TORIOS LECTURAS
EDUARDO LAPORTE
a portada del prximo nmero de octubre de Quimera, una de las revistas culturales con ms prestigio, que se edita en papel, llevar la foto del ganador del concurso convocado ad hoc. Una propuesta a priori inocente, bienintencionada, que no tard en provocar rechazo en las redes sociales y comentarios como este: La revista Quimera, otro medio ms que mediante un concursito busca quien le haga gratis la portada y ceda los derechos de esa imagen a cambio de nada. Qu hartura... Cuando se va a respetar el trabajo creativo? Si quieren una foto guay para su portada, que la compren en un banco de imgenes o que paguen al fotgrafo. No es poca la suspicacia con que se reciben propuestas como estas, sobre todo si implican dejar de pagar por un servicio que antes se pagaba. Aunque no hay que olvidar que los costes de una revista como Quimera son muchos por lo que, en aras de su supervivencia (en primavera ha habido una reestructuracin de la plantilla), se pueden entender decisiones como la del concurso. Otros han tenido menos suerte, como Diario Kafka, una publicacin cultural que naci al abrigo de diario.es, aunque independiente financieramente, y cuya vida editorial no super los cinco meses: noviembre 2012abril 2013. Tambin molesta la proliferacin en la red de revis-
Pagar o no pagar
Lo gratuito desprestigia el oficio y la cantidad de firmas perjudica la calidad y la coherencia, porque genera ausencia de lnea editorial. De este modo algo que supuestamente es fresco perpeta modelos antiguos de la vieja guardia. Lo dice Jordi Corominas, poeta y periodista cultural, a propsito de las revistas que no pagan y que aaden colaboradores sin un filtro aparente. Tan encendida es su defensa de los medios que retribuyen a los colaboradores que Corominas sugiere que las revistas que pagan lo destaquen de algn modo visible dentro de la publicidad, a modo de sello de calidad. Parecida opinin sostiene Recaredo Veredas, quien fuera subdirector y fundador de Culturamas, ahora al frente de Micro-Revista, inaugurada en primavera de 2013. No voy a desacreditar los proyec-
digital, que ha celebrado su primer ao de existencia. Vieron que haba un sector necesitado de cobertura y se pusieron manos a la obra. En el caso de Micro-Revista, su director reconoce que naci por la poca oferta de revistas netamente literarias en la Red, cosa que no son Jot Down o Culturamas, ya que abordan varios temas culturales y en el caso de la primera, cuestiones de