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El brillante caso de

Apocalipsis 17:10
Eder Noriega

“y son siete reyes. Cinco de ellos han caído; uno es, y el otro aún no ha venido; y cuando
venga, es necesario que dure breve tiempo”

Para esclarecer el significado de los siete reyes, su caída, su desaparición, su


retorno y su breve tiempo, hay que identificar primero a la bestia aquí representada. ¿Quién
es ésta bestia roja que camina en el desierto? ¿De dónde viene? ¿En que difiere y en que se
identifica con las dos bestias de Apocalipsis 13? ¿Cuál es su herencia de los reinos vistos
por el profeta Daniel? Y lo más importante para nosotros, si es una bestia que existe pero
tampoco existe, ¿Qué se espera de semejante poder cuando aparezca en un futuro próximo?
¿Cómo estaremos preparados?
Al rey Nabucodonor, Dios le reveló el futuro del mundo en un sueño que ni magos
ni adivinos lograron resolver el enigma, pero …“El rey preguntó a Daniel, a quien
llamaban Beltsasar: ¿Eres tú capaz de decirme el sueño que vi, y su interpretación? Daniel
respondió: El misterio que el rey demanda, ni sabios, ni astrólogos, ni magos, ni adivinos
lo pueden revelar. Pero hay un Dios en el cielo, que revela los misterios. El ha mostrado al
rey Nabucodonosor lo que ha de suceder en los últimos días. Tu sueño y las visiones de tu
cabeza son éstos...” Daniel 2:26-28. Sólo Dios era el único que podía dar la correcta
interpretación y a Daniel le fue revelado el misterio. De igual modo, fue Dios quien envió a
su ángel para revelar a Juan el misterioso enigma de la mujer y la bestia que la lleva en el
desierto: “Uno de los siete ángeles que tenían las siete copas vino y me dijo: Ven, te voy a
mostrar el castigo de la gran prostituta que está sentada sobre las aguas” (Apoc. 17:1) “…
Al verla me quedé asombrado. Entonces el ángel me dijo: ¿Por qué te asombras? Te voy a
decir el significado misterioso de esa mujer y de la bestia que la lleva, el que tiene las siete
cabezas y los diez cuernos. La bestia que has visto es una que antes vivía, pero ya no
existe, sin embargo va a subir del abismo antes de ir a su destrucción total. Los habitantes
de la tierra cuyos nombres no están escritos en el libro de la vida desde la creación del
mundo, se asombrarán cuando vean a la bestia que antes vivía pero ya no existe, pero
volverá a venir” (Versículos 6-8). El solo hecho de ver una bestia en tres tiempos
diferentes: pasado, presente y futuro, y que en tiempo presente exista y no exista es por así
decirlo, un reto a la razón humana. Un acto casi que inconcebible, pero para Dios todo es
posible.

ORIGEN DE LA PEQUEÑA BESTIA

La Biblia declara que la gran ramera está sentada como reina sobre siete reyes
(Apoc. 17:9; 18:7), más diez reyes en forma de cuernos, más el octavo rey y que será de
entre los siete. El simbolismo de estos dieciocho reyes descritos, y que sirven de asiento a
la mujer que embriaga al mundo con sus falsas doctrinas, no son inconsecuentes con la
historia y mucho menos con la realidad que vivimos. La bestia de la cual forman parte
estos reyes tiene un vocablo original bien interesante. Proviene del griego “th'ríon”, que
significa animal salvaje y es el mismo término usado en Apocalipsis 13 para referirse a un
animal grotesco, grosero y que se opone a Dios. Su uso es muy diferente al término hebreo
behêmâh para indicar ganados domésticos y especies relacionadas con él, véase (Gn. 7:2;
Ex. 22:10; Lv. 11:3; Jl. 1:18). Difiere de igual manera con la expresión hebrea tsîyî, es
decir, bestia o fiera salvaje del desierto, véase (Is. 13:21; 34:14; Jer. 50:39). El término
“th'ríon” indica que el profeta Juan ya sabía a que bestia se estaba refiriendo. El ángel no
pierde tiempo en decirle “Ven y te mostraré la bestia que fue herida y que pronto se
sanará…” No era necesario.

Dios le reveló al profeta Daniel que solamente iban a existir siete (7) reinos que
dominarían el mundo. Cualquier estudioso que sabe que solamente son cuatro reinos, al oír
esta barbaridad, pondría el grito en el cielo y sacaría a la luz el siguiente texto: “Estas
cuatro grandes bestias son cuatro reyes que se levantarán en la tierra. Después los santos
del Altísimo recibirán el reino, y lo poseerán eternamente, por los siglos de los siglos”.
(Daniel 7:17-18). En Daniel 2 se ve claramente a partir del Imperio Babilónico a cuatro
grandes reyes reinando a través de la historia: Babilonia, Medo-Persia, Grecia y Roma, el
quinto reino, tanto en Daniel siete y dos, sería el establecimiento eterno de Dios. En los
días del reinado de los diez reyes Dios levantará un reino que nunca jamás será destruido.
Su reino permanecerá para siempre. Daniel predijo el destino final de la cuarta bestia
(Daniel 7:11), también predijo el destino final del cuerno pequeño (Daniel 7:26). Dios al
destruir a la bestia para que su cuerpo fuera entregado para ser quemado en el fuego, es
decir, reservado para la muerte segunda (Apoc. 20:14), estaba permitiendo el paso al
nacimiento, desarrollo y final de otro reino que corresponde o es parte del cuarto reino, a
saber, un poder no solo con características políticas heredadas de la horrible bestia, sino
también religiosas, y que sin duda se refiere al poder papal. Para nuestro estudio en
cuestión es necesario conocer el proceso del poder que había de continuar hasta el fin del
mundo y que surgiría de la cuarta bestia. Este cuerno pequeño (Daniel 7: 8, 20, 24) ¿A
quién representa? “El profeta Daniel declaró que la Iglesia Romana, simbolizada por el
cuerno pequeño, pensaría en cambiar los tiempos y la ley (Dan. 7: 25), mientras Pablo la
presenta por medio del hombre de pecado (2 Tes. 2: 3, 4), que habría de exaltarse por
encima del Señor”. (Historia de la Redención. Pág. 402). El cuerno pequeño es una viva
representación de la Iglesia Romana. Elena de White lo dice con nombre propio: Iglesia
Romana. El apóstol Pablo lo llamó “apostasía”, “hombre de pecado” (2 Tesalonicenses 2:
3). El hombre de pecado es el mismo misterio de iniquidad que había de permanecer hasta
cuando Cristo aparezca por segunda vez. Este misterio surgió del cuarto reino en Daniel 7
y Dios permitió su desarrollo a través de la historia con diferentes políticas y estrategias.
Se declara del cuerno pequeño “Hablará palabras contra el Altísimo, a los santos del
Altísimo quebrantará, y tratará de cambiar los tiempos y la Ley. Y serán entregados en su
mano por un tiempo, dos tiempos y medio tiempo (Daniel 7:25). Otra cita inspirada que
nos ayuda a entender mejor el proceso de este cuerno que surgió del cuarto reino y que
había de permanecer hasta el fin del mundo es la siguiente: “En el capítulo 13 (versículos
1-10, V.M.), se describe otra bestia, "parecida a un leopardo," a la cual el dragón dio "su
poder y su trono, y grande autoridad." Este símbolo, como lo han creído la mayoría de los
protestantes, representa al papado, el cual heredó el poder y la autoridad del antiguo
Imperio Romano. Se dice de la bestia parecida a un leopardo: "Le fue dada una boca que
hablaba cosas grandes, y blasfemias.... Y abrió su boca para decir blasfemias contra Dios,
para blasfemar su nombre, y su tabernáculo, y a los que habitan en el cielo. Y le fue
permitido hacer guerra contra los santos, y vencerlos: y le fue dada autoridad sobre toda
tribu, y pueblo, y lengua, y nación." Esta profecía, que es casi la misma que la descripción
del cuerno pequeño en Daniel 7, se refiere sin duda al papado. "Le fue dada autoridad para
hacer sus obras cuarenta y dos meses." Y dice el profeta: "Vi una de sus cabezas como si
hubiese sido herida de muerte." Y además: "Si alguno lleva en cautiverio, al cautiverio irá;
si alguno mata con espada, es preciso que él sea muerto a espada." Los cuarenta y dos
meses son lo mismo que "un tiempo, y dos tiempos, y la mitad de un tiempo," tres años y
medio, o 1.260 días de Daniel 7, el tiempo durante el cual el poder papal debía oprimir al
pueblo de Dios. Este período, como fue indicado en capítulos anteriores, empezó con la
supremacía del papado, en el año 538 de J. C., y terminó en 1798. Entonces, el papa fue
hecho prisionero por el ejército francés, el poder papal recibió su golpe mortal y quedó
cumplida la predicción: "Si alguno lleva en cautiverio, al cautiverio irá." (Conflicto de los
Siglos. Pág, 493).
Ahora veamos otra cita que nos traslada al futuro y lo que se espera del cuerno pequeño:
“La profecía del capítulo 13 del Apocalipsis declara que el poder representado por la bestia
de cuernos semejantes a los de un cordero haría "que la tierra y los que en ella habitan"
adorasen al papado - que está simbolizado en ese capítulo por una bestia "parecida a un
leopardo." La bestia de dos cuernos dirá también "a los que habitan sobre la tierra, que
hagan una imagen de la bestia;" y además mandará que "todos, pequeños y grandes, así
ricos como pobres, así libres como esclavos," tengan la marca de la bestia. (Apocalipsis 13:
11-16, V.M.) Se ha demostrado que los Estados Unidos de Norteamérica son el poder
representado por la bestia de dos cuernos semejantes a los de un cordero, y que esta
profecía se cumplirá cuando los Estados Unidos hagan obligatoria la observancia del
domingo, que Roma declara ser el signo característico de su supremacía Pero los Estados
Unidos no serán los únicos que rindan homenaje al papado. La influencia de Roma en los
países que en otro tiempo reconocían su dominio, dista mucho de haber sido destruida. Y la
profecía predice la restauración de su poder. "Y vi una de sus cabezas como si hubiese sido
herida de muerte; y su herida mortal fue sanada; y toda la tierra maravillose, yendo en pos
de la bestia." (Vers. 3.) La herida mortal que le fue ocasionada se refiere a la caída del
papado en 1798. Después de eso, dice el profeta, "su herida mortal fue sanada; y toda la
tierra maravillóse, yendo en pos de la bestia." San Pablo dice claramente que el hombre de
pecado subsistirá hasta el segundo advenimiento. (2 Tesalonicenses 2:8.) Proseguirá su
obra de engaño hasta el mismo fin del tiempo, y el revelador declara refiriéndose también
al papado: "Todos los que moran en la tierra le adoraron, cuyos nombres no están escritos
en el libro de la vida." (Apocalipsis 13: 8.) Tanto en el Viejo como en el Nuevo Mundo se
le tributará homenaje al papado por medio del honor que se conferirá a la institución del
domingo, la cual descansa únicamente sobre la autoridad de la iglesia romana. (Conflicto
de los Siglos. Pág. 636-637).
El cuerno pequeño en Daniel 7 se presenta en Apocalipsis 13 a manera de una bestia
semejante a un leopardo, en Apocalipsis 17 a manera de una bestia escarlata. Se declara
que semejante cuerno recibió una herida mortal pero su herida mortal fue sanada en un
tiempo futuro. Así se vislumbra un cuadro profético del continuismo del cuarto reino que
vio Daniel, es decir el cuerno pequeño, razón por la cual hemos denominado en esta obra
“pequeña bestia” al animal descrito en Apocalipsis 17. El bosquejo general se puede
comprender con mayor facilidad en los siguientes gráficos:
Antes de proseguir analicemos algunas declaraciones de Elena de White, descritas
anteriormente.
1. En el capítulo 13 (versículos 1-10, V.M.), se describe otra bestia, "parecida a un
leopardo," a la cual el dragón dio "su poder y su trono, y grande autoridad." Este símbolo,
como lo han creído la mayoría de los protestantes, representa al papado, el cual heredó el
poder y la autoridad del antiguo Imperio Romano. Según esto, la primera bestia de
Apocalipsis 13 representa al papado, es decir, el cuerno pequeño de Daniel 7. ¿Si lo notan?
Un cuerno en Daniel y en Apocalipsis una bestia de siete cabezas. Un cuerno es igual a una
bestia de siete cabezas. El sistema que se sentó con poder trono y autoridad representa a un
“cuerno con siete cabezas” o a un leopardo con siete cabezas, sí así se le desea llamar. En
el año 538 D.C., el dragón dio asiento a la tiranía romana y comenzaron a correr 1.260
años de persecución papal. El profeta Juan declara: “Me paré sobre la arena del mar, y vi
subir del mar a una bestia que tenía siete cabezas y diez cuernos, y sobre sus cabezas
nombres de blasfemia” (Apoc. 13:1). ¿Ahora se nota mejor? La bestia que tomó el poder es
presentada con siete cabezas.
2. Y la profecía predice la restauración de su poder. "Y vi una de sus cabezas como
si hubiese sido herida de muerte; y su herida mortal fue sanada; y toda la tierra
maravillóse, yendo en pos de la bestia." (Vers. 3.) La herida mortal que le fue ocasionada
se refiere a la caída del papado en 1798. De acuerdo a esta última declaración, la bestia
que recibió la herida de muerte también es el papado, es decir un poder de siete cabezas.
La bestia que reinará por una hora está descrita en Apocalipsis 17 y se dice de ella que se le
permitirá hacerlo por una hora. También es una bestia de siete cabezas. Mencionamos
únicamente las cabezas porque el tema de los cuernos lo veremos más adelante.
¿Cuál es la verdad que debemos analizar aquí? Para poder discernir el misterio de
los cinco reyes caídos hay que tener bien claro que el sistema papal o la iglesia romana,
siempre ha sido y será un poder en forma de cuerno y siete cabezas a la vez. Es decir uno y
siete al mismo tiempo. Fue de siete cabezas cuando el dragón le dio trono, poder y
autoridad, al año siguiente siguió con sus siete cabezas. Fue una bestia de siete cabezas la
que persiguió y mató tan cruelmente a los siervos de Dios. Fue una bestia de siete cabezas
la que le hizo la guerra a los grandes reformadores del pasado, a saber, Wiclef, Juan Hus,
Martín Lutero…Fue una bestia de siete cabezas la que planeó y llevó a cabo la gran
matanza de San Bartolomé en la época medieval. Fue una bestia de siete cabezas la que
inspiró la más cruel y despiadada obra de la inquisición. Es una bestia de siete cabezas o el
cuerno pequeño el que está gobernando, Y será una bestia de siete cabezas o el cuerno
pequeño el que perseguirá al pueblo de Dios en su última hora sobre esta tierra. Cristo,
nuestro Señor y Salvador, lo predijo una vez: “Seréis aborrecidos de todos por causa de mi
nombre; mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo” (Mat. 10: 22). Terribles serán
aquellos momentos cuando el protestantismo se abrace con el papado para perseguir y
matar a todos los que guardan los mandamientos de Dios y tengan la fe de Jesús.
Precisamente cuando las iglesias de Estados Unidos que dicen llamarse cristianas busquen
el apoyo del poder civil para la imposición del domingo, entonces el decaimiento de todas
ellas será casi completo. Su total decaimiento originará una persecución contra el
verdadero pueblo de Dios y la resurrección de la supremacía papal. Ahí podrá decirse: ¡Ha
caído, ha caído la gran Babilonia!
Apocalipsis 17 es una voz de alerta que no podemos desatender, ya que está en juego
nuestra eterna salvación. Precisamente la condición caída de la bestia de Apocalipsis 17 es
una fiel imagen de la gran ramera. Demuestra cuan corrompido se encuentra el sistema
papal y cuan embriagados se encuentran hoy los reyes de la tierra y todos los falsos
pastores que se han prostituido con el vino de su fornicación. El espíritu de Babilonia vive
y duerme dentro del seno del catolicismo y en las iglesias protestantes que han desechado
la Ley de Dios. El orgullo, la mundanalidad y la ambición de poder en todas ellas, indican
que la gran ramera vive y se sienta como reina.

