Hay dos formas de pensar sobre el conflicto moral justicia y cuidado, que estos
dos modos de juicio moral aunque no restringidos a un individuo en virtud de su
género se refieren al género.
Sin embargo, la propuesta por la que Gilligan ha tenido una mayor atención
popular, y la que mas critica mi método y mi teoría, es la postura de que los
dilemas morales y el sistema de puntuación estándar son de tendencia sexista
de antemano, y evalúan por lo bajo las respuestas femeninas.
Tres estudios han examinado la teoría sobre el efecto del sexo del
protagonista; uno encontró un razonamiento más avanzado con protagonistas
del mismo sexo, otro descubrió un razonamiento mas avanzado con
protagonistas de sexo contrario y el tercero no consiguió evidencia de
respuesta diferencial cuando variaba el sexo del protagonista.
Para resumir, está claro que las diferencias de sexo en el razonamiento moral
en la edad adulta se revelan sólo en un minoría de estudios, y entonces se da
cuando las diferencias de sexo se confunden con las diferencias en el nivel de
educación y ocupación.
Esta mujer definía los dilemas morales, como nosotros lo hemos hecho, como
conflictos entre dos normas legítimas o “principios”.
Los dilemas situados dentro de una comunidad o familia, es mas probable que
imploren cuidado y repuesta, lo mismo que los dilemas de responsabilidad y
cuidados que van más allá del deber, por ejemplo, dilemas en los que se hace
más de lo que el dilema requiere, dilemas de obligaciones especiales hacia los
amigos y la familia.
Dejamos para Gilligan y sus colegas la tares de definir de manera más formal y
completa los niveles y estadios dentro de la orientación de cuidado.