” Una Introducción a la
Quetzil E. Castañeda
1
Indudablemente, si hay “lios” en Chiapas. Si podemos, por un
momento, hacer a un lado la selección de esta palabra
inflamatoria para describir la política a la cual él se refiere,
podríamos preguntarnos sobre la desconexión en el
conocimiento de este hombre acerca de los “mayas.” Por un
lado, él tiene una imagen binaria de los mayas como víctimas
exoticas homogéneas en una lucha en contra de un opresor y
de injusticias que han acumulado a través de siglos. Por el otro,
los que estaban parados a corta distancia modestamente
vestidos con ropa occidental, los campesinos y maestros
quienes forman el consejo maya de apoyo para el Hunbatz Men
quedaron borrados de su entendimiento, de los “lios”que
sufren los mayas; y por lo tanto, quedó borrada la necesidad de
solidaridad con ellos al lado del peregrino “new age.” ¿Cómo es
posible esto?
4
segunda mitad de los 90’s. La pregunta está basada en la
importancia de los medios de información académica y
transnacional dada a los mayas de Chiapas y Guatemala y sus
movimientos socioculturales que ofrecen versiones “indígenas”
de la nación “moderna.” A diferencia de esos “mayas,” los
pueblos “mayas” de Yucatán—sin mencionar a los de Belice—
no iniciaron ninguna gran revitalización y resurgimiento cultural
-lo cual provocaría la atención de los medios de comunicación-,
ni tampoco provocó visiones indígenas o subalternas de la
nación y la modernidad. ¿Por qué no? Por qué los mayas de
Yucatán no tuvieron un movimiento político de identidad
globalmente transnacional, atendido por los medios de
comunicación a la par con el de sus vecinos
7
militar. Más aún, esta etnogénesis sólo ocurrió entre un grupo
social específico y entre todos aquéllos de Yucatán quienes son
designados como mayas en la actualidad.
8
La Identidad de la Identidad
9
Entonces, se debe enfatizar que los términos “indio”, “ladino,”
“mestizo,” “indígena,” no son equivalentes en todo el mundo
maya que actualmente cubre por lo menos siete naciones.
Incluso dentro de la región maya de Yucatán en donde la
diversidad cultural y lingüística a menudo se ha pasado por alto
si es que no borrado, estos términos no tienen ningún
significado estable.7 Otros términos dados a priori,
específicamente “maya,” se han considerado por los
académicos como no-problemáticos y a menudo se usan con
un poco de investigación dentro de su genealogía.
11
español” o del “maya y el ladino” y la dicotomía más
generalizada de “el indio y el español” y han generado un
cuerpo significativo y pujante de investigaciones. Empero, los
ensayos presentes toman un giro sutil la vez que significativo
que se aleja de la formulación heredada basada en este binario
básico de oposiciones. Cómo es que el acoplamiento de “maya”
y “polis” llegue a ser un sesgo analítico que plantee la
problemática de la etnicidad, la dominación y la mediación de
una nueva manera
12
Este cuestionamiento de la etnicidad no considerándola una
función económica de clases ni tampoco una dominación y
hegemonía de satélites puede llevarse más lejos. Los ensayos
reunidos aquí persiguen esta trayectoria al indagar acerca del
Estado, no en términos de dominación o autoridad, sino en
términos de comunidad y gobierno. En otras palabras, estos
ensayos desarrollan una investigación al interior de la etnicidad
que implícitamente expresa el problema de la
Gubernamentalidad.11 La “etnicidad maya” es entonces un
modo estratégico de Gubernamentalidad que sustantivamente
moldea una emergente esfera pública de polis. Por polis quiero
decir una esfera pública de pertenencia política de los grupos,
comunidades, y agencias “mayas” y “no-mayas”—ya sean
éstas españolas, ladinas, vecinas, dzules, criollas, mestizas,
blancas, o incluso masehuales y mayeras. Entonces, el análisis
de la esfera gubernamental pública demuestra el binario básico
de grupos de dominantes/subordinados
13
“Antropología e Historia en Yucatán”
17
En este contexto, es necesario entender que este interés por la
voz, perspectiva, y lógica “nativas,” es etnográfico en un
sentido heredado de la antropología cultural “tradicional.” Si
bien tiene un cierto paralelo con el interés de los estudios
postcoloniales por la voz y resistencia subalternas,17 los marcos
teóricos y analíticos de los enfoques “etnográfico” y
“subalterno” son muy diferentes. Mientras que ambos implican
problemas y tipos de preguntas específicos que se traslapan,
se puede decir que el primero hace referencia a una serie de
problemas temáticos y el segundo una serie de problemas
teórico-analíticos más particulares. Entonces, los estudios
subalternos tienden a centrarse en cuestiones de la ruptura del
orden social (en la revolución, la rebelión, etc.), la construcción
de la nación y lo nacional, y el problema de comprender a los
diversos grupos subordinados por formas de subordinación. En
contraste (heurístico, tal vez exagerado), lo etnográfico, como
se manifiesta en esta última forma discutida de rapprochement
(acercamiento) de la historia y la antropología, se ocupa de, e
interesa por la lógica y mentalidades culturales de esos grupos
“nativos” que están subordinados y cómo ellos tanto
construyen mundos y comunidades alternativas de vida
cultural y, a su vez, cómo éstos “habitan” o viven dentro de la
sociedad dominante y formaciones sociales más grandes.
