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Artículo sobre el fútbol como infierno ideológico o paraíso lúdico. Por: Eduardo Villegas Megías. Publicado en Interacción, Revista electrónica de comunicación
Artículo sobre el fútbol como infierno ideológico o paraíso lúdico. Por: Eduardo Villegas Megías. Publicado en Interacción, Revista electrónica de comunicación
Artículo sobre el fútbol como infierno ideológico o paraíso lúdico. Por: Eduardo Villegas Megías. Publicado en Interacción, Revista electrónica de comunicación
Eduardo Villegas Megas Debo comenzar confesando que no soy aficionado al futbol, ni a practicarlo, ni a verlo en televisin, ni a revisar en internet la tabla de posiciones de los clubes. Rara vez ojeo la seccin deportiva de un diario y slo en una ocasin he asistido a un encuentro en un estadio, al partido de ida de la final de los Pumas contra Monterrey en 2005. Por adelantado, pues, le pido una disculpa a los muchos conocedores del tema por las imprecisiones en que incurra, resultado de mi ignorancia. En efecto, intentar descubrir en qu medida se aplica al futbol una hiptesis que desde hace un par de aos investigo, a saber, que el juego es una actividad ambivalente. Esto quiere decir que todo juego manifiesta una doble faceta. Por un lado, sera un oasis de felicidad donde, por algunos instantes, se siente uno vivo. A diferencia de las horas de trabajo o los pesados trayectos en automvil, en que los segundos se arrastran lentamente, los momentos ldicos son intensos y los sentidos despiertan de su letargo. En este aspecto reconfortante, el juego, en general, es un escape de los problemas cotidianos, gracias al cual la cabeza no termina hecha aicos por las presiones y el estrs. En suma, el juego permite una libertad que la vida real nos niega. Sin embargo, existe un lado oscuro, inherente a las mismas acciones e inseparable de ellas. Me refiero a la facilidad con que se instrumentaliza y sirve para mantener las cosas tal como estn. Justo la primera faceta, que habla de una libertad ficticia, es la piedra de apoyo para hacer creer que somos libres. Los juegos que juega una sociedad determinada seran as una respuesta de las estructuras que ayudan a consolidar. Creo que ambas consideraciones son las caras de una misma moneda y para discutir en un nivel conceptual sobre el juego es necesario tenerlas en cuenta. Ahora bien, en los siguientes minutos voy a argumentar en qu sentido el futbol es una actividad ambivalente, esto es, que presenta los rasgos luminosos y oscuros que antes he mencionado. Dar inicio con un inventario de las muchas ventajas que se obtendran de interpretar el futbol como imagen de vida, o la vida como un partido de futbol. Despus me ocupar de las objeciones y los detractores que sealan con toda crudeza la manipulacin de que es objeto la industria del entretenimiento y de la que es parte consustancial el futbol. Al final de mi intervencin realizar un balance de estos dos razonamientos contrapuestos no con el propsito de una improbable sntesis, sino para poner en evidencia qu logramos aprender tras contemplar las dos facetas del juego. El futbol como modelo COMFIL | .:: Interaccion ::. | Revista electrnica http://interaccion.coml.edu.mx/texto.php?id=202 1 of 4 28/10/2011 02:17 Uno de los atributos ms importantes del futbol es la imprevisibilidad, el hecho de que ningn partido se tiene ya de antemano ganado. Hay muchos ejemplos de equipos que, por creer tener ya en la bolsa un partido, lo pierden. En el campeonato de Espaa de 1982 le sucedi al conjunto brasileo al enfrentarse con el italiano. Como es imprevisible ensea a ser cauteloso, pues ningn adversario es pequeo. Por ello, el futbol es contrario al totalitarismo y paradigma de pluralidad. Hitler prefera el box y el motociclismo ya que no se confiaba del baln. En los juegos olmpicos de 1936, los soldados polticos del Fhrer perdieron contra Noruega 2-0, a pesar de que, segn clculos de los expertos, Alemania tena las mejores posibilidades. En el mundial de 1938 se repiti la derrota, 4-2 contra Suiza. Ni siquiera en 1942, en pleno Berln, fue factible controlar el partido contra Suecia y cay la escuadra nazi 3-2. Los partidos internacionales fueron entonces vetados porque el futbol no se dejaba domesticar por la lgica totalitaria. A Stalin tampoco le gustaba dejar a la suerte el resultado. Por ley haba que ganar o no participar. Imaginemos la catstrofe de perder 3-1 contra la Yugoslavia del odiado Tito en los juegos de Helsinki. El baln no se somete a los caprichos de nadie. El juego no acepta un dueo. El futbol es, de esta manera, una crtica al poder que pretende imponer una visin del mundo. Los estilos de juego de los diferentes pases reflejan el pluralismo de modos de entender la vida. Nadie posee el juego, sino que es el juego el que posee a los jugadores. Un partido no tiene una realidad sino mltiples realidades, ninguna de las cuales es privilegiada. De ah que Dios no juegue al futbol ni a los dados con el universo. El que lo sabe y