Evolucin humana; desde el simio primigenio hasta el novelista sueco, pasando por el
Australopithecus.
Pues no es cierto que, a veces, se produce una chispa en el cableado que nos ilumina
con un destello de nuestra otra verdadera naturaleza. Muy de vez en cuando s, pero
es algo que todos hemos experimentado. Puede ocurrirnos cuando hacemos el amor,
aparecer mientras nos entregamos al inocente disfrute de una obra de arte, meditando la
lista de la compra o estallarnos en la cara en uno de esos arbitrarios e inesperados
momentos en los que, sencillamente y sin motivo aparente, nuestro espritu nos agarra
por las solapas. El tiempo se encoge, se estira, estalla en mil pedazos, desaparece! Nos
quedamos embobados con la mirada perdida en el infinito. Somos de algn modo libres,
capaces por un instante de vislumbrar no sabemos muy bien qu.
La tormenta se propaga ante nuestras atnitas neuronas, incapaces de computar lo que
diablos sea que esta pasando, de traducir de modo inteligible esta luz que las rodea y las
hace sentir superfluas. Nuestra mente racional inmediatamente acusa recibo de este
imperdonable agravio, reacciona y se dispone presta a ametrallarnos con municin de
choque; pensamientos. Pensamientos inconexos, inocentes, pueriles, burdos, geniales,
zafios, culpablestanto da, la compuerta ha vuelto a abrirse. El efecto es instantneo;
dejamos de existir y pasamos a pensar la existencia. A sobrevivir. A vivir en diferido.
http://www.youtube.com/watch?v=857XMszdDcY