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1/2 y 2/4 se encuentran cada uno a ambos lados del escenario. Se preparan para
asistir a una de esas soporíferas reuniones de comunidad (en este caso de vecinos
quebrados) que son obligatorias una vez al año. Música ambiental ante los dos
personajes. La acción puede ser sencillamente colocarse sobre su ropa unos
camisones integrales que llevarán por delante y por detrás, con el tamaño mayor
posible para que los vean desde las últimas butacas del patio, las inscripciones de las
fracciones correspondientes. 1/2 es un vecino que se arregla en su piso y 2/4 otro
vecino muy próximo. Ambos actúan como si estuviesen ante un espejo mientras se
preparan. Suponemos que no se han visto y para ello podrían estar de espaldas
aunque pueden hablar entre sí como si hubiese alguna ventana que los comunicase...

1/2: ¿Vecino? ¿Vecino? ¿Te queda mucho?

2/4: Estoy liado desde hace un rato con mi numerador (se recompone por el tórax). El
denominador lo tengo listo (se tira de la parte inferior del camisón).

1/2: A mí lo que más me cuesta es la raya. ¡Se me tuerce con una facilidad...!

2/4: Échale un poquito de almidón, a ver si así se endereza.

1/2: Ya estoy listo.

2/4: Y yo también.

Se dan media vuelta, se aproximan el uno al otro, y se observan detenidamente.


Sus expresiones deben ser complacientes, como si descubrieran algo muy
familiar...

2/4: ¿Sabes, 1/2?, mira que vivimos desde hace tiempo en el mismo ecosistema numérico
y sin embargo, hasta hoy, no he tenido la sensación de que algo muy familiar nos une...

1/2: Yo creo que si hay algo que tengamos en común, seguro que aparece en nuestros
carnés de identidad. Saca tú el tuyo, que yo haré lo mismo.

2/4: (mientras se palpa por el interior del camisón) ¡Ofú, 1/2, con lo quebrado olvidadizo
que soy! ¡Qué suerte, lo he traído!

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Los carnés de identidad de estos quebrados son rectángulos de plástico transparente bien
plegados. Los despliegan y vemos que 1/2 posee su rectángulo dividido en dos partes
iguales, una de las cuales está coloreada.

2/4: Pero ¡qué barbaridad! (mirando el carné del otro) ¿se parecen exageradamente, no?

1/2: Se me ocurre una idea. Vamos a superponerlos.

Lo hacen cara al público. Evidentemente coincidirán las partes coloreadas. Al percatarse de


ello ambos se miran con evidente rostro de felicidad. 2/4 suelta su carné, 1/2 hace lo mismo y
se dan un gran abrazo...

2/4: ¡Ay, quebrado mío! ¡Hermano fraccionario de nacimiento! ¡Si somos en esencia iguales!

1/2 se separa de 2/4 en ese momento y, un poco engreído, le dice:

1/2: (con cierta solemnidad) Seamos rigurosos, 2/4. Somos realmente e-q-u-i-v-a-l-e-n-t-e-s
(deletreando) ya que, como hemos visto hace un momento, representamos la misma fracción
de la unidad. Sin embargo... yo estoy... más reducido que tú. Ahora comprendo qué es lo que
querían decir... cuando me llamaban desde pequeño "1/2, el irreducible".

2/4: Claro, es verdad, nuestra equivalencia tiene verdaderamente un significado profundo. Si mi


denominador (lo señala) lo multiplico por tu numerador... sale 4.

1/2: Y si mi denominador lo multiplico por tu numerador... sale también... 4. ¡Esta es sin duda la
mejor prueba de nuestra equivalencia! (se estrechan la mano como buenos quebrados).

2/4: Ahora no tengo la menor duda. Adelgazaré con MCD, la fabulosa fruta reductora que mis
padres tantas veces me aconsejaron. Creo que cuando te la tomas, todo ocurre como si el
numerador y el denominador se dividiesen por el mayor divisor común a ambos... En mí caso
ese máximo divisor común es 2. Mira, vete tú a la Junta Ordinaria de Quebrados que yo me voy
a reducir a la velocidad del rayo, al fin y al cabo mi mejor representante eres tú...

