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Sigue empujando!

Por Marcos Witt

“Pero una mujer que desde hacia doce años padecía de flujo de sangre, y había sufrido
mucho de muchos médicos, y había gastado todo lo que tenia, y nada había
aprovechado, antes le iba peor, cuando oyó hablar de Jesús, vino por detrás entre la
multitud, y tocó su manto” - Marcos 5:25-27.

La única solución a todas nuestras necesidades se encuentra en Jesús. En esta


oportunidad no le voy a hablar de medicina, ni de filosofía, ni de psicología, le voy a
hablar de Jesús. El es el Rey de Reyes, el Único que puede sanarlo, el Único que puede
hacer milagros, el Hijo de Dios, el Victorioso de todas las naciones, el que está sentado
a la diestra de Dios Padre el día de hoy intercediendo por usted. Qué bueno que usted, al
igual que esta mujer, oyó hablar de Jesús alguna vez en su vida.

Dice la Biblia que esta mujer “oyó hablar de Jesús”. Quién sabe quien se lo había
platicado, pero la fama de Jesús estaba corriendo por todos lados. Es importante que
usted también esté platicando lo que Dios ha hecho en su vida. ¿Qué ha hecho Dios por
usted? Piense por un momento en todo lo que Dios ha hecho por usted, nunca le ha
faltado nada, El ha suplido todas sus necesidades. Hable de todas estas cosas, de lo
bueno que es Dios, póngalo en sus labios. Jesús es la respuesta que este mundo está
necesitando.

Esta mujer había oído hablar de Jesús y “vino por detrás entre la multitud, y tocó su
manto. Porque decía: Si tocare tan solamente el borde de su manto seré salva” (Marcos
5:28). Ella no pedía gran cosa, ella no necesitaba gran cosa, no requería de más nada
que tocar el borde de su manto. “Y enseguida la fuente de su sangre se secó; y sintió en
su cuerpo que estaba sana de aquel azote. Luego Jesús, conociendo en si mismo el poder
que había salido de El, volviéndose a la multitud, preguntó: ¿quién ha tocado mis
vestidos? Sus discípulos le dijeron: ves que la multitud te aprieta, y todavía preguntas:
¿quién me ha tocado? Pero El miraba alrededor para ver quien había hecho esto.
Entonces la mujer, temiendo y temblando, sabiendo lo que en ella había sido hecho,
vino y se postró delante de El, y le dijo toda la verdad. Y el le dijo: Hija, TU FE te ha
hecho salva” (Marcos 5:29-34a). Es SU FE lo que mueve la mano de Dios, es SU FE la
que Dios honra cuando usted se acerca a El creyendo que El lo puede sanar. “Tu fe te ha
hecho salva; ve en paz, y queda sana de tu azote” (Marcos 5:34).

Esta mujer había llegado a su punto de desesperación; llevaba 12 años enferma, todos
sus recursos se habían agotado, su dinero se había terminado, cada vez le iba peor. Sin
embargo, alguien le platicó de Jesús y ella determinó: ‘tengo que hacer algo, voy a
empujar’. El Señor quiere que usted siga empujando. A esta mujer alguien le platicó que
Jesús podía ser la respuesta a su necesidad y ella supo, investigó y se acercó. Dios hará
lo que usted no puede hacer, pero usted tiene que hacer lo que El no puede hacer. Esta
mujer se movilizó al lugar y de la misma manera usted necesita movilizarse y tomar
pasos de fe, tomar acción, creer que Dios lo va a sanar.

Esta mujer se levantó con todo y enfermedad y no permitió que la multitud fuera para
ella un obstáculo. De alguna manera ella empujó y empujó hasta que llegó. Yo me
puedo imaginar que hubo gente que la vio y se molestó. Quizás muchos dijeron, “¿y
esta señora quién se cree? ¿Qué le pasa a esta mujer? ¡Si nosotros llegamos primero!
¡Que haga fila!” Pero ella no se preocupó por los que se molestaron ni por los que la
criticaron. Ella tenía una necesidad. Cuando usted tiene una necesidad, no debe
importarle quien se moleste con usted, ni quien lo critique. Tenemos que pedirle a Dios
que nos dé una santa desesperación de tal manera que busquemos el rostro del Señor y
que hagamos lo que tengamos que hacer hasta obtener la respuesta que necesitamos.

Hay gente que no mas empieza a ver que usted está empezando a salir adelante, tratan
de bajarlo. Usted muchas veces se ha tenido que enfrentar con un gigante que está entre
la multitud tratando de detenerlo; el gigante se llama ‘temor’ quien le dice: “usted va a
morir, sus días se van a acabar, no hay remedio para usted”. Pero la Biblia dice que el
diablo es como león rugiente y un león rugiente ya ni siquiera tiene dientes y no es ni
siquiera el que ataca la presa; son las leonas las que están esperando la presa del otro
lado para atacarla. Así que si usted escucha que le están diciendo que se va a morir,
corra hacia ese ruido y mire a ese temor en la cara y dígale, “temor, la Biblia dice, en el
nombre de Jesús, que yo ‘viviré, no moriré’. La Biblia dice que Cristo murió por mi y
que tengo vida en Cristo Jesús”. Mire el temor en la cara y dígale, ‘temor, si no te
quitas, te voy a quitar y te voy a dejar en mi polvo”.

No se deje detener por el temor, ni por la angustia. ¡Siga empujando! Siga creyendo que
el Señor lo va a sanar, que su matrimonio va a ser restaurado, que TODOS sus hijos van
a servir al Señor, que su marido va a vencer ese problema del alcoholismo, siga
creyendo, siga empujando. Que no lo detenga a usted ese espíritu de desesperación, de
frustración, de mentira, ni de cansancio. La palabra de Dios dice, “los que ESPERAN
en el Señor tendrán nuevas fuerzas”. ¡Espere usted en el Señor y Dios le va a dar a usted
nuevas fuerzas! ¡No se canse! Dice la palabra que “los que esperan en el Señor volarán
como águilas, correrán y no se cansarán, caminarán y no se fatigarán”. Aprenda usted a
esperar en Dios y El le dará la fuerza que usted necesita para poder ver su milagro.
¡Siga empujando!

No fue el toque de Jesús lo que le dio el milagro a esa mujer, fue el toque de esa mujer,
lo que le dio su milagro. Dios quiere darle a usted una clase de fe a tal punto de que no
requiera que nadie ore con usted, que nadie le ponga las manos, que nadie lo unja con
aceite – aunque todo eso es buenísimo, lo hacemos todos los domingos y todos los días.
Esa mujer no necesitó que Jesús ni siquiera le dirigiera la mirada, mucho menos la
palabra y fue sana.

El borde del manto de Jesús se pasea por su lugar. ¡Toque su manto! ¡Empiece a recibir
su respuesta! ...¡Todo es posible si puede creer
Diga no a la piratería!

Los piratas modernos son aquellos que les gusta tomar algo original y hacer una copia.
Toman algo bien hecho y lo hacen menos bien hecho. Lo copian. Y hay mucha piratería
de todo tipo alrededor del mundo entero. Pregúntenmelo a mí. Soy uno de los cantantes
más pirateados en toda América Latina.

El segundo mandamiento dice “no te hagas ningún ídolo, ni figura de lo que hay arriba
en el cielo, ni de lo que hay abajo en la tierra, ni de lo que hay en el mar debajo de la
tierra. No te inclines delante de ellos ni les rindas culto”. En otras palabras Dios esta
diciendo, “di no a la piratería”.

Lo que pasa es que el hombre tiene una naturaleza de ver para creer. O sea, se nos hace
mas fácil ver a un dios y creer en él que tener fe en un Dios invisible, porque lo que no
puedo ver es algo que no puedo controlar, pero lo que puedo ver es algo que puedo
manipular, controlar, y mover de un lado para el otro. Y en la naturaleza del hombre
tenemos la necesidad de querer controlar, manipular y mover las cosas.

