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Asignatura: Epidemiología aplicada I

Autor: Francisco J. Londoño G.

EL SOBREPESO Y LA OBESIDAD…
UNA EPIDEMIA DECLARADA

FRANCISCO J. LONDOÑO G.
ESTUDIANTE MAESTRÍA EN EPIDEMIOLOGÍA

MEDELLÍN
FACULTAD NACIONAL DE SALUD PÚBLICA
UNIVERSIDAD DE ANTIOQUIA

2009

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Asignatura: Epidemiología aplicada I
Autor: Francisco J. Londoño G.

EL SOBREPESO Y LA OBESIDAD… UNA EPIDEMIA DECLARADA

CRONOLOGÍA HISTÓRICA

Durante siglos la raza humana luchó contra las hambrunas, la enfermedad


y las hostilidades del ambiente. Por el contrario, las personas con
sobrepeso (generalmente asociadas con las clases altas) eran muy bien
aceptadas ya que esto era sinónimo de abundancia.

Hasta las últimas décadas del siglo XIX en los países desarrollados
predominaba la pobreza, la malnutrición y las enfermedades
transmisibles. Estos problemas de salud eran considerados la principal
causa de la baja productividad industrial. Con la aparición de la revolución
industrial, los dueños del poder y de los medios de producción
entendieron que incrementar el promedio del tamaño corporal de la
población, se constituía en un importante factor social y político. La fuerza
militar y económica de los países era críticamente dependiente del
tamaño corporal y la fuerza de su generación más joven, de éstas salían
los soldados y los trabajadores.

Los registros históricos de los países desarrollados indican que la estatura


y el peso de la población se incrementaron progresivamente durante el
siglo XIX. En las primeras décadas del siglo XX, estudios con niños pobres
indicaban que la suplementación de la energía dietaria (adicionando
azúcar y grasa a la dieta habitual) incrementó el crecimiento, lo cual llegó
a ser una importante aproximación para reducir la malnutrición e
incrementar la productividad industrial. Se logró incrementar la
disponibilidad de las fuentes calóricas de bajo costo (principalmente
comestibles grasos y azucarados).

El desplazamiento de la distribución del Índice de Masa Corporal (IMC) de


la población desde el rango de bajo peso hacia la normalidad tuvo un
importante impacto en la sobrevivencia y la productividad, jugando un rol
central en el desarrollo económico de las sociedades industrializadas.
Durante el siglo XX la población ganó proporcionalmente más peso que
estatura, resultando en un incremento promedio del IMC. Aunque la
prevalencia del sobrepeso se incrementó progresivamente en el último
siglo, especialmente en los países desarrollados, éste sólo llamó la
atención en las últimas décadas.

En la década de los años 30, las compañías de seguro a partir de los datos
de peso corporal, identificaron una asociación entre el exceso de peso y
muerte prematura. En los años 50 en los Estados Unidos Breslow planteó
una relación directa entre el incremento en la prevalencia de la obesidad y
la también incrementada tasa de enfermedades cardiovasculares en la
población. En los años 60 y 70 el gobierno de este país confirma dichos
hallazgos. Los datos proporcionados por las investigaciones llevadas a
cabo con representación nacional a partir de los años 60, presentan una
clara evidencia de la alarmante tendencia en el incremento de la
prevalencia del sobrepeso y la obesidad en los últimos 30 años.

En el año 2000 la raza humana alcanza una marca histórica, por primera
vez en la evolución del hombre, el número de adultos con exceso de peso

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sobrepasó el número de los que presentaban bajo peso; el 65% de la


población adulta tenía un IMC por encima de 25 (sobrepeso) y el 30% por
encima de 30 (obesidad).

INTENTOS PARA VALORAR EL EXCESO DE GRASA

Hasta los años 70 la obesidad era definida a partir de una referencia del
“peso ideal”, derivada de las tablas actuariales compiladas por las
compañías de seguros. Por razones prácticas, el peso corporal ha sido
utilizado como un surrogado de la adiposidad, la cual no es fácil de medir
en un examen de rutina.

En los años 80 la valoración del peso corporal ideal fue reemplazada por el
IMC. En años recientes el IMC ha sido ampliamente utilizado en la
identificación de factores de riesgo, en gran parte debido, según
comentario aparecido en Amer J. of Phy Anth. 77: 169 – 173. 1988), a que
los epidemiólogos han tenido acceso principalmente a datos de peso y
estatura.

