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LA DOCTRINA DEL HOMBRE


PARTE 2: La parte material del hombre en la creación.

Comprende el carácter estructural del cuerpo humano, el porvenir del cuerpo humano,
los diversos usos de la palabra cuerpo y nuestra relación con el cuerpo de Cristo

Heb 11:3 Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra
de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía.

INTRODUCCION

Con respecto a la controversia del origen del ser humano, esta Escuela Bíblica procede
sobre la base segura de que el hombre proviene de la mano de su creador, en la forma
precisa en que se revela en la infalible Palabra de Dios. De tal manera que todas las
complicaciones que puedan surgir a este respecto, se resolverán con referencia a una
correcta comprensión del texto sagrado. Con referencia a esta metodología, se aclara
que seguimos la línea exegética de la teología sistemática de Lewis Sperry Chafer
(1974), la cual es una teología absolutamente Cristo céntrica y de carácter práctico y
devocional.

Iniciando nuestro tema de hoy, “la parte material del hombre en la creación”, y bajo la
consideración de la doble o biforme naturaleza del ser del hombre, clasificada como una
parte material y otra parte inmaterial, miraremos que esta naturaleza biforme (material e
inmaterial) está determinada por el mismo modo en que el hombre fue creado. Como
esta escrito en Gn 2:7
Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su
nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente.

De esta manera vemos que la parte material del hombre fue formada, en toda su
integridad, del polvo de la tierra. Solo le faltaba algo que Dios le daría, es decir, la vida.
Ese soplo de Dios era el alma racional y el espíritu, con lo cual el hombre llegó a ser tan
completamente diferente de las otras formas de vida que hay en el mundo, como distinto
lo es Dios de su creación. Este aliento o soplo de Dios era una vida sin fin; una vida que
no estaba sujeta a la muerte, pero debido a que el primer hombre pecó al desobedecer a
Dios, su castigo o consecuencia es el hecho de que el hombre tiene que morir. Este era
el carácter original y la duración de la vida que Dios insufló en el hombre.

Esta vida de Dios, el soplo de vida original, no debe confundirse con lo que la Biblia
llama “…la dádiva de Dios que es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro” como lo
expresa Romanos 6:23:
“Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en
Cristo Jesús Señor nuestro”

La vida eterna que es en Cristo Jesús Señor nuestro es la vida de la regeneración, que se
otorga gratuitamente a toda persona que cree en Jesucristo, es decir, a todo aquel que
responde a la persona y obra de Jesucristo en arrepentimiento y fe.

La Palabra de Dios registra tres clases de soplos de vida de Dios:


1. El primer soplo de vida de Dios, fue el soplo de vida por medio del cual el
hombre llegó a ser alma viviente con existencia eterna. Esa existencia puede ser
de bienestar o de dolor.

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2. El segundo soplo de vida de Dios, fue el soplo del Espíritu Santo, que el Cristo
resucitado les dio a sus discípulos, como se relata en el evangelio de Juan
capítulo 20, versos 21 y 22
Jn 20:21-2 Entonces Jesús les dijo otra vez: Paz a vosotros. Como me envió el
Padre, así también yo os envío. Y habiendo dicho esto, sopló, y les dijo:
Recibid el Espíritu Santo.
3. Y el tercer soplo de vida de Dios, es el soplo de la Palabra de Dios, que es la
inspiración de la Biblia, como lo expresa 2 a Timoteo 3:16
2Ti 3:16-17 Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar,
para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de
Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra

Con respecto a la existencia o el ser del hombre, se puede ver a lo largo de las
escrituras, de manera natural, siete partes, que son:
1. La parte material del hombre
2. La parte inmaterial del hombre
3. El ambiente del primer hombre
4. La responsabilidad del primer hombre
5. Las cualidades morales del primer hombre
6. El temperamento del primer hombre
7. Y la tentación a que fue sometido el primer hombre

Debido a como esta constituido el hombre, su parte material, es decir el cuerpo físico y
su parte inmaterial, es decir, el alma y el espíritu, el hombre tiene una gran diferencia
con las demás criaturas vivientes de la creación, especialmente con los animales
irracionales. Es verdad que los animales irracionales participan también de una doble
existencia, la material y la inmaterial, pero la parte inmaterial de los animales
irracionales es muy distinta de la parte inmaterial del hombre ya que la parte inmaterial
de los animales irracionales no alcanza a participar de los conceptos elevados como el
arte y lo moral y lo espiritual.

