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Sanando las Heridas del Alma

Por Germán González

"Soltando las Heridas"

siempre me gusta mandar este tipo de mensajes, a


personas que de alguna manera han sido herida por la
circunstancia de este mundo caído, pero sabemos que hay
esperanza

Introducción

Ningún ser humano puede vivir con amargura porque la


amargura es veneno contra el alma y que el perdón acarrea la
sanidad de Dios en nuestra vida.

Ninguna persona puede ser un mensajero de paz llevando


amargura en su corazón, porque la amargura es veneno para el
alma.

• Y un mensajero de paz, debe establecer la paz en su hogar,


en su trabajo, en la iglesia, en cualquier lado donde se
encuentre.
• La amargura, puede transformar completamente el
carácter de una persona; habrá en él: Dureza, severidad,
rencor y odio, y por lo tanto, no será posible que su rostro,
su corazón, su alma, todo su ser, reflejen la paz de
Jesucristo. En vez de ser un mensajero de paz, será un
mensajero de la amargura.
• El veneno de la amargura se manifiesta al hablar ya que el
tema de conversación será las ofensas y las heridas
sufridas.
• La amargura produce en la persona los deseos de venganza
en contra de aquellos considerados como los causantes y
responsables de la herida.
• La raíz de amargura se detecta, primeramente a través de
lo que la persona dice y luego, en sus actitudes y acciones.
Un espíritu amargo es difícil de tolerar, a menos que uno
mismo lo posea.

1. ¿CÓMO SE ORIGINA LA AMARGURA?


Según el diccionario, la palabra amargura significa: Aflicción,
sinsabor, disgusto, pesadumbre, melancolía. Y se origina de la
siguiente manera:

• Se recibe una ofensa y no se perdona.


• Al no perdonar, la ofensa se traduce en Ira.
• Posteriormente, la Ira se traduce en resentimiento.
• Y el resentimiento da lugar a la amargura.
• Sí la amargura no la eliminamos, le dará paso a la
depresión.
De allí que la Biblia, como el manual de la vida, nos invita a
perdonar cuando hemos recibido una ofensa.
En una ocasión, el apóstol Pedro, le preguntó a Jesús: ¿Cuántas
veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta
siete? Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino aún hasta 70
veces siete (Mateo 18: 21-22) El apóstol San Pablo escribió en su
epístola a los cristianos de Éfeso, lo siguiente: Quítense de
vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería, calumnias y toda
malicia. Más bien, sean bondadosos y compasivos unos con
otros, y perdónense mutuamente, así como Dios los perdonó a
ustedes en Cristo (Efesios 4:31-32)

De acuerdo con el mandato del apóstol, el vivir la vida cristiana


no consiste en observar una lista de prohibiciones, sino en
cultivar virtudes positivas , desechando las negativas

En el griego, la traducción más acertada para la palabra “sean


“es: Sigan demostrando ser benignos o bondadosos.
Misericordiosos, significa: De corazón tierno. Perdónense
mutuamente: La única manera de perdonar es por medio del
perdón Divino que nosotros mismos hemos recibido ya de Cristo.

RECUERDE; Sí hemos recibido el perdón, también debemos darlo


a los que nos ofenden.
La amargura deja en las personas una secuela de relaciones
destruidas.

• A la persona amargada le preocupa muy poco interrumpir la


amistad con una persona; así mismo, con frecuencia
manifiesta dureza y severidad. El precio de la amargura es
muy alto, no hay quien sobreviva a su veneno. Al estar
encerrada en sí misma, la persona amargada es invadida
por la soledad.

2 ESTA SON LAS CONSECUENCIAS DE LA AMARGURA.


La Biblia enseña que las relaciones interrumpidas provocan
obscuridad a la vida. El apóstol Juan escribió: Pero el que
aborrece a su hermano está en tinieblas, y anda en tinieblas, y
no sabe a dónde va, porque las tinieblas le han cegado los ojos (1
Juan 2:11)
El rechazo puede entregarnos en manos del odio. Cuando hay
odio, las tinieblas llegan y el rumbo se pierde. Se pierde la
perspectiva de la vida y todas las relaciones son distorsionadas.

• El juicio se vuelve defectuoso


• La ruptura de relaciones lleva a la persona a ser insensible.
La dureza empieza a invadir el alma.
• La persona se vuelve inconsciente de las heridas que pueda
estar causando a los demás, a través de palabras, acciones
y actitudes. La persona encerrada en sí misma, la influyen
sentimientos egocéntricos y no considera los sentimientos y
necesidades de otros.
• Este endurecimiento del alma lleva a la persona a perder la
capacidad de sentir y el alma que no siente está muerta.
• Esta raíz de amargura no solo contamina a la persona que la
lleva, sino a todos aquellos que lo rodean.
Esta advertencia quedó clara de parte del autor de la epístola a
los Hebreos: Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la
gracia de Dios; que brotando alguna raíz de amargura, os
estorbe, y por ella, muchos sean contaminados (Hebreos 12:15).

3. SOLTANDO LAS HERIDAS.


Proverbios del Rey Salomón, capítulo 16: Con misericordia y
verdad, se corrige el pecado (Verso 6) Cuando los caminos del
hombre son agradables a Dios, aún a sus enemigos hace estar en
paz con él (Verso 7) Antes del quebrantamiento es la soberbia, y
antes de la caída la altivez de espíritu (Verso 18) Mejor es
humillar el espíritu con los humildes que repartir despojos con los
soberbios (Verso 19) Hay camino que parece derecho al hombre,
pero su fin es camino de muerte (Verso 25) En este capítulo, el
Rey Salomón instó a entender que la verdadera libertad es
posible solo dentro de la esfera de una vida centrada en Dios,
para lo cual el nos creó. Por contra, la esclavitud viene
ineludiblemente a todo aquel que ignora de verdad de Dios. La
esclavitud llega cuando nos dejamos gobernar por la rebeldía, el
orgullo, la arrogancia, los pleitos, y los conflictos maliciosos. Por
todo esto, Jesús dejó estipulado que el vino a darnos la libertad
que todo ser humano necesita.

