengan dos lados respectivamente iguales y el ángulo


comprendido entre ellos también igual, son congruentes.

De Pitágoras se dice que fue el primero en señalar la matemática como una disciplina
libre; esto es, aquella que se cultiva no por utilidad sino por placer. Matemáticamente, el
legado de Pitágoras es invaluable. En la escuela pitagórica se desarrolló la primera teoría
abstracta de números y también la primera gran crisis con la aparición las magnitudes
inconmensurables.
No conocemos a ciencia cierta los desarrollos conceptuales de Pitágoras y Tales
debido a que carecemos de fuentes primarias. Sabemos de su existencia por antiguos
historiadores como Proclo1 , y especialmente por Aristóteles y Platón. Sin embargo,
pese al velo oscuro que los cubre, ellos ocupan un lugar privilegiado en la posteridad:
se les reconoce como los iniciadores de lo que con Euclides se convertirá en una manera
paradigmática de “hacer matemáticas”, la cual se ha mantenido vigente por más de
veinticinco siglos.
Naturalmente que esta forma particular de “hacer matemáticas” no fue producto de
un esfuerzo individual, sino que surgió en un espacio temporal de más de cinco siglos,
con el concurso de muchos pensadores, y que es lo que históricamente reconocemos como
“la antigüedad griega”. En este sentido se pueden reconocer tres períodos principales:

I Los presocráticos.
1
Proclo es considerado como uno de los comentadores más autorizados de Euclides. Vivió entre los
años 410 y 485 d. C. Lo interesante de Proclo, es que utilizó para sus investigaciones fuentes originales
griegas y también se basó en otros historiadores y filósofos. Su obra Comentario sobre el Primer Libro
de los Elementos de Euclides, constituye un legado invaluable para los historiadores de las matemáticas.

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1.2. EL PROGRAMA EUCLIDIANO 3

I La escuela de Atenas.

I La escuela de Alejandría.

Los presocráticos conforman el grupo de pensadores griegos más antiguos, los cuales
habitaron las colonias griegas del Asia menor, denominados también filósofos jónicos. La
escuela de Atenas se desarrolló en la parte continental de la Grecia antigua. La escuela
de Alejandría ocupó parte del continente africano, principalmente la ciudad fundada
por Alejandro Magno, y algunas islas del mediterráneo. Describamos algunos aspectos
cronológicos:

Filósofos presocráticos:
Tales de Mileto (640-550 a.C.).
Pitágoras de Samos (569-500)
Anaxágoras de Clazómene (500-428
a.C.)
Zenón de Elea (495- 435 a.C.)
Demócrito de Abdera (?470 a.C.-?)

Escuela de Atenas:
Platón (429-348 a.C.)
Eudoxo (408-355 a.C.)
Aristóteles (384-322 a.C.)

Escuela de Alejandría
Euclides (330-275 a.C.)
Arquímedes (287-212 a.C.) Según el cuadro de Rafael, La escuela de
Diofanto (236-152 a.C.). Atenas, Aristóteles y Platón ocupan la
parte central de la jerarquía intelectual del
pensamiento griego

Cada uno de estos pensadores aportó en la construcción de lo que denominamos


la matemática griega antigua. Sin embargo, el estudio exhaustivo todos ellos excede
los objetivos de este libro. Se centrará la atención en las dos figuras de mayor rango:
Euclides y Arquímedes.

1.2 El Programa Euclidiano


Los Elementos de Euclides constituyen uno de los monumentos teóricos más preciados de
todos los tiempos. Es una fina construcción conceptual de visita obligatoria para quien
quiera comprender los cimientos históricos de las matemáticas. Sin embargo, a riesgo
de caer en interpretaciones apresuradas, no es conveniente recorrer este viejo edificio sin
referencia a la acrópolis. La firmeza de sus columnas se debe a que están construidas
con materiales certificados en otras construcciones y con acabados de variado origen.
Es mucha la tinta que han gastado los hermeneutas en la interpretación de los textos
euclidianos; a pesar de ello se tiene incertidumbre respecto a las fuentes, traducciones

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4 1. PRIMERA LECTURA: LAS MATEMATICAS EN LA ANTIGÜEDAD GRIEGA

y filiaciones; además, el carácter imbricado de los libros que la conforman dificulta


una interpretación universal. Esto impone la búsqueda de los principios conceptuales
en obras anteriores. Filosóficamente, Platón y Aristóteles, son referentes necesarios,
mientras que Eudoxo y Teeteto lo son respecto a los desarrollos matemáticos.
Una de las cuestiones que más intriga a los especialistas, se refiere a la intencionalidad
de los Elementos. De un lado, se discute la población para la cual fue escrito;
concretamente si corresponde al ámbito escolar o al investigativo. La denominación de
Elementos, en su acepción más común, se refiere a tratado, compendio o compilación,
pero también a las proposiciones (principios, axiomas o incluso teoremas) sobre los
cuales reposa la organización deductiva de todos los resultados contenidos. Estos
tratados constituyen una tradición en Grecia y fueron elaborados con fines disciplinarios
y seguramente pedagógicos. De acuerdo con Proclo, antes de Euclides otros autores
elaboraron tratados con estas mismas características: Hipócrates de Quíos, un cierto
Léon que de acuerdo con Proclo se situaría entre Eudoxo y Platón, Teudio de Magnesia
y Hermótimo de Colofón.
El examen de las características epistemológicas de un tratado como los Elementos
de Euclides, reclama algunos interrogantes:

F El tipo de preocupaciones teóricas que lo movilizaron.

F Los presupuestos conceptuales que le sirvieron de base.

Lo primero tiene que ver con el programa intelectual de Euclides, mientras que
lo segundo apunta a la manera como lo desarrolla. Proclo y otros comentaristas
han insistido bastante en lo segundo, atendiendo al hecho de que los Elementos,
históricamente, se han constituido en el derrotero de la actividad matemática. Desde
entonces, la determinación de los objetos matemáticos, la exposición de las proposiciones
que se refieren a sus propiedades, la forma de demostrarlas y la secuencia lógica de los
axiomas, definiciones y teoremas, guardan estrechas relaciones con el patrón de la obra
de Euclides.
Es necesario aclarar que Euclides no es el iniciador del método deductivo en
matemáticas. Al menos ya lo encontramos en la filosofía de Platón y Aristóteles.
Precisamente, la Metafísica y la Física de Aristóteles son de consulta obligatoria para
entender la dinámica de los Elementos. Podría decirse que algunos capítulos de estos
libros conforman la “introducción” de los Elementos. Si se quiere tener una comprensión
más completa de los trece libros que conforman esta obra, se hace necesario estudiar
textos filosóficos significativos del entorno intelectual en que fue escrita. Más allá de
los problemas filológicos, los Elementos responden a una necesidad teórica de la cual
Euclides es el intérprete. El método axiomático como tal trasciende la obra euclidiana.
Así como una pieza de Wagner, por sí sola, no nos explica el romanticismo en la música,
no podemos entender a cabalidad los Elementos sin tener en cuenta el contexto socio-
cultural del que procede. Eso puede explicar porqué algunas cuestiones de los Elementos
se manejan de manera tácita. Euclides las utiliza porque hacen parte del acervo cultural

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1.3. LA MATEMÁTICA EN LA FILOSOFÍA ARISTOTÉLICA 5

de la época; representan los prerrequisitos que un lector debía poseer para abordar el
estudio del texto especializado.
Pero entonces, ¿en dónde encontrar las bases conceptuales necesarias para interpretar
los textos euclidianos?. La empresa es compleja y se corre el riesgo de caer en la
especulación pura. Afortunadamente existe una larga tradición de estudios consagrados
a revisar los conceptos y métodos usados por Euclides, comparándolos con autores
contemporáneos o de la época. Los más representativos son Platón, Aristóteles, Teeteto
y Eudoxo. Sabemos que algunos problemas, especialmente los correspondientes a la
teoría de los inconmensurables, fueron tomados de Platón y más concretamente de
Teeteto; y que la teoría de magnitudes en general y de las proporciones entre tales
magnitudes, básicamente se debe a Eudoxo. Pero las bases estructurales de su obra
corresponden a la filosofía aristotélica. Por lo menos las definiciones, los postulados y
axiomas están acordes con las concepciones de Aristóteles. Sabemos que es imposible
establecer una teoría matemática sin contar, por una parte, por lo menos con una
conceptualización de medida y de unidad y, por otra parte, sin tener una concepción
sobre su estructura deductiva. Precisamente estas preocupaciones constituyen uno de
los focos centrales de los pensadores más famosos de la antigüedad griega, especialmente
de Platón y Aristóteles. La filosofía platónica planta el germen de lo que en la filosofía
aristotélica aparece acabado y sistematizado. Platón traza los planos conceptuales de
aquello que en Aristóteles se constituye en un edificio: el edificio teórico que será tomado
como referencia durante muchos siglos.
La idea de entender los principios básicos de las matemáticas no es privilegio de la
escuela de Atenas. En el fondo, constituye una de las bases fundamentales del logos
griego. Lo encontramos de forma implícita en Tales de Mileto y de una manera ya
específica en Pitágoras. Por Aristóteles sabemos que los pitagóricos pusieron el énfasis
en el número como concepto fundamental, no sólo de las matemáticas, sino de todos
los aspectos de la existencia. Esto los llevó a cimentar el edificio matemático sobre la
aritmética, dejando la geometría como un subproducto del cual no se podía obtener
demostraciones satisfactorias. Pero esto se corresponde con toda una cosmología, una
concepción del mundo en la cual el número ocupaba un lugar privilegiado. Para
Aristóteles el núcleo fundamental de las matemáticas no corresponde a la aritmética.
Para él, la matemática es una de las ciencias teóricas que da cuenta de la cantidad.

1.3 La matemática en la filosofía aristotélica


Aristóteles presenta tres géneros de ciencias especulativas o teóricas: la física, las
matemáticas y la teología. Las tres tienen por objeto el ser en sus diferentes acepciones2 .
La teología estudia realidades eternas, inmoviles y separadas, es decir, tiene por objeto
2
Para Aristóteles las matemáticas están constituidas por varias ramas como la Geometría, la
Aritmética, la Óptica, la Música y la Astronomía. Sin embargo, aquí nos centraremos en su concepción
de las matemáticas atendiendo sólo a la Geometría y la Aritmética, por ser las que históricamente
mantuvieron ese estatus.

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6 1. PRIMERA LECTURA: LAS MATEMATICAS EN LA ANTIGÜEDAD GRIEGA

el ser en cuanto al ser. La física y las matemáticas tienen por objeto realidades no
separables; la física, los seres atendiendo a su movimiento, sin importar su esencia ni sus
accidentes; mientras las matemáticas estudian los seres, pero no en cuanto son movidos,
sino solamente en cuanto son cuerpos ya sea sin ninguna dimensión (los puntos), de
una dimensión (las rectas), de dos dimensiones (las superficies) o de tres dimensiones
(los volúmenes); y a su vez, y en cuanto puntos, superficies o volúmenes, que ocupan
posición, como seres divisibles e indivisibles.

