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ANIMACIÓN SOCIOCULTURAL ELEMENTOS PARA SU COMPRENSIÓN 1

Constanza Avalos V.
María Alejandra Collado M.
Paula Garrido F. 2

1.- Cultura y Animación Sociocultural

La Animación Sociocultural, es una modalidad de intervención que surge de la crisis


que actualmente manifiesta la sociedad moderna. Es por eso que al introducirnos en
sus bases conceptuales, debemos realizar una reflexión previa preguntándonos ¿qué
rol cumple la cultura hoy? ¿De qué manera interviene la cultura en el ejercicio de la
animación cultural?

En ese orden, y en comparación con otras épocas históricas, en donde la esfera


económica o la esfera política eran las que gozaban de mayor preeminencia, en la
actualidad, podemos decir que la cultura ha ido tomando cada vez más notoriedad
respecto de las interpretaciones del funcionamiento social3.

Su preponderancia está vinculada a las vertiginosas transformaciones mundiales


experimentadas desde la segunda mitad del siglo XX. Las problemáticas que se han
generado en torno a las crisis político-militares, los conflictos étnicos, la erosión y
debilitamiento de las identidades, la multiculturalidad, la transculturación, la
internacionalización de los mercados, el individualismo, constituyen algunas de las
tensiones que resaltan lo cultural como escenario viable para la resolución de dichos
problemas, porque, y excepcionalmente, la cultura contiene actividades cotidianas
inclusivas, integradoras, subjetivas, descentralizadas, que orienta nuestras vidas de
una forma más sensitiva y plástica, principios esenciales para toda integración y
cohesión social.

Así, entenderemos por cultura nuestros imaginarios y prácticas de vida en común4,


esquemas que logramos desprender de un contexto histórico, político y económico en
base a información que es trasmitida socialmente y no genéticamente. Ella, ha de ser
entendida como parte constitutiva de un desarrollo humano, integrante de un proceso
por el cual una persona se hace sujeto y beneficiario efectivo de los cambios en curso,
que a juicio del Informe Mundial del Programa de las Naciones Unidas para el
Desarrollo (2001), ello significa “un entorno en el que las personas pueden hacer
plenamente realidad sus posibilidades y vivir en forma productiva y creadora de
acuerdo con sus necesidades e intereses”5. Así, y como sentencia el mismo informe:

1
Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, “Programa Creando Chile en Mi Bario”, Valparaíso,
Agosto de 2007. Editado por Escuela de Gestores y Animadores Culturales, Chile 2007.
2
Equipo de Sistematización Estudiantes en Práctica “Programa Creando Chile en Mi Bario”.
3
Touraine, A. (2006). Conferencia “El Nuevo Paradigma para comprender el Mundo”.
Universidad ARCIS. Lunes 13 de marzo.
4
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo PNUD, (2002) “Nosotros los chilenos: un
desafío cultural”, Santiago de Chile.
5
Ibíd., Pág., 16.
“no habrá desarrollo humano si no existe una cultura que fortalezca las capacidades
individuales y colectivas para actuar”6.

La cultura, por tanto, ha de entenderse en el marco de las transformaciones


mundiales que la afectan, y esa comprensión contextualizada debe transformarse en
la materia prima que nos guíe en el andar de una animación sociocultural actualmente
necesaria.

2.- Aspectos Conceptuales

2. 1. – Definiciones

Como señala la literatura, existen consensos al señalar que el término “animación


sociocultural” sufre de una caótica dispersión conceptual. Su esparcimiento semántico
no hace más que evidenciar una serie de problematizaciones que se vinculan a los
procesos en que nace la animación como al desarrollo que ha ido alcanzando
actualmente. Dicha problemática consigue hablarnos de la pluralidad de
connotaciones que atañe a su práctica y la dificultad de precisar una definición
concertada.

Esa dispersión conceptual, puede ser explicada en virtud de tres factores:

Etimológico-epistemológico

La polisemia de la animación nace de sus orígenes etimológicos, los cuales, tal como
da a conocer J. Merino, llevan a una doble dirección; por una parte, el prefijo Anima
representa la necesidad de animar algo que no lo está, partir de cero, en un sentido
de crear, generar algo inexistente; por otra parte, Animus parte de la idea en que
nada es completamente inactivo y que sólo hace falta potenciar o catalizar, es decir,
de ayudar a crecer algo que es, centrándose en el acompañamiento, en el impulso, y
en la trasformación positiva. Cada una de estas diferentes raíces etimológicas daría
paso a una forma de concebir la animación sociocultural.