21
Por el otro lado, hay también una politización desafortunada
que ha alimentado otra combinación de ideas. El esencialismo,
la continuidad cultural, y el constructivismo son tres series de
ideas que sin duda se traslapan en sus intereses, pero que sin
embargo no están opuestas en oposición irresoluble. En lugar
de ello, se sugiere aquí que ellas no tanto entran en conflicto
como que tratan con y se ocupan de diferentes fenómenos.
Considérese que el esencialismo es el entendimiento “desde
adentro” (de los de ‘adentro’) de los orígenes, la naturaleza, y
los significados de los contenidos culturales que son indexados
por membretes de identidad; es por tanto un proceso de auto-
identificación a través de la simbolización de los membretes de
identidad. La continuidad cultural es una serie de supuestos
teóricos acerca de la continuidad esencial de los contenidos e
identidades culturales; es por lo tanto un modelo a-histórico de
una unidad inmutable (e igualdad reversible) de identidad y
contenidos. El constructivismo es una serie de supuestos
teóricos diversos dentro de los que están construidos los
contenidos e identidades culturales y a través de contextos y
dinámicas históricas específicas; por lo tanto, es un análisis de
procesos de identificación en términos de sus diferentes
significados y valores creados por actividades socioculturales.
En otras palabras, el constructivismo es menos que una crítica,
mucho menos una invalidación del esencialismo; más bien,
después de todo es una explicación del esencialismo. Pero, el
constructivismo es ciertamente una crítica penetrante de
modelos de continuidad (independientemente de que estén o
no asociados a un esencialismo filosófico o cultural).
La Modernidad Maya
33
El enfoque a la etnicidad maya expresado por los autores de la
Parte I sugiere una interrogación de las nociones de
modernidad y continuidad en Yucatán y en los estudios sobre
los yucatecos. Esta colección de capitulos ubica a aquéllos que
serían llamados mayas como contemporáneos y partes
integradas de la sociedad regional. En otras palabras, estos
autores no utilizan un cronotopo o un modelo bifurcado del
tiempo y del espacio que posicione a los mayas
anacrónicamente en una “ranura salvaje” de diferencia
cultural.23 Es este astillar de la temporalidad y espacios de “los
mayas” que los aleja de la sociedad civil, y es la polis no-maya
lo que constituye la base de la oposición binaria de la tradición
maya como intrínsicamente externa de lo moderno.
Notas
37
Maya Identity of Yucatán, 1500-1935: Re-Thining Ethnicity,
History and Anthropology. Todos los participantes de la mesa
original, menos Sergio Quezada, estaba representada en ese
tomo y, por lo tanto, se agregó a la publicación del articulo de
Juan Castillo Cocom. Ese tomo forma la base de la Parte I del
presente libro menos el artículo de Paul Eiss lo cual produjo su
inclusión al volumen presente en la última instancia. Por ende
se han modificado los articulos impresos en la traducción en
esta Parte I y, además, el lector queda informado que toda
mención y cita al trabajo de Paul Eiss, se refiere a la
publicación original “Deconstructing Indians, Reconstructing
Patria: Indigenous Education in Yucatán from the Porfiriato to
the Mexican Revolución” en dicha “edición especial.”de la
Journal of Latin American Anthropology vol. 9 (1): 119-150.
