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El documento describe la Sociedad de la Información y cómo ha cambiado la forma en que las personas acceden y consumen información. Se compara la abundancia de información disponible hoy en día con el concepto de "El Aleph" de Borges, donde todas las perspectivas del mundo están disponibles en un solo punto. Aunque la tecnología ha traído más información, también ha creado desafíos como la sobrecarga de datos y la desigualdad en el acceso. El documento analiza varias características y efectos de la Sociedad de la Información, incluid
El documento describe la Sociedad de la Información y cómo ha cambiado la forma en que las personas acceden y consumen información. Se compara la abundancia de información disponible hoy en día con el concepto de "El Aleph" de Borges, donde todas las perspectivas del mundo están disponibles en un solo punto. Aunque la tecnología ha traído más información, también ha creado desafíos como la sobrecarga de datos y la desigualdad en el acceso. El documento analiza varias características y efectos de la Sociedad de la Información, incluid
El documento describe la Sociedad de la Información y cómo ha cambiado la forma en que las personas acceden y consumen información. Se compara la abundancia de información disponible hoy en día con el concepto de "El Aleph" de Borges, donde todas las perspectivas del mundo están disponibles en un solo punto. Aunque la tecnología ha traído más información, también ha creado desafíos como la sobrecarga de datos y la desigualdad en el acceso. El documento analiza varias características y efectos de la Sociedad de la Información, incluid
todos los lugares del orbe, vistos desde todos los ngulos... Si todos los lugares de la tierra estn en el Aleph, ah estarn todas las luminarias, todas las lmparas, todos los veneros de luz. Jorge Luis Borges El Aleph, 1949
El sitio panptico y privilegiado que Borges imagin en una de sus ms esplndidas narraciones pareciera haber anticipado la prodigalidad de datos a los que se puede tener acceso en las sociedades informatizadas de nuestros das. Nunca antes la humanidad haba dispuesto de tan abundante cantidad de informacin. Nunca, al mismo tiempo, la pltora de contenidos de toda ndole que nos circundan haba sido tan abrumadora y pasmosa. La Internet ha podido ser considerada como la versin extendida e irradiada de El Aleph imaginado por aquel memorable escritor bonaerense. La Red de redes hace de nuestro ordenador personal un banco de datos de capacidad virtualmente ilimitada. No todo lo que la humanidad sabe y hace se encuentra en esa contempornea alfombra mgica, pero en ella tenemos a nuestro alcance ms informacin y ms miradas y concepciones del mundo que las que jams estuvieron a disposicin de nadie. La Sociedad de la Informacin tiene paradojas e insuficiencias que impiden cualquier entusiasmo incondicional ante su imponente oferta de contenidos. En ella seguramente no estn todas las luminarias pero s cantidades de documentos, en todos los formatos, que pueden aturdirnos y enceguecernos si no sabemos desbrozar entre ellos la informacin til, de la prescindible. En muchas ocasiones no son luces, sino simplezas, desperdicios y sombras lo que encontramos al navegar por la Red. Y tanto la Internet como otros espacios de la Sociedad de la Informacin siguen estando limitados por la insuficiente cobertura que alcanzan dentro de nuestras sociedades. As que los arrebatos que magnifican las capacidades de estas tecnologas de la informacin tienen que matizarse. Contamos con una indita y en muchos sentidos prometedora opulencia de contenidos y posibilidades de intercambio de toda ndole. Pero esos recursos no cambiarn por s solos a la humanidad ni extirparn sus defectos y adversidades. A la Sociedad de la Informacin y de manera especfica a la Internet se les puede comparar, por su extensin, con un insondable ocano; por su diversidad, con un caleidoscopio; por su contenido y capacidad, con una inagotable biblioteca. Pero ninguna de esas figuras resulta suficiente para representar la variedad infinita de enfoques y visiones del mundo que podemos encontrar en los nuevos espacios de comunicacin e informacin. Seales digitales, televisin por satlite, servicios en lnea, inagotable oferta meditica, fronteras difuminadas por la capacidad de la informacin para propalarse y