‘Oración’ (del lat. oris-ratio: ‘la boca que razona’) podría definirse como “la
razón expresada por medio de la boca o de las palabras” y ‘palabra’ (del lat.
parábola gr. Parabolé: ‘compración’, ‘símil’) no es más que una imagen que
suplanta al objeto, es decir, un presupuesto subjetivo de lo real.
¿Qué puede hacer el ser frente a la nada? ¿Qué puede hacer ‘algo’ frente a algo
que es ‘nada’? ¿Qué puede explicarnos que de la nada surja algo? ¿Qué sentido
tiene ser algo para ser luego ‘nada’?
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Aquí tenemos la gran dicotomía del sentido de la existencia: idealismo-
materialismo. Lo esencial frente a lo accidental.
El budismo no habla de la nada sino del vacío (sunya). Véase el Sutra del
Corazón. Y hay una gran diferencia. La nada es intransitable, pero en el vacío
se puede entrar, afortunadamente.
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de forma limitada, como el tren que viaja por la vía. Tiene un progreso real,
nadie puede negar que no avance, sin embargo siempre sigue la misma ruta, la
misma vía. Cualquier modificación del trayecto más allá de la vía lo hace
descarrilar. Está diseñado para avanzar siguiendo una línea previamente
trazada, sin opción alguna de improvisación.
Hay unos versos del poeta español José Ángel Valente que nos dicen mucho a
este respecto: “Cuando ya no nos queda nada, / el vacío del no quedar /
podría ser al cabo inútil y perfecto”.
Meditar es despojarse del lastre del ‘yo’. Hacernos más ligeros, más simples,
más fundamentales. De forma progresiva nos vamos desatando el nudo que a
lo largo de nuestra vida ha ido adquiriendo una intrincada complejidad.
En los versos de Valente vemos que después de ‘nada’ aparece ‘el vacío’.
“Cuando ya no nos queda nada, el vacío del no quedar…” Haciendo una
interpretación budista diríamos que es al ‘yo’ al que no le queda nada, un ‘yo’
liberado del lastre del ego o identificación con la forma e imagen de sí-mismo.
Ya no queda nada y se produce ‘el-vacío-del-no-quedar’. Un vacío “inútil y
perfecto”. Entendemos útil como algo que sirve para algo, que tiene una
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función utilitaria. En la meditación lo útil está de más pues no se persigue un
fin en sí mismo. Por tanto, ese vacío es perfecto en sí mismo. Sin finalidad, sin
función para algo, simplemente perfecto por sí. Un estado de dicha meditativa
(samadhi), sin tiempo ni espacio, sin nombre ni forma, sin causa ni efecto.
Libre, inútil y perfecto.
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