Sin embargo en el periodo posterior a la segunda mitad del siglo XX esta problemática
alcanza real protagonismo, a tenor con las nuevas exigencias y necesidades de la vida
económica, social y política del mundo y la región, así como de la