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EL DIVAN

FRASES CELEBRES

Cuando estábamos en la primaria era común que


los maestros nos hablaran con orgullo de las frases
celebres que nos habían legado para la posteridad
los hombres y las mujeres ilustres que nos dieron
patria.
Si nos aprendíamos la frase, el profe o la profe,
según nos tocara, se daba por conforme, cual si nos
hubiéramos aprendido de pe a pa la biografía de
estos insignes personajes y con ello era un hecho
que la materia estaba pasada.
Sobre esta gente a lo mucho nos decían dónde y
cuándo nacieron, dónde, cuándo y cómo murieron,
qué frase célebre se habían aventado y párale de
contar.
Pocas veces supimos que más hacian: si les
gustaban los huevos estrellados o revueltos, si
padecían insomnio, si roncaban como leones o
dormían como bebés, si alguno estaba enfermo de
almorranas, si otro era un glotón o tenia un platillo
favorito , si se engorilaban cuando pisteaban, si
sufrían estreñimiento, si cuando niños jugaban a las
muñecas o a las escondidas, a los trastecitos fueran
indistintamente hombre o mujer, si eran unos
lirones para las siestas, si tenían un doble frente a
espaldas de su esposa o de su esposo, si se
levantaban tardísimo o eran de los que ya andaban
parados nomás se asomara el alba, si alguien eran
piromaniático o sonámbulo o mitómano o
cleptómano ( bueno, de estos últimos hasta la fecha
hay muchísimos), si practicaban algún deporte, si
les gustaba sopear el pan en el café, si les gustaba
bañarse a diario o eran medios ariscos para eso del
shower, en fin.
Pero esto poco importaba; la idea que nos
vendieron de toda esta gente es que eran gente
omnipotente, casi sobrenatural, que habían llegado
a este México a dejarlo rechinando de limpio en su
desarrollo, en las condiciones de vida de la gente, en
su defensa contra cualquier amenaza extrajera.
Cual si en ella se condensara toda su obra, estos
valerosos personajes fueron conocidos más por una
frase en particular, que por el resto de lo que
hicieron o dejaron de hacer en su paso por esta vida.
Lo que sea de cada quien, el respeto que se les
guardaba a ellos era ganado a pulso porque sus
actos públicos en pro de la nación, para bien o para
mal, jugaran en el bando de los rudos o los técnicos,
lograban trascender al grado de tatuarse para
siempre en la historia de México.
Sí a ésta la resumimos y pensamos en la
Independencia y construcción del Estado Nacional
(1821-1867), en la Guerra de Reforma (1857-1867),
en la República Restaurada (1867-1876), en el
Porfirismo (1876-1910) en la Revolución de 1910
(1910-1920) en el período posrevolucionario (1920-
1940), en la modernización económica y el
desarrollo estabilizador(1940-1970) en la transición
del nacionalismo tradicional a la
globalización(1970-1988),el proyecto modernizador
(1988-2000), y en la alternancia del 2000 en
adelante, veremos que en todos estos momentos,
una, dos, tres o más frases fueron acuñadas y a la
postre se registraron en la memoria colectiva de
país.
Desgraciadamente no de todas nos podemos
enorgullecer. Antes, creo, esas frases nacían de la
sapiencia, del arrojo, del compromiso nacionalista,
del amor por México, de la excelsitud y, sobre todo,
del alto coeficiente intelectual de su autor. Eran
palabras que tenían la magia de envolver un acto de
lealtad y valentía.
Con el pasar de los días, de los años, de los
lustros, de los siglos, el control de calidad se perdió
y poco a poco fueron careciendo de finura. Las
actuales, lejos de pedirle a las nuevas generaciones
que se las aprendan, hay que hacer todo lo posible
por que las olviden.
Si le echamos un ojo a los libros, nos
encontramos con notables, maravillosas frases
como, por ejemplo, “La patria es primero de
Vicente Guerrero; “Entre los individuos, como
entre las naciones, el respeto al derecho
ajeno es la paz” de don Benito Juárez García; “Si
tuviera parque no estaría usted aquí”,
atribuida al general Pedro María Anaya, en su
momento presidente de México en sustitución de
Antonio López de Santana;”Pobre de México,
tan lejos de Dios y tan cerca de los Estados
Unidos” de Porfirio Díaz; “Para servir a la
patria nunca sobra el que llega ni hace falta
el que se va” de Venustiano Carranza; “Las ideas
del filósofo apoyan la acción política del
hombre”, de José Vasconcelos; “Todo es
presencia, todos los siglos son este
presente”, del gran Octavio Paz; y claro, aquella de