... la ciencia física se ocupa también de un género de lo que es (se


ocupa, efectivamente, de aquel tipo de entidad cuyo principio del reposo y
del movimiento está en ella misma), es obvio que no es una ciencia ni práctica
ni productiva... la Física será una ciencia teórica, pero teórica acerca de un
determinado tipo de lo que es, de aquello que es capaz de movimiento...3
Después de haber determinado los diversos sentidos en que se dice la
naturaleza, tenemos que examinar ahora en que se diferencia el matemático
del físico, pues los cuerpos físicos tienen también superficies, volúmenes,
longitudes y puntos, de los cuales se ocupa el matemático.4
Ahora bien, aunque el matemático se ocupa también de estas cosas,
no las considera en tanto límites de un cuerpo físico, ni tampoco estudia
los atributos mencionados en tanto que atributos de tales cuerpos. Por
eso también los separan, pues por el pensamiento se los puede separar del
movimiento, lo cual no introduce ninguna diferencia ni conduce a error.5

Aristóteles establece en la Metafísica una ontología de las matemáticas. Concre-


tamente, en el libro decimotercero aborda el problema de la naturaleza de los seres
matemáticos y del tipo de existencia que poseen. Para Aristóteles, el hombre construye
lo matemático mediante la aphairesis: la operación mental de abstracción y general-
ización. ¿Cómo se lleva a cabo este proceso?. La aphairesis es un producto de la con-
templación de las cosas. Es una operación que entraña el doble movimiento de omisión
y fijación. Ayudado por la razón, el matemático desecha las propiedades sensoriales co-
mo sabor, color, dureza, textura, quedándose con aquellos aspectos que tienen que ver
con la cantidad y la forma. Los objetos matemáticos, despojados de su materialidad,
adquieren vida propia y entran a engrosar la gama de seres que pueblan la imaginación.
¿Cómo diferenciar los seres matemáticos del resto de seres imaginarios como los
cíclopes, los lestrigones y las medusas? Los seres matemáticos constituyen el tipo de
seres accidentales e inmóviles. Accidentales porque son verdaderos parásitos que se
nutren de los objetos físicos. Son seres atemporales, regidos por dos principios básicos
3
Aristóteles. Metafísica, Editorial Planeta-DeAgostini, S. A. (De la Biblioteca clásica Gredos), 1999,
p. 209.

4
Aristóteles. Física, Editorial Planeta-DeAgostini, S. A. (De la Biblioteca clásica Gredos), 1999, p.
67.
5
Aristóteles. Física, Editorial Planeta-DeAgostini, S. A. (De la Biblioteca clásica Gredos), 1999, p.
68.

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1.4. NÚMERO Y MAGNITUD EN LOS ELEMENTOS 7

que en la actualidad conocemos como el principio del tercero excluido y el principio de


no contradicción.

1.4 Número y Magnitud en los Elementos


Como ya dijimos antes, gran parte del programa euclidiano se inscribe en el marco teórico
de la filosofía aristotélica. Es importante insistir en este aspecto para comprender en
toda su profundidad la perspectiva teórica de los Elementos.
En primer lugar, acorde con Aristóteles, en los Elementos encontramos bien
diferenciadas dos líneas teóricas: la correspondiente a las magnitudes y la que
corresponde a los números. A este respecto muchos analistas le han criticado a
Euclides su empecinamiento por “prácticamente” repetir las mismas proposiciones de las
magnitudes a los números. Plantear esto es no entender las bases teóricas que soportan
la ontología aristotélica, en la cual hay un abismo conceptual entre número y magnitud,
que es lo que lleva a establecer las dicotomías:

Aritmética - Geometría
Discreto - Continuo
Finito - Infinito
Contar - Medir

Vemos aquí parcelas muy particulares del conocimiento que involucran métodos
y procedimientos que dependen de la singularidad de los terrenos que se pisan. Las
magnitudes corresponden a la geometría; los números a la aritmética; las magnitudes
son continuas mientras los números son discretos. De lo último se desprende que
las magnitudes puedan dividirse infinitamente mientras en los números sólo exista la
disgregación en una cantidad finita de partes. Aquí Euclides sigue los delineamientos
de la Física aristotélica respecto a la existencia del infinito. Los números se pueden
dividir sólo de manera finita, sin embargo no podemos hablar de un conjunto infinito
de números. Los números son infinitos porque son inagotables; es decir, dado un
número determinado siempre es posible generar otro, a partir de la adición de la unidad.
Igualmente no existe una magnitud infinitamente pequeña. Las magnitudes se pueden
dividir indefinidamente, pero nunca se llega a un final. En resumen, Euclides adhiere
a la idea de que no existe el infinito en acto sino sólo en potencia. Destierra el infinito
actual y acoge el infinito potencial.

1.5 El sistema hipotético-deductivo de los Elemen-


tos
Como se ha comentado al principio, la necesidad de demostrar constituye el legado
fundamental del pensamiento matemático griego. En contra de las argumentaciones
retóricas de los sofistas, la demostración emerge como salida al problema de dirimir

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8 1. PRIMERA LECTURA: LAS MATEMATICAS EN LA ANTIGÜEDAD GRIEGA

conflictos académicos o querellas juridicas. Dicho de manera contundente: desde la


grecia antigua, matemáticas y demostración conforman una simbiosis indisoluble.
Durante más de veinticinco siglos, los Elementos de Euclides se constituyeron en el
paradigma del proceso demostrativo. Aunque es obvio que Euclides es un sistematizador
de los resultados y métodos matemáticos de la época, su mayor logro fue haber acuñado
en un compendio esa manera particular de hacer matemáticas que la posteridad reconoce
como el método hipotético-deductivo. Al respecto, L. W. Hull, en su Historia y filosofía
afirma:

La principal contribución de Euclides es obra de su genio para


la organización y la disposición lógica del material. Ensambló los
teoremas conocidos, cubriendo los hiatos lógicos y suministrando nuevas
demostraciones cuando le resultaban necesarias. Y llegó así a construir un
gran sistema deductivo. (Tomado de la introducción de: Elementos, editorial
planeta, p. 8).

Sin embargo, vale la pena recordar que el modelo hipotético-deductivo ya había sido
disernido por Platón y Aristóteles. En el libro sexto de La Republica, Platón establece
la ubicación de las matemáticas en su teoría del conocimiento, y explicita el método
demostrativo típico de ir de las hipótesis (las cuales no son menester justificar) a la
tesis. La teoría de la demostración aristotélica aparece dilucidada en la Metafísica y en
su compendio de lógica, al cual pertenecen los textos: Categorias, De la Expresión e
Interpretación, Analítica primera, Analítica Posterior y los Argumentos sofísticos.
Aunque los principios lógicos aristótelicos gobiernan las demostraciones euclidianas
no parecen explicitados por Euclides. Se supone que los principios rectores del silogismo
y de la deducción aristotélica, incluyendo la demostración directa y también el método
de reducción al absurdo, eran conocidos por los estudiosos de los Elementos.
De esta forma, la presentación hipotético-deductiva del programa euclidiano abarca
dos niveles: (i) Un nivel implicito que corresponde a los principios de la teoría de
la demostración aristotélica, el cual abarca tanto los principios lógicos, como también
los tres principios básicos en cualquier teoría científica, para Aristóteles, como lo son:
el principio de identidad, el principio de no contradicción y el principio del tercero
excluído. (ii) Un nivel explicito que tiene que ver con los contenidos del texto como tal,
y que abarca las definiciones, los postulados, las nociones comunes y las proposiciones.
El método hipotético-deductivo, como teoría cognocitiva, reposa sobre la concepción
aristotélica que plantea la imposibilidad de descender hasta el infinito de conocimiento
en conocimiento. El acto legislativo que permite la concreción del método hispotético-
deductivo es la axiomatica.
¿Qué es un axioma?. La versión más común nos muestra los axiomas como
aquellos enunciados verdaderos en sí mismos; enunciados privilegiados que no necesitan
demostración por ser intuitivamente verdaderos. Etimológicamente, él vocablo axioma
proviene del griego k´1ı́/µk: proposición admitida. Para Aristóteles, los axiomas son
principios universales que constituyen la simiente de toda teoría científica. Aristóteles

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1.5. EL SISTEMA HIPOTÉTICO-DEDUCTIVO DE LOS ELEMENTOS 9

identifica dos axiomas básicos sobre todos los demás: el principio de contradicción
y el principio del tercero excluido. El primero prohíbe que los contrarios se den al
mismo tiempo, mientras el segundo excluye términos intermedios entre los contrarios.
Coloquialmente: el tercero excluido nos dice que un enunciado sólo puede ser falso o
verdadero. ¿Cómo podría ser una proposición medio verdadera o un tercio falsa?. El
principio de no contradicción impide la presencia de proposiciones que sean falsas y
verdaderas a la vez: O se es o no se es. Ser o no ser.
En la Metafísica, Aristóteles plantea que todas las ciencias se sirven de los axiomas,
porque se aplican al ser en tanto que ser, y el objeto de toda ciencia es el ser. Pero insiste
en que no corresponde al matemático la discusión sobre la naturaleza de los axiomas; el
matemático es un simple usuario de ellos:

Ahora bien, todas estas [ciencias], al estar circunscritas a algo de lo que


es, es decir, a un cierto género, se ocupan de éste, pero no de lo que es, en
sentido absoluto, es decir, en tanto algo que es, y tampoco dan explicación
alguna acerca de qué-es, sino tomándola como punto de partida unas,
tras exponerlo a la percepción sensible; otras, asumiendo el qué- es como
hipótesis demuestran, con mayor necesidad o mayor laxitud, los atributos
que pertenecen, por sí mismos, al género de que se ocupan.6

1.5.1 El contenido de los Elementos


Trece libros componen usualmente los Elementos. Aunque algunos editores incorporan
dos libros más de discutida procedencia y apócrifos para la mayoría de estudiosos. En
la figura 1.1 se resume la estructura clásica de los Elementos:
Uno de los problemas que se presenta en el estudio de los textos antiguos tiene
que ver con las diversas traducciones e interpretaciones. La historia de los Elementos
de Euclides es muy prolija en este sentido. Las versiones modernas son el producto
de múltiples revisiones, comentarios, lecturas, relecturas, adiciones y mutilaciones, al
punto de no tener certeza sobre los auténticos contenidos. Por lo menos no tenemos
una copia original del autor que la posteridad designa bajo el apelativo de Euclides,
cuya existencia algunos cuestionan, optando por hablar del autor euclidiano. Las dudas
se deben a los escasos datos que se tienen de la vida de Euclides. Proclo lo ubica en
período comprendido entre el año 306 y 285 a. C., durante el reinado de Ptolomeo I.
En el Libro de los Índices, Kitab-al-Fihrst, afirma que Euclides era originario de Tiro e
hijo de Neucrates y Berenice. G. Junge sostiene que Euclides nació hacia el año 372 a.
C. y escribió los Elementos entre los años 330 y 320. T. Vogt afirma que Euclides vivió
entre los años 365 y 325 a. C. Sin embargo, la mayoría de eruditos aceptan que el autor
de los Elementos primero vivió en Atenas y luego se trasladó a Alejandría, donde murió
hacía el año 275 a. C.
Retomemos algunos aspectos del itinerario seguido por los Elementos, en un período
de más de veinte siglos:
6
Metafísica, Gredos, p.208

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10 1. PRIMERA LECTURA: LAS MATEMATICAS EN LA ANTIGÜEDAD GRIEGA

•Libro I Teoremas relativos a congruencias, rectas paralelas.


