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Domingo XIV del tiempo ordinario – C B

Lectio divina - Mc 6,1-6


1- “¿Quién es este…?”
La pregunta por la identidad de Jesús acompaña todo el
Evangelio de Marcos (Mc 1,27-28; 4,41; 6,2-4), despierta variadas
hipótesis sobre su persona (Mc 6,14-16; 8,27-28), Jesús mismo interpela
a los discípulos sobre Él (Mc 8,29).
Marcos presenta el núcleo del anuncio en 1,1, luego desarrolla el
relato en el cual se va revelando esta identidad (Mc 8,29: “Mesías”;
15,39: “Hijo de Dios), señalando los rechazos y los escándalos ante la
identidad de Jesús que se va manifestando en milagros y enseñanzas que
revelan la presencia de lo divino (Mc 1,22-26.32-34.40-42; 2,10-12…)
El texto con el que hoy rezamos es uno de estos, y tiene la
particularidad que se da en “su pueblo”, Nazaret (Mc 6,1.3-4; ver 3,20-
21).
Jesús va escondiendo su identidad como un secreto que no deja
develar a quienes lo reconocen (Mc 1,34.43-44; 3,11-12; 8,30)
Este secreto se debía a que la verdadera identidad de Jesús se
revelaría en la cruz, que la confesión de fe debía pasar primero por el
reconocimiento del Mesías-Hijo de Dios en el calvario (Mc 15,39). De
allí el diálogo de Jesús con Pedro (Mc 8,29-33). Ante la confesión de fe
de este y el anuncio de la pasión por parte de Aquel, Pedro es llamado
“Satanás” (adversario), por escandalizarse de la cruz y querer oponerse
a los planes de Dios. Es la falta de fe de su pueblo, de la que Jesús se
asombra (Mc 6,6); es el escandalizarse de Él que Él mismo les anunciará
a sus discípulos (Mc14,27.50.71-72), y que aún persistirá después de la
Resurrección (Mc 16,12-14).

Aparece en este texto (Mc 6,1-6) el contraste entre el plan de


salvación de Dios y la incredulidad de los hombres (Mc 6,4), falta de fe
que impide a Jesús manifestar acontecimientos de salvación (Mc 6,5).
Similar al relato del milagro en Gerasa (Mc 5,1-17), donde los habitantes
de aquel lugar, ante un signo tan manifiesto del poder de Dios, le piden a
Jesús que se alejara de ellos.
La muerte de Jesús suscitará en un pagano, no ya en un judío,
representados en el texto de hoy en los habitantes de Nazaret, la
confesión de fe más plena: “¡Verdaderamente, este hombre era Hijo de
Dios!” (Mc 15,39; Mc 11,22-23).
Tengamos en cuenta que Marcos escribe su Evangelio para
Cristianos convertidos del paganismo.

2- “Estaba asombrada…pero le faltaba fe”


La enseñanza y los milagros de Jesús despertaban asombro en
quienes escuchaban y veían (Mc 1,22; 2,12; 6,2), pero les faltaba fe,
tenían el corazón duro (Lc 4,16-24, en este relato Lucas deja bien de
manifiesto el rechazo, hasta el intento de homicidio). El endurecimiento
del corazón está favorecido por la manifestación del poder de Dios en
una forma frágil, aquí, en “el carpintero”; en los profetas, por ser
simplemente “hijo de hombre” (Ez 2,2-7) o muy frágil no “más que
viento” (Jer 5,11-14); en los apóstoles por ser necios, débiles, viles y
despreciables a los ojos mundanos (1Cor 1,26-29).
La apología que hace Pablo de su ministerio frente a los corintios
es un texto que nos ayuda a entrar en la realidad continua de este negarse
a aceptar el “modo” como Dios actúa, como se hace presente, los medios
que elige para realizar su obra (2Cor 11-12). La autenticidad del apóstol
está en su identificación con la Cruz de Cristo, con el misterio del
rechazo por parte del hombre a la Salvación que le llega como un regalo;
a la vez en la conciencia y experiencia de su debilidad (2Cor 11,30; 12,7-
10).
Siempre es posible cerrarse a la salvación, no nos es difícil
encontrar “razones” en nuestras mezquinas y cómodas razones que
justifican un modo de vida no siempre evangélico. Si nos falta fe en su
Persona, en la Iglesia, obstaculizamos su obra (Mc 6,5-6).
Jesús se convirtió en motivo de tropiezo para aquellos para
quienes venía como salvador (Mc 6,3; Jn 1,11; ese fue el anuncio de
Simeón a María Lc 2,34).

“No es… hermano de Santiago, de José, de Judas, y de Simón?


¿Y sus hermanas no viven aquí entre nosotros? (Mc 6,3) Este texto es
usado en la objeción de la Virginidad de María, sólo remito al nº 500 del
Catecismo de la Iglesia Católica, es muy claro en la explicación.

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