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Asociación para el Avance de las Ciencias Sociales en Guatemala

(AVANCSO)

Algunos argumentos contra la propuesta de reforma


constitucional presentada al Honorable Congreso de la
República por la Asociación Pro Reforma

Presentación

Consideramos que todo instrumento político, en este caso la


Constitución, puede ser perfeccionado. En este sentido, no nos oponemos a
que se puedan introducir las reformas que sean necesarias para ampliar la
democracia y garantizar el goce de los derechos individuales y colectivos.

Sin embargo en el caso de la propuesta del grupo Pro Reforma nos oponemos
rotundamente, porque consideramos que atenta contra las bases
democráticas que definen una sociedad contemporánea, como son la
representatividad, el derecho a elegir y ser electo, la participación y el
equilibrio de poderes; en síntesis, el ejercicio pleno de la ciudadanía.

A continuación presentaremos tres líneas argumentativas desde las cuales


fundamentamos nuestra oposición a la propuesta del grupo Pro Reforma:

I. Argumentos éticos
II. Argumentos políticos y filosóficos
III. Algunas contradicciones identificadas

I. Argumentos éticos

Sobre su estrategia de propaganda. Entendemos como propaganda


cualquier estrategia de difusión masiva tendiente a alcanzar determinados
objetivos. En este caso, identificamos que la estrategia de difusión mediática
(anuncios, sitio web, boletín, columnas de prensa, presentaciones, entre
otros) implementada por Pro Reforma ha sido montada con base a la
manipulación ideológica, a partir de necesidades y temores de los
guatemaltecos, utilizando verdades parcialmente presentadas. En tal sentido
encontramos los siguientes ejemplos:

Primero: Ni en los documentos elaborados por Pro Reforma, ni en su sitio


web son enlistados los grupos que la conforman. Figuras como “una decena
de ciudadanos”1, “un grupo”, y los “45 fundadores”, intentan llevar el
1
Ésta y todas las citas de esta sección provienen de www.proreforma.org.gt
-1-
proyecto a un plano puramente individual, como si estos “individuos” y
“ciudadanos” no tuviesen historia individual ni colectiva o filiación política.
Sin embargo, es fácilmente identificable su procedencia común de entidades
como el extinto partido MLN, la Liga Pro Patria, la Universidad Francisco
Marroquín (UFM), el Centro de Estudios Económicos y Sociales (CEES) y el
Grupo Pléyades.

Segundo: Pro Reforma se define como una asociación “cívica porque está
integrada por ciudadanos preocupados por la situación de inseguridad y
pobreza que impera en nuestro país” (...) En su propaganda subyace la idea
de que quienes se oponen a su propuesta no están preocupados o no quieren
que la violencia y la pobreza desparezcan del país. Con este argumento
polarizan la realidad social entre quienes están a favor de la pobreza y la
violencia, y quienes están en contra, siendo los primeros aquellos que se
oponen a su propuesta. Todos sabemos que para erradicar estos males se
necesita mucho más que reformar o eliminar algunos artículos de la
Constitución. De esta cuenta vemos que es una manipulación oponer a la
ciudadanía con polaridades de esta naturaleza.

Tercero: Igualmente se considera como una agrupación “política” porque


busca un cambio al sistema político actual, pero no es partidista porque no
pretenden el poder. Asumir que no son partidistas porque “no proponen
candidatos para Presidente de la República ni para diputados” evade y oculta
el tema de las filiaciones partidistas individuales de sus miembros. En cuanto
a la afirmación de que no buscan el poder, argumentamos que los sectores
que representan la propuesta de Pro Reforma, de hecho detentan el poder
económico en el país, así que no tendría sentido “pretenderlo”. También
podríamos preguntarnos, ¿“Cambios en el texto de la Constitución” es lo
mismo que “cambios en el sistema político”? ¿Por qué centrar los cambios
solamente en el sistema político? ¿Acaso nuestro sistema económico no
necesita reformas?

Cuarto: La Asociación se identifica como “independiente pues no responde


a los intereses de algún grupo de poder económico o político”. Esta
afirmación no se sostiene, ya que basta un simple vistazo a las agrupaciones
que componen o apoyan el proyecto en cuestión para corroborar que se trata
de grupos de intelectuales orgánicos de los sectores económicamente
poderosos del país.