Según denotan sus raíces, el ejercicio de la animación puede conducirnos a la


discusión existente entre el concepto de democratización cultural y democracia
cultural, cuya diferencia está enmarcada en la visión que se tiene del sujeto, siendo
en la primera de ellas beneficiario y receptor pasivo, mientras que en la segunda se le
considera como un partícipe irremplazable y activo en la definición y producción de la
animación sociocultural. En la primera, el prefijo Anima hallaría su expresión máxima,
mientras que en la segunda al prefijo Animus denotaría un ejercicio inclusivo y activo
de los sujetos.

Según se analice, ambas posturas se verán permanentemente enfrentadas de acuerdo


a las frases “animación de la nada” o “construir animación de lo que ya tenemos”.
Existe, no obstante, una tercera postura como síntesis mejorada de las anteriores,
para la cual debe desarrollarse una planificación externa y otra interna de los
sujetos, donde el Animus y el Anima se verían complementados.

6
Ibíd., Pág., 16.
Histórico

Otra de las distorsiones aludidas tiene relación con la diversidad de áreas a las que se
vincula la práctica de animación. Esas esferas han sido parte del proceso histórico por
el cual ha ido transitando su desarrollo que, de acuerdo a la comprensión que se tenga
de cultura, irá variando en sus objetivos, alcances y resultados. Así, la animación ha
recibido una lista innumerable de calificativos: Animación cultural, Animación social,
Animación comunitaria o desarrollo comunitario, Animación urbana, Animación rural,
Animación en educación de adultos, Animación del tiempo libre, Animación turística, y
otras más.
Con su desarrollo y difusión, la animación ha ido ampliando y diversificando sus
ámbitos de intervención, lo cual podría darnos cuenta que, más allá de los fines y
concepción con los cuales se le relaciona, es su metodología de trabajo y
multidisciplinariedad lo que al parecer se valida.

Teórico-metodológico:

El tercer factor que incide en la distorsión sugerida se vincula al predominio práctico


de la animación sociocultural por sobre la necesaria reflexión teórica de la misma.

Para Picart, han existido dos maneras de enfocar la compresión de la animación: la


primera está centrada en la forma, en la metodología necesaria para la intervención
sociocultural. La segunda, contextualiza y expande la definición anterior,
considerándola como un proceso social en el cual se desatan conflictos y alcanzan
pactos en pos de un desarrollo comunitario. Estas conclusiones pueden interpretarse
como una búsqueda de las implicancias teóricas que involucran el ejercicio de la
práctica sociocultural como metodología de intervención, que a juicio del autor, ha
sido escasamente abordado por quienes aprovechan las virtudes de su ejercicio7.

Esta situación es analizada a partir de la aprensión de quienes postulan que en el afán


de teorizarla posiblemente se pierda la esencia práctica que la animación
sociocultural está permanentemente desarrollando. Sin embargo, existen quienes
frente a la situación planteada dan cuanta del peligro de permanecer sólo en la
práctica, señalando que ello puede llevar a un excesivo activismo irreflexivo.

En algún sentido, ambas posturas hoy se encuentran reconciliadas, y en ese orden es


importante destacar el esfuerzo de numerosos teóricos por revertir está situación e
intentar aunar esfuerzos para empoderar el ejercicio de la animación sociocultural a
través de sus múltiples aplicaciones y experiencias que, por lo demás, constituyen el
soporte de su vertiginosa expansión.

Pese a las divergencias, creemos pertinente dejar como definición aquella que tienen
mayor relación con el contexto en que se desarrollará el programa Creando Chile en
Mi Barrio; de acuerdo a lo anterior la animación sociocultural puede definirse como
“el conjunto de acciones realizadas por individuos, grupos o instituciones sobre una
comunidad ( o un sector de la misma) y en el marco de un territorio concreto, con el

7
Puig Picart, T. (1994), “Animación Sociocultural e Integración Territorial”, Buenos Aires, Editorial
Ciccus.
propósito principal de promover en sus miembros una actitud de participación activa
en

el proceso de su propio desarrollo social como cultural”8. Donde lo artístico-cultural


adquiere mayor énfasis.