23 definiciones; 5 postulados; 9 nociones comunes; 48
proposiciones (las p.47 y 48 son el teorema de Pitágoras)
•Libro II Aritmética de la Escuela Pitagórica. 2 definiciones;
14 proposiciones.
•Libro III Círculos, cuerdas, arcos. 11 definiciones; 37
proposiciones.
•Libro IV Construcciones con regla y compás. 7
definiciones; 16 proposiciones.
•Libro V Teoría de la proporción. 18 definiciones; 25
proposiciones.
•Libro VI Estudio de figuras semejantes. 4 definiciones; 33
proposiciones.
•Libro VII Teoría de números; 22 definiciones; 39
proposiciones. (la p.I es el algoritmo de Euclides).
•Libro VIII Teoría de números; 27 proposiciones.
•Libro IX Teoría de números; 36 proposiciones; (p.XX "el
conjunto de números primos es infinito").
•Libro X Magnitudes; 36 proposiciones; (Se establece el Opus elementorum euclidis ...
método de exhaución). Venecia 1482.
•Libro XI Geometría de sólidos y esfera; 39 proposiciones.
•Libro XII Geometría de sólidos y esfera; 18 proposiciones.
Libro XIII Geometría de sólidos y esfera; 18 proposiciones. Esta figura corresponde a la página inicial
de la primera edición de Los Elementos
debida al impresor Erhard Ratdolt.

Figura 1.1:

1. Se atribuye a Theón de Alejandría por el año 470 d. C. una primera redacción de


la obra, completando algunas demostraciones dejadas inconclusas por Euclides.

2. El filósofo neoplatónico Manlio Boecio (480-524) lo transladó al Latín arcaico.

3. A Haggaz Abenyúsuf se atribuye una versión árabe realizada a principios del siglo
I.

4. En 1130, bajo el nombre de Campano, Athelard de Bath realizó la primera


traducción del árabe al latín.

5. Se reconoce como la edición principe de los Elementos a la realizada en Venecia


por Erhard Ratholt en 1482.

6. La segunda edición , en carácteres romanos, también es de venecia en 1491.

7. La tercera edición, contiene además de los Elementos, las Opticas y los Datos.

8. La cuarta versión es una de las más famosas, pues fue realizada hacia 1508 por
el monje italiano Luca Pacioli, reconocido por su libro Summa de Arithmetica,
Geometria, Proportioni et Proportionalità (1494).

9. La quinta edición data de 1516 y se atribuye a Faber Stapulensis.

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1.5. EL SISTEMA HIPOTÉTICO-DEDUCTIVO DE LOS ELEMENTOS 11

10. Del siglo XVI, son famosas las traducciones de Commandino (Pisa, 1572) y
Clavio(Roma, 1574).

11. Al reconocido matemático italiano Tartaglia se debe la primera edición de corte


moderno en 1565.

12. A Peyrard, se debe una traducción trilingüe: griego, latino y francés, realizada en
Paris, entre los años 1814 y 1818.

13. La edición más difundida es la de J. L. Heiberg y M. Menge: Euclides Opera


omnia, compuesta por ocho volúmenes y realizada en Leipzig, entre los años 1883
y 1916.

14. La edición de J. L. Heiberg y M. Menge fue transladada al inglés por Thomas L.


Heath, en tres volúmenes, bajo el nombre de Euclid. The thirteen books of the
Elements.

En Español tenemos las siguientes traducciones:

1. En 1576, Rodrigo Zamorano, catedrático de Cosmografía de la Casa de


Contratación de Sevilla tradujo los seis primeros libros.

2. Juan David Garcia Bacca de la Universidad Autónoma Nacional de México,


tradujo en 1944, los dos primeros libros. La traducción de los libros III, IV y
V fue realizada por José Alvarez Laso en 1956.

3. Una de las más difundidas es la versión de Francisco Vera, la cual aparece en la


monumental obra Cientificos Griegos, editada por Aguilar en 1970.

4. Es famosa la traducción de María Luisa Puertas, de la editorial Gredos (1991), la


cual sigue el texto griego fijado por J. L. Heiberg, y contiene en 180 páginas una
excelente introducción de Luis Vega.

1.5.2 Las definiciones


Cada uno de los libros de los Elementos inicia con las definiciones necesarias para
el desarrollo de los conceptos. El carácter de estas definiciones es algo que también
ha llevado a polémicas muy interesantes, especialmente en lo concerniente a la gran
cantidad de presupuestos manejados por Euclides. Sin embargo, es necesario revisar
los planteamientos de Aristóteles al respecto para entender de una manera más clara
la propuesta euclidiana. En los Analíticos, los Tópicos y la Metafísica, principalmente,
Aristóteles aborda el problema de la definición; al respecto plantea:

La razón por la que se formula la definición es la de hacer conocido


el término afirmado, y hacemos conocidas las cosas no tomando términos
cualesquiera al azar, sino aquellos que son anteriores y más inteligibles, como

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12 1. PRIMERA LECTURA: LAS MATEMATICAS EN LA ANTIGÜEDAD GRIEGA

se hace en las demostraciones ya que es así como ocurre con todo lo que sea
enseñar y aprender; en consecuencia, es evidente que quien no formula su
definición en términos de esta clase, no ha definido en absoluto.7
Pero la definición constituye un enunciado que es uno, no porque las
partes estén juntas como la Ilíada, sino porque es definición de algo que es
uno.8

Para Aristóteles, desde el punto de vista de su esencia, cada ser no puede tener más
de una definición. La definición da cuenta de la naturaleza del objeto que se define.
Hay naturalezas esenciales que son inmediatas y que no tienen otra causa distinta
a sí mismas y hay algunas que se deben evidenciar a través de causas diferentes a
ella, por ejemplo los objetos de las ciencias como la matemática y la física. De esta
forma, hay objetos y conceptos que no se pueden definir en sí mismos sino a través
de nociones intermediarias, que les impregnan el sentido; esto permite identificar el
objeto a través de sus propiedades, pero teniendo el cuidado de garantizar la esencia.
Por ejemplo, el enunciado, “ocho es par”, no constituye la definición de ocho; pues
“ser par” sólo constituye una propiedad de ocho, no su esencia. Las definiciones que
se dan atendiendo a la naturaleza iíntima de lo definido se denominan definiciones
esencialistas. También hay definiciones que son nominales; se trata simplemente de
darle un nombre simple a un proceso o noción, obrando como economía de lenguaje. Por
ejemplo, cuando denominamos triángulo equilatero al triángulo con tres lados iguales.
Las definiciones de este tipo son llamadas definiciones nominales. Obviamente que este
clase de definiciones, aunque son convencionales, no se pueden establecer de manera
arbitraria. No se trata de asignar un nombre cualquiera, sino de identificar la acción o
la noción a través de un vocablo que tenga relación con las propiedades de lo definido.
¿Son las definiciones de Euclides esenciales o nominales? En el libro I, Euclides
escribe ‘0 O%o , que literalmente traduce “confin” o “mojón”, y que se puede adoptar
como “delimitación”; acepción que parece la más indicada desde el punto de vista
filosófico.
Como se ha dicho antes, las bases conceptuales de los Elementos se encuentran
diseminadas en la filosofía aristotélica, en particular respecto al horror al infinito.
Justamente, una de las preocupaciones centrales en la construcción de un aparato teórico
(como el geométrico) tiene que ver con la negación del regreso al infinito. En este sentido,
las definiciones, ‘0 O%o , constituyen un vehículo para “finitar” o, dicho de otra forma,
para dotar de un marco concreto a los objetos geométricos.
A través de las definiciones se busca demarcar el territorio permitido, pero además
se requiere que permitan ver de una manera clara y precisa los objetos geométricos. No
es casual, entonces que Euclides inicié la constitución de su geografía incorporando una
noción finita por antonomasia como lo es el punto:

Definition 1 (I.1) Punto es lo que no tiene partes.


7
Aristóteles, Tópicos, Aguilar, p. 486
8
Metafísica, gredos, P. 300

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1.5. EL SISTEMA HIPOTÉTICO-DEDUCTIVO DE LOS ELEMENTOS 13

Definición incorporada por la vía de la negación9 y que involucra el término indefinido


“partes”. Dos cosas habría que decirse al respecto: (i) Para indicar el punto, Euclides
incorpora el vocablo j#µ0ı̃óD, que traduce “señal”10 o “signo”11 y que da cuenta de su
caracter abstracto, en contraposición con el vocablo j µ#0 , que traduce estigma y que
etimológicamente equivale al “punto”utilizado para designar la señal que dejaba en la
piel el hierro al rojo en los esclavos o que también designa a un agujero realizado por
un estilete.
(ii) La noción de partes tampoco pertence al orden empírico, sino a la perspectiva
teórica establecida por Aristóteles desde el ámbito de la cantidad. En la Metafísica define
parte como aquello en que se puede dividir una cantidad cualquiera. Porque siempre
lo que se quita de una cantidad, en tanto cantidad, se llama parte de esa cantidad.
En la Metafísica, hace alusión al carácter indivisible del punto, en contraposición con
la mónada o unidad fundamental del ser. Para él, lo que es indivisible con relación
a la cantidad, en tanto que cantidad, lo que es absolutamente indivisible y no tiene
posición se llama mónada. El punto también participa de esta propiedad pero ocupa
una posición. En esta misma dirección, lo divisible en un sólo sentido es una línea.
Aquello que puede ser dividido en dos sentidos es una superficie. Lo que puede serlo
por todos lados y en tres sentidos, bajo la relación de la cantidad, es un cuerpo.
Las 23 definiciones presentadas por Euclides en el libro I son las siguientes:

1. Punto es lo que no tiene partes.

2. Línea es la longitud sin anchura.

3. Los extremos de la línea son puntos.

4. Línea recta es la que yace por igual sobre sus puntos.

5. Superficie es lo que sólo tiene largo y ancho.

6. Los extremos de la superficie son líneas.

7. Superficie plana es la que yace por igual sobre sus rectas.

8. Angulo plano es la inclinación de dos líneas que se encuentran en un plano y no


yacen las dos sobre una recta.

9. Si las dos líneas que contienen el ángulo son rectas, el ángulo se llama rectilíneo.

10. Si una recta trazada sobre otra, forma con ella dos ángulos contiguos iguales, cada
uno de ellos es recto, y la recta se llama perpendicular a aquella sobre la cual se
trazó.
9
A este tipo de definiciones ya había hecho alusión Aristóteles en sus Tópicos, libro V, capítulo 6.
10
Como lo refiere Francisco Vera en Científicos griegos, p. 702.
11
Como lo refiere Beppo Levi en Leyendo a Euclides, p. 94,

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14 1. PRIMERA LECTURA: LAS MATEMATICAS EN LA ANTIGÜEDAD GRIEGA

11. Angulo obtuso es el mayor que el recto.

12. Angulo agudo es el menor que el recto.

13. Límite es el extremo de algo.

14. Figura es lo comprendido por uno o varios límites.

15. Círculo es una figura plana limitada por una sola línea que se llama periferia,
respecto de la cual son iguales las rectas que inciden sobre ellas, trazadas desde
uno de los puntos situados en el interior de la figura.

16. Este punto se llama centro del círculo.

17. Diámetro del círculo es una recta cualquiera que pasa por el centro y cuyas dos
partes tengan sus extremos en la periferia. Esa recta divide al círculo en dos partes
iguales.

18. Semicírculo es la figura limitada por un diámetro y la periferia. El centro del


semicírculo es el mismo que el del círculo.

19. Figuras rectilíneas son las limitadas por rectas. Triláteras si lo están por tres;
cuadriláteras por cuatro y multiláteras por más de cuatro.

20. Entre las figuras triláteras el triángulo es equilátero si tiene los tres lados iguales,
isósceles si sólo tiene dos lados iguales y escaleno si sus tres lados son desiguales.

