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15 de Octubre de 2009

PRIVACIÓN DE LIBERTAD ADOLESCENTE EN CHILE,

UNA REFLEXIÓN DESDE LA PRAXIS.

Ponencia elaborada para el “Primer Congreso Latinoamericano de Niñez Adolescencia


y Familia” en Mendoza-República Argentina ante la comisión 4B “Derechos del Niño
y Procedimiento: Justicia Penal Juvenil y Órganos de Protección de Derechos”.

RESUMEN: El presente texto es el resultado de una labor de reflexión que realizan los
autores, en donde intentan contextualizar la emergencia del fenómeno de los jóvenes
infractores de ley en Chile, partiendo por el rol del estado, las políticas de infancia, la
marginalidad, la construcción de la identidad, la sociedad de consumo y la economía
alternativa, para abordar finalmente el tema del la privación de libertad en el contexto
de la ley de responsabilidad penal adolescente, vigente desde el 8 de Junio del año 2007.

Autores:

Hugo Muñoz Jaramillo1

Asistente Social

Magíster © en Filosofía.

Francisco Ubilla Pavez

Asistente Social

Magíster © en Psicología Social.

1
Director del Programa de Tratamiento Ambulatorio para Jóvenes Infractores de Ley (PAI).
(Corporación PRODEL, V Región).
Email: prodelquinta@yahoo.es
Pagina : www.construccioncultural.cl
Teléfono: 52 -32 – 2595303.
Dirección: Colon 3126, Valparaíso. Chile.
Privación de Libertad Adolescente en Chile, una reflexión desde la praxis.

Introducción

El presente texto se apoya en seis años de experiencia en el trabajo directo con


adolescentes que se encuentran privados de libertad en la Región de Valparaíso,
Chile. A través de la implementación de un programa de tratamiento en el ámbito del
consumo de drogas, conocemos desde dentro el nuevo circuito penal en tanto sus
semejanzas y diferencias al sistema anterior al que viene a imponer la Ley de
Responsabilidad Penal Adolescente 20.084, cuando entra en vigencia en julio de
2007.

Como Organismo de la Sociedad Civil la Corporación PRODEL, ejecuta planes de


tratamiento para el Estado de Chile, a través de un Convenio Marco en el cual
participan el Servicio Nacional de Menores (SENAME), el Consejo para el Control de
Estupefacientes (CONACE), el Ministerio de Salud (MINSAL), y el Fondo Nacional de
Salud (FONASA). Atendemos a 35 jóvenes que se encuentran encarcelados y
condenados en el CIP-CRC Limache2, dando respuesta a una demanda en salud
mental creciente, compleja y en muchos casos con riesgo vital; con recursos limitados,
deficiencias en infraestructura y en condiciones laborales para el equipo de trabajo.

Antes de entrar en materia, intentaremos aportar un marco de referencia con algunos


elementos que permitan situar la materia de nuestras reflexiones en el contexto de una
realidad compleja y con aspectos bastante particulares (tanto legales como
institucionales).

Es esta una reflexión en relación al encarcelamiento de adolescentes, a partir de una


praxis particular, en el contexto de la nueva Ley; desde una perspectiva enclavada en
las Ciencias Sociales, la Salud Mental y los Derechos de los Niños.

1.- Estado Subsidiario y Políticas de Infancia.

En Chile, la constitución del 1980 legitimó una nueva institucionalidad, que consagró el
tránsito desde un Estado de bienestar a uno de tipo subsidiario, que trasladó el
protagonismo desde el Estado al mercado, desarrollando una política pública mínima
que se expresó en una caída del gasto social, el cual se focalizó en las familias en

2
Actualmente, cuenta con una población penal de alrededor de 140 adolescentes.
condición de pobreza, imponiendo además, la privatización los servicios sociales y la
descentralización de la gestión en educación y salud3.

Se produjo un incremento de población infantil en políticas selectivas de riesgo social y


asistenciales, la internación masiva de “menores”, y una exclusión de demanda
compleja (infractores, desertores escolares, niños de la calle).