Cuando Gn 2:7, describe la creación del hombre y la vida del hombre a través del soplo
del omnipotente, lo sorprendente es que se describe la transformación del polvo de la
tierra sin vida en un ser viviente cuando dice: “Entonces Jehová Dios formó al hombre
del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser
viviente.”. El término para viviente en hebreo es nefesh, la palabra hebrea nefesh es
amplia en su significado y no hay ninguna palabra castellana que la abarque
plenamente. Las traducciones más comunes son: “alma”, “vida” y “persona”. Además
puede traducirse como “deseo”, “apetito”, “emoción” o “pasión”.

De acuerdo al diccionario VINE, con respecto al término para alma, nefesh, afirma que
el sistema de pensamiento hebreo no conoce la combinación u oposición de los
términos «cuerpo» y «alma» que son de origen griego y latino. En el pensamiento
hebreo encontramos dos conceptos que no se encuentran en la tradición grecolatina
que son: «el ser interior» y «la apariencia externa», o puesto de otra manera: «lo
que somos para nosotros mismos», en contraposición a «lo que otros creen
ver en nosotros». El ser interior es nefesh, mientras que para el ser externo, la
reputación, la lengua hebrea utiliza el término sem, cuya traducción más frecuente es
«nombre».

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Con respecto a la expresión “Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo
de la tierra”, la palabra formó se usa en relación con el alfarero que hace un vaso, la
idea que trasmite es la misma que trasmite job 33:4, 6
Job 33:4 El espíritu de Dios me hizo,
Y el soplo del Omnipotente me dio vida.
Job 33:6 Heme aquí a mí en lugar de Dios, conforme a tu dicho;
De barro fui yo también formado

La idea que expresa Gn 2:7 presenta a Dios de manera figurada como un alfarero que
da forma cuidadosa al hombre, este es el mismo pensamiento que encontramos en la
poesía de Isaías 45 en los versos 9 al 12, cuando advierte al hombre
Isa 45:9 ¡Ay del que pleitea con su Hacedor! ¡el tiesto con los tiestos de la tierra!
¿Dirá el barro al que lo labra: ¿Qué haces? o tu obra: No tiene manos?
Isa 45:10 ¡Ay del que dice al padre: ¿Por qué engendraste? y a la mujer: ¿Por
qué diste a luz?!
Isa 45:11 Así dice Jehová, el Santo de Israel, y su Formador: Preguntadme de las
cosas por venir; mandadme acerca de mis hijos, y acerca de la obra de mis
manos.
Isa 45:12 Yo hice la tierra, y creé sobre ella al hombre. Yo, mis manos,
extendieron los cielos, y a todo su ejército mandé.

Y esta misma idea la recoge jeremías en la parábola del alfarero cuando deja ver el
propósito que Dios tiene al tratar con el hombre en su diario vivir, cuando dice en
Jer 18:6 ¿No podré yo hacer de vosotros como este alfarero, oh casa de
Israel? dice Jehová. He aquí que como el barro en la mano del
alfarero, así sois vosotros en mi mano, oh casa de Israel.

De tal manera que Dios continúa labrando al hombre porque nuestro Dios es nuestro
hacedor y nos sigue formando para hacer un vaso mejor, como dice el verso 4 de
jeremías 18:
Y la vasija de barro que él hacía se echó a perder en su mano; y volvió y la
hizo otra vasija, según le pareció mejor hacerla

Dios siempre quiere hacer de nosotros un vaso mejor, cada circunstancia, cada
dificultad, tiene un propósito concreto porque es un proceso pedagógico que Dios
permite para hacernos mejores hijos de Dios, mejores seres humanos, mejores padres,
mejores hermanos, mejores ciudadanos, para hacer a partir de Él, cada vez, una mejor
parentela.

