El tesoro de la Desesperanza Por Pedro J.

Ramos

“El tesoro de la Desesperanza” es una aventura para Séptimo Mar que debería alcanzar para unas seis sesiones de juego.
Concluida la saga, los Héroes habrán tenido ocasión de conocer parte del mundo de juego, se las habrán visto con alguno de sus
Trasfondos y tendrán todo un mundo a su disposición para que cada Director de Juego lo pueble a su antojo.

Épica para el juego de rol Séptimo
Mar en seis actos. La campaña pre-
tende introducir a los Héroes de lleno
en el mundo de aventuras de Theáh a la
vez que supone un punto de partida
para futuras campañas. Adecuado para
un grupo de 4-5 Héroes de cualquier
condición, siempre que posean la Ven-
taja Buen Bebedor por una circunstancia que se explicará más
adelante. La partida puede aprovecharse para otros juegos
del género sin demasiados problemas.
“El tesoro de la Desesperanza” es una aventura para
Séptimo Mar que debería alcanzar para unas seis sesiones de
juego. Concluida la saga, los Héroes habrán tenido ocasión de
conocer parte del mundo de juego, se las habrán visto con
alguno de sus Trasfondos y tendrán todo un mundo a su
disposición para que cada Director de Juego lo pueble a su
antojo. No existen requisitos especiales en la creación de
personajes, aunque la aventura va a tener fuertes dosis de
acción y viaje marítimo, por lo que no estaría de más que los
Héroes compren la Habilidad Marino durante la creación o
transcurrido poco tiempo de juego. Si no lo hacen, no pienso
ser yo el que limpie la cubierta…
Sobre el tono de la Campaña
Dado que no queremos alargar la publicación de la
campaña durante infinitos números ni queremos convertirla
en una serie de aventuras excesivamente rígidas, se ha
optado por sintetizar cada uno de lo seis actos que componen
“El Tesoro de la Desesperanza”, dejando que cada Director
de Juego incluya los detalles que desee para amenizar sus
sesiones. Esto requerirá un poco más de trabajo por su parte, Irene, sola en el mundo. El Capitán, que nunca se había
pero en cuanto se familiarice con los Héroes generados por caracterizado ni por el ahorro ni por confiar su dinero a
los jugadores y el tono que quiere dar a la campaña todo irá terceros, no quería dejar al vil metal el cuidado de su único
viento en popa, nunca mejor dicho. pariente, por lo que acogió a la muchacha en el barco, algo
que en absoluto gustó a los hombres, que saben que una
mujer a bordo sólo puede traer desgracias…y en esta ocasión
Historia de la Desesperanza
las trajo.
La Desesperanza fue una de las naves más terroríficas
Steward e Irene se enamoraron, y cuando una noche le
que surcó el Mar del Comercio hace cinco décadas. Capitane-
dijeron a Phatt lo que sentían el uno por el otro, el fiero
ada por el fiero Capitán Phatt, la tripulación de la Desespe-
Capitán montó en cólera, tomándolo como una traición por
ranza robó y mató tanto a los mercantes de naciones rivales
parte de ambos, “¡Traicionado por la sangre de mi sangre y
como la propia, sin tener nunca grandes preocupaciones salvo
por mi propia mano!” dicen que exclamó. En esos momentos,
que jamás faltara ron en su vaso ni mujeres en su lecho.
Phatt se encontraba en cubierta mirando por un precioso
Cuentan, además, que el hombre de confianza del capitán
astrolabio, una reliquia traída desde el Imperio de la Media
era un joven que había crecido en el barco, enrolado cuando
Luna. Coincidió que aquella noche se daba un fenómeno
apenas contaba ocho años, y que respondía al nombre de
astrológico especial, la alineación de tres planetas, y Phatt,
Steward; Steward era un verdadero amigo para Phatt, y
sonriendo, se giró a los dos amantes, tendió a Irene su
juntos llevaron a la Desesperanza a ganarse una reputación
astrolabio y le dijo que le permitiría casarse con Steward el
en toda Theáh.
día en que volvieran a juntarse dichos astros.
Sin embargo, es bien sabido que el destino juega malas
Cada noche, Irene miraba a través del astrolabio, bus-
pasadas, y quiso en esta ocasión que la hermana del capitán,
cando esa especial alineación celestial, pero pasaban los
que llevaba una pacífica vida en Montaigne, cerca de la
meses y el momento esperado no ocurría. Cuentan que desde
frontera con Eisen, falleciera junto con su esposo en los
lo ocurrido el Capitán Phatt se volvió aún más fiero, casi
trágicos años de la Guerra de la Cruz, dejando a su hija,
suicida, y eso le llevó a la perdición. La Desesperanza fue
atrapada por un aguerrido navío castellano y el Capitán fue
colgado junto a toda su tripulación, Steward incluido. Irene,
