4 Por esta razón, los que en la Congregación ejercían autoridad, debían ser para
todos un ejemplo, mientras servían en favor de sus hermanos, instruyéndose y
permaneciendo fieles a la enseñanza recibida, y todos debían tratarles con el
respeto, la lealtad y la honra que a la luz de las Escrituras, su labor mereciese.
Pablo escribe a Timoteo: “Para los fieles debes mostrarte un ejemplo en las
palabras, en la manera de vivir, en el amor, en la fe y en la castidad. Mientras
esperas mi llegada dedícate a la lectura, a la exhortación y a la enseñanza, sin
descuidar el privilegio que tienes y que por indicación de los profetas te fue
transmitido por los ancianos mediante la imposición de las manos. Ocúpate
de estas cosas dedicándote a ellas completamente, para que tu progreso sea
manifiesto delante de todos; cuídate y cuida de tu enseñanza. Persevera en
estas cosas porque al hacerlo te salvarás a ti mismo y a los que te escuchan”.
(1Timoteo 4:12-16)