Tal tendencia se comenzó a revertir con los gobiernos democráticos, los que
procuraron ampliar el sistema de protección social, diversificando la oferta pública y
estableciendo la existencia de grupos vulnerables (entre estos la infancia y/o
juventud), transitando desde un enfoque asistencial al de inversión social.

En el área de la infancia, se ratifico la convención de derechos del niño, dando inicio a


un proceso de reformas legislativas e institucionales, que permitiesen instalar el
denominado enfoque de derechos.

En términos de la sociedad global, los adolescentes “marginales” y/o “infractores de


ley” son visualizados como víctimas y/o amenazas según el caso, registrándose sobre
intervención y control a sus familias desde los saberes profesionales, escasa
consideración de sus propias capacidades y recursos, operando con prácticas que
tienen fuertes componentes autoritarios, en las que se la valora a la familia desde lo
discursivo, pero se la sustituye como solución a sus problemas4.

2.- Marginalidad, marginación e Identidad Social

Acorde a este contexto, y en el marco de una sociedad donde predomina el


neoliberalismo, actualmente se opera con la premisa que las condiciones en que
desarrollan su vida las personas, y las acciones que realizan o no, son de exclusiva
responsabilidad de cada sujeto. En este sentido, no es de extrañar que ocupe el
término "marginales" para aludir a quienes se mantienen fuera del mercado, de la ley,
o de ambos.

En el país, ha pesar de disminuir las estadísticas de pobreza, se han acentuado el


fenómeno de la segregación urbana5 - que existía ya antes - la separación entre los

3
Moulian, Tomás (1998) “Páramo del ciudadano”, en Chile Actual: Anatomía de un mito, LOM-ARCIS,
Santiago, Chile.
4
Larrain H. Soledad (2005), Presentación: “Políticas hacia las familias, protección e inclusión social”,
Comisión Económica Para América Latina y el Caribe - CEPAL, Santiago, Chile. 28-29 junio.
5
Para la Real Academia de la Lengua Española (RAE) segregar es “separar y marginar a una persona o a
un grupo de personas por motivos sociales, políticos o culturales”
distintos estratos sociales, se replica de forma ostensible en las ciudades más
importantes6.

Existiendo amplios sectores de la ciudad, donde predominan elevados índices de


indigencia y/o pobreza, desempleo y/o subempleo; un difícil acceso a servicios de
salud y educación (de calidad); en lo habitacional se visualiza hacinamiento, deficiente
urbanización; una presencia significativa de trastornos psicológicos como estrés,
violencia intrafamiliar, conductas transgresoras como consumo-tráfico de drogas,
delincuencia, etc.

Estos elementos resultan de suma importancia para avanzar en la comprensión de las


dinámicas culturales, por las que quienes sufren de “exclusión social” pueden llegar a
autoidentificarse como marginales. De tal modo que, el estar situado al margen de los
recursos económicos y de las oportunidades (que se vinculan a un deficiente “capital
social), es distinto a vivir la pobreza material como una mera circunstancia.

Lo anterior, no es extraño si consideramos que el carácter social de las identidades


individuales, es reconocido por la mayoría de las concepciones sociológicas y
psicológicas, de modo que teorías como el psicoanálisis, el interaccionismo simbólico,
la psicología genética, y la teoría de la comunicación (en las ciencias sociales); que
comparten la idea de que la identidad individual se forma interactuando en una
variedad de relaciones sociales (Yañez, 1997) 7 .

Tajfel (1981)8 con su “Teoría de la Identidad Social” y la posterior “Teoría de la


Autocategorización” (Turner, 1987) 9, plantean que el autoconcepto, se conforma al
menos en parte por la identificación con los grupos de pertenencia y de
referencia, esto lo hemos observado en un número importante de jóvenes con
quienes trabajamos, los que desarrollan su vida en condiciones precarias,
experimentando fuertes sentimientos de desesperanza “aprendida”, en este proceso,
los grupos de pares, ya sean grupos de esquina, tribus urbanas, pandillas, barras
bravas, etc. parecieran funcionar como retroalimentadores de la situación de
“marginación estructural10”.