que por ser una mujer fue respetuosamente encerrada en un
convento, fue la única superviviente. La dama, habiendo
perdido toda esperanza de encontrar a su amado, se arrojó
por lo alto del torreón, concluyendo así la trágica historia de
la Desesperanza...¿o no?
Personajes principales
A lo largo de las aventuras que componen esta campaña,
existen una serie de personajes que van a aparecer de
manera constante y que a tal efecto se detallan aquí.
Únicamente uno de ellos es vital para la aventura (el Capitán
Stephen), mientras que los otros son o bien enemigos de los
Héroes (que pueden ser fácilmente reemplazados por otros
que se consideren más adecuados) o bien aliados suyos para
favorecer la intepretación, sacarles de algún apuro si es
necesario o servir de alivio cómico.
Capitán Stephen, señor del barco de velas celestes
(Héroe)
El Capitán Stephen es un joven y serio capitán que habla
un correcto avalonés. Está tercamente encaprichado de su
navío, de forma que jamás lo abandonará, delegando en otros
sus responsabilidades. Pasa la mayor parte del tiempo ence-
rrado en su camarote, y constituye el gancho de los Héroes en
esta aventura, ya que es quién les recluta para encontrar el
tesoro del Capitán Phatt y con su parte pagar la dote que le
permita desposar a su amada, Iselda.
No son necesarias estadísticas de juego para Stephen.
Sencillamente, no sale nunca del barco, no peleará con nadie
y sus aptitudes marítimas son sobradamente conocidas, como
si el barco y él fueran uno.
El Barco de Velas Celestes
Este barco seguramente conoció tiempos mejores, pero
aún así no es fácil evitar sentir simpatía por este navío.
Stephan habla de él con amor, como si jamás hubiera cono-
cido otro lugar al que llamar “hogar”.
Cañones: 2 / Tripulación: 3 / Casco: 3 / Timón: 2 /
Velamen: 4
Modificaciones: Velas de Seda (+1 a Velamen, ya apli-
cado)
Desventajas: Hechizado
Calado: 3
Tripulación: 3
 Carga: 3
Reputación: 0
Malcolm “Malc” Ossian (Secuaz experimentado)
Malcolm es un inismorés de desaseado aspecto, pelo
lacio, alto y musculoso. Pasó la mayor parte de su juventud
como boxeador, donde perdió la mayor parte de sus dientes
aunque llegó a campeón del Reino Unido de Avalon. Sin
embargo un día, cansado de luchar, decidió hacerse marinero
para ganar rápidamente dinero con el que descansar en su
tierra natal. Tras servir unos meses en un barco avalonés
encontraron un barco naufragado (seguramente de la Socie-
dad de Exploradores) que contenía un cofre de origen syrne.
Al abrirlo, las manos de Malcolm ardieron y le dejaron unas
feas marcas que, pese a todo, le endurecieron sus manos
como jamás lo habían estado, aunque a costa de sus habilida-
des como marino. Desembarcó en Castilla, y estaba dispuesto
a dejar la mar cuando conoció al Capitán Stephen y accedió a
ser su cocinero de a bordo, aunque no tiene ni la más mínima
idea de cocinar, claro que decírselo podría ser más doloroso
que probar sus guisos...
Cuando combate, Malcolm siempre lo hace con sus pu-
ños, aunque jamás (y queremos decir jamás) luchará si una
dama no besa sus puños antes para desearle suerte.
Características: Músculo 3, Maña 2, Ingenio 2, Brío 2,
Donaire 2
Arcano: Temperamental (Orgullo)
Ventajas: Condecoración (Campeón de Boxeo del Reino
Unido de Avalon), Dureza, Grande
Reputación: +10 (Boxeo)
Habilidades civiles:
Marino (Aparejos 1, Equilibrio 1, Nudos 1, Trepar 2)
Habilidades marciales:
Escuela Finnegan (Agacharse y girar 3, Corps a corps 3,
Desarmar 3, Exp. Debilidad Finnegan 3)
Pugilismo (Ataque Pugilismo 3, Juego de Piernas 3, Puñe-
tazo Doble 3)
Lucha (Agarrar 1)
Atleta (Esprintar 1, Juego de Piernas 3, Lanzar 1, Trepar
2)
Sèbastien Luxfolde (Secuaz)
A pesar de ser enclenque, bajito y mover la nariz cual
ratón, Sèbastien defiende sus derechos como un león. Sèbas-
tien está cansado de que piensen que todos los montaignen-
ses son unos finolis, saben de moda y no están hechos para la
vida en el mar...y por eso este experto cocinero, fanático de
la moda y el buen gusto se ha hecho a la mar.
Sébastien no parará de criticar los estereotipos montaig-
nenses y la estúpida manía de los extranjeros en crecerlos,
cuando realmente él mismo es el mejor estereotipo posible,
por mucho que se arrastre por cubierta intentando ser un
marinero. Cuando combate, Sèbastien hace lo que puede...
Características: Músculo 1, Maña 2, Ingenio 2, Brío 2,
Donaire 2
Arcano: Hombre de Mundo (Virtud)
Trasfondos: Juramento 1 (Convertirse en un verdadero
marinero)
Ventajas: Lingüista, Universidad, Idiomas montaignense,
avalonés, castellano y theáno, tanto leídos como escritos.