Quinto: Frecuentemente se menciona en su propaganda que la propuesta


está sustentada por 73,193 ciudadanos, para otorgarle representatividad,
planteando que ésta viene “del pueblo”. Incluso en la exposición de motivos
se afirma que la propuesta es entregada al Congreso por “los setenta y tres
mil ciento noventa y tres ciudadanos abajo firmantes”. Sobre esas firmas se
-2-
han hecho varios cuestionamientos, entre los que sobresalen que no todas
las firmas corresponden a ciudadanos guatemaltecos empadronados, lo que
requeriría un re-conteo; así como que en el proceso de recolección de firmas
se recurría a preguntas demasiado vagas y generales con las que cualquiera
puede estar de acuerdo (“¿quiere que se reduzca el número de diputados?”,
“quiere que se terminen la pobreza, la violencia y la corrupción?”), pero sin
abundar en la supuestas soluciones aportadas por Pro Reforma a los
mencionados problemas.

Sexto: En sus documentos Pro Reforma dice que va más allá de cualquier
ideología “pues lo único que pretendemos es que impere el Derecho y la
igualdad ante la ley para que todos los guatemaltecos, gobernantes y
gobernados, con mismos derechos y obligaciones, vivamos en un país donde
impere la paz, la justicia y la prosperidad”. Sin embargo, en cada uno de
estos planteamientos es evidente el trasfondo de la ideología neoliberal,
asumiéndola como la única verdad posible en el espectro de posiciones
políticas. Lo anterior se evidencia cuando sus promotores responden a los
comentarios críticos descalificando cualquier contrapropuesta por ser
supuestamente “ideológica” o “falaz”.

II. Argumentos Políticos y Filosóficos

Sobre sus conceptos de ciudadanía y gobierno. Sentimos una honda


preocupación ante la iniciativa promovida por el grupo Pro Reforma, debido a
su fundamentación filosófico-política. Sus promotores han afirmado en
declaraciones a los medios masivos de comunicación que el modelo de
Constitución que están promoviendo nace específicamente de la doctrina del
Estado y el análisis de la política de Aristóteles.

No necesitamos presentar a este pensador de la antigüedad, pero sus


fundamentos filosóficos sí deben ser aclarados. Por ello, en este punto
particular de la audiencia, trataremos de explicar por qué el modelo
aristotélico es un modelo político antidemocrático. Éste modelo de hecho ha
funcionado prácticamente durante toda la historia guatemalteca (por lo
menos hasta la constitución de 1985) para justificar las más grandes
injusticias raciales y económicas, así como los genocidios y tantos otros
males que han asolado a la mayoría de la población del país.

Iniciemos entonces analizando y criticando la noción de ciudadanía y


gobierno implícita en la propuesta de Constitución de Pro Reforma. Para
Aristóteles el concepto de ciudadanía se restringía solamente al derecho de
unos pocos, ya que las mujeres, los jóvenes, los bárbaros, los esclavos, los
campesinos, etc., no podían ser ciudadanos. Este pensador planteaba que

-3-
para ser ciudadano era preciso tomar parte en la administración de la justicia
y participar en la asamblea que legisla y gobierna la ciudad.

En el caso guatemalteco, ya durante el régimen colonial las leyes generales


establecían que todos los indígenas eran súbditos del rey, lo que en teoría
implicaba encontrarse bajo su protección directa. Sin embargo, en la práctica
se instauró el llamado “sistema de las dos repúblicas” (la de españoles y la
de indios) señalando a cada una espacios físicos concretos pero, sobre todo,
diferentes atribuciones y funciones dentro de la sociedad política. La
población indígena quedó relegada a un segundo plano y no tenía ninguna
ingerencia en el gobierno político general. Más bien, se le consideraba como
“menor de edad”, por lo que no tenía la posibilidad de trascender su espacio
local en términos de acción y participación política.

Fue hasta la Declaración de Derechos del Hombre proclamada luego de la


Revolución Francesa (que es el modelo filosófico-político más importante
para la organización de las constituciones de las democracias modernas),
que se logró contrarrestar esos privilegios exclusivistas y excluyentes de los
modelos políticos de la antigüedad, gracias a la progresiva universalización
del concepto de ciudadanía.