ensancharse, son algunos de los frentes en los cuales la Sociedad de la Informacin se diversifica al tiempo que su omnipresencia se afianza. No podemos negarla. Pero es temerario mitificarla. Quienes miramos televisin de cable o satelital, o aquellos que compramos en los almacenes o bajamos de la Red los xitos musicales ms recientes, alquilamos vdeos con frecuencia y utilizamos el correo electrnico, vivimos en la Sociedad de la Informacin. En muchas ocasiones esos recursos nos han ayudado para hacer mejor, o de manera ms sencilla, parte de lo que ya hacamos antes: consumir productos culturales, enterarnos de las noticias, comunicarnos con otras personas, etctera. En otras, la informacin accesible a travs de esos y otros medios ha cambiado parcial o drsticamente nuestras vidas. Gente que trabaja en casa o lejos de la oficina, que obtiene conocimientos y acreditaciones en sistemas de educacin distancia, que se relaciona con personas que de otra manera no hubiera conocido e incluso la constitucin de ncleos sociales que existen nicamente en el espacio de las redes informticas, son algunas de las consecuencias de las capacidades de informacin e interaccin que esas tecnologas hacen posibles. La Sociedad de la Informacin constituye un entorno tan insoslayable que es fcil suponer que todo el mundo disfruta de las mismas condiciones de quienes tenemos esas formas de acceso. Pero adems, con frecuencia nuestras sociedades se sintonizan a esos recursos de informacin de manera tan mecnica e irreflexiva que no siempre los aquilatan y no siempre los aprovechan con la amplitud e intensidad que seran deseables. Mucha informacin, por lo dems, no implica necesariamente mejores condiciones para vivir o apreciar la vida. Este libro discute sin aclamarla, pero al mismo tiempo sin negarla, a la Sociedad de la Informacin. En las siguientes pginas nos ocupamos de la presencia global y regional, las dificultades para que arraigue en circunstancias locales muy diversas, la discusin internacional acerca de sus implicaciones y, especialmente, el significado real que los nuevos recursos de informacin tienen ya en nuestra existencia cotidiana. Viviendo en El Aleph comienza con un breve captulo acerca de la disputa sobre las acciones necesarias para que los beneficios de la Sociedad de la Informacin lleguen a todo el planeta. A menudo intensa pero no siempre fructfera, esa deliberacin est condicionada por intereses de corporaciones, gobiernos y grupos sociales que a veces solamente coinciden en reuniones a las que ellos mismos han convocado pero de las que no surgen decisiones suficientes. Un segundo captulo reconoce el carcter controversial de la Sociedad de la Informacin como realidad, como proyecto de futuro y tambin, inclusive, como concepto. A fin de esclarecer de qu estamos hablando y de qu tamao es la Sociedad de la Informacin, hacemos un recorrido a travs de datos que precisan la cobertura as como las limitaciones tcnicas y financieras que encuentra la propagacin de estos recursos informticos. All subrayamos la complementariedad que hay entre la Sociedad de la Informacin y la Internet. Cantidad y calidad en el crecimiento de la informacin, son evaluados en ese segundo captulo tanto para subrayar deficiencias en las polticas informticas de algunos pases entre ellos varios de Amrica Latina como para documentar la gigantesca expansin que ha experimentado la informacin de la que dispone la humanidad. Ese caudal de datos y contenidos as como la multiplicacin de los mecanismos para acceder a ellos suscitan cambios materiales, pero sobre todo culturales y sensoriales, en las formas de relacin con la realidad en el entorno constituido por la Sociedad de la Informacin. A glosar esas trasformaciones est dedicado el tercer captulo, que es el ms extenso, en este libro. All identificamos 20 rasgos de la Sociedad de la Informacin. La desigualdad, que es parte de la economa de mercado que impera en el mundo contemporneo, a menudo se acenta con la ausencia de polticas pblicas para hacer ms accesibles los recursos informticos. La exuberancia de datos y contenidos se documenta en el crecimiento de la World Wide Web pero tambin en el carcter temticamente infinito es esa telaraa informtica. La irradiacin de contenidos y formatos para reproducirlos define a la globalizacin contempornea pero, tambin, implica la construccin de redes sociales y el