Nuestra tendencia como humanos es tratar de reducir las cosas a un tamaño que
nosotros podemos entender, racionalizar o manipular pero ¿Quien puede razonar a
Dios? ¿Quien puede explicar a Dios?” ¡Nadie! No tenemos el intelecto, ni las palabras
para poder explicar a un Dios inexplicable, enorme, que llena el universo, que creó los
cielos, el mar, los animales y a cada uno de nosotros, ¡un Dios que ha hecho tantas
cosas! Nada de lo que podamos hacer con nuestras manos va a poder explicar bien la
totalidad de Dios. Si usted y yo pudiésemos explicar a Dios seriamos entonces más
inteligentes que Dios.

Dios lo que está diciendo es: ¡evítense la molestia! No hay forma de representarme a mí
en algo hecho por manos de hombres. No hay manera. Soy demasiado grande y
complejo. No busques lo pirateado cuando tienes lo original.

En el Salmo 115 el Señor dice que hay gente que han hecho algunas cosas como dioses,
y han hecho imágenes o estatuas. Y el Señor dice, “tienen manos pero no pueden tocar,
tienen ojos pero no pueden ver, tienen boca pero no pueden hablar, tienen oídos pero no
pueden oír”. Simplemente son dioses muertos pero el versículo 8 dice, “semejantes son
a ellos los que los adoran”. Quiere decir que los que adoran esos dioses son gente
muerta, igual como los dioses que hicieron.

Le recuerdo también que usted y yo nos llegamos a parecer a aquello que adoramos.
Cuando nosotros le ponemos una atención tan fuerte a alguien o a algo, al rato
empezamos a admirarlo tanto que queremos parecernos a esto y por eso Dios dice “no,
no no, yo no quiero que te parezcas a nadie, quiero que te parezcas a mi. ¡No quiero que
dobles tu rodilla ante nadie, quiero que tú tengas una relación conmigo y nada más!”
Hebreos 1 dice que, ¡Jesús es el resplandor glorioso de Dios! Así que si usted empieza a
fijarse en Jesús, al rato usted se va a parecer a El, usted va a hablar, caminar y sanar
enfermos igual que El, ¡Así que no ande viendo otras cosas!

Y si usted dice, “¿como puedo ver a Dios? Porque no lo hallo, ¡no se donde esta! ¡No lo
puedo tocar! Lo único que usted necesita hacer es estudiar acerca de Jesucristo. El le
dijo un día a uno de sus discípulos, “¡Felipe, el que me ha visto a mi, ha visto a Dios!”

En Isaías 40 Dios dice, “¿a que pues haréis semejante a Dios o que imagen le
compondréis? Luego dice, “levanta en alto tus ojos y mira quien creó todas estas
cosas… ¿No has sabido que el Dios eterno es Jehová, el cual creó los confines de la
tierra? No desfallece ni se fatiga con cansancio y su entendimiento no hay quien lo
alcance”.

Dice, “no hay quien alcance su entendimiento”. “Evítense la molestia – dice Dios.
¿Quien me puede entender? ¿Quien me puede hacer con taladro, con obras hechas por
hombre?” No hay copias fidedignas de Dios. No hay forma de copiarlo. ¡El es único!
Además, ¿cree usted que Dios se impresionará con nuestras obras de artesanía cuando
El es el Dios que creó el universo? ¡Claro que no! Y por eso Dios dice, “¡evítese la
molestia!” No haga imágenes, ni semejanzas, no te dobles la rodilla. Dobla tu rodilla
ante el Dios todopoderoso, el Dios de los cielos y la tierra, del mar y del universo. ¡El es
el único digno de ser alabado!

El Apóstol Juan dice: “hijitos, cuídense de los dioses falsos”. Y Juan no necesariamente
se está refiriendo a estatuas, imágenes, iconos o algo hecho por hombre sino que se
refiere a cualquier cosa que nos distraiga de adorar al Dios verdadero. Por ejemplo, hay
gente que se inclina ante el dios del orgullo. Hay algunos que adoran las camionetas y
los automóviles. Hay hombres que adoran sus mujeres o sus novias y hay mujeres que
se adoran a si mismas. Hay gente que inclusive su cristianismo lo convierten en un
diosito

Hay algunos que hacen un dios de su miseria. “¡Soy tan miserable, soy tan pobre! ¡No
tengo nada!” Y ahí están adorando al dios de la miseria: “oh, miseria. Cuanto te necesito
porque si no fuera por ti no podría yo llorar, no podría ser victima!

Dios esta diciendo en el mandamiento número dos: “¡pasen tiempo conmigo, no pasen
tiempo con esas copias pirateadas teniéndome a mí, el Dios original, el Dios Poderoso!”

¡Hay un solo Dios que merece la gloria! ¡Hay uno solo que merece la honra!
escrito por Marcos Witt
01.03.2006

Parte IV

Necesitas darle un cambio de aceite y filtro a tu vida

“Acuérdate del día de reposo para santificarlo.


Seis días trabajaras, y harás toda tu obra; mas el séptimo día es reposo para el Señor tu
Dios; no hagas en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu
bestia, ni tu extranjero que esta dentro de tus puertas.
Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en
ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, Jehová bendijo el día de reposo y lo
santificó”. Éxodo 20:8

El cuarto mandamiento tiene que ver con nuestra relación con Dios y el templo del
Espíritu Santo. La Biblia dice que usted y yo somos el templo del Espíritu Santo. Dios,
hoy en día, ya no habita en templos hechos por hombres. Eso solo fue hasta el día de
Jesucristo, cuando El en la cruz del calvario derramó su sangre por nosotros. En ese
instante El gritó dos palabras: ¡consumado es! En el momento que Cristo declaró
“consumado es”, lo que Dios en efecto esta diciendo es, “de ahora en adelante, a través
de Jesucristo, estoy abriendo mi presencia para poder habitar en templos humanos,
corazones de carne, hombres y mujeres que van a vivir en relación conmigo y en
comunión conmigo. Ya no voy a estar confinado a estos templos hechos por hombre.

La Biblia es el manual que Dios nos ha diseñado para ayudarnos a usted y a mí a vivir
vidas en abundancia y si seguimos los consejos que hay aquí, vamos a vivir vidas
abundantes. De lo contrario vamos a vivir en angustia, en pecado, en dolor y en todas
esas cosas. Así que lo que el Señor nos quiere enseñar a través de este cuarto
mandamiento es: seguir el manual instructivo para poder vivir vidas en abundancia.

A mi me impresiona personalmente el hecho que Dios descansó. ¿Piensa usted que Dios
tuvo que descansar porque se cansó o porque se le acabaron las fuerzas? ¡No! Dios
descansó, no para tomar vacaciones, sino para enseñarnos un principio: el principio del
día de reposo. Y lo que Dios estaba diciendo a través de este principio era simple y
sencillamente, “yo disfruto de mi creación”. El séptimo día El se sentó y miró toda su
creación y disfrutó de ella. Dios quiere que usted y yo aprendamos a disfrutar de su
creación, de sus bendiciones, del fruto de nuestro trabajo. Dios nos puso el ejemplo.

Encontré tres razones por las que usted y yo debemos descansar:

Razón # 1: Por obediencia a Dios.


Razón # 2: Para seguir el ejemplo que nos puso Dios, nuestro Señor.

Razón # 3: Para darle mantenimiento al templo del Espíritu Santo.

Pero, ¿cómo podemos descansar?