Pero, los rangos de clasificación para el sobrepeso y la obesidad son más


amplios de lo que generalmente es considerado como saludable para una
estatura dada.
Ver la siguiente tabla, la cual muestra la fluctuación del rango de peso de
un individuo que mide 170,2 cm:

Estat Rango de Clasificaci


IMC
ura Peso ón

53,4 kg o Menor
Bajo peso
menos 18.5

53,5 a 72,2 18.5 a Peso


170,2 kg 24.9 saludable

25.0 a
72,3 a 86,7 Sobrepeso
29.9

86,8 kg o 30 o
Obesidad
más mayor

En estos rangos de peso se ha demostrado un incremento de la


probabilidad de ciertas enfermedades y problemas de salud. Por lo tanto,
algunos países han adoptado ya sus propios puntos de corte para valorar
el riesgo utilizando el IMC. Mi opinión personal es que un modelo de riesgo
para la salud simple y generalizado basado en el IMC oculta el potencial
para documentar riesgos de enfermedades crónicas entre diferentes
grupos poblacionales.

Algunos autores afirman que el IMC ha sido utilizado como un índice


antropométrico simple que refleja el contenido de grasa del cuerpo y por

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lo tanto, de las reservas energéticas de éste. Igualmente afirman que hay


una buena correlación entre el IMC y la suma de varios pliegues de grasa.
Otros autores afirman que el IMC es tanto una medición de la masa libre
de grasa como de la adiposidad; para adultos entre 30 y 50 años, la
correlación entre éste y el pliegue de grasa del tríceps es
aproximadamente igual que para la masa libre de grasa. Además, según
W.D. Ross et al., 1988, el IMC está también afectado por la longitud
relativa de las piernas, o sea, es igualmente una medida de las
proporciones del cuerpo.

La premisa para utilizar el IMC en lugar de los otros índices de potencia es


que éste tiene una correlación muy alta con el peso y mínima con la
estatura, lo que lo hace el índice de elección para propósitos
epidemiológicos. Pero lo importante no es el grado de disociación con la
estatura, sino la validez del índice para valorar la adiposidad en
poblaciones e individuos. Ross et al., 1986 demostraron que aún cuando
las pruebas mostraron mínima correlación del IMC con la estatura, este
índice fue un pobre predictor de la suma de seis pliegues de grasa.
Diferencias entre las etnias y las razas en el tamaño corporal, la
estructura y la distribución de la grasa, pueden enmascarar verdaderas
diferencias en la grasa corporal a un IMC dado. Por lo tanto, debido a que
el IMC es solo un indicador de los riesgos potenciales para la salud,
asociados con el sobrepeso y la obesidad, las guías de The National Heart,
Lung and Blood Institute recomiendan que para valorar la probabilidad de
un individuo de desarrollar enfermedades relacionadas con el sobrepeso y
la obesidad, se tenga en cuenta también el perímetro de la cintura de los
individuos debido a que la acumulación de grasa abdominal es un
predictor del riesgo.

DEFINICIÓN DEL SOBREPESO Y LA OBESIDAD

Actualmente, el sobrepeso y la obesidad se definen como una


acumulación anormal o excesiva de grasa corporal, que puede ser
perjudicial para la salud. Hoy en día, el exceso de peso representado en
grasa corporal se reconoce ampliamente como una de las amenazas
principales para la salud en la mayoría de los países alrededor del mundo
y como el principal factor de riesgo en la aparición de enfermedades como
la diabetes tipo 2, la enfermedad cardiovascular, la hipertensión, ciertos
tipos de cáncer, entre otras.

A pesar de lo anterior, el parámetro que continua vigente para definir el


sobrepeso y la obesidad sigue siendo el determinado por el uso del peso y
la estatura para calcular un número denominado “índice de masa
corporal” (IMC). Las limitaciones del IMC como herramienta para valorar el
riesgo se reconocen actualmente, por lo que hay un continuo interés en
identificar otros índices alternativos complementarios asociados con la
grasa corporal y el riesgo de enfermedades. Desarrollar métodos simples
y confiables para valorar la grasa corporal debería ser una prioridad
importante en la investigación del sobrepeso y la obesidad.

