La ilusión de los opuestos ha sido una parte dominante del paisaje político del mundo
durante un siglo, y ha sido la principal razón del avance del colectivismo durante este
periodo. En las épicas batallas de la Segunda Guerra Mundial, millones de ciudadanos
patrióticos en las naciones combatientes apoyaron apasionadamente a sus líderes,
creyendo que se estaban defendiendo de un imperio maligno. Los Rusos lucharon por el
comunismo; los Alemanes lucharon por el Nazismo; los Italianos lucharon por el
Fascismo. Sin embargo, todos ellos son meras variantes de la ideología subyacente,
llamada colectivismo, que era común a todas ellas.
Los Americanos, por supuesto, se horrorizaron ante tales doctrinas políticas y lucharon,
en su lugar, por la Democracia. No se dieron cuenta de que, mientras esa palabra llenaba
sus mentes con visiones de libertad y justicia, sus líderes tenían otra definición de ella,
mientras discretamente convirtieron los Estados Unidos en un régimen colectivista
increíblemente similar a aquellos contra los que lucharon. La batalla nunca fue por
ideología. Siempre fue acerca de quien será el vencedor y quien el vencido; quien
surgirá de la guerra con el poder mundial; quien controla los recursos naturales; quien
creará las nuevas fronteras; quien juzgará y quien será ahorcado.
En nuestra era, existen pocos campeones del Comunismo y prácticamente ninguno del
Nazismo o Fascismo, pero todo el mundo afirma ser un campeón de la Democracia.
Tanto los Neoconservadores como los Progresistas, espolvorean su retórica con esta
palabra como si fuese sal en una patata asada. No tiene ninguna definición significativa.
Se utiliza como un mantra político para hipnotizar las masas y llevarlos a un estado
mental receptivo. Después de todo, alguien que habla en defensa de la Democracia tiene
que ser un “buen chico”, ¿no?
Casi cualquier debate politico moderno está enmarcado por estas palabras; sin embargo,
nadie puede definir qué significan excepto para la propia satisfacción. No hay una
comprensión universal aceptada que será aceptada por defensores y críticos. La posible
excepción son aquellas que llevan el nombre de los autores, como Marx, Lenin y Mao,
porqué se puede argumentar que representan los puntos de vista expresados en sus
escritos. Sin embargo, todavía nos queda la formidable tarea de resumir de forma
precisa tales puntos de vista a la satisfacción de todos.
¿Cuáles son los elementos del colectivismo que son comunes a todas estas
aparentemente fuerzas opuestas? Los colectivistas, tanto los de Derecha e Izquierda
están de acuerdo en que:
4. Las leyes deben ser aplicadas de forma diferente a las diferentes clases;
No es una sorpresa que Lakoff diga que la elección en America en el día de hoy es entre
los Neoconservadores y Progresistas. Por supuesto él es un progresista, pero en ningún
sitio define qué significa la palabra. En su lugar, dedica el libro entero a un monólogo
describiendo lo malos e ignorantes que son los neoconservadores y lo humanitarios e
iluminados (también inteligentes) que son los progresistas. Eso es todo lo que
necesitamos saber. Por cierto, los colectivistas de Izquierda también disfrutan
describiéndose a sí mismos como intelectuales, sugiriendo que cualquiera que no acepte
sus puntos de vista es estúpido o anti-intelectual. Es uno más de los juegos de palabras
psicológicos que Lakoff, como lingüista, tan bien conoce.
Quizá me precipito al juzgar a Lakoff como un ilusionista, dado que eso implica que es
un agente servicial de los enemigos de la libertad. Es perfectamente posible que Lakoff
todavía no haya considerado todas las ramificaciones de la cuestión. Es posible que
nunca haya escuchado a los defensores del individualismo. Sin ello, probablemente lo
considerará el credo del egoísmo y la ignorancia. Con ese punto de vista, el
colectivismo sería la única opción razonable, y tendría que escoger entre las
manifestaciones colectivistas de la Derecha o de la Izquierda.
Por tanto, para George Lakoff y todos aquellos que se identifican con cualquiera de los
términos de la Izquierda o Derecha, les invito a escalar el siguiente nivel de
comprensión. Les agradezco que se preocupen por el futuro. El error es mejor que la
apatía. El error puede ser corregido a tiempo para cambiar el resultado. La apatía
raramente se corrige hasta que ya es demasiado tarde.
Para un análisis más profundo del autor sobre este tema, ver The Future Is Calling, Part
One.