6
Prieto D. Miguel “La segregación espacial de sectores sociales de bajos ingresos en las ciudades medias
chilenas bajo el sistema económico neoliberal. La vivienda social depredadora del medio ambiente
urbano años 1975-1998, ponencia presentada al 6° encuentro científico sobre el medio ambiente, CIPMA,
Instituto de Estudios Urbanos P. Universidad Católica de Chile, 6 al 8 de enero de 1998.
7
Yañez, Carlos (1997) “Identidad, Aproximaciones al Concepto”, Revista Colombiana de Sociología -
Nueva Serie - Vol. HI No. 2. Bogota. Colombia.
8
Tajfel, H. (1981) “Grupos Humanos y Categorías Sociales”. Traducción de Editorial Herder (1984).
Barcelona: España.
9
Turner, J.C. et al. (1987),”Redescubrir el Grupo Social”. Traducción de Editorial Morata (1990).
Madrid. España.
En otras palabras, muchos adolescentes legitiman la marginación y construyen su
identidad a partir de la situación de ser mantenidos fuera, de modo que su condición
deja de ser un dato estadístico o un índice, adquiriendo un sentido mucho más
trascendente al convertirse en un espacio cultural.

3.- Sociedad de Consumo y la Economía Alternativa.

Paralelamente, el modelo promueve el consumo como valor social, el discurso desde


la esfera política y especialmente desde los medios de comunicación, valida estilos de
vida asociados a la posesión de objetos materiales y el acceso a servicios,
fomentando un ambiente que acrecienta las expectativas.

Esto resulta paradójico, si consideramos que en las estadísticas del Banco Mundial el
año 2005, Chile esta posicionado en el lugar numero 16 en un ranking de desigualdad
en la distribución de los ingresos, en una lista de 127 naciones, los que verifica las
cotidianas dificultades que existen para acceder a recursos sociales y económicos.

En este contexto, y dadas unas ciertas condiciones psicológicas, familiares y sociales,


se generaría una “base de incentivos” que podría inclinar a "algunos" jóvenes a la
comisión de delitos (robos, tráfico, etc.) los que "pueden" ser realizados de forma
exploratoria, con mayor periodicidad, ser parte de las actividades cotidianas, o como
una forma de trabajo "profesional" y/o a la evasión a través del consumo abusivo y/o
dependiente de alcohol y drogas, o a ambos.

La hipótesis que respalda la correlación entre los incentivos sociales y la marginalidad


estructural, adquiere fuerza al verificar las estadísticas del Ministerio Publico, las que
dan cuenta del predominio de los delitos contra la propiedad, por sobre los de otro tipo.

Se hace necesario considerar, que en ciertos contextos de la marginalidad, el delito


puede tener un mayor reconocimiento social, que vivir en la norma, lo que es
denominado ser "vivo" y no "gil"11, de tal forma, que optan por esta forma de vida, que
según su punto de vista es más atractiva, que asistir a colegios que brindan una

10
Anzaldo, Carlos y Prado, Minerva (2005) “Índices de marginación, 2005”, Primera edición:
noviembre de 2006. CONAPO, Mexico D.F.
El Consejo Nacional de Población Mexicano (CONAPO) señala que la marginación es un fenómeno
estructural que se origina en la modalidad, estilo o patrón histórico de desarrollo; ésta se expresa, por un
lado, en la dificultad para propagar el progreso técnico en el conjunto de la estructura productiva y en las
regiones del país, y por el otro, en la exclusión de grupos sociales del proceso de desarrollo y del disfrute
de sus beneficios.
11
Ser vivo: puede interpretarse como ser rápido de mente, avisado; por el contrario ser gil sería ser tonto,
o lento.
educación de dudosa calidad (PSU), conducente a tener trabajos precarios y mal
remunerados.

Desde este enfoque, las conductas trasgresoras, especialmente la infracción de ley, se


puede visualizar como una manifestación de lo que Doris Cooper llama "economía
alternativa". Una estrategia ilegal, que permite a jóvenes sectores marginados la
oportunidad de acceder a bienes y servicios, que creen muy difícil o imposibles de
alcanzar por los medios legales12.