El hombre recibió vida mediante el acto divino concreto de soplar en el hombre el


aliento de vida. El “aliento de vida” es la fuente que anima al hombre. La diferencia
entre el hombre y los animales se indica por la forma en que el hombre recibió su vida,
es decir, del aliento de Dios, por eso es que el hombre es puesto, con señorío, como la
obra cumbre de la creación como lo expresa:
Gen 1:26 Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen,
conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves
de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se
arrastra sobre la tierra.

Este versículo, al igual que Génesis 2:7 destaca la unidad del hombre, indicando su
integridad y supremacía en la creación.

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EL CARÁCTER ESTRUCTURAL DEL CUERPO HUMANO. De una manera


sencilla pero a la vez incomparable y sostenida en una profundidad que no se aprecia a
simple vista, la Palabra de Dios declara que Dios formó el cuerpo del hombre del polvo
de la tierra. Químicamente esto es cierto. Los científicos saben que en el cuerpo humano
están representados los 16 elementos de la tierra que son: Calcio, carbono, cloro, fluor,
hidrógeno, yodo, hierro, magnesio, manganeso, nitrógeno, oxígeno, fósforo, potasio,
silicona, sodio y azufre. Los minerales vitales son: calcio, hierro, potasio, magnesio,
sodio y silicona. Todos estos minerales están presentes en el cuerpo humano, en forma
orgánica y constituyen cerca del 6% del cuerpo humano. El resto del cuerpo esta
compuesto por agua, carbono y gases. Aunque ningún mineral puede ser absorbido en
su forma inorgánica, mediante la absorción en los vegetales o por medio de la acción
química, está en condiciones de entrar al cuerpo humano. De esta manera podemos
decir que el testimonio de la ciencia reitera la revelación Bíblica según la cual, “el
hombre es de la tierra, terrenal” como lo expresa 1 Co 15:47-49
1 Co 15:47 El primer hombre es de la tierra, terrenal; el segundo hombre, que es
el Señor, es del cielo.
1Co 15:48 Cual el terrenal, tales también los terrenales; y cual el celestial, tales
también los celestiales.
1Co 15:49 Y así como hemos traído la imagen del terrenal, traeremos también la
imagen del celestial.

Y de manera similar esta realidad de que nuestro cuerpo es terrenal, se expresa en


relación con el espíritu del hombre como un tesoro contenido en nuestro cuerpo como
un vaso de barro, y esta constitución también tiene un propósito concreto como lo
expresa 2 Co 4:7-9
2Co 4:7 Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia
del poder sea de Dios, y no de nosotros,
2Co 4:8 que estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas
no desesperados;
2Co 4:9 perseguidos, más no desamparados; derribados, pero no destruidos;

El mensaje invalorable de salvación en Jesucristo ha sido confiado por Dios a hombres


frágiles y falibles («vasos de barro»). El enfoque de Pablo, sin embargo, no era en un
envase perecedero sino en su valioso contenido: el poder de Dios obrando en
nosotros. Aun siendo débiles, Dios nos usa y nos da poder para vencer el pecado y el
vicio. Si sabemos que el poder es suyo, no nuestro, podemos evitar que el orgullo se
apodere de nosotros y esto nos motiva a mantener un contacto diario con Dios, nuestra
fuente de poder. Nuestra responsabilidad es dejar que la gente vea a Dios por medio
nuestro.