Habilidades civiles:
Cortesano (Bailar 2, Etiqueta 3, Moda 2, Oratoria 3,
Rumores 1)
Mercader (Cocinero 5, Calígrafo 3)
Sirvientes (Discreción 3, Etiqueta 3, Labores Manuales 2,
Moda 2)
Erudito (Documentación 2, Filosofía 2, Historia 3, Mate-
máticas 2)
Habilidades marciales:
Ninguna
Acto I. El marinero de Puerto
Cisne
Donde los héroes se reúnen y conocen a su anfitrión y
capitán, el cordial Stephen, conocen su cometido y meta y se
hacen a la mar en busca de un experto maestre para el barco.
Resaca
Los Héroes comienzan nuestra historia sintiendo cómo
todo se balancea a su alrededor...poco a poco, irán recor-
dando cómo se encontraban en una de tantas tabernas
avalonesas malgastando su dinero en bebida. Recuerdan
haber bebido mucho, tanto que ahora tienen un fortísimo
dolor de cabeza, aunque se creen incapaces de volver a
emborracharse jamás (N.A.: he aquí la explicación de por qué
todos los Héroes deben comenzar con la Ventaja de “Buen
Bebedor”). Se despiertan junto a un grupo de extraños de
diversa procedencia (los demás Héroes) y, después de unos
momentos de confusión mutua, se dan cuenta de que ninguno
de ellos recuerda nada de lo ocurrido anoche.
Transcurridos unos instantes, entra en escena Sèbastien,
que presentándose como marinero del barco trae un caldo
preparado por Malc para los Héroes (el caldo, obviamente, es
lo peor que han probado en muchísimo tiempo). Sèbastien
responderá a sus preguntas encantado, aunque cualquier
comentario que le suene a despectivo con los montaignenses
le llevará a dar su interminable discurso. Poco a poco, los
Héroes podrán llegar a saber que coincidieron todos en la
misma taberna y fueron reclutados por el Capitán Stephen
para formar parte de la tripulación de este barco (que carece
de nombre, pero que Sèbastien y Malc denominan cariñosa-
mente “el barco de velas celestes”). También les explica que
el barco se dirige en busca del tesoro del Pirata Phatt
(realícese una tirada de Ingenio + Historia ó Conocimiento del
Mar DF.15 para recordar que fue un pirata que causó grandes
estragos hace 50 años y que fue finalmente colgado, con 1
aumento, se recordará que solía actuar por el Mar del
Comercio y que reunió grandes sumas de dinero con sus
pillajes).
Cuando los Héroes se encuentre algo mejor, Sèbastien
sugerirá ir a visitar al Capitán si es que ellos no lo han hecho
antes, conduciéndolos hasta él. Durante el trayecto, cual-
quier personaje con la habilidad de Marinero podrá saber
(tirada de Ingenio, DF.10) que el barco, pese a no ser muy
grande, no cuenta con tripulación suficiente para ser mane-
jado con solvencia (después de todo, estamos hablando de
una tripulación de, hasta ahora, tres personas: Sébastien,
Malc y el capitán).
El Capitán se encontrará en su camarote y recibirá a los
Héroes con calidez y llamándolos por su nombre. Sèbastien
volverá a sus tareas, dejándolos a solas con él. Stephan les
explicará nuevamente a los Héroes que los encontró en la
taberna cuando buscaba tripulación para su barco, y que ellos
mismos se ofrecieron a irse de aventuras. También les cuenta
como entre los dos miembros de la tripulación y el mismo los
trajeron hasta el barco y se hicieron a la mar para no perder
tiempo, mostrándoles también (si es que desconfían de la
palabra de un caballero como él, algo sin duda indignante)
sendos papeles donde dan su consentimiento a la aventura (si
los Héroes no saben escribir, será su huella la que figure en el
papel). El Capitán también les hará saber que se dirigen a
Puerto Cisne, en Castilla (pero...¿cuánto tiempo han estado
durmiendo nuestros Héroes? ¡Menuda cogorza debieron aga-
rrar!), para reclutar al último miembro de su tripulación,
Adolfo Cascabel.
Si le preguntan acerca del tesoro de la Desesperanza, les
cuenta que reunió pistas fiables sobre dónde podía esconder
su botín Phatt antes de ser colgado, y que sólo desea una
pequeña parte del tesoro, ya que lo suyo no es la vida del
mar, sino la del amor, y bebe los vientos por una gentil dama
llamada Iselda, con la que no se le permitirá casarse hasta
que reúna suficiente dinero como para satisfacer al padre de
la dama (NA: si tras todas estas razones los Héroes siguen sin
querer involucrarse en la aventura de Stephan, saca un juego
de mesa y proponles que la próxima vez sí colaboren).
Resuelto el tema de la situación de los Héroes, el capitán
les pedirá que uno de ellos sea su Teniente (segundo al
mando). Si hay personas cualificadas, también estará encan-
tado de adjudicar las plazas de cirujano y maestro artillero,