Al interpretar este fenómeno desde la óptica de la existencia de una economía


alternativa, se puede especular, que un porcentaje importante de los adolescentes que
han infringido la ley penal, han realizado un cálculo, que utiliza de forma consistente el
más puro raciocinio económico y/o instrumental.

Esto último, coincide con la clásica teoría de la anomia (Merton. 1938) 13, bajo la cual
estos jóvenes manifestarían comportamiento innovador, ya que coincidirían con los
fines del modelo, pero que rechazan las formas establecidas y legitimadas
socialmente.

3.- El asunto del encarcelamiento Adolescente

Chile se caracteriza en muchos aspectos por generar discursos que se contradicen


con su realidad de hecho. Entre otros ejemplos: Funciona con un ordenamiento legal
que fue impuesto ilegalmente; se propone ser un país desarrollado, con una economía
que depende de la exportación de materias primas; así como, vive ocupado en la
agenda de una “opinión pública” que, casi abrumadoramente, es patrimonio de unos
pocos pero poderosos privados, en los medios de comunicación.

Puede inferirse entonces porqué no parece extraño pasar a través de esta Ley, de un
Estado que encarcelaba para proteger (en el contexto de un sistema tutelar) a otro que
encarcela para rehabilitar, responsabilizar y educar (en un sistema que se declara
garantista). Ahora, las cárceles para adolescentes tendrían un uso más amplio y
eficiente; y además, el actual concepto de “justicia especializada” para menores de
edad mantendría el mismo “remedio” que se aplicó a una “enfermedad” muy distinta.

12
Cooper Mayr, Doris (2002), “Criminología y delincuencia femenina” Teoría de la economía informal
alternativa e ilegal” Lom ediciones, santiago-chile.
13
Merton, R. (1938). Tesis doctoral, Ciencia, Tecnología y Sociedad en la Inglaterra del siglo XVII
Artículo “"Social Structure and Anomie", American Sociological Review-3, páginas 672 a 682. Harvard
University, Cambridge, Massachusetts, USA.
Y es que la nueva Ley vendrá a redefinir la relación entre el Estado y un sujeto que no
es aún adulto (y que por ello no podrá defenderse de la mejor forma posible frente a la
acción de un Estado represor14), estableciendo exigencias de responsabilidad sobre
actos que ahora le son imputables. Cabe mencionar que, al instalar unas debidas
garantías de proceso, que serían las mínimas para un adulto cualquiera, queda en la
extraña condición de, por una parte ser capaz de exigir al adolescente su
responsabilidad, pero no de ser capaz de cumplir con las garantías que a sí mismo se
impone, o que a través de la normativa de la Convención debiese implementar. Asunto
al que volveremos más tarde.

A través de los supuestos socioeducativos y los demás dispositivos que la Ley genera,
se instalará entre la sociedad y: un sujeto “salvaje” que debe ser “domado” y/o
“domesticado”; un “psicópata”, que debe ser “sanado” o simplemente encerrado por
constituirse un “peligro” para ella; o por un “enfermo-adicto” que debe rehabilitarse. Al
establecerse así la norma, el efecto viene a ser el desplazamiento de la atención
ahora, sobre unos ciertos sujetos a-normales, sobre los cuales instalar tanto unos
discursos como unas prácticas dirigidas a controlar, homogeneizar y/o psiquiatrizar. En
ello vemos tanto la acción que el Estado aplica para controlar este segmento etario,
pero además un silencio incierto desde los colegios profesionales o desde la
Academia que concede sin rechistar un sistema que encarcela para re-insertar, re-
habilitar, educar o re-educar, incluso para someter a un proceso de terapia de
adicciones, por ejemplo.

De hecho esta cárcel para adolescentes, no se llama cárcel, sino que Centro de
Privación de Libertad, desplazando el significado del significante, con lo cual “atenúa”
su efecto, convirtiéndose en algo diferente. En lo concreto, serán las mismas
Instituciones que encarcelaban para proteger, sólo que ahora con cambios en la
organización que permanece en extremo similar y con un marco legal diferente,
además de un usuario que a su también se ha diversificado.

