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Diálogo interior: excusas

recurrentes para no
investigar.

M. C. Jesús Bernardo Miranda Esquer


Cuando nos encontramos en la extrema
situación, de tener que investigar –no por
convicción propia, sino por requerimiento
institucional-, somos eficientes en buscar y
encontrar variables, supuestos e hipótesis; que
nos aligeren nuestra conciencia investigativa
del hecho lamentable, de estar caminando en
círculo, con nuestro proceso de investigación.
Se presenta un listado de las hipótesis,
supuestos y variables; que un servidor en cierto
momento, necesitó pulir para mantener su ego
investigativo, dentro de los parámetros de la
normalidad.
1. No sé lo que quiero: es que el
tutor no me orienta.
El primer error de un investigador, es el hecho de no
tener visualizado nítidamente su objeto de
estudio. Quien no está seguro de lo que busca,
no será capaz de identificar su objeto, una vez
encontrado. COMUNICAR LA IDEA… y plasmarla
en su proyecto, es un requisito fundamental, para
que el tutor se acerque e intervenga. Cuando
decimos: no sé lo que quiero… pasaremos
semestres y años, caminando en círculo, sin
avanzar ningún paso en la construcción del objeto
de estudio. EL TUTOR, SÓLO ORIENTA,
CUANDO LA IDEA INICIAL ESTÁ CLARA.
2. Tengo que leer… mejor platícame
lo que dice.
Para iniciar la construcción de nuestro objeto de
estudio, tenemos que comenzar por LEER.
Comienzo que no basta: SUBRAYAR, RESUMIR
Y COMENTAR, son ejercicios necesarios para
“entender” el discurso de los teóricos. Suele
pasar que alguien lea de corrido a Goetz y
LeComte (1988), y no encuentre diferencias entre
“categorías” y “unidades de análisis”, o bien, no
establezca diferencias entre “corpus” y
“escenario”. Por eso no basta leer: hay que
interpretar creativamente la metodología de
investigación, en el entendido que los autores
desconocen nuestro contexto real.
3. En el mejor de los casos: he
llenado de chacharas mi Marco
Teórico.
Cuando el tutor recomienda teóricos y/o conceptos,
por comodidad, se leen los autores “genéricos”…
nunca los “originales”… esto cuando se llega a
LEER. Vygotsky se complica más en la pluma de
los autores occidentales: por eso, revisemos los
“originales”. Dentro de los teóricos y conceptos,
se puede caer en el exceso de elaborar una gran
“capirotada” de autores “tutifrutis”. En lugar de
Marco Teórico, nos resulta una Antología Básica
de algún curso de Teoría Educativa. Necesitamos
sacar todas esas “chacharas” teóricas que sólo
quitan espacio para los conceptos fundamentales.
4. Mi tema no se ha investigado: no
he encontrado nada al respecto.
Cuando nos enfrentamos a establecer las fronteras
del conocimiento sobre nuestra investigación, la
respuesta más cómoda es: no existen
antecedentes del tema. No basta, ser visitante
asiduo de monografías.com, tendremos que
visitar sitios arbitrados, bases de datos y revistas
electrónicas de universidades. LEER EN SERIO,
los tomos del COMIE que están en el Centro de
Maestros. Leer las publicaciones de las REDIES.
LEER, SUBRAYAR, RESUMIR Y COMENTAR.
Nuestro tema… seguramente ya se ha
investigado… no podemos ser tan optimistas.
5. Y ahora… ¿cómo le hago?
Metodológicamente, podemos estructurar de lo
general a lo particular… de lo abstracto a lo
concreto: de arriba hacia abajo. El tutor apoya en la
afinación de objetivos… la selección del método…
del diseño… recomendaciones sobre técnicas. Sin
embargo, toca al maestrante: hacer operativos estos
apartados. Para contestar a la pregunta ¿cómo le
hago?... es indispensable leer y ENTENDER el
método seleccionado: Elliott (1993) nos expone
didácticamente su guía sobre Investigación-Acción,
pero desconoció el contexto adverso, en que
muchas de las veces se mueven los maestros
rurales de nuestro estado. De ahí que se ocupe de
Elliott, Stenhouse, Porlán, Kemmis, McTaggart,
Carr… y otra “cosita” para poder planificar la acción
en nuestra realidad educativa.
6. Tengo un problema… y no es el
de investigación.
Al momento de tener que salir del espacio cómodo de
la biblioteca… y entrar al campo, se nos vienen
súbitamente los problemas: falta de tiempo, complot
de terceros, poca disciplina para el registro y
observación, culpas del tutor, etc. Por eso decimos:
tengo un problema… y no es el de investigación.
Pero el problema… no es problema; es la
incertidumbre de asumir un nuevo rol: el de
investigador. Si al momento de llegar al campo,
tenemos claras las dimensiones a analizar o la
planificación de la acción; el problema… no será
problema. Pero por el contrario, si nos paramos en
el campo, desorientados… sin saber qué
observar… qué registrar… estamos justamente en
medio de un GRAN PROBLEMA: y no será,
precisamente, el de investigación.
7. Es que lo tengo en la punta de la
lengua… está aquí: todo es cuestión
de plasmarlo.
Existen muchas tesis de maestría excelentes… pero
que siguen anidadas en las cabezas de quienes
las piensan… no han tenido la capacidad de
plasmarlas en hojas. Un buen pretexto, es
argumentar: tengo ya toda la tesis… sólo me falta
escribirla. Las investigaciones trascienden cuando
se socializan… cuando se materializan, lo otro;
es un ejercicio de reflexión mediante el sentido
común. Más vale una idea medianamente
coherente, pero que se trabaje junto con el tutor
en las asesorías; que una idea que revolucione
nuestros sistemas educativos, pero que igual, se
quede en la puntita de la lengua.
8. Hoy me toca tutoría: ¿Iré o no iré?

