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Título: LA EDUCACIÓN A DISTANCIA: UNA TECNOLOGÍA PARA LA

EFICIENCIA DE LA EDUCACIÓN

Autor: MC. Roberto Caballero Carrillo


Ministerio de Educación Superior

RESUMEN

El presente trabajo tiene la finalidad de proponer un grupo de regularidades que permitan a los
profesionales acceder a los programas de posgrado desde los lugares más apartados del país y sin
abandonar sus puestos de trabajo y proponer un modelo alternativo de Educación a Distancia.

Este modelo presupone un diseño curricular adecuado a las diferentes modalidades de la


Educación a Distancia y para lo que se debe tener en cuenta una rigurosa precedencia entre las
distintas asignaturas, disciplinas, cursos, módulos que componen el programa de estudio, lo que
conlleva una optimización de éstos para elevar la eficiencia de la educación.

El Modelo de Educación a Distancia que se asume es el conocido como mixto, caracterizado por
poco diálogo y más estructurado, basándose en lo fundamental en el trabajo independiente como
método de aprendizaje y la autopreparación como forma y para ello se apoya fundamentalmente
en los materiales didácticos escritos (bibliografía) a los que se les puede incorporar otros medios
como el video, la radio, audiocassettes, correo electrónico y redes del tipo Internet, lo que
permite disminuir los contactos entre estudiantes y profesores (encuentros), y la utilización
periódica de tutores o asesores.

Los programas de posgrado que se estructuren por el Modelo de Educación a Distancia asumido,
deben poseer un nivel equivalente a los que se desarrollan a tiempo completo o de forma
presencial, para ello se diseñan bajo un riguroso orden de precedencia; con una mayor duración y
un sistema de evaluación propio de esta modalidad; tener el aseguramiento bibliográfico
necesario; exigir la afinidad laboral directa entre el puesto de trabajo y el programa que se desea
matricular, como uno de los requisitos de ingreso y brindar las facilidades laborales mínimas.

Para la aplicación de este modelo de Educación a Distancia es necesario utilizar los Centros de
Educación Superior y los Centros Autorizados de los Organismos de la Administración Central
del Estado de todas las provincias, unos como Sede Central y otros como Sedes Asociadas, con
vistas a acercar cada vez más los estudios de posgrados a los cursistas, para aprovechar el tiempo
al máximo y reducir el costo de los pasajes y alojamiento en todo lo posible.
MARCO CONTEXTUAL Y REFERENCIAL

La República de Cuba está formada territorialmente por la Isla de Cuba y gran número de
pequeñas islas y cayos adyacentes, por lo que los geógrafos prefieren referirse al archipiélago
cubano, con una extensión territorial de 110 922 kilómetros cuadrados en la zona del Caribe de la
América Latina, la población total en enero de 1996 llegó a 11 millones de habitantes y de
acuerdo con la división político administrativa vigente, el país está compuesto de catorce
provincias que se dividen en 168 municipios y un municipio especial denominado Isla de la
Juventud.

La Constitución de la República establece en su artículo 51 que se consagra el derecho de todos


los ciudadanos cubanos a la educación y precisa específicamente que “los hombres y mujeres
adultos tienen asegurado este derecho en las mismas condiciones de gratuidad y con facilidades
específicas que la ley regula, mediante la educación de adultos, la enseñanza técnica y
profesional, la capacitación laboral en empresas y organismos del Estado y los cursos de
educación superior para los trabajadores”.

El programa educacional que la Revolución encuentra en enero de 1959 presenta, entre otros
muchos problemas la existencia de más de un millón de analfabetos y subescolarizados. La
Campaña Nacional de Alfabetización, realizada en 1961 con el esfuerzo de todo el pueblo,
constituye por ello un trascendente hecho de cultura, que inició el impetuoso desarrollo del país
en el terreno de la educación.

Desde los primeros momentos, la Revolución abrió las puertas de la educación superior a los
hijos de los obreros y campesinos que, en la época prerrevolucionaria, no tenían posibilidades
económicas de llegar a la universidad y proclamó en enero de 1962, la Reforma Universitaria, el
más importante momento histórico de esa década en este nivel educacional.

