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Descubren un efectivo antiviral para el ganado

Investigadores de la Facultad de Famacia y Bioquímica de la UBA patentaron estructuras


químicas que serían de utilidad para tratar la fiebre hemorrágica causada por el virus Junín,
y la diarrea bovina.

Investigadores de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la Universidad de Buenos Aires (UBA)


desarrollaron estructuras químicas con potente actividad antiviral, en especial contra el virus Junín,
responsable de la fiebre hemorrágica, y el virus de la diarrea bovina, una afección que produce
significativas pérdidas económicas en la ganadería. Algunos de los compuesto también podría ser
útil para el tratamiento de la hepatitis C.

Los expertos son docentes e investigadores de las Cátedras de Química Orgánica III, Química
Medicinal y Virología quienes recientemente patentaron el desarrollo.

Como parte de sus líneas de investigación desarrollaron una serie de tiosemicarbazonas (TSCs)
derivadas de 1-indanonas. "Las indanonas son cetonas, compuestos tienen en su estructura un grupo
carbonilo. Las TSCs son derivados sólidos característicos del grupo carbonilo presente en aldehidos
y cetonas", precisa la doctora Graciela Moltrasio, profesora titular de Química Orgánica III de la
Facultad de Farmacia y Bioquímica (FFyB). Junto con ella trabajan las doctoras Albertina Moglioni
y Liliana Finkielsztein y los becarios doctorales farmacéuticos Eugenia Caputto y Lucas Fabián.

De ese conjunto de estructuras diseñadas por los expertos de la UBA, una mostró una interesante
actividad antiviral. La estructura lleva el nombre químico tiosemicarbazona de 5,6-dimetoxiindan-
1-ona y es, justamente, uno de los compuestos para los que obtuvieron la patente de invención.

Los compuestos desarrollados son moléculas absolutamente sintéticas, no se encuentran en la


naturaleza. Es decir que, a partir de los conocimientos básicos actuales de la química, los
investigadores "diseñan" estructuras que, desde lo ya conocido, tienen amplias posibilidades de
presentar características químicas que las hacen candidatas a convertirse en principios activos útiles.

"Para desarrollar las estructuras químicas, incluida la que patentamos, fuimos cambiando el tipo de
compuesto cetona de parida en el proceso de síntesis. Algunas de las estructuras obtenidas
mostraron actividad también antifúngica", explica la doctora Albertina Moglioni, quien es profesora
adjunta de la cátedra de Química Medicinal.

El trabajo demanda como etapas iniciales las tres que se describen a continuación:

La primera consiste en sintetizar los compuestos en el laboratorio. "Pero, es sabido que


aproximadamente de cada 10.000 estructuras químicas desarrolladas, tal vez una se convierta
finalmente en un medicamento", aporta Moglioni.

La segunda etapa se caracteriza por la evaluación biológica de los compuestos. Aquí resultó
fundamental el trabajo realizado en la cátedra de Virología de la FFyB. Este trabajo fue llevado a
cabo por el grupo de investigación de los doctores Rodolfo Campos y Lucía Cavallaro y la
colaboración de la becaria doctoral Eliana Castro.
En una tercera etapa, aquellos compuestos que muestran tener eficacia contra determinados
microorganismos, como es el caso de la tiosemicarbazona de la 5,6-dimetoxi-indan-1-ona respecto
del virus de la diarrea viral bovina (VBDV), los virólogos se dedican a investigar los sitios de
acción de los compuestos y los probables mecanismos involucrados.

Este trabajo mancomunado de químicos y virólogos permite hacer más eficiente el proceso de
diseño racional de estructuras químicas. "Tanto es así que, si se encuentra el sitio de acción de un
compuesto, hasta se podría llegar a predecir la estructura química que mejor "actuaría" en ese sitio",
relata Moglioni.

Para ejemplificar este aspecto, Moglioni trae a colación una analogía que utiliza en su actividad
docente. "Supongamos -dice- que debemos decorar y amoblar una casa nueva que nunca hemos
visto y no tenemos las medidas de los ambientes. Estaremos probando diferentes muebles, por
ensayo y error, hasta encontrar el mobiliario apropiado. Ahora bien -continúa Moglioni- si, en
cambio, disponemos del plano y hasta visitamos la casa, elegiremos o haremos construir los
muebles a medida, sin tanta pérdida de tiempo".

Conocer, entonces, el sitio "el lugar exacto" donde una droga actúa, permitirá que los químicos
desarrollen esos "muebles a medida" en sus laboratorios.

Cómo actúan las TSCs

Básicamente, las TSCs, la familia de los compuestos a la que pertenece la estructura desarrollada
por los investigadores de la UBA, son "secuestradoras" de iones metálicos y operan en procesos
metabólicos que, para llevarse a cabo, requieren de estos iones (como pueden ser iones de hierro,
cinc, magnesio, manganeso, cobre etc). Al privarlos de esos cationes, inhiben el crecimiento de los
microorganismos, como bacterias, virus u hongos, o de células tumorales.

En la actualidad, ya están autorizados por la Food and Drug Administration (FDA) de los Estados
Unidos, para el uso en pacientes, por lo menos tres TSCs con actividad antiviral y antileucémica.
Se trata de las drogas ambazona, triapina y metisazona.

También se postula que algunas estructuras químicas de esta familia podrían ser útiles para curar
enfermedades producidas por sobrecarga de hierro, dada su capacidad de "atrapar" el exceso de este
ion circulante.

Respecto de la actividad de uno de los compuestos patentados por los investigadores de la FFyB, a
partir de los estudios realizados en la cátedra de Virología se ha podido comprobar que la
tiosemicarbazona derivada de la 5,6-dimetoxiindan-1-ona tiene una actividad ocho veces superior al
ribavirin, el antiviral usado actualmente para tratar la fiebre hemorrágica argentina y la hepatitis C.

"En el caso de la fiebre hemorrágica, producida por el virus Junín, hasta ahora solo se dispone de un
tratamiento basado en el suero de pacientes que ya han sido afectados por el virus, sumado al
ribavirin. Para la hepatitis C, el tratamiento disponible consiste en la aplicación de interferón PEG,
acompañado por el antiviral ribavirin", aporta Moglioni.

Además de la potencia que exhibe el compuesto patentado hay que destacar otra ventaja. La 5,6-
dimetoxiindan-1-ona ejerce una actividad sinérgica con el ribavirin. Juntos ambos se potencian, lo
que permite usar dosis menores para conseguir los mismos efectos.

Fuente: Centro de Divulgación Científica - Facultad de Farmacia y Bioquímica - Universidad de


Buenos Aires (UBA)

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