1. No se vuelva legalista. Eso quiere decir que hay gente que le interesan más las reglas
que las otras cosas. Están más preocupados por las reglas que por el día de reposo. Por
ejemplo, en los días de Jesucristo había un grupo de personas que se llamaban los
fariseos. ¿Sabe usted que los fariseos, para el día de reposo, tenían 1521 reglas acerca
del día de reposo? “No hagas esto, no hagas aquello. Cuando te vayas a lavar la boca
hazlo así, cuando te vayas a lavar las manos, lávatelas así, cuando te vayas a vestir hazlo
así”. O sea, ¡eso no es descanso! Eso es estar preocupado por si voy a cumplir o no con
las reglas. Y hay gente que esta más preocupada por las reglas que por el día de reposo.

Hay alguna gente que se pelea de que el día de reposo es el domingo, y otros que se
pelean que el día de reposo es el sábado. Y se pelean por tontería y media y no están
descansando por andar peleando. A Jesucristo en una ocasión le vinieron a reclamar y le
dijeron, “¿por qué sanaste a ese enfermo siendo el día de reposo? ¿Cómo se te ocurre
sanar a un enfermo el día de reposo? ¿Que no sabes que no tienes que trabajar? Eso es
estar más preocupado por la regla que por la gente. No sea usted un legalista porque si
usted es un legalista se la va a pasar nada mas preocupado. “¡Ay! ¡Ya rompí la regla
numero 1113! Dios mío, ¿cómo le voy a hacer? ¡Ay padre, perdóname!” Esos legalistas
no descansan y por ende rompen el cuarto mandamiento. Por su legalismo.

2. Gozando de Dios. Alabe a Dios. Eso nos refresca espiritualmente. Pase tiempo en la
Biblia. No como una obligación. “Uy, hoy tengo que leer mis 5 capítulos”. ¡Eso es ser
legalista! Disfrute de la palabra de Dios y eso le va a cargar las pilas. Hable con Dios.
Tenga conversaciones con Dios. Goce de Dios.

3. Goce de la naturaleza que Dios le ha dado. Váyase a pasear. Váyase a un día de


campo. Vea las estrellas en la noche. Vea una buena puesta de sol. Váyase a un lago.
Salga y juegue un ratito con sus hijos o con sus vecinos. Váyase un día al zoológico.
Vaya y vea la naturaleza que Dios nos ha dado.

4. Goce de las personas que hay alrededor de usted. Goce de su familia natural. Goce de
su familia espiritual. No deje de congregarse. Hebreos capitulo 10 dice “no dejen de
congregarse como algunos tienen por costumbre” pero nosotros nos congregamos ¿por
qué? Porque nos gusta estar juntos, nos gusta aprender juntos. Eso nos anima más, nos
motiva más, nos ayuda a vivir como campeones. También disfrute de su familia
extendida, sus amigos, sus vecinos, sus colaboradores. Disfrute de su familia cultural.
¡Qué rico es cuando podemos conocer nuestras diferentes culturas! Luego también
júntese con su familia adoptada. Los que viven en los Estados Unidos deben juntarse
con los gringos de vez en cuando. Hemos sido adoptados por ellos. ¡Bendígalos!

En las congregaciones hay jóvenes estudiantes que están lejos de sus papas. Adopte a
uno de ellos. Hay muchos trabajadores en su comunidad que están sin sus familias.
Adopte a alguien. Eso bendice al Señor. Eso glorifica al Señor y usted puede hacerlo.
Está en sus manos, está en su poder hacerlo.
Honra a tu padre y a tu madre
Por Marcos Witt

Los últimos seis mandamientos son los parámetros de éxito en nuestras relaciones unos
con otros. Interesantemente, Dios empieza con una de las relaciones más importantes
que podemos tener en nuestra vida: la relación con nuestros papás. El dice en el quinto
mandamiento: “Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra
que el Señor tu Dios te da”.

Dar honra es simplemente darle el respeto, el lugar y la dignidad que merecen. Y como
hijos nos toca honrar a nuestros papás. Algunos quizás no conocen quienes son sus
papás o quizás sus papás hace tiempo ya partieron para estar con el Señor pero de la
misma manera, todos tenemos el privilegio y la responsabilidad de honrarlos.
Posiblemente hay en su vida alguien que funciona como papá para usted. ¡Hónrelo!

Este mandamiento NO dice: honra a tus papas si son buenos; si son malos, dales como
quieras. No, dice “honra a tu padre y a tu madre”, punto. Y hay algunos de nosotros –
no todos – que hemos tenido la experiencia de tener papás y mamás que no son del todo
honorables, pero Dios a usted y a mi nos ha encargado el principio de honra. Es un
parámetro de éxito. ¡Así es como vive un campeón!

La honra es por toda la vida. No hay un momento donde uno pueda decir, “bueno, ya
mis papas son setentones, ya no los tengo que honrar tanto”. ¡Claro que no! Los tiene
que honrar hasta el día que los despida para estar con el Señor. Usted puede decir,
“bueno, es que yo ya tengo cuarenta y tres” pero eso no lo hace excepto de honrar a sus
papás.

El apóstol Pablo interesantemente amplía la promesa y dice en Efesios capitulo 6 versos


2 y 3, “honra a tu padre y a tu madre para que te vaya bien y seas de larga vida”.

Ahora, para que sus hijos lo honren, usted debe ser honorable, usted debe darse a
respetar. Por eso quiero que se pregunte, “¿cómo estoy tratando a mis hijos? ¿Cómo
estoy sembrando en mis hijos? Porque lo que usted siembra, es lo que usted va a
cosechar. Si usted está golpeando y maltratando a sus hijos y diciéndoles palabras
ásperas, fuertes y feas, eso es lo que usted va a cosechar. Y el Señor quiere que usted
sea honorable con sus hijos pero, ¿qué quiere decir eso de ser honorable con sus hijos?

Le doy unos consejos: escúchelos, póngales atención, sueñe con ellos, piense con ellos,
crea con ellos, crea que Dios va a hacer grandes cosas con ellos. Anímelos, trátelos con
dignidad, con respeto, con honra. Si usted siempre está dando gritos en su casa, lo único
que puede esperar es que en su casa siempre haya gritos. Y si a usted le molesta que su
hijo esta gritando, solo recuerde que usted fue un gran maestro para su hijo.

El apóstol Pablo dio unos consejos muy buenos. En Efesios 6 verso 4 dice, “Y vosotros
padres, no provoquéis a ira a tus hijos sino críalos en la disciplina y la amonestación del
Señor”. No hay nada de bueno que salga con provocar a sus hijos al enojo.

Hay muchos hijos que se someten a sus papas nada más porque les tienen miedo. Le
tienen miedo a la faja, le tienen miedo a los golpes. ¡Qué triste es ver que hay veces
cuando papás de repente levantan una mano y el niño se agacha tratando de protegerse!
¡Qué triste es eso!¡Le imploro en el amor de Cristo que cambiemos eso en nuestra
cultura hispana! Las manos que Dios nos dio fueron para acariciar, para bendecir, para
suavemente tomar en nuestras manos y besar a nuestros hijos.

Ahora, hijos, préstenme mucha atención. Solo por el hecho de que su papá es medio
tremendo y medio acelerado, no lo excusa a usted a faltarle el respeto. Quiero decirte
hijito que si en esta tierra nadie se da cuenta de que estas respetando a pesar de la
manera en que te están tratando, te aseguro que en el cielo se esta escribiendo muy bien
tu historia y no hay fin de las bendiciones que vas a recibir simplemente por haber
obedecido la ley y decir, “voy a honrar a mis papas a pesar de lo que pase”.

En la vida pasamos por ciertas etapas. Una de ellas es desde los doce años para abajo.
Esa es una etapa de enseñar, de disciplinar, de mostrar a nuestros hijos los parámetros y
como hijos, nosotros honramos a nuestros papás obedeciéndoles, atendiendo sus
sugerencias, aprendiendo de ellos, siendo cariñosos con los papás.