(Se marcha corriendo y las luces se apagan. Música)


 
Salón social de la Comunidad Quebrada. Aparecen unas quince sillas para los quebrados y
una mesa de presidencia con su correspondiente silla. Situarlas de forma que desde el patio de
butacas se puedan ver a todos los quebrados así como al presidente. Van apareciendo y
sentándose donde quieren: 4/12, 3/4, 2/3, 3/2, 1/2, 1/4, 1/3, 1/8. Charlan entre sí, miran el reloj
y la mesa de presidencia, que continúa vacía, mientras la música de ambiente contribuye a
crear un cuadro surrealista...

3/4: (mientras la música se desvanece, se levanta y desde su silla inicia un discurso dirigido a
los demás quebrados) Bueno, escuchadme, Quebrados (se hace silencio en la sala). Puesto
que no ha venido el presidente de la comunidad, el reivindicativo 7/10, más conocido como 0,7,
que a buen seguro ondeará en las pancartas de alguna manifestación, deberíamos elegir a
alguno de los presentes para tratar el importante punto único del orden del día de hoy. ¿Qué os
parece?

Por su parte, 2/4 enseña otro rectángulo igual pero dividido en cuatro partes iguales, de las que
están coloreadas sólo dos.
Murmullos en la sala y aceptación general.

3/4: Pues propongan ustedes argumentos para la selección.

3/2: (se levanta de la silla) Señores, por favor, (y la gente, que no se calla) un respeto a este
quebrado. ¿Alguno tiene su numerador mayor que los bajos del denominador?

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Los quebrados se miran unos a otros y comprueban que el único que cumple esa propiedad es
3/2.

3/2: Está claro entonces que debo ser yo el presidente. ¿No?

2/3: Pues no, tú eres por esa misma razón un quebrado impropio. ¿Y por qué no soy yo? Tu
inverso.
Al fin y al cabo soy una fracción ciertamente propia...

4/12: Vaya unos quebrados egoístas que estáis hechos todos. El 3/2 diciendo que tiene un
numerador que aventaja a su denominador; este 2/3, que no sabe ya qué hacer, se presenta
como lo que es, el inverso del otro, pero ¿desde cuándo ser inverso representa un privilegio?
Y, por otra parte, ¿no somos todos los demás asistentes a esta Junta Ordinaria, propios?
Tengo la solución, el presidente debe ser alguien que tenga... dos pares...

Silencio general, todos se miran de nuevo y se percatan que quien tiene dos pares es
precisamente
4/12.

4/12: ¡Efectivamente! ¡Yo soy el elegido! ¡Par el numerador y par el denominador!

1/8: Un momento, un momento. ¿Qué número tiene fama de ser el más chulo?
El público es probable que responda. Si no lo hace, los quebrados reunidos lo dirán: ¡El ocho!

1/8: ¿Y dónde llevo yo el ocho, por arriba o por debajo?


Responden, como es lógico, que por debajo.

1/8: ¡Pues qué más queréis, un presidente tan chulo como un ocho que además lo lleva por
debajo!

Los quebrados le aplauden y 1/8 abandona su silla para ocupar la presidencia. Una vez allí...

1/8: Sirvan mis primeras palabras de reconocimiento hacia nuestra comunidad por los servicios
prestados a lo largo de los siglos en ámbitos tan diversos como la aritmética o la teoría de las
probabilidades, sin olvidar nuestra quebrada presencia en la vida cotidiana. Aprovecho también
la ocasión para lamentar el uso que de nosotros hacen algunos desaprensivos que tan sólo
alientan odiosos sentimientos cuando nos sitúan en inútiles, indigeribles y eternos castillos de
fracciones. Pero no quisiera concluir mi breve discurso inicial sin antes criticar la
contraproducente tendencia a mostrarnos como trozos de tartas. Quienes nos contemplan de
esta forma no pueden evitar cierta compulsión para su consumo y ello provoca
sistemáticamente frustraciones irreversibles y obesidades indeseables. Los quebrados, sin
embargo, no somos responsables de esta amarga realidad.
Tras este discurso inicial, inesperado para el resto de quebrados presentes, se le aplaude
generosamente...

1/8: Silencio. Mera cuestión de orden, señores. Ruego, por favor, para evitar repeticiones, que
se ausenten de la sala aquellos quebrados ya representados por sus irreducibles.