21. Entre las figuras triláteras, el triángulo rectángulo es el que tiene un ángulo recto;
obtusángulo, el que tiene un ángulo obtuso, y acutángulo, el que tiene sus tres
ángulos agudos.

22. Entre las figuras cuadriláteras, el cuadrado es equilátero y equiángulo; el


rectángulo, equiángulo pero no equilátero; el rombo es equilátero, pero no
rectangular; el romboide, sin ser equilátero ni equiángulo, tiene iguales los lados y
los ángulos opuestos. Las demás figuras cuadriláteras se llaman trapecios.

23. Rectas paralelas son las que, estando en el mismo plano y prolongadas al infinito,
no se encuentran.

De 1 y 3 se sigue que la noción de “punto” involucra dos de los aspectos claves de


las definiciones como lo son la finitud y la delimitación, o como dice Garcia Bacca, “el
punto posee la función de delimitar por extremos”.12
La definición 2, tiene el mismo estatus que la definición 1, en el sentido que se
establece de manera negativa y además involucra el término indefinido de anchura.
También tiene el carácter delimitador como se explícita en la definición 6.
12
García Bacca, J. D. Euclides, Elementos de geometría, Universidad Nacional Autónoma de México,
p. LI.

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1.5. EL SISTEMA HIPOTÉTICO-DEDUCTIVO DE LOS ELEMENTOS 15

Las primeras trece definiciones le brindan a Euclides la materia prima para


“constituir” las figuras, tales como círculos, triángulos, ángulos, etc.
Las apreciaciones anteriores parecen mostrar el carácter esencialista, desde el punto
de vista aristotélico, de las definiciones euclidianas, excepto las definiciones 9, 11, 12,
16, 20, 21 y 22, las cuales son eminentemente nominales.
Sin embargo, es un hecho que en Euclides las propiedades implícitas que se han
mencionado antes nunca son necesarias en la trama demostrativa de las proposiciones.
En este sentido, las definiciones euclidianas actuan de una manera meramente nominal.

1.5.3 Los postulados y nociones comunes


En el apartado anterior presentamos el primer conjunto de elementos para esquivar el
regreso al infinito, como lo son las definiciones; el segundo paquete fundamental está
constituido por los postulados y las nociones comunes.
Actualmente no establecemos diferencias entre postulados, nociones comunes y
axiomas. Son palabras que usamos indiferentemente para referirnos a un tipo especial de
proposiciones que se toman como punto de partida en una determinada teoría deductiva.
Sin embargo, en la matemática griega existe una gran distancia conceptual. Mientras
que los postulados se establecen para los objetos geométricos, las nociones comunes y
los axiomas, corresponden a enunciados establecidos para cualquier disciplina científica.
Los postulados corresponden a cierto tipo de operaciones iniciales que se les permite a
los objetos geométricos previamente introducidos en las definiciones. Estas operaciones,
establecidas como acciones a través de verbos en infinitivo, como trazar, prolongar y
describir, parecen reñir con el carácter estático de los seres matemáticos. Sin embargo,
en ello reposa la magia del método axiomático; se trata de dotar a los objetos geométricos
de una cinemática teórica que no es menester para los objetos físicos, los cuales se
mueven a motu proprio. En este sentido, cada elemento cinemático de los objetos
matemáticos debe estar completamente caracterizado por el aparato axiomático, ya sea
como postulado o como proposición, deducida de los postulados y de otras proposiciones;
es lo que se denomina el movimiento matemático. En adelante, los verbos trasladar,
aplicar y prolongar, entre otros, se entenderán en el ámbito de la cinemática matemática.
En el cuadro que aparece a continuación se presenta la versión griega de los cinco
postulados, seguida de una interpretación que trata de seguir la famosa traducción
inglesa de Thomas Heath en su libro: The thirteen books of the Elements.
En este texto se sigue la traducción de Francisco Vera13 , quien presenta los postulados
de la siguiente manera:

1. Trazar una línea recta desde un punto cualquiera a otro punto cualquiera.
2. Prolongar de una manera ilimitada en línea recta una recta limitada.
3. Describir un círculo para cada centro y cada radio.
13
Vera, F. Científicos griegos, Aguilar, p. 704

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16 1. PRIMERA LECTURA: LAS MATEMATICAS EN LA ANTIGÜEDAD GRIEGA

š š
1. dzȚIJȒıșȦ Ȑʌȩ ʌĮȞIJȩȢ ıȘµİȓȠȣ ȑʌȓ ʌ D Ȟ ıȘµİ L ȠȞ
š š š
İȪșİ L ĮȞ ȖȡĮµµ K Ȟ ȐȖĮȖİ L Ȟ. 

Postúlase [lit. háyase pedido] transportar una línea recta


desde todo punto hacia todo punto.
š š
2. ȀĮȓ ʌİʌİȡĮıµȑȞȘȞ İȪșİ L ĮȞ țĮIJ D IJȩ ıȣȞİȤȑȢ ȑʌ'
š š
İȪșİ L ĮȢ ȑțȕĮȜİ L Ȟ. 

Y dejar caer una recta terminada hacia la juntura sobre una


recta.
3. ȀĮȓ ʌĮȞIJȓ țȑȞIJȡ Z țĮȓ įȚĮıIJȒµĮIJȚ țȪțȜȠȞ
`
ȖȡȐijİıșĮȚ. 

Y ser trazado un círculo por todo centro e intervalo.

4. ȀĮȓ ʌȐıĮȢ IJȐȢ ȩȡșȐȢ ȖȦȞȓĮȢ ȓıĮȢ ȐȜȜȒȜĮȚȢ İȓȞĮȚ. 

Y ser todos los ángulos rectos iguales los unos a los otros.

š
5. ȀĮȓ ȑȐȞ İȓȢ įȪȠ İȪșİȓĮȢ İȪșİ L Į ȑµʌȓʌIJȠȣıĮ IJȐȢ
š
ȑȞIJȩȢ țĮȓ ȑʌȓ IJȐ ĮȪIJȐ µȑȡȘ ȖȦȞȓĮȢ įȪȠ ȩȡș Z Ȟ
š
ȑȜȐııȠȞĮȢ ʌȠȚ K , ȑțȕĮȜȜȠµȑȞĮȢ IJȐȢ įȪȠ İȪșİȓĮȢ ȑʌ'
,' `´

D ʌİȚȡȠȞ ıȣµʌȓʌIJİȚȞ, ȑij' D µȑȡȘ İıȓȞ Įȓ


š š
IJ Z Ȟ įȪȠ ȩȡș Z Ȟ ȑȜȐııȠȞİȢ. 
Y si una recta que cae sobre dos rectas hace los ángulos
adentro y contra la misma parte menores a dos rectos,
encontrarse las dos rectas dejadas caer hacia el infinito contra
las partes que son las menores a dos rectos.

Figura 1.2:

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1.5. EL SISTEMA HIPOTÉTICO-DEDUCTIVO DE LOS ELEMENTOS 17

D H

A C E G
B F

Figura 1.3:

4. Todos los ángulos rectos son iguales.

5. Si una recta, al incidir sobre otras dos, forma del mismo lado ángulos internos
menores que dos rectos, las dos rectas prolongadas al infinito se encontrarán en el
lado en que estén los ángulos menores que dos rectos.

A través de los tres primeros postulados, Euclides nos enseña como trazar rectas y
circunferencias, constituyendo teóricamente la regla de trazar y el compás plegadizo.14
De manera implícita se supone la unicidad de los dos primeros postulados, teniendo en
cuenta que utiliza este hecho en las proposiciones I.4 y XI.1. Tradicionalmente, estos
postulados se enuncian de la siguiente manera:

1. Por dos puntos pasa una recta y sólo una.

2. Una recta es infinita.

El postulado cuatro le permite establecer la coincidencia por superposición de los


ángulos rectos.15 Concretamente, Euclides postula un tipo particular de movimiento de
ángulos. Es necesario aclarar un poco este aspecto. Para ello tomemos la figura 1.3, y
supongamos que,

^ABD = ^CBD y ^EF H = ^GF H.

Por la definición cuatro, cada de estos águlos es recto. El postulado cuatro garantiza
que todos ellos son iguales, es decir que ^ABD encaja en ^EF H y en ^GF H.
Modernamente, el primer encaje correspondería a una translación, mientras el segundo
correspondería a una rotación.
Esto es algo que no debemos pasar por alto, en el sentido de que Euclides está
caracterizando la manera como se pueden “trasladar” los objetos matemáticos, que por
14
Decimos que regla de trazar porque no constituye el modelo teórico de una regla física con la
cual podemos transladar longitudes estableciendo señales, verbigracia la regla escolar. El compás es
plegadizo porque sólo sirve para trazar circunferencias, no se puede usar para trasladar longitudes . El
compás teórico, modelo del aparato físico, que sirve para transladar segmentos se incorpora a partir de
la segunda proposición del libro I.
15
En el apartado siguiente se discutirá el problema de la superposición a partir de uno de los conceptos
más controversiales como lo es el de congruencia.

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18 1. PRIMERA LECTURA: LAS MATEMATICAS EN LA ANTIGÜEDAD GRIEGA

su naturaleza carecen de movimiento, pero que permanecen invariantes en cantidad por


cambios de posición. En este caso se refiere a la medida de ángulos, pero igualmente lo
establece para longitudes, áreas y volúmenes.
El quinto postulado es el que ha ocasionado mayores controversias. Incluso muchos
matemáticos cercanos al mismo Euclides intentaron demostrarlo, argumentando que
era un teorema, y que se podía deducir de los otros cuatro. Sin embargo, se mantuvo,
resistiendo el desafío de selectos pensadores, hasta que la aceptación de otras geometrías,
diferentes a la euclidiana, mostró su independencia de los otros cuatro. Popularmente
se presenta de la siguiente manera:

5. Por el punto exterior a una recta pasa una y sólo una paralela a ella.

Enunciado que John Playfair, en 179516 demostró equivalente al presentado por


Euclides y que se conoce como el postulado de las paralelas.
Desde una interpretación moderna, las nociones comunes corresponden a propiedades
de las operaciones sobre los objetos no sólo geométricos, sino también sobre objetos de
cualquier disciplina científica. Las nociones comunes aparecen en la filosofía aristotélica
como axiomas, que según Garcia Bacca se pueden traducir “por “dignidades”, en el
sentido de que se trata de proposiciones tan fundamentales que dominan sobre varias o
todas las ciencias y son dignas, por tanto, de denominarse regentes, príncipes, dignidades
en la ciudad de la ciencia”.17
No hay un consenso en cuanto al número de nociones comunes incorporados por por
Euclides. Para los procesos demostrativos se tomará como base la versión de Francisco
Vera, el cual presenta las siguientes nueve nociones comunes:18

1. Cosas iguales a una misma cosa son iguales entre sí.

2. Si a cosas iguales se agregan cosas iguales, los totales son iguales.

3. Si de cosas iguales se quitan cosas iguales, los restos son iguales.

4. (Si a cosas desiguales se agregan cosas iguales, los totales son desiguales).

5. (Las cosas dobles de una misma cosa son iguales entre sí).

6. (Las cosas mitades de una misma cosa son iguales entre sí).