En el caso de Guatemala y a partir de la proclamación de independencia, así


como con el inicio de la tradición republicana, se introdujo el concepto de
“ciudadanía” como nueva forma de organizar las relaciones entre el Estado y
los habitantes del territorio. Si bien en las diversas constituciones que van
desde 1824 hasta 1945 se hace una enunciación general en cuanto a que
todos los habitantes del territorio son ciudadanos, en la realidad se estableció
una distinción pragmática entre “ciudadanos activos” y “ciudadanos
pasivos”.2 Tal distinción tuvo efectos operativos en términos del espectro de
posibilidades que se planteaban a quienes quedaban bajo una u otra
categoría.

Entre los primeros quedaba incluida la población masculina, mayor de edad,


alfabeta, con una ocupación o profesión productiva y que dispusiera de
bienes y propiedades a partir de determinados rangos monetarios. Entre los
segundos se incluía a las mujeres, a las personas en condición de
servidumbre y, mediante una serie de disposiciones legales, a la población
indígena. En todas esas Constituciones se consideraba como ciudadanos a
los primeros y como guatemaltecos a éstos y a los pasivos. Es decir, la
universalidad del espíritu ciudadano fue paulatinamente restringiéndose por
razones de riqueza, de etnia, de cultura y de civilización.

2
Taracena, Arturo, et. al. Etnicidad, estado y nación en Guatemala 1808-1944. Antigua
Guatemala, 2002, pág. 142 y ss.
-4-
Sobre democracia y representatividad. Si analizamos detenidamente el
documento de Pro Reforma bajo la misma premisa política, vemos que se
retoma ese espíritu excluyente y discriminatorio, ya que los verdaderos
ciudadanos serán únicamente las personas que tengan 50 años, en la
medida en que sólo ellas tendrán el privilegio de elegir y ser electas como
senadores.3 Únicamente ellas podrán cumplir, no sólo con las obligaciones,
sino gozar de los derechos ciudadanos fundamentales, que en el actual orden
constitucional nos son brindados a todos.

Una de las partes constitutivas del contrato político al cual nos encontramos
adheridos todos los guatemaltecos y guatemaltecas tras el conflicto armado
interno y el genocidio de los años ochenta, consiste en defender el principio
de dejarse gobernar si y solo si, la persona que es gobernada goza
igualmente del derecho a gobernar. Por ello, con la Constitución de 1985,
después de casi doscientos años de un republicanismo caracterizado en la
práctica por la exclusión política y los golpes de Estado, hemos logrado
alcanzar un modelo de ciudadanía basado en ese principio universal.

Proponer una forma particular de gobierno, en donde sólo un grupo reducido


detenta el poder, más que suscribirse a la noción moderna de democracia, se
corresponde con el concepto aristotélico de oligarquía que literalmente
promueve el gobierno de unos pocos sobre el resto.

Por ello, la propuesta de Pro Reforma, al excluir a la mayoría de ciudadanos


como potenciales gobernantes, es decir a todos aquellos que no tengan entre
50 y 65 años, promueve la institucionalización política de un régimen
oligárquico que en la práctica ha sido una de las constantes del ejercicio del
poder en Guatemala. En ese sentido, consideramos que la propuesta en
referencia es un retroceso a ese modelo exclusivista y excluyente de
gobierno.

¿Hasta qué punto esta propuesta implica una ampliación o una restricción del
concepto de democracia? La propuesta de Pro Reforma implica una
restricción del concepto de democracia, ya que tal y como la conocemos hoy,
la ciudadanía es el único y auténtico correlato político del gobierno
democrático, desde el momento en que se articula como un principio
universal aplicable a todos los individuos nacidos en una sociedad política
determinada.

3
El argumento que se viene desarrollando no puede aplicarse al mandato constitucional
actual que estipula, por ejemplo, que el presidente debe ser mayor de cuarenta años, ya que
en ese caso, a diferencia de la propuesta de ProReforma, todos los ciudadanos tienen el
derecho a elegir al gobernante.

-5-
En los contratos políticos promovidos desde el siglo XVIII en Estados mucho
más sólidos que Guatemala en el ejercicio de la democracia, el derecho
universal a la ciudadanía es considerado parte inalienable del ser humano; es
decir, forma parte del derecho natural de todos los hombres y mujeres.