Los vasos de barro son débiles y frágiles. Estos versículos expresan algo
incomprensible a los ojos de la razón y es de cómo los débiles seres humanos pueden
ser instrumentos del poder de Dios. Esto es lo que hace posible que una persona que se
dice desechable, por ejemplo, o sin remedio, luego de un encuentro con la persona y la
Palabra del evangelio de Jesucristo, pase a tener una vida ejemplar ante Dios y los
hombres y evidencie un cambio que a los ojos de la razón y el sentido común del
hombre serían imposibles.

Continuando con el carácter estructural del cuerpo humano, las funciones maravillosas
del hombre que se corresponden con todo el proceso de la vida, vemos diariamente que
nuestro cuerpo esta constantemente tomando y desechando los elementos de que esta

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constituido. El niño crece y el cuerpo de la persona madura se sostiene mediante la


continua alimentación de nuevos materiales que vienen directa o indirectamente del
polvo de la tierra. Se ve claramente, que el crecimiento y el sostenimiento del cuerpo es
la continuación del primer acto creador de Dios, cuando el formó el cuerpo del polvo de
la tierra.

De extraordinaria importancia son las palabras que afirman que el cuerpo del hombre
vuelve a la tierra de la cual fue tomado. Sobre esta realidad, la Palabra dice:
Gen 3:19 Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la
tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás.

Aunque la parte material y la parte inmaterial se colocan a menudo la una contra la otra,
y se hace referencia a ellas como partes componentes del ser del hombre, sin embargo,
el hombre es una unidad, un ser, y lo único que puede separar lo material de lo
inmaterial es la muerte. La Biblia declara que los componentes del ser del hombre son
separables y distintos y que en este proceso de separación y distinción la Palabra tiene
una función liberadora y sanadora como lo expresa Hebreos 4:12-14
Heb 4:12 Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda
espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y
los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.
Heb 4:13 Y no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia; antes bien
todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos
que dar cuenta.

Dios, nuestro creador, ha dejado en su Palabra el instrumento para el crecimiento de


todo nuestro ser, espíritu, alma y cuerpo. La Palabra de Dios no es simplemente una
colección de palabras, o un medio de comunicar ideas; La Palabra de Dios es viva,
cambia la vida y es dinámica y eficaz al obrar en nosotros. Con la agudeza del bisturí de
un cirujano, revela lo que somos y lo que no somos. Penetra la médula de nuestra moral
y vida espiritual. Discierne lo que está dentro de nosotros, tanto lo bueno como lo malo.
No solo debemos oír la Palabra sino que también debemos permitir que moldee nuestra
vida.

Con respecto al proceso de tratar con Dios y dejar que Dios trate con nosotros a través
de su Palabra y la oración, el apóstol Pablo compara el cuerpo con el “hombre exterior”
y el alma y el espíritu como el “hombre interior”, así lo expresa en 2 Co 4:16-18
2Co 4:16 Por tanto, no desmayamos; antes aunque este nuestro hombre exterior
se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día.
2Co 4:17 Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada
vez más excelente y eterno peso de gloria;
2Co 4:18 no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues
las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.

Es fácil desmayar. Todos enfrentamos problemas, en nuestras relaciones o en el trabajo,


que nos inducen a pensar en echar a un lado todo y rendirnos. Debemos pedir, al Padre,
la fortaleza interior proveniente del Espíritu Santo como lo expresa Efesios 3.16.
para que os dé, conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con
poder en el hombre interior por su Espíritu

No permitamos que la fatiga, el dolor o la crítica nos obliguen a desfallecer o


desalentarnos. No renunciemos a nuestra recompensa eterna por causa de la intensidad

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del dolor actual. Nuestra debilidad permite que el poder de la resurrección de Cristo nos
fortalezca momento a momento1

Nuestros problemas no debieran desanimarnos o disminuir nuestra fe. En cambio,


debemos entender que hay un propósito en nuestro sufrimiento. Los problemas y las
limitaciones humanas tienen varios beneficios:
1. Nos recuerdan los sufrimientos de Cristo por nosotros;
2. Nos alejan del orgullo;
3. Nos ayudan a mirar más allá de esta corta vida;
4. Prueban nuestra fe a otros; y
5. Le dan la oportunidad a Dios para demostrar su gran poder.