dejando al resto de Héroes como marineros. Mientras se
aproximan a Puerto Cisne los Héroes deberán ponerse a sus
puestos y quizás aprovechar y conocer a Malc, el cocinero, el
cuál estará encantado de prepararles una buena cena (mejor
dicho, dejémoslo en una cena a secas).
Finalmente el barco llegará a la costa oeste de Castilla,
a Puerto Cisne. El capitán del barco avisará personalmente a
los Héroes de su pronta llegada para que estos se preparen, a
la vez que les ofrece una descripción de Adolfo Cascabel
(maduro, bajo, regordete, cejijunto, parpadea mucho cuando
se encuentra perplejo o borracho) y les sugerirá que empie-
cen buscando por las tabernas. El barco no llegará a puerto,
sino que por razones de precaución (a nadie le gusta que
sepan que uno va tras un tesoro) les ofrecerá botes con los
que llegar a tierra. Por su parte, Malc y Sèbastien bajarán a
tierra pero con permiso, por lo que irán a recorrer las
tabernas y disfrutar de los placeres locales.
Puerto Cisne
Puerto Cisne forma parte de la Castilla Ocupada desde
hace algo más de un año. Dado que se combate en trincheras
muy lejos de aquí, los habitantes de la ciudad portuaria
pronto volvieron a sus quehaceres, vigilados ahora por los
soldados montaignenses de la reserva. Dichos soldados se
toman sus responsabilidades más como unas vacaciones paga-
das que como un verdadero deber, ya que Puerto Cisne no es
una ciudad importante ni económica ni estratégicamente, no
tiene más que tabernas y campesinos. Así las cosas, existe un
acuerdo tácito en Puerto Cisne: los castellanos siguen la-
brando la tierra y durmiendo sus siestas mientras los montaig-
nenses ponen un poco de orden y disfrutan del vino local
(que, por supuesto, es convenientemente aguado y aumen-
tado en cuanto a su precio, que una cosa es llegar a acuerdos
y otra hacer que el enemigo le coja gusto a uno). El único al
que parece irritar esta situación es a Föel LeGuerre, capitán
de la guardia que desea hacer lo posible para destacar y que
lo envíen a un lugar con “más acción”.
Así pues, tenemos a los Héroes en tierra buscando a
Cascabel. En primer lugar, deberán decidir si dejan el bote en
el muelle (lo que requerirá el pago de 1g) o si lo dejan en la
playa cercana (si eligen esta última opción, podría ser que
cuando los Héroes volvieran rumbo al barco un grupo de
matones estuviera intentando llevarse su bote, con la consa-
bida escena de persecución y pelea con todo tipo de peripe-
cias por el camino, una opción especialmente útil si el grupo
ha sido más bien pacífico en Puerto Cisne).
Cuando recorran las calles de Puerto Cisne, deberá
tenerse en cuenta la hora del día, ya que a plena tarde todo
el mundo estará encerrado en sus casas y en las tabernas,
puesto que el sol calienta lo suficiente como para agotar al
más gallardo (ah, hasta que los Héroes se refresquen tienen
un –1 a Donaire. De nada). Hasta hace un año existían más
bien pocos negocios en esta población, pero desde la llegada
de los montaignenses todas las cosas se han convertido en
pequeños negocios, especialmente de productos locales y
más concretamente el licor de bellotas, célebre en toda la
región. Las gentes de Puerto Cisne serán amables con los
recién llegados, aunque si molestan a alguno de los locales o
a los montaignenses serán tratados de malos modos. En
cualquiera de los dos casos, se les intentará timar como a
todo extranjero.
Preguntando por diversos lugares sacarán una conclusión:
nadie parece saber donde se encuentra Adolfo Cascabel. Los
ciudadanos más amables sugerirán que pregunten en una de
las tres tabernas de la ciudad, mientras que los demás se
encogerán de hombros, dirán que no es de la ciudad y
seguirán a lo suyo. Preguntar a los montaignenses no tendrá
mejores resultados, aunque sí mayores complicaciones puesto
que los ocupantes de Castilla tienen orden de vigilar a todo
extranjero, por lo que serán interrogados sobre sus nombres,
destinos y estancia en la ciudad.
Dado que el punto fuerte de este primer acto es la
estancia de los Héroes en Puerto Cisne, no estaría de más
aderezarla con alguna complicación, especialmente si poseen
Trasfondos que inciten a ello. En cualquier caso, se puede
aprovechar la excusa de la borrachera que dio inicio a la
aventura para complicar las cosas, por ejemplo con un
vodaccio que persigue a una de las heroínas puesto que se
casó con él y le dejó atado y amordazado en la cama, un
grupo de marineros enfadados por una afrenta nimia o cual-
quier otra cosa que deje a los Héroes perplejos y con esa cara
de “¿Pero qué narices hice esa noche?”.