La característica fundamental del derecho natural radica en la consecución


de fines determinados por encima de los procedimientos, a diferencia del
derecho positivo, que se concentra en el cumplimiento de los procedimientos
por encima de los fines. En los regímenes democráticos modernos, el derecho
positivo predomina en base a ciertos principios universales que provienen del
derecho natural y que no pueden ser modificados bajo ninguna circunstancia.
Uno de esos principios es la ciudadanía, considerado como derecho natural
de todos y cada uno de los individuos pertenecientes a una comunidad
política.

Por ello, regirse bajo un gobierno en el que solamente unos pocos, que
pertenezcan a un grupo determinado, tengan derecho a elegir y ser electos,
contradice los fundamentos mismos de cualquier noción moderna de
democracia. En consecuencia, Pro Reforma con su propuesta va en contra no
sólo de los principios político-filosóficos modernos más elementales, sino
también en contra de la historia de la humanidad misma, ya que plantea un
retroceso de más de 2000 años en la organización política de la sociedad.

Para Aristóteles tanto la democracia, como la oligarquía eran constituciones


políticas ilegítimas; más no así, la monarquía, a la que consideraba como la
mejor forma de gobierno. Sin embargo, la monarquía dependía de un hombre
excepcional, al igual que la aristocracia, que requeriría igualmente de un
grupo de hombres excepcionales. Ante la imposibilidad de encontrar dichos
hombres excepcionales, consideraba que el régimen más viable era la
politeia, que articulaba una vía media entre la oligarquía y la democracia. Sin
embargo, la democracia por sí sola, era para Aristóteles un régimen político
aborrecible, ya que consideraba imposible que todos pudieran gozar de los
mismos derechos, y la vinculaba específicamente con un gobierno que
favorecería solamente a los pobres.

La propuesta de Constitución de Pro Reforma se articula perfectamente con


la politeia aristotélica, ya que acude a la idea de personas notables al mismo
tiempo que anuncia que “la democracia no basta para gobernar a
Guatemala” y limita el ejercicio pleno de deberes y derechos ciudadanos a un
grupo exclusivo de personas, que gobernarán paralelamente a las
instituciones democráticas que tenemos en el presente.

Vemos, en este mismo orden de ideas, la contradicción central del mismo


texto constitucional que es propuesto por Pro Reforma, ya que en el artículo
-6-
173, inciso 5 entre otros, se establece que “en ningún caso el Senado o la
Cámara de Diputados emitirán Ley o decretos arbitrarios o discriminatorios,
en los que explícita o implícitamente se concedan prerrogativas, privilegios o
beneficios que no puedan disfrutar todas las personas que tengan la
oportunidad de hacerlo”.

En la teoría del régimen aristotélico de la politeia, eran ciudadanos


solamente aquellos que no se encontraban en la pobreza; es decir, quienes
gozaban del bienestar suficiente para poder servir públicamente. Vemos que,
concordando con esto, la propuesta de Pro Reforma favorece solamente a
una minoría que tendría suficiente capacidad económica para promocionarse
política y electoralmente.

Sobre todo, porque las representaciones en el Senado se han de postular a


nivel nacional y no local, dejando con esto fuera de la contienda a todos
aquellos que no puedan financiar una campaña política de esa naturaleza. En
otras palabras, esta propuesta favorece la representatividad de un muy
reducido sector de la población, tomando en cuenta que la mayoría de los
guatemaltecos son jóvenes, pobres, y que entre los más pobres se encuentra
la mayoría de la población indígena.

Sobre democracia y equilibrio de poderes. Otro de los aspectos en los


que esta propuesta atenta contra la noción de democracia tiene que ver con
el principio del equilibrio de poderes, que es, además, una parte constitutiva
de la política moderna.