EN BÚSQUEDA DEL AGENTE CAUSAL

Históricamente el sobrepeso y la obesidad eran comúnmente asociadas


con la glotonería o la falta de autocontrol en la mesa, por lo tanto, el

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tratamiento y la prevención estaban dirigidos fundamentalmente al


comportamiento individual. A pesar del sin número de investigaciones
realizadas en las décadas pasadas en torno a los mecanismos por los
cuales las personas tienen una ganancia excesiva de peso y adiposidad,
dichos mecanismos hasta el momento son parcialmente entendidos.

De acuerdo a las leyes de la termodinámica, la única forma de acumular


un exceso de peso corporal, es a través de un balance positivo de energía.
Pero la contribución relativa de una ingesta energética incrementada y la
disminución en el gasto energético a la “epidemia del sobrepeso y la
obesidad” no es fácil de cuantificar, además de estar involucrados otra
serie de factores, redireccionando en las últimas décadas el enfoque hacia
la investigación de otros determinantes del sobrepeso y la obesidad
debido a que el exceso en la acumulación de grasa corporal resulta de una
interacción compleja de muchos otros factores: genéticos, metabólicos,
fisiológicos, sociales, de comportamiento, sin olvidar los
medioambientales. Es así como los individuos a menudo toman decisiones
basados en su ambiente o comunidad.

La comunidad, el hogar y el lugar de trabajo pueden influenciar las


decisiones saludables de las personas. Debido a estas influencias, es
importante generar ambientes en estos lugares que hagan más fácil, por
ejemplo realizar ejercicio físico regular de forma adecuada y consumir una
alimentación saludable son los principales factores en la promoción y
mantenimiento de una buena salud a lo largo de toda la vida. Una
alimentación no saludable y la inactividad física son los dos principales
factores de riesgo en el incremento de la presión y la glucosa sanguínea,
alteración del perfil lipídico, el sobrepeso y la obesidad y para las
principales enfermedades crónicas tales como las cardiovasculares, el
cáncer y la diabetes.

Para el año 2000 el CDC estimó que menos del 30% de los individuos en la
población norteamericana tenían un adecuado nivel de actividad física, un
30% eran activos, pero no lo suficiente y el resto eran sedentarios, datos
que no se alejan de los obtenidos en los pocos estudios que se tienen en
nuestro medio al respecto. De acuerdo a los datos suministrados por la
OMS, más de 1,9 muertes son atribuibles a la inactividad física y más 2,7
millones a un bajo consumo de frutas y verduras.

RIESGOS ESPECÍFICOS PARA LA SALUD DEL EXCESO DE GRASA


CORPORAL

- Afecta la función cardíaca por un incremento del trabajo mecánico y


autonómico y disfunción ventricular izquierda.
- Hipertensión, infarto y trombosis.
- Incremento en la resistencia a la insulina en los niños y adultos y
diabetes tipo 2.
- Enfermedad renal.
- Apnea del sueño y enfermedad pulmonar.
- Problemas para recibir anestesia durante una cirugía.
- Osteoartritis, enfermedad articular degenerativa y gota.
- Cáncer de endometrio, seno, próstata y colon.
- Niveles plasmáticos anormales de lípidos y lipoproteínas.
- Irregularidades menstruales.

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- Enfermedad hepática y vesicular.


- Enorme carga psicológica y social, estigmatización y discriminación.
- La obesidad infantil se asocia a una mayor probabilidad de muerte
prematura y discapacidad en la edad adulta.

Muchos países de ingresos bajos y medios se enfrentan en la actualidad a


una doble carga de morbilidad:

• Siguen teniendo el problema de las enfermedades infecciosas y la


subnutrición, pero al mismo tiempo están sufriendo un rápido
aumento de los factores de riesgo de las enfermedades crónicas,
tales como el sobrepeso y la obesidad, sobre todo en el medio
urbano.
• No es raro que la subnutrición y la obesidad coexistan en un mismo
país, una misma comunidad e incluso un mismo hogar.
• Esta doble carga de morbilidad es causada por una nutrición
inadecuada durante el periodo prenatal, la lactancia y la primera
infancia, seguida del consumo de alimentos hipercalóricos, ricos en
grasas y con escasos micronutrientes, combinada con la falta de
actividad física.