¡Veamos nuestros problemas como oportunidades!

Nuestra esperanza suprema cuando experimentamos terrible enfermedad, persecución o


dolor es descubrir que esta vida no es todo lo que hay, ¡hay una vida después de la
muerte! Saber que viviremos por siempre con Dios en un lugar sin pecado y sufrimiento
puede ayudarnos a vivir sobre el dolor que enfrentamos en esta vida.

EL PORVENIR DEL CUERPO HUMANO. La Palabra de Dios declara que tanto los
salvos como los impíos se levantarán de entre los muertos. En Jn 5:26 al 29, Jesús dice:
Jn 5:26 Porque como el Padre tiene vida en sí mismo, así también ha dado al
Hijo el tener vida en sí mismo;
Jn 5:27 y también le dio autoridad de hacer juicio, por cuanto es el Hijo del
Hombre.
Jn 5:28 No os maravilléis de esto; porque vendrá hora cuando todos los que
están en los sepulcros oirán su voz;
Jn 5:29 y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida; mas los
que hicieron lo malo, a resurrección de condenación.

De manera similar, el profeta Daniel, después haber hecho referencia a la incomparable


tribulación que esta predicha para el pueblo de Israel, el profeta declara, en los versos 2
y 3 del capítulo 12:
Daniel 12:2 Y muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán
despertados, unos para vida eterna, y otros para vergüenza y confusión
perpetua.
Daniel 12:3 Los entendidos resplandecerán como el resplandor del firmamento;
y los que enseñan la justicia a la multitud, como las estrellas a perpetua
eternidad.

Hay todavía otro pasaje muy claro que declara la universalidad de la resurrección de
todos los cuerpos humanos:
1 Co 15:22 Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán
vivificados.
1Co 15:23 Pero cada uno en su debido orden: Cristo, las primicias; luego los que
son de Cristo, en su venida.

1Barton, Dr. Bruce B., Editore, Biblia del Diario Vivir, (Nashville, TN: Editorial
Caribe) 2000, c1996.
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1Co 15:24 Luego el fin, cuando entregue el reino al Dios y Padre, cuando haya
suprimido todo dominio, toda autoridad y potencia.
1Co 15:25 Porque preciso es que él reine hasta que haya puesto a todos sus
enemigos debajo de sus pies.
1Co 15:26 Y el postrer enemigo que será destruido es la muerte

De manera similar los versos 51 al 53 establecen un orden en la resurrección y presenta


a la resurrección como un misterio y el hecho que nuestros cuerpos serán cambiados:
1Co 15:51 He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos
seremos transformados,
1Co 15:52 en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta;
porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y
nosotros seremos transformados.
1Co 15:53 Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto
mortal se vista de inmortalidad.

Con referencia a la universalidad de de la resurrección de los cuerpos, el apóstol Pablo


dice en Hechos 24:15:
teniendo esperanza en Dios, la cual ellos también abrigan, de que ha de haber
resurrección de los muertos, así de justos como de injustos

Con estos textos se puede obtener una descripción completa del carácter de la
resurrección del cuerpo del creyente en Cristo, como lo expresa filipenses 3:20-21:
Fil 3:20 Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al
Salvador, al Señor Jesucristo;
Fil 3:21 el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea
semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también
sujetar a sí mismo todas las cosas.

Esta declaración de filipenses 3:20-21, se refiere solo a los que, por ser salvos, serán
resucitados cuando Cristo venga por su Iglesia. También, con respecto a cómo será la
resurrección del cuerpo de los que no son salvos, es decir de los que no creen en Cristo,
Apocalipsis 20:12, afirma que han de esperar hasta el tiempo del juicio del llamado
gran trono blanco:
Apocalipsis 20:11 Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él, de
delante del cual huyeron la tierra y el cielo, y ningún lugar se encontró para
ellos.
Apocalipsis 20:12 Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y
los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida;
y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros,
según sus obras.
Apocalipsis 20:13 Y el mar entregó los muertos que había en él; y la muerte y
el Hades entregaron los muertos que había en ellos; y fueron juzgados cada uno
según sus obras.
Apocalipsis 20:14 Y la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego.
Esta es la muerte segunda.
Apocalipsis 20:15 Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado
al lago de fuego.

