intencin consciente no era transmitir conocimiento sino ensear una habilidad, y el resultado fue que los institutos de enseanza, transformados en entidades vocacionales, tuvieron en la enseanza de la conduccin de un coche, del uso de una mquina de escribir o, mucho ms importante para el arte de vivir, de la forma de relacionarse con los dems y tener popularidad, bastante ms xito que en la posibilidad de lograr que los alumnos adquirieran los fundamentos de un plan de estudios corriente. Sin embargo, esta descripcin es errnea, no slo por su evidente exageracin, que pretenda anotarse un punto a favor, sino tambin porque no toma en cuenta que, dentro de ese proceso, se dio una importancia especial a borrar en la mayor medida posible la distincin entre juego y trabajo, a favor del primero. Se consider que el juego era la forma ms vivaz y apropiada de comportamiento para el nio, la nica forma de actividad que se desarrolla espontneamente desde su existencia como nio. Slo lo que se puede aprender a travs del juego hace honor a la vitalidad de los pequeos. La actividad infantil caracterstica, se pens, est en el juego; el aprendizaje que, tal y como se entenda antiguamente, obligaba a una criatura a una actitud pasiva, le haca perder su personal iniciativa ldica. La estrecha conexin entre estas dos cosas la sustitucin del aprender por el hacer y del trabajo por el juego est directamente ilustrada por la enseanza de los idiomas. [...] Aparte de la cuestin de que esto sea posible o no, [...] est bien claro que este procedimiento intenta conscientemente mantener al nio, aunque ya no lo sea, en el nivel del infante a lo largo del mayor tiempo posible. Lo que tendra que preparar al nio para el mundo de los adultos, el hbito de trabajar y de no jugar, adquirido poco a poco, se deja a un lado a favor de la autonoma del mundo de la infancia.