UNIVERSIDAD
PEDAGOGICA UNIVERSIDAD PEDAGÓGICA NACIONAL
NACIONAL
MAESTRIA EN EDUCACION
SEGUNDO SEMESTRE
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ZACATLAN PUE. A 24 DE JUNIO DE 2009.
INTRODUCCION.
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relaciones y procesos sociales. La formación implica un proceso histórico de
apropiación de la cultura.
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LA FORMACION DOCENTE: MODELOS Y TENDENCIAS
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forma de acuerdo con Lella (1999) es posible identificar los siguientes modelos
y tendencias:
El modelo práctico – artesanal concibe a la enseñanza como una
actividad artesanal, un oficio que se aprende en un taller, el conocimiento
profesional se transmite de generación en generación y es el producto de un
largo proceso de adaptación a la escuela y a sus funciones de socialización.
El modelo academicista especifica que lo esencial de un docente es su sólido
conocimiento de la disciplina que enseña, la formación así llamada pedagógica
– como si no fuera también disciplinaria – pasa a un segundo plano y suele
considerarse superficial y hasta innecesaria.
El modelo tecnicista eficientista apunta a tecnificar la enseñanza sobre la base
de esta racionalidad, con economía de esfuerzos y eficiencia en el proceso y
los productos, el profesor es esencialmente un técnico.
El modelo hermenéutico – reflexivo supone la enseñanza como una actividad
compleja, en un ecosistema inestable, sobrederminado por el contexto –
espacio – temporal y sociopolítico – y cargada de conflictos de valor que
requieren opciones éticas y políticas, el docente debe enfrentar, con sabiduría y
creatividad, situaciones practicas imprevisibles que exigen a menudo
resoluciones inmediatas para los que no sirven reglas técnicas ni recetas de la
cultura escolar.
Messina (1999) señala que la función del profesor no es la misma
siempre, porque cambia el alumno: hoy llega a la escuela con un bagaje
cultural amplio, con abundantes datos servidos por agentes de comunicación
interesados, con un caudal de experiencias y de conocimientos fragmentarios y
poco contrastados. Cambia, pues, la tarea que la escuela ha de realizar.
La escuela ha de ayudarle a reconstruir críticamente el conocimiento
vulgar, ha de facilitarle criterios para analizar y relacionar los datos, y brindarle
planteamientos para la aplicación racional y justa del saber: perspectiva
técnica: en esta concepción el profesor esta considerado como un técnico y la
enseñanza como una ciencia aplicada, la naturaleza de los procesos que el
profesor trabaja está explorada por investigadores y expertos diferentes a los
profesores. Perspectiva practica, frente a la perspectiva que considera al
profesor como un ejecutor de las prescripciones y aplicador de las teorías que
otros elaboran, se encuentra la perspectiva practica que concibe al profesor
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como un profesional que reflexiona, diagnóstica, investiga y actúa de forma
autónoma y critica.
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y proporcionan elementos para la reflexión y el análisis sobre sus fundamentos
teóricos y su efectividad para obtener los resultados previstos.
La formación docente es uno de los temas debatidos en el nivel de la
formulación de políticas y se cuestiona su eficacia en la preparación de los
maestros para llevar a cabo las funciones previstas en relación con el
aprendizaje de los estudiantes. En la actualidad existe una mayor conciencia
del poder de la educación para generar las transformaciones sociales y
económicas que hacen competitivos a los países en el mundo de hoy y, a la
vez, cierto escepticismo en cuanto al desempeño correcto de los maestros y la
formación docente en tal sentido.
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formas de financiamiento, ingresa la evaluación, hace obligatoria la secundaria
y amplia el calendario escolar. La educación básica se reformo, mas no así la
formación inicial de los educadores, sino años después, por lo que se un
desfase entre ambos niveles.
Con el nombre genérico de "formación de docentes" se designan, en
este escrito, las funciones de formación inicial, actualización, superación,
capacitación y nivelación de docentes, las cuales pueden describirse
brevemente de la siguiente manera:
a) Formación inicial: preparación profesional para la docencia (especializada en
algún nivel o área educativa) con obtención de un título de licenciatura que
avala el ejercicio de la misma.
b) Actualización: profundización y ampliación de la formación inicial
incorporando nuevos elementos (disciplinares, metodológicos, tecnológicos,
etc.) sin conducir necesariamente a la obtención de un grado académico.
c) Superación: profundización y ampliación de la formación inicial mediante
programas de posgrado para profesionales de la educación (puede entenderse
como una modalidad de la actualización).
d) Capacitación: formación para la docencia a profesores que ejercen sin
haberla tenido, puede conducir a la obtención de un grado académico.
e) Nivelación: complementación de la formación inicial a docentes que no
obtuvieron el grado de licenciatura, para que lo obtengan.
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Por consiguiente, el Estado establece el marco para la formación
docente a través de normas y criterios de evaluación e institucionaliza un
procedimiento para controlar la calidad de los programas que ofrecen diversas
instituciones públicas y privadas. Dada la naturaleza de los criterios
establecidos por el organismo nacional creado con tal fin, las consecuencias
prácticas de ese cambio de funciones son la sustitución del concepto de
formación de docentes con una amplia gama de aptitudes, incluida la
capacidad de investigación reflexiva y de acción, por un concepto basado en la
aplicación de técnicas específicas. Los programas de formación docente deben
demostrar su capacidad de alcanzar objetivos prácticos cuantificables,
asegurando así al
Estado que ofrecen “calidad a cambio de dinero”. Ello equivale, en opinión
de Elliott, a evaluar los programas no tanto en función de lo bien que preparan
a los nuevos maestros para hacer frente a la dificultad de enseñar en
determinados contextos, sino teniendo en cuenta cuál es la “ecuación óptima
entre insumos y productos”.