CONTEXTO HISTÓRICO DE LA MUJER Y LA BESTIA

El contexto histórico de la mujer y la bestia con autoridad de Apocalipsis 17 no


puede ser otro que el acontecido a partir del año 538 D.C., hasta el año 1.798 ¿Por qué?
¿Qué razones existen para creer que la mujer y especialmente la bestia pequeña de
Apocalipsis 17 se sitúen con autoridad en este lapso histórico?
El profeta de Patmos declara: 1. Entonces vino uno de los siete ángeles que tenían las siete
copas, y me dijo: Ven, y te mostraré el castigo de la gran ramera, que está sentada sobre
muchas aguas. 2. Con ella han fornicado los reyes de la tierra. Y sus habitantes se han
embriagado con el vino de su fornicación. 3. Y me llevó en espíritu al desierto. Allí vi una
mujer sentada sobre una bestia escarlata, que tenía siete cabezas y diez cuernos, y estaba
cubierta de nombres de blasfemia. 4. La mujer estaba vestida de púrpura y escarlata,
adornada de oro, piedras preciosas y perlas. 5. Y en su mano tenía una copa de oro llena
de abominaciones y de las impurezas de su fornicación. Y en su frente tenía escrito este
nombre: "Misterio, la gran Babilonia, madre de las rameras y de las abominaciones de la
tierra". 6. Vi a la mujer ebria de la sangre de los santos y de los mártires de Jesús. Y
cuando la vi, quedé muy asombrado.
El ángel promete al siervo de Dios mostrar el castigo que ha de recibir la gran ramera y
para ubicarlo geográfica e históricamente le dice que está sentada sobre muchas aguas. El
ángel lo toma y lo traslada del tiempo en que el está viviendo a otro donde se divisa un
desierto. Creo que la sorpresa de Juan fue grande al no ver delante de sí las aguas que
supuestamente el ángel le dijo que le mostraría. Tal vez yo habría razonado de la siguiente
manera: “Pero tu me dijiste que me ibas a mostrar las aguas donde la ramera se sienta, no
veo los peces, no veo los árboles, solo desierto y una bestia de siete cabezas y diez cuernos
llevando a una mujer borracha ¡Por favor! ¿Qué es todo esto? ” De seguro que el ángel me
habría dicho, “eso es lo que te estoy mostrando, las aguas en forma de animal, ¿No ves que
la mujer se sienta sobre muchas aguas? El asiento de la gran ramera es eso ¡Aguas!
¡Bestia! ¡Reyes! ¡Montes! ¡Pueblos! ¡Naciones! ¡Roma! Todo esto constituye la silla de la
gran Babilonia, madre de las rameras y las abominaciones de la tierra (Apoc. 17:5).
“La palabra "Babilonia" deriva de "Babel" y significa confusión. Se emplea en las
Santas Escrituras para designar las varias formas de religiones falsas y apóstatas. En el
capítulo 17 del Apocalipsis, Babilonia está simbolizada por una mujer, - figura que se
emplea en la Biblia para representar una iglesia, siendo una mujer virtuosa símbolo de una
iglesia pura, y una mujer vil, de una iglesia apóstata”. (Conflicto de los Siglos – Pág. 432).

¿Cuál fue el origen de la horrible apostasía planteada en Apocalipsis 17? El origen


real de la iglesia que se corrompió procede de la unión del paganismo con la iglesia
pura que Cristo fundó. El profeta Juan vio la señal en el cielo, no vio que procedía de la
tierra o de un poder oculto en el abismo, no, procedía de un poder que viene de arriba por
eso la vio en el cielo, y era una mujer que resplandecía como el sol y tenía bajo sus pies
una luna y sobre su cabeza una corona con doce estrellas (Apoc. 12: 1). Este símbolo como
lo han creído la mayoría de los hijos de Dios, representa a la iglesia cristiana primitiva en
su verdadero estado de pureza. Después que Cristo murió la mujer tuvo que huir al
desierto, aun lugar que Dios le tenía preparado para salvarla por 1.260 días (Apoc. 12:6).
Era el plan de Dios que en ese lugar desértico la iglesia mantuviese su estado de pureza,
pero se corrompió y prostituyó al admitir en su propio seno doctrinas y prácticas paganas.
Esto es adulterio espiritual y Juan lo declara como Babilonia. El propósito de predicar el
evangelio eterno a toda nación, tribu y lengua fue reemplazado por el deseo de obtener
poder mundanal, riquezas, joyas y toda clase de mercadería terrenal. Los monarcas de la
cristiandad comenzaron a fornicar y se embriagaron con el vino que la mujer les
proporcionó. La iglesia en vez de ser objeto de salvación vino a ser un instrumento de
Satanás, tuvo entonces el espíritu del paganismo. “Mi pueblo fue destruido, porque le faltó
conocimiento. Por cuanto desechaste el conocimiento, yo te echaré del sacerdocio; y
porque olvidaste la ley de tu Dios, también yo me olvidaré de tus hijos. Conforme a su
grandeza, así pecaron contra mí; también yo cambiaré su honra en afrenta. Del pecado de
mi pueblo comen, y en su maldad levantan su alma. Y será el pueblo como el sacerdote; le
castigaré por su conducta, y le pagaré conforme a sus obras. Comerán, pero no se saciarán;
fornicarán, mas no se multiplicarán, porque dejaron de servir a Jehová”. (Oseas 4: 6-10).
Todo el proceso de transformación de la mujer pura -de tener un vestido resplandeciente
como el sol a un vestido de púrpura y escarlata, de tener una corona de doce estrellas a una
copa de oro en su mano llena de abominaciones, de tener una luna bajo sus pies a tener una
bestia de siete cabezas y siete cuernos como asiento, de tener en su frente el carácter de
Cristo a ostentar el título La gran Babilonia, madre de las rameras, de ser una salvadora a
una prostituta- es bien claro la forma como lo relata la inspiración divina. Analicemos:
“Cuando Jesús reveló a sus discípulos la suerte de Jerusalén y los acontecimientos
de la segunda venida, predijo también lo que habría de experimentar su pueblo desde el
momento en que él sería quitado de en medio de ellos, hasta el de su segunda venida en
poder y gloria para libertarlos. Desde el monte de los Olivos vio el Salvador las
tempestades que iban a azotar a la iglesia apostólica y, penetrando aún mas en lo porvenir,
su ojo vislumbro las fieras y desoladoras tormentas que se desatarían sobre sus discípulos
en los tiempos de obscuridad y de persecución que habían de venir. En unas cuantas
declaraciones breves, de terrible significado, predijo la medida de aflicción que los
gobernantes del mundo impondrían a la iglesia de Dios. (S. Mateo 24: 9, 21, 22.) Los
discípulos de Cristo habrían de recorrer la misma senda de humillación, escarnio y
sufrimientos que a él le tocaba pisar. La enemistad que contra el Redentor se despertara,
iba a manifestarse contra todos los que creyesen en su nombre.
La historia de la iglesia primitiva atestigua que se cumplieron las palabras del Salvador.
Los poderes de la tierra y del infierno se coligaron para atacar a Cristo en la persona de sus
discípulos. El paganismo previó que de triunfar el Evangelio, sus templos y sus altares
serían derribados, y reunió sus fuerzas para destruir el cristianismo. Encendióse el fuego de
la persecución. Los cristianos fueron despojados de sus posesiones y expulsados de sus
hogares. Todos ellos sufrieron "gran combate de aflicciones." "Experimentaron vituperios
y azotes; y a más de esto prisiones y cárceles." (Hebreos 10: 32; 11: 36.) Muchos sellaron
su testimonio con su sangre. Nobles y esclavos, ricos y pobres, sabios e ignorantes, todos
eran muertos sin misericordia.
Estas persecuciones que empezaron bajo el imperio de Nerón, cerca del tiempo del
martirio de S. Pablo, continuaron con mayor o menor furia por varios siglos. Los cristianos
eran inculpados calumniosamente de los más espantosos crímenes y eran señalados como
la causa de las mayores calamidades: hambres, pestes y terremotos. Como eran objeto de
los odios y sospechas del pueblo, no faltaban los delatores que por vil interés estaban listos
para vender a los inocentes. Se los condenaba como rebeldes contra el imperio, enemigos
de la religión y azotes de la sociedad. Muchos eran arrojados a las fieras o quemados vivos
en los anfiteatros. Algunos eran crucificados; a otros los cubrían con pieles de animales
salvajes y los echaban a la arena para ser despedazados por los perros. Estos suplicios
constituían a menudo la principal diversión en las fiestas populares. Grandes
muchedumbres solían reunirse para gozar de semejantes espectáculos y saludaban la
agonía de los moribundos con risotadas y aplausos.
Doquiera fuesen los discípulos de Cristo en busca de refugio, se les perseguía como a
animales de rapiña. Se vieron pues obligados a buscar escondite en lugares desolados y
solitarios. Anduvieron "destituídos, afligidos, maltratados (de los cuales el mundo no era
digno), andando descaminados por los desiertos y por las montañas, y en las cuevas y en
las cavernas de la tierra." (Hebreos 11: 37, 38, V.M.) Las catacumbas ofrecieron refugio a
millares de cristianos. Debajo de los cerros, en las afueras de la ciudad de Roma, se habían
cavado a través de tierra y piedra largas galerías subterráneas, cuya obscura e intrincada
red se extendía leguas más allá de los muros de la ciudad. En estos retiros los discípulos de
Cristo sepultaban a sus muertos y hallaban hogar cuando se sospechaba de ellos y se los
proscribía. Cuando el Dispensador de la vida despierte a los que pelearon la buena batalla,
muchos mártires de la fe de Cristo se levantarán de entre aquellas cavernas tenebrosas”.
(Conflicto de los Siglos. Pag. 44-45).
Poco a poco, primero solapadamente y a hurtadillas, y después con más desembozo,
conforme iba cobrando fuerza y dominio sobre los espíritus de los hombres, "el misterio de
iniquidad" hizo progresar su obra engañosa y blasfema. De un modo casi imperceptible las
costumbres del paganismo penetraron en la iglesia cristiana. El espíritu de avenencia y de
transacción fue coartado por algún tiempo por las terribles persecuciones que sufriera la
iglesia bajo el régimen del paganismo. Mas habiendo cesado la persecución y habiendo
penetrado el cristianismo en las cortes y palacios, la iglesia dejó a un lado la humilde
sencillez de Cristo y de sus apóstoles por la pompa y el orgullo de los sacerdotes y
gobernantes paganos, y substituyó los requerimientos de Dios por las teorías y tradiciones
de los hombres. La conversión nominal de Constantino, a principios del siglo cuarto, causó
gran regocijo; y el mundo, disfrazado con capa de rectitud, se introdujo en la iglesia. Desde
entonces la obra de corrupción progresó rápidamente. El paganismo que parecía haber sido
vencido, vino a ser el vencedor. Su espíritu dominó a la iglesia. Sus doctrinas, ceremonias
y supersticiones se incorporaron a la fe y al culto de los que profesaban ser discípulos de
Cristo. Esta avenencia entre el paganismo y el cristianismo dio por resultado el desarrollo
del "hombre de pecado" predicho en la profecía como oponiéndose a Dios y ensalzándose
a sí mismo sobre Dios. Ese gigantesco sistema de falsa religión es obra maestra del poder
de Satanás, un monumento de sus esfuerzos para sentarse él en el trono y reinar sobre la
tierra según su voluntad. (Conflicto de los Siglos. Pág.54-55).