Luego van creciendo, y llegan a la etapa de los 13 a los 18 años. En esa otra etapa usted
honra a sus padres siéndoles agradecidos y poniendo atención a sus indicaciones. Siga
sus lineamientos y escuche sus recomendaciones. Ahora, papás, no fastidien a sus hijos.
“Yo te dije que… y por que? Y son las 10! Y…” Usted necesita no provocar a sus hijos
a ira sino ser respetables también con ellos, porque es una etapa para ellos muy difícil.

Luego ya de repente entramos en la etapa de adultos. De 18 a 60 años. Y la forma en la


que podemos respetar a nuestros papás en esa etapa es independizándonos y
mostrándoles que ellos hicieron un buen trabajo, que nos prepararon bien para la vida y
podemos salir adelante. También inclúyalos en sus planes. Muchas veces nos
olvidamos de los papás porque están lejos o porque viven allá solitos o porque están ya
muy viejitos. Usted también los honra buscando su consejo porque quiéralo usted o no,
aunque haya sido un tremendo, aunque haya sido lo que haya sido, el simple hecho de
vivir tantos años, le da a el una ventaja sobre usted y el puede tener buen consejo que le
puede ayudar.

Luego entramos en una última la cual llamo la etapa de adultos mayores, de 60 para
arriba. Esa es una etapa muy linda porque usted puede honrar a sus papás dignificando
su vejez. ¡Tantos viejitos mueren solitos, sin familiares, abandonados y olvidados. ¿Por
qué? Porque alguien estuvo demasiado ocupado para dignificarles su edad de oro. Que
para sus papás esa edad sea verdaderamente una edad de oro porque usted se la
dignificó, usted se encargó de ellos, usted estuvo ahí luchando por ellos y viendo por
ellos. Que se sientan bien recibidos. La forma en que usted trate a sus abuelos y a sus
viejitos, es la forma en la que lo van a tratar también a usted cuando tenga esa edad. Así
que dignifique a sus papás, que lleguen a esa edad de oro con dignidad, con altura, con
clase. ¿Por qué? Porque así vive un campeón y usted es un campeón y usted va a ser
uno diferente a todos los demás
Mate al matón que tiene adentro
Por Marcos Witt

“No matarás” - Éxodo 20:13.

Desafortunadamente usted y yo vivimos en un mundo en el que en muchos lugares casi


se glorifica la violencia. Hay toda una industria multimillonaria que aplaude de cierta
manera la agresión, la violencia. Usted y yo no pensamos nada en ir a ver o rentar una
película o jugar un video juego que contiene una cantidad de violencia donde las
personas están matando. De hecho, algunas veces hemos visto una película en la que
cuando matan al malo, ¡hasta nos da gusto! Hasta lo aplaudimos y decimos, “¡qué
bueno que ya le tocó su justo merecido!” No sé que hay en el morbo del hombre que
nos gusta ver esa clase de agresión. Y una de las cosas que Dios muy tempranamente se
dio cuenta que necesitaba establecer como un parámetro en nuestras vidas era, “diga no
a la violencia”. El esta diciendo, “no mates”, “no seas violento”. Dios lo establece como
un parámetro.

Fíjese usted lo que pasó con el hijo de Adán y Eva, un muchacho que se llamaba Caín.
No tenía más que años de haber nacido la humanidad y ya teníamos al primer homicida
que mató a su hermano, Abel, y huyó de la tierra y le fue muy mal. ¿Cómo es que la
agresión y la muerte esta en el corazón del hombre?

En la vida tenemos tres clases de homicidas. Son tres diferentes tipos de muerte. La
primera clasificación de muerte es aquellos que matan físicamente, fría y
calculadamente. Sin embargo, una de las razones por las que no quitamos la vida a
nuestro prójimo es simple y sencillamente porque usted y yo reconocemos y celebramos
que la vida es una de las máximas expresiones de Dios para cada uno de nosotros.
Celebramos la vida de Dios, la máxima creación de Dios: el hombre. Usted y yo no les
quietamos las vidas a otras personas porque valoramos la vida de Dios. Valoramos el
hecho de que Dios es el único que tiene el derecho de dar vida o de dar muerte. ¡Usted y
yo celebramos la vida!

La segunda razón por la que nosotros no matamos ni le quitamos la vida a la gente es


simplemente porque al hacerlo interrumpimos los planes de Dios para esa vida. La
eutanasia, el suicidio, el aborto, todas esas cosas que le quitan a Dios su soberanía sobre
esas vidas e interrumpimos los planes de Dios.

Pero hay una segunda clase de muerte, un segundo tipo de homicida. No es el homicida
al estilo de Alcapone que saca su ametralladora y mata a todo el mundo. Sin embargo,
es un homicida de todos modos. Y esta es la gente que mata a otras personas emocional
y psicológicamente. No es una muerte física pero es igual una muerte porque estamos
matando el alma, estamos matando las emociones. Y Jesucristo habló a esta situación
allá en Mateo 5:21 y 22 y dijo, “alguna vez escuchaste que se dijo, ‘no matarás y
cualquiera que matare será culpable de juicio’ PERO [¿se dan cuenta que el “pero”
cambia todo lo anteriormente dicho?] Yo les digo que cualquiera que se enoje contra su
hermano será culpable de juicio”. Lo que Jesús esta diciendo aquí es que el mismo
juicio que hay contra aquellos que matan es contra aquellos que se enojan contra su
hermano.

En Mateo 5:22 Jesús sigue diciendo, “y cualquiera que le diga ‘necio’ a su hermano,
será culpable ante el concilio. Y cualquiera que le diga ‘fatuo’ quedará expuesto al
fuego eterno”. Jesús está diciendo que nuestras palabras matan a las personas. Jesús está
diciendo que tengamos cuidado con la forma en la que nos dirigimos a otras personas.
Muchas veces hemos oído gente decir, “no, a mi las palabras no me afectan”. ¡Mentiras!
¡Claro que las palabras sí nos afectan! Cuando alguien se burló de nosotros, cuando
alguien nos dijo alguna cosa fea, cuando alguien profirió contra nosotros alguna
maldición, muchos vivimos una muerte emocional. Ten cuidado de cómo hablas.

Por eso es que mi mensaje en este momento es: ¡dale vida a las personas! Que tus
palabras sean palabras de vida, palabras de ánimo, de bendición. De esa palabra “fatuo”
es de donde se toma la palabra “idiota”, la palabra “estúpido”. Y hemos escuchado eso
tantas veces y lo hemos dicho inclusive. Pero yo sé que usted es alguien que anima a las
personas, ¡yo lo declaro sobre usted en el nombre de Jesús! ¡Usted será una persona que
anima, que declara vida en el nombre de Jesús!

Hay una tercera clase de homicida – Es muy interesante porque casi nunca pensamos en
esta clase de muerte – y es la persona que mata a otra persona por inacción. Vea a su
alrededor la necesidad que hay en nuestro mundo y vea como Dios nos ha bendecido a
usted y a mi. Y el no hacer algo para ayudar y bendecir a las demás personas es un
homicidio. Yo puedo oír a gente diciendo, “yo nunca me meto con nadie, yo no dejo
que nadie se meta conmigo, yo no hago nada”. Claro, y ese es tu error más grande. Si
pudiéramos entender el gozo que viene cuando nos involucramos en las vidas de otros,
al darle a otros algo, al compartir lo que Dios nos ha dado. No hacerlo es matar por
inacción, es matar por perezoso.