Esta pregunta nos la hemos hecho en más de una


ocasión: ¿Iré o no iré? Para IR a tutoría existen
razones como: que has leído lo encargado por el
tutor, que has realizado las modificaciones a tu
proyecto, que te interesa sacar adelante tu
investigación, EN SUMA: QUE ESTÁS
CONVENCIDO QUE DOS CABEZAS PIENSAN
MÁS QUE UNA. Para NO IR son necesarias otras
razones: que el proyecto sigue exactamente igual
desde hace dos semestres, que seguimos
abordando nuestro objeto de investigación desde el
sentido común, y un largo etcétera. EN SUMA:
QUE ESTÁS CONVENCIDO QUE MÁS VALE
SOLO, QUE MAL TUTORADO.
9. Tutoría: Matemos el tiempo
juntos.
El espacio de tutoría se dinamiza cuando el tutorado
trae consigo los “encargos” del tutor. Es bastante
frustrante como tutor, el caminar en círculo sobre un
mismo apartado o tema. Explicar de distintas formas
lo que significa “categoría de análisis”, “hipótesis de
acción”, “escenario”, “variable independiente”, etc.; y
tener que hacerlo de manera reiterada por que el
tutorado no “captó”. El trabajo de tutoría requiere
reciprocidad de compromisos: si se encargan
lecturas, se tendrán que hacer. El TUTOR termina
por respetar las PRISAS de cada quien: habrá
quienes estén convencidos de su investigación y
“apuren” al tutor, y habrá quienes pasarán un
semestre afinando un párrafo de su proyecto. Por
eso, de matar el tiempo juntos repitiendo lo mismo:
MEJOR lo aprovechamos en lecturas necesarias.
10. Llevo 500 páginas… presiento
que sería bueno “cerrar” la
investigación.
Cuando tu investigación ha salido inmaculada del
hostigamiento de los mil y un pretextos para no
investigar… cuando ya estás interpretando… y
surgen nuevas líneas de análisis… es
CONVENIENTE renunciar… a seguir las veredas
que se presentan ante nuestros ojos. Mas vale
profundizar en una dirección, que realizar análisis
apurados en dos o tres direcciones, recién
descubiertas. Así como cuesta trabajo
COMENZAR… es sumamente difícil… decidir
TERMINAR… con el proceso de investigación. A
manera de consolación, basta decir, que nuestra
TESIS DE MAESTRÍA podrá ser bastante
BUENA, pero NO SERÁ NUESTRA OBRA
MAESTRA.
Este es un recuento de LAS EXCUSAS
RECURRENTES PARA NO INVESTIGAR
que un servidor alguna vez… se tomó el
tiempo de estructurar. Cuando fui capaz
de darles la espalda a algunas, y rebatir a
otras… AVANCÉ EN MI TRABAJO…
llegado a este punto sería más
conveniente para USTEDES y para MI…
que en lugar de LEER y ESCRIBIR… nos
mentalizáramos para ponernos a
INVESTIGAR, de una vez por todas.

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