Es importante preguntarse: ¿cómo un Senado oligárquico, en el sentido


anteriormente definido, y económicamente acomodado, que representa por
tanto intereses particulares, se relaciona con el resto de poderes? En el
artículo 175 de la propuesta, se enumera en orden descendente, la siguiente
jerarquía de las normas:

“(…)
1) La constitución Política de la República;
2) Los tratados y convenciones sobre Derechos Humanos, celebrados,
aprobados y ratificados por los organismos correspondientes del Estado
de Guatemala;
3) Las leyes emitidas por la Asamblea Nacional Constituyente;
4) Las leyes decretadas por el Senado;
5) Los tratados no incluidos en el numeral 2 de este artículo;
6) Los decretos legislativos emitidos por la Cámara de Diputados;
-7-
7) Las disposiciones gubernamentales y reglamentarias.
Las normas o disposiciones inferiores serán nulas ipso iure cuando violen,
restrinjan o tergiversen cualquier norma de jerarquía superior.”

A partir de esta cita queda claro que el modelo de politeia que implica la
propuesta de Pro Reforma, conlleva igualmente la desregulación del
equilibrio de poderes. Todos los aquí presentes sabemos que uno de los
principios fundamentales de nuestro régimen político es la separación de los
poderes ejecutivo, legislativo y judicial.

Cuando el Proyecto de Pro Reforma plantea que las normas propuestas por el
Senado se encuentran por encima de los decretos legislativos emitidos por la
cámara de diputados, y ambas sobre las disposiciones gubernamentales,
observamos que el poder del senado queda peligrosamente
desproporcionado, lo que nos conduce a temer la institucionalización de una
dictadura parlamentaria. La pregunta que genera este planteamiento es la
siguiente: Si el Senado controla la Cámara de Diputados e igualmente al
Ejecutivo ¿Quién controla el poder del senado? Un poder sobre el resto de
poderes va en contra del equilibrio de pesos y contra pesos que debe
caracterizar a todas las formas democráticas de gobierno.

En esa misma línea de argumentación, es importante preguntarse cuál será


el destino de todos aquellos acuerdos y convenios de carácter internacional
que tienen que ver con los derechos de los pueblos indígenas, de las
mujeres, al igual que los relacionados con la legislación laboral, si las
decisiones en última instancia estarían siendo tomadas por este pequeño
grupo de guatemaltecos que representan los intereses de sectores
económicamente poderosos. Sobre todo si, precisamente, esos acuerdos y
convenios fueron adoptados para equilibrar las relaciones desventajosas que
median entre los sectores históricamente excluidos y los beneficiados por
esas relaciones de exclusión.

III Contradicciones identificadas

Este nivel de argumentación no pretende ser un estudio jurídico, sino mostrar


algunas contradicciones de la propuesta de Pro Reforma con el sistema de
gobierno republicano, democrático y representativo.

El argumento central de Pro Reforma es la prevalencia del derecho individual


sobre los derechos económicos, sociales y políticos. Critican el texto
constitucional actual porque otorga primacía al interés social sobre el interés

-8-
particular4. Afirman que eso no significa que prevalezca sobre el derecho
individual, porque “es de interés social que los derechos de los ciudadanos
estén sobre los intereses de cualquiera”. Esta interpretación nos plantea la
siguientes interrogante ¿Es el interés social solamente la suma de los
intereses individuales? Consideramos que su entendimiento sobre interés
general contiene una visión muy cerrada del mismo.

Es posible encontrar otras contradicciones de forma y de fondo en la


propuesta, mismas que atentan contra la democracia, carecen de coherencia
con la realidad del país y dejan sin resolver cuestiones de mucha
importancia.

En la actual Constitución de la República de Guatemala (Artículo 140) se


establece que “Guatemala es un Estado libre, independiente y soberano,
organizado para garantizar a sus habitantes el goce de sus derechos y de sus
libertades. Su sistema de gobierno es republicano, democrático y
representativo. En el Artículo 136 inciso b) se hace referencia al derecho de
elegir y ser electo. La propuesta de Pro Reforma contradice ambos
artículos al establecer procesos antidemocráticos cuando plantean que “El
Senado se integra de cuarenta y cinco senadores, tres por cada una de las
generaciones de ciudadanos cuya edad se encuentre entre los cincuenta y
sesenta y cinco años, y serán elegidos el mismo año que cumplan los
cincuenta años por los ciudadanos de su propia generación…”5

Esta propuesta contradice, igualmente, el artículo 141 de la Constitución que


indica que “La soberanía radica en el pueblo quien la delega, para su
ejercicio, en los organismos legislativos, ejecutivo y judicial. La subordinación
entre los mismos es prohibida”. Pro Reforma asigna un poder superior al
Senado sobre los tres poderes del Estado. Por ejemplo, en su propuesta para
el artículo 165 le otorga potestad para destituir al presidente y
vicepresidente de la República. En su propuesta para el artículo 174 se
concentra la facultad de proponer leyes en el Senado, eliminando a los
diputados, el Organismo Ejecutivo, la Universidad de San Carlos de
Guatemala y el Tribunal Supremo Electoral.