Jesús dijo en una ocasión en Mateo 25, “un día tuve sed y no me diste de beber, tuve
hambre y no me diste de comer, estuve desnudo y no me cubriste, estuve en la cárcel,
estuve enfermo y no me visitaste”. Y luego ahí preguntan las personas “¿cuándo hice
eso Señor? ¿Acaso yo haría una cosa así? ¿Quién? ¿Yo, Señor? ¡Imposible que sea yo!
Y Jesús les dijo de la siguiente manera, “cuando lo has hecho a cualquiera de estos más
pequeños, si no les has dado de comer, si no los has vestido, si no les has dado de tomar,
si tú no los has visitado en la cárcel ni en su momento de necesidad, es exactamente
como si me lo hubieras hecho a mi”. Ah, y ahí se nos abren los ojos y nos damos cuenta
que esas personas que tienen necesidad son hechas también a la imagen de Dios y
merecen que usted y yo les demos una mano y los ayudemos en su momento de
necesidad. ¡Esa es la vida que Jesús nos ha venido a dar!

Voltee el parámetro número uno, “no matarás”. Lo que el Señor está diciendo es, “en
lugar de matar, ¡da vida!” Busque necesidades y entregue su vida en lugares donde hay
necesidad. En su congregación hay muchas necesidades. Visite un orfanatorio, una
cárcel, un hospital, los huérfanos, las viudas, los menesterosos; entregue su vida. ¿Sabe
por qué? Porque no matar significa dar vida a los demás. ¡Eso es no matar! ¿Qué les
parece?
Gózate dentro de los parámetros
Por Randall González

Éxodo 20:14 dice: no cometerás adulterio. Muy sencillo, pero muchos hombres y
mujeres no lo han obedecido y debido a esto es que muchas familias han sido
destruidas. ¿Será posible que como seres humanos usted y yo podamos obedecer el
séptimo mandamiento?
Entonces, ¿cuál es la clave para obedecer el séptimo mandamiento?

La clave la encontramos en una palabra: fidelidad. Y la fidelidad es el compromiso de


guardar y proteger nuestra relación con Dios y con las demás personas. El día que
hicimos los votos matrimoniales prometimos serle fiel a la persona que Dios ha puesto a
mi lado por el resto de nuestra vida. Tal vez hoy en día la fidelidad no sea muy popular
porque vivimos en una sociedad muy egoísta, cada quien quiere satisfacer sus propias
necesidades y vivir su propia vida pero debemos entender que la fidelidad no es una
atadura, un estorbo, ni algo que nos incomoda. Al contrario, es una bendición de Dios.

La fidelidad nos marca la cancha, los limites dentro de los cuales usted y yo podemos
caminar con confianza, con la bendición de Dios pero con algo muy importante que es
seguridad. La fidelidad es como los carriles de una autopista. Si usted se sale del carril
puede suceder un accidente. Por eso es que Dios ha establecido límites en nuestra vida.

Extrañamente hoy el mundo no promueve muy seguido la fidelidad. Sin embargo, todas
las empresas andan buscando empleados fieles; las empresas esperan consumidores
fieles; hombres andan buscando mujeres fieles y mujeres andan buscando hombres
fieles. Eso nos da a entender que la fidelidad es sumamente importante. Dios lo
estableció así. Dios espera que usted y yo seamos fieles, pero fieles primeramente a El,
para no caer en un adulterio espiritual.

En Santiago 4:4 dice, “oh almas adulteras, ¿no sabéis que la amistad del mundo es
enemistad contra Dios? Cualquiera pues que quiera ser amigo del mundo se constituye
enemigo de Dios”. Y la versión en lenguaje actual dice, “ustedes no aman a Dios ni le
obedecen. ¿Pero acaso no saben que hacerse amigo del mundo es volverse enemigo de
Dios? Pues así es, si ustedes aman lo malo del mundo se convierten en enemigos de
Dios”. Adulterio espiritual es hacerse amigo del mundo, amar lo malo y vivir para el
pecado. Simplemente voltee a ver lo que hay a su alrededor: pleitos, iras, mentiras,
borracheras, vicios, situaciones que destruyen nuestras vidas. Yo por mi propia voluntad
me hago enemigo de Dios al hacerme amigo del mundo porque le estoy dando la
espalda para seguir lo que a El no le agrada.

En Jueces 2:12 dice, “dejaron a Jehová, el Dios de sus padres, que los había sacado de la
tierra de Egipto y se fueron tras otros dioses, los dioses de los pueblos que estaban en
sus alrededores a los cuales adoraron y provocaron a ira a Jehová. El pueblo de Israel
conocía a un Dios poderoso que los amaba y que estaba ahí para guardarlos, para
protegerlos pero le dio la espalda y se fue a adorar a otras cosas antes que a Dios. Y hoy
en día sucede lo mismo con nosotros. Muchas veces nos vamos tras otras cosas que
Dios no quiere para satisfacer nuestros propios deseos y de esa manera ofendemos a
Dios.

Cuando nos apartamos de Dios nos salimos de su protección y estamos propensos de


que muchos desastres puedan suceder. Todo comienza primero por apartarme de Dios.
Cuando yo me aparto de Dios y le doy la espalda, entonces estoy más propenso a serle
infiel a la persona que Dios ha puesto a mi lado. Y es ahí donde caemos en adulterio.

Mucha gente dice, “yo no se en que momento fue que sucedió esta situación. Yo no lo
tenía planeado. Fue de repente y simplemente sucedió. ¿De donde fue que se originó
todo esto? ¿Qué fue lo que pasó?” La palabra de Dios nos dice claramente como es que
todo comienza. En Mateo 15:19 dice, “porque del corazón del hombre salen los malos
pensamientos, los homicidios, los adulterios”. Del interior de nuestras vidas sale el
pecado y muchas veces lo cometemos. Por eso la palabra dice en Proverbios que sobre
toda cosa guardada, debemos guardar nuestro corazón.

Es importante guardar nuestros pensamientos porque tarde o temprano, si los acepto, los
voy a abrazar y los voy a realizar. Jesús sabia esto, por eso dijo en Mateo 5:27, “oíste
que fue dicho, no cometerás adulterio pero yo os digo, que cualquiera que mira a una
mujer o a un hombre para codiciarlo, ya adultero con ella en su corazón”. ¿Y será que
Jesús quería venir a condenar y a poner simplemente estorbos? Claro que no. Jesús, por
amor, porque nos quería proteger, nos dejo lineamientos claros y parámetros sobre los
cuales podemos vivir en bendición y protección para usted, su esposa, sus hijos y los
hijos de sus hijos.

Juan 8:1 habla de hombres que conocían de la palabra de Dios que arrojaron a una
mujer a los pies de Jesús y dijeron, “Maestro, esta mujer fue agarrada en el mismo acto
del adulterio y la ley dice que la tenemos que apedrear. Tu, pues, ¿qué dices?” A lo que
Jesús respondió, “el que este libre de pecado, que tire la primera piedra”. Entonces Jesús
le preguntó a la mujer, “¿dónde están aquellos que te condenaban?” Y la mujer dijo
“Maestro, ya no hay ninguno”. Y Jesús le dijo algo muy importante, algo que la marco
por el resto de su vida: “mujer, ni yo te condeno. Vete y no peques más”.

Jesús no esta para condenar, El ha venido para salvar. No importa lo que haya vivido, o
si ha cometido un error, hoy Jesús le dice, “vete y no peques más”. Usted no tiene por
que sentirse avergonzado, simplemente necesita acercarse ante Dios, pedir perdón por
sus pecados y asegurarse de que Dios lo va a perdonar.

