ADORACIÓN DE LA CRUZ
¿Oh Dios, porqué te he abandonado?
Contemplación:
Jesús ha muerto.
El Amor ha muerto.
Aquel a quien llamo “mi Señor”, “mi Rey”, “mi Pastor”, ... “mi Amado” ha muerto.
“La Palabra era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre. Al mundo vino, y
en el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de ella, y el mundo no la
conoció. Vino a su casa y los suyos no la recibieron.”
Y Jesús anunció el Reino, el camino del amor total, a todos, sin condiciones, sin
excepciones, gratuito y escandaloso para los controladores de la fe. Acogió a los
pecadores, a los impuros, a los fuera del sistema. Purificó el templo y habló con
una autoridad que hizo temblar los cimientos del templo. Y el mundo no lo aceptó.
Pero Él se tomó más en serio la autonomía y la libertad del hombre que cualquier
hombre. Y el Padre también aceptó el cáliz.
Porque el Amor no sabe de reservas. Admite todo, acepta todo. Y aceptó el
camino que el hombre estaba trazando.
Resonancias.
Es el momento de hacer una pausa en esta noche.
La Cruz y yo.
Bien, aquí entre nosotros, está la Cruz.
Escándalo para los judíos, locura para los racionales,... ¿qué es para nosotros?
Es el final de un camino, un sinsentido, un sufrimiento incomprensible....?
¿O es un manantial del que surge la vida eterna? ¿el agua de Jesús que quita para
siempre nuestra sed?
Jesús ha muerto, traspasado por nuestros pecados, triturado por nuestros delitos
... y ha muerto amando, perdonando, acogiendo, abrazando...
Déjalo allí, porque Jesús te abraza. Jesús te libera. Tan sólo nos queda aceptar el
regalo del Amor.
¡¡¡¡¡¿Para qué si no la Cruz?!!!!!
Y ahora, para terminar esta hora, te invito a que te acerques a esta cruz, y le
entregues a Jesús, eso, especialmente eso, ese miedo, esa contradicción, ese
pecado, eso con lo que no puedes.... y lo abandones en su amor crucificado. Él te
acoge.