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Hay dos preguntas que surgen de los textos leídos anteriormente y que son de sumo
interés: ¿Cómo han de resucitar los muertos? Y ¿Con qué clase de cuerpo resucitarán?
Estas preguntas las responde el apóstol Pablo en 1 Corintios 15:35-44:
1Co 15:35 Pero dirá alguno: ¿Cómo resucitarán los muertos? ¿Con qué cuerpo
vendrán?
1Co 15:36 Necio, lo que tú siembras no se vivifica, si no muere antes.
1Co 15:37 Y lo que siembras no es el cuerpo que ha de salir, sino el grano
desnudo, ya sea de trigo o de otro grano;
1Co 15:38 pero Dios le da el cuerpo como él quiso, y a cada semilla su propio
cuerpo.
1Co 15:39 No toda carne es la misma carne, sino que una carne es la de los
hombres, otra carne la de las bestias, otra la de los peces, y otra la de las aves.
1Co 15:40 Y hay cuerpos celestiales, y cuerpos terrenales; pero una es la gloria de
los celestiales, y otra la de los terrenales.
1Co 15:41 Una es la gloria del sol, otra la gloria de la luna, y otra la gloria de las
estrellas, pues una estrella es diferente de otra en gloria.
1Co 15:42 Así también es la resurrección de los muertos. Se siembra en
corrupción, resucitará en incorrupción.
1Co 15:43 Se siembra en deshonra, resucitará en gloria; se siembra en debilidad,
resucitará en poder.
1Co 15:44 Se siembra cuerpo animal, resucitará cuerpo espiritual. Hay cuerpo
animal, y hay cuerpo espiritual.

Con respecto a estos versículos Matthew Henry comenta: Para la primera pregunta:
¿Cómo han de resucitar los muertos? la respuesta es: será efectuada por el poder de
Dios; ese poder que todos ven actuar, año tras año, en la muerte y el revivir de las
semillas. Necio es cuestionar al omnipotente poder de Dios para resucitar a los
muertos, cuando lo vemos diariamente vivificando y reviviendo cosas que están
muertas.

A la segunda pregunta ¿Con qué clase de cuerpo resucitarán? La respuesta la


obtenemos observando el grano de trigo, observando, como dice el texto, que el grano
emprende un tremendo cambio, y de la misma manera así será con los muertos, cuando
sean levantados y vivan otra vez. La semilla muere, aunque una parte de ella brota a
vida nueva. Las obras de la creación y de la providencia nos enseñan diariamente a ser
humildes, y a admirar la sabiduría y la bondad del Creador. Hay una gran variedad
entre otros cuerpos como la hay entre las plantas. Hay una variedad de gloria entre los
cuerpos celestiales. Los cuerpos de los muertos, cuando sean levantados, serán
adecuados para el estado celestial; y habrá una variedad de gloria entre ellos.

Los versos 42 a 44, del capítulo 15 de la primera epístola a los corintios, nos muestran
que habrá cuatro poderosas transformaciones:
1. De la corrupción a la incorrupción
2. De la deshonra a la gloria
3. De la debilidad al poder
4. Del cuerpo animal, es decir, aquello que se adapta al alma, al cuerpo espiritual,
es decir, aquello que se adapta al espíritu

Con referencia a nuestro cuerpo material debemos considerar los diversos usos que se le
dan a la palabra cuerpo en el nuevo testamento

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CUERPO DEL PECADO: El apóstol Pablo se refiere al cuerpo del pecado en la


epístola a los romanos en el capítulo 6 y el verso 6
Rom 6:6 sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente
con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no
sirvamos más al pecado.