Para concluir yo quiero dejarle siete consejos para que usted y yo podamos ser hombres
y mujeres fieles a Dios y a las personas que Dios ha puesto a nuestro alrededor:

1. Si usted ha sido una persona que ha caminado en adulterio espiritual porque le ha


dado la espalda a Dios y ha querido satisfacer sus propias necesidades y no acercarse a
Dios o a su esposa, hoy es un día para que usted pueda arrepentirse y pedir perdón. Hoy
Jesús también brinda perdón a aquel que lo necesite.
2. Renuncie a toda relación de adulterio contra Dios y contra su esposo o su esposa.
Dios quiere restaurar su familia, no permita que pase más tiempo.
3. No tenga relaciones emocionales con alguien que no sea su esposo o su esposa. No
desarrolle una relación con alguien que no sea su esposo o su esposa.
4. Alégrese con la mujer de su juventud como dice en Proverbios 5:18. Alégrese con la
mujer o con el hombre que Dios le ha dado. Desarrolle una relación de amistad, de
comprensión y de confianza con la persona que Dios le ha dado.
5. Guarde sus ojos, cuide muy bien lo que entra por sus ojos, que sus ojos sean
guardados para Dios, para la mujer o el hombre que Dios le ha dado, que sus ojos sean
instrumentos de justicia para la gloria de Dios.
6. Tome la decisión de ser fiel primeramente a Dios. Segundo lugar, fiel a la mujer o al
hombre que Dios le ha puesto a su lado, fiel a sus hijos, fiel a su trabajo.
7. Si usted esta firme, manténgase firme; esa es voluntad de Dios. La palabra de Dios
dice: mire que el que este firme, que no caiga. No desmaye porque va a haber un
galardón. Hay un premio al ser fiel. La palabra nos dice: sé fiel hasta la muerte y te daré
la corona de la vida.
Dios sanará nuestro gozo!
Por Marcos Witt

Creo con todo mi corazón que una de las cosas que el Espíritu Santo está haciendo en
toda América Latina es cambiar el lamento en gozo. Hay tanto cristiano que anda dando
lastima, triste, hablando del gozo del Señor y diciendo con tristeza, “es que Cristo me
salvó, aleluya”. Es increíble que los cristianos somos los que más hablamos del gozo del
Señor pero somos los que menos lo vivimos.

¡El Señor es un Dios de alegría y de gozo! Dios es un Dios que se sabe reír, que tiene un
gran sentido del humor. Dios es un Dios que inventó la carcajada y la risa y si Dios se
sabe reír, ¡aprenda usted también a reír!

Juan capitulo 2 dice que Jesús fue invitado a una boda en la que también se encontraba
su mamá quien le pidió que solucionara un problema: se les acabó el vino en esa fiesta.
Ahora, en la Biblia el vino representa varias cosas; una de ellas es: alegría. Dios quiere
sanar nuestra alegría.

El Salmo 30 dice, “haz cambiado mi lamento en baile, desataste mi cilicio y me ceñiste


de alegría”. Y lo que está diciendo David es que el Señor nos quitó el cilicio, los trapos
de tristeza y luego nos vistió con un traje de alegría. Dios quiere quitarnos el luto, esos
trapos de tristeza andrajosos. ¡Dios quiere ponerle un traje glorioso y radiante de
alegría!

Me llama la atención que el primer milagro que hizo Jesús fue un milagro emocional.
¿De qué nos sirve estar todos sanaditos físicamente si emocionalmente estamos todos
mal? Gente muy sana por fuera pero por dentro carcomida de amargura, de angustia, de
enojo. Por eso, mil veces prefiero tener la pierna chueca pero tener un corazón alegre,
libre y dispuesto a alabar a Dios. ¡Así que si usted tiene vida, déle gloria y alabanza a
Cristo! No condicione su alegría a lo que sucede a su alrededor. Si usted no tiene todo lo
que usted necesita, alégrese y gócese en Dios su Señor que El nunca lo va a dejar a
usted.

Lo primero que necesitamos hacer para tener gozo es invitar a Jesús a la fiesta, tener a
Jesús en nuestras vidas. Si no hubieran invitado a Jesús esa tarde en la fiesta, no
hubieran tenido el milagro que recibieron. Me encanta ese versículo donde el apóstol
Pablo dice, “no se emborrachen, no se embriaguen con vino. Al contrario, sean llenos
del espíritu Santo”. Hay alguna gente que anda buscando alegría en una botella; qué
lastima, porque una vez que se acaba la botella, lo único que les queda es una gran
cuenta y una gran jaqueca la otra mañana. Al otro día dicen, “Dios mío, ¿qué estaba
pensando?” La Biblia enseña que si usted se llena del espíritu Santo, la alegría que El
trae es una alegría que no deja mal recuerdo al otro día, que no deja deudas, que lo llena
mejor que si se emborrachara. ¿Usted quiere tomar un poquito? Tome el vino nuevo del
espíritu Santo y usted vera lo alegre que se va a poner.

La segunda cosa que usted tiene que hacer es obedecer. La clave que tuvieron ellos para
ese milagro es que obedecieron, ellos hicieron lo que Jesús les dijo que hicieran.
¡Coopere con Jesús, obedézcalo! María les dijo a los discípulos, “hagan todo lo que El
les diga”. Hay mucha gente que nunca tiene su milagro de parte de Dios porque quieren
hacerlo de acuerdo a su propia manera de pensar. Dios conoce mejor que nadie como
arreglar las cosas. Usted coopere con Jesús, haga lo que El le dice que haga nada más.

Muchas veces no recibimos milagros porque le ponemos “pero” al milagro. Muchos


dicen, “Señor, voy a estar alegre cuando me quites ese jefe malo que tengo y me des su
puesto, su salario y todas sus prestaciones”. ¡Y con razón usted no está alegre, porque
no está cooperando! Si usted no va a estar alegre ahora, nunca va a estar alegre. El gozo
del Señor no se condiciona a lo que tenemos, a lo que nos hace falta o a lo que
necesitamos. La Biblia dice, “regocijaos en el Señor. Y otra vez digo, regocijaos”. ¿Sabe
por qué lo tuvo que decir dos veces? Porque somos medio tercos. Hay veces que usted
se tiene que mirar al espejo y decirse “regocijaos”, y decírselo una y otra y otra vez.

En tercer lugar, déle algo con qué trabajar a Jesús. ¿Qué le dieron a Jesús en la fiesta?
Agua. Y a usted le parecerá muy simple. Claro que no es nada, usted no le tiene que dar
mucho al Señor para que El haga un milagro. El no necesita nada más que un poquito de
fe; es todo lo que necesita. O sea, para usted recibir cualquier milagro, ni al grano de
mostaza tiene que llegar su fe. El toma su poquito de fe y la convierte en un gran
milagro.

En cuarto lugar, haga el trabajo. Hay algunos que se acuestan en su hamaca debajo de la
palmera con una piña colada en la mano (sin licor) diciendo “¡oh, Dios! ¡Haz la obra
Padre, haz la obra Señor!” Y el Señor dice, “¡haz la obra tú, flojo, perezoso!” Jesús es el
que convirtió el agua en vino, pero los discípulos fueron los que cargaron el agua. Lo
que usted puede hacer, Dios no lo va a hacer; El espera que usted haga su parte. Lo que
usted no puede hacer, eso es lo que Dios va a hacer; El hace su parte.

¡Eran jarrones de piedra - no de barro – que con 30 galones de agua pesaban 114 kilos!
Sin embargo, ahí iban los discípulos haciendo su trabajo. ¿Usted quiere un milagro del
Señor? Entonces necesita mantenerse en la palabra, en oración, porque cuando usted se
mantiene haciendo el trabajo, usted esta cargando el agua que se convertirá en vino, en
gozo a su espíritu. Eso quiere decir, perseverar.

Fórcese a cantar, a gritar, a alabar; Dios va a hacer el milagro. Lo que usted puede
hacer, ¡hágalo! ¡Lo que El hará es lo que usted no puede hacer! ¡Alégrese! No importa
que sus circunstancias no hayan cambiado, alégrese en el Señor, gócese y El hará el
milagro.