¿Qué podemos afirmar a la luz de la palabra de Dios y los testimonios inspirados?


Después de la muerte de Cristo, el mismo Satanás se ensañó contra la iglesia de Dios para
destruirla, siempre con la idea de establecer se reino universal de pecado, aún sabiendo que
su caso ya estaba perdido porque Cristo con su muerte en la cruz lo venció una vez y para
siempre. Logró que el paganismo se mezclara con la iglesia judía y poco a poco la fue
transformando en la gran ramera. Todo esto dio origen al famoso hombre de pecado para
oponerse a Dios y colocarse en el lugar de Dios. Se inventó un sinnúmero de religiones
anticristianas y siempre con la idea de establecer su trono para reinar como cabeza de toda
la cristiandad. Y los funestos resultados no se hicieron esperar: “En el siglo sexto el papado
concluyó por afirmarse. El asiento de su poder quedó definitivamente fijado en la ciudad
imperial, cuyo obispo fue proclamado cabeza de toda la iglesia. El paganismo había
dejado el lugar al papado. El dragón dio a la bestia "su poder y su trono, y grande
autoridad." (Apocalipsis 13: 2, V.M.) Entonces empezaron a correr los 1260 años de la
opresión papal predicha en las profecías de Daniel y en el Apocalipsis”. (Daniel 7:25;
Apocalipsis 13:5-7) (Conflicto de los Siglos. Pág. 59).
…El advenimiento de la iglesia romana al poder marcó el principio de la Edad
Media. A medida que crecía su poder, las tinieblas se hacían más densas. La fe pasó de
Cristo, el verdadero fundamento, al papa de Roma. En vez de confiar en el Hijo de Dios
para obtener el perdón de sus pecados y la salvación eterna, el pueblo recurría al papa y a
los sacerdotes y prelados a quienes él invistiera de autoridad. (Conflicto de los Siglos. Pág.
60). ¿Nota en la cursiva algo interesante? Esta expresión indica que la iglesia no tenía
poder. Y lógicamente se refiere al poder tiránico que le otorgó el diablo.
El asiento del diablo quedó fijado en Roma y en un sentido derivado también es el asiento
de la gran ramera y del poder papal. Oficialmente ella se sentó con poder, trono y autoridad
para reinar a partir del siglo sexto, año 538 D.C. El término autoridad generalmente se usa
para referirse a la capacidad que tiene el poder religioso de destruir y desarrollar el espíritu
de intolerancia y persecución. Cuando la autoridad se pierde en la bestia, su tiranía regresa
a dormitar al abismo, lo que lleva en su interior muere, deja de existir aunque esté visible,
es como si no viviera.

Para resolver el brillante caso de los cinco reyes caídos, también tenemos que
entender que la mujer ramera a partir del año 538 D.C., se sentó con autoridad en la ciudad
de Roma, no en el imperio Babilónico gobernado por Nabucodonosor, ni bajo el régimen
de los imperios de Medo-Persia, Grecia, y ni siquiera bajo el régimen de la Roma pagana.
Ella es tan irónica, depravada y astuta que se atreve a decir: “Estoy sentada como reina. No
soy viuda ni veré llanto”. (Apoc. 18:7). ¿Cómo es posible que se atreva a decir estoy
sentada? ¿En el aire? ¿En las nubes? ¡Claro que no! Aquí en la tierra. El diablo trabajó
durante mucho tiempo para concederle tremenda silla en el año 538. ¿Cómo lo logró?
Ninguna iglesia antes de esa fecha era considerada oficialmente cabeza de todas las
iglesias. Muchos cristianos occidentales optaban por una ayuda al obispo de Roma, aunque
este no fuera oficialmente el líder. La historia atestigua la forma en que Constantino, en el
año 330 trasladó la capital del imperio de la ciudad de Roma a la ciudad de Constantinopla.
El vacío político se generó y rápidamente fue llenado por la iglesia romana.
“…No obstante, con la ciudad capital del Imperio ubicada ahora en Constantinopla,
el obispo de esa ciudad empezó a formar su propia opinión en cuanto a cual iglesia debería
representar a la cristiandad. El resultado fue un tira y afloja entre los obispos de Roma y
Constantinopla por el liderazgo de las iglesias cristianas. Finalmente, el emperador
Justiniano le puso fin al conflicto mediante un decreto en el que confirmaba que el obispo
de Roma era la cabeza de todas las santas iglesias y cabeza de todos los santos sacerdotes
de Dios. Por ese entonces, sin embargo, una tribu bárbara conocida como los ostrogodos
controlaba la ciudad de Roma. Los ostrogodos eran arrianos; es decir, negaban la doctrina
de la Trinidad, de modo que eran considerados herejes por la iglesia Romana. Y mientras
los ostrogodos controlaran Roma, el decreto de Justiniano, que establecía al obispo de
Roma como cabeza de toda la cristiandad, no valía nada. Pero Justiniano se encargó de ese
problema también: envió su ejército a Italia y, en el año 538, sus soldados expulsaron a los
ostrogodos de la ciudad de Roma. Ahora sí, la cristiandad tenía oficialmente una cabeza
visible y funcional…La relevancia de lo que ocurrió en el año 538 es que la cristiandad
entera por fin tenía, oficialmente, un líder que la representara en asuntos tanto políticos
como religiosos. El decreto de Justiniano le dio al obispo de Roma, o sea al Papa, la
autoridad que éste necesitaba para ejercer control religioso sobre todas las iglesias y,
eventualmente, ejercer también control político sobre Europa. Los eventos del año 538
colocaron al obispo de Roma en la senda hacia la hegemonía política en Europa. Es por eso
que el año 538 marca el inicio de los 1.260 días (tiempo, tiempos y medio tiempo) de
Daniel 7:25”. (¿Será que podría pasar? Marvin Moore. Pág.45).
¿No ha declarado la inspiración divina que esta iglesia que tomó el poder en el año 538 es
Roma? ¿Y quién es la gran ramera de Apocalipsis 17? La mujer descrita aquí es la iglesia
romana. ¿Quiénes son sus hijas? Todas las iglesias que han decidido embriagarse con el
vino de ella.
“La mujer Babilonia de Apocalipsis 17 está descrita como "vestida de púrpura y
escarlata, y adornada de oro y piedras preciosas y perlas, teniendo en su mano un cáliz de
oro, lleno de abominaciones, es decir, las inmundicias de sus fornicaciones; y en su frente
tenía un nombre escrito: Misterio: Babilonia la grande, madre de las rameras." El profeta
dice: "Ví a aquella mujer embriagada de la sangre de los santos, y de la sangre de los
mártires de Jesús." Se declara además que Babilonia "es aquella gran ciudad, la cual tiene
el imperio sobre los reyes de la tierra." (Apocalipsis 17: 4 - 6, 18, V.M.) La potencia que
por tantos siglos dominó con despotismo sobre los monarcas de la cristiandad, es
Roma. La púrpura y la escarlata, el oro y las piedras preciosas y las perlas describen como
a lo vivo la magnificencia y la pompa más que reales de que hacía gala la arrogante sede
romana. Y de ninguna otra potencia se podría decir con más propiedad que estaba
"embriagada de la sangre de los santos" que de aquella iglesia que ha perseguido tan
cruelmente a los discípulos de Cristo. (Conflicto de los Siglos. Pág. 433-434).

Por tener poder, trono y autoridad puede destruir y matar, pues de ella se declara: Y
en ella fue hallada la sangre de los profetas, de los santos y de todos los que han sido
sacrificados en la tierra (Apoc.18:24). Cuando leemos estas palabras talvez pensemos que
el primero que encabeza la lista es Abel quien fue asesinado por Caín, pero el contexto
histórico, el escenario de acción con poder, trono y autoridad no nos traslada a nuestros
primero padres cuando entró el pecado en esta tierra, ni mucho menos en la época del
profeta Daniel. En cierta ocasión cristo dijo unas palabras similares: ¡Serpientes,
generación de víboras! ¿Cómo escaparéis de la condenación del infierno? Por tanto, os voy
a enviar profetas, sabios y escribas. A unos mataréis y crucificaréis, y a otros azotaréis en
vuestras sinagogas, y perseguiréis de ciudad en ciudad, para que caiga sobre vosotros
toda la sangre justa que se ha derramado sobre la tierra, desde la sangre de Abel el
justo, hasta la de Zacarías hijo de Berequías, a quien matasteis entre el templo y el
altar. Os aseguro que todo esto recaerá sobre esta generación. (Mateo 23:33-36).
“Cristo aseguró a los judíos de su tiempo que ellos eran los culpables de toda la sangre que
ha sido derramada desde los días de Abel y sobre ellos vendría su retribución: Poco
comprendían los judíos la terrible responsabilidad que entrañaba el rechazar a Cristo.
Desde el tiempo en que fue derramada la primera sangre inocente, cuando el justo Abel
cayó a manos de Caín, se ha repetido la misma historia, con culpabilidad cada vez mayor.
En cada época, los profetas levantaron su voz contra los pecados de reyes, gobernantes y
pueblo, pronunciando las palabras que Dios les daba y obedeciendo su voluntad a riesgo de
su vida. De generación en generación, se fue acumulando un terrible castigo para los que
rechazaban la luz y la verdad. Los enemigos de Cristo estaban ahora atrayendo ese castigo
sobre sus cabezas. El pecado de los sacerdotes y gobernantes era mayor que el de cualquier
generación precedente. Al rechazar al Salvador se estaban haciendo responsables de la
sangre de todos los justos muertos desde Abel hasta Cristo. Estaban por hacer rebosar la
copa de su iniquidad. Y pronto sería derramada sobre sus cabezas en justicia retributiva.
Jesús se lo advirtió: "Para que venga sobre vosotros toda la sangre justa que se ha
derramado sobre la tierra, desde la sangre de Abel el justo, hasta la sangre de Zacarías, hijo
de Barachías, al cual matasteis entre el templo y el altar. De cierto os digo que todo esto
vendrá sobre esta generación."
Los escribas y fariseos que escuchaban a Jesús sabían que sus palabras eran la verdad.
Sabían cómo había sido muerto el profeta Zacarías. Mientras las palabras de amonestación
de Dios estaban sobre sus labios, una furia satánica se apoderó del rey apóstata, y a su
orden se dio muerte al profeta. Su sangre manchó las mismas piedras del atrio del templo,
y no pudo ser borrada; permaneció como testimonio contra el Israel apóstata. Mientras
subsistiese el templo, allí estaría la mancha de aquella sangre justa, clamando por venganza
a Dios. Cuando Jesús se refirió a estos terribles pecados, una conmoción de horror sacudió
a la multitud. Mirando hacia adelante, Jesús declaró que la impenitencia de los judíos
y su intolerancia para con los siervos de Dios, sería en lo futuro la misma que en lo
pasado: "Por tanto, he aquí, yo envío a vosotros profetas, y sabios, y escribas: y de ellos, a
unos mataréis y crucificaréis, y a otros de ellos azotaréis en vuestras sinagogas, y
perseguiréis de ciudad en ciudad." Profetas y sabios, llenos de fe y del Espíritu Santo --
Esteban, Santiago y muchos otros,-- iban a ser condenados y muertos. Con la mano alzada
hacia el cielo, y mientras una luz divina rodeaba su persona, Cristo habló como juez a los
que estaban delante de él. Su voz, que se había oído frecuentemente en amables tonos de
súplica, se oía ahora en reprensión y condenación. Los oyentes se estremecieron. Nunca
había de borrarse la impresión hecha por sus palabras y su mirada”. (Deseado de Todas las
Gentes. Pág. 572-573).