alcance propagador aunque en ocasiones tambin devastador que pueden tener instrumentos como el correo electrnico. La omnipresencia es la existencia de accesos a la Sociedad de la Informacin por doquier, matizada por la disparidad en la presencia global de los medios, comenzando por la televisin y la telefona. La ubicuidad nos permite alcanzar sitios geogrficamente distantes sin movernos del ordenador con una libertad y flexibilidad que, sin embargo, pueden ser engaosas. La velocidad modifica formas de socializacin y apropiacin cultural all hacemos una disquisicin sobre las consecuencias del zapping delante del televisor pero tambin conduce a un consumo superficial de informacin segn se confirma en la manera como los internautas suelen detenerse ante las pginas web. La inmaterialidad est relacionada con las peculiaridades fsicas del acopio y la transportacin de datos y, as, con la frecuente pero discutible idea de que el ciberespacio constituye una dimensin al margen de la vida real y con asuntos muy materiales como los intereses financieros y los derechos de autor acerca de los contenidos que circulan por la Red. La intemporalidad expresa la modificacin de los parmetros cronolgicos convencionales y, en consecuencia, la caducidad que a menudo se atribuye a los asuntos de los cuales nos enteramos en la Sociedad de la Informacin. La innovacin es resultado del desarrollo tecnolgico pero tambin de afanes mercantiles que constantemente proponen actualizaciones y formatos distintos para conectarnos a la Sociedad de la Informacin. La volatilidad es una de las formas de incertidumbre en este caso en el acopio y la disponibilidad de contenidos que experimentamos en este nuevo entorno. Por multilateralidad entendemos la variedad pero adems la concentracin (que ejemplificamos acudiendo a la situacin de la industria cinematogrfica internacional) en las sedes globales de las cuales provienen muchos de los contenidos en la Sociedad de la Informacin. La libertad se expresa en la posibilidad de poner a circular contenidos de toda ndole en la Internet aunque no as en medios de comunicacin convencionales; su contraparte es la vigilancia a la que pueden estar sujetas nuestras andanzas en las encrucijadas de la Sociedad de la Informacin. Con la interactividad, a diferencia de los medios convencionales, los usuarios de las redes digitales pueden no slo consumir sino adems aportar informacin; sin embargo los internautas, por lo general, siguen teniendo un comportamiento fundamentalmente pasivo. La convergencia de artefactos y formatos distintos ha dado lugar al desarrollo de medios multi-funcionales que, con frecuencia, obedecen ms al inters de lucro de sus fabricantes que a necesidades reales de sus posibles usuarios. La heterogeneidad se manifiesta en la circulacin de los ms diversos contenidos, inquietudes y temas a travs de los espacios de la Sociedad de la Informacin. Multilinealidad es la existencia de caminos muy variados tanto en la arquitectura de la Internet como en las maneras de llegar a una informacin; en este apartado nos ocupamos de las capacidades y limitaciones motores de bsqueda as como de la similitud entre la Red y nuestras grandes ciudades. El enmascaramiento est relacionado con el juego de identidades que suele haber tanto en espacios de chat y videojuegos como en la implicacin intensa, que hay quienes confunden con adiccin, respecto de la Internet. Colaboracin es atributo que se traduce lo mismo en acciones solidarias que en proyectos intelectuales que no seran posibles sin el soporte que proporciona la Red. Ciudadana tiene tres implicaciones: el reconocimiento de pertenencia a territorios singulares en el universo informtico, la visin cosmopolita que adquieren los usuarios de las redes y las implicaciones que la Sociedad de la Informacin pudiera tener en la consolidacin del espacio pblico sustento, a su vez, de la democracia contempornea. La informacin actualmente disponible, la capacidad para propagarla y cotejarla as como las condiciones que pueden desplegarse para la elaboracin intelectual, cultural y cientfica, permiten que en ocasiones tengamos, adems, produccin y expansin de conocimiento. Esas son las 20 claves que propongo para entender a la Sociedad de la Informacin. Hoy en da la discusin de estos asuntos se ha extendido de manera plausible, aunque con frecuencia los enfoques para entender al