A algunos de ustedes el diablo les ha robado su alegría. Es tiempo de dejar que Dios
cambie su lamento en un baile. Dios quiere cambiar su tristeza en gozo. Dios va a
cambiar su agua en vino. Solo jale agua a su espíritu, siga trayendo agua, siga adorando,
siga bendiciendo al Señor, siga fiel, siga dando sus diezmos, todo eso es jalar agua y
Dios cambia esa agua en gozo.
Serie Los Milagros de Jesús
Por Marcos Witt

Parte I

La razón por la que las escrituras nos hablan de los milagros de Jesús es “…para que
nuestra fe crezca, para que creamos que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que
creyendo tengamos vida en su nombre” (Juan 20:31). Hay algunas personas que estando
en vida no viven, solo existen. La vida es mucho más que levantarse, ir al trabajo,
comer, dormir, y volverse a levantar. Eso es existencia y hay mucha gente que existe
mas Jesucristo dijo, “yo he venido para que tengan vida y para que la tengan en
abundancia”.

En esta oportunidad quiero hablarles acerca del primer milagro que Jesús mostró en las
bodas de Caná de Galilea. Juan capitulo 2 dice que Jesús fue invitado a una boda en la
que se presentó un problema: se les acabó el vino. Y en la Biblia el vino representa
varias cosas; una de ellas es alegría. Dios quiere sanar nuestra alegría.

El Salmo 30 dice, “haz cambiado mi lamento en baile, desataste mi cilicio y me ceñiste


de alegría”. Y lo que está diciendo David es que el Señor nos quitó el cilicio, los trapos
de tristeza y luego nos vistió con traje de alegría. Dios quiere quitarnos el luto, esos
trapos de tristeza andrajosos.

Creo con todo mi corazón que una de las cosas que el Espíritu Santo está haciendo en
toda América Latina es cambiar el lamento en gozo. Hay tanto cristiano que anda dando
lastima, triste, hablando del gozo del Señor y diciendo con tristeza, “es que Cristo me
salvó, aleluya”. Es increíble que los cristianos somos los que más hablamos del gozo del
Señor pero somos los que menos lo expresamos.

¡El Señor es un Dios de alegría y de gozo! Dios es un Dios que se sabe reír, que tiene un
gran sentido del humor. Dios es un Dios que inventó la carcajada y la risa y si Dios se
sabe reír, ¡aprenda usted también a reír!

Me llama la atención que el primer milagro que hizo Jesús fue un milagro emocional.
¿De qué nos sirve estar todos sanaditos físicamente si emocionalmente estamos
enfermos? Gente muy sana por fuera pero por dentro carcomida de amargura, de
angustia, de enojo. Creo que es más importante tener un corazón alegre, libre y
dispuesto a alabar a Dios que cualquier otra cosa. ¡Así que si usted tiene vida, déle
gloria y alabanza a Cristo! No condicione su alegría a lo que sucede a su alrededor. Si
usted no tiene todo lo que usted necesita, alégrese y gócese en Dios su Señor que El
nunca lo va a dejar a usted.

Lo primero que necesitamos hacer para tener gozo es invitar a Jesús a la fiesta, tener a
Jesús en nuestras vidas. Si no hubieran invitado a Jesús esa tarde en la fiesta, no
hubieran tenido el milagro que recibieron. Me encanta ese versículo donde el apóstol
Pablo dice, “no se emborrachen, no se embriaguen con vino. Al contrario, sean llenos
del espíritu Santo”. Hay alguna gente que anda buscando alegría en una botella; qué
lastima, porque una vez que se acaba la botella, lo único que les queda es una gran
cuenta y una gran jaqueca la otra mañana. Al otro día dicen, “Dios mío, ¿qué estaba
pensando?” La Biblia enseña que si usted se llena del espíritu Santo, la alegría que El
trae es una alegría que no deja mal recuerdo al otro día, que no deja deudas, que lo llena
mejor que si se emborrachara. ¿Usted quiere tomar un poquito? Tome el vino nuevo del
Espíritu Santo y usted verá lo alegre que se va a poner.

La segunda cosa que usted tiene que hacer es obedecer. La clave que tuvieron ellos para
ese milagro es que obedecieron, ellos hicieron lo que Jesús les dijo que hicieran.
¡Coopere con Jesús, obedézcalo! María les dijo a los discípulos, “hagan todo lo que El
les diga”. Hay mucha gente que nunca tiene su milagro de parte de Dios porque quieren
hacerlo de acuerdo a su propia manera de pensar. Dios conoce mejor que nadie como
arreglar las cosas. Usted coopere con Jesús, haga lo que El le dice que haga nada más.

Muchas veces no recibimos milagros porque le ponemos “pero” al milagro. Muchos


dicen, “Señor, voy a estar alegre cuando me quites ese jefe malo que tengo y me des su
puesto, su salario y todas sus prestaciones”. ¡Y con razón usted no está alegre, porque
no está cooperando! Si usted no va a estar alegre ahora, nunca va a estar alegre. El gozo
del Señor no se condiciona a lo que tenemos, a lo que nos hace falta o a lo que
necesitamos. La Biblia dice, “regocijaos en el Señor. Y otra vez digo, regocijaos”. ¿Sabe
por qué lo tuvo que decir dos veces? Porque somos medio duros de cabeza. Hay veces
que usted se tiene que mirar al espejo y decirse “regocijaos”, y decírselo una y otra y
otra vez.

En tercer lugar, déle algo con qué trabajar a Jesús. ¿Qué le dieron a Jesús en la fiesta?
Agua. Y a usted le parecerá muy simple. Claro que no es nada, usted no le tiene que dar
mucho al Señor para que El haga un milagro. El no necesita nada más que un poquito de
fe; es todo lo que necesita. O sea, para usted recibir cualquier milagro, ni al grano de
mostaza tiene que llegar su fe. El toma su poquito de fe y la convierte en un gran
milagro.

En cuarto lugar, haga el trabajo. Hay algunos que se acuestan en su hamaca debajo de la
palmera con una piña colada en la mano (sin licor) diciendo “¡oh, Dios! ¡Haz la obra
Padre, haz la obra Señor!” Y el Señor dice, “¡haz la obra tú, flojo, perezoso!” Jesús es el
que convirtió el agua en vino, pero los discípulos fueron los que cargaron el agua. Lo
que usted puede hacer, Dios no lo va a hacer; El espera que usted haga su parte. Lo que
usted no puede hacer, eso es lo que Dios va a hacer; El hace su parte.

¡Eran jarrones de piedra - no de barro – que con 30 galones de agua pesaban 114 kilos!
Sin embargo, encontramos los discípulos haciendo su trabajo. ¿Usted quiere un milagro
del Señor? Entonces necesita mantenerse en la palabra, en oración, porque cuando usted
se mantiene haciendo el trabajo, usted esta cargando el agua a su espíritu que se
convertirá en vino, en gozo y alegría. Eso quiere decir, perseverar.

Fórcese a cantar, a gritar, a alabar; Dios va a hacer el milagro. Lo que usted puede
hacer, ¡hágalo! ¡Lo que El hará es lo que usted no puede hacer! ¡Alégrese! No importa
que sus circunstancias no hayan cambiado, alégrese en el Señor, gócese y El hará el
milagro.

A algunos de nosotros el diablo nos ha robado la alegría. Es tiempo de dejar que Dios
cambie nuestro lamento en un baile. Dios quiere cambiar su tristeza en gozo. Dios va a
cambiar su agua en vino. Siempre lleve agua a su espíritu, siga trayendo agua, siga
adorando, siga bendiciendo al Señor, siga fiel, siga dando sus diezmos, todo eso es
llevar agua y Dios cambiará esa agua en gozo.
Su muerte no fue un accidente
Por Marcos Witt

Uno de los milagros más grandes que Jesús hizo en toda su vida se llama la salvación la
cual, hasta el día de hoy, ha sido una de las más grandes y maravillosas historias que la
humanidad haya conocido. Dios, estando en el cielo y mirando nuestra condición
pecaminosa, sabiendo que necesitábamos una redención, envió a su único Hijo para
poder hablarnos, vivir entre nosotros, mostrar su naturaleza divina y comprobarnos que,
como hombres, podemos vivir libres de pecado, con la fuerza del Espíritu Santo y que
podemos caminar, hablar, pensar, tratar a la demás gente, abrazar, amar, consolar,
acariciar y llegar a ser como Jesús.