2. 2.- Lineamientos Teóricos

Los enfoques desde los cuales se define la animación sociocultural responden a un


posicionamiento teórico frente a la realidad, es decir, de acuerdo a como entendamos
cultura y sociedad, privilegiaremos tal o cual enfoque de animación.

Cada teoría es una construcción dada por el/la sujeto, quien interpreta por sí mismo
el significado de la vida y lo hace patente en el modo, en la forma o manera de buscar
y encontrar las bases y fundamentación de la misma.

El pluralismo de las ideas se hace imprescindible a la hora de permitir la obtención de


diversas miradas que ayuden a entender de mejor forma la realidad y las
problemáticas que la aquejan, sin que alguna se superponga sobre otra, sino todo lo
contrario: lograr la coexistencia de diversos modos interpretar el mundo, al mismo
tiempo que se desarrolla el sentido crítico y propositivo, analizando siempre desde
una perspectiva dialogante inter y multidisciplinaria, evitando, así, la unificación y
homogeneización del saber.

Esta diversidad de saberes, posturas, e ideas nos permiten vislumbrar con mayor
exactitud lo que entendamos por animación sociocultural.

En ese orden, la animación sociocultural ha sido agrupada, conceptualmente


hablando, en 3 grandes corrientes. Ellas condensan las múltiples visiones y
planteamientos que existen para definir y practicar la animación sociocultural. En ese
sentido, este esquema nos ofrece una panorámica de cómo se ha tratado, estudiado,
definido y aplicado la animación sociocultural en estas últimas décadas9.

Estos modelos son:

- Modelo Tecnológico: Ingeniería Cultural


- Modelo Interpretativo : Formación Cultural
- Modelo Dialéctico: Democracia Cultural

Animación como Ingeniería Cultural

Según este modelo tecnológico de animación, la realidad se encuentra estructurada


teniendo cada sujeto e institución un rol específico, todos los cuales contribuyen a
permitir el funcionamiento de la sociedad. Si las expectativas o roles no se cumplen,
la realidad se desarticula.

8
Trilla, J. (coord.) (1998). “Animación Sociocultural. Teorías, programas y ámbitos”. Barcelona:
Ariel Educación.
9
Ibíd.
La cultura se considera anticipada al sujeto, es decir, los individuos no han sido
participes de su construcción. Se concibe como adquisición de conocimientos, hábitos,
costumbres que viene dado de forma vertical. Al no existir un pasado, lo
culturalmente estático y por ende oficial es lo actual, lo que está de moda; con lo
cual no se toma en

consideración las prácticas cotidianas de las personas y de las formas de expresión de


grupos marginados.

Los animadores socioculturales se convierten en planificadores que reciben los


elementos teóricos sin conocer la realidad concreta en la cual trabajarán, ni tendrán
las nociones mínimas que les permitan comprometerse con el cambio social, con la
justicia social o con una mejora en la calidad de vida de los sujetos con quienes se
desenvolverán. Por tanto, las prácticas habituales de este modo de hacer Animación
Sociocultural corresponden a la promoción de actividades culturales y bienes
culturales listos para ser adquiridos, logrando la ocupación del tiempo libre gracias a
la labor recreacional del animador.

Animación como Formación Cultural

Para este modelo interpretativo la realidad social se crea a través de pautas de


comportamiento que le otorgan un sentido particular, pluralista y cambiante, cuyos
contextos adquieren significados a medida que se desarrolla la vida cotidiana de los
individuos.

Es así como el mundo es concebido entre la gente, no fuera de ella; la cultura, por
tanto, se crea y mantiene en la cotidianeidad, siendo horizontal, relativa al discurso y
la realidad más inmediata. El significado que cada persona le otorga a los elementos
que lo rodean como ser humano, a través del mecanismo de la comunicación
principalmente, es producto de la interacción social que se produce y donde cada
sujeto tiene la capacidad de seleccionar, organizar, reproducir y transformar cada
significado en un proceso interpretativo en función de las expectativas y los propósitos
que posea individualmente o colectivamente, pero siempre pensando en el nivel micro
de relaciones sociales.

Aquí, la animación sociocultural, se presenta como la promoción y el desarrollo de


interacciones sociales, habilidades comunicativas con intenciones formativas-
educativas, perfeccionándose los conocimientos individuales específicos, pero sin
considerar como referencia el marco social, el contexto histórico en el cual se
desarrollan ni existiendo un fin último de la animación relacionado con el cambio
social y mejora del bienestar de toda la población de manera equitativa e igualitaria.

