3 Unos años después, en 1973, el Rey Faisal de Arabia Saudita dio eco a este
espíritu de armonía fraternal con estas palabras: “Antes de que el estado judío
fuera creado, no existió nada que dañara las buenas relaciones entre árabes y
judíos”.
5 El Rey Husein de Jordania, por su parte, afirmó: “La relación que permitió a
árabes y judíos vivir juntos por siglos como vecinos y amigos ha sido
destrozada por acciones e ideas sionistas”.
8 Entre las costumbres adoptadas por Mahoma cabe mencionar rezos diarios
mirando en dirección a Jerusalén, ayuno en Iom Kipur, y algunas prácticas
alimentarias en el espíritu del Kashrut (dieta alimentaria judía). Cuando los
judíos rechazaron la nueva religión ofrecida por el profeta, Mahoma sustituyó
Jerusalén por la Meca, reemplazó el ayuno del Iom Kipur por el de Ramadán,
y dejó de lado otras prácticas judías. No se limitó a esto, sino que a partir de
este rechazo Mahoma adoptó una actitud muy hostil hacia los judíos y ventiló
públicamente su enojo. Sus furiosas reacciones fueron incluidas en el Corán
así como en el Hadith (un compendio de dichos y hechos del profeta),
otorgando de esta forma sustento divino a su antipatía antijudía, perpetuándola
en la historia y esparciéndola entre millones de seguidores. El hecho de que
los judíos no hayan sido acusados de haber crucificado al profeta musulmán
no impidió la conformación de un cuerpo teológico antisemita. Así, por
ejemplo, una famosa frase del Hadith dice: “La resurrección de los muertos no
vendrá hasta que los musulmanes guerreen con los judíos y los musulmanes
los maten (...) los árboles y piedras dirán, ´Oh musulmán, Oh Abdallah, hay
un judío detrás de mí, ven y mátalo´”
13 Karl Marx, no gran amante del pueblo judío a pesar de él mismo haber sido
judío y descendiente de una ilustre línea de rabinos, escribió un artículo en
1854 en el que expresó pena por la paupérrima situación de la comunidad
judía en Jerusalén: “nada iguala la miseria y los sufrimientos de los judíos de
Jerusalén, quienes habitan el más mugriento rincón de la ciudad, llamado
hareth al-yahoud (...) son el constante objeto de opresión e intolerancia
musulmana”.
20 Desde la óptica del Islam existen dos regiones confrontadas: la región del
Islam ( Dar-al Islam ), donde la ley islámica prevalece, y la región de la guerra
( Dar al-Harb ), donde la infidelidad predomina. Entre el reinado del Islam y
el reinado de la infidelidad existe un “estado de guerra perpetuo,
canónicamente obligatorio, el que continuará hasta que todo el mundo acepte
el mensaje del Islam”.
27 Esta brecha tenderá a ampliarse en tanto que Israel, como un país high-tech
, está muy bien posicionado para afrontar los desafíos y las oportunidades de
la economía del siglo XXI. En otras palabras, Israel es un cruel espejo del
subdesarrollo árabe.Históricamente, Palestina ha estado bajo gobierno
islámico desde el siglo XII hasta el siglo XX, cuando pasó a estar brevemente
en manos británicas y desde 1948 controlada por los judíos. La única
excepción previa fue durante el período de los cruzados pero fueron
expulsados por Saladino con la conquista de Jerusalén. Por ende, no es
sorprendente que Israel sea actualmente vista como una nueva excepción
efímera condenada a la extinción. Como hemos visto en la sección anterior,
incluso los Acuerdos de Oslo -que en Occidente fueron entendidos como el
preludio de una genuina era de reconciliación judeo-árabe- en círculos árabes
fueron en gran medida vistos como una tregua estratégica en el contexto de
una guerra aún inconclusa. El propio Yaser Arafat -quien por avenirse a
negociar con Israel fue galardonado con la distinción más noble que la
humanidad confiere a sus miembros, el premio Nobel de la Paz- en repetidas
ocasiones hizo referencias públicas al Tratado de Hudayybia, un tratado que el
Profeta musulmán firmó desde una posición de debilidad y que canceló luego
de haberse fortalecido y estar en condiciones de derrotar al enemigo. Esto
podrá sonar extraño a oídos occidentales, sin embargo, es algo que se
encuentra en perfecta armonía con la cosmovisión islámica de la historia y con
el ethos de la Jihad . Hasta que punto la presencia independiente, soberana y
libre de los judíos en la Tierra de Israel (Palestina) es teológica y mentalmente
rechazada por el mundo árabe-musulmán puede apreciarse con alarmante
claridad en las siguientes citas:· “Alá ha conferido sobre nosotros el raro
privilegio de finalizar lo que Hitler tan solo comenzó. Dejemos que empiece
la jihad . Maten a los judíos. Mátenlos a todos ellos”. Gran Mufti de Jerusalén,
Haj Amín el-Huseini, 1946.