En el tiempo de Cristo, la gran responsabilidad recayó sobre los judíos, sacerdotes y


gobernante que lo rechazaron. ¿Sobre quién caerá la responsabilidad de todos los que han
muerto por causa del testimonio de Cristo? Bien podríamos aclamar de la misma forma
como lo que está descrito en Apocalipsis 6:9-11: “Cuando él abrió el quinto sello, vi debajo
del altar las almas de los que habían sido muertos por la Palabra de Dios y por el
testimonio que habían dado. Y clamaban a gran voz: "¿Hasta cuándo, Señor, santo y
verdadero, no juzgas y vengas nuestra sangre de los que moran en la tierra?" Entonces le
dieron a cada uno un vestido blanco, y se les dijo que descansaran un poco más de tiempo,
hasta que se completara el número de sus consiervos y sus hermanos, que también habían
de ser muertos como ellos. La respuesta es la siguiente: Después de esto oí una gran voz de
gran multitud en el cielo, que decía: ¡Aleluya! Salvación y honra y gloria y poder son del
Señor Dios nuestro; porque sus juicios son verdaderos y justos; pues ha juzgado a la gran
ramera que ha, corrompido a la tierra con su fornicación, y ha vengado la sangre de sus
siervos de la mano de ella”. (Apoc. 19:1-2).
¿Y qué pasará cuando Cristo deje de interceder en el Santuario?
Cuando Cristo deje de interceder en el santuario, se derramará sin mezcla la ira de Dios de
la que son amenazados los que adoran a la bestia y a su imagen y reciben su marca.
(Apocalipsis 14:9, 10.) Las plagas que cayeron sobre Egipto cuando Dios estaba por
libertar a Israel fueron de índole análoga a los juicios más terribles y extensos que caerán
sobre el mundo inmediatamente antes de la liberación final del pueblo de Dios. En el
Apocalipsis se lee lo siguiente con referencia a esas mismas plagas tan temibles: "Vino una
plaga mala y dañosa sobre los hombres que tenían la señal de la bestia, y sobre los que
adoraban su imagen." El mar "se convirtió en sangre como de un muerto; y toda alma
viviente fue muerta en el mar." También "los ríos; y . . ., las fuentes de las aguas, . . . se
convirtieron en sangre." Por terribles que sean estos castigos, la justicia de Dios está
plenamente vindicada. El ángel de Dios declara: "Justo eres tú, oh Señor, . . . porque has
juzgado estas cosas: porque ellos derramaron la sangre de los santos y de los profetas,
también tú les has dado a beber sangre; pues lo merecen." (Apocalipsis 16: 2-6.) Al
condenar a muerte al pueblo de Dios, los que lo hicieron son tan culpables de su sangre
como si la hubiesen derramado con sus propias manos. Del mismo modo Cristo declaró
que los judíos de su tiempo eran culpables de toda la sangre de los santos varones que
había sido derramada desde los días de Abel, pues estaban animados del mismo
espíritu y estaban tratando de hacer lo mismo que los asesinos de los profetas.
(Conflicto de los Siglos. Pág. 686-687).
Al rechazar al Salvador del mundo, los judíos, gobernantes y sacerdotes se estaban
haciendo responsables por la muerte de todos los justos desde Abel hasta Cristo. Del
mismo modo, al perseguir y destruir la obra de Dios y a Cristo en la persona de sus siervos,
la gran ramera y todos los que se unieron inicuamente con ella, desde aquellos que
atacaron la iglesia primitiva y apostólica, y no se arrepintieron por semejante pecado, hasta
el último que tenga que dar su vida con tal de no dejarse poner la marca de la bestia y de su
imagen, serán tenidos por estopa en el día final. Así como los que rechazaron al Salvador
recibieron su propia condenación, de igual manera, la gran ramera, la que ha embriagado a
todas las naciones con el vino de su fornicación es la mayor responsable y sobre ella caerá
una terrible condenación. Lo mismo acontecerá a todos sus secuaces.

En tiempos del apostol Pablo el misterio de iniquidad ya venía ejecutándose en la


ciudad romana, la gran ramera ya venía surtiendo efecto de manera silenciosa, pero en el
año 538 D.C., tomó el poder, trono y autoridad y comenzaron a correr 1.260 años de
opresión papal. Cuando Juan declara: Y me llevó en el Espíritu al desierto. Allí vi a una
mujer sentada sobre una bestia escarlata (Apoc. 17:3), Se refiere precisamente al control
que tomó la gran ramera con poder, trono y autoridad para destruir y matar a la iglesia del
desierto, es decir, la iglesia que Dios ayudó en el desierto para que allí fuera sustentada,
cuidada y fortalecida por un tiempo, tiempos y medio tiempo (Apoc. 12:14).

LOS ASIENTOS DE LA GRAN RAMERA

En los siguientes párrafos analizaremos a profundidad cual era, cual es y cual será
los asientos donde la ramera se sienta. Uno de los siete ángeles le dijo a Juan que la gran
ramera está sentada sobre muchas aguas (Apoc. 17:1). He aquí un PRIMER ASIENTO:
AGUAS que representan pueblos y naciones (Versículo 15). Posteriormente Juan es
trasladado en visión a un lugar desértico y ve a la mujer sentada sobre una bestia de siete
cabezas y diez cuernos (Versículo 3). He aquí un SEGUNDO ASIENTO: BESTIA, según
el versículo 8 era, no es y será. Las siete cabezas son siete montes y también siete reyes de
los cuales cinco han caído, uno es y el otro no ha venido. He aquí un TERCER
ASIENTO: SIETE MONTES Y SIETE REYES, de los cuales el sexto existe y el
séptimo no existe porque aún no ha venido. Es decir, la mujer también parece indicar que
tiene su futuro predestinado y que de una u otra forma llevará a la consumación todos los
planes del diablo. Según el versículo 10 se ve dominando sobre un rey que no existe, a
saber, el séptimo. Los diez cuernos también son diez reyes sin reino pero recibirán reino y
autoridad por una hora (Versículo 12). He aquí un CUARTO ASIENTO: 10 CUERNOS,
10 REYES. Resumamos: ¿Sobre quien se sienta la gran ramera? “Y la mujer que has visto
es aquella gran ciudad que impera sobre los reyes de la tierra. (Versículo 18).
Ahora pongamos lógica al asunto. ¿Quiénes son los cinco reyes caídos a la luz de los
versículos 2 y 18? Estos cinco reyes caídos en primer lugar se usan para simbolizar los
reyes de la tierra que se han embriagado con el vino de la gran ramera, pero el significado
más revelador lo analizaremos más adelante. Se declara que la causa principal de la caída
de babilonia se debe precisamente a la fornicación que tienen los reyes de la tierra con esta
potencia religiosa (Apoc. 14:8 ; 17:2 ; 18:3).

“La mujer Babilonia de Apocalipsis 17 está descrita como "vestida de púrpura y


escarlata, y adornada de oro y piedras preciosas y perlas, teniendo en su mano un cáliz de
oro, lleno de abominaciones, es decir, las inmundicias de sus fornicaciones; y en su frente
tenía un nombre escrito: Misterio: Babilonia la grande, madre de las rameras." El profeta
dice: "Ví a aquella mujer embriagada de la sangre de los santos, y de la sangre de los
mártires de Jesús." Se declara además que Babilonia "es aquella gran ciudad, la cual tiene
el imperio sobre los reyes de la tierra." (Apocalipsis 17: 4 - 6, 18, V.M.) La potencia que
por tantos siglos dominó con despotismo sobre los monarcas de la cristiandad, es
Roma. La púrpura y la escarlata, el oro y las piedras preciosas y las perlas describen como
a lo vivo la magnificencia y la pompa más que reales de que hacía gala la arrogante sede
romana. Y de ninguna otra potencia se podría decir con más propiedad que estaba
"embriagada de la sangre de los santos" que de aquella iglesia que ha perseguido tan
cruelmente a los discípulos de Cristo. Se acusa además a Babilonia de haber tenido
relaciones ilícitas con "los reyes de la tierra." Por su alejamiento del Señor y su alianza con
los paganos la iglesia judía se transformó en ramera; Roma se corrompió de igual manera
al buscar el apoyo de los poderes mundanos, y por consiguiente recibe la misma
condenación. (Conflicto de los Siglos, pag. 303, cap. Una Amonestación Rechazada).
De acuerdo a lo que venimos estudiando, analicemos los textos en negrita y la palabra
“sobre”. “La potencia que por tantos siglos dominó con despotismo SOBRE los monarcas
de la cristiandad, es Roma…” Es una explicación muy sencilla del texto: “Y me llevó en
el Espíritu al desierto; y vi a una mujer sentada SOBRE una bestia escarlata llena de
nombres de blasfemia, que tenía siete cabezas y diez cuernos (Apoc 17:3).
Los cinco reyes caídos, el sexto que gobierna, el séptimo que aun no ha venido y el octavo
que será de entre los siete, todos ellos son reyes que pertenecen única y exclusivamente a
una sola potencia: ROMA y en un sentido más específico a la Iglesia Romana. ¿No está
sentada la mujer sobre estos reyes? ¡Claro que si! Los cinco reyes caídos también son por
así decirlo, una silla donde la gran ramera se sentó y que de hecho representan a reyes de la
tierra que fornicaron con ella.
Antes de Cristo no existía la iglesia Cristiana. Fue Cristo quien la fundó pero ella se apartó
de la sencillez del evangelio e hizo alianzas con el paganismo. Es esta iglesia impura la que
se sienta sobre los reyes caídos. No pudo entonces sentarse sobre reyes antes de Cristo
porque aún no había sido fundada. No puede estar sentada sobre imperios que se han
levantado antes de Cristo.

