El pensamiento budista esquematiza un método práctico no sólo para ayudar a que los individuos
superen sus sufrimientos, sino para cambiar a la sociedad en forma integral.
La revolución humana es el nombre que Josei Toda, segundo presidente de la Soka Gakkai, usaba
para describir este proceso de liberación del espíritu desde el interior del individuo. Es un proceso
continuo de renovación y revitalización en el que cada persona desarrolla la capacidad interior
ilimitada para llevar una vida creativa y así contribuir con su propio esfuerzo al mejoramiento de la
sociedad.
Cada uno de nosotros tiene un tremendo potencial que se encuentra, en su mayor parte, sin
explotar. A través de nuestra revolución humana, este potencial puede ser revelado y uno puede
establecer un yo independiente e invencible; capacitándose para lidiar en forma creativa con
cualquier situación que ofrezca la vida. Este proceso posibilita continuar creciendo y
desarrollándose sin límites.
En su novela La Revolución Humana, el presidente de la SGI, Daisaku Ikeda, señala: "Una gran
revolución interior en un solo individuo posibilitará el logro de una transformación en el destino de
la sociedad y, más aún, hará posible una transformación en el destino de toda la humanidad".