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Domingo XV durante el año – c B

Lectio Divina – Mc 6,7-13


1- “Llamó a los doce”: Jesús los asoció a su obra (v 7.13)
La obra que Jesús vino a realizar le pertenece por voluntad del Padre. Él
asoció a los Apóstoles de manera particular a esta obra: los amó, los eligió, los
llamó, los instruyó, los envió (Mc 3,13-15), a la vez que les compartió su
poder y el anuncio del Reino que ya está operando en el mundo (Mc 6,7; Mc
1,14-15.38-39; Lc 7,18-23). Los consagra en su oración en la última cena (Jn
17,1-19).
En este texto aparece referido el sacramento de la unción de los enfermos
(“…curaron a numeroso enfermos, ungiéndolos con óleo” v13); práctica que
los Apóstoles realizaron y aconsejaban ya en su ministerio (Sant 5,13-15)
“El óleo cura las fatigas, y es causa de la luz y de la alegría. El óleo de la
unción significa, pues, la misericordia de Dios, el remedio de la enfermedad y
la iluminación del corazón, obras todas de la oración”. Pseudo-Crisóstomo
“Significa también la gracia del Espíritu Santo, por la cual descansamos de
los trabajos y recibimos la luz y la alegría espiritual”. Teofilacto
“Aquí se manifiesta que esta costumbre de la santa Iglesia de ungir a los
endemoniados y a cualquier enfermo con óleo consagrado por la bendición
pontifical, fue introducida por los mismos apóstoles”. Beda

2- “No llevaran para el camino…” (v 8-10)


En los v 8-9 Jesús hace ver que la obra es suya, no les faltará lo necesario a
los que son asociados a ella, además que la eficacia a esta obra le viene del
poder del que los envía, no de los medios con los que cuentan. Los invita así a
un desinterés material (1Tim 6,3-10), a la confianza en la providencia (Lc
12,22-32; Jr 1,8-9) y a considerar que la gran riqueza que posee el Apóstol es
Jesucristo mismo y su gracia, su poder (Hech 3,1-8).
El Apóstol puede hacer suya la oración del salmo 121(120),1-4.
“Tanta debe ser la confianza en Dios del que predica, que ha de estar seguro
de que no ha de faltarle lo necesario a la vida, aunque él no pueda
procurárselo, puesto que no debe ocuparse menos de las cosas eternas por
ocuparse de las temporales”. Beda
“El Señor les impuso también este precepto, para que por su parte
manifestasen cuán distante de ellos estaba el deseo de riqueza”. Pseudo-
Crisóstomo
“Les enseña igualmente así, que no deben desear ningún presente o regalo,
porque viendo que no tienen nada los apóstoles, confíen en ellos los que los
oigan predicar la pobreza”. Teofilacto
“Por esto San Marcos, diciendo que calcen sandalias, advierte que debe
darse a este calzado una significación mística, puesto que, no dejando
cubierto al pie por arriba ni por debajo desnudo, da a entender que no deben
ocultar el Evangelio, ni apoyarse en las comodidades terrenas. Y por lo que
hace a no tener ni llevar dos túnicas, ¿qué otra cosa les advierte, sino que
deben andar sencillamente y no con doblez”. San Agustín
“No es, pues, el Evangelio una cosa venal, que se predica por un salario
temporal. Porque si así fuera vendible, a muy bajo precio sería vendida una
cosa tan grande. Exijan, pues, del pueblo los predicadores el sustento
indispensable para las necesidades de la vida y de Dios la recompensa de su
ministerio. Lo que el pueblo da a los que lo evangelizan, no lo hace por
caridad, sino que se lo da como un deber, a fin de que atiendan a sus
necesidades y de esta manera puedan continuar evangelizando”. San Agustín

3- “Sacudan hasta el polvo de sus pies” (v 11)


Jesús les advierte del rechazo al que se someterán (Mt 10,17-33), como le
pasó a Él (Mc 6,16; Lc 4,28-30 – Domingo XIV Durante el año cB), como le
sucedió al precursor, Juan Bautista (Mc 6,17-29). Los Apóstoles pronto
experimentaron el rechazo por parte de aquellos a quienes anunciaban el
Evangelio (Hech 13,51).
“…los pies de los Apóstoles señalan la obra y marcha de la predicación. El
polvo de que se manchan, es una figura de la ligereza del pensamiento
humano, de la que no están exentos los más grandes sabios, puesto que están
continuamente preocupados e intranquilos del modo de dirigir
convenientemente a sus oyentes y marchando por todas las sendas del mundo,
no hacen más que recoger con sólo los pies el polvo de la tierra. Y aquellos
que desprecian la enseñanza de los Apóstoles, convierten en testimonio de su
propia condenación, sus trabajos, sus peligros y sus preocupaciones. Lo
contrario sucede a los que reciben la palabra: sacan lecciones de humildad
de las aflicciones y cuidados que sufren por ellos, quienes les evangelizan”.
Rábano
Sugiero la lectura espiritual de los números 763-766; 858-860; 863-864 del
Catecismo de la Iglesia Católica.

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