Contrariamente a muchas concepciones que contemplan al cuerpo como el asiento del


mal, y que por lo tanto debe despreciarse, la Biblia contradice ese tipo de afirmaciones
con respecto al cuerpo del hombre. Debemos siempre tener presente, que el pecado no
comenzó con el cuerpo, sino que es una rebelión de la voluntad contra Dios y siempre
ha continuado siendo así. El cuerpo del Cristiano tiene marcas inequívocas de honor y
dignidad. El cuerpo es para el Señor y el Señor es para el cuerpo como lo expresa 1 Co
6:13
1Co 6:13 Las viandas para el vientre, y el vientre para las viandas; pero tanto
al uno como a las otras destruirá Dios. Pero el cuerpo no es para la fornicación,
sino para el Señor, y el Señor para el cuerpo

El cuerpo del creyente también enseña la Palabra que es el templo del Espíritu Santo,
así lo afirman los versos 15 y 19 del capítulo 6 de la primera epístola a los Corintios:
1Co 6:15 ¿No sabéis que vuestros cuerpos son miembros de Cristo? ¿Quitaré,
pues, los miembros de Cristo y los haré miembros de una ramera? De ningún
modo.
1Co 6:19 ¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está
en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?

La expresión “el cuerpo del pecado” se emplea en romanos 6:6 para referirse al viejo
hombre, o sea a la naturaleza de pecado. Como el cuerpo humano expresa la vida del
hombre, así el poder del pecado se expresa en el cuerpo del hombre y le induce a lo
malo, pero la Biblia enseña que este poder solamente puede ser anulado y reducido a
impotencia por el poder superior y regenerador del Espíritu Santo cuando ponemos
nuestra fe en la persona y en la obra de nuestro Señor Jesucristo. El cuerpo del pecado,
por tanto no es otro que el poder del pecado manifestándose.

CUERPO DE MUERTE: El apóstol Pablo exclama en Romanos 7:24


Rom 7:24 ¡Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte?

Esta es otra referencia a la naturaleza de pecado, es decir, la naturaleza que esta en la


carne, la cual se opone a Dios. Aquí se refiere a la naturaleza humana bajo el control de
la ley del pecado.

EL CUERPO DE CRISTO: La expresión el cuerpo de Cristo tiene un doble


significado. Puede referirse a su propio cuerpo o a su cuerpo místico que se compone de
todos los que son salvos de los cuales Cristo es la cabeza.

En vista del hecho de que como cumplimiento de todos los símbolos de los sacrificios
del antiguo testamento, y como cordero de Dios, Cristo tenía que derramar la sangre
que sirviera de base a la redención de toda la humanidad. Fue el Hijo de Dios, quien al
entrar al mundo, expreso su gratitud a su Padre cuando dice en Hebreos 10:5-7
Heb 10:5 Por lo cual, entrando en el mundo dice: Sacrificio y ofrenda no quisiste;
Mas me preparaste cuerpo.
Heb 10:6 Holocaustos y expiaciones por el pecado no te agradaron.

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Heb 10:7 Entonces dije: He aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad,
Como en el rollo del libro está escrito de mí.

Aunque el Cuerpo de Cristo fue un cuerpo humano real, no afectado por la caída de
Adán, llegó a ser un cuerpo de distinción inapreciable por ser el cuerpo del Hijo de
Dios. Ese es el cuerpo que, como ningún otro se vistió de inmortalidad y llego a ser un
cuerpo de excelente gloria. Nadie en este mundo pudiera estimar realmente la actual y
única distinción de ese cuerpo.

En lo que respecta al cuerpo místico, es decir, la Iglesia, ninguna figura que se utilice
para expresar la relación que existe entre Cristo y su Iglesia se emplea con más
frecuencia que la de la cabeza y el cuerpo con sus muchos miembros. En esta figura hay
dos notables pensamientos: el de la manifestación y el del servicio. Así como la vida
interna se manifiesta por medio del cuerpo, así el cuerpo de Cristo, es decir, su Iglesia,
sirve para manifestar a Cristo en este mundo, y es el medio por el cual Él realiza su
actividad a través del Espíritu Santo.