Algunas líneas estratégicas para el desarrollo profesional y humano de
los docentes.
Nuestra práctica cotidiana de gestión educativa a nivel ministerial se
caracteriza, entre otros elementos, por la urgencia en la adopción de medidas
de política; en nuestro caso particular, las referidas al campo de la formación
docente.
Decidimos participar en Seminarios o Talleres como este con la
expectativa de conocer propuestas concretas, de obtener nuevas ideas
practicas, para poder tomar decisiones que nos permitan optimizar nuestros
recursos crecientemente escasos, a la vez que mejorar la calidad y eficiencia
de nuestro programas. Anhelamos que estas instancias no sean teoricistas sino
muy concretas, muy prácticas. Se trata de partir de nuestra práctica y
enriquecerla en el intercambio con pares.
Teorías implícitas cuando recomendamos o adoptamos tales o cuales
estrategias educativas, aunque no siempre seamos conscientes de ellas.
Específicamente, las políticas de formación docente que estamos
implementando o queremos diseñar están sustentadas por determinadas
teorías, modelos o tendencias. La encomienda social de garantizar eficientes
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resultados de aprendizaje para todos los alumnos implica un aumento real de
tareas del docente, originando la crónica sensación de sobrecarga de trabajo.
Estamos en los umbrales de un cambio largamente anunciado y
profundamente temido. La formación docente de grado resulta el objeto de
cambio en cuestión y como docente formadora de formadores, necesito
formular mis propias hipótesis, para encontrar alternativas que den sentido al
des empeño que deberemos protagonizar en breve.
Los recorridos conceptuales de la formación docente de los últimos
tiempos han priorizado los enfoques mas actualizados de la psicología, la
sociología, la lingüística, la ciencia, la concepción ética del hombre y,
concordantemente, los conceptos de aprender y enseñar. Esto significa que tal
vez sea poco los no acordado por el cuerpo de profesores acerca de que tienen
que saber nuestros alumnos para ser buenos enseñantes.
Sin embargo, si bien los acuerdos conceptuales de fondo existen, la
introducción de una reforma como la prevista puede hacer perder de vista lo
esencial y lograr qué atendamos a los que se ve en superficie, por los cual
sería necesario que, hacia el interior de los Profesorados, pudiéramos:
• Formular problemas a partir de los temas más relevantes referidos a la
formación inicial.
• Diseñar nuestras propias redes conceptuales destinadas al análisis y
comprensión de dichos problemas.
• Rescatar todas las formas posibles de trabajo entra e intercatedras,
reforzando la importancia de las reuniones de trabajo y,
consecuentemente, del estudio autónomo de los alumnos.
• iniciar a los futuros maestros en la formulación de hipótesis de trabajo
que orienten una práctica docente más reflexiva, desde el comienzo de
su formación y no como corolario de la misma.
Si bien es cierto que estos propósitos se ven reflejados de hecho en las
prácticas docentes del nivel terciario, es probable que debamos sistematizarlas
y concretarlas en líneas de trabajo institucionales que tiendan a:
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condiciones de aprendizaje efectivo, para los mismos.
CONCLUSION
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Con esta experiencia, no puede permitirse que una reforma sea puesta
en marcha sin contar con los elementos necesarios para hacerla realidad:
elaborar un diagnóstico profundo del estado de la educación, tener un sólido
conocimiento de las instituciones que se quieren cambiar, incorporar a la
reforma las aspiraciones y las expectativas de los maestros e instituciones,
sobre todo la construcción informada de los discursos del cambio, así como la
estimación objetiva y la gestión efectiva de los recursos necesarios para cubrir
el costo económico que implica todo esto. Asimismo, se requiere pensar la
reforma como una estrategia integral que detone los cambios a lo largo de todo
el sistema, que no articula sólo los planes y programas de estudios, sino
también otras áreas: la infraestructura; la normatividad académica y laboral; el
financiamiento; el reclutamiento de los estudiantes, del personal y los tipos de
contratación; el desarrollo profesional de los maestros normalistas. Sobre todo,
es necesario intervenir con sensibilidad y cuidado en aquellos elementos que
dificulten su aplicación, para transformar sin erradicar totalmente de cada
institución, lo mejor de la cultura endógena de las escuelas, los intereses
políticos y gremiales, la fábula desde donde se piensa cada institución, la
identidad difusa de nuestras escuelas, etcétera; conjuntando desde ahí todos
estos saberes y propósitos en un programa de transformación de todo el
sistema de formación docente.
El conocimiento del que disponemos sobre las escuelas, generalmente se
elabora desde supuestos basados en el simple comentario, en el sentido
común y en apreciaciones construidas desde la práctica, cuando estamos en
servicio; este conocimiento muchas veces se contradice con la opinión que nos
formamos, como alumnos, de la escuela normal y, sobre todo, de sus
maestros. Sumadas a todo esto, se tejen las demandas insatisfechas,
planteadas a las escuelas normales desde la visión de los prácticos: los
maestros de educación básica, los directores de escuela, los supervisores, la
autoridad educativa están en un sometimiento de las estructuras políticas de un
estado.
BIBLIOGRAFIA
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MODERNIZACION. Documento Rector Secretaria de Educación Pública.
Subsecretaria de Educación Básica y Normal.
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