LA VERDAD ACERCA DE LOS DIEZ REYES

¿Quiénes serán los diez reyes de Apocalipsis 17? ¿Al igual que los sietes reyes,
serán también simbólicos? ¿Serán diez naciones europeas como algunos predicen?
Y aquí preséntase otro símbolo. El profeta dice: "Vi otra bestia que subía de la tierra; y
tenía dos cuernos semejantes a los de un cordero." (Apocalipsis 13:11.) Tanto el aspecto de
esta bestia como el modo en que sube indican que la nación que representa difiere de las
representadas en los símbolos anteriores. Los grandes reinos que han gobernado al
mundo le fueron presentados al profeta Daniel en forma de fieras, que surgían mientras
"los cuatro vientos del cielo combatían en la gran mar." (Daniel 7:2.) En Apocalipsis 17, un
ángel explicó que las aguas representan "pueblos y naciones y lenguas." (Apocalipsis
17:15.) Los vientos simbolizan luchas. Los cuatro vientos del cielo que combatían en la
gran mar representan los terribles dramas de conquista y revolución por los cuales los
reinos alcanzaron el poder. Pero la bestia con cuernos semejantes a los de un cordero
"subía de la tierra." En lugar de derribar a otras potencias para establecerse, la nación así
representada debe subir en territorio hasta entonces desocupado, y crecer gradual y
pacíficamente. No podía, pues, subir entre las naciones populosas y belicosas del viejo
mundo, ese mar turbulento de "pueblos y muchedumbres y naciones y lenguas." Hay que
buscarla en el continente occidental. (Conflicto de los Siglos. Pág. 493-494).
Dios ha declarado que el poder representado en una bestia con cuernos de cordero difiere
de las representadas en símbolos anteriores, difiere significa que es diferente, que no es
igual a las bestias que vio Daniel. Sería bueno que grabáramos la palabra DIFIERE en
nuestras mentes.
Ya sabemos que la bestia con cuernos de cordero representa a Estados Unidos de
Norteamérica, dicha nación es la que le entrega el poder y autoridad a la bestia que tuvo la
herida de espada y vivió. Es a la cual se le permite infundir aliento a la imagen de la bestia
para que pueda hablar como dragón y matar a todo el que no adore a la imagen de la bestia.
¿Quién es la imagen de la bestia? El protestantismo apóstata. ¿Quiénes son los diez
reyes de Apocalipsis 17? El mismo poder. ¿Qué hace semejante potencia encima de las
siete cabezas de Apocalipsis 17 en forma de cuernos? Porque el papado lo permite y lo
hace por conveniencia. Porque irónicamente es el estado más pequeño del mundo y le
interesa una alianza estratégica con la mayor potencia del mundo entero. Sencillamente
porque Dios va a dar a la bestia el poder de reinar por una hora nuevamente.
Cuando “ESTOS” diez cuernos que el profeta Juan vio sin coronas reciban autoridad del
dragón por una hora, estos se pondrán de acuerdo con un solo propósito: transmitir ese
poder y autoridad a la bestia (Apoc. 17:13). Podemos decirlo sin ningún temor, podemos
predicar a viva voz de que los diez cuernos de Apocalipsis 17 son un símbolo del
protestantismo apóstata, poderes religiosos que se unirán bajo el estandarte de Satanás con
el único propósito de destruir al verdadero pueblo de Dios.
Vivimos un tiempo crucial en el cual cada uno de nosotros está siendo pesado en balanza.
Es ahora cuando debemos humillar nuestro yo y entregarlo en oración a Cristo Jesús. No
hay tiempo que perder. Cristo está a las puertas. Estamos llegando al momento del reinado
con autoridad de los dos pies y los diez dedos que vio Nabudonosor. Daniel dijo: “Y lo que
viste de los pies y los dedos, en parte de barro cocido de alfarero, y en parte de hierro, el
reino será dividido; mas habrá en él algo de fortaleza de hierro, según que viste el hierro
mezclado con el tiesto de barro. Y por ser los dedos de los pies en parte de hierro, y en
parte de barro cocido, en parte será el reino fuerte, y en parte será frágil. Cuanto a aquello
que viste, el hierro mezclado con tiesto de barro, mezclaránse con simiente humana, mas
no se pegarán el uno con el otro, como el hierro no se mistura con el tiesto. "Y en los días
de estos reyes, levantará el Dios del cielo un reino que nunca jamás se corromperá: y
no será dejado a otro pueblo este reino; el cual desmenuzará y consumirá todos estos
reinos, y el permanecerá para siempre. De la manera que viste que del monte fue cortada
una piedra, no con manos, la cual desmenuzó al hierro, al metal, al tiesto, a la plata, y al
oro; el gran Dios ha mostrado al rey lo que ha de acontecer en lo por venir: y el sueño es
verdadero, y fiel su declaración”. (Daniel 2:41-45).
Si aun nos queda duda en cuanto a la correcta interpretación de los diez reyes leamos la
siguiente cita inspirada: “A medida que nos acercamos a la crisis final, resulta de vital
importancia que la armonía y la unidad reinen entre las instituciones del Señor. El mundo
no conoce más que tempestades, guerras y discordias. Sin embargo, las gentes se unirán
bajo una misma dirección, la de la potencia papal, para oponerse a Dios en la persona de
sus testigos. ¿Qué entidad le entrega su reino a esta potencia? El protestantismo, un poder
que, mientras profesa tener el carácter y el espíritu de un cordero y estar aliado con el
cielo, habla con la voz de un dragón. Está movido por una fuerza que procede de abajo. . .
"Estos tienen un mismo propósito". Habrá un lazo universal de unión, una gran armonía,
una confederación de fuerzas de Satanás. "Y entregarán su poder y su autoridad a la
bestia". Así se manifiesta el mismo poder arbitrario y opresor contra la libertad religiosa,
la libertad de adorar a Dios según los dictados de la conciencia, que manifestó el papado
cuando en el pasado persiguió a los que se negaban a conformarse con los ritos y
ceremonias religiosas del romanismo. (Maranatha el Señor Viene. Pág. 186).
¿Quiénes son los que tienen un mismo propósito? Los diez reyes.

DOS POTENCIAS RELIGIOSAS


SERAN DESTRUIDAS

La bestia de Apocalipsis 17 representa a dos potencias religiosas: al hombre de


pecado, es decir al poder papal o cuerno pequeño y al protestantismo apóstata. Veamos
porqué:
Ya sabemos que los diez reyes del cuerno pequeño o bestia escarlata representan al
protestantismo. La otra potencia religiosa es el papado:
El apóstol Pablo advirtió a la iglesia que no debía esperar la venida de Cristo en tiempo de
él. "Ese día -dijo- no puede venir, sin que" haya venido "primero la apostasía," y sin que
haya sido "revelado el hombre de pecado." (2 Tesalonicenses 2: 3, V.M.) Sólo después que
se haya producido la gran apostasía y se haya cumplido el largo período del reino del
"hombre de pecado," podemos esperar el advenimiento de nuestro Señor. El "hombre de
pecado," que también es llamado "misterio de iniquidad," "hijo de perdición" y "el inicuo,"
representa al papado, el cual, como está predicho en las profecías, conservaría su
supremacía durante 1.260 años. Este período terminó en 1798. La venida del Señor no
podía verificarse antes de dicha fecha. San Pablo abarca con su aviso toda la dispensación
cristiana hasta el año 1798. Sólo después de esta fecha debía ser proclamado el mensaje de
la segunda venida de Cristo. (Conflicto de los Siglos. Pág. 406).
En el capítulo 13 (versículos 1-10, V.M.), se describe otra bestia, "parecida a un leopardo,"
a la cual el dragón dio "su poder y su trono, y grande autoridad." Este símbolo, como lo
han creído la mayoría de los protestantes, representa al papado, el cual heredó el poder y
la autoridad del antiguo Imperio Romano. (Conflicto de los Siglos. Pág. 493).
“En el capítulo 17 del Apocalipsis se predice la destrucción de todas las iglesias que se
corrompen mediante la devoción idólatra al servicio del papado, las cuales beben del
vino de la ira de su fornicación. [Se cita Apoc. 17:1-4.] (Ellen G. White, Carta 232, 1899).
Cita tomada del Comentario Bíblico Adventista del Séptimo Día. Tomo 7. Material
suplementario. Comentarios de Elena G. de White. Apocalipsis Capítulo 17.

En el capítulo 17 de Apocalipsis se predice la destrucción de los poderes religiosos.


Leamos con detenimiento nuevamente la frase: En el capítulo 17 del Apocalipsis se predice
la destrucción de todas las iglesias. Y sería bueno leerla nuevamente para que nunca se nos
olvide: En el capítulo 17 del Apocalipsis se predice la destrucción de todas las iglesias que
se corrompen mediante la devoción idólatra al servicio del papado.
Ahora, el hecho de que la bestia en cuestión representa en un sentido primario al papado,
eso no indica que a sus cabezas tengamos que colocarles nombres de los papas o dinastçias
papales que han gobernado en los últimos tiempos. Leamos las siguientes citas:
“Si la iglesia de Cristo hubiese hecho su obra como el Señor le ordenaba, todo el mundo
habría sido ya amonestado, y el Señor Jesús habría venido a nuestra tierra con poder y
grande gloria”. (Deseado de Todas las Gentes, pág. 587-588, Capítulo 69, En el Monte de
las Olivas).
“Si el propósito de Dios de dar al mundo el mensaje de misericordia hubiese sido llevado a
cabo por su pueblo. Cristo habría venido ya a la tierra, y los santos habrían recibido su
bienvenida en la ciudad de Dios”. (Joyas de los Testimonios, tomo 3, pág. 72. Año 1900).
"Si, después del gran chasco de 1844, los adventistas se hubiesen aferrado a su fe, y
unidos hubiesen avanzado por la puerta que les abría la providencia de Dios, recibiendo el
mensaje del tercer ángel y proclamándolo al mundo con el poder del Espíritu Santo,
habrían visto la salvación de Dios; el Señor habría obrado poderosamente con los esfuerzos
de ellos; la obra se habría terminado, y Cristo ya habría venido para recibir a su pueblo y
llevarlo a su recompensa”. (Mensajes Selectos, Tomo 1. pág. 68).
¿Se imagina usted si todo esto ya se habría cumplido? En donde queda la teoría de que una
cabeza representa a Benedicto XVI, Juan Pablo II, etc, si para aquel tiempo no existían?