Con respecto al cuerpo humano, podemos resumir, que el cuerpo del hombre fue creado
y su creación fue un producto del polvo de la tierra; que este cuerpo humano se sostiene
por medio de los elementos que se derivan de la tierra; y finalmente regresa a la tierra
cuando muere. El cuerpo esta sentenciado a muerte por causa del pecado. Esta sujeto a
la resurrección o la traslación, y es eterno como el alma y el espíritu.

El cuerpo humano del hombre fue creado con un propósito de ser un instrumento en las
manos de Dios que exprese toda la plenitud de la deidad a través de la fe en Cristo
Jesús, pero el hombre no siempre expresa lo que es el propósito de Dios, sino que
también puede expresar el poder del pecado, en esta lucha el salmista explota en
alabanza por las misericordias de Dios, ante la realidad de nuestra débil condición,
cuando lo expresa en el salmo 103:14

CONCLUSION: EL SE ACUERDA DE QUE SOMOS POLVO


Salmo 103:14 Porque él conoce nuestra condición;
Se acuerda de que somos polvo.

Nosotros somos frágiles, pero el cuidado de Dios es eterno. Demasiado a menudo


miramos a Dios como Juez y dador de la ley, olvidando su compasión y preocupación
por nosotros. Cuando Dios examina nuestras vidas, recuerda nuestra condición humana.
Nuestras debilidades nunca deberían usarse como justificación para pecar. Su
misericordia toma todo en cuenta. Dios nos trata con compasión, confiemos en Él.

Salmo 103:1 Bendice, alma mía, a Jehová,


Y bendiga todo mi ser su santo nombre.
Salmo 103:2 Bendice, alma mía, a Jehová,
Y no olvides ninguno de sus beneficios.
Salmo 103:3 El es quien perdona todas tus iniquidades,
El que sana todas tus dolencias;
Salmo 103:4 El que rescata del hoyo tu vida,
El que te corona de favores y misericordias;
Salmo 103:5 El que sacia de bien tu boca
De modo que te rejuvenezcas como el águila.
Salmo 103:6 Jehová es el que hace justicia
Y derecho a todos los que padecen violencia.

Escuela Bíblica de la Iglesia Evangélica Central


La Doctrina del Hombre. Parte 2. La parte material del hombre en la creación
Instituto Bíblico al Aire Página 11 de 11

Salmo 103:7 Sus caminos notificó a Moisés,


Y a los hijos de Israel sus obras.
Salmo 103:8 Misericordioso y clemente es Jehová;
Lento para la ira, y grande en misericordia.
Salmo 103:9 No contenderá para siempre,
Ni para siempre guardará el enojo.
Salmo 103:10 No ha hecho con nosotros conforme a nuestras iniquidades,
Ni nos ha pagado conforme a nuestros pecados.
Salmo 103:11 Porque como la altura de los cielos sobre la tierra,
Engrandeció su misericordia sobre los que le temen.
Salmo 103:12 Cuanto está lejos el oriente del occidente,
Hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones.
Salmo 103:13 Como el padre se compadece de los hijos,
Se compadece Jehová de los que le temen.
Salmo 103:14 Porque él conoce nuestra condición;
Se acuerda de que somos polvo.

Solo el poder de lo alto nacido de una fe puesta en la persona de nuestro Señor


Jesucristo, nos puede conducir por estos caminos de victoriosa y confiada alabanza
hacia nuestro creador. Oración de fe

PREGUNTAS PARA REFLEXIONAR

1. ¿Cómo fue formada la parte material del hombre?


2. ¿Cuántas clases de soplos de vida de Dios, registra la Palabra?
3. ¿Cuáles son los dos significados de la expresión: “El Cuerpo de Cristo?

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