La Reforma Universitaria comprendió, entre otras medidas, la modificación del régimen de


gobierno; con la participación de profesores y estudiantes, la reorganización de la estructura
universitaria, el desarrollo de la investigación científica, la creación de un mayor número de
carreras y de los Institutos Pedagógicos, la fundación del Sistema de becas universitarias, el
cambio de la estructura de matrículas según las necesidades del país y el establecimiento de la
relación del estudio con el trabajo, principio rector de todo el Sistema Nacional de Educación.

Estos son, también, los años en que se crean en las universidades las Facultades Obrero-
Campesinas: en que se generalizan los Cursos para Trabajadores, mediante los cuales
comenzaron a cursar estudios superiores hombres y mujeres que no pudieron hacerlo con
anterioridad. Para hacer frente a los crecimientos de matrícula, se observa el incremento de las
construcciones en las universidades, en que surgen nuevas entidades académicas; las Unidades
Docentes, las Filiales y Sedes Universitarias, como consecuente aplicación del principio de la
universalización de la enseñanza en este nivel de educación. En 1965 se funda el Centro Nacional
de Investigaciones Científicas (CNIC), como muestra de la integración en la enseñanza superior
con la investigación científica.

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En los primeros años de la década de los años 70, se establecen nuevas formas de estudio-trabajo
en la educación superior cubana, como manera de aplicar el principio martiano de combinar la
teoría con la práctica, la escuela con la vida y la enseñanza con la producción.

En 1973 fue promulgada, después de un masivo proceso de análisis por el estudiantado, la Ley
del Servicio Social, por la cual los graduados universitarios prestarán sus servicios, en los tres
primeros años de ejercicio de la profesión adquirida, en aquellos lugares donde sean más
necesarios a la nación.

Las instituciones de educación superior cubanas ofrecen tres tipos de cursos: los cursos regulares
diurnos, los cursos regulares para trabajadores y los cursos dirigidos o libres. Los cursos
regulares diurnos son los que tienen como característica la dedicación al estudio a tiempo
completo.

Los cursos regulares para trabajadores requieren dedicación a tiempo parcial y han sido diseñados
especialmente para estudiantes con vínculo laboral. Existen dos modalidades: el Curso
Vespertino-Nocturno que se desarrolla en horarios que no afectan la actividad laboral del
estudiante y con una periodicidad lectiva de dos a cuatro días semanales y la modalidad Por
Encuentro o Enseñanza a Distancia que se organiza por semestres y se desarrolla quincenalmente,
cada tres semanas, o mensualmente o de otras formas en el caso de los estudios de pregrado.

En los Cursos por Encuentros o a Distancia los estudiantes deben disponer como elemento
esencial de los textos y las guías de estudio correspondientes.

Los cursos dirigidos o libres, se desarrollan basándose en la autopreparación, sin contacto con los
profesores, salvo en los exámenes (tres veces al año).

Los cursos para trabajadores en el pregrado quedaron establecidos en 1962 con la creación de
cursos por encuentros para la superación de personal docente en ejercicio que no poseían títulos
de graduado universitario y dos años más tarde en 1964 se inician los cursos por encuentros en la
carrera de Agronomía para superar a los técnicos de nivel medio existentes en esta rama de la
economía. Este esfuerzo inicial de las facultades pedagógicas y agropecuarias fue seguido años
más tarde por otras facultades hasta lograr en los primeros años de la década del 70 la
consolidación de estos cursos en varias de las entonces facultades universitarias.

En los primeros años de existencia de los cursos para trabajadores, la afinidad laboral y de los
estudios precedentes con el perfil de la carrera tenía una manifestación espontánea, es decir, no
existían regulaciones en este sentido. Las experiencias acumuladas por los Centros de Educación
Superior y la necesidad del principio de la selección entre la demanda creciente y las limitaciones
en las posibilidades de asimilación de matrícula por parte de la educación superior, determinó la
aplicación relativa de este principio.