entorno que conforman los nuevos medios de informacin resultan demasiado parciales. Hay quienes buscan comprender, estudiar o incluso descalificar a la Sociedad de la Informacin solamente desde el campo de la poltica, la comunicacin, la sociologa, la economa o la crtica de la cultura. En este libro se plantea una visin que intenta recoger aportaciones de esas y otras vertientes metodolgicas pero sin los reduccionismos que, todava, a menudo, tiene el tratamiento del tema. En 1996 se public mi libro La nueva alfombra mgica. Usos y mitos de Internet, la Red de redes [1] que fue uno de los primeros textos que, en castellano y desde una perspectiva hispanoamericana, buscaba comprender sin maniquesmos las transformaciones, as como las insuficiencias, de ese ahora imprescindible recurso de informacin. Viviendo en El Aleph contina aquellas reflexiones pero ahora en un contexto ms amplio y exigente. La discusin y la elaboracin sobre estos temas, tanto en el campo de la academia como en la prensa y desde luego en la misma Red, resulta ahora varias veces ms prolfica, polmica y profusa de lo que era en la dcada anterior. Entre las mejores secuelas de aquel libro estuvieron las reacciones e interlocuciones de numerosos colegas en Espaa y Amrica Latina. Todava ahora con alguna frecuencia recibo comentarios de jvenes y estudiosos que lo han ledo. Mis correos electrnicos [2] estn abiertos para mantener ese intercambio, ahora con motivo del presente libro. Vivir en El Aleph. La Sociedad de la Informacin y sus laberintos ha sido escrito como parte de las tareas que desempeo en el Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad Nacional Autnoma de Mxico. El amable inters de Editorial Gedisa, el respaldo del Instituto Latinoamericano de la Comunicacin Educativa y muy especialmente la generosa y amable invitacin del profesor Roberto Aparici para incluirla en esta coleccin hacen posible la publicacin de la presente obra. Las referencias a Jorge Luis Borges [3] , comenzando por el ttulo, son algo ms que homenaje y coartada literaria. No he sido el primero ni ser el ltimo que encuentra en la obra de ese gran autor alusiones que nos permiten reconocer, anticipados, algunos de los trazos bsicos que definen ahora a la Internet y a la Sociedad de la Informacin. El Aleph borgiano es hermosa metfora y precursor aviso no slo de la vastedad fabulosa de la Red de redes sino, tambin, de sus contingencias y paradojas. En la Internet podemos asomarnos a lo que escriben, opinan, quieren, contemplan y proponen muchos otros andarines de las redes electrnicas. Pero nuestros pasos tambin son identificables y escudriables. En las redes informticas y en el consumo meditico en esta Sociedad de la Informacin, as como cuando transitamos por nuestras ciudades crecientemente imbricadas con sistemas de supervisin digitales, podemos ver pero tambin somos vistos. El Aleph contemporneo no slo nos brinda una variedad infinita de ventanas a las ms diversas realidades y expresiones. All adems podemos ser observados. Igual que en El Aleph de Borges. De la misma manera que aquel crisol de realidades, reflejos y sueos, la Sociedad de la Informacin es un inmenso, intenso y polismico laberinto. A ella se llega de mltiples formas, sus caminos se entreveran, las coordenadas espaciales y temporales se trastocan, a veces el sitio de llegada es de nuevo punto de partida, en otras ocasiones el recorrido se agota en la bsqueda misma ms que en la consecucin de una meta: tambin all Borges nos ayuda. A cada paso en este libro nos apoyaremos en ese extraordinario escritor argentino en busca de claves para transitar por el laberinto que es hoy en da la Sociedad de la Informacin.
Granja de la Concepcin, D.F., Mxico, otoo de 2005
[1] El libro lo public la Fundacin Fundesco, en Madrid, en 1996. Una versin mexicana apareci ese mismo ao en Editorial Diana. Tiempo despus La nueva alfombra mgica se asent en su sitio natural es decir, en la Internet en donde puede ser leda en varios sitios. Uno de ellos es mi sitio personal: http://raultrejo.tripod.com
[2] rtrejo@servidor.unam.mx y trejoraul@gmail.com [3] Todos los epgrafes, que espero sean entendidos como homenaje y de ninguna manera como abuso, han sido tomados de los textos compendiados en Jorge Luis Borges, Obras Completas. Emec Buenos Aires Barcelona y Mxico. Tomo I 1999, Tomo II 1999, Tomo III 1989 y Tomo IV 1996.