1/3: (se levanta por vez primera) Mire usted, 1/8, somos muchos los quebrados en el mundo.
Para una vez que venimos, y siendo tan pocos en esta reunión, ¿no puede ser más
condescendiente con mi familia?

4/12: ¡Eso, eso, déjeme participar, señor presidente 1/8, que yo le voté hace un momento' Mi
existencia sin 1/3... carece de sentido.

1/8: Calle, por favor, que usted ya habló bastante, 4/12, Pero... está bien, me comportaré como
un tolerante quebrado. Le permito quedarse con la única condición de que el voto de su familia
sólo cuente una vez. ¿De acuerdo?

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1/3 y 4/12: (al unísono y abrazándose de alegría) ¡Un octavo, un octavo, amigo y buen
quebrado, nosotros te adoramos!

1/8: (suena el móvil del presidente insistentemente) Perdonen (escucha el mensaje que ¡e
transmiten y nuevamente se dirige a los allí reunidos). Bien, me llaman del Cuerpo Q de los
Números Racionales y me preguntan que si podemos admitir a un porcentaje...

1/4: ¿Qué porcentaje?

1/8: El 75%

1/4: (es el quebrado-poeta de la reunión) Señor presidente, yo no tengo inconveniente, pero


esperar a que llegue el porcentaje sin saber si se encuentra aquí algún equivalente... me
parece, de verdad, enervante. Mi mujer, la novena (1/9), me está esperando para
multiplicarnos... y estas operaciones necesitan... su propio tempo. Se hacen bien o no se
hacen. ¡Los quebrados divorciados aumentan de forma preocupante!

1/2; ( un poco repelente, con tono de cierta suficiencia, dándoselas de sabio, en fin, el típico
sabelotodo en las reuniones de comunidad) j Todos los quebrados somos en potencia
porcentajes!
Que cada cual, mentalmente, multiplique por cien el cociente de sus dos términos. Por ejemplo,
en mi caso, soy el 0,5 que por 100 doy 50. O sea, que por la vida voy si lo deseo como un
simple 1/2 o cual símbolo de las rebajas, al 50%.

Los demás quebrados asienten y se llevan las manos a la cabeza, giran, se mueven, como si
calculasen mentalmente sus porcentajes...

3/4: (en voz alta) ¡Sr. presidente!, ¡ya lo tengo!, ¡equivalgo al 75 %!

1/8: ¡Perfecto, 3/4! (llamando por teléfono) Oiga, Cuerpo Q de los


Quebrados, que no hace falta ya que venga el porcentaje, que lo tenemos aquí en forma de
quebrado. Adiós. Gracias, (dirigiéndose a los reunidos) Miren, el problema que nos ha traído
hoy aquí es el siguiente. Procedo a leer textualmente la carta que 0,7 nos dejó para su
discusión y debate: "La ACÍ, Agrupación de Charcuteros Indefensos, ante ese
Conjunto Infinito de Quebrados, respetuosamente EXPONE: Que venimos padeciendo un
auténtico suplicio con el indebido uso del famoso cuarto y mitad de los clientes más asiduos.
Así, algunos chicos traen el encargo de sus padres de, por ejemplo, cuarto y mitad del mejor
chorizo. Lo cortamos, lo pesamos y se lo llevan. Pero al momento nos llegan esos desaforados
padres, con insultos muy groseros, preguntando por qué razón vendemos sólo 375 gramos,
que debería ser justamente el doble, es decir, 750 gramos. Y es por todo lo anterior por lo que
SOLICITAMOS: Nos den ustedes los quebrados alguna solución para resolver este tan mal
trago cotidiano. Es gracia que esperamos recibir de su infinita y quebradísima bondad".

1/4: ¡Pobres charcuteros!, claro que hay que entender la confusión, (dirigiéndose a 1/2) A ver.
½, muchos padres nos utilizan en estos casos ¿te su mas conmigo?

1/2: Ya lo hicimos otras veces y siempre nos sale este de aquí al lado (dirigiéndose a 3/4, que
asiente con la cabeza).

3/4: Y si la unidad es el kilo, no cabe la menor duda que valgo los 750 gramos. Esos padres
están en lo cierto. Hago mías sus reivindicaciones charcuteras.