"Levanten esas armas ¡Los valientes no
asesinan!", famosas palabras del liberal y gran
escritor mexicano Guillermo Prieto. Las dijo al
interponer su cuerpo entre el presidente de la
República Benito Juárez y los soldados de la guardia
del sublevado Félix Zuloaga, quienes pretendían
fusilarlo. Cuenta don Guillermo en sus memorias
que él prosiguió la defensa con la palabra, sin saber
lo que decía y culminó así: "Si quieren sangre,
bébanse la mía." Algunos miembros del pelotón
lloraron y le pidieron perdón a Benito Juárez, quien
siguió con vida, y con él, el férreo liderazgo que
permitió la restitución definitiva de la República en
la segunda mitad del siglo XIX.
Estas son apenas algunas de las memorables. No
nos alcanzaría este espacio para citar otras tantas
por el estilo.
Lamentablemente la inspiración de nuestros
gobernantes se vino a pique y cuando menos
pensamos las frases fregonas eran cosa del pasado.
Tan bién que íbamos pero cuando menos
esperamos, llegaron los 70´s y Don Luís Echeverría
Álvarez ya estaba en el trono para legarnos palabras
tan profundas como estas: “Ni nos beneficia ni
nos perjudica... sino todo lo contrario”.
Luego vendría el insigne José López Portillo para
lucirse con aquella de que “Defenderé el peso
como un perro”, sin precisar siquiera la raza de
perro que escogería para defender nuestra moneda,
pues no es lo mismo asumirse como un iracundo pit
bull que como un inofensivo chow chow.
Esto definitivamente fue un parteaguas porque
de ahí pal real todo fue sandez y ocurrencia. La
bobería cundió como epidemia y hasta la fecha es
hora que la frivolidad no desaparece de la boca de
los políticos.
"Ni los veo ni los oigo","Los candidatos con
los candidatos y los ex presidentes con ex
presidentes","Tengo menos amigos de los
que dicen y más de los que esperaba",“No se
hagan bolas”, son algunas de las profundas frases
que puso en circulación el prestigioso Carlos Salinas
de Gortarí.
“El que se mueve no sale en la foto”,
afirmaría sabiamente Fidel Velásquez
“Me dieron una hermana de usted,
compañero. A mí nadie me da línea.” “El
chiste no es orinar sino hacer espuma” “El
único amigo que uno puede tener es un peso
en la bolsa”, inscribiría con grandilocuencia
Leonardo Rodríguez Alcaine.
Y así vendrían mas y muchos mas tanto en el
plano nacional como estatal. Este espacio sería
interminable si voy citando uno por uno.
Pero vale la pena alargarnos otro poquito, pues
sería ingrato pasar por alto las frases que a partir del
2000 nos han compartido los principales actores
políticos. Esta nueva generación sin duda la
encabeza Vicente Fox: “Superáremos estos
obstáculos y dejáremos atrás a alacranes,
alimañas, sanguijuelas, tepocatas, víboras
prietas y demás arácnidos que se atraviesen
en el camino” "Yo sí necesito mi pensión
porque no he robado, yo sí la necesito, de
eso vivo (...), porque regresar ahorita a
buscar chamba está cañón, está grueso."
“No hay duda de que los mexicanos están
haciendo trabajos que ni siquiera los negros
quieren hacer”. “Ahora sí me siento
cargando la piedra del Pípila” "Necesitamos
la varita mágica de Harry Potter”. "Sí hice
muchas travesuras de chiquito y las ando
haciendo también de Presidente" "Pemex es
igual a la Virgen de Guadalupe, son
símbolos para los mexicanos que deben
manejarse con mucho cuidado." "Ya hoy
hablo libre, ya puedo decir cualquier
tontería, ya no importa... Total, yo ya me
voy"
A Fox le seguiría los pasos Santiago Creel Ex
secretario de Gobernación: “En México ya no
hay intocables” ¡Que se defienda como
hombrecito!” “Los invito a dejar atrás...la
cultura del sospechosismo”
Roberto Madrazo no se quiso quedar atrás y
pronunció:”Hasta piensan que las mujeres
son lavadoras. Las mujeres no son
lavadoras aunque lo parezcan.” “El único
que puede derrotar al PRI en 2006 es el
propio PRI”
“El que se va, se calla.” atinaría a decir por su
parte el ex Secretario de Gobernación Francisco
Ramírez Acuña antes que se fuera el mismo.
Por el lado de la todavía llamada izquierda
también hay muchos para citarse pero Andrés
Manuel López Obrador los representa muy bien:
“no hablo inglés, además para eso va a
haber traductores, además me da tiempo
pa' pensar!! “A mi denme por muerto” “Soy
indestructible”, “Cállate Chachalaca!!!
Y así, con tanta sapiencia, hasta la eternidá...

Miguel Ángel Avilés


avilesdivan@hotmail.com

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