Al interior de esta cárcel, el control de los menores estará a cargo de celadores civiles
que, sin entrenamiento formal, deben ejecutar funciones como la “contención física”
que, en las cárceles de adultos realiza Gendarmería. Con ello, las pretensiones de que
estos llamados “educadores” “eduquen”, se ve imposibilitada por el primado del
imperativo de mantener encerrados a los sujetos, contra su voluntad. El resultado es
un sistema carcelario ambiguo, que sigue contando con las necesidades obvias de la

14
Debe recordarse que en Chile se ha optado por adelantar en Asuntos de Responsabilidad Penal del
Adolescente, antes que contar con un “Sistema de Protección Integral a la Infancia”.
cárcel, pero con la obligación legal de educar15. En él predomina, sin embargo, una
óptica más bien psico-social16, que redunda en que, aquellos aspectos criminológicos
que pudiesen estar presentes, se vuelvan invisibles y que genera además, como
efecto adverso, un sistema de beneficios con muchas características discrecionales
que fundamentan su acción en consideraciones de tipo psicológico, simpatías u otras,
que al caso, vienen a ser igualmente arbitrarias.

Aún cuando sabemos por experiencia que la cárcel es una pena que quebranta,
deforma y mutila al individuo, allí donde es más difícil de sanarle, en el espíritu17;
aparece en el sistema chileno que implementa la nueva ley de Responsabilidad Penal
Adolescente, no como una excepción forzosa en circunstancias extremas (como el
último recurso), sino más bien, como una medida recurrente18.

Según hemos observado, el encierro, para un joven de entre 14 y 18 años, no sólo


será la oportunidad de sufrir la más cruda zozobra a la que se puede someter a un ser
humano, sino que además, el daño que ocasiona dejará huellas profundas y
permanentes en todas aquellas áreas que le son indispensables para integrarse
socialmente19:

Los procesos cognitivos se empobrecen por falta de estímulos y en muchos


casos se retrocede y pierden habilidades previas. Las instancias que fomentan
la plasticidad neuronal, o que ocasionen nuevos procesos cognitivos, son
pocas. Y las actividades recreativas que trabajen directamente la creatividad
y/o el entrenamiento de habilidades cognitivas complejas, son inexistentes.

El efecto de ser el “objeto” de la fuerza del Estado a esta temprana edad –


hipotetizamos- tendría como efecto adverso la significación de las personas (el
Otro), como objetos para el control, la dominación o el goce, fortaleciendo
aquellas conductas que suelen aludirse como “predatorias”. Además, los
aspectos culturales del habitus cárcel20 terminan reemplazando lo marginal-
delictivo por lo socio-educativo que pretende la Ley, generando efectos

15
Ver objetivo socioeducativo de la ley, consonante con el modelo de justicia adolescente de Costa Rica.
16
Existe una proporción de un psicólogo y/o asistente social “disponible” para cada diez jóvenes. Este
punto nuevamente vuelve ambigua la pena y las relaciones doble-vinculantes.
17
Permítasenos en la acepción amplia del francés Esprit, o del Geist alemán.
18
Véanse las discusiones y cifras relativas a las Internaciones Preventivas. Actualmente en Limache
correspondería a aproximadamente la mitad de la población.
19
Por motivos de espacio nos remitiremos sólo a los más relevantes.
20
Hemos trabajado antes este asunto en la investigación: “En Canadá, adolescentes y privación de
libertad”, disponible en www.construccioncultural.cl.
notables sobre una identidad adolescente asociada a la figura idealizada del
ladrón.

Además, el encierro será fuente de descompensaciones de patologías


previas21 y de probable desarrollo de patologías psiquiátricas severas22.

Por otra parte, los vínculos sociales no sólo se rompen en muchos niveles,
sino que además, en la mayoría de las ocasiones se vuelven perversos. Los
roles sociales se restringen de forma abrupta, limitándose en diversidad y
flexibilidad. Y, el poder tendrá un papel preponderante en los efectos del
encierro; dando paso de un contexto antes de la Ley de una cierta lucha por el
“metro cuadrado” a otro escenario nuevo, con una multiplicación del encierro23,
en que la disputa se traslada al “centímetro cuadrado”.