PROBLEMA DE SALUD PÚBLICA DE CARACTERÍSTICAS EPIDÉMICAS

Hasta hace relativamente poco, el sobrepeso y la obesidad eran


considerados una condición asociada con el estrato socioeconómico alto,
pero durante el siglo XX, el sobrepeso y la obesidad llegó a ser un
problema de salud pública en los países desarrollados que afectaba a
todos los estratos socioeconómicos.

En las décadas más recientes, la información disponible muestra que el


incremento es aún más dramático en los países en desarrollo, el cual se
asocia al bajo peso al nacer. Su emergencia en los países en desarrollo
inicialmente afectó principalmente al estrato socioeconómico alto, pero la
tendencia más reciente muestra un aumento en la prevalencia en los
niveles socioeconómicos más bajos.

La naturaleza global de la obesidad como epidemia fue formalmente


reconocida por la OMS en 1997. Los últimos cálculos de la OMS indican
que en 2005 había en todo el mundo aproximadamente 1600 millones de
adultos (mayores de 15 años) con sobrepeso, al menos 400 millones de
adultos obesos y 20 millones de menores de 5 años con sobrepeso.
Además, calcula que en 2015 habrá aproximadamente 2300 millones de
adultos con sobrepeso y más de 700 millones con obesidad. Los estudios
nacionales en los Estados Unidos de sobrepeso y obesidad muestran una
prevalencia en los adultos durante los períodos evaluados 1988-1994 y
1999-2002 de alrededor de 130 millones de norteamericanos (65% de la
población).

La prevalencia de la obesidad continúa siendo un problema de salud para


los adultos, adolescentes y niños en los Estados Unidos. Los datos más
recientes de los estudios NHANES muestran que la prevalencia de
obesidad entre los hombres adultos fue de 31,1% en 2003-2004 y de

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33,3% en 2005-2006. Entre las mujeres adultas la prevalencia de la


obesidad fue de 33,2% en 2003-2004 y de 35,3 en 2005-2006.

Datos del NHANES I (1971-1974) hasta NHANES 2003-2006 muestran un


incremento en el sobrepeso entre todos los grupos de edad en edad
escolar:

- Entre los niños de 2-5 años, la prevalencia del sobrepeso se


incrementó de 5,0% a 12,4%.
- Entre los niños de 6-11 años, la prevalencia del sobrepeso pasó de
4,0% a 17,0%.
- Entre los adolescentes de 12-19 años, la prevalencia del sobrepeso
se incrementó de 6,1% a 17,6%.

Los siguientes gráficos muestran la tendencia del sobrepeso en los niños y


adolescentes, basados en los datos del NHANES para varios grupos de
edad, comenzando con NHANES I (1971-1974) y finalizando con NHANES
2003-2006 (los más recientes datos publicados disponibles).

Prevalence of Obesity* Among U.S. Children and Adolescents


(Aged 2 –19 Years)
National Health and Nutrition Examination Surveys

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*Sex-and age-specific BMI > 95th percentile based on the CDC


growth charts.
Fuente: Ogden CL, Flegal KM, Carroll MD, Johnson CL. Prevalence and trends in overweight among U.S.
children and adolescents, 1999–2000. JAMA 2002;288:1728–1732.
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La obesidad es ahora la segunda causa más importante de muertes


prevenibles en los Estados Unidos (300.000 muertes por año).

COLOMBIA

De acuerdo a la ENS 2007, el índice de masa corporal calculado a partir de


las mediciones de peso y estatura realizadas y según los puntos de corte
establecidos por la OMS, permitió estimar las prevalencias de sobrepeso y
obesidad en la población colombiana en el ámbito nacional y regional.

Este estudio encontró que el 32,21% de la población colombiana se


encuentra con sobrepeso y el 13,71% de la población es obesa. Este
hallazgo es similar a lo observado en la Encuesta Nacional de la Situación
Nutricional en Colombia realizada en 2005, donde se encontró un
porcentaje de 32,3% de personas en sobrepeso y un 13,7% de personas
con obesidad.

No se observan diferencias importantes en la prevalencia de sobrepeso


entre regiones del país. Sin embargo, la prevalencia de obesidad es más
alta en la Orinoquia y Amazonia que en el resto de regiones, mientras que
en la región Oriental es más baja. Para la región central en Antioquia, el
32,2% de las personas entre 18 a 69 años presentó sobrepeso y el 13,9%
de las personas de este grupo de edad presentó obesidad.

