WALTER KASPER
(RESUMEN)
EL LUGAR DE LA FE
En la actualidad hay un buen número de hombres que encuentra una existencia plenamente
feliz sin la fe en Dios. Esta es una prueba muy difícil para los que tienen la tarea de anunciar la
fe, pues esta situación lleva a los creyentes a vivir una experiencia cotidiana en la que
encuentran menos huellas de Dios y se les hace más difícil luchar y defender lo que ellos
creen.
Una de las tareas más importante de la teología es devolverle a la fe el lugar que le
corresponde. Dios es un misterio oculto y sería una pretensión que el hombre llegara a
conocerle a partir de sí mismo. Dios sólo puede ser conocido a partir de él, sólo por él. Dios
sólo puede ser captado por la experiencia de la obediencia y de la fe. La fe es un acto humano
total y completo, con cierto carácter de gracia divina, lo cual no quiere decir que la teología
deba quedarse únicamente con una predicación puramente bíblica de la palabra, sino que debe
ser misionera, es decir, ha de ofrecer una predicación de la fe que sea comprensible en las
situaciones humanas concretas y que permita hacer una opción madura por la fe, cosa que solo
es posible si le damos a la decisión de la fe un lugar en la experiencia humana.
Para concluir este capítulo, podemos decir que la fe en Dios y sólo ella da su sentido último a
la búsqueda y a la planificación humanas, y también nos libera de la angustia existencial y nos
hace libres para el compromiso con los demás.
JESUCRISTO: EL TESTIGO DE LA FE
En los capítulos anteriores hemos hablado de huellas y signos que pueden conducirnos a la
dimensión en que es posible la fe. Existen otros signos que permiten concluir de alguna
manera una absurdidad última de la realidad. Jesucristo es el signo y el testigo de la fe. Por
esta razón toda fundamentación de fe ha de partir de él. Con él comienza y con él acaba toda la
vida cristiana.
La teología moderna fue encontrando en Jesús sus propios ideales. Se descubrió en él al amigo
de los hombres, al artista, al maestro de ideales éticos, al amigo de los pobres, al
revolucionario, etc. El núcleo central de la vida de Jesús es la escatología.
Si bien es cierto que los evangelios no permiten escribir una vida de Jesús. Ni son una
biografía de Jesús, ni nos ofrecen una psicología del mismo; más bien son un anuncio
postpascual en forma de relatos históricos.
La iglesia expresa que Jesús es el comienzo y el fundamento permanente, así como la norma
de la fe.
El mejor modo de comprender a Jesús es partir de su comportamiento. No hay duda alguna de
que Jesús cumplía las obligaciones de un judío piadoso, que tomaba parte y oraba en las
sinagogas y en los servicios religiosos del templo. Lo peculiar del comportamiento de Jesús se
levanta en el centro de la instrucción moral del mandamiento del amor. El centro de su
mensaje y el verdadero contenido de su existencia es el reinado de Dios.
Fe significa el reconocimiento positivo del ser divino de Dios. Este reconocimiento de hace
práctico y concreto allí donde el hombre se funda en Dios y construye sobre él. La fe no es
ninguna obra, sino la renuncia a ellas y su eficacia, el absoluto vaciarse para Dios, para poder
llenarnos de este modo de él. De ahí que la fe sea el modo concreto de la existencia del
reinado de Dios en el hombre. Dios es Señor donde es creído como tal, donde se le obedece.
Fe y reinado de Dios son dos aspectos de una misma cosa. La venida del reinado de Dios
significa que Dios se hace valer en el reconocimiento creyente del hombre.
LA VERDAD DE LA FE
EL ACTO DE LA FE
Podemos decir que la fe no existe más que como acto del hombre creyente, es decir cuando
este se arriesga al anuncio del reino de Dios. Del mismo modo la verdad de la fe sólo puede
ser experimentada en el compromiso personal, en el acto de fe. Por lo cual podemos
preguntarnos ¿qué significa creer?
Creer es un acto personal de confianza y crea una mutua vinculación entre personas. Como
acto personal abarca entendimiento y voluntad en su originaria unicidad en la persona del
hombre. Es un acto del hombre uno y total.
Para resumir podríamos decir que la fe es un acto fundamental del hombre, sobre el que se
funda la totalidad de la existencia humana y donde se nos abre el sentido de la totalidad de la
realidad, al encontrar a Dios.
EL CONTENIDO DE LA FE
EL SIGNIFICADO SALVÍFICO DE LA FE
LA ECLESIALIDAD DE LA FE
La iglesia pretende ser el lugar concreto y el motivo preferente de la credibilidad de la fe. Pero
si esto es así, entonces una de las tareas más originarias de la predicción consistirá en el
esfuerzo por una reforma de la iglesia según las exigencias del evangelio y del hombre. Sólo
así, la iglesia llegara a ser, en todas sus formas de expresión un testimonio de Cristo.
No es suficiente acentuar y defender abstractamente libertad y dignidad del hombre,
solidaridad y fraternidad, frente a otros, es necesario que estos valores sean realizados también
dentro de la comunidad eclesial y de sus estructuras. La iglesia es, por consiguiente, el lugar
concreto, donde la obra salvífica de Dios en Jesucristo está presente por el Espíritu Santo.
HISTORICIDAD DE LA FE
EL FUTURO DE LA FE