También en la década del 70, se produce una nueva explosión de matrícula, pero en el nivel
secundario, y por tanto se hizo necesario crear secundarias básicas y preuniversitarios, fundamen-
talmente en el campo, recibe un gran impulso la Educación Técnica y Profesional y la
Capacitación Técnica de los Trabajadores, al promulgarse la Ley 1272 que, además creó el
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Consejo Asesor de la Capacitación Técnica en Cuba, que permitió tener una red de Centros
Educacionales y de Capacitación a lo largo y ancho del país para formar los obreros calificados y
técnicos medios que se necesitaban en las diferentes ramas de la producción, los servicios y el
arte y donde participaban todos los organismos de la Administración Central del Estado.

Todo este movimiento permitió aplicar el principio de combinar el estudio y el trabajo en la


práctica diaria.

En la década del 80 se consolida la Educación Superior, fundamentalmente en la Educación de


Pregrado, que había tenido un incremento modesto en los primeros años de la Revolución,
pasando de 15 000 a 35 000 en el curso 1970-71 y a 83 900 en el 1975-76, y llega a 283 647
estudiantes en el curso 1988-89, de ellos el 57% correspondían a cursos para trabajadores. El
Claustro se incrementó de alrededor de 1 000 profesores en 1959 a 8 500 en 1980 y a 24 000 en
el curso 1994-1995.

El aumento más brusco de la matrícula se produce a partir de 1976 luego de la creación del
Ministerio de Educación Superior y de la ampliación de la red de Centros de Educación Superior
que pasó de cinco centros a veintiocho en el curso 1976-77 y se continuó conformando la Red
hasta llegar a 45 centros en la actualidad.

En el año 1981 se promulga el Decreto-Ley 42 y su reglamento Decreto 91 que le brinda


facilidades laborales a los trabajadores que estudian en la Educación Superior en los cursos
vespertino-nocturnos y por encuentros.

Este Decreto es el que oficializa los diferentes tipos de curso para trabajadores en el país y
establece los requisitos de ingreso que sustentan los mismos, sobre la base de los factores
siguientes:

- Los méritos, la actitud, la aptitud y la calificación del trabajador.


- Los sectores, las actividades y la ubicación territorial de las necesidades priorizadas.
- La afinidad laboral.
- La posibilidad física del trabajador para realizar una tarea efectiva y útil cuando se gradúa.
- La compatibilización, en el caso de los que están prestando servicio social, de la posibilidad
de estudiar con las obligaciones derivadas de dicho servicio.

Al gran salto cuantitativo, de los 200 000 estudiantes en el curso 1979-80, contribuyó el
comienzo de los llamados cursos dirigidos o libres que se desarrollan en la Educación Superior
Cubana, donde se estudia utilizando como forma de enseñanza principal la autopreparación, sin
contacto con el profesor, salvo en los exámenes. Se rige por un Plan de Estudio equivalente al
Curso Diurno, pero con más flexibilidad en cuanto a la precedencia de las asignaturas y con la
opción de cuáles examinar por el estudiante. Se ofrecen en carreras de Humanidades y Economía,
donde no hay prácticas de laboratorio.

En Cuba la modalidad de Cursos Libres ha tenido mejores resultados en la producción de


doctores, en programas nacionales y en colaboración con otros países, no ha sido así en el
pregrado donde los resultados han sido muy bajos, lo que se evidencia con el hecho de contar con

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sólo 1519 graduados en 16 años, aunque en los primeros cursos hubo ingresos superiores a los 30
000 estudiantes.

En la propia década del 80 se alcanzó una matrícula de más de 300 000 estudiantes de pregrado
en los diferentes tipos de cursos en más de 150 especialidades y 211 perfiles terminales, que
fueron reducidas a 78 carreras en el curso 1988-89, este cambio en la estructura de especialidades
y carreras, coincidió con la aplicación de planes de estudio de perfil amplio.