28 · “Nuestra guerra con los judíos es una lucha vieja que comenzó con
Mahoma (...)Es nuestra obligación luchar contra los judíos por el bien de Alá
y la religión, y es nuestra obligación terminar la guerra que Mahoma
comenzó”. Del periódico Al-Ahram, 26 de noviembre de 1955.
30 · “Seguramente el juicio de Alá está reservado para ellos [los judíos] hasta
que Palestina sea transferida del Dar al-Harb al Dar al-Islam ”. Yaser Arafat.
31· “La conquista sionista de Palestina es una afrenta a todos los musulmanes.
No puede haber ningún tipo de arreglo hasta que todo judío esté muerto o
[haya] partido”. El Rey Idris de Libia.
34 · “Nuestra lucha con los judíos es una lucha entre la Verdad y el vacío,
entre el Islam y el Judaísmo”. Del Panfleto No. 70, distribuido por el Hamas,
febrero 1991.
36· “Todo problema en nuestra región puede ser trazado a este único dilema:
la ocupación de Dar al-Islam por judíos infieles”. Hashemi Rafsanjani,
presidente de Irán, 1991.
37· “Luchar contra los judíos e Israel es una obligación religiosa y un deber
divino”. De un documento firmado por Ibrahim Ghousha, líder del Hamas, 2
de enero de1993.
41· “No tengan piedad alguna con los judíos, no importa donde se encuentren,
en cualquier país. Luchen contra ellos, donde sea que Uds. estén. Donde sea
que los encuentren, mátenlos. Donde sea que Uds. estén, maten a esos judíos y
a esos norteamericanos que son como ellos -y aquellos que permanecen a su
lado- están todos ellos en una trinchera, contra los árabes y los musulmanes,
porque establecieron a Israel aquí, en el corazón latiente del mundo árabe, en
Palestina (...) Alá lidiará con los judíos, vuestros enemigos y los enemigos del
Islam”. Extractos de un sermón pronunciado en la mezquita Zayed bin Sultán
Aal Nahyan en Gaza por el Dr. Ahmad Abu Halabiya, ex rector de la
Universidad Islámica de Gaza, miembro del “Consejo Fatwa” de la Autoridad
Palestina. El sermón fue difundido en vivo por la televisión oficial palestina,
13 de octubre de 2000.
43 A esta altura uno puede con certeza afirmar que el conflicto árabe-israelí es
indudablemente una verificación empírica del postulado teórico del Dr.
Samuel Huntington, quien en 1993 (irónicamente poco tiempo antes de la
firma de la DOP) elevó la hipótesis de que la nueva modalidad de disputa de
fines del siglo XX estaría regida por un “choque de civilizaciones”.
51 Los enemigos del Islam son nada menos que el diablo encarnado, de ahí las
expresiones derogatorias, tan en boga en el mundo árabe-musulmán, que
denominan a Estados Unidos el “Gran Satán” y a Israel el “Pequeño Satán”.
Tal como correctamente señaló Lewis, el desprecio anti-occidental es tan
visceral en el Dar al-Islam que sus líderes se han aliado el siglo pasado con los
dos más grandes enemigos de Occidente: el comunismo y el nazismo. * Ni el
ateísmo soviético (con la indiscutible negación de Dios, en sí misma un
insulto al monoteísmo musulmán) ni el racismo venerado por el nazismo (con
el evidente rechazo a todo lo no-ario, que incluye a la nación musulmana),
impidieron que naciones árabes y musulmanas se aliaran -sino en todos los
casos política al menos intelectual y emocionalmente- con la URSS y la
Alemania Nazi. *Pero la escalofriante magnitud del odio musulmán contra
Occidente quedó epitomizada mediante la indescriptible atrocidad del 11 de
septiembre de 2001, cuando diecinueve terroristas musulmanes secuestraron
cuatro aviones de cabotaje norteamericanos y los estrellaron contra el
Pentágono en Washington y las Torres Gemelas del World Trade Center en
pleno Manhattan, lo que provocó el derrumbe de ambas y la muerte de
alrededor de 3.000 civiles. Este espeluznante atentado despertó la aletargada
conciencia occidental hacia el tamaño de la amenaza que enfrenta el mundo
libre. Norteamérica, como líder de la civilización occidental, había sido
brutalmente atacada. La disquisición de algunos comentaristas acerca de si
este había sido un ataque contra Estados Unidos por lo que es , o una
manifestación de protesta por lo que Estados Unidos hace , quedó quizás
desechada por una simple carta que acompañaba un envío de ántrax a un
congresista norteamericano al mes siguiente de los ataques:“No nos pueden
detener.Tenemos este ántrax.Ustedes mueren ahora.¿Tienen miedo?Muerte a
América.Muerte a Israel.Alá es grande”.