Anda di halaman 1dari 5

INTRODUCCIÓN A LA FE

WALTER KASPER
(RESUMEN)

PRESBÍTERO ROBERT RODRÍGUEZ


CURSO DE INTRODUCCIÓN A LA FE

DAVID RICARDO GUERRA HERNÁDEZ


II SEMESTRE DE FILOSOFÍA

SEMINARIO PROVINCIAL SAN CARLOS BORROMEO


TURBACO, 17 DE NOVIEMBRE DE 2008
LA SITUACIÓN DE LA FE
En la historia del género humano siempre se ha dado una lucha entre fe e increencia. Muchos
afirman que esta lucha ha llegado a su fin, ya que se dice que carece de sentido, porque
afirmar que Dios existe es tan indemostrable como afirmar lo contrario de su existencia. Esto
ha creado grandes problemas para la teología que se predica hoy. Algunos de estos problemas
son: indiferencia religiosa y pluralismo de opiniones, los cuales se dan por la diversidad de
posiciones y orientaciones, que las escuelas teológicas han dado a la fe.
Actualmente es muy difícil tratar de integrar las diferentes posiciones que se tienen, pues el
centro del mensaje cristiano también es concebido de formas diferentes y contradictorias, por
lo cual, la iglesia se encuentra en peligro de perder la fuerza testimonial de su fe (entrar en
crisis). Esto quiere decir que la fe es una situación de opinión en la que una crisis nos puede
conducir a una ruina, pero también puede ser un verdadero kairós (momento propicio) que
ayudara a mejorar y renovar la comprensión de la fe.
La situación actual de la fe se debe al continuo proceso de emancipación e ilustración, en el
que el hombre se libera de la tradición que le ha sido dada, y se anima a ver, juzgar y decidir
por su propio juicio, por eso se vale de la ciencia y de la técnica para planificar y dirigir la
realidad. De aquí nace un nuevo mundo secularizado y humanizado en el que cada vez
encontramos menos huellas de Dios.

EL LUGAR DE LA FE

En la actualidad hay un buen número de hombres que encuentra una existencia plenamente
feliz sin la fe en Dios. Esta es una prueba muy difícil para los que tienen la tarea de anunciar la
fe, pues esta situación lleva a los creyentes a vivir una experiencia cotidiana en la que
encuentran menos huellas de Dios y se les hace más difícil luchar y defender lo que ellos
creen.
Una de las tareas más importante de la teología es devolverle a la fe el lugar que le
corresponde. Dios es un misterio oculto y sería una pretensión que el hombre llegara a
conocerle a partir de sí mismo. Dios sólo puede ser conocido a partir de él, sólo por él. Dios
sólo puede ser captado por la experiencia de la obediencia y de la fe. La fe es un acto humano
total y completo, con cierto carácter de gracia divina, lo cual no quiere decir que la teología
deba quedarse únicamente con una predicación puramente bíblica de la palabra, sino que debe
ser misionera, es decir, ha de ofrecer una predicación de la fe que sea comprensible en las
situaciones humanas concretas y que permita hacer una opción madura por la fe, cosa que solo
es posible si le damos a la decisión de la fe un lugar en la experiencia humana.
Para concluir este capítulo, podemos decir que la fe en Dios y sólo ella da su sentido último a
la búsqueda y a la planificación humanas, y también nos libera de la angustia existencial y nos
hace libres para el compromiso con los demás.

JESUCRISTO: EL TESTIGO DE LA FE

En los capítulos anteriores hemos hablado de huellas y signos que pueden conducirnos a la
dimensión en que es posible la fe. Existen otros signos que permiten concluir de alguna
manera una absurdidad última de la realidad. Jesucristo es el signo y el testigo de la fe. Por
esta razón toda fundamentación de fe ha de partir de él. Con él comienza y con él acaba toda la
vida cristiana.
La teología moderna fue encontrando en Jesús sus propios ideales. Se descubrió en él al amigo
de los hombres, al artista, al maestro de ideales éticos, al amigo de los pobres, al
revolucionario, etc. El núcleo central de la vida de Jesús es la escatología.
Si bien es cierto que los evangelios no permiten escribir una vida de Jesús. Ni son una
biografía de Jesús, ni nos ofrecen una psicología del mismo; más bien son un anuncio
postpascual en forma de relatos históricos.
La iglesia expresa que Jesús es el comienzo y el fundamento permanente, así como la norma
de la fe.
El mejor modo de comprender a Jesús es partir de su comportamiento. No hay duda alguna de
que Jesús cumplía las obligaciones de un judío piadoso, que tomaba parte y oraba en las
sinagogas y en los servicios religiosos del templo. Lo peculiar del comportamiento de Jesús se
levanta en el centro de la instrucción moral del mandamiento del amor. El centro de su
mensaje y el verdadero contenido de su existencia es el reinado de Dios.
Fe significa el reconocimiento positivo del ser divino de Dios. Este reconocimiento de hace
práctico y concreto allí donde el hombre se funda en Dios y construye sobre él. La fe no es
ninguna obra, sino la renuncia a ellas y su eficacia, el absoluto vaciarse para Dios, para poder
llenarnos de este modo de él. De ahí que la fe sea el modo concreto de la existencia del
reinado de Dios en el hombre. Dios es Señor donde es creído como tal, donde se le obedece.
Fe y reinado de Dios son dos aspectos de una misma cosa. La venida del reinado de Dios
significa que Dios se hace valer en el reconocimiento creyente del hombre.