La muerte de Jesús no fue un accidente, ni algo que sucedió por algún sistema
equivocado judicial o legal, la muerte de Jesús fue algo que en la eternidad de Dios, fue
planeado. Dios lo pensó y puso todo en orden porque tenía un plan: la salvación del ser
humano, el poder vivir eternamente al lado de Dios nuestro Señor.

No hay algo más contundente y comprobado que lo que Jesús habló y lo que selló el
hecho de que El fue y es realmente el Hijo de Dios, es precisamente que hoy en día
existe una tumba que esta vacía. Usted puede visitar las tumbas de muchos otros
hombres que dijeron y declararon cualquier cantidad de cosas autoproclamándose los
“mesías” pero sólo uno de ellos tiene una tumba vacía y esa es la tumba de nuestro
Señor Jesucristo; ¡está vacía para siempre!

Quizás usted se pregunte, ¿qué significa redención? Es que el plan perfecto de Dios, la
razón por la que El envió a Jesucristo. Redimir algo simplemente significa pagar un
precio para volverlo a comprar. Usted y yo hemos sido comprados por el mismo que
nos creo. El nos ha comprado con su sangre preciosa.

Dice Romanos 3:23 que por cuanto todos hemos pecado, estamos destituidos,
separados, sin acceso a la gloria de Dios. Y cualquiera que dice que nunca ha pecado, en
el momento de decirlo, ya comete un pecado porque dice una mentira. Romanos 6:23
dice que la paga del pecado es la muerte. Usted y yo como pecadores merecemos la
muerte y solamente si alguien estuviera dispuesto a pagar el precio de muerte, es que
podríamos ser libres de la condena eterna que trae la muerte. Pero ¿quién iba a pagar
nuestra condena? Hubo alguien que miró nuestra condición, que no teníamos la forma
de pagar un precio de sangre, y se ofreció, fue delante de su Padre y dijo, “Yo me
ofrezco, yo seré ese sacrificio perfecto. No quiero que ellos mueran, yo voy a morir en
su lugar para que el precio de su pecado quede de una vez y para siempre pagado”.

¿Por qué lo habrá hecho? ¿Por qué fue Jesús movido a pagar nuestra condena? La única
razón es por lo tanto que nos amó. La Biblia dice, “de tal manera amó Dios al mundo,
que dio a su Hijo Unigénito, para que cualquier persona que crea en El” – no en los
libros, ni en los filósofos o en las filosofías, estratagemas y pensamientos de hombre –
“no se pierda mas tenga vida eterna”. Lo único que le va a garantizar a usted la
salvación eterna de su alma es creer en Jesucristo, nuestro Señor. El es el camino, El es
la vida, El es la verdad, nadie puede acercarse al Padre sino es por El. Solamente
creyendo en El tendremos vida eterna.

Romanos 5 dice, “mas Dios mostró su amor para con nosotros en que siendo todavía
pecadores, Cristo murió por nosotros”. En Juan capitulo 15 Jesucristo mismo dijo, “el
amor más grande que uno puede tener es dar su vida por sus amigos”. El hecho de que
Jesús dio su vida por nosotros quiere decir que El se considera amigo nuestro. El fue a
la cruz pensando en todos nosotros. Jesús no murió por accidente, su propósito, su
destino, su misión, su sueño fue que al morir, usted y yo tuviéramos vida porque soñó
con nuestra victoria.

Cuando Jesús declaró “consumado es”, los cielos se estremecieron, se hizo noche, la
tierra se sacudió y cuando El colgó su cabeza, cuando rindió su cuerpo a la muerte fue
cuando empezaron una parranda en el infierno. “Finalmente” - pensó Satanás – “ya lo
tengo donde lo quiero, lo voy a poder sepultar”. Y Satanás se dijo por dentro, “yo tengo
las llaves de la muerte, las llaves a la tumba, yo puedo hacer con Jesús lo que quiera”.
Pero de repente, muy temprano en la mañana, por primera vez hubo luz en el infierno.
De un momento a otro el diablo sintió una presencia que El desconocía, se sintió medio
aturdido, medio atarantado; se despertó y dijo, “y esa luz, ¿de dónde viene? ¡Quítenme
esa luz!” Cuando El volteó para ver por el pasillo del infierno, caminaba el mismo Hijo
de Dios rumbo al trono satánico, directo hacia Satanás y le dijo “quiero las llaves, dame
las llaves, diablo mentiroso. Tomaste una vida libre de pecado, con sangre real, pura, sin
error. Diablo, perdiste, me quisiste dar muerte pero ahora estoy aquí, vivo, delante de ti
para decirte: dame las llaves a la muerte, al infierno, al pecado y al temor”. ¡Jesucristo
tomó la autoridad, Jesucristo tomó las llaves! ¡El vive hoy, victorioso sobre la muerte,
sobre el infierno y sobre la tumba! Victorioso es nuestro Señor. ¡Hoy en día hay una
tumba vacía!

La mañana en que Cristo resucitó, unas mujeres que fueron a su tumba, ellas pensaban
que lo iban a volver a ungir, lo cual era un rito normal que hacían con los recién
enterrados. De repente se encontraron con que alguien movió la piedra, que no había
nadie en el sepulcro y empezaron a lamentarse, a llorar, a preocuparse y a decir,
“¡alguien se robó a nuestro Maestro, alguien se lo llevó, lo movieron de este lugar!”
¿Dónde estaban los guardias? Habían sellado la tumba al estilo romano para que nadie,
sin la firma autorizada, pudiera quitar esa piedra. “¿Qué hicieron con Jesús?” De
repente sintieron a alguien detrás de ellas que vino y les preguntó, “¿qué vienen a hacer
ustedes señoras?” “Venimos a ungir a nuestro Maestro” - respondieron. Y la pregunta
fue, “¿POR QUE buscan entre los muertos al que vivo está? El que ustedes han venido a
ungir, no esta en la tumba, ¡HA RESUCITADO!”

Alabe al Cristo resucitado. ¡Hay una tumba vacía! Hay un Mesías resucitado, una
victoria completada, una vida eterna comprada para cada uno de nosotros. Pero también
hay un diablo derrotado que esta debajo de nuestros pies. Pisotéelo cada oportunidad
que usted pueda. Cuando usted brinque y alabe a Dios, sepa que esta usted brincando
arriba de la cabeza del diablo. Brinque más fuerte, brinque mas alto porque él ha
quedado debajo de nuestros pies. Los demonios están confundidos y la muerte ha sido
tragada en victoria.
Preguntó el apóstol Pablo, “¿dónde esta, oh muerte, tu victoria? ¿Dónde esta, oh
sepulcro, tu aguijón?” La respuesta está en que Cristo está sentado sobre el trono de
autoridad eterna. No hay diablo que a usted lo pueda vencer si usted tiene al victorioso
viviendo dentro de usted. No hay demonio que lo pueda detener a usted. Si usted tiene a
Cristo en su corazón, no hay muerte que lo pueda a usted sorprender.

Romanos 8 dice, “el mismo Espíritu” - no otro espíritu - “que resucitó a Cristo de los
muertos”. El mismo Espíritu que movió esa piedra, que sorprendió a esa guardia romana
y que sopló vida a ese cuerpo muerto de Jesucristo, ese mismo Espíritu ahora vive en
cada uno de nosotros; EL MISMO ESPIRITU. Y ese mismo Espíritu que le dio vida a
Jesús – declara el apóstol Pablo – nos va a dar vida a cada uno de nosotros, los que
creemos.

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