El autor
Louis Marie Émile Bertrand, novelista, autor de viajes y biógrafo francés es natural
de Spincourt (Meuse dép.), donde nació el 20 de marzo de 1866. Educado en la
École Normale Supérieure, al comienzo fue poeta pero luego estudió literatura e
hizo estudios biográficos. Desde 1891 hasta 1900 enseñó clásicos en Argel. En sus
novelas pinta la vida de las razas latinas, las civilizaciones del Mediterráneo en
colores fuertes. Sus libros muestran su preferencia más bien por las tradiciones
cristianas y latinas que por las árabes y musulmanes de la historia religiosa de
África septentrional. En sus biografías escogió gran cristianos como San Agustín,
Santa Teresa, Luis XIV y Felipe II. El 26 de noviembre de 1926 fue recibido en la
Académie Francaise. Se murió en Cap d’ Antibes el 6 de diciembre de 1941.
Sus obras más importantes son À la Tour de Clovis (1884), Le fin du classi-
cisme et le retour à l’antique (1897), Le Sang des races (1899), Le Livre de la
Méditerranée (1911), Les Martyrs Africains e Histoire d’Espagne (1932), etc.
El lenguaje del libro es fácil, se lo lee con mucho gusto e interés, el texto está
BERTRAND, LOUIS. Spanyolország története.
1
Louis Bertrand, Spanyolország története, [Budapest]: Athenæum, [1936] (Apéndice por
Passuth László, Traducción de Rónai Mihály András), 338 páginas. He consultado sólo el libro en
traducción húngara, todas las citaciones acto continuo son traducidos por mí (K. G.). 1
dite sobre el caso, otra vez señala sucesos posteriores, conexos con el hecho
tratado para que mantenga el interés. Louis Bertrand tiene el hábito de enlazar
diferentes lugares y tiempos históricos hasta su época (de preferencia con la
conquista francés en el norte de África). A veces cuenta como si los personajes
tratados hubieran sido sus conocidos o amigos, el leyente húngaro vuelve al
colofón para ser cierto que no sea «Háry János» el relator.
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Las primeras tres partes de la obra tratan de la España musulmana. El autor em-
pieza con la descripción del reino Visigodo, que según él era fútil y artificial, sin
embargo desde hace este estado podemos hablar de la historia española 2. El
autor demuestra un desprecio de la cultura musulmana ya en las primeras pági-
nas, que se aumenta en el curso de la obra y a veces llega hasta la detracción de
lo árabe 3. Disputa en una forma dura por las contribuciones árabes de la
agricultura y regadío 4, dice que en realidad los árabes arruinaron la vida agrícola
de España. Si tiene que reconocer algo positivo que da a los árabes siempre
menoscaba usando las palabras «cierto», «alguno», etc., y «demuestra» teo-
réticamente que las creaciones musulmanas propiamente eran obras cristianas 5.
Conceptúa a los hombres musulmanes de seres bárbaros que son controlados
por sus instintos crueles 6, caracteriza sus líderes como bebedores a quienes no les
importa nada, sólo sus orgías eternas 7. Trata de ellos como «visitantes
transeúntes», «advenedizos acampados» en España.
BERTRAND, LOUIS. Spanyolország története.
2
Ibid., p. 7.
3
Ibid., p. 12. Dice sobre la historiografía árabe: «Es una maraña completa… Después de
estas historias… no nos queda nada más, que un caos incomprensible y absurdo.» Ibid. p. 21.
Tratando de la influencia árabe a las artes «… los árabes nunca han tenido arte o civilización
propias.» Ibid. p. 53. «[La civilización occidental] partió desde aquí para conquistar toda la España
y producir frutas inconmensurablemente más espléndidas que la civilización del califato. [a saber,
de la región septentrional]»
4
Ibid., p. 25.
5
Ibid., pp. 64, 66. «El árabe nada ha traído con él sino su miseria nómada, su orgullo racial
y su odio majo contra todo lo que conocemos como civilización.»
6
Ibid., p. 26. «… nunca han podido salirse del fondo bárbaro, asiático y africano de su
alma… no han perdido nada de su fiereza y barbarie.»
7
Ibid., pp. 32-33. 2
es el conflicto cristiano-árabe. Él no puede desmentir sus creencias, legaliza todos
los actos cristianos con el principio «ojo por ojo». Según él el carácter del Cid es
incuestionablemente positivo también.
Tratando de la expulsión de los moros hace declaraciones chocantes —
relacionadas con los alemanes de Alsacia y Lorena— para los lectores de hoy
día 8. El autor nos asegura que no quiere defender ninguno de los lados en la
historia española, pero yo siento prejuicio fulminante y ofensivo. Suma la época
árabe como la mayor desgracia de España, de los impactos musulmanes habla
como: «mal ejemplo», «infección», «efecto fatal».
Las partes últimas (desde la séptima hasta la novena) son un poco más aburridas,
Bertrand detalla profundamente las guerras e intrigas dinásticas, creo que en estos
BERTRAND, LOUIS. Spanyolország története.
8
Ibid., p. 168.
9
Ibid., p. 183.
10
Ibid., p. 201. «… [la conquista] es maravilloso… Se precisaron valor extraordinario, de-
terminación, voluntad, heroísmo y fe para conseguir esto…»
11
Ibid., p. 209.
3
12
Ibid., pp. 218-219, 229. «Todo eso es ridículo…» «… es aparente, que ni los misioneros,
ni los conquistadores son culpables en esta área…»
conocimiento. Analiza la cuestión de los moriscos de una forma aceptable tam-
bién. Acercando al presente la obra pierde su carácter de cuento y se convierte en
un trabajo histórico más o menos objetivo. En conjunto, de todas maneras es un
libro instructivo, siquiera a veces no corresponde a las normas modernas.
Bertrand menciona por primera vez las condiciones de los judíos —una capa
histórica de la sociedad española— en la época visigoda. Habla de las medidas
más y más fuertes contra ellos por el temor de su papel como contrapeso en la
Península y argumenta que las bases de esta persecución fueron tanto las ten-
dencias políticas como el fanatismo religioso. Dice que éste sería el caso tam-
bién en la historia española ulterior 13.
En el siglo VII, fueron forzados que se convirtieran al cristianismo o aban-
donaran el país. Este decreto «produjo» los primeros conversos que fueron se-
guidos por mucho más.
Cuando trata de la conquista árabe de la Península Ibérica, hace mención de
la «traición» de los judíos que la población cristiana nunca ha olvidado 14. El autor
menciona otras raíces del odio antijudío: hebreos cultos ejercieron oficios altos y
poderosos de tiempo en tiempo. En la época árabe los ismaelitas obligaron a los
judíos para aceptar la religión musulmana 15.
Bertrand destaca el papel judío en la conquista de las Américas 16. Escribe,
que los promotores de la expedición fueron influyentes de origen judío, sin em-
BERTRAND, LOUIS. Spanyolország története.
13
Ibid., pp. 8, 175.
14
Ibid., p. 18. «Al cierto respecto los judíos aun apoyaron a los conquistadores
[musulmanes]. [Los invasores] encargaron guarniciones judías en las ciudades conquistados para
tener en jaque a los cristianos.»
4
15
Ibid., p. 145.
16
Ibid., pp. 185, 195.