Desde el punto de vista emocional y afectivo, se les separa a los jóvenes no


sólo de su familia de origen, sino que se les aleja de la posibilidad de
desarrollar naturales acercamientos con sus pares del sexo opuesto,
constriñendo hasta el punto de la atrofia las oportunidades de desarrollo
afectivo-sexual. Esta dimensión tendrá otras manifestaciones muy crudas y
concretas. El fenómeno de la auto-agresión en sus múltiples expresiones
tendrá en un extremo menos grave, provocaciones directas de manera de
obtener algún tipo de violencia como respuesta (a otros jóvenes, a funcionarios
del centro o incluso a Gendarmería); así como cortes auto inferidos en brazos
piernas y abdomen, incluso como auto-apuñalamientos; llegando en el
extremo, a atentados contra la propia vida, que en la cárcel en que trabajamos,
ya cobraron su primera victima.

Finalmente

En este punto, pareciese obvia la pregunta en tanto las evidencias incontrovertibles a


partir de las cuales el Estado chileno se propone realizar la re-habilitación de un
adolescente a través de la encarcelación. Lo llamativo es que en las malas
condiciones en que el sistema está funcionando24, la Academia no parezca interesada

21
Abstinencia, descontrol de impulsos, trastornos conductuales, etc.
22
Por ejemplo cuadros adaptativos, depresión e incluso psicosis en no pocas oportunidades.
23
Una suerte de “muñeca rusa” en la que se multiplican los espacios de “encierro dentro de otro
encierro”.
24
Ver Informe Ejecutivo: “Principales nudos problemáticos de los Centros Privativos de Libertad para
Adolescentes y Secciones Penales Juveniles”, UNICEF,
http://www.cejamericas.org/cejacommunity/?id=369&item2=4512
en evaluar o al menos someter a escrutinio, esta “solución” del Estado. A su vez, en la
esfera política y el ámbito social general, el sensato sentido común pareciese estar
secuestrado por la acción sistemática de una propaganda mediática generalizada, que
pone énfasis en los peligros que representan para el país estos sujetos adolescentes;
y que por otra parte, minimiza los daños y peligros de la desigualdad social y el
capitalismo a la chilena, idealizando los beneficios de un sistema de económico que
mercantiliza las relaciones interpersonales y debilita la cohesión social, imponiendo
(no sólo) a los jóvenes el lujo y la ostentación en el consumo como forma de validación
social; así como al consumidor como ideal de validez existencial o como sucedáneo de
ciudadano.

En relación a la cárcel, nos parece imposible que en su interior se logre poner por
sobre el interés de la Institución, el “interés superior del niño”; porque ello se da según
circunstancias y características de cada joven en particular. Este “en cada caso”
resulta inabordable para la polis-cárcel, que debe velar por el asunto del control25, que
pondrá por sobre el bien de cada individuo el “bien común” institucional. Esta suerte de
razón de estado, guardando las proporciones, caerá rápidamente sobre aquellos
jóvenes que no logran adaptarse a la cárcel sumisa e incondicionalmente (lo esperable
en un rehabilitado o rehabilitable). Siendo entonces la obediencia y la adecuación a la
arbitrariedad, en un contexto tan violento y estresante, indicador de una incierta salud.

Aún cuando reconocemos que la R.P.A viene a significar un gran avance para la
legislación chilena, al establecer un sistema que al implementarse (con todos sus
claroscuros), se vuelve perfectible, es innegable que urgentes reformas deben
introducirse en ella. El fenómeno debe ser abordarse seriamente y evitar toda suerte
de facilismos o de utilización político-electoral. Ello debiese implicar mecanismos
ágiles de control y supervisión, independientes y muy especializados que posean las
atribuciones suficientes para, de ser necesario, interponer acciones legales contra el
Estado, cuando este no esté en condiciones de privar de libertad respetando todos los
demás derechos consagrados en el cuerpo de la Ley, la Convención y los distintos
instrumentos internacionales relativos a la privación de libertad.

