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Rumbo al despeñadero

¿Para dónde carajos Uribe piensa llevar al país? La pregunta la


hizo a un grupo de amigos, un veterano del periodismo en
Santander. Desempleo que aumenta todos los meses sin control de
ninguna naturaleza y sueldos mínimos que no le alcanzan a la
gente para satisfacer necesidades de existencia. El pueblo de
Colombia está hambreado y el gobierno habla de teorías
económicas que ya se probó, que en la realidad, no son
verídicas, todo resulta al revés. Es falsa de toda falsedad,
aquella apreciación, que concentrando la riqueza nacional en muy
pocas manos, el 79 por ciento en 86 familias según el Banco
Mundial, el empleo y el bienestar surgen a torrentes. La gran
verdad: Uribe fracasó en el manejo económico del país, mientras
que unos pocos se beneficiaron generosamente. Seguir con el
mismo cuento y no tratar de girar hacia otros horizontes,
sabiendo que lo desarrollado hasta el momento ha fracasado, es
una simple idiotez. Sobre la tierra siempre han alguien en
capacidad de hacerlo mejor que el que está.

Una de las causas del fuerte e incontrolado aumento en el número


de desocupados, cifra que superó dos millones 500 mil, es la
pérdida de trabajo de los jefes de hogar y la búsqueda de
empleo, sin lograrlo, de los jóvenes y miembros de la misma
familia para compensar esa situación. Uribe ha cometido la
ligereza de entregarle todo lo que le pide el poder económico,
sin exigirle respuestas reales. ¿Quién entiende eso de que están
creando nuevos cargos, pero el desempleo crece mes a mes? Es
exactamente como aquel estudiante de bachillerato que todos los
meses y al final del año lectivo pierde todas las materias, pero
sus padres aseguran que es “muy buen estudiante”. El desempleo
en Colombia no va a parar con presunciones ni discursos
teóricos. Al finalizar octubre subió nacionalmente al 11,5 por
ciento y nunca jamás volverá a bajar. Hace un año la
desocupación estaba en el 10,1 por ciento. En las trece
principales ciudades del país la situación es crítica, el
desempleo en noviembre aumentó del once coma cinco al 12,4 por
ciento. Eso se llama mal manejo, así de simple, sin arandelas ni
lambonerías. Si hubiera sido una buen a gestión, la suerte de
los colombianos no sería de tanta hambre y miseria. Una cuestión
que no funciona ni sirve para nada, se desecha. Las
justificaciones sobran ante el llanto de un niño porque su padre
no le ha podido llevar comida, está desempleado y el gobierno
sigue dando palos de ciego en materia económica.

Voceros de la Central Unitaria de Trabajadores aseguraron que


ellos no creen en el embeleco de las estadísticas maquilladas de
Uribe. “Nosotros nunca hemos confiando en las estadísticas,
porque entendemos claramente que si tenemos cinco millones de
colombianos en el exterior, eso significa que no hay trabajo
para ellos en Colombia y se fueron, que si hay un 65 por ciento
la población nacional en la informalidad se debe a lo mismo. No
aparece en las estadísticas nada que demuestre esas personas son
empleados”. El deterioro del mercado laboral es consecuencia de
la profunda desaceleración de la economía y el menoscabo de
actividades como la industria y el comercio. “Se debe elevar la
calidad de vida de los colombianos, pues en la medida en que
haya mejores ingresos, se dinamiza el aparato productivo y hay
mayor empleo en el país”, lo afirmó la CUT. Hace unas semanas el
premio Nóbel de la Economía, desde Barranquilla, en una reciente
visita al país afirmó lo mismo. Se presume que ese señor, quien
vino a dictar conferencias, sabe de estas cosas. El erudito se
alarmó y pregunto cómo sobrevivían los colombianos de salario
mínimo. Esto en la ciudad.

Ejecutivos del sector agrícola del país aseveraron que para el


año 2010 crecerá el desempleo y que además el precio de los
alimentos aumentará sustancialmente. Se vendrán las dos cosas a
la vez, contrario a lo que pregona el gobierno para sus
improvisaciones. “Este año se controló la inflación de alimentos
a costa del productor agropecuario, reduciéndoles el precio a
los productores y que adicionalmente esto genera menores niveles
de empleo agrícola y pecuario”. Si seguimos con las teorías
oficiales y no mejora sustancialmente el ingreso de los
colombianos, “la caída de la rentabilidad y una menor inversión
no las detendrá nadie, lo que limitará la oferta de alimentos y
eventualmente pondría en peligro la seguridad alimentaria del
país”. El despilfarro de dinero por parte del gobierno, el que
se vio en el reciente escándalo de Agro Ingreso Seguro, no se
puede repetir. El presidente de la Sociedad de Agricultores
precisó que, “hay preocupación en el sector, porque este año
Colombia tendrá un crecimiento negativo y que además su
proyección para el 2010 es preocupante”. Cualquier otro
colombiano, con sentido común, indudablemente lo hará mejor que
Uribe.

Ni en el campo ni en la ciudad, el tiro les salió por la culata


al presidente y su equipo económico. El manejo no ajusta
positivamente a la realidad nacional. Mientras 86 familias
quintuplican sus capitales, pero no crean empleo al ritmo que
necesita el país, Colombia va para atrás. Crece como el bajo de
las vacas, para abajo. Así lo afirman y lo sienten los propio
los industriales, los comerciantes, los agricultores y los
trabajadores entre otros. Los banqueros con los únicos que se
sienten esplendorosamente. Esto va mal, muy mal y lo peor de
todo, que con sus ambigüedades y no hablar claro, no se sabe
para donde carajos está llenado al país. Estamos a punto de una
revuelta, al borde del despeñadero. Relacionemos lo sucios que
han sido los políticos uribista para redondear.

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