BENAVENTE
“Cada persona, precisamente en virtud del misterio del Verbo de Dios hecho carne
( Cf. Jn 1, 14), es confiada a la solicitud materna de la Iglesia, por eso, toda
amenaza a la dignidad y a la vida del hombre repercute en el corazón mismo de la
Iglesia, afecta al núcleo de su fe en la encarnación redentora del Hijo de Dios, la
compromete en su misión de anunciar el Evangelio de la vida por todo el mundo y
a cada criatura (Cf. Mc 16, 15). La encíclica “Evangellium Vitae”de SS Juan
Pablo II ,explicita el carácter inviolable de la dignidad humana: “Todo hombre
abierto sinceramente a la verdad y al bien, aun entre dificultades e incertidumbres,
con la luz de la razón y no sin el influjo secreto de la gracia, puede llegar a
descubrir en la ley natural escrita en su corazón (Cf. Rm 2, 14-15) el valor sagrado
de la vida humana desde su inicio hasta su término, y afirmar el derecho de cada
ser humano a ver respetado totalmente este bien primario suyo.” (Cf. n.18).