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Universidad Autónoma Metropolitana

Unidad Iztapalapa

Singularidad y autenticidad de un pueblo


Opiniones sobre la identidad mexicana
- Ensayo -

Alumno: Alejandro Acolmiztli NETZAHUALCÓYOTL LÓPEZ


Profesora: María de la Luz FLORES GALINDO

27 de agosto de 2008
INTRODUCCIÓN

En este muy breve ensayo expongo sucintamente el artículo de Villoro “Sobre la identidad
de los pueblos” exponiendo después de cada uno des sus tres conceptos centrales (identi-
dad, singularidad y autenticidad) su vigencia en percepciones personales sobre la mexicani-
dad. ¿Cómo se ha singularizado el mexicano a sí mismo y por los extranjeros? ¿Qué pro-
yecciones han tenido respecto a su identidad? Son preguntas que quise exponer en este
trabajo.

Elegí el tema por mi interés personal en la percepción que uno tiene de sí mismo. En
particular me interesó la relación que expuso entre identidad y legitimidad (autenticidad).

Al basarme en percepciones propias, no abundo en bibliografía, aunque quizá con un


poco más de tiempo disponible, hubiera hecho un trabajo más referenciado y riguroso. La
extensión tampoco es la que me habría gustado, pero siento que de algún modo expongo
mis puntos centrales de manera suficiente.

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NETZAHUALCOYOTL LÓPEZ, Alejandro Acolmiztli Ensayo

SINGULARIDAD Y AUTENTICIDAD DE UN PUEBLO


OPINIONES SOBRE LA IDENTIDAD MEXICANA
Podemos entender «identidad» como la representación que tiene un sujeto de sí mismo,1
reconociendo otras dos características importantes: singulariza al sujeto de entre los demás
(en el sentido de caracterizarlo como unidad en el tiempo y espacio),2 y es afectada por las
imágenes que tienen ‘los otros’ del sujeto.3 La «identidad colectiva» se entiende como la
representación intersubjetiva de la mayoría de los miembros de un pueblo4 en su cultura.5

En el caso de nuestro país, son clásicos los trabajos de Vasconce-


los y Paz sobre la identidad del mexicano. Quizá el punto más reco-
nocido de Vasconcelos fue el de la «raza cósmica», que afirmaba que
Iberoamérica, como crisol de razas, tenía la fortuna de ser cuna de
una síntesis étnica, de una «quinta raza». Vasconcelos también reco-
nocía que en toda Iberoamérica había una unidad cultural importante,
que es la lengua.6 Éste es un ejemplo del tipo de singularización al
que recurre un sujeto a sí mismo para definir su identidad, aunque tal vez no sea el más
afortunado, pues a mi parecer, el basar una identidad nacional en cuestiones tan
les como son la raza o lengua se queda sólo en la segregación demográfica. Sería mejor una
identificación de sí mismo encontrada en la cultura del grupo, si es que debiera buscarse
una vía de identificación por medio de la singularidad.

Cuando digo «cultura» tampoco me refiero al tequila, al mariachi y al día de muertos,


aunque esa es la imagen que tienen ‘los otros’ (los extranjeros) del mexicano que afecta a la
representación que tenemos de nosotros mismos, como hice referencia en el primer párrafo.
En las caricaturas, películas y videojuegos japoneses, cuando aparece algún mexicano, pa-

1
Luis VILLORO, “Sobre la identidad de los pueblos”, en Estado plural, Pluralidad de culturas. Paidós-UNAM,
México, 1999; p. 64.
2
Ibid. p. 63
3
“La mirada ajena nos determina”, Ibid. p 65.
4
Ibidem.
5
“Está constituida por un sistema de creencias, actitudes y comportamientos que le son comunicados a cada
miembro del grupo por su pertenencia a él […] [consiste] en un modo de sentir, comprender y actuar en el
mundo […] que se expresan en instituciones, comportamientos regulados, artefactos, saberes transmitidos; en
suma, en lo que entendemos por «cultura».”, Ibid. p66.
6
El escudo de la UNAM (del que Vasconcelos fue el noveno rector) es muestra de estas dos posiciones, pues
muestra un mapa con toda Iberoamérica (incluyendo Brasil) y el lema “Por mi raza hablará el espíritu”.
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NETZAHUALCOYOTL LÓPEZ, Alejandro Acolmiztli Ensayo

reciera obligatorio que aparezcan cactus y tequila,7 y en los norteamericanos suele ser fre-
cuente que aparezca el día de muertos.8 Y en las olimpiadas pasadas (aunque la delegación
mexicana no fue con traje típico ni nada parecido) los chinos
gieron como representante musical del continente americano un
grupo de mariachis en el Desfile de las Naciones. Esta noción que
tienen ‘los otros’ sobre el mexicano no me parecen tampoco la más
afortunada, si bien reconozco que son un primer atractivo de los ex-
tranjeros hacia nuestra nación.

Paz en su El laberinto de la Soledad, por otro lado, hizo una


alienación: siendo él mismo un mexicano, hizo el ejercicio de observarse a sí mismo en
búsqueda de una identidad nacional, pero hablando de él como si le fuera algo ajeno. Y su
búsqueda resulta particularmente crítica: cuando habla, por ejemplo, de que como mestizos
somos hijos de la chingada (una mujer violada, indígena, por parte de un español) se logra
una identidad con la que ningún mexicano le gustaría sentirse identificado, si bien su méto-
do de auto-alienación me parece muy rescatable.