Sus expresiones más patentes se relacionan con el voluntariado, con la tarea


asistencial (ayuda a personas necesitadas en situaciones problemáticas concretas), la
formación comunicativa (fomento a las relaciones personales), y la recreación desde
un punto de vista didáctico de desenvolvimiento.

Lo que se desea es profesionalizar la práctica recreativa en pro de una mayor


expresión personal que les permita a los sujetos desenvolverse de la mejor forma
posible dentro de una sociedad.
Animación como Democracia Cultural

Este modelo se identifica con enfoques críticos y extremos que abogan por una
transformación profunda de la sociedad, muchas veces adquiriendo posturas radicales
en sus demandas de justicia social y de vivir en una sociedad mejor. Estas posturas

han sido construidas pensando en la diversidad de pensamiento y acción, la


multiculturalidad y sobre las bases del respeto y la tolerancia por cada visión y modo
de sentir la vida humana, tanto en lo personal como en lo social.

La realidad social se construye y constituye en la historia de manera dialéctica,


integradora, compleja y sujeta a relaciones y tensiones que producen conflicto como
también producen armonía, generando poco a poco una conciencia social histórica
sobre la realidad individual y grupal. Es un reconocerse desde la misma realidad
personal, desde las bases micro de la sociedad, sin intervenciones institucionales de
ningún tipo, para así poder lograr el fin último que es romper el orden social
imperante.

El impulso hacia la participación social viene de la mano con lo político, siendo las
prácticas las que permitan a las personas darse cuenta de esta situación y asimismo
tomar conciencia de la realidad.

La animación sociocultural se convierte en una práctica cultural – política, la cual


tiene que ser accionada y teorizada tomando en cuenta las realidades
socioeconómicas e históricas de una época. Su fin es lograr una democracia
participativa que pueda solucionar los problemas cotidianos de las personas, donde
sea la propia ciudadanía la que intervenga en dichos procesos de, y tal como sugiere
Paulo Freire, creación cultural integrados a la experiencia social y cultivo de las
tradiciones locales que los representan e identifican, logrando que las personas sean
las protagonistas de su propio desarrollo social y cultural, existiendo agrupaciones
ciudadanas participativas en todos los niveles políticos, sociales y culturales, para así
conseguir la creación cultural desde las propias bases junto a la emancipación social
obtenida de manera colectiva, siendo el rol del animador absolutamente educativo –
creador.

Cada de una de estas posturas o enfoques no constituyen una fórmula exacta y


acertada acerca de la práctica de la animación, sino tan sólo una panorámica del
cómo se le ha analizado actualmente.

2. 3.- Antecedentes históricos: el caso de América Latina y Europa

A juicio de Trilla10, se han logrado establecer algunos elementos comunes que


permitirían examinar dónde y cuándo surgieron las primeras experiencias de
animación sociocultural. La dimensión colectiva, democrática, popular, innovadora y
educativa de la animación, que en algunos casos se presentan de forma relativa
dependiendo del contexto en el cual se desenvuelven, constituyen dispositivos básicos
para comenzar una difícil pero obligada historización.

10
Ibíd.
De esta manera, existen acuerdos al señalar que en la segunda mitad del siglo XX, se
acuña el concepto de animación sociocultural, como una forma de intervención social
y esquema reconstructivo de tejidos sociales y culturales, que hubo de pasar por un
largo proceso de reconocimiento y legitimación social.

Es así como los primeros atisbos de su práctica pueden hallarse en las épocas de
agitación y crisis políticas del siglo XIX. Desde los casos de educación popular obrera,
de reuniones de discusión, de talleres de lectura, la entrega de libros, revistas y
diarios

a las clases populares, jornadas de entretención y ocio, llevados hasta las rincones
más empobrecidos de la ciudad por sindicalistas, anarquistas, socialistas, elites de
tendencia liberal con una conciencia humanitaria, por parte de la iglesia, por grupos
sociales diversos, etc.

Con el paso del tiempo y el advenimiento de las sociedades modernas, la animación


sociocultural adquirió cierta legitimidad en torno al reconocimiento de su función
como instrumento de entretención y ocio. Pero esa visión es fuertemente criticada por
quienes la consideran como un fin en sí mismo y un proyecto de cambio social.