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1/8: Lo peor que puede ocurrirle a un quebrado notable es que sea un ignorante. La clave de la
cuestión se encuentra en una palabra: ELIPSIS. En el lenguaje popular se omite parte de la
oración.
Así, la frase completa sería: ¡Por favor, quiero cuarto y mitad DEL. CUARTO de jamón de pata
negra! Pero se acostumbra a pedir el cuarto y mitad tan sólo.

1/4: La cosa así lo cambia todo. Yo represento entonces 250 gramos y tú 1/8, mi estimada
mitad, 125 gramos por tanto. AI sumarnos ya salen los 375 gramos. ¡Los charcuteros lo hacían
bien!

1/8: ¿Os imagináis que el cuarto y mitad del cuarto, para evitar equívocos, se pidiera como
3/8? ¡Menuda complicación añadida para los charcuteros vender 3/8 de salchichón ahumado!

3/2: En conclusión, señores, que más vale dejar las cosas como están. Propongo que se envíe
una copia del acta de esta reunión a la ACI para que no Ies quede la menor duda del debate
que aquí tuvimos. En todo caso podríamos sugerirles colocar carteles en las tiendas donde
aparezca: 1/4 + l/8 de kilo = 375g, QASP.

1/8: Y eso de QASP, ¿se puede saber qué significa?

3/2: (solemnemente) Quebrados, Aunque Sobradamente Preparados.

2/3: (con cierto desprecio) Algunos, con ese tipo de propuestas, sois irracionales.

3/2: ¡Ya quisiéramos nosotros! Otra cosa no, pero desde luego si de algo podemos sentirnos
orgullosos los quebrados es de ser racionales en lo más íntimo de nuestro ser.

1/8: Falta un cuarto de hora para que den las doce y ya va siendo hora de volver a casa. Les
propongo, como presidente, una retirada ordenada.

1/3: Para ordenarnos como quebrados deberíamos buscar entre todos un denominador común,
y ello exigiría ahora que tomásemos una infusión de MCM (mínimo común múltiplo), lo cual nos
llevaría un rato.

1/8: ¡Qué poca imaginación. 1/3! En absoluto. Lo que os sugiero es una metamorfosis casi
mágica.
Habéis entrado siendo quebrados, y si queréis, saldréis siendo puras unidades, ¿qué os
parece?
Los quebrados allí reunidos, cansados y abatidos tras tantas horas de debate, aceptan por
unanimidad...

1/8: Muy bien, 3/4, súmese con 1/4.

Se levantan de sus sillas, se colocan en la parte delantera del escenario, se pasan los brazos
cada cual por encima del hombro del contrario, y tras un apagón de luces, vuelven a aparecer
con un cartel transparente colgado de ambos con la unidad que permite ver a su través las
fracciones originales ¾ y 1/4, y así, convertidos en la sagrada unidad, desaparecen de la
escena.

1/8: ¡2/3, busca ya a tu complemento unitario!

2/3 y 1/3 repiten la experiencia de los quebrados anteriores y convertidos en la ansiada unidad
se despiden.

4/12: ¿Y qué hacemos ahora los demás, señor presidente?

1/8: Lo tenía previsto. Una pequeña operación de ingeniería aritmética. Mira, 3/2, vas a
multiplicarte con 4/12. ¡Hale!

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4/12 se levanta, se coloca en primer término del escenario, se agacha de forma que el trasero
quede orientado hacia 3/2, el público se quedará sorprendido, y 3/2 salta a pídola por encima
de 4/12. Tras el salto (símbolo de la operación) la multiplicación se ha efectuado y ambos de la
mano hacen aparecer el cartel de 1/2.

1/8: Y ahora, queridos quebrados 1/2, ¡súmense!

Lo hacen y desaparecen convertidos por fin en unidad. Queda sólo el presidente que hablará
consigo mismo...
1/8: Y yo, al igual que el capitán de un barco que se hunde, al final me quedo solo. No
obstante, me encomendaré a una histórica fracción guerrillera: ¡Fraccionaria! ¡Fraccionaria]
¡Hágase aquí justicia!

Suenan truenos y relámpagos. Desde el techo descienden dos paréntesis, que se colocan a los
lados de 1/8, y finalmente baja un menos 1, que se situará a la altura de la cabeza de 1/8, por
su lado derecho visto desde los espectadores. Apagón de luces, y al encenderse de nuevo,
espléndido el 8.
El más chulo. Feliz, y con andares y gestos adecuados, abandona el escenario. 


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