Adolfo Cascabel
Es de suponer que los Héroes acaban dando con la
taberna adecuada, un local bastante agradable que se llama
“El cerdo sonriente”, aunque unos malhadados han pintado al
cerdo del letrero con los colores montaignenses, por lo que la
taberna está siempre vigilada por los molestos invasores. El
tabernero les indicarán que, efectivamente, conocen a un
Adolfo Cascabel, aunque no le gusta recibir visitas. Por un
módico precio, les dirá donde está.
Aunque “El cerdo sonriente” no tiene sitio para hospe-
darse, sí tiene un par de pequeñas casas en el jardín trasero
que utiliza como despensa y trastero. Es en este último donde
Adolfo mata los días, pero como bien dijo el tabernero, no le
gusta ser molestado, y ha contratado a un grupo de matones
para que le protejan. Los matones no atenderán a razones, y
deberán ser vencidos para entrar en la despensa y encon-
trarla...vacía.
Pero completamente vacía. Adolfo ha cogido los jamo-
nes, los licores de bellota y todo lo que ha podido, lo ha
cargado en un carro y se ha hecho al camino, dispuesto a
venderlos en algún lugar (los jamones, la bebida se la queda)
y vivir de gorra un tiempo más. Hace un par de horas que se
ha marchado, por lo que los Héroes aún pueden alcanzarlo si
se procuran unos rápidos caballos.
Cuando lo alcancen, se encontrarán con un hombre
nervioso, que aceptará ir con ellos si no le entregan a la
justicia (si hay algo que Cascabel teme, es a la horca); Adolfo
les explicará que robó a las gentes de Puerto Cisne porque
oyó cómo los aldeanos se vanagloriaban de timar a los
montaignenses y, ya se sabe, quién roba a un ladrón..sin
embargo, antes de que todo pueda resolverse satisfactoria-
mente, LeGuerre y sus hombres harán acto de presencia
dispuestos a capturar al ladrón. Los Héroes pueden o bien
plantar cara ahora (algo difícil, puesto que LeGuerre es duro
de pelar y sus matones van bien armados y son numerosos) o
bien dejar que se lo lleven y rescatarlo por la noche. En
cualquier caso, lo ideal sería que Cascabel acabara en sus
manos y LeGuerre frustado en sus ansias por destacar, lo que
lo convierte en un candidato ideal para posteriores aventu-
ras.
Cascabel subirá al barco de velas celestes y, tras presen-
tarse a la tripulación, asumirá el mando del timón, no sin
antes guardar a buen recaudo las tres botellas de licor de
bellota que pudo salvar de todo este desaguisado...