Igualmente, en el artículo 175 de la propuesta, se establece una jerarquía de


normas que implica que el senado tiene un poder superior sobre la cámara
de diputados, así como sobre el ejecutivo, contradiciendo nuevamente al
artículo 141 de la actual constitución.

4
“Exposición de motivos” de la propuesta de Reforma Constitucional del Grupo ProReforma
Número de registro 4028. Pág. 4
5
Artículo 171 Pro Reforma
-9-
En la reforma propuesta al artículo 182 se mantiene que el Presidente de la
República es el Jefe del Estado de Guatemala y Preside el Organismo
Ejecutivo, pero elimina la frase que éste ejerce sus funciones “por mandato
del pueblo”, contrariando nuevamente la definición actual de soberanía,
establecida en el actual artículo 141 actual.

En el Artículo 204 de la propuesta se establece que en materia de


administración de justicia “En toda resolución o sentencia que dicten los
jueces y magistrados, observarán obligatoriamente el principio de que la
Constitución de la República prevalece sobre la ley, sobre los decretos
legislativos y sobre cualquier tratado, los cuales no podrán aplicarlos si son
incompatibles con ella. (…) No se podrá interpretar artículo de esta
Constitución en forma tal que se transgredan las normas contenidas en el
capítulo I del título II de la misma. En caso de duda, prevalecerán estas
últimas”. En ese sentido, los magistrados y jueces tendrán que privilegiar, en
todos los casos, los derechos individuales sobre los derechos colectivos al
momento de emitir las sentencias, lo que contradice el artículo 46 de la
actual Constitución, en que se establece la preeminencia del derecho
internacional humanitario sobre la Constitución y las leyes nacionales.

En ese sentido, pero en otro nivel de argumentación, es importante destacar


que al invertir la actual jerarquía de las normas, se ponen en peligro las
conquistas sociales logradas por organizaciones dedicadas a la defensa de
los derechos civiles (mujeres, indígenas, discapacitados, población migrante).

En cuanto al Organismo Judicial también preocupa la manera cómo éste


queda conformado en cuanto a sus atribuciones, dado que se le confiere la
potestad de ordenar a las autoridades de cualquier fuero y a la fuerza pública
a realizar las acciones que considere necesarias (artículo 203 Pro Reforma).
Hay que tener presente que las máximas autoridades de este organismo,
según las reformas propuestas, serían elegidas por el Senado y tendrían
cargos vitalicios6, lo que hace aún más peligrosa la idea de otorgarle esta
potestad, lo que resulta nocivo para el desarrollo de las instituciones, y en
este caso de la carrera Judicial.

Resulta difícil comprender cómo funcionará la independencia del Organismo


Judicial si lo subordinan al Senado. En lugar de existir independencia entre los
poderes, el Ejecutivo y el Judicial quedan supeditados al Legislativo mediante
el Senado. Aunque estamos de acuerdo en que la actual administración de
justicia presenta serios problemas en nuestro país, no queda claro cómo los
cargos vitalicios y el aumento de edad para los magistrados eliminarán los
problemas del sistema.
6
Artículo 208 Pro Reforma

-10-
Por otro lado, los artículos 176 y 177 de la propuesta establecen que los
diputados deben valorar las repercusiones jurídicas y económicas (pero no
sociales o ambientales, por ejemplo) de la legislación, mientras que los
senadores no tendrían esa obligación ¿En base a qué razones? ¿Por qué el
Senado no debe rendir cuentas de sus acciones a nadie?

En base a los argumentos éticos, político filosóficos y legales


expuestos, consideramos y recomendamos que el Honorable
Congreso debe desestimar la propuesta de reformas
constitucionales planteadas por la Asociación Pro Reforma.

-11-

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