7. Las cosas congruentes entre sí, son iguales entre sí.

8. El todo es mayor que la parte.


16
Gray, J. Ideas del espacio. ediciones Mondadori, p. 57

17
Garcia Bacca Juan David. Euclides. Elementos de Gaometría. Universidad Autónoma Nacional
de México, 1992. p. LXXXII.
18
Tomadas de: Científicos griegos, Aguilar, p. 705

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1.6. LOS ELEMENTOS, UN TRATADO SOBRE TEORÍA DE LA MEDIDA. 19

9. (Dos rectas no comprenden espacio).

Muchos eruditos ponen en evidencia las nociones comunes 4, 5, 6 y 7. Proclo, por


ejemplo, dice que las nociones comunes 4, 5 y 6 no deben considerarse, pues pueden ser
deducidas de las anteriores. También impugna la noción común 9 por considerar que se
refiere al ámbito específico de la geometría, y que además se encuentra ímplicita en el
primer postulado.

1.6 Los Elementos, un tratado sobre teoría de la


medida.
Sabemos que las matemáticas antiguas están cimentadas sobre el concepto de cantidad.
Es así que para Aristóteles las matemáticas conforman la ciencia de la cantidad;
entendiendo por cantidad aquello que es divisible en elementos constitutivos. De esta
manera, existen dos tipos de cantidades: los números y las magnitudes. Los números
que son divisibles en partes no continuas y las magnitudes que pueden dividirse en partes
continuas. La forma segura de conocer la cantidad es a través de la medida.
Lo interesante del asunto es que los Elementos constituyen el primer compendio
sistemático de una teoría de la medida; y aunque Euclides nunca define lo que para
él es medir, sigue las mismas directrices de la filosofía aristotélica en sus dos aspectos
fundamentales. En primer lugar, establece una separación tajante entre los números y
las magnitudes; y en segundo lugar sigue los derroteros de homogeneidad establecidos
por Aristóteles, según los cuales, longitudes se miden con longitudes, áreas con áreas,
ángulos con ángulos, etc.
Esto es algo muy fino que vale la pena profundizar un poco, pues corresponde
directamente al desarrollo histórico del concepto de número y magnitud, como también
a la construcción histórica de una teoría de la medida.
Actualmente nosotros usamos, sin que aparezca extraño, la misma escala numérica
para la representación tanto para longitudes como para áreas y volúmenes. Hablando
en términos poco rigurosos, decimos que a cada longitud, cada área, cada volumen o
cada ángulo, le corresponde un número real positivo, que es su medida.
Esta forma de medir, que se nos antoja simple para nosotros hoy día, se dio en
un proceso largo y arduo que justamente adquiere una primera dimensión conceptual
en la antigüedad griega, sufre algunos cambios en el renacimiento, especialmente con
Descartes, y llega a su punto culminante con los trabajos de Cantor y Dedekind, en
el siglo XIX, cuando se establece el matrimonio indisoluble entre número y magnitud.
Entre lo aritmético y lo geométrico.
De esta manera, en la perspectiva euclidiana, por un lado va la teoría de las
magnitudes y por otro la teoría de los números. La primera la desarrolla en los libros
V y VI; mientras la segunda la estudia en los libros VII, VIII y XIX. Tan sólo en
el libro X, Euclides intenta establecer puentes de contacto entre estas dos instancias,
concretamente, entre las magnitudes conmensurables y los números.

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20 1. PRIMERA LECTURA: LAS MATEMATICAS EN LA ANTIGÜEDAD GRIEGA

Para desarrollar su teoría de la medida, Euclides utiliza algunas categorías básicas


que nunca define: la congruencia, la semejanza, la igualdad, mayor y menor. Sin
embargo, su tratamiento está muy acorde con las concepciones aristotélicas al respecto.
Por lo menos en la Metafísica, Aristóteles las caracteriza de manera precisa. La igualdad
se refiere a la cantidad: cosas iguales son aquellas que tienen la misma cantidad. La
congruencia está ligada al principio de identidad, en el sentido que decimos el mismo
ser. Como por ejemplo, las líneas rectas iguales son idénticas (congruentes), también
los cuadriláteros de lados iguales y ángulos iguales. La semejanza tiene que ver con la
forma; seres, que sin ser absolutamente idénticos, ni ser indiferentes según la relación
de la sustancia y el sujeto, son idénticos en forma; por ejemplo el cuadrado mayor
con el menor. Este tratamiento trae algunas implicaciones que a veces tienden a
confundir y que es preciso aclarar. Para algunos traductores la noción de congruencia
está ligada con la idea de “encajar”, o “ajustar”. Dos cosa serían congruentes si la
una encaja perfectamente sobre la otra. Sin embargo esta noción involucra, de alguna
manera, procesos mecánicos muy alejados de los procedimientos matemáticos. Este es
un problema de primer orden, pues todas las formas de cuantificar, ya sea el plano o en el
espacio, presuponen la invarianza, tanto de forma como de tamaño por desplazamientos.
Pero nuevamente este es un argumento de tipo extramatemático, que involucra la
cualidad física denominada rigidez.

1.7 La medida de áreas en los Elementos


Como enunciamos antes, el propósito de Euclides, es establecer una teoría de la medida.
En los dos primeros libros, aborda el problemas de la medida de áreas.
Vemos que hay cierta vaguedad en algunas de las definiciones; pero como ya lo
habíamos comentado, habría que recurrir a un análisis exhaustivo del entorno para
interpretar los enunciados.
Sin embargo, en este caso vamos a pasar por alto este problema y nos vamos a centrar
en la propuesta euclidiana en torno al problema de la medida. En términos generales, en
estos dos primeros libros, Euclides nos enseña cómo calcular áreas de figuras rectilíneas.
Justamente en la última proposición del segundo libro, nos dice cómo encontrar un
cuadrado equivalente a una figura rectilínea cualquiera; para lograrlo, se basa en dos
cuestiones:
1. El teorema de pitágoras: probado al final del primer capítulo, constituye un
algoritmo mediante el cual de la suma de dos cuadrados se obtiene otro cuadrado.
2. La llamada álgebra geométrica: equivalencias que se pueden interpretar con
factorizaciones sólo que realizadas con figuras planas.
Antes de entrar en la descripción de las proposiciones, es necesario entender la manera
como adopta Euclides la filosofía aristotélica en este sentido. El cuadrado es la referencia
adoptada en los Elementos para el cálculo de áreas. En general, el problema se enuncia
de la siguiente manera:

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1.7. LA MEDIDA DE ÁREAS EN LOS ELEMENTOS 21

Problem 2 Dada una figura rectilínea, encontrar un cuadrado equivalente.

Recordemos que Euclides no posee una sistema numérico referencial, ni una teoría
de ecuaciones que le permita despejar y calcular el lado del cuadrado de una manera
algorítmica. Por ejemplo, si se nos pidiera encontrar un cuadrado equivalente a un
rectángulo que tiene de base 4 y de altura 5, bastará resolver la ecuación:

x2 = 4.5,
s
de lo cual x = 20, donde la operación raíz cuadrada está definida. Obsérvese,
que calcular el área ha consistido en asignarle un número a la porción de superficie
rectangular dada. El número 20 correspondiente al área pedida, representa la medida
de la región rectilínea, en una operación en la cual la magnitud “área” se identifica con
un número. Proceso que es lícito realizar en la actualidad, dado que a través de más
de veinte siglos, hemos construido una teoría de la medida que reposa en el hecho de
poder identificar magnitudes con números. A diferencia de la separación tajante entre
número y magnitud, establecida en Aristóteles y suscrita por Euclides, en la actualidad
no tenemos sin ningún escrúpulo teórico en identificar los números con las magnitudes
y viceversa.
En términos técnicos, hemos establecido que la medida de áreas (o de volúmenes) se
define a través de una función, la cual le asigna a cada porción acotada de superficie un
número real determinado. Incluso la porción de superficie puede no ser rectilínea. En
términos simbólicos, se define una función:

F : {regiones planas acotadas} $ R+


0,

cuyo dominio corresponde a las porciones de superficie, y su codominio son los reales
positivos y el cero. Una cuestión interesante aquí es la posibilidad teórica de superficies
cuya medida sea cero, lo cual no tiene ningún sentido en la matemática antigua.
Nótese que en la actualidad, el cálculo de áreas pasa por el conocimiento de los
algoritmos correspondientes de acuerdo a la figura. Por ejemplo, decimos que el área de
un cuadrado es lado por lado; el área de un rectángulo base por altura, etc.
Es importante no dejar pasar por alto algunos aspectos de suma importancia para
nuestro análisis. En primer lugar hay que tener en cuenta que hemos utilizado el hecho
de identificar longitudes con números, o dicho en otros términos, identificar magnitudes
lineales con números. Aunque esto es algo que en la actualidad nos parece normal,
sabemos que históricamente pasa por la identificación del continuo geométrico con el
continuo aritmético; resultado éste logrado en el crepúsculo del siglo XIX. De otro lado,
la identificación de números y magnitudes, nos permite incorporar, de manera natural,
la operación básica del producto entre magnitudes, que con la maquinaria euclidiana
carece de sentido, y que es lo que nos impide escandalizarnos cuando decimos “base
por altura”, a sabiendas que la base y la altura representan los segmentos que limitan
el rectángulo. De manera tácita estamos incorporándole al producto de segmentos una
propiedad básica de la multiplicación numérica, como es la propiedad clausurativa.

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22 1. PRIMERA LECTURA: LAS MATEMATICAS EN LA ANTIGÜEDAD GRIEGA

A B

Figura 1.4:

Recordemos que la propiedad clasurativa es muy importante en el desarrollo


conceptual del número. Es una propiedad amarrada a las estructuras numéricas, y que
constituye una característica en cuyo fondo reposa la ontología misma del número. Por
lo menos desde Euclides, sabemos que los números cumplen esta propiedad básica. Pero
las magnitudes euclidianas no cumplen con este requisito, pues no existe el producto
entre longitudes, áreas o volúmenes. Este es uno de los aspectos que les impide alcanzar
la categoría de número. En este sentido, como lo detallaremos mas adelante, Descartes
da un paso fundamental al definir el producto entre dos segmentos como otro segmento.
De acuerdo a lo anterior, el universo numérico euclidiano se reduce a lo que
modernamente son los números naturales excepto el cero y el uno. Tampoco se cuenta
con los números racionales y menos con los irracionales.
Volviendo al tema del cálculo de áreas, y de la idea central consistente en la utilización
del cuadrado como elemento referencial, tenemos que analizar con detenimiento el
proceso que se da en los Elementos. En este sentido, la noción de igualdad juega un
papel fundamental.
Recordemos que la igualdad entre magnitudes tiene, en la tradición griega antigua,
un carácter cuantitativo. Dicho en términos modernos, esto significa que dadas dos
figuras planas rectilíneas, ellas son iguales cuando tienen igual “área”, sin importar la
forma. Por ejemplo, un rectángulo de base 3 y altura 4, es igual a otro rectángulo de base
2 y altura 6. Pero tengamos en cuenta que éste es un estilo moderno de ver las cosas. En
Euclides la cuestión es mucho más delicada. En primer lugar, se debe tener en cuenta
que la geometría euclidiana es una geometría rígida, es decir, invariante en cantidad bajo
cambios de posición. Aunque esto es algo aceptado por todos los analistas, se discuten los
presupuestos teóricos presentes en los Elementos, que permiten esta conclusión. Por lo
menos no hay problema en aceptar la “igualdad entre segmentos” dada en la Proposición
2 del libro I (Proposición I.2), en la cual Euclides construye un segmento igual a otro
segmento dado. Visto en términos modernos, un segmento es un representante de una
clase de equivalencia de segmentos de acuerdo a la longitud. En este aspecto, Euclides
sigue los cánones permitidos en matemáticas, acordes con la concepción aristotélica,
según la cual los objetos matemáticos carecen de movimiento. Para ello se basa en las
construcciones con regla y compás, en el sentido antes descrito. Veamos un ejemplo:
Sea el segmento AB (figura1.4):
Tomando el punto A como centro (figura1.5) y el segmento AB como radio, por el
postulado 3, se puede trazar la circunferencia BCDE :
De esta forma, la construcción axiomática ha permitido obtener los segmentos AC,
AD, AE, los cuales son iguales a AB (De acuerdo a la definición 15, por ser todos radios
de la misma circunferencia), pero en distintas posiciones.