Reparto
Adolfo Cascabel (Secuaz)
Adolfo pasó gran parte de su juventud en un barco de
mercaderes castellanos que llevaban sus mercancías a lo
largo del Mar del Comercio. A lo largo de esos años, Adolfo
acabó conociendo cada zona de las costas como su propia
mano, ganando cierta fama en aquellos tiempos. Sin em-
bargo, cuando Vendel comenzó su revolución los vesten se
volvieron más y más agresivos, realizando incursiones a todo
barco mercante. El barco de Adolfo fue de los primeros en ser
abordado, y tras destrozarlo todo los vesten los dejaron en las
frías aguas de su tierra. Desde entonces Adolfo juró no volver
a tripular un barco y ha dilapidado sus ahorros en los vinos
más peleones de Castilla, siendo sus perspectivas de futuro
poco más que una úlcera de estómago y una muerte en
cualquier arrabal. Si Adolfo es invitado a un barco, declinará
la invitación (máxime si es por el Mar del Comercio) a no ser
que sus perspectivas de supervivencia estén en claro compro-
miso (como es el caso que nos ocupa).
Föel LeGuerre (Héroe)
El capitán de la guardia montaignense es un joven
frustrado. Hijo de una familia pudiente, el padre de Föel se
aseguró de que su hijo fuera destinado a un puesto donde no
corriera demasiados riesgos, algo con lo que el hijo no está
precisamente de acuerdo. Föel no es un mal tipo, pero está
ansioso de aventuras y seguramente se convierta en un
aguerrido perseguidor de los Héroes si le dan la oportunidad.
Características: Músculo 3, Maña 3, Ingenio 2, Brío 3,
Donaire 3
Arcano: Ninguno
Trasfondo: Perseguidor 2 (Después de conocer a los
Héroes)
Ventajas: Academia, Comisión (capitán), Noble, Voluntad
indómita
Habilidades civiles:
Cortesano (Bailar 3, Etiqueta 3, Moda 1, Oratoria 2)
Doctor (Diagnosis 1, Primeros Auxilios 1)
Habilidades marciales:
Valroux Iniciado (Finta 3, Floritura 2, Parada doble 2,
Explotar debilidad 2)
Esgrima (Ataque 4, Parada 1)
Cuchillo (Ataque 2, Parada 4)
 Armas de Fuego (Ataque 3)
Comandante (Estrategia 2, Táctica 2, Arengar 1, Lide-
razgo 2)
Atleta (Esprintar 2, Juego de Piernas 3, Lanzar 1, Trepar
1)
Guardianes de Adolfo (Matones Amenaza 1)
Este pelotón de matones contratado por Adolfo tienen
órdenes de no dejar que nadie le moleste. Adolfo les ha
contado una historia inverosímil según la cuál necesita guare-
cerse unos días y evitar que unos villanos le capturen, pero
realmente pretende utilizarlos para largarse con lo que robe
de la despensa de la posada y hacerse rico en otra parte.
Nivel de Amenaza: 1
Armas habituales: garrotes (medios, 6)
DF: 10
Soldadesca Montaignense (Matones Amenaza 2)
El Ejército de Montaigne ha conocido tiempos más glorio-
sos, pero no tan satisfactorios como los que disfrutan en
Puerto Cisne; el grueso de las tropas prefieren mantener las
cosas como están. A lo largo de los meses pasados en la
región su forma física se ha resentido, y es raro el soldado
que no se ha aficionado a la comida y bebida castellana, así
como a su reposado nivel de vida.
Nivel de Amenaza: 2
Armas habituales: espada (medio, 6)
DF: 15
Acto II. La isla de las nieblas.
Donde los héroes llegan al Mar del Comercio, perseguidos
por infames villanos, y acaban encallando con su nave en
tierras extranjeras, siendo recibidos con desconfianza.
El viaje a Vendel
Hace ya varios días que los Héroes dejaron atrás Castilla
y ahora dirigen sus pasos (o, mejor dicho, sus velas) hacia las
tierras de Vendel, donde según el capitán Stephen podrán
encontrar rastros de la Desesperanza. El viaje puede ser
sazonado por cada Director de Juego a su gusto, pudiendo
recurrir fácilmente a la propia tripulación del barco, desde el
quejumbroso Adolfo al rudo Malc, o quizás a algún asalto, la
intervención del algún Trasfondo de un Héroe, etc. Con todo,
el resultado final debería ser que nuestros Héroes se acercan
a las tierras vendelias, y el Capitán les anuncia que están muy
próximos a su objetivo.
 Sin embargo, no vamos a dejar que las cosa sean tan
sencillas. Como se recordará del primer acto, Malc y Sèbas-
tien habían desembarcado en Puerto Cisne con la noche libre
y un buen número de gremiales que gastar, todo ello mientras
nuestros Héroes buscaban a Adolfo Cascabel. Pues bien, como
quiera que Malc ninguno de los dos tripulantes del barco
habían probado antes el licor de bellota, no pudieron resis-
tirse a su seducción y acabaron más bebidos de lo que
pensaban, de hecho acabaron diciendo a sus “amigos” (el
resto de parroquianos) que iban tras un tesoro y tal y cual, y
claro, ya se sabe, esas cosas pasan de boca en boca y...
...y acaban llegando a los oídos menos apropiados. Con-
cretamente a los oídos del Capitán Figueroa, uno de los
piratas más célebres de las aguas españolas. Figueroa, ade-
más, tiene su propia motivación para perseguir el legado del
Pirata Phatt (véase su historial más adelante), por lo que
nada más enterarse de la noticia, se desplazó hasta Puerto
Cisne y desde allí ha seguido el rastro de nuestros Héroes.
Precisamente cuando Stephen de orden de detener el barco
en las cercanías de un archipiélago neblinoso aparecerá el
Garfio de Legión, la nave del Capitán Figueroa. La nave y su
capitán es conocida por cualquier castellano o avalonés
(Ingenio, DF.10), y se sabe que únicamente dejan con vida a
las mujeres para aprovecharse de ellas y después dejarlas en
una isla desierta por si algún día desean volver. Sin embargo,
no es normal ver a estos piratas en el Mar del Comercio.