LA VERDAD DE LA FE

Provisionalmente hemos respondido a la pregunta acerca de la verdad de la fe. Se han indicado


algunos signos que conducen a la fe. Jesús de Nazaret es el signo y testigo de la fe, porque
tiene su fundamento en su misterio pascual, en el cual se muestra que Jesús vive plenamente
en Dios, quien lo resucitó de entre los muertos. Esta resurrección es el fundamento último de
la firme esperanza creyente.
La plena revelación de la verdad de la fe se manifestará cuando Dios sea todo en todas las
cosas. Lo que podemos experimentar ahora, es solo la anticipación en signo de esta visión
escatológica, bajo las condiciones del tiempo presente, por esto, la fe solo es posible en la
esperanza, pues si se trata de probar racionalmente dejaría de ser fe.

EL ACTO DE LA FE

Podemos decir que la fe no existe más que como acto del hombre creyente, es decir cuando
este se arriesga al anuncio del reino de Dios. Del mismo modo la verdad de la fe sólo puede
ser experimentada en el compromiso personal, en el acto de fe. Por lo cual podemos
preguntarnos ¿qué significa creer?
Creer es un acto personal de confianza y crea una mutua vinculación entre personas. Como
acto personal abarca entendimiento y voluntad en su originaria unicidad en la persona del
hombre. Es un acto del hombre uno y total.
Para resumir podríamos decir que la fe es un acto fundamental del hombre, sobre el que se
funda la totalidad de la existencia humana y donde se nos abre el sentido de la totalidad de la
realidad, al encontrar a Dios.

EL CONTENIDO DE LA FE

La fe se define a partir de su contenido. Lo importante no es lo que uno crea en particular, sino


el que crea en absoluto y traslade esta fe a la praxis privada y pública. La fe se describe
entonces como una forma determinada de comprender la vida y de vivirla.
Los criterios de la fe están contenidos en el antiguo y nuevo testamento, en ellos encontramos
formulaciones de fe, en las que no sólo el creyente particular, sino la comunidad de creyentes
testimonia el contenido de su fe de una forma pública y vinculante. Exigen una opción clara y
sin ambigüedades frente a la increencia y a la herejía. No obstante, estas profesiones dan
muestra de una extraordinaria pluralidad y adaptabilidad histórica. Aunque siempre tienen un
culminante con Jesucristo.

EL SIGNIFICADO SALVÍFICO DE LA FE

En el mismo núcleo de la fe hay problemas centrales y fundamentales en la predicación como


gracia, salvación, redención se han convertido para muchos hombres de hoyen poco más que
formulas vacías, residuos vacíos de contenido de un lenguaje religioso pasado, sin ningún
valor semántico para la experiencia viva humana. Para muchos no son más que expresión de
una época, en la que el hombre no había llegado aún a su pena responsabilidad.
La fe se comprende a sí misma como condición e inicio de la salvación del hombre y del
mundo. Pues con el corazón se cree para conseguir la justicia, y con la boca se confiesa para
conseguir la salvación. Más aún, la fe pretende, e incluso, que solo en ella se le confiere y
comunica al hombre la justicia de Dios.
La salvación es la condición de posibilidad para que la libertad alcance concretamente su
plenitud de sentido, su meta. Salvación es la nueva creación que nos posibilita una nueva
historia.

LA ECLESIALIDAD DE LA FE

La iglesia pretende ser el lugar concreto y el motivo preferente de la credibilidad de la fe. Pero
si esto es así, entonces una de las tareas más originarias de la predicción consistirá en el
esfuerzo por una reforma de la iglesia según las exigencias del evangelio y del hombre. Sólo
así, la iglesia llegara a ser, en todas sus formas de expresión un testimonio de Cristo.
No es suficiente acentuar y defender abstractamente libertad y dignidad del hombre,
solidaridad y fraternidad, frente a otros, es necesario que estos valores sean realizados también
dentro de la comunidad eclesial y de sus estructuras. La iglesia es, por consiguiente, el lugar
concreto, donde la obra salvífica de Dios en Jesucristo está presente por el Espíritu Santo.

HISTORICIDAD DE LA FE

La historia es hoy nuestro mayor problema. Estamos experimentando una transformación


histórica que ha cogido a la iglesia y a su comprensión de la fe. Esto ha causado que las
posturas y opiniones por las que se lucharon ayer, han sido suprimidas por la misma iglesia.
La llegada de la conciencia histórica presupone el giro moderno hacia el sujeto. Significa que
los argumentos existentes hasta entonces, eran puestos en tela de juicio y carecían de validez.
De este modo se posibilita y fundamenta una relación completamente nueva con la historia y
una confrontación crítica y distanciante con la tradición.

EL FUTURO DE LA FE

Tras muchas formas de la actual crisis de fe está la desesperación por el futuro de la fe y de la


iglesia. Muchos opinan que la religión en general y el cristianismo en particular no pueden
tener ningún futuro en un mundo más o menos tecnificado y secularizado.
El sociólogo E. L. Berger, opina que la iglesia podría existir en el futuro como una especie de
secta, como un grupo pequeño, cerrado e si, sin ninguna comunicación con el exterior, con una
existencia completamente el margen de la sociedad.
La duda sobre el futuro de la fe cristiana es una de las cuestiones más graves que tiene
planteados hoy día la fe. La respuesta a esta cuestión es la escatología, la cual representa el
horizonte de la totalidad de la fe. Aunque la escatología no pude convertirse en un arte de
adivinación, nada nos impide hacernos nuestros pensamientos sobre el futuro histórico
concreto de la fe.

Anda mungkin juga menyukai