La singularidad y la autenticidad

La singularidad de un pueblo radica en los rasgos que constituyen “lo «propio», «lo peculiar»
e incoparable de una cultura”.9 Éste sería el método más superficial: el de símbolos naciona-
les y héroes colectivos, aunque sólo basta para alimentar “un nacionalismo popular y cho-
carrero”10.

Un ejemplo de esto sería el de ensalzar el pasado indígena mexicano, como si fuera


nuestra única fuente cultural. Es común escuchar “cuando los españoles vinieron a conquis-
tarnos” (en contraste con otros latinoamericanos que dicen “cuando nosotros vinimos a
conquistar a aquí) como si nosotros mismos no tuviéramos en nuestra sangre algo de esos
conquistadores españoles, como si fuéramos totalmente indígenas (cuando solamente alre-

7
Erin ga chōsen, Digimon, Shaman King, Candy Candy, Street Fighter, etc.
8
The Wild Thornberrys, Grim Fandango, Once Upon a Time in Mexico, etc.
9
Villoro, op. cit. p. 72
10
Ibidem.

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dedor de un 10% de los habitantes del país son amerindios ‘puros’), olvidando un poco que
el país es más bien mestizo, demográficamente hablando.

En México sentimos una particular identificación con


los mexicah,11 el pueblo amerindio dominante en Meso-
américa precolombina. El nombre de nuestro país (y
mucha de nuestra toponimia) viene de su lengua, el
náhuatl. Sin embargo, pareciéramos no saber que los
mexicah fueron un grupo beligerante venido de lo que ahora es el sur de Estados Unidos
que llegaron a ocupar el valle sometiendo a sus habitantes originales para fundar un imperio
que no duró ni 100 años. 12 Ellos también eran conquistadores, y tuvieron sumisos a un
sinnúmero de pueblos que étnicamente nada tenían que ver con ellos. Y aún así, muchos
nos sentimos orgullosos de ser aztecas.

Otro ejemplo aberrante es el de nuestro billete de 100 pesos. En él tenemos a la figura


de Nezahualcóyotl, el rey poeta, con el siguiente poema:

Amo el Canto del Cenzontle,


Pájaro de Cuatrocientas voces
Amo el color del jade,
y el enervante perfume de las flores;
Pero amo más a mi hermano el hombre

Lo triste es que, aunque es “su” poema más célebre, Nezahualcóyotl no es su autor,13


pues no existe el original en náhuatl, y tiene en sí elementos estilísticos europeos totalmente
ajenos a él. Es pues, inaunténtico.

11
Tal como puede observarse en nuestras monedas, y en los sitios turísticos que tienen información trilingüe:
en inglés, español y en náhuatl, como en Teotihuacán.
12
De 1428 a 1521
13
Tal como no parece dentro de los poemas canónicamente atribuídos. Cfr. Martínez, José Luis. Nezahualcó-
yotl. Vida y obra. México, Fondo de Cultura Económica (FCE), 1972.

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NETZAHUALCOYOTL LÓPEZ, Alejandro Acolmiztli Ensayo

LA AUTENTICIDAD, A MODO DE CONCLUSIÓN

La autenticidad sería la vía contraria en la búsqueda de la identidad. Ésta consiste en un proyecto


elegido, en un futuro elegido, más que ver el futuro a la luz del pasado.14

En esta definición Villoro trata de legitimar el proceso de autoreinvención de la identidad que


tienen los pueblos, de seguir considerando auténtica una postura respecto al futuro basados en lo
que una comunidad quiere de ella misma. En lo particular considero que la legitimidad no es un
factor importante, y que si para garantizar el progreso de un pueblo hay que reinventar su identidad,
esto no tiene nada de malo, ni es ilegítimo.

Cuando Justo Sierra fue Secretario de Educación hizo todo lo posible para que los niños fueran
a la escuela, incluso bajo la amenaza de meter a sus padres a la cárcel si no los enviaban, y que en
el día del Centenario de la Independencia todos los niños indígenas de primaria del país tuvieran
zapatos.15 Si bien es imperdonable que por su culpa se creara en la población una demeritación de
las lenguas indígenas del país a favor del español,16 su meta fue similar a la que propone Villoro: en
base a un feriado nacional, proyectó de un futuro mejor en que los niños indígenas tenían zapatos,
en vez de andar descalzos, o con sus huaraches. Fue una actitud encomiable.

14
Villoro Op. cit. p. 71, Cfr. “«Ser uno mismo» no es descubrir una realidad oculta en nosotros, sino ser fiel a
una representación en que nuestros proyectos integran nuestros deseos y actitudes reales”, ibid, p. 76
15
Fernando HORCASITAS, De Porfirio Díaz a Zapata, Memoria náhuatl de Milpa Alta, 2ª ed., [Memorias de
Doña Luz, seud. de Julia JIMÉNEZ GONZÁLEZ], Recopilación y Trad. de …, Presentación de Miguel
LEÓN-PORTILLA, Ilustr. de Alberto BELTRÁN, México, UNAM. Instituto de Investigaciones Históricas,
2000. 154 pp.
16
Shirley Brice HEAT, La política del lenguaje en México, de la Colonia a la Nación, México, Dirección General
de Publicaciones del CNCA, INI 1992. 317 pp. (Colec. Presencias)

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