Así las cosas, antes de que los Héroes se den cuenta
estarán luchando por su vida con el Garfio de Legión, un
barco muy superior al suyo. El combate debería desarrollarse
de forma interesante, pero acabar con el barco de velas
celestes batiéndose en retirada a través de la niebla, segura-
mente con destrozos en el casco que le obliguen a recalar en
alguna de las islas del archipiélago. Parece ser que la bús-
queda del tesoro deberá aguardar un poco más.
La isla y sus extravagantes habitantes
Cuando el barco toque tierra en una de las playas de una
de las islas del archipiélago, todo el mundo bajará de la nave
para evaluar los daños en el casco. Parece ser que serán
necesarios varios días de trabajo, máxime sin expertos
(¿Alguno de los Héroes lo es?), herramientas y recursos
(maderas, clavos, etc.). Stephen se mostrará perturbado por
la situación, pero no se enfurecerá con nadie, sino que
pondrá a Malc, Sèbastien y Adolfo a comenzar trabajar en las
reparaciones con lo poco que tienen a su disposición mientras
pide a los Héroes que se adentren en la isla en busca de
ayuda o, al menos ,de madera con la que reparar el casco.
 Dejando atrás nave y amigos, los Héroes se adentrarán en
un bosque de árboles frondosos aunque separados entre sí, no
estarán faltos de frío y es posible (Músculo DF.10) que alguno
de ellos se resfríe, teniendo una penalización de un dado no
guardado a todas sus tiradas en 1d días. Los Héroes encontra-
rán rápidamente maderas adecuadas para el barco, así como
animales ideales para servir de comida llegado el caso. Con
todo, no parece haber rastro de ninguna población cerca...o
al menos eso pensarán nuestros Héroes hasta verse rodeados
por fornidos vesten.
Los vesten los rodearán, apuntándolos con sus grandes
armas y hablándoles en su idioma. El líder de los vesten
responde al nombre de Hallbjorn, y dice ser el “Señor de los
Centinelas” de su clan. Hallbjorn, tratando secamente a los
Héroes (especialmente si hay un vendel entre ellos) les
indicará que están en terreno sagrado y que podrían ser
castigados con la muerte. Si los Héroes son cordiales y saben
manejar la situación, Hallbjorn les escuchará y estará dis-
puesto de traer a su hechicero, Felstad, hasta aquí.
Dicho hechicero es un hombre anciano, que recorrerá con
los ojos a cada Héroe y después se pondrá en cuclillas,
lanzando unos dados de hueso y mirándolos pausadamente.
Tras una estoica contemplación, se levantará y hablará a
Felstad, diciéndole (en su idioma) que no encuentra maldad
en estos extranjeros, pero que siguen estando en una isla
sagrada de los vesten, por lo que deberían ser castigados.
Ahora bien (no íbamos a dar tanto la lata para acabar con una
pelea, ¿no es así amigo lector?) las piedras le indican también
que los extranjeros podrían ser acogidos por su pueblo si
demuestran la misma entereza que cualquier vesten. Tras
escuchar al hechicero, Hallbjorn les ofrecerá a los Héroes la
posibilidad de acompañarles a su poblado para pasar los Ritos
de Hermandad o bien la posibilidad de ser castigados por su
osadía (por ejemplo, cortándoles a todos el pelo) permitién-
doles después volver a la playa (que no se considera territorio
prohibido) y marcharse.
Si los Héroes aceptan pasar el Rito, serán conveniente-
mente guiados a través de la selva hasta un claro en la ladera
de una gran montaña. En dicho claro habita un poblado
vesten de unos doscientos miembros, alojándose en las pe-
queñas cuevas que hay bajo la montaña. Al llegar, todos los
habitantes del poblado mirarán con curiosidad a los extraños,
mientras Hallbjorn explica a su pueblo (y especialmente a su
padre y líder del clan, Wolfur) el encuentro con los extranje-
ros y la disposición de Felstad a qué estos superen las pruebas
del Rito de Hermandad. Así pues, todo se dispondrá para que,
llegada la noche, los Héroes puedan superar el Rito.
El Rito de Hermandad vesten no se va a definir en estas
páginas, pero debería incluir una variada serie de pruebas
divertidas y de toque vikingo, sugiriéndose una o más de las
siguientes: lanzamiento de hachas para cortar las coletas de
una mujer que hace las veces de diana, concurso de beber
cerveza, un pulso o una carrera a través de los bosques. Las
pruebas deberían ir creciendo en dificultad y riesgo, pero si
los Héroes las superan serán tratados como “Hermanos de
Clan” (algo así como unos primos lejanos), siendo invitados a
pasar la noche, alimentados por las mujeres del clan y por
supuesto a la mañana siguiente se buscará aquello que
puedan necesitar para reparar su barco. Y así, por una noche,
los Héroes tendrán un calmado reposo junto a sus nuevos
amigos.
La criatura de más allá de la montaña
Pero la felicidad no durará mucho, puesto que poco
después de que amanezca todo el clan será despertado por
uno de los guardianes, que dice haber encontrado junto al río
el cuerpo de Wörgen, el Centinela de la Montaña. Alguno de
los vesten amigos de los Héroes les explicará que la otra cara
de la Montaña es sagrada, y que la propia montaña sólo
permite que un miembro del clan esté en ella, para vigilarla.
Wörgen era el Centinela que vigilaba la montaña desde hacía
unos meses, y ahora (como verán cuando lleguen al lecho del
río) está muerto.
Es fácil diagnosticar que el joven guerrero vesten ha
muerto a manos de una criatura salvaje, una criatura que los
vesten no identifican. Cualquier eiseno que esté presente (o
cualquiera que se las haya visto con las horribles criaturas