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1.7. LA MEDIDA DE ÁREAS EN LOS ELEMENTOS 23

B C

E D

Figura 1.5:

Figura 1.6:

Lo interesante es que el proceso nos permite ubicar segmentos iguales en diferentes


posiciones. Esto se puede intrerpretar como si el segmento AB rotara al rededor del
punto A ocupando las posiciones de AD y de AE. Pero de la misma construcción se
tiene que el segmento AB encaja completamente en los segmentos AD y AE. Resultado
que permite establecer el siguiente resultado:
Dos segmentos AB y CD son congruentes, si y sólo si son iguales.
El mismo proceso permite no sólo rotar segmentos, sino también transladarlos. La
construcción de la figura 1.6 da cuenta de este aspecto.
Euclides va mucho más allá de estos tipos de construcción y muestra la manera de
transladar un segmento que tenga por extremo un punto determinado. Para ello utliliza
la proposición I.1:
Proposition 3 (I.1) Construir un triángulo equilátero sobre un segmento dado.

Dado el segmento AB, se trazan las circunferencias DGB (centro A y radio AB) y
AGE (centro A y radio AB) (figura 1.7). El triángulo ABG es el triángulo equilatero
pedido.
Proposition 4 (I.2) Poner en un punto dado (como extremo) una recta19 igual a una
recta dada.
19
Euclides le da el apelativo de recta a nuestros actuaes segmentos.

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24 1. PRIMERA LECTURA: LAS MATEMATICAS EN LA ANTIGÜEDAD GRIEGA

D A B E

Figura 1.7:
K

D
T
A B

Figura 1.8:

El proceso seguido por Euclides se basa en figura 1.8. Sean, el punto A y el segmento
BG dados. Se trata de construir un segmento equivalente a BG que tenga por extremos
a A.
Se traza el segmento AB (postulado 1) y siguiendo la Proposición I.1 se construye el
triángulo equilátero ADB (Proposición I,1). A continuación se prolongan los lados AD
y DB (postulado 1). Con centro en B y radio BG se traza la circunferencia GHT . Por
lo tanto, GB será igual a BH. Con centro en D y radio DH se traza la circunferencia
HKL; lo cual implica que DL es igual a DH. Por ser ADB un triángulo equilátero,
DA es igual a DB, de lo cual se sigue que AL es igual a BH, pues a cosas iguales (DL
y DH) se le han quitado cosas iguales (noción común 3). Por lo tanto, AL es igual a
BG, pues, de acuerdo a la noción común 1, cosas iguales a una misma cosa son iguales
entre si, pues AL es igual a BH y GH también es igual a BH.
En la proposición I.3, Euclides utliza la proposición I,2 para restar dos segmentos.
En el proceso demostrativo incorpora la suma de segmentos haciendo uso del translado
de los segmentos sumandos, uno a continuación de otro, sobre el segmento suma.
Vemos pues, que el principio general, que señala la igualdad entre congruentes, de la
noción común 8, se da de manera trivial para los segmentos. El problema complicado
se presenta en el caso de figuras planas; particularmente, Euclides aborda el caso de las
figuras planas rectilíneas. En este aspecto, la proposición 4 constituye la piedra angular

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1.7. LA MEDIDA DE ÁREAS EN LOS ELEMENTOS 25

B E

A G D Z

Figura 1.9:

del asunto:
Proposition 5 (I.4) Si dos triángulos tienen dos lados del uno iguales a dos lados del
otro, e iguales ángulos comprendidos por los lados iguales, tendrán iguales sus bases y
los dos triángulos serán iguales.
En el fondo, a través de esta proposición, Euclides nos quiere demostrar una primera
condición de igualdad entre triángulos (caso lado, ángulo, lado, LAL, en presentación
moderna), que intuitivamente parece obvia. Las críticas más fuertes apuntan al “uso
ilegal” de procesos que involucran aspectos no definidos, tal como el el “movimiento” de
las figuras geométricas. Sin embargo, esta crítica hay que analizarla a profundidad, si
no queremos alejarnos del horizonte metodológico y conceptual del programa euclidiano.
Miremos los aspectos de la demostración utilizando la figura 1.9:
Sean los triángulos ABG y EDZ, tales que AB es igual a DE, AG igual a DZ
y los ángulos BAG y EDZ iguales. La idea general de la demostración consiste, en
mostrar que efectivamente el triángulo de la derecha es el mismo que el de la izquierda
sólo que ocupando otra posición. Dicho en otros términos, trata de mostrar que los dos
triángulos coinciden completamente el uno con el otro. Para ello, Euclides emplea la
palabra 0)k4µo0 D, que traduce “encajar”, “ajustar”, “adaptarse”, que los traductores
clásicos interpretan por aplicar o trasladar una figura sobre la otra, de tal manera que
Euclides estaría desplazando el triángulo ABG y lo haría coincidir con el triángulo EDZ,
lo cal significaría que son congruentes, y por la noción común 8, se tendría la igualdad.
El problema de fondo, es que se le está dando características innecesarias de composición
al verbo, desconociendo, de paso, el papel de las tres primeras proposiciones.
Al margen de estas apreciaciones y usando terminología moderna, hay que entender
que Euclides va a demostrar que los dos triángulos pertenecen a la misma clase de
equivalencia, o lo que es lo mismo, va a demostrar que corresponden al mismo triángulo
en diferente posición. Para ello hace uso de la proposición 2, al aplicar el segmento AB
sobre el segmento ED, y el segmento AG sobre el segmento DZ. Obsérvese que se ha
utilizado la palabra “aplicar”, pero no en el sentido de “llevar” o “mover” el segmento
AB hacia ED y el segmento AG hacia DZ; sino en el un sentido constructivo de la
Proposición I.2. La hipótesis de los ángulos iguales se usa para hacer corresponder
los espacios comprendidos entre los segmentos, de tal suerte que efectivamente, haya
“coincidencia en forma”, es decir, que no se da por ejemplo, el caso que aparece en la
figura 1.10,

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26 1. PRIMERA LECTURA: LAS MATEMATICAS EN LA ANTIGÜEDAD GRIEGA

Figura 1.10:

que ocurre cuando los ángulos son distintos. En la última parte, Euclides emplea
el proceso canónico de reducción al absurdo, para demostrar que la base BG coincide
con EZ; pues en caso contrario las dos rectas encerrarían espacio, en contraposición a
la noción común 10.
Es necesario insistir que esta demostración euclidiana ha sido una de las más
debatidas, especialmente por la interpretación que se le dan a algunos términos usados
por Euclides, particularmente la idea de “coincidencia”, bajo la operación de traslado,
ligado a lo empírico y razonando sobre las figuras. Por lo menos, para todos es claro que a
través de este resultado, independientemente de lo riguroso de la demostración, Euclides
y los demás los geómetras griegos admiten que el espacio no ejerce acción deformante
sobre los cuerpos bajo los cambios de posición. En todo caso, la mayoría de matemáticos
de la antigüedad griega utilizan este hecho sin siquiera enunciarlo explícitamente. Sin
embargo, las lagunas de las diversas interpretaciones hicieron que algunos matemáticos
importantes tomaran cartas en el asunto:

I En 1557, el francés Pelletier lo consideró una definición.

I En 1638, el italiano Giovani Borelli, aclaraba que la superposición de los triángulos


se debería hacer de forma intelectual no material.

I En 1887, el alemán Hermann von Helmholtz, lo llamó postulado de libre movilidad.

I En 1889, David Hilbert lo incluyó entre sus axiomas básicos.

I En 1910, el matemático y filósofo británico Bertrand Russell le hizo algunas


modificaciones, pero bajo el estatuto de axioma.

Tomando este resultado como marco de referencia, Euclides utiliza la maquinaria


axiomática para demostrar casos de igualdad entre figuras rectilíneas. El proceso
consiste en efectuar descomposiciones y recomposiciones que den lugar a figuras
equivalentes. De esta forma, el problema inicial se puede enunciar de la siguiente manera:
Dada una figura plana rectilínea, se trata de buscar un cuadrado equivalente. Esto
es, efectuar una “descomposición” de la figura de tal suerte que las “piezas” resultantes
se puedan recomponer formando un cuadrado.
La igualdad de figuras rectilíneas diferentes en forma, aparece, por primera vez, en la
proposición I.35. En las anteriores proposiciones, Euclides ha preparado el camino para

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1.7. LA MEDIDA DE ÁREAS EN LOS ELEMENTOS 27

hacer posible la demostración. Entre los más importantes teoremas y construcciones se


tienen:

Proposition 6 (I.9) Bisecar un ángulo.

Proposition 7 (I.10) Dividir un segmento en dos partes iguales.

Proposition 8 (I.12) Trazar una recta perpendicular por un punto exterior a una recta
dada.

Proposition 9 (I.15) Ángulos opuestos por el vértice son iguales.

Proposition 10 (I.22) Construir un triángulo con tres segmentos. Es necesario que


la suma de cada dos segmentos sea mayor que el restante.

Proposition 11 (I.23) Trasladar un ángulo rectilíneo dado, sobre un segmento dado.

Proposition 12 (I.27) Los ángulos alternos internos son iguales.

Proposition 13 (I.30) Las paralelas a una misma recta son paralelas entre sí.

Proposition 14 (I.31) Por el punto exterior a una recta trazar una paralela.

Proposition 15 (I.33) Segmentos formados al unir los extremos de segmentos parale-


los son iguales y paralelos.

Proposition 16 (I.34) Los ángulos opuestos de un paralelogramo son iguales y cada


diagonal divide el paralelogramo en dos triángulos iguales.

En la Proposición I.34, por primera vez Euclides introduce los paralelogramos; se


supone que su definición se encuentra implícita en la Proposición I.33, como figura
limitada por segmentos paralelos.
Veamos ahora la demostración de la Proposición I.35.

Proposition 17 (I.35) Los paralelogramos que están sobre la misma base y entre las
mismos paralelas son iguales entre sí.

Tomemos los paralelogramos ADGB y EBGZ que están sobre la misma base BG y
entre las paralelas AZ y BG (figura 1.11).
Los triángulos ABE y DGZ cumplen las hipótesis de la proposición 4, por lo tanto,
son iguales. Si se resta a ellos el triángulo común DHE, resultan iguales los dos trapecios
ABHD y EHZG (por noción común 3). Si a cada uno de ellos se añade el triángulo
BHG, por la noción común 2, se tiene que los paralelogramos ADGB y EBGZ, como
se quería demostrar.
En las proposiciones siguientes, hasta la 46, Euclides establece equivalencias y
construcciones indispensables para la demostración del teorema de Pitágoras, enunciado
en la proposición I.47. Los resultados más importantes son los siguientes:

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28 1. PRIMERA LECTURA: LAS MATEMATICAS EN LA ANTIGÜEDAD GRIEGA

A D E Z

B G

Figura 1.11:

A D E Z

B G H I

Figura 1.12:

Proposition 18 (I.36) Los paralelogramos que están sobre bases iguales y entre las
mismas paralelas son iguales entre sí.