CONSECUENCIAS ECONÓMICAS

El sobrepeso y la obesidad y sus y sus problemas relacionados con la


salud, tienen un impacto económico significativo sobre el sistema de salud
de un país, especialmente cuando éste adquiere las proporciones de una
epidemia. Los costos medicos asociados con el sobrepeso y la obesidad
pueden ser directos e indirectos. Los costos medicos directos incluyen los
servicios de prevención, diagnóstico y tratamiento relacionados. Los
costos indirectos están relacionados con la morbilidad y la mortalidad. Los
costos asociados con la morbilidad son todos aquellos ingresos que se
pierden como consecuencia de una disminución de la productividad, el
ausentismo y las incapacidades. Los costos asociados con la mortalidad
son todos aquellos ingresos futuros que se pierden como consecuencia de
una muerte prematura.

Aunque en el país no se cuenta con datos de los costos asociados con el


sobrepeso y la obesidad, de acuerdo a un estudio realizado en los Estados
Unidos de los costos atribuidos a ambos, el sobrepeso (IMC 25-29,9) y la
obesidad (IMC > 30), los gastos médicos alcanzaron un 9,1% del total de
los gastos médicos en 1998, el equivalente a 78,5 billones de dólares y
92,6 billones en 2002. La prevención o reducción del sobrepeso y la
obesidad en los adultos puede ser costo-efectiva, basadas en los

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beneficios potenciales inmediatos de evitar la alta prevalencia de las


comorbilidades asociadas con el sobrepeso y la obesidad que se
desarrollan durante la edad adulta.

MARCO GENERAL PARA LA PROMOCIÓN Y LA PREVENCIÓN

Las sociedades deben reconocer la oportunidad única que existe cuando


se formulan e implementan unas estrategias efectivas para la reducción
de las muertes y la carga de enfermedad asociada al sobrepeso y la
obesidad, cuando se logra que los individuos consuman una alimentación
saludable y realicen ejercicio físico regular. Prevenir o reducir la obesidad
puede ser una estrategia costo-efectiva, basados en los beneficios
potenciales inmediatos de evitar de otra manera la alta prevalencia de
comorbilidades asociadas al sobrepeso y la obesidad que se desarrollan
durante la edad adulta, aunque la mejor forma de determinar la
efectividad en conjunto de la intervenciones al respecto aún no son tan
claras.

La estrategia a adoptar debe estar enfocada al régimen alimentario y la


actividad física relacionadas con la salud, debe describir las acciones
necesarias para apoyar la implementación de un plan de alimentación
saludable sumado a una actividad física regular ya que ambos son el
mejor complemento. Las acciones deben ser puestas en marcha por todos
los estamentos locales, regionales y nacionales para que tengan un buen
impacto a nivel de la comunidad. Cualquier estrategia propuesta debe
establecer los mecanismos a través de los cuales se proporcionará apoyo
a los diferentes estamentos para que elaboren y pongan en
funcionamiento programas intersectoriales de nutrición, alimentación y
ejercicio físico, de acuerdo a unas políticas nacionales establecidas, que
permitan hacer frente a la carga de enfermedades relacionadas, no sólo
con el sobrepeso y la obesidad, sino con la nutrición en general y
contribuir de este modo a los objetivos del milenio. Lo anterior se sustenta
en la premisa de que los cambios en el comportamiento individual sólo
pueden darse soportados en un ambiente accesible que proporcione el
acceso a alimentos saludables y la oportunidad de practicar ejercicio físico
regular, porque no es suficiente tener lugares, sino que los individuos
deben tener acceso a éstos. Por lo tanto, se debe estimular a los
gobiernos para que implementen intervenciones a nivel local y nacional
dirigidas a eliminar estas barreras a través del establecimiento de un
cambio en las políticas y las condiciones del ambiente que permitan el
acceso a una alimentación y ejercicio saludables.