LA HERIDA DE MUERTE Y SU SANACIÓN

Ahora voy a aclarar el texto que prometí resolver en algunos párrafos anteriores.
Dice el profeta: “Me paré sobre la arena del mar, y vi subir del mar una bestia que tenía
siete cabezas y diez cuernos. Sobre sus cuernos diez diademas, y sobre sus cabezas
nombres de blasfemia. La bestia que vi era semejante a un leopardo, sus pies como de oso,
y su boca como boca de león. Y el dragón le dio su poder, su trono y gran autoridad. Una
de sus cabezas parecía herida de muerte, pero su herida mortal fue sanada. Y toda la tierra
se maravilló, y siguió a la bestia”. (Apoc. 13:1-3).
Ya mencioné que la expresión “herida” en el lenguaje original griego significa “sfáZo” es
decir, matar o degollar. La expresión bíblica puede entenderse como una bestia cuya herida
dio como resultado su muerte.
En el libro el Conflicto de los Siglos existe una declaración que deja perplejo al más
estudioso, es una declaración afirmativa para que no quede dudas respecto al tema,
leámosla: “La herida mortal que le fue ocasionada se refiere a la caída del papado en
1798. Después de eso, dice el profeta, "su herida mortal fue sanada; y toda la tierra
maravillóse, yendo en pos de la bestia.”. Esta cita se puede leer en la página 637 y el
capítulo donde se encuentra es el 36, y se titula La Libertad de Conciencia Amenazada.
Deberíamos aprenderla de memoria para que nunca se nos olvide, pues en ella hay un
cúmulo de luz que ni siquiera podemos imaginar y que nos despeja el camino hacia una
correcta exégesis e interpretación de Apocalipsis 17:10.
“De lo poco” que puedo percibir en estos textos es lo siguiente:
1, El sistema papal recibió una herida mortal, es decir, de muerte. No una herida de vida.
¿Entienden? Es una herida de muerte. En el capítulo 5:6 del mismo libro encontramos
aplicado el mismo vocablo: “Entonces, en medio del trono, de los cuatro seres vivientes, y
de los ancianos, vi de pie a un Cordero como si hubiera sido inmolado (sfáZo), que tenía
siete cuernos y siete ojos, que son los siete Espíritus de Dios enviados a toda la tierra.
Inmolar significa sacrificar una víctima.
2, La herida de muerte se la ocasionaron al papado. Solo y únicamente al papado. No a otro
sistema.
3, El sistema papal cayó completamente, es decir, al ser herida una de sus cabezas, todas
cayeron al mismo tiempo. Es imposible creer que las seis restantes quedaron por ahí
haciendo de las suyas con su tiranía e intolerancia religiosa y siguieron matando a los
cristianos. Todas las seis restantes se vinieron abajo.
“La persecución contra la iglesia no continuó durante todos los 1260 años. Dios, usando de
misericordia con su pueblo, acortó el tiempo de tan horribles pruebas. Al predecir la "gran
tribulación" que había de venir sobre la iglesia, el Salvador había dicho: "Si aquellos días
no fuesen acortados, ninguna carne sería salva; mas por causa de los escogidos, aquellos
días serán acortados." (S. Mateo 24: 22.). (Conflicto de los Siglos. Pág. 310). Un año
después de producida la herida de muerte se eligió un nuevo papa, pero la jerarquía romana
no ha podido alcanzar el mismo poder que antes tenía. El sistema aún no ha podido
desarrollar ese espíritu tiránico que lo caracteriza.
4, El sistema papal cayó una sola vez y fue en 1798. En la actualidad existen ideas extrañas
que mencionan que el papado cayó más de una vez en la edad media, y esto para referirse o
encontrarle una solución a la caída de los cinco reyes de Apocalipsis 17. La inspiración
divina a través de Elena de White ha querido resaltar este punto para demostrar que el
poder papal sufrió una sola caída y eso fue suficiente para dejarla muerta en todo el sentido
de la palabra a partir de 1798.
4, Y lo más interesante, la cabeza que directamente recibió la herida de muerte fue la
séptima en 1798.
Aunque se declare “cinco reyes han caído” eso no indica que fue la quinta cabeza. Pudo
haber sido la primera, la segunda o la tercera, pero Dios no ha declarado que sea la quinta.
La Iglesia Romana es un poder representado por un cuerno o bestia de siete cabezas a
través de la historia. No son cabezas aisladas o independientes la una de la otra.
Recordemos que fue una bestia de siete cabezas la que tomó el poder, el trono y la
autoridad en el año 538 D.C. Fue el poder papal reinando con la séptima cabeza, la que
recibió la pérdida de su dominio tiránico. El cuadro ya estaba casi completo. ¿Por qué
había llegado simbólicamente esta séptima cabeza? La bestia estaba en el clímax total de se
degeneración espiritual. De igual forma, entre más se degeneren y caigan de su estado
espiritual las iglesias de hoy, la corrupción y la mundanalidad cegarán el verdadero espíritu
de consagración y las terribles persecuciones de las que tanto ha hablado el pueblo
Adventista surgirán de un triple abismo. ¿Acaso no está escrita esta amonestación? “Las
iglesias, representadas por Babilonia, aparecen como caídas de su estado espiritual, para
convertirse en un poder perseguidor contra los que guardan los mandamientos de Dios y
tienen el testimonio de Jesucristo. A Juan le fue presentado este poder perseguidor como
una bestia que tenía cuernos semejantes a los de un cordero, pero que hablaba como
dragón” (Testimonios para los Ministros, pág. 117. Año 1896). Note que caen solo para
convertirse en un poder perseguidor.
Así como lo fue en el pasado, la historia se repite en el presente. La caída de las iglesias, es
decir su decaimiento espiritual, tarde o temprano dará como resultado la venida de la
séptima cabeza que vio el profeta Juan en tiempo futuro y desencadenará una ola de
persecución. Eso es precisamente lo que la Biblia declaró referente a la hora de autoridad
que tendrá el octavo rey, es decir, la bestia y sus diez cuernos cuando hablen como dragón
(Apoc. 17:12 ; Apoc. 13:11). Sin embargo, en la hora más lóbrega para el pueblo de Dios,
Cristo Jesús aparecerá en los cielos para vindicar su Ley, salvar a sus escogidos y dar su
merecido a todos los que se dejaron poner la marca de la bestia y de su imagen. “Tiempo
de angustia cual nunca ha habido” lo denominó el profeta Daniel (12:1). ¿Cuál será ese
poder tan terrible? El pasado es consecuente con la historia y el futuro con la profecía. La
tiranía papal volverá a revivir con su forma simbólica de siete cabezas que siempre la ha
caracterizado.
Para aquellos tiempos después que la bestia recibió la herida mortal los verdaderos hijos de
Dios debieron estar listos para pregonar con el poder del Espíritu Santo el mensaje de los
tres ángeles de Apocalipsis 14 y con esto dar cumplimiento al fin de los periodos
proféticos, pero su indiferencia y su apego al mundo retrasaron la segunda venida del
Salvador. Al igual que el pueblo de Israel retrasó su entrada triunfal a la Canaan terrenal, el
Israel moderno retrasó su entrada triunfal a la Canaan celestial. Se dice del cuerno pequeño
haciendo alusión a esto “Hablará palabras contra el Altísimo, a los santos del Altísimo
quebrantará, y tratará de cambiar los tiempos y la Ley. Y serán entregados en su mano por
un tiempo, dos tiempos y medio tiempo"'. Pero se sentará el tribunal en juicio, y le
quitarán su dominio, para que sea destruido por completo y para siempre. Y el reino,
el dominio y la majestad de los reinos debajo de todo el cielo, serán dados al pueblo de los
santos del Altísimo; cuyo reino es reino eterno, y todos los dominios le servirán y
obedecerán” (Daniel 7:52-27). "Y el ángel que vi en pie sobre el mar y sobre la tierra,
levantó su mano al cielo, y juró por el que vive por los siglos de los siglos, que creó el
cielo y las cosas que están en él, y la tierra y las cosas que están en ella, y el mar y las
cosas que están en él, que el tiempo no sería más" (Apoc. 10: 5, 6). “Y oí al varón vestido
de lino, que estaba sobre las aguas del río, el cual alzó su diestra y su siniestra al cielo, y
juró por el que vive por los siglos, que será por tiempo, tiempos, y la mitad de un tiempo.
Y cuando se acabe la dispersión del poder del pueblo santo, todas estas cosas serán
cumplidas. Y yo oí, mas no entendí. Y dije: Señor mío, ¿cuál será el fin de estas cosas? El
respondió: Anda, Daniel, pues estas palabras están cerradas y selladas hasta el tiempo del
fin”. (Daniel 12:7). "Si, después del gran chasco de 1844, los adventistas se hubiesen
aferrado a su fe, y unidos hubiesen avanzado por la puerta que les abría la providencia de
Dios, recibiendo el mensaje del tercer ángel y proclamándolo al mundo con el poder del
Espíritu Santo, habrían visto la salvación de Dios; el Señor habría obrado poderosamente
con los esfuerzos de ellos; la obra se habría terminado, y Cristo ya habría venido para
recibir a su pueblo y llevarlo a su recompensa”. (Mensajes Selectos, Tomo 1. pág. 68).
¿Por qué es necesario conocer que la séptima cabeza de la bestia semejante a un
leopardo fue herida de muerte? Repito: El pasado es consecuente con la historia y el futuro
con la profecía. ¿Qué rey de los siete nombrados en Apocalipsis 17 es el que volverá a
aparecer nuevamente para gobernar por una hora? No hay duda de que es el séptimo pero
cuando venga durará breve tiempo. ¿No se declara en Apocalipsis 13, acerca de primera
bestia, que una de sus cabezas fue herida pero que sanará? ¿Cuál cabeza cree que sanará?
¿Las que no recibieron la herida? ¿Puede una cabeza sanar de una herida si no la tiene?
Imposible. Si en alguna parte de nuestro cuerpo alguien nos hace una herida ¿Puede sanar?
Claro que sí, pero ¿puede sanar una herida que nunca se ha hecho? No puede sanar porque
no hay herida. Cuando el domingo sea impuesto por obligación, cuando la imagen de la
bestia hable como dragón y ordene la muerte para todo aquel que no adore tanto a ella
misma como a la primera bestia, sabed que ha sanado la herida, es decir, la aparición del
séptimo rey de Apocalipsis 17. El mismo rey de Apocalipsis 13 herido es el mismo rey de
Apocalipsis 17 sanado. Analicemos el siguiente gráfico:
La flecha indica que la séptima cabeza viene en camino y luego ha de aparecer cuando la
herida sane. La que cabeza herida es la que sana, las otras no pueden sanar porque no
recibieron la herida. Esto explica que si la séptima cabeza sana, necesariamente todas las
restantes sanan porque estamos hablando de un solo poder, es decir una sola cabeza
denominada papado y la cual es presentada en Daniel 7 como un cuerno pequeño. Si el
ángel le hubiese dicho al profeta Juan que la quinta cabeza es la que había de venir y durar
breve tiempo, entonces la quinta cabeza sería la que recibió la herida de muerte.

Cuando el sistema papal recibió su herida de muerte ¿Dejó de ser bestia? ¡Nunca!
Su trono no desapareció, su lugar de mandato con todas sus instalaciones físicas en el
mundo entero sigue adornada como siempre. Su personal de lino purpurado y capelo rojo,
aún continúa laborando en sus oficinas y templos. Entonces porque se declara que la bestia
que Juan vio ¿era y dejo de existir? (Apoc. 17:8). Precisamente lo que Dios le quitó fue su
supremacía tiránica que por tanto tiempo desarrolló para destruir a su pueblo. Analicemos
esta situación y comparémosla con un león de la selva muy hambriento, traigámoslo a
nuestras calles y soltémoslo, ¿Qué pasaría? Las consecuencias serían fatales para la
población. Ahora coloquémosle un sedante que lo deje paralizado para toda la vida; en este
caso el sedante es la herida de espada que recibió la bestia. ¿Qué podremos decir? Se
murió el león interior, aunque esté visible, el verdadero león no está, no existe, está muerto,
en tales condiciones no es posible producir el menor rasguño al niño más inocente que se le
acerque. Los años pasan y el león se vuelve viejo, de súbito recupera toda su fiereza y
comienza a destruir y matar. ¿Qué diremos aquí? El león volvió a vivir, su autoridad
tiránica regresó. Gracias a Dios que en nuestros tiempos actuales gozamos de libertad
religiosa, cada quien es libre de profesar su culto religioso sin ser perseguido. Es el tiempo
de la bonanza espiritual que debemos aprovechar al máximo porque en el momento más
inesperado el fin de la tolerancia religiosa marcará su hora final. Es ahora no mañana,
cuando debemos hacer de Jesús nuestro único y suficiente Salvador. Hablemos de El,
prediquemos de Él, cumplamos el verdadero cometido de llevar las buenas nuevas de
salvación a toda nación, tribu y lengua. Hagamos de Cristo Jesús el motivo de nuestra vida.
Es ahora cuando el pueblo de Dios debiera estar en completo ayuno y oración a fin de estar
preparados para la hora cuando ha de revivir la cabeza que una vez fuera herida pero tarde
o temprano sanará.

DIFERENCIA ENTRE LA BESTIA QUE VIO JUAN


Y LAS BESTIAS QUE VIO DANIEL

Ya sabemos que al profeta Daniel le fueron presentados los grandes reinos que han
imperado sobre el mundo en forma de fieras que surgían mientras los cuatro vientos
combatían en la gran mar “Daniel dijo: Vi en mi visión de noche que los cuatro vientos del
cielo combatían en la gran mar” (Daniel 7:2). Los cuatro vientos del cielo que combatían
en la gran mar son un símbolo de las luchas y guerras que han tenido que afrontar los
reinos en su deseo de alcanzar el poder. Pero la bestia de siete cabezas de Apocalipsis 17
difiere completamente de estas porque:
1. Sobre ella está sentada una mujer, “la gran Babilonia, madre de las rameras y las
abominaciones de la tierra” (Vers. 5). En ninguna otra bestia de la profecía divina aparece
semejante mujer. Además fue Cristo quien fundó la iglesia cristiana, la mujer pura que
después de un tiempo se transformó en impura y corrompida. Su contexto histórico con
poder, trono y autoridad corresponde al lapso comprendido entre los años 538 al 1.798
D.C.
2. Aparece caminando en un desierto llevando a la mujer: “Y me llevo en espíritu al
desierto. Allí vi a una mujer sentada sobre una bestia escarlata que tenía siete cabezas y
diez cuernos” (Apoc. 17:3). Mientras que ésta viene caminando (Vers.7) en el desierto,
aquellas que vio el profeta Daniel aparecen combatiendo en la gran mar.
3. Recibe autoridad por una hora juntamente con los diez cuernos (Apoc. 17:12). De
ninguna otra bestia se afirma que Dios le va a permitir actuar únicamente por una hora. La
bestia que trae a la mujer en el desierto y a la cual Dios le va a permitir hacer alianza
estratégica con los diez cuernos para gobernar con autoridad una hora, no puede ser las
descritas en el Antiguo Testamento, a saber, Egipto, Asiria, Babilonia, Medo-Persia, Grecia
o Roma imperial, semejantes bestias gobernaron en su tiempo, ahora le corresponde a dos
potencias: Roma y Estados Unidos de Norteamérica. De casi todas las posiciones
conocidas en nuestra iglesia y el mundo entero, una de las que más se acerca a esta verdad
es la planteada por el pastor peruano Marvin Moore, con maestrías en historia eclesiástica
y divinidades. Su posición es la siguiente: Las siete cabezas de Apocalipsis 17 representan
una coalición futura de religiones mundiales. La idea del pastor Moore no es del todo
descabellada y es la única que se acerca o armoniza con la planteada en esta obra.

Por qué es importante toda esta información? Porque es necesario conocer quien es
realmente los cinco reyes caídos de Apocalipsis 17, porque es más fácil descifrar el
brillante caso, y sobre todo porque el cumplimiento de la caída de la séptima cabeza de
Apocalipsis 17 no está sujeto a ningún nombre ni a ninguna fecha especulativa, aunque de
por sí ya sabemos que representa a dos potencias mundiales: Roma y Estados Unidos de
Norteamérica; primero por su cuerpo y sus siete cabezas y segundo por sus diez cuernos.
El texto “Cinco han caído, uno es y el otro no ha venido. Y cuando venga durará breve
tiempo” (Apoc. 17:10), su cumplimiento total, es decir, el cumplimiento del tiempo en el
cual ha de caer la séptima cabeza, porque de hecho se predice que durará breve tiempo,
indica que está sujeto al cumplimiento del mensaje de los tres ángeles y a las palabras de
Jesús: Y este evangelio del reino será predicado en todo el mundo, por testimonio a todas
las naciones, y entonces vendrá el fin. (Mateo 24:14). Si este sagrado cometido ya se
hubiera hecho tal como lo dijo Jesús, con toda seguridad su pueblo ya estaría en la Canaan
celestial. Gracias a Dios que en estos últimos tiempos ya vemos, aun con sus defectos y
problemas, a nuestra querida Iglesia Adventista adelantar el reino con poder y gloria. Ya es
notable ver como se levantan jóvenes fervientes, excelentes predicadores y laicos
extendiendo el reino de Dios y su justicia por testimonio, porque ven que Cristo está a las
puertas. Aquellos que hoy creen que nuestra iglesia está dormida, están muy equivocados,
tal vez esté dormido él y no quiera comprometerse con la causa como debe ser, o quizá se
haya apartado y vuelto en contra de la misma, pero lo cierto es que hoy en día ya se nota
un ferviente despertar como nunca antes y que está cautivando y está produciendo efectos
de vida eterna en las personas.