Es una variación de la anterior, la diferencia es que los dos paralelogramos no


necesariamente comparten la base. Tomando como base la figura 1.12, por la proposición
anterior, el paralelogramo ADBG es igual al paralelogramo BEZG, el cual, a su vez, es
igual al paralelogramo EZHI. Por la noción común 1, se tendrá la igualdad entre los
paralelogramos ADBG y EZHI, los cuales tienen iguales bases.
A continuación Euclides establece las dos equivalencias anteriores para triángulos.

Proposition 19 (I.37) Los triángulos que están sobre la misma base y entre las
mismas paralelas son iguales entre sí.

Proposition 20 (I.38) Los triángulos que están sobre bases iguales y entre paralelas
son iguales entre sí.

En la proposición I.41, se establece la relación entre triángulos y paralelogramos:

Proposition 21 (I.41) Si un paralelogramo tiene la misma base que un triángulo y


están entre las mismas paralelas, el paralelogramo es el doble del triángulo.

Es interesante reiterar que a partir de esta proposición, se relacionan dos


figuras planas de características genéricas diferentes. Antes sólo había relacionados
paralelogramos entre sí y triángulos entre sí.

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1.7. LA MEDIDA DE ÁREAS EN LOS ELEMENTOS 29

A D E

B G H

Figura 1.13:

T T

Figura 1.14:

Proposition 22 (I.42) Construir en un ángulo rectilíneo dado un paralelogramo igual


a un triángulo dado.

Su demostración sigue los delineamientos siguientes: Sea dados, el ángulo x y el


triángulo ABH, según la figura 1.13. Localizamos el punto medio G de BH (Proposición
I.10).
Trasladamos el ángulo x al punto G, de tal forma que ^AGD = x [Proposición
I.23]. Se Traza AE paralela a BH y GD paralela a EH [Proposición I.31]. Por las
proposiciones anteriores se tiene la igualdad.
Esta proposición es muy importante, pues se constituye en el primer paso en la
búsqueda de cuadraturas. Es la primera construcción de una figura plana rectilínea a
partir de otra dada.

Proposition 23 (I.44) Aplicar a una recta dada en un ángulo rectilineo dado, un


paralelogramo igual a un triángulo dado.

Sean dados el triángulo T , el ángulo w y el segmento AB, figura 1.14:


Se realizan las siguientes construcciones sobre el segmento AB (figura 1.15) dado
también:
Se prolonga AB hasta F y se construye el paralelogramo DBF E, igual al triángulo
T de tal forma que ^DBF = w [Proposición I.42] . Trazando las paralelas respectivas
se construye el paralelogramo DBAC. Se prolonga la diagonal hasta G, de tal forma
que BG sea la diagonal del paralelogramo BF GH. El paralelogramo ABHI será el
requerido, pues uno de sus lados es AB y ^ABH = ^DBF = w.
Se puede notar que en esta proposición, Euclides condiciona de manera radical la
proposición I.42. No sólo se puede construir un paralelogramo igual a un triángulo dado,

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30 1. PRIMERA LECTURA: LAS MATEMATICAS EN LA ANTIGÜEDAD GRIEGA

E
F
G

D B

H
C
A
I

Figura 1.15:

sino que la construcción se hace condicionada al conocimiento de uno de los lados del
paralelogramo.

Proposition 24 (I.45) Construir en un ángulo rectilíneo dado, un paralelogramo igual


a una figura rectilínea dada.

Es una generalización indispensable de la proposición 42. Aquí Euclides da un paso


trascendental en la medida de figuras planas rectilíneas. Es importante tener en cuenta
la manera como Euclides va desarrollando su teoría de medida de áreas. Es un proceso
muy bien establecido, en el cual las construcciones se van dando en una secuencia lógica
necesaria. Recordemos que el objetivo principal consiste en encontrar un cuadrado
equivalente a una figura plana rectilínea. A estas alturas, Euclides ha solucionado sólo
un problema adyacente, utilizando el hecho de que toda figura plana rectilínea se puede
triangular y a cada triángulo se le puede asignar un paralelogramo equivalente, como
nos lo enseña la proposición 42. Sin embargo, nuestro objetivo no es obtener varios
paralelogramos que sumados sean equivalentes a la figura dada. Lo que se pide es obtener
un sólo paralelogramo. Esto es posible gracias a la proposición 44, mediante la cual
obtenemos paralelogramos equivalentes a triángulos, pero bajo condiciones especiales.
Detallemos un poco el proceso.
Tomando como referencia la figura 1.16, sea ABGD dada. A través del segmento BD
se obtienen los dos triángulos ABD y DBG. Tomando el triángulo ABD y el ángulo E,
también dado, mediante la proposición I.42 se construye el paralelogramo equivalente
ZKT H. Usando la proposición I.44, se construye el paralelogramo T HLM, equivalente
al triángulo DBG. En este caso se toma el lado HT como dado. La manera como han
sido construidos los dos paralelogramos hace posible obtener el paralelogramo ZKML,
igual a la suma de los dos anteriores.
En la proposición I.46, Euclides nos enseña a construir un cuadrado a partir de un
segmento dado.

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1.7. LA MEDIDA DE ÁREAS EN LOS ELEMENTOS 31

D T M

E
G

B H L
Z

Figura 1.16:

A continuación, Euclides demuestra, quizá, al teorema más famoso en matemáticas,


el cual constituye, sin lugar a dudas, uno de los logros más importantes del pensamiento
humano. Es un monumento histórico, construido con finas formas arquitectónicas, que
aún resisten el paso del tiempo. El Partenón, el palacio minoico de Cnosos, el templo
de Apolo, el altar de Zeus, e incluso los bellos capiteles de Corinto, en este momento
sólo son remedos de los que fueron. En cambio el teorema de Pitágoras aún guarda
su lucidez de antaño. Ningún otro teorema cuenta con tantas formas demostrativas.
Aunque parece que algunas culturas antiguas lo conocían en casos particulares, es con
los griegos cuando alcanza un carácter general. Incluso algunos investigadores como
Zeuthen, lo consideran el pilar fundamental de la geometría racional griega. Desde el
punto de vista que nos compete, el teorema de Pitágoras se constituye en el algoritmo
fundamental para la suma de áreas. A través de él, Euclides expone la manera de sumar
dos cuadrados y obtener otro cuadrado equivalente, mediante la disposición especial de
los lados en ángulo recto y la construcción de un triángulo rectángulo.

Proposition 25 (I.47) En los triángulos rectángulos, el cuadrado del lado que


subtiende el ángulo recto es igual a los cuadrados de los lados quecomprenden el ángulo
recto.

Su demostración constituye el lugar de llegada del libro I. Las equivalencias y


construcciones cobran un sentido especial en este teorema. Veamos un poco esto usando
la figura 1.17:
Dado el triángulo rectángulo ABG y los cuadrados respectivos, se trazan la recta
AL, paralela a BD, y la s rectas ZG, AD, AE y BK. La idea básica de la demostración
consiste en evidenciar la igualdad del paralelogramo BDLO con el cuadrado ZBAH,
y la igualdad del paralelogramo GELO y el cuadrado AT KG. Esto se hace dando un
rodeo.
Primero se demuestra que el paralelogramo BDLO es el doble que el triángulo ABD,
y que el cuadrado ZBAH es el doble que el triángulo ZBG. A continuación se demuestra
la igualdad de los triángulos ABD y ZBG. Usando la noción común 1 se llega a la
igualdad entre el cuadrado ZBAH y el paralelogramo BDLO. De igual manera se
procede para la otra equivalencia.

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32 1. PRIMERA LECTURA: LAS MATEMATICAS EN LA ANTIGÜEDAD GRIEGA

H T

AA
Z
K

B O G

D L E

Figura 1.17:

Figura 1.18:

Lect. sobre H. de las Mat. Luis C. Recalde Universidad del Valle


1.8. EL ÁLGEBRA GEOMÉTRICA DE EUCLIDES 33

B D E G

H K L T

Figura 1.19:

1.8 El álgebra geométrica de Euclides


El punto culminante de las cuadraturas de figuras rectilíneas lo desarrolla Euclides
en el libro II. El procedimiento usado por él, para este propósito, constituye lo que
históricamente se conoce como álgebra geométrica. Sabemos que los Elementos carecen
de un sistema de representación simbólica para cantidades; sin embargo, una traducción,
aunque obviamente acomodada, nos remite a identificar propiedades algebraicas en esta
obra. Veamos esto directamente en algunas de las proposiciones.

Proposition 26 (II.1) Si hay dos rectas y una de ellas se corta en un número


cualquiera de segmentos, el rectángulo comprendido por las dos rectas es igual a los
rectángulos comprendidos por la no cortada y por cada una de los segmentos.

La representación de la figura 19 nos permite visualizar este enunciado


Como se ve esta proposición establece la igualdad de las áreas rectangulares:
área del rectángulo BDKH + área del rectángulo DELK + área del rectángulo
EGT L = área del rectángulo BGT H.
La idea se fundamenta en el proceso de descomposición y recomposición de áreas.
Obsérvese que si se establecen las designaciones:

BH = a, BD = b, DE = c, EC = d,

se obtiene la igualdad,

a(b + c + d) = ab + ac + ad,

que no es otra cosa que la propiedad distributiva del producto respecto de la suma.
Aquí hay que tener mucho cuidado pues, como dijimos antes, no se pueden establecer
traducciones directas. En primer lugar, en Euclides no hay una correspondencia entre
segmentos y longitudes, ello exige una identificación numérica de las cantidades, que
permita interpretar los segmentos en términos de sus medidas. Desde nuestra óptica no
tenemos ningún problema en decir que BH mide a, BD mide b, etc. pues contamos con
un sistema numérico de referencia (los números reales).

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34 1. PRIMERA LECTURA: LAS MATEMATICAS EN LA ANTIGÜEDAD GRIEGA

Por otro lado, Euclides no puede establecer el producto de segmentos y menos aún su
cociente. En el libro II, las cantidades tienen connotaciones geométricas, eludiendo así,
el problema de asignación de valores numéricos. Es necesario aclarar que este proceso no
constituye una salida facilista de Euclides; todo lo contrario, es un proceso riguroso de
medida de segmentos y áreas muy acorde con los cánones axiomáticos por el definidos.
Esto es muy importante, pues nos muestra que los Elementos son un constructo teórico
que da cuenta, conceptualmente del problema de la medida. Esto es algo que para la
mayoría de nosotros pasa completamente desapercibido; no le encontramos problemas
al algoritmo de encontrar el área de rectángulos. Todo se reduce a multiplicar la base
por la altura. El problema de fondo es establecer la definición precisa del producto
entre cantidades. Por ejemplo, valdría
s la pena preguntarse sobre la representación de
un rectángulo de base Z y altura 2 , y luego por la manera de calcular este producto.
Algunos autores como Morris Kline establecen correspondencias entre los objetos
de la matemática euclidiana y los usados modernamente. Así, los números pueden
sustituirse por segmentos de recta; el producto de números puede interpretarse como el
área de un rectángulo cuyos lados tienen por longitudes los dos números; de esa misma
forma, el producto de tres números correspondería a un volumen; el cociente de un
producto (área) por un tercer número se halla construyendo un rectángulo cuya base es
el último número y su área es igual a la del primer producto, el resultado correspondería
a la altura del rectángulo construido. La raíz cuadrada corresponde al lado de un
cuadrado cuya área es igual a la de un rectángulo dado.
Las construcciones se hacen usando los presupuestos euclidianos ya presentados
antes, incluyendo las construcciones con regla y compás. Además, estas son traducciones
solo referenciales y de ninguna forma se corresponden a identificaciones absolutas.
Pertenecen mas al ámbito pedagógico que al plano de identidades conceptuales.
Con estas aclaraciones se presentan a continuación, algunas proposiciones y sus
respectivas traducciones algebraicas modernas.