Debido a que el sobrepeso y la obesidad no son unicausales y a que los


esfuerzos dirigidos a cambiar el comportamiento son más efectivos
cuando se implementan en diferentes niveles, las estrategias para estos
programas se deben basar en un modelo ecológico-social que contemple
lo individual, lo interpersonal, lo organizacional, lo comunitario y lo social,
lo cual podría garantizar cambios saludables a más largo plazo. Este
modelo puede ayudar a los gobiernos y las comunidades a desarrollar
intervenciones que involucren un mayor número de individuos e
instituciones.

META DEL PROGRAMA Y SUS OBJETIVOS

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La meta del programa debe ser prevenir y controlar el sobrepeso y la


obesidad y otras enfermedades crónicas relacionadas, a través de una
alimentación saludable y ejercicio. Esta meta se alcanzará a través de
esfuerzos estratégicos en salud pública que orientados al siguiente
programa de objetivos:

Objetivos de resultado:

- Incrementar los niveles de ejercicio físico.


- Mejorar las conductas alimentarias relacionadas con la carga de
sobrepeso, obesidad y enfermedades crónicas de la población.
- Reducir significativamente la prevalencia del sobrepeso, la
obesidad.
- Frenar e invertir las tendencias desfavorables de los factores de
riesgo comunes de las enfermedades crónicas.
- Prevenir las muertes prematuras y las discapacidades evitables
debidas a las principales enfermedades crónicas.

Objetivos de impacto:

- Incrementar el número, alcance y calidad de las políticas y


estándares encaminados a apoyar conductas alimentarias
saludables y el ejercicio físico en los diferentes grupos
poblacionales, especialmente en los escolares.
- Incrementar el acceso a los alimentos saludables y los lugares para
realizar ejercicio físico
- Incrementar el número, alcance y calidad de las propuestas sociales
y comportamentales que complementen las políticas y estrategias
ambientales que promuevan conductas alimentarias saludables y
de ejercicio físico.
- Promover la salud, especialmente entre las poblaciones pobres y
desfavorecidas.
- Mejorar el estado nutricional de la población a lo largo de toda la
vida, especialmente entre los más vulnerables.

Algunas acciones para prevenir y disminuir el sobrepeso y la obesidad


deben estar orientadas a las siguientes áreas blanco:

Hogar:
- Reducir el tiempo dedicado a ver televisión y otros
comportamientos sedentarios
- Incrementar la actividad física en las actividades cotidianas.

Escolar:
- Asegurar que la alimentación de los escolares cumplan con los
estándares nutricionales.
- Proporcionar opciones de alimentos con menor contenido de grasa,
calorías y azúcar.
- Garantizar a lo largo de todos los años escolares una educación
física diaria de calidad.

Laboral:
- Crear mayores oportunidades para llevar a cabo ejercicio físico en
los lugares de trabajo.

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- Llevar a cabo programas de educación nutricional entre los


trabajadores y empleados.

Comunidad:
- Promover opciones saludables tales como el incremento del
consumo de frutas y verduras al menos a 5 porciones día.
- Estimular a la industria alimentaria para que proporcione alimentos
y bebidas con un tamaño de porción razonable.
- Crear oportunidades para la práctica de ejercicio físico en la
comunidad.
- Estimular la lactancia materna, su duración y exclusividad.

Gobierno:
Para llevar a cabo todo lo anterior hace falta la voluntad política, por lo
tanto, los gobiernos deben comprometerse a:

- Desarrollar y mantener programas de infraestructura capaces de


hacer del estado nutricional y de salud de la comunidad una
prioridad en coordinación con las estrategias desarrolladas en el
campo de la nutrición, el ejercicio físico y la prevención del
sobrepeso y la obesidad.
- Convocar y adelantar procesos de planeación para llevar a cabo
planes nacionales de nutrición, alimentación y ejercicio físico.
- Implementar dichos planes nacionales en alianza con otros
estamentos de la sociedad.
- Apoyar y desarrollar la capacidad de vigilancia y monitoreo de la
prevalencia del sobrepeso, la obesidad, la calidad nutricional, los
niveles de actividad física y los programas de impacto para el
cambio del sobrepeso y la obesidad asociados a factores
comportamentales, particularmente alimentarios y de ejercicio
físico.
- Evaluar el progreso en el logro de los objetivos.
- Someter anualmente las experiencias exitosas y las lecciones
aprendidas a los estamentos con carácter decisivo para que se
refuercen las estrategias y las acciones implementadas.

BIBLIOGRAFÍA

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