ENCAJANDO LAS PIEZAS

Todos los conceptos y posiciones de autores destacados acerca de Apocalipsis


17:10 son respetables y en ningún momento esta obra se ha creado para difamar sus
estudios, antes por el contrario, doy gracias a Dios porque precisamente la senda de los
justos es como la luz de la aurora, que se va aumentando en resplandor hasta que el día es
perfecto' (Proverbios 4: 18). Asimismo es la palabra de Dios, siempre va en aumento hasta
que su luz brilla como nunca antes en nuestras vidas.
Recordemos el versículo: “Y son siete reyes. Cinco de ellos han caído; uno es, y el otro aún
no ha venido; y cuando venga, es necesario que dure breve tiempo”. (Apoc: 17:10.
¿Quiénes son estos siete reyes? En párrafos anteriores di un pequeño pincelazo acerca de
los cinco reyes y sería bueno repasarlo porque si aquel concepto es confuso este lo va a ser
un poco más. Recuerda la pregunta que hice ¿Quiénes son los cinco reyes caídos a la luz de
los versículos 2 y 18? A estas alturas debe tener bien claro a quien se refiere, si no es así le
voy a solicitar que vuelva y relea, estudie más y no pase adelante hasta que el punto le sea
aclarado. Doy por entendido que usted amigo lector ya ha estudiado y repasado con
oración todo este tratado. De aquí en adelante debemos hacer lo que hizo Guillermo Miller
para poder tener un conocimiento profundo de las profecías, veamos cual es el consejo de
Elena de White:
1. Discernir que en la palabra de Dios podemos encontrar a Aquel que puede darnos la
salvación.
2. Poner a un lado toda opinión preconcebida.
3. Comparar pasaje con pasaje con ayuda de concordancias.
4. Estudiar la profecía de manera metódica. Leer versículo por versículo y no pasar a otro
hasta que el que está en estudio sea aclarado completamente.
5. Reconocer a cada palabra el sentido del contexto.
Para ampliar este tema, leer el capítulo Una Profecía Significativa del Conflicto de los
Siglos, páginas 366 a 368 especialmente. Ahí está el mejor manual del mundo para
entender correctamente las profecías de la palabra de Dios.
Para no andar con rodeos al brillante caso de Apocalipsis 17:10 voy a dar la respuesta de
una vez y luego procederemos a analizarla. Pregunto ¿Por qué el ángel que le mostró la
visión al profeta Juan afirmó cinco reyes han caído? La respuesta es simple y a la vez
profunda:
1. Porque aún no ha llegado el tiempo en que los diez cuernos repudien a la ramera, la
devoren y la quemen (Apoc. 17:16). Porque aún no ha caído Babilonia. Aún no ha llegado
el estado predicho por el segundo ángel de Apocalipsis 14. Es una cabeza viva que
gobierna como “UNO ES” y aún no ha caído, es decir, la sexta. ¿Qué poder se puso al
frente después que la bestia sufrió la herida mortal? La gran ramera.
2. Porque aún no ha llegado la “hora” en que reine la séptima cabeza, es decir, el octavo
rey pero que es de entre los siete. Es una cabeza reservada para el futuro, no existe en el
presente ni mucho menos en el pasado ¿Cómo va a caer? ¿Quién pondrá la cara cuando los
diez cuernos de Apocalipsis 17 la destruyan? ¿Quién seguirá gobernando si la séptima
cabeza se encuentra en condición caída? El octavo rey se pone al frente del asunto como si
fuera la séptima cabeza. Es un octavo pero hará parte de los siete reyes.

Vivimos el tiempo del ramerismo. La ramera está sentada como reina (Apoc. 18:7)
sobre la bestia (Apoc. 17:3) escarlata. Es ella quien prepara el camino hacia una completa
apostasía religiosa sobre el mundo entero. Sus habitaciones se están atiborrando cada día
de demonios; se está engordando de toda ave inmunda y aborrecible. “Y oí otra voz del
cielo, que decía: Salid de ella, pueblo mío, para que no seáis partícipes de sus pecados, ni
recibáis parte de sus plagas; porque sus pecados han llegado hasta el cielo, y Dios se ha
acordado de sus maldades” (Apoc. 18:4).
Las consecuencias funestas de la gran apostasía por parte de la iglesia judía al
transformarse en ramera dieron como resultado el establecimiento del poder papal, es
decir, una unión política-religiosa, un sistema teocrático inventado por el diablo para
extirpar la herejía. San Pablo declaró: Respecto al día de la segunda venida de Cristo: "Ese
día no puede venir, sin que venga primero la apostasía, y sea revelado el hombre de
pecado, el hijo de perdición; el cual se opone a Dios, y se ensalza sobre todo lo que se
llama Dios, o que es objeto de culto; de modo que se siente en el templo de Dios,
ostentando que él es Dios." (2 Tesalonicenses 2: 3, 4,.) Y además hace la siguiente
advertencia: "el misterio de iniquidad está ya obrando." (Vers.7). En su época, Pabló
observó una desmesurada ola de errores paganos introducidos en la iglesia de Cristo. Todo
esto no era más que un presagio del establecimiento de la iglesia romana, y en un sentido
más estricto de la Gran Ramera con poder, trono y autoridad. La declaración el misterio de
iniquidad está ya obrando, indica que la gran ramera ya obraba con el vino de su
fornicación, sus falsas doctrinas. La gran ramera quería dominarlo todo pero le faltaban
tres características esenciales: poder, trono y autoridad. Ella siempre buscó la forma de
sentarse sobre una bestia para dirigirla a su antojo pero siempre con resultados poco
alentadores. Pero llegó la hora, el día y el año señalado proféticamente en que había de
sentarse para reinar como siempre lo había soñado. El año 538 D.C., marcó su inicio hacia
esa carrera. Al tomar el poder, el trono y la autoridad que el diablo le concedió, no hizo
más que darle auge a la terrible supremacía de Roma durante 1260 años, es decir, a la
bestia semejante a un leopardo (Apoc. 13:1). Al leer estos párrafos cualquiera podría
pensar que el poder, trono y autoridad solo le fueron concedidos a la bestia. Si esto es así,
pidamos a Dios para que se cumpla en nosotros la promesa “Clama a mí, y te responderé, y
te enseñaré cosas grandes y ocultas, que tú no sabes” (Jeremías 33:3) Necesitamos
escudriñar mejor la palabra de Dios a fin de descubrir tesoros que no tenemos ni idea de
que allí existan.
Recordemos una cita que leímos anteriormente: “La mujer Babilonia de Apocalipsis 17
está descrita como "vestida de púrpura y escarlata, y adornada de oro y piedras preciosas y
perlas, teniendo en su mano un cáliz de oro, lleno de abominaciones, es decir, las
inmundicias de sus fornicaciones; y en su frente tenía un nombre escrito: Misterio:
Babilonia la grande, madre de las rameras." El profeta dice: "Ví a aquella mujer
embriagada de la sangre de los santos, y de la sangre de los mártires de Jesús." Se declara
además que Babilonia "es aquella gran ciudad, la cual tiene el imperio sobre los reyes de la
tierra." (Apocalipsis 17: 4 - 6, 18, V.M.) La potencia que por tantos siglos dominó con
despotismo sobre los monarcas de la cristiandad, es Roma. La púrpura y la escarlata, el oro
y las piedras preciosas y las perlas describen como a lo vivo la magnificencia y la pompa
más que reales de que hacía gala la arrogante sede romana. Y de ninguna otra potencia se
podría decir con más propiedad que estaba "embriagada de la sangre de los santos" que de
aquella iglesia que ha perseguido tan cruelmente a los discípulos de Cristo. (Conflicto de
los Siglos. Pág. 433-434).
Aquí hay dos palabras claves “ROMA”, “IGLESIA”. Elena de White se atreve a decir con
nombre propio que Babilonia la gran ramera es la iglesia romana. Deberíamos
preguntarnos ¿Son la bestia y la gran ramera el mismo ente? No, pero están tan
intrínsecamente relacionados que pareciera que fueran hechos el uno para el otro y uno
mismo a la vez. La ramera es un poder religioso, la bestia es una unión estado-religión,
poder civil aliado con poder religioso, sistema teocrático que usa la religión para la
imposición de sus dogmas. La bestia no puede hacer nada sin el control de la mujer, y la
mujer no puede hacer nada si la bestia no la lleva, esto explica porque la bestia de
Apocalipsis 17 trae a una mujer.
Recordemos otra cita: “En el siglo sexto el papado concluyó por afirmarse. El asiento de su
poder quedó definitivamente fijado en la ciudad imperial, cuyo obispo fue proclamado
cabeza de toda la iglesia. El paganismo había dejado el lugar al papado. El dragón dio a la
bestia "su poder y su trono, y grande autoridad." (Apocalipsis 13: 2, V.M.; véase el
Apéndice.) Entonces empezaron a correr los 1260 años de la opresión papal predicha en las
profecías de Daniel y en el Apocalipsis”. (Daniel 7:25; Apocalipsis 13:5-7) (Conflicto de
los Siglos. Pág. 59). ¿Dónde quedó fijado el asiento? En la ciudad imperial, es decir, Roma
la bestia. ¿Quién fue el que se sentó en ese asiento? El obispo de Roma, la iglesia, la gran
ramera fue proclamada cabeza de toda la cristiandad. Aquí vemos a las claras el
establecimiento de dos reyes terrenales, Roma por un lado con trono, poder y autoridad, y a
la gran ramera también con trono poder y autoridad.
Dios amonesta a su pueblo “Salid de ella pueblo mío para que no participéis de sus
pecados y no recibáis de sus plagas” (Apoc. 18:4). Debe ser una horrenda decisión el tener
que quedarse apegado a las cosas de este mundo cuando Dios ha provisto todos los medios
para vivir con Él eternamente. La advertencia está dada, la destrucción de semejante
potencia está predicha para que no tengamos excusas. “Por eso, en un solo día vendrán sus
plagas: muerte, llanto y hambre. Y será consumida por el fuego, porque el Señor Dios que
la juzgará es poderoso. Cuando los reyes de la tierra que han fornicado con ella y han
vivido en deleites, vean el humo de su incendio, llorarán y se lamentarán sobre ella. Se
quedarán lejos por el temor de su tormento, y dirán: '¡Ay, ay de la gran Babilonia, aquella
fuerte ciudad! ¡En una hora vino tu juicio!' (Apoc. 18:9-10). La Babilonia literal que en
tiempos de antaño estuviese enseñoreada sobre el río Eufrates (Jer. 51: 12-13, 63-64) hoy
también se sienta sobre las muchas aguas, es decir, sobre los moradores de la tierra que se
han embriagado con sus falsas doctrinas. Los reyes de la tierra que han vivido en sus
deleites, gozándose con su mercadería, tarde o temprano descubrirán cuan vano fue poner
su mirada en el error; cuando se den cuenta será demasiado tarde y, ellos que tanto se
jactaron de su reina, ellos mismos se irán contra ella y la quemarán (Apoc. 17:16). Pero
será Jesús con la séptima plaga y su segunda venida quien la destruya completamente
(Apoc. 18: 17-21). No quedará sobre la tierra alguna gota de agua que viva para seguir
engañando. Lo predicho está escrito y su cumplimiento es perfecto.
“El séptimo ángel derramó su copa por el aire; y salió una gran voz del templo del
cielo, del trono, diciendo: Hecho está. Entonces hubo relámpagos y voces y truenos, y un
gran temblor de tierra, un terremoto tan grande, cual no lo hubo jamás desde que los
hombres han estado sobre la tierra. (Apoc. 16: 17, 18). Necesitamos estudiar el
derramamiento de la séptima plaga. Las potencias del mal no abandonarán el conflicto sin
lucha. En medio de los cielos conmovidos hay un claro de gloria indescriptible, de donde
baja la voz de Dios semejante al ruido de muchas aguas, diciendo: "Hecho es" (Apoc. 16:
17). Esa misma voz sacude los cielos y la tierra. Síguese un gran terremoto, "cual no fue
jamás desde que los hombres han estado sobre la tierra" (vers. 18). El firmamento parece
abrirse y cerrarse. La gloria del trono de Dios parece cruzar la atmósfera. Los montes son
movidos como una caña al soplo del viento, y las rocas quebrantadas se esparcen por todos
lados. Se oye un estruendo como de cercana tempestad. El mar es azotado con furor. Se
oye el silbido del huracán, como voz de demonios en misión de destrucción. Toda la tierra
se alborota e hincha como las olas del mar. Su superficie se raja. Sus mismos fundamentos
parecen ceder. Se hunden cordilleras. Desaparecen islas habitadas. Los puertos marítimos
que se volvieron como Sodoma por su corrupción, son tragados por las enfurecidas olas.
"La grande Babilonia vino en memoria delante de Dios, para darle el cáliz del vino del
furor de su ira" (vers. 19). Pedrisco grande, cada piedra, "como del peso de un talento"
(vers. 21), hace su obra de destrucción. Las más soberbias ciudades de la tierra son
arrasadas. Los palacios suntuosos en que los magnates han malgastado sus riquezas en
provecho de su gloria personal, caen en ruinas ante su vista. Los muros de las cárceles se
parten de arriba abajo, y son libertados los hijos de Dios que habían sido apresados por su
fe. (Maranatha, El Señor Viene. Pág. 279).
La sexta cabeza de la bestia de Apocalipsis 17 es precisamente la que ahora
gobierna. “Cinco han caído, uno es y el otro aún no ha venido. Y cuando venga durará
breve tiempo” (Apoc. 17:10). La expresión “UNO ES” indica que el poder papal gobierna
sin autoridad a partir de 1798. A partir de ese momento todas las cabezas o el cuerno
pequeño continuaron viviendo en condición caída.
En nuestros tiempos hay libertad religiosa, cada quien es libre de profesar su credo, pero la
bestia y sus diez cuernos muy pronto tendrán la oportunidad de gobernar como reyes por
una hora. “Los diez cuernos que viste son diez reyes que aún no han recibido reino, pero
recibirán autoridad por una hora como reyes junto con la bestia” (Apoc. 17:12). Las
coronas que aparecen en la primera bestia de Apocalipsis 13 semejante a un leopardo,
ahora en el capítulo 17 ya no aparecen. Ahora quien ostenta llevarla es la gran ramera. Ella
dice en su corazón “Estoy sentada como reina” (Apoc. 18:7). La gran ramera hace su
aparición en el momento en que el cuerno pequeño está caído, en el periodo en que la
bestia “NO EXISTE O NO ES” (Apoc. 17:8,11). ¿Por qué no aparece en la primera bestia
de Apocalipsis 13? La respuesta es simple. La gran ramera es un poder religioso apóstata,
la bestia una unión estado-iglesia. Y así como Dios estaba escondido en Cristo porque
también es Dios, la mujer estaba escondida en la bestia porque es del diablo, y era el
espíritu y el aliento de la bestia. Así se mostraba como realmente fue: una bestia diabólica
porque el espíritu de Babilonia tenía poseído en ese tiempo a la iglesia romana. La bestia al
perder su supremacía temporal, todas sus cabezas se vinieron abajo. Yo creo que el diablo
se tapó la cara de la rabia y se preguntó ¿Ahora quien va a gobernar? Su mente se le
iluminó: ¡Tocará que sea la gran ramera sin el poder civil! Primero con cara amable no sea
que también la destruyan antes de tiempo, luego con vestidos de diversos credos religiosos,
con excelentes relaciones diplomáticas con los reyes de este mundo, en fin, aguantarse por
un tiempo el fingir ser buena gente. ¿Sabía usted que el mismo espíritu que poseyó a la
iglesia de antaño está poseyendo al mundo religioso actual? Deberíamos preguntarnos
seriamente si en mí existe ese espíritu, si es así, el único que puede librarnos de semejante
mal es Cristo Jesús.
Vivimos en el periodo profético de los diez reyes y la bestia de Apocalipsis 17 sin la
autoridad para el desarrollo del espíritu de intolerancia y persecución. ¿Por qué? Por la
herida mortal que recibió el cuerno pequeño en 1798. Ahí murió su supremacía tiránica y
dio paso al continuismo del misterio de iniquidad en condición caída. Así como la pérdida
de dominio de la bestia terrible y espantosa descrita en Daniel 7 dio paso al nacimiento y
desarrollo del sistema papal, ahora con la pérdida de su dominio en 1798 se despejó el
camino al misterio de iniquidad en representación de la gran ramera a fin de llevar a cabo
la consumación total de su plan diabólico.
En este último párrafo, una de las cosas que nos debe quedar claro es que el ángel trasladó
a Juan en visión al momento profético de los diez reyes y la bestia sin autoridad tiránica.
Recordemos quienes son los diez reyes: el protestantismo apóstata que dará vigor a la
tiranía suprema del papado. Esto se cumplirá en los Estados Unidos de Norteamérica
cuando la bestia con cuernos de cordero hable como dragón y obligue no solo adorar a la
primera bestia y a su imagen, sino que ordena matar a todo el que no se deje colocar la
marca o el número de la bestia. Así que si bien es cierto que los diez cuernos representan al
poder religioso apóstata, en un sentido derivado es una alusión directa a la bestia con
cuernos de cordero pero que habla como dragón, es decir, Estados Unidos de
Norteamérica. ¿En qué momento vio la historia desarrollar a esta potencia? “Pero la bestia
con cuernos semejantes a los de un cordero "subía de la tierra." En lugar de derribar a otras
potencias para establecerse, la nación así representada debe subir en territorio hasta
entonces desocupado, y crecer gradual y pacíficamente. No podía, pues, subir entre las
naciones populosas y belicosas del viejo mundo, ese mar turbulento de "pueblos y
muchedumbres y naciones y lenguas." Hay que buscarla en el continente occidental.
¿Cuál era en 1798 la nación del nuevo mundo cuyo poder estuviera entonces
desarrollándose, de modo que se anunciara como nación fuerte y grande, capaz de llamar la
atención del mundo? La aplicación del símbolo no admite duda alguna. Una nación, y sólo
una, responde a los datos y rasgos característicos de esta profecía; no hay duda de que se
trata aquí de los Estados Unidos de Norteamérica. (Conflicto de los Siglos. Pág.494).
Esta nación se vio desarrollar como potencia justamente cuando el cuerno pequeño recibió
la herida mortal. Los diez cuernos de Apocalipsis 17 surgieron para ese tiempo a fin de
continuar con más fuerza su desarrollo predicho como potencia civil y religiosa.