Cabe mencionar que las referencias a esa edición se han
modificado para indicar la Parte I del presente libro.
38
Francamente, ningún antropólogo cultural o lingüista de
Yucatán ha hecho hasta ahora un análisis serio, fundamentado
y riguroso de este fenómeno discursivo. Todos los
yucatecólogos saben de ello y en ocasiones hacen pequeñas
referencias a ello, pero ninguno de nosotros ha producido un
estudio significante de eso y de su relación con otras dinámicas
y procesos históricos, políticos, culturales, sociales y
económicos. Los estudios de las regiones interiores o micro
regiones de la península que analizan. las diferencias entre las
prácticas socio-lingüísticas, dialectos, identidades, y las
correlaciones entre las series de clasificaciones sociales,
construcción de estereotipos, están dolorosamente ausentes y
son urgentemente necesarias. Un trabajo así, podría conectarse
productivamente a la preguntas hechas por Castillo Cocom en
este problema concerniente a las varias identidades
contemporáneas vernáculas
40
noción de ideología de Althusser, y que fue popularizada más
adelante en los estudios culturales emergentes en el marxismo
británico. Sawyer arguye que la noción resultante, ha venido a
se habitar una concepción genérica de discurso que se atribuye
erróneamente a Foucault.
Referencias Citadas
Althusser, Louis
42
Barry, Andrew, Thomas Osborne, y Nikolas Rose editores.
Burns, Allan F.
Carmack, Robert M.
2
Castañeda, Quetzil E.
Clendinnen, Inga
1
1987 Ambivalent Conquests. Cambridge: Cambridge
University Press.
Collier, George A.
De la Cadena, Marisol
Dean, Mitchell
Dumond, D. E.
2
Farriss, Nancy M.
Fischer, Edward F.
Gabbert, Wolfgang
1
García Bernal, Manuela Christine
Goldkind, Victor
Greene, Alison
Hervik, Peter
Hindess, Barry
2
Hostettler, Ueli
Jones, Grant D.
Kearney, Michael
Kintz, Ellen R.
Men, Hunbatz
Mignolo, Walter
Ortiz, Fernando
Ortner, Sherry
Patch, Robert
2
1985 Agrarian Change in Eighteenth Century Yucatán.
Hispanic American Historical Review, vol. 65: 21-49.
Quezada, Sergio
Redfield, Robert
Reed, Nelson
Restall, Matthew
Rose, Nikolas
Rugeley, Terry
Rus, Jan
Sawyer, R. Keith
Schackt, Jon
3
2001 The Emerging Maya: A Case of Ethnogenesis. En U.
Hostettler y M. Restall editores. Maya Survivalism. Acta
Mesoamericana, vol. 12. Markt Schwaben, Germany: Verlag
Anton Saurwein, pp. 3-14.
Sigal, Pete
Strickon, Arnold
Sullivan, Paul R.
2
1997 “ ¿Para qué lucharon los mayas rebeldes?”
Unicornio, Cultural Suplemento, Por Esto!, ago. 3:3-9 (parte I) y
ago. 10:3-9 (parte II).
Thompson, Philip C.
2
2002 Chiapas. Ciudad Universitaria, México D.F.: UNAM
(CEM-IIF) and CIESAS.
Warren, Kay B.
2
La practicidad, la
exaltación del trabajo
duro, y el espíritu
adquisitivo más que el
expresivo –estas
cualidades del aldeano lo
alejaron de la cultura
latina hacia otra, quizás
una corriente
predominante de
influencia expansiva en
todo el mundo. Antes de
que el progreso viniera a
Chan Kom, Chan Kom
tenía una visión de la vida
suya propia, para nada
latina en su naturaleza, y
Chan Kom ha moldeado el
progreso que ha ganado
en conformidad con este
carácter distintivo.”
(Redfield, 1950: 153-4).
Se construyó un torre
donde Don Eus Ceme y
Redfield, como se puede
ver en foto arriba,
pudieron dirigir el trabajo
de fagina en el “camino
hacia la luz.” (Fotografías de la Redfield Archive de la Special
Collections Research Center, University of Chicago; utilizada con
autorización.)
2
Foto #2728, sin fecha, lugar no especificado. Un
trabajador “maya” sentado al lado de un chac mol
recientemente excavado por arqueólogos de la Carnegie
3
Institucion de Washington. Permiso de la CIW, Archivos en 16th y P Street,
Washington, D.C.