conspicuo, a pesar de la
adversidad y la oscuridad que
opacan sus días.
EDITORIAL ALTERNATIVA
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Impreso en Perú
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PRÓLOGO
Oscar Ramirez
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I
OJALÁ YA FUÉRAMOS GRANDES MI AMOR
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— Brasilia, mami.
— ¿Argentina?
— Buenos Aires, mami.
Rafael estaba llorando, escondido debajo de su
cama, recordando lo amorosa que era su mamá. Miraba
una vez más la hoja arrugada del examen: cero cinco.
Vio su nombre escrito con letras azules. Sentía que había
decepcionado a su mamá, que no merecía ser su hijo.
— Rafael, ven a comer —escuchó que lo llamaba
Rosa.
Él no quería comer, quería que su mamá lo
perdonara por no saber matemáticas. Era el único curso
con el que tenía problemas. En historia, lengua, y
ciencias sociales era espléndido, sólo con las
matemáticas tenía problemas. Sentía aversión por ese
curso. Lo odiaba. A Lili Gonzáles también.
— Rafael… a comer —volvió a llamar Rosa.
Él no contestó. Siguió pensando deliberadamente
por qué era tan bruto en matemáticas. Quería irse de su
casa. Ir al puerto de Salaverry, subir al muelle,
contemplar el mar, como cuando fue con su papá el año
pasado, respirar hondo, zambullirse, y ser devorado por
las olas marinas para dejar de sentir tanta culpa.
— Rafael… ¿dónde estas?
Era Rosa que había entrado a su habitación. No lo
encontró. Pensó que tal vez estaría en el baño.
Rafael miraba las piernas de Rosa echado en el piso,
debajo de su cama.
— Ya voy mami.
— ¿Qué haces allí? Sal inmediatamente.
Rafael salió lentamente y corrió a abrazar a Rosa
por las piernas.
— ¿Qué te pasa hijito? ¿Por qué lloras?
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Hola Rafael:
— Gracias mami.
II
INMINENTE DESOLACION
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III
NO TODO ES LO QUE PARECE
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IV
UNA INESPERADA VISITA
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SOL
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Hola mamá:
mí. En todo caso, creo que hicieron lo correcto, porque les estaba
dando muchos problemas y dolores de cabeza. Perdón por eso.
Son las 3:45 de la madrugada. No puedo dormir, por eso me senté
a escribirte. Tú eres la única mujer de mi vida, y eso no cambiará
nunca. ¿Te acuerdas de nuestro paseo familiar a Simbal? Fue el
primer día más feliz de mi vida. Era mi cumpleaños número 10.
Todos comimos ceviche, bailamos y nos bañamos en la piscina. Mi
papá me cargó en sus hombros y me paseaba por los árboles y me
decía que yo era como Tarzán. Quería que me aventara una
cabecita a la piscina. Todos me miraban con expectativa, pero
cuando me arrojé caí de panza, y todos soltaron una carcajada
general, pero luego mi papá me dijo que no importa, que yo era un
campeón, y que me quería. Si la memoria no me falla, fue la
primera y única vez que me dijo te quiero. Son momentos
hermosos, los llevaré por siempre en el corazón a donde quiera que
vaya. Quiero decirte a ti, y a toda mi familia, que los amo, aunque
ustedes sigan teniendo un concepto mezquino de mí. Pero estoy
seguro, me lo dice una fuerza extraña, que eso cambiará con el
pasar del tiempo, cuando luego de batallar incesantemente con la
vida, me toque cosechar triunfos y victorias. Pero les pido tiempo.
Mañana, a primera hora, viajaré a Lima; tengo un amigo que es
dueño de una cadena de negocios y me ha prometido darme trabajo
y con un sueldo nada desdeñable. Además quiero publicar un libro
allá. Estaré un año fuera de Trujillo, luego regresaré, y terminaré
mis estudios de derecho para finalmente darle la cara a mi destino.
No podré ir a despedirme de ustedes. Espero que cuando leas esta
carta, me mandes muchas bendiciones en esta nueva aventura a la
que me voy a someter. Cuídate y saludos a todos. Los amo… nos
vemos pronto.
Rafael
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ÍNDICE
7 / prólogo
11 / I
ojalá ya fuéramos grandes mi amor
29 / II
inminente desolación
51 / III
no todo es lo que parece
65 / IV
una inesperada visita
81 / V
sol
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