lo puede todo est ms all de cualquier juego porque para jugar se requiere incertidumbre. Qu caso tendra un partido amistoso contra Dios? El jugador perfecto no existe ni es deseable que exista, porque acabara con el juego, as como la humanidad perfecta de los regmenes dictatoriales ha entraado la muerte de individuos concretos. Los mortales se equivocan, los dioses, no. El futbol enfatiza la experiencia y no reduce el mundo a una representacin, a una forma de hacer poltica o a un lenguaje. Slo quien reconoce sus lmitaciones aprende. Por supuesto, toda la tcnica es til. Los anlisis, las estadsticas y los diagramas en el pizarrn se pueden transmitir y ensear. En cambio, no se puede ensear a jugar, se aprende a jugar jugando, tal como no se puede ensear a pensar, sino que se aprende a pensar pensando. En ltima instancia, no se trata de tener una teora de cmo jugar sino de hacerlo. Igual sucede fuera de la cancha. Podemos conocer muchas especulaciones pero lo relevante es cmo actuamos. El futbol estimula el pensamiento porque demanda voluntad firme para estar listos a entrar en accin. Saber jugar significa conocerse a s mismo. Hasta aqu las bondades del futbol. Hay que dar paso a una revisin somera de las razones de quienes lo cuestionan. El futbol, opio del pueblo Los estudiosos coinciden en que el juego en general proporciona un alejamiento de la COMFIL | .:: Interaccion ::. | Revista electrnica http://interaccion.coml.edu.mx/texto.php?id=202 2 of 4 28/10/2011 02:17 realidad. Hace un rato aluda a una imagen: el juego como oasis de felicidad. Incluso en los deportes extremos en que el jugador se juega la vida misma, es claro que funciona como un escape, puesto que ningn ser humano, ni siquiera el ms poderoso, puede controlar la realidad a su antojo, empezando por su cuerpo. Sin embargo, el futbol, como fenmeno de masas, duplica el mundo del trabajo; antes, de acuerdo con el molde de la produccin industrial; ahora, siguiendo el esquema del consumo. Los jugadores son obreros intercambiables de una maquinaria en que cada cual tiene su puesto. La especializacin logra maximizar el rendimiento. El tiempo libre de las sociedades contemporneas no es una ruptura con los ritmos laborales. El fin es producir ms goles, lo ms barato posible, y venderlos al mayor precio. El futbol es una disciplina. En lugar de liberar de las cargas represivas de la vida en comn, exige mayores sacrificios. Ser el mejor slo se logra con privaciones. Los entrenamientos someten la musculatura y los instintos de los jugadores. Todo se subordina al xito en la cancha, que conducir al xito econmico del equipo y los patrocinadores. Es falso que lo primordial sea jugar; lo nico que cuenta es la victoria. Para el espectador, la fantasa se atrofia. Las transmisiones televisivas imponen la pasividad. Los comentaristas nos ahorran el esfuerzo de mirar la pantalla. Se toman la molestia de experimentar por nosotros lo que se desarrolla en la cancha. Nos educan de la forma en que las comedias estadounidenses nos evitan la fatiga de rer y lo hacen por nosotros. En el futbol se descarga la agresividad contra s mismo bajo una fuerte carga machista. Se exaltan los nimos para fundar identidades ficticias y dirigir el descontento y el resentimiento hacia un equipo o el rbitro, en vez de encauzar las energas para socavar los fundamentos de un statu quo a todas luces aplastante. No es casual que el deporte institucionalizado y los Estados-nacin hayan surgido casi juntos en el siglo XIX. El futbol atiza el nacionalismo, aun cuando cada quien es libre de irle al equipo que ms le parezca. Los espectculos despolitizan, esto es, entretienen, divierten, satisfacen, matan el aburrimiento. El triunfo ofrece la embriaguez que refuerza la creencia de que los fans contribuyeron en algo, aun a miles de kilmetros, portando una casaca del equipo. Por eso se dice ganamos; en cambio, la derrota es dolorosa y se reacciona con la negacin: perdieron. El futbol, juego de nuestro tiempo Conciliar las posturas de las que acabo de dar una muy breve exposicin es difcil, imposible quizs. Lo paradjico es que no hablan de dos universos distintos sino de la misma expresin cultural, bajo pticas fragmentarias. El futbol como modelo de vida, a pesar de su atractivo, suena en momentos ingenuo si se consideran las oligarquas que fiscalizan esa industria deportiva. Por otra parte, el futbol como sistema de dominio no explica a cabalidad por qu esa actividad se ha establecido como la ms ejercitada y con mayor nmero de seguidores en todo el globo. Mi sospecha es que el futbol es el juego de nuestro tiempo y estamos encadenados a l como modelo, con sus presuntas ventajas y perjuicios. COMFIL | .:: Interaccion ::. | Revista electrnica http://interaccion.coml.edu.mx/texto.php?id=202 3 of 4 28/10/2011 02:17 D.R. Instituto de Comunicacin y Filosofa A.C, Mxico. 2011. Elaborado por: Sociedad de San Pablo COMFIL | .:: Interaccion ::. | Revista electrnica http://interaccion.coml.edu.mx/texto.php?id=202 4 of 4 28/10/2011 02:17