Me parece justo que por fin el señor Ministro de Educación haya respondido a
la ciudadanía sobre las diversas críticas publicadas en torno a su declaratoria
de “Patria Alfabetizada”. Como Vallejo indica, la declaratoria fue una manera
de decir en tono positivo que ha bajado la tasa de analfabetismo (El Comercio,
21-10-09); sin embargo, pudo ser más cauto y menos político. Debió decir que
han participado 420 mil personas entre el 2007 y el 2009 y que pronto dará los
resultados de la evaluación que aplicará en tales fechas.
Apena saber que como elemento motivacional –palabras del Ministro- se use
información imprecisa, para no decir directamente “información
distorsionada”. No importa si se trata de un programa cuyas metas se verán
en el 2012 o si es una campaña. En uno u otro caso las cifras y las
declaraciones, en cualquier momento, deben ceñirse a la verdad, sobre todo,
para afianzar la credibilidad en la gestión de cambio social y político que
promociona el gobierno.
No hace falta ser opositor para señalar los desaciertos y exigir transparencia y
manejo fidedigno de la realidad educativa del país. Descubrir que el Ministro
no se ha ceñido a la verdad no motiva, más bien genera mayor desconfianza.