Proposition 27 (II.2) Si se corta al azar una linea recta, el rectángulo comprendido


por la recta entera y cada una de los segmentos es igual al cuadrado de la recta entera.

(a + b)a + (a + b)b = (a + b)2

Proposition 28 (II.3) Si se corta al azar una linea recta, el rectángulo comprendido


por la recta entera y uno de los segmentos es igual al rectángulo comprendido por los
segmentos y el cuadrado del segmento primeramente dicho.

(a + b)a = ab + a2 .

Proposition 29 (II.4) Si se corta al azar una linea recta, el cuadrado de la recta entera
es igual a los cuadrados de los segmentos y dos veces el rectángulo comprendido por los
segmentos.

(a + b)2 = a2 + b2 + 2ab.

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1.8. EL ÁLGEBRA GEOMÉTRICA DE EUCLIDES 35

Proposition 30 (II.5) Si se corta una linea recta en segmentos iguales y desiguales,


el rectángulo comprendido por los segmentos desiguales de la recta entera junto con el
cuadrado de la recta que está entre los puntos de sección, es igual al cuadrado de la
mitad.

ab + ( a+b
2
 b)2 = ( a+b
2
)2

Proposition 31 (II.6) Si se divide en dos partes iguales una linea recta y se le añade,
en linea recta, otra recta, el rectángulo comprendido por la recta entera con la recta
añadida y la recta añadida junto con el cuadrado de la mitad es igual al cuadrado de la
recta compuesta por la mitad y la recta añadida.

(2a + b)b + a2 = (a + b)2

Dos proposiciones merecen nuestra atención por su importancia histórica. La


Proposición II.11 guarda relación con el cálculo del número áureo y la Proposición II.14,
mediante la cual se generaliza el problema de las cuadraturas. Veamos en detalle estas
proposiciones.

Proposition 32 (II.11) Dividir una recta dada de manera que el rectángulo compren-
dido por la recta entera y uno de los segmentos sea igual al cuadrado del segmentos
restante.

En concreto la proposición consiste en lo siguiente: dado el segmento AB, se trata


de encontrar el punto T , tal que,

área del rectángulo de lados AB y T B = área del cuadrado de lado AT .

Euclides empieza construyendo el cuadrado ABDG (proposición I.46), toma el punto


medio E sobre AG, prolonga AG hasta Z, tal que EZ sea igual a EB. A continuación
construye el cuadrado AZHT de lado AZ, de acuerdo a la figura 1.20:
La recta GA cumple las hipótesis de la proposición II.6, pues E la divide en dos
partes iguales y AZ es la recta añadida, entonces,

rectángulo GZHC + cuadrado IF AE = cuadrado de lado EZ.20

Como EZ = EB, entonces

rectángulo GZHC + cuadrado IF AE = cuadrado de lado EB (1)

Dado que el triángulo AEB es rectángulo se tiene que,

cuadrado de lado EB = cuadrado IF AE+ cuadrado de lado AB...(2)


20
Cuando se escribe rectángulo GZHC se hace referencia a la medida del rectángulo GZHC, puede
traducirse como área de dicha superficie.

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36 1. PRIMERA LECTURA: LAS MATEMATICAS EN LA ANTIGÜEDAD GRIEGA

Z H

F A T B

I E

G D
C

Figura 1.20:

Combinando (1) y (2) se tiene que,


rectángulo GZHC + cuadrado IF AE = cuadrado IF AE+ cuadrado de lado AB
Aplicando noción común 3 se obtiene,
rectángulo GZHC = cuadrado de lado AB (3)
De la construcción se tiene que:
cuadrado de lado AB = rectángulo GAT C + rectángulo CT BD (4)
De (3) y (4) se obtiene,
rectángulo GZHC = rectángulo GAT C + rectángulo CT BD.
Finalmente, como
rectángulo GZHC = cuadrado AZHT + rectángulo GAT C,
entonces,
cuadrado AZHT = rectángulo CT BD = área de rectángulo de lados AB y T B,
tal como se quería demostrar.
Más adelante veremos que este resultado es equivalente a la Proposición I.30 del libro
VI en términos de proporciones y que justamente establece la relación entre la diagonal
y el lado de un pentágono regular, tal como se conocía desde los antiguos pitagóricos, y
que constituía la base conceptual para la construcción de la estrella pentagonal, emblema
de esta escuela.
Si lo traducimos en una terminología y métodos modernos, se puede seguir el
siguiente proceso: Designando por x la distancia buscada AT , y llamamos a a la longitud
del segmento AB, la proposición plantea la resolución de la ecuación (a  x)a = x2.
Euclides entonces, estaría resolviendo una ecuación cuadrática.

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1.8. EL ÁLGEBRA GEOMÉTRICA DE EUCLIDES 37

B E

D
G

Figura 1.21:

Figura 1.22:

Proposition 33 (II.14) Construir un cuadrado igual a una región rectilínea dada.

La construcción se soporta sobre toda la maquinaria teórica del libro I, especialmente


en la proposición 45. Veamos esto: Dada la región rectilínea A (figura 1.21),
utilizando la Proposición I.45, se construye el rectángulo BEDG equivalente a esta
región. Si BE = ED, el rectángulo correspondería al cuadrado buscado; en caso
contrario, significa que uno de los lados es el mayor. Suponiendo que sea BE, se realiza
la construcción de la figura 1.22.
El rectángulo GBED es tal que ED = EZ.
H divide en dos partes iguales a la recta BZ y E la divide en dos partes desiguales.
Ello significa que cumple las hipótesis de la proposición II.5, por lo tanto se tendrá:

rectángulo GBED + cuadrado de lado HE = cuadrado de lado BH (1)

El triángulo HT E es rectángulo, por lo tanto, aplicando proposición I.47, se tiene:

cuadrado de lado HT = cuadrado de lado HE + cuadrado de lado T E

Como HT = BH, (son radios de la misma circunferencia),

cuadrado de lado BH = cuadrado de lado HE + cuadrado de lado T E (2)

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38 1. PRIMERA LECTURA: LAS MATEMATICAS EN LA ANTIGÜEDAD GRIEGA

Combinando (1) (2) se obtiene:

rectángulo GBED + cuadrado de lado HE =


cuadrado de lado HE + cuadrado de lado T E.

Aplicando la noción común 3, se llega a que,


EZ es igual a ED; H es el punto medio de BZ; BT Z es el semicírculo de radio HZ.

rectángulo GBED = cuadrado de lado T E.

Por lo tanto, ET será el lado del cuadrado buscado.


Con esta proposición se logra la solución general de la cuadratura de cualquier región
rectilínea. Dicho de otra forma, Euclides logra dar salida teórica al cálculo de áreas.
Desde una visión moderna, si se toma ED como unidad, entonces el área del
rectángulo BEDG sería numéricamente igual a BE, y por lo tanto T E representaría su
raíz cuadrada. Tenemos entonces, que desde esta interpretación, el método euclidiano
de regla y compás permite el cálculo de raíces cuadradas. Precisamente esto constituye
la base conceptual utilizada por Descartes en su Geometría para definir raíz cuadrada
de magnitudes lineales.
En conclusión, con la proposición 14 del libro II, se cierra un ciclo fundamental
en la instauración de una experiencia de la medida, en la cual, Euclides nos enseña a
cuadrar cualquier figura poligonal. Estamos en la alborada de una teoría matemática
de la medida que tendrá su síntesis en las teorías modernas de integración por parte de
Riemann y Lebesgue.

1.9 Revisión de Lectura y Ejercicios


1. Reconstruya la proposición I.1de los Elementos y explique los problemas de rigor
que encuentre en la demostración.

2. Establezca diferencias entre los conceptos de congruencia, igualdad y semejanza en


la geometría euclidiana. Indique la importancia de estos conceptos en el programa
euclidiano de la medida de áreas.

3. Analice la demostración de la proposición I.4. Compare sus apreciaciones con las


anotaciones hechas en el texto.

4. Según su lectura, ¿cuál es la importancia de la filosofía en el desarrollo de las


matemáticas?

5. Establezca las diferencias fundamentales entre número y magnitud.

6. Desde una interpretación moderna, las construcciones euclidianas permiten


calcular la raíz cuadrada de una longitud determinada, ¿se puede generalizar a
raíces enésimas?

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1.9. REVISIÓN DE LECTURA Y EJERCICIOS 39

7. Investigue las diferencias fundamentales entre los objetos matemáticos de la


geometría euclidiana y los de la geometría de Hilbert.

8. Demuestre las proposiciones I.9, I.10 y I.12, presentadas en la conferencia.

9. Investigue las diferencias fundamentales entre los objetos matemáticos de la


geometría euclidiana y los de la geometría de Hilbert.

10. Demuestre las proposiciones I.22, I.23, I.31 y I.46, presentadas en la conferencia.

11. Utilizando las construcciones euclidianas, resuelva las ecuaciones:

(i) ab = x2 (ii) ax = b2 (iii) x2 + 3x  9 = 0

12. Reconstruya y complete la demostración del teorema de Pitágoras que aparece en


el texto, ¿conoce usted otra demostración?

13. Lea y analice detenidamente el siguiente párrafo:

El método de razonamiento de Euclides es siempre sintético. Para la


demostración de cualquier teorema él parte de la afirmación válida a ciencia
cierta, la cual se apoya en última instancia en el sistema de condiciones
iniciales. A partir de esta última él desarrolla sucesivamente consecuencias
que conducen a la afirmación buscada. El camino inverso de razonamiento es:
tomando el teorema buscado como demostrado, el deducir de él una sucesión
de consecuencias, hasta que sea obtenida a ciencia cierta una afirmación
verdadera, en los Elementos en calidad de demostración no se utiliza. En
contraposición a la síntesis los antiguos denominaron a este método análisis.
(Ribnikov, K. Historia de las Matemáticas; p.69)

i) Exprese con sus propias palabras en que consisten los métodos de razonamiento
sintético y analítico.
ii) Vuelva sobre la demostración I.4 y cerciórese que efectivamente Euclides razona
de manera sintética.
iii) De un ejemplo de una demostración analítica.

14. ¿Cómo se define el producto de números naturales? ¿el de racionales? ¿el de reales
en general? ¿cuál es el resultado de multiplicar por 2?

15. Pruebe los teoremas atribuidos a Tales, justificando cada paso.

16. Demuestre las proposiciones II. 2, II.3, II. 4, II.5 y II.6, evidenciando que las
interpretaciones dadas en terminología algebraica moderna son correctas.

Lect. sobre H. de las Mat. Luis C. Recalde Universidad del Valle


40 1. PRIMERA LECTURA: LAS MATEMATICAS EN LA ANTIGÜEDAD GRIEGA

Lect. sobre H. de las Mat. Luis C. Recalde Universidad del Valle

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