4. UN PASAJE BIBLICO QUE TE PUEDE AYUDAR LEELO. (Mateo


18:23-35) está en el siguiente párrafo, si quiere no tiene que usar
la Biblia.

Pedro pregunta a Jesús ¿hasta cuantas veces debe perdonar, lees


lo siguiente?:

Dice el Señor

Por eso, el reino de los cielos se parece a un rey que quiso


ajustar cuentas con sus siervos. Al comenzar a hacerlo, se le
presentó uno que le debía muchos millones. Como aquel
funcionario no tenía con que pagar, el rey ordenó que lo
vendieran como esclavo, junto con su esposa, sus hijos y todo lo
que tenía, para que quedara pagada la deuda. El funcionario se
arrodilló delante del rey y le rogó: Tenga usted paciencia
conmigo y se lo pagaré todo. Y el rey tuvo compasión de él; así
que le perdonó la deuda y lo puso en libertad. Pero al salir, aquel
funcionario se encontró con un compañero suyo al que le debía
una pequeña cantidad. Lo agarró por el cuello y empezó a
estrangularlo, diciéndole! Págame lo que me debes! El
compañero, arrodillándose delante de él, le rogó diciéndole: Ten
paciencia conmigo y yo te lo pagaré todo. Pero el otro no quiso,
sino que lo hizo meter en la cárcel hasta que le pagara la deuda.
Esto dolió mucho a los otros funcionarios, que fueron a contarle
al rey todo lo sucedido. Entonces el rey lo mandó llamar, y le
dijo! Malvado! Yo te perdoné toda aquella deuda porque me lo
rogaste. Pues tu también debiste tener compasión de tu
compañero, del modo que yo tuve compasión de ti. Y tanto se
enojó el rey que ordenó castigarlo hasta que pagara todo lo que
debía. Y Jesús añadió: Así hará también con ustedes mi Padre
celestial, si cada uno de ustedes no perdona de corazón a su
hermano (Mateo 18:23-35)

En este pasaje hay algunas palabras clave para ayudarte ponlo a


prueba en práctica.

Le perdonó la deuda y lo puso en libertad. La palabra perdón en


el griego, tiene un significado literal de dejar ir, remitir, cancelar.
La palabra libertad, en griego también significa: Soltar, descargar
a alguien de algo. Y estas palabras nos llevan a los pasos que
tenemos que dar para despojarnos de las heridas, el
resentimiento y la amargura:
Perdonar las ofensas recibidas. (Padre nuestro). El perdón libera
al ofensor de todo lo que debe. El amor cristiano manifestado,
libera a la persona ofendida del peso del dolor. El verdadero
cristiano (hijo de Dios), sabe que perdonar es la voluntad de Dios
y sabe que sí lo pide, Dios lo llenará de Su amor para que pueda
compartirlo con el ofensor. Cuando no perdonamos, liberamos la
acción del tormento y comenzamos a ser atormentados. El
tormento es la amargura por no perdonar, el resentimiento que
nos azota, la falta de sueño, el odio, el desajuste físico, y sobre
todo, la falta de comunión con Dios. Mientras nos mantengamos
sujetos a las heridas que otros nos causaron, permaneceremos
sujetos al pasado.

No tenemos la libertad para vivir en el presente. La amargura del


pasado, influye en las relaciones del presente. Al retener el
pecado o sea las ofensas de la otra persona, nos hacemos
semejantes a ella.

Libera o suelta a la(s) persona(s) que te haya(n) ofendido de toda


responsabilidad y obligaciones de las que crees tener derecho. Al
perdonar estamos desatando al ofensor. Esta es la llave para tu
libertad, de lo contrario permanecerás atado a él. Cada que lo
veas o te enfrentes con él o sepas algo de él, el odio, el rencor y
el resentimiento aparecerán y estarás preso, atado a él y no
tendrás la libertad que todo ser humano necesita para ver la vida
con esperanza y amor. Sí no concedemos la libertad o soltamos
al ofensor, estaremos frenando la obra de Dios en nosotros
porque no estamos listos para continuar en el desarrollo de la
vida cristiana.

Estamos frenando a Dios, el tampoco nos podrá conceder el


perdón que necesitamos para sentir y experimentar la verdadera
libertad. Recuerda: ¡Libera y perdona a quién te ha ofendido, y
Dios te liberará de la herida! Sí no lo haces, estarás preso en tu
pecado.

Cuándo recibas una ofensa, ¡Decide perdonar y serás libre!

HAS ESTA ORACION CON FE Y SICERIDADA.


Gracias Señor porque tú perdona mis faltas, mis errores y mis
ofensas, ahora deseo perdonar a los que les han ofendido. Tú
conoces las heridas que ando cargando en mi corazón y como la
amargura se ha apoderado de mí: quiero y no puedo perdonar,
necesito perdonar para recibir tu perdón. En el nombre de Jesús
te lo ruego. AMEN

Yo sé lo que es ser golpeado por un ser querido, pero hoy estoy


libre y esta fue mi medicina y trabajo, también a ti te ayudara, no
olvidara, pero cuando te acuerdes de todos esos malos pasos y
del pasados te reirá en vez de llorar. Porque la herida esta
cicatrizada y aunque la toquen no te dolerá.

(El señor es tu pastor y nada te faltara). Si lo acepta como tu


salvador.

Atte. Germán González

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Atte. Pastor German Gonzalez

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