Es ésta una de mis primeras actividades como Ministro de Justicia y quisiera partir
agradeciendo la invitación de la Defensoría Penal y agradeciendo también la presencia acá
del Presidente de la Corte Suprema, que confirma la lógica de colaboración y de trabajo
conjunto que –en estos último años- han llevado a cabo el Poder Judicial y el Poder
Ejecutivo para mejorar la justicia en Chile.
Como ha dicho nuestra Presidenta de la República, iniciamos una importante etapa donde
se conjuga la continuidad y el cambio. Se deben consolidar los avances alcanzados y
también se deben generar cambios para completar los desafíos que profundicen nuestra
democracia.
Sólo hace algunos meses hemos completado la implementación de una gran revolución en
la justicia, simbolizada por el nuevo procedimiento penal, que da plenas garantías a las
personas víctimas de delitos, como asimismo a las personas que han sido imputadas y
sancionadas penalmente.
Hoy contamos con una eficiente y moderna institucionalidad que deposita su confianza en
fiscales, jueces de Garantía y Orales y en el trabajo que desarrollan ustedes, los defensores
penales públicos.
Pero junto a este relevante desafío, se suman la preocupación constante –y que será un eje
de mi administración- por modernizar el sistema penitenciario; por perfeccionar y aumentar
el trabajo con el Poder Judicial para que la justicia sea más rápida y avanzar
sustancialmente en la reforma a la justicia civil y en la implementación de la Nueva Justicia
del Trabajo. Debo mencionar también la reforma al Código Penal, que viene a completar las
transformaciones al sistema penal en Chile. Hay un norte en estos objetivos: se trata de que
las personas, que los ciudadanos reciban y sientan los beneficios de las transformaciones y
que mejoremos la calidad de las prestaciones que entregan nuestras instituciones.
Hoy nos encontramos con otra gran reforma, que refleja el espíritu de largo aliento y con
sentido de país con que asumió la Concertación esta tarea: la reforma al sistema de
atención y protección a la infancia y adolescencia, que tras varios años de trabajo, tiene
frutos visibles:
- La ley de Juzgados de Familia (Ley Nº 19.968), que creó un sistema integrado y
especial de atención a las familias,
- La ley de Subvenciones del SENAME (Ley Nº 20.032), que contempla un sistema
más efectivo de financiamiento de proyectos y programas dirigidos a los niños, niñas y
adolescentes vulnerados en sus derechos, como asimismo de los colaboradores que
trabajan en la reinserción social de adolescentes infractores de ley,
- Y la ley de responsabilidad penal adolescente (Ley Nº 20.084).
Esta ley no es una normativa aislada. Se inserta en el contexto de una reforma -integral y
amplia- de la respuesta del Estado frente a los problemas de la infancia, en la perspectiva
de lograr la plena aplicación de la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño en
nuestro país.
La ley Nº 20.084 crea, por primera vez en nuestra historia, un sistema especial de justicia
penal para adolescentes y pretende remover los siguientes obstáculos actuales:
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MINISTERIO DE JUSTICIA DISCURSOS
Varios son los principios que inspiran esta nueva ley, y que no olvidamos.
Esta capacitación que hoy se inicia viene, precisamente, a cumplir este imperativo
normativo, e incluso ético, me atrevería a decir, de formación especializada.
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MINISTERIO DE JUSTICIA DISCURSOS
Esta ley, y su puesta en marcha, requieren del concurso múltiple, coordinado y entusiasta
de todos los actores que participan en su materialización y funcionamiento: fiscales,
jueces y defensores por un lado, la policía y los organismos ejecutores de las sanciones
por el otro, como asimismo las instituciones públicas y privadas encargadas de fomentar
procesos de integración e inclusión social de los adolescentes.
Como dije anteriormente, uno de los principios esenciales es asegurar las garantías
plenas de los adolescentes en todos los momentos que se aplique los mecanismos
judiciales.
Sin defensa no hay justicia dice el lema de la Defensoría, esto es especialmente cierto en
el caso de los jóvenes. Su tarea será, justamente, hacer efectivo este derecho humano
fundamental.
Muchas gracias.-