Evitamos aquí sin embargo, subestimar o infantilizar a los adolescentes que han sido
encarcelados, principalmente porque son, en las más de las ocasiones, individuos
notables que se abalanzan sobre la existencia dispuestos a sacar de ella el mayor
partido posible; que no se conforman con una existencia marginal, sin trascendencia o

25
Véase la obra de Michel Foucault: “VIGILAR Y CASTIGAR Nacimiento de la Prisión”, ed. Siglo
XXI, Bs. As.
notoriedad; jóvenes fuertes y decididos que aspiran –hipotetizamos- a una muy
particular forma de heroísmo26. Quedará, sin embargo, abierta la pregunta sobre lo que
debe prevalecer: si la retribución del daño ocasionado que la sociedad reclamaría a
través del castigo penal, los derechos del Estado; o si el “Interés Superior del Niño”,
que será siempre en cada caso, y sobre un sujeto en desarrollo. Sobre estos puntos
debiese dirimirse la situación del encarcelamiento en su excepcionalidad, y sólo luego
de agotar todas las opciones posibles que tiendan a educar, sanar, integrar y proteger
a quienes, probablemente, a través de estas conductas, estén pidiendo ayuda o
simplemente reflejando aquellos aspectos que como sociedad les hemos impuesto o
quitado.

Propuestas27:

1.- Que el carácter excepcional de la privación de libertad en todas las ocasiones se


aplique con rigurosidad.

2.- Que exista una Supervisión permanente desde Organismos la sociedad civil
(Independientes del Estado), e incluso Internacional, en cuanto a las características y
condiciones del encarcelamiento.

3.- Que exista Personal especializado, tanto desde el nivel del trato Directo, como en
los demás niveles decisionales.

4.- Que exista una oferta amplia y adecuada a los intereses y motivaciones
adolescentes (que observamos con gustos o preferencias por la adrenalina, la
actividad física, las artes, la música, etc.).

5.- Formar a los adolescentes en auto-cuidado y auto-defensa (física, legal,


psicosocio-emocional). El primer objetivo socioeducativo de la Ley debiese ser un
sujeto que sepa defenderse a partir de ella.

6.- Separar las funciones de control, de todas las demás: educativas, médicas,
terapéuticas, culturales, etc.

7.- Promover y formalizar las formas de organización entre adolescentes para la


formulación de sus demandas en forma colectiva: De convivencia, deportivas,
culturales, de esparcimiento, etc. Estableciendo mecanismo de formación y
participación ciudadana al interior de la cárcel.

8.- Estudiar profunda y detenidamente los efectos del encarcelamiento adolescente


(Por ejemplo, características y magnitud de los diversos daños).

26
Podrían pensarse como versiones postmodernas de Aquiles “el de los pies ligeros”, que habría elegido
una vida corta pero llena de gloria a otra longeva pero sin resonancia. Nótese el paralelo cuando en la
Odisea Ulises se encuentra con él en el inframundo.
27
Este apartado fue generado el día antes de la presentación de la ponencia a partir de consideraciones de
experiencia práctica.
9.- Establecer mejoras en el sistema de defensoría penal en el área adolescente:
elevar el número de defensores disponibles; provisión de cargos públicos por
oposición y de planta; especialización y evaluación permanente; exclusividad; y
atribuciones de ingreso expedito a los centros.

10.- Establecer como principio que, si el Estado no es capaz hacerse responsable de


garantizar los Derechos de los Jóvenes privados de libertad [establecidos en la Ley y
los demás instrumentos generados a partir de ella (Reglamento de la Ley, Norma
Técnica Nº 85, etc.), así como los consagrados en la Convención y los demás
Instrumentos internacional relativos a la Privación de Libertad de Menores de Edad],
no debería serle exigible al adolescente que cumpla con lo que viene a ser su
responsabilidad penal mediante pena de encarcelamiento. Toda vez que este es un
sujeto en desarrollo, mientras que el Estado estaría completamente conformado y
funcionando en condiciones democráticas.

∗ Finalmente: Que se respeten los derechos consagrados en la Convención


Internacional de los Derechos del Niño así como los demás instrumentos internaciones
relativos a la Privación de libertad de menores de edad.

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