“Entonces fue abierto el Santuario de Dios que está en el cielo, y quedó a la vista el
Arca de su Pacto en su Santuario. Y hubo relámpagos, voces y truenos, y un terremoto y
una fuerte granizada. (Apoc. 11:19). “El arca del pacto de Dios está en el lugar santísimo,
en el segundo departamento del santuario. En el servicio del tabernáculo terrenal, que
servía "de mera representación y sombra de las cosas celestiales", este departamento sólo
se abría en el gran día de la expiación para la purificación del santuario. Por consiguiente,
la proclamación de que el templo de Dios fue abierto en el cielo y fue vista el arca de
su pacto, indica que el lugar santísimo del santuario celestial fue abierto en 1844,
cuando Cristo entró en él para consumar la obra final de la expiación. Los que por fe
siguieron a su gran Sumo Sacerdote cuando dio principio a su ministerio en el lugar
santísimo, contemplaron el arca de su pacto. Al estudiar el asunto del santuario, llegaron a
entender que se había realizado un cambio en el ministerio del Salvador, y vieron que
estaba oficiando entonces como intercesor ante el arca de Dios, y que ofrecía su sangre en
favor de los pecadores”. (Conflicto de los Siglos. Pág. 122).
“La mención de una fecha precisa para el juicio, en la proclamación del primer mensaje,
fue ordenada por Dios. El cómputo de los períodos proféticos en que se basa ese mensaje,
que establecen el fin de los 2.300 días en el otoño de 1844, puede subsistir sin
inconveniente” (Conflicto de los siglos. Pág. 510).
"Estuve mirando -dice el profeta Daniel- hasta que fueron puestos tronos; y se sentó un
Anciano de días, cuyo vestido era blanco como la nieve, y el pelo de su cabeza como lana
limpia; su trono llama de fuego, y las ruedas del mismo, fuego ardiente. Un río de fuego
procedía y salía de delante de él; millares de millares le servían, y millones de millones
asistían delante de él; el juez se sentó, y los libros fueron abiertos" (Dan. 7: 9, 10).
Así se presentó a la visión del profeta el día grande y solemne cuando los caracteres y las
vidas de los hombres pasarán en revista delante del Juez, de toda la tierra, y cuando a todos
los hombres se les dará "conforme a sus obras". El Anciano de días es Dios, el Padre. El
salmista dice: "Antes que naciesen los montes y formases la tierra y el mundo, desde el
siglo y hasta el siglo, tú eres Dios" (Sal. 90: 2). Es él, el Autor de todo ser y de toda ley,
quien debe presidir en el juicio. Y "millares de millares. . . y millones de millones" de
santos ángeles, como ministros y testigos, están presentes en este gran tribunal.
"Y he aquí con las nubes del cielo venía uno como un hijo de hombre, que vino hasta el
Anciano de días, y le hicieron acercarse delante de él. Y le fue dado dominio, 127 gloria y
reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran; su dominio es dominio
eterno, que nunca pasará, y su reino uno que no será destruido" (Dan. 7: 13, 14). La
venida de Cristo que se describe aquí no es su segunda venida a la tierra. El viene
hacia el Anciano de días en el cielo para recibir el dominio y la gloria, y un reino, que se le
dará a la conclusión de su obra de Mediador. Es esta venida, y no su segundo advenimiento
a la tierra, la que la profecía predijo que habría de realizarse al fin de los 2.300 días, en
1844. Acompañado por ángeles celestiales, nuestro Sumo Sacerdote entró en el lugar
santísimo, y allí, en la presencia de Dios, dio principio a los últimos actos de su ministerio
en beneficio del hombre, a saber, cumplir la tarea del juicio y hacer obra de expiación por
todos los que resulten tener derecho a ella. “Pero se sentará el tribunal en juicio, y le
quitarán su dominio, para que sea destruido por completo y para siempre”. (Daniel 7:26).
Según Daniel 7:10, 26, se sentó un tribunal para llevar a cabo el juicio investigador, era
Cristo entrando en el lugar santísimo del Santuario celestial para consumar su obra final de
expiación.
¿Qué tiene que ver todo esto con Apocalipsis 17? Mucho e indica que después del juicio
investigador, al cuerno pequeño le quitarían su dominio para siempre y, el reino y la
majestad sería dada al verdadero pueblo de Dios. La herida mortal que recibió en 1798 no
se refiere a esta pérdida de dominio, pues sabemos que en el futuro la herida sanará y la
bestia tendrá nuevamente dominio pero será por una hora, es decir, un breve tiempo. La
herida mortal sirvió para quitarle al papado su supremacía temporal y eso fue lo que
originó el surgimiento de una bestia sin autoridad, siete cabezas en condición caída, el
surgimiento del gobierno del poder religioso sin el apoyo del estado en cabeza de la gran
ramera y el levantamiento poderoso de los diez cuernos como potencia civil y religiosa.

A estas alturas ya nuestra mente debe tener esclarecido el porque la sexta cabeza
gobierna y la séptima no ha venido. Ahora es fácil inferir por que el ángel le dijo al profeta
Juan cinco reyes han caído. “…Cinco han caído” no es más que una sabia declaración para
demostrar:
1. El decaimiento espiritual generalizado en el que se encuentran sumidos los moradores de
la tierra, especialmente el mundo que se llama así mismo cristiano, el cual se ha
contaminado con el vino de Babilonia por haber rechazado la verdad bíblica. Semejante
decaimiento será completo cuando todas las naciones beban del vino del furor de la
fornicación de la Gran Ramera, la madre de todas las abominaciones de la tierra, entonces
será la hora cuando Dios ejecute su obra de destrucción contra todos estos poderes
satánicos. Los grandes reyes o monarcas de la cristiandad se presentan bajo esta condición
caída por la causa descrita en el versículo dos “…Con la cual han fornicado los reyes de la
tierra, y los moradores de la tierra se han embriagado con el vino de su fornicación”. El
texto es claro al denunciar a la fornicación como la causa principal, y bien podría
denominársele, a esta caída, ¡APOSTASÍA! ¡MUERTE ESPIRITUAL!, y Roma es la gran
responsable de tanta impenitencia.
Muy pronto veremos cumplirse las palabras del profeta: “Un segundo ángel lo siguió,
diciendo: ¡Ha caído, ha caído la gran Babilonia!, porque ha dado a beber a todas las
naciones del vino del furor de su fornicación”. (Apoc. 14:8).
2. La caída de la supremacía papal. Todo el sistema sufrió una herida mortal que hasta el
día de hoy no ha podido sanarse completamente. La caída de estos cinco reyes es lo mismo
que si hubieran caído una, dos, tres, cinco o siete. El brillante caso se resuelve entonces al
saber que la sexta cabeza gobierna sin autoridad, es decir, la bestia NO ES, NO EXISTE.
La gran ramera deja de ocultarse en la bestia de antaño y saca su verdadera cara para
gobernar como la sexta cabeza. Y la séptima cabeza no puede contarse porque aún no ha
venido, está reservada para lo porvenir. Podemos deducir que con la herida mortal todo el
sistema se vino abajo, la bestia semejante a un leopardo con siete cabezas y diez cuernos se
derrumbó. La supremacía le fue quitada a la Iglesia Romana. Entonces el diablo, quién
nunca se queda tranquilo porque anda como león rugiente buscando a quien devorar, se
ingenió dos estrategias para consumar su última gran lucha sobre esta tierra, a saber,
levantar de las siete cabezas caídas a dos de ellas, la sexta para preparar el camino de la
consumación de la gran apostasía y la séptima para destruir al verdadero pueblo de Dios,
sin embargo, el cien por ciento de la bestia de siete cabezas será destruido con el poder, la
gloria y la magnificencia de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo. A Él sea la honra por
los siglos de los siglos, amén.
Para una comprensión mejor del brillante caso de Apocalipsis 17:10, estudiar el siguiente
cuadro comparativo.

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