que habitan en dicho país) podrá realizar una tirada de
Ingenio+Ocultismo (o alguna habilidad semejante) DF 15 Para
identificarlo como un kobold, una criatura que desde luego
no debería habitar estas tierras (Consulta la página 120 del
libro Eisen para obtener sus características, los eisenos debe-
rían tener un aumento libre en la tirada).
Los vesten claman venganza ante la muerte de Wörgen,
pero no pueden hacer nada. Como se ha dicho, la montaña es
sagrada para su clan, y no pueden atravesarla para dar caza a
la criatura…pero los hermanos del clan sí pueden, así que si
se ofrecen serán aplaudidos por su valor.
La razón por la que estas peculiares criaturas se encuen-
tran en Vesten es muy sencilla: los vendelios quieren expulsar
a los vesten de esta isla para explotarla comercialmente (la
montaña tiene unos yacimientos de metal muy interesantes),
pero como no pueden arriesgarse a una guerra con sus
parientes, han decidido contratar a mercenarios eisenos, a
los cuales han pagado para que se traigan algunas criaturas
de su tierra para dejarlas libres en las islas que son exclusiva-
mente vesten, confiando en que éstos crean que es un mal
augurio y se marchen sin más. El plan, aunque sea algo
inocente, está siendo tremendamente rentable, porque a la
par que reclutan soldados eisenos les piden como muestra de
su bravura traer alguna bestia cautiva y así se ahorran el
cazar monstruos ellos mismos y sin ningún coste adicional
(¡eso es ser vendelio, yeah!). Claro que en los planes de los
vendelios no se encontraban los Héroes…
Así pues, los Héroes deberán seguir el rastro a los kobols,
darles caza y, si investigan la aparición de estos seres,
encontrarán en la playa contraria un barco vendelio con
mercenarios eisenos (matones de amenaza 4) y un estirado
vendelio que “cantará” todo el plan cuando sus sicarios sean
derrotados. Si los Héroes llegan a este punto, una adecuada
resolución de la historia podría pasar por “tomar prestado”
del barco vendelio las maderas y demás elementos necesarios
(dejando inutilizado dicho barco) a la par que se entrega a los
malvados a los vesten, que les harán arrepentirse de sus
actos.
Reparado el barco, los Héroes pueden dejar las islas
vesten con unos nuevos amigos, volviendo a poner rumbo al
tesoro de la Desesperanza.
Reparto
Capitán Figueroa (Villano)
Figueroa no siempre fue el severo pirata que ahora es.
Durante su juventud navegó en un barco mercante que fue
asaltado por los hombres del Capitán Phatt, y fue el único
que quedó con vida, para lo cual tuvo que someterse a todo
tipo de vejaciones (incluyendo vestirse con ropa de mujer y
cantar “Soy una corista de Montaigneeeee”). Abandonado a
su suerte y todavía con la ropa de mujer, Figueroa juró
vengarse y con el tiempo reunió su propia tripulación pirata,
aunque mucho tiempo después de la desaparición de Phatt.
Figueroa es de la opinión que el tesoro de Phatt (sea el que
sea) es de su propiedad y que por lo tanto él debe reclamarlo,
por lo que desde el mismo momento en que se entera de que
existen pistas de la ubicación del tesoro estará tras los pasos
de los Héroes.
Características: Músculo 3, Maña 3, Ingenio 3, Brío 4,
Donaire 3
Arcano: Descuidado
Trasfondo: Perseguidor 4
Ventajas: Jack Mal Tiempo, Reflejos de Combate
 Reputación: -20 (Piratas)
Habilidades civiles:
Criminal (Juegos de Azar 1, Seguir 1, Sigilo 1)
Marino (Aparejos 1, Equilibrio 3, Nudos 1, Trepar 2,
Cartografía 2, Conocimiento del Mar 3,
Nadar 4, Navegación 3, Pilotar 3)
Perillán (Conocimiento de las Calles 1, Sociabilidad 1,
Bajos Fondos 2)
Capitán (Estrategia 3, Täctica 3, Emboscada 3)
Habilidades marciales:
Armas de Fuego (Ataque 5)
Esgrima (Ataque 3, Parada 3)
Cuchillo (Ataque 3, Parada 1, Lanzar 2)
El Garfio de Legión
El barco de Figueroa es un prodigio de su tiempo, y un
claro desafío para nuestros Héroes. Su símbolo es un garfio de
color carmesí.
Cañones: 5 / Tripulación: 4 / Casco: 5 / Timón: 3 /
Velamen: 3
Modificaciones: Mástiles Reforzados
Desventajas: Plaga
Calado: 5
Tripulación: 4
Carga: 5
Reputación: 10
Mercenarios eisenos (Matones Amenaza 4)
Los mercenarios traídos por Bolv, el vendelio, no tienen
más motivación que los gremiales que les han pagado y los
que le pagarán al completar el trabajo. No tienen especial
interés en una u otra causa, y tratarán de cumplir con su
labor lo mejor que puedan.
Nivel de Amenaza: 4
Armas habituales: espadones (grandes, 9)
DF: 25
Bolv, mercader vendelio (Secuaz)
Bolv es un joven mercader que se deja influir por los que
son más importantes que él. Cuando sus superiores sugirieron
la posibilidad de este plan, a él le pareció tan buena idea que
acabó convirtiéndose en el responsable de la operación. Este
vendelio no tiene nada del coraje Vesten, y de hecho tiene
miedo incluso a sus hombres (por si los Héroes intentan
activar su Arcano, tiene el Defecto cobarde).
Características: Músculo 1, Maña 2, Ingenio 3, Brío 3,
Donaire 2
Arcano: Cobarde

Trasfondo: Obligación 2

Ventajas: Contactos (Gremios) 3, Miembro (Gremios),

Servidores.

Reputación: 0
Habilidades civiles:

Cortesano (Bailar 1, Etiqueta 3, Moda 1, Oratoria 2,

Diplomacia 1)

Erudito (Documentación 1, Filosofía 1, Historia 2, Mate-

máticas 1, Ocultismo 2)

Mercader (Carpintero 3, Contabilidad 1)

Habilidades marciales:
Armas de Fuego (Ataque 3)

Cuchillo (Ataque 2, Parada 2)

Atleta (Esprintar 3, Juego de piernas 2, Lanzar 1, Trepar

1)