Su progresivo avance y reconocimiento, suele interpretarse como un signo de


aceptación y madurez en las esferas del conocimiento científico social, superando la
indiferencia y la marginalidad que marcaron sus primeros años de trayectoria11.

Desde un punto de vista más especifico, y según señalan Besnard, Trilla y otros
autores, la animación habría nacido junto a la educación popular. Desde este enfoque,
existiría una estrecha relación entre el desarrollo de la animación y la expansión de la
educación a los diferentes estratos sociales. Históricamente, se argumenta que el
desarrolló de la educación se habría escindido en un aspecto meramente profesional,
técnico, de oficio, y otro más relacionado con la transmisión y aprendizaje de
elementos culturales con la finalidad de adquirir conocimientos en todos los campos y
como un medio para que los individuos comprendan su entorno para adaptarse o
transformarlo. Esa segunda versión, es la que retoma la animación sociocultural,
siendo su vocación educativa la más reconocida por dichos autores.

Desde otra perspectiva, se discute que la animación sociocultural surgió para


contrarrestar la masificación resultante de los proceso de urbanización, del
crecimiento demográfico que condicen a fenómenos complejos de desorganización,
inadaptación y desvíos que conviene intervenir. Surge, también, para ayudar a ocupar
el tiempo libre provechosamente con el fin de que ese tiempo pueda servir a la
creación de grupos y asociaciones que fijan como objetivo ocupar ese tiempo libre, y
nace impulsado, a la vez, por las presiones de categorías de la población, como por
ejemplos las organizaciones sociales que agrupan a jóvenes o viejos, que plantean
nuevos desafíos apareciendo nuevos actores, como mujeres, clases medias,
inmigrantes, que exigen iniciativas privadas y públicas, y en contra, por último, de la
normalización social que por medio de las escuelas, Estado, medios de comunicación,
etc. se pretende instaurar en el seno de las sociedades, y al que la animación
pretende devolver impulsando actitudes críticas y reflexivas.

11
Se sostiene que la animación sociocultural se habría gestado desde Europa mediada por
cambios históricos y sociales. Ibíd..
Pero la historia del origen y desarrollo de la animación, no puede responder a criterios
o enfoques unilaterales, ya que ellas dependen del sentido de cultura en cada
comunidad.

La unilateralidad, constituye una de razones que explican el escaso desarrollo de la


animación sociocultural en América Latina, lo que ha dificultado su práctica tal y
como se le conoce desde Europa12.

La versión latinoamericana –dice Trilla- nace de la superación de dos modelos de


intervención: el trabajo social y la educación de adultos desde los años veinte hasta
los sesenta. Esa superación, es la que, precisamente, se da gracias a la incorporación
de los postulados metodológicos y prácticos de la animación sociocultural al trabajo
socioeducativo y comunitario desarrollado hasta entonces en América Latina, pero no
sólo fue ese giro el que configuró el campo de su práctica, sino que también, sobre
todo con la educación popular, donde las aportaciones de la filosofía y la teología de
la liberación, primero, y el pensamiento y la práctica de Paulo Freire, después, son
decisivas para entender las verdaderas dimensiones de este movimiento pedagógico y
político que representa la educación popular en América Latina desde los 60´.

Desde esa mirada, si bien la referencia europea no nos basta para explicar el sentido
de la animación sociocultural en Latinoamérica, sí nos resulta útil, en cambio, los
instrumentos de análisis elaborados a partir del estudio comparado de la misma en
Europa.

Así, la animación sociocultural y la educación popular en América Latina, si bien son


campos de actuación con vinculaciones constatadas, tal, y como se le conoce, no se
pueden llegar a identificar, pues provienen de itinerarios históricos diferentes y se
aplican desde perspectivas diversas. Si la animación sociocultural es de renovada
reconstrucción en Europa, la educación popular representa un movimiento autóctono
de mucho mayor calado en Latinoamérica. Es por ello que la educación popular
latinoamericana crece y se desarrolla con una acentuación de la dimensión política de
la acción educativa. El alcance que se tiende a dar a la animación sociocultural en
clave latinoamericana se circunscribe a una de las posibles modalidades –la cultural-.

Mientras que en América Latina la animación y educación popular siguen caminos


paralelos, coexistiendo en la actualidad una con la otra, en Europa, la animación
sociocultural surge de las cenizas de la educación popular. En este punto se llega al
máximo distanciamiento entre la una y la otra, puesto que en Europa los destinatarios
de la educación popular comienzan siendo las clases populares más desfavorecidas
para terminar abriéndose a la población sin distinciones, en Latinoamérica, la
animación y la educación popular, acentúa su carácter clasista popular.

Los autores mencionados, afirman que los conceptos de educación popular y


animación sociocultural responden a diferentes experiencias y significados en función
de los contextos sociohistóricos diferentes de Europa y Latinoamérica.

3.- Elementos metodológicos para la compresión de la Animación Sociocultural

12
Ibíd. Desde esta visión, existiría una forma de entenderla, lo que ha desplazado otro tipo de
experiencias, como por ejemplo, la latinoamericana.
Toda intervención social necesita de cierta planificación para actuar. Su diseño
empieza por la confección de un plan estratégico a partir de la fijación de puntos
fuertes y puntos débiles de la realidad en la que se interviene. De la estrategia
adoptada nacen unas posibles acciones en la que diferentes agentes sociales deberán
cumplir ciertos roles. Así, la planificación es el sistema para hacer efectiva las
decisiones tomadas, realizar el plan elegido y conseguir los objetivos formulados por
el grupo13. Pero toda planificación es un proceso flexible, abierto y mutable acorde a
las experiencias que se vayan

presentando en el camino, es por eso, que la metodología de planificación no es una


fórmula o una receta estándar, es una guía para un hacer continúo.

A continuación, se exponen algunos consejos prácticos para hacer de cualquier


proyecto de intervención sociocultural algo viable y colectivo. Herramientas que nos
ayudarán a introducirnos en la búsqueda de una evaluación colectiva de los objetivos y
finalidades, los recursos humanos y materiales con los cuales se dispone, el tiempo y
el espacio necesario, mecanismos de maximización y potenciación del grupo, procesos
de comunicación, mecanismos de implicación, entre otros más.

El modelo de las nueve interrogantes

Al momento del análisis:

1. Por qué se va actuar: se trata de razonar la acción, en función del análisis de la


realidad efectuado previamente. Definir el origen y fundamentación de dicha
acción; localizar las necesidades y posibilidades detectadas en el diagnóstico.

2. Qué se va a hacer: tras el análisis previo; al responder a esta cuestión, se está


definiendo la naturaleza del proyecto, incluso su denominación: dar nombre a
la acción elegida.

Una vez elegido el proyecto:

3. Para qué se va actuar: formular cuáles van a ser los objetivos que se pretenden
alcanzar con la acción a emprender. La resolución de esta interrogante ha de
buscarse en relación con el análisis de la realidad anterior, conjugando
necesidades y deseos con posibilidades y alternativas con riesgos y dificultades.

4. A quién se dirige la acción: determinar cuáles van a ser los destinatarios, los
distintos niveles de recepción de la acción que se va a producir. Es algo que
encontrará sus antecedentes, una vez más, en el análisis previo.

Al aplicar la acción:

5. Cómo se va a hacer: decidir, por un lado, las actividades y tareas que se


desprenden de la acción(es) elegidas; por otro, la metodología de trabajo que
se va a utilizar. Un tercer aspecto que tendrá que resolverse será la
organización más conveniente para el proyecto en marcha.

13
Cimbranos, F., Montecinos, D., Bustelo, M. (1999). La animación sociocultural: una propuesta
metodológica (7ª Ed.). Madrid: Editorial Popular.
6. Con quién se va contar: determinar qué recursos humanos van a ser necesarios:
equipos de coordinación, equipos de apoyo, colaboradores. Habrá que fijar
igualmente la relación entre todos ellos y distribuir responsabilidades.

7. Con qué se va a realizar la acción: se trata ahora de recursos materiales y


económicos; habrá que saber cuáles son los necesarios y con cuáles se dispone
ya.

8. Cuándo se va a llevar a cabo: conocer el tiempo del que dispone, establecer un


cronograma. Establecer la frecuencia, la periodicidad y la secuencia de todo el
proceso de gestión y ejecución.

9. Dónde se va a hacer: concretar el ámbito de alcance del proyecto y los


espacios en los que se va intervenir. •

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