La década del 90 se caracteriza por la disminución sustancial de la matrícula de pregrado, que en


estos momentos es de unos 150 000 estudiantes y el aumento de la matrícula de posgrado
atendiendo a que el país cuenta con más de 560 000 graduados universitarios, lo que equivale al
5% de la población, gracias al esfuerzo de la Educación Superior con todos los tipos de cursos y
modalidades. De los 560 000 graduados universitarios el 57% pertenece a cursos diurnos o
tiempo completo y el 43% a modalidades no presenciales que incluye Educación a Distancia y
Cursos Libres.

En Cuba la educación de posgrado se compone de dos vertientes la superación profesional


orientada a la educación continua de los graduados y que se expresa, sobre todo, en forma de
diplomados, cursos, entrenamientos y otras que vienen a satisfacer necesidades sociales de
diverso carácter en lo que intervienen unos 200 centros autorizados entre CES, centros de
investigación y centros de capacitación de empresas y organismos de la administración central
del estado que ofrecen actividades de esta índole y la formación académica que comprende las
maestrías, las especialidades de posgrado y los doctorados.

Los cambios que hoy se producen en Cuba en materia de educación de posgrado tienden a
fortalecer la integralidad del subsistema, su pluralidad de formas, que de hecho expresan una
diversidad de compromisos con la sociedad y sus reclamos, y también a potenciar la formación
académica de posgrado para formar recursos humanos de alto nivel para la investigación y la
docencia universitaria.

La maestría por ejemplo, como forma de posgrado académico, se ha venido instrumentando en


los últimos años. En la actualidad están en ejecución 187 programas de maestría que se
desarrollan en más de la mitad de las instituciones de educación superior del país.

Por área del conocimiento los programas de maestrías poseen una distribución bastante
apropiada, según las necesidades del desarrollo social. Sin embargo desde el punto de vista de la
distribución territorial se presentan dificultades, sobre todo si tenemos en cuenta que el 90% de
las maestrías en la rama de las ciencias agropecuarias se concentran desde Villa Clara a Pinar del
Río; el 100% de las maestrías en ciencias sociales y humanísticas se concentran desde Villa Clara
a Ciudad de La Habana; el 83% de las maestrías en ciencias biomédicas se desarrollan desde
Villa Clara a Ciudad de La Habana; el 80% de las maestrías en ciencias técnicas, ciencias
naturales y exactas se concentran desde Villa Clara a Ciudad de La Habana; el 67% de las
maestrías en ciencias pedagógicas se desarrollan desde Villa Clara a Ciudad de La Habana y el
62% de las maestrías en ciencias económicas se concentran desde Villa Clara a Ciudad de La
Habana y el 68% del total de las maestrías se desarrollan desde Villa Clara a Ciudad de La
Habana.
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La Educación Superior actualmente está distribuida a lo largo de todo el país en 45 centros de
educación superior (CES), pero éstos se encuentran situados en 19 municipios de los 169 que
tiene el país, o sea en los lugares más poblados es donde se encuentra la matrícula y el número de
CES y no en los de mayor área, es decir la ubicación del CES no depende de la dimensión de los
territorios y sí de los puntos donde está más concentrada la población y la producción, esto no
permite que la Educación de Posgrado llegue a los lugares más apartados del país. De igual forma
el 70% de los 160 centros autorizados de los organismos de la administración central del estado
se encuentran en Ciudad de La Habana.

Por otra parte aunque están determinadas las necesidades de superación profesional de los
trabajadores y cada día es más creciente la oferta de las universidades en materia de superación
posgraduada, se ha podido detectar a través de entrevistas y encuestas a dirigentes
administrativos, profesionales de la producción y los servicios y organismos especializados, que
en Cuba cada trabajador recibe solamente un curso de posgrado cada 15 ó 20 años en los sectores
más atrasa-dos.

Las barreras fundamentales que impiden el acceso de los trabajadores a la Educación de Posgrado
son:

a) Las grandes distancias a que se encuentra los centros de educación superior de su lugar de
residencia o de trabajo.
b) Falta de comprensión de los empresarios de que la capacitación debe verse como una
inversión, que apoya el desarrollo de la economía.
c) Falta de tiempo para hacerle frente a la educación presencial.
d) Falta de divulgación de los cursos de posgrado.

¿Qué hacer entonces?

Como es conocido en el reglamento de la Educación de Posgrado de la República de Cuba se


plantea: “Para la ejecución de las maestrías puede dedicarse: tiempo completo, tiempo
compartido o a distancia”.

El establecimiento de la educación a distancia, como alternativa de solución a esta problemática


planteada, hace necesario también la determinación de un conjunto de REGULARIDADES que
permitan el mejor desarrollo de esta tecnología en función de este objetivo.

De igual forma en el propio reglamento se establece: “Los programas de las maestrías y


especialidades no médicas deben tener una duración entre 1 y 2 años; esta duración corresponde a
la dedicación a tiempo completo; las otras tendrán una duración mayor, pero nunca superior a 5
años. Los plazos para cursar las Especialidades y Maestrías y obtener el título correspondiente
están fijados en los programas de estudio”.

También en el reglamento se plantea que: “En cualquiera de las dedicaciones deben considerarse
las actividades necesarias que garanticen plenamente el cumplimiento de los objetivos parciales y
terminales de cada programa, así como su comprobación y control”.

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El caso que nos ocupa es la de investigar y proponer una modalidad para el desarrollo de los
programas de estudio de posgrado que se adapte a las posibilidades dadas en nuestro medio. Una
de las alternativas sería el aplicar el método de la Educación a Distancia junto con otros de
formación alternativa a través de las metodologías participativas en la educación, aprovechando
toda la experiencia acumulada durante más de 20 años desarrollando esta modalidad en pregrado
tanto en Cuba como en otros países.

Para poner en práctica este modelo se hace necesario un diseño curricular adecuado a las
diferentes modalidades de la Educación a Distancia y como es conocido no se puede hablar de la
existencia de un solo enfoque o metodología curricular capaz de dar respuesta integral a la
diversidad de problemas que plantea el curriculum y sus praxis. Cabe, por tanto, una revisión de
los fundamentos conceptuales y modelos más representativos de este campo, así como perfilar
una propuesta metodológica más integral y flexible que las precedentes, pero sin pretender dar
solución a un proceso tan complejo y lleno de contradicciones, como es el diseño curricular.

En la literatura revisada en materia de diseño curricular, es frecuente encontrar confusiones y


ambigüedad entre los modelos curriculares y los modelos de instrucción. De esta forma, términos
como curriculum, plan de estudios, programas de estudios, instrucción y enseñanza se
intercambian y ubican en un mismo plano.

Es en las décadas posteriores a la Segunda Guerra Mundial, donde la educación es vista como
piedra angular del desarrollo, que se perfila el campo del diseño curricular.

Son varias las corrientes que a partir de ese momento determinan la concepción del qué y el
cómo del fenómeno educativo: la psicología conductista, la tecnología educativa, la enseñanza
programada, el enfoque de sistemas, la psicometría, la teoría curricular clásica y en ese contexto,
el diseño curricular que se desprende de esta última.

De esta forma, la teoría curricular y la aproximación metodológica que le sirve de base, se


consolida como parte de una pedagogía estadounidense que busca promover una educación
científica, en contraposición a la enciclopedista, cuyos nuevos valores son la “eficiencia” y la
“democracia”. Esta visión de lo educativo tiene un gran impacto en los países latinoamericanos,
fuertemente influenciados, cultural, tecnológica e ideológicamente por la potencia hegemónica de
la región. En particular es notable la penetración de la teoría y modelos curriculares, clásicos, la
planeación educativa, la tecnología educativa y los modelos de evaluación que se les asocian.

En la actualidad el desarrollo curricular se inclina por privilegiar la función del docente como
mediador del aprendizaje y el papel de la interacción entre los alumnos.

Otro elemento importante en la conceptualización del ámbito del diseño curricular y la


conformación de modelos prescriptivos de éste, se refiere a la necesidad de instaurar procesos de
investigación y evaluación continua que permitan analizar dichos modelos en la práctica.

Por otro lado, el diseño curricular, al concebirlo más como proceso que como producto estático,
que se ubica en una dimensión sociotemporal, requiere del estudio de una realidad y proyecto
curricular concretos, en los que es posible identificar diversos planos y momentos. Ello implica
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que no puede pensarse en elementos curriculares en abstracto y que una propuesta metodológica
deberá siempre ser repensada en cada caso particular.

Así el concepto de diseño curricular se refiere a la estructuración y organización de una serie de


elementos orientados a la solución de problemas detectados previamente; donde es preciso
considerar el conjunto de fases o etapas que se deberán integrar en el proceso conducente a la
conformación de un proyecto o propuesta curricular particular. El punto central, la concreción de
este proyecto, se vislumbra en su praxis, debiendo ser flexibles y en gran medida originados por
los principales actores del proceso docente-educativo.

En este sentido, es que puede establecerse el vínculo entre diseño curricular y curriculum; el
primero se constituye en el proceso conducente al segundo, mientras que el currículum es
planteado, como un resultado, que de ninguna manera debe verse como estático o rígido.

Lo anterior nos remite a otra distinción importante, que la mayoría de los autores suelen omitir:
el diseño del curriculum no debe confundirse con su propio desarrollo. Por desarrollo curricular
entendemos el proceso de elaboración, construcción y conversión progresiva del currículum,
mientras que el diseño curricular es la forma o esquema de racionalización que deliberadamente
se utiliza en dicho proceso o en fases diferenciadas del mismo.

En la educación a distancia, tanto para el diseño o el rediseño curricular de las distintas formas
del posgrado se hace necesario aplicar algunos instrumentos que permita cumplimentar el
objetivo propuesto, pero en ningún caso se debe utilizar el diseño curricular previsto para la
educación presencial, sin hacerle las adaptaciones necesarias.

La educación a distancia, permite brindar una respuesta efectiva a la Educación Avanzada, ya que
hace que la educación superior se extienda a toda la sociedad y esto a su vez constituye un
principio básico.

Permite racionalidad, creatividad y obtener resultados de calidad, en el desarrollo de los


programas aplicando estas tecnologías de la educación a distancia. De igual forma obliga al
estudiante a ser un investigador y realizar sus trabajos de forma independiente.

CONCLUSIONES:

1. El trabajo ha demostrado la necesidad de aplicar la educación a distancia en los estudios


de posgrado en la medida de las posibilidades.

2. Para desarrollar los estudios de posgrado por educación a distancia se deben utilizar los
Centros de Educación Superior y Centros autorizados por los organismos de la
Administración del Estado, unos como Sede Central y otros como Centros Asociados.

3. A los requisitos de ingreso establecidos para el posgrado, se le debe añadir que el


profesional que desee matricular algún estudio de posgrado por educación a distancia
debe tener afinidad laboral entre la figura de posgrado objeto de estudio y su perfil
laboral.
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4. El profesional que matricule algún estudio de posgrado por educación a distancia debe
recibir las facilidades laborales correspondientes.

5. Se debe continuar aplicando el modelo Adual o cara a cara y adoptar el Encuentro, como
Unidad Organizativa básica para desarrollar el posgrado a distancia.

6. Es necesario utilizar todos los elementos de la educación a distancia para obtener el éxito
deseado: estudiante, tutor, tutoría, materiales didácticos y otros medios que lo acerquen al
modelo industrializado.

7. Para adecuar los estudios de posgrado a la educación a distancia es de mucha utilidad usar
los instrumentos prácticos para el diseño y rediseño curricular y utilizar un sistema de
evaluación apropiado.

8. El presente trabajo también demuestra la utilidad de la educación a distancia para la


educación presencial y cuanto se complementan, con la teoría de la convergencia.

9. De igual forma se aprecia la necesidad de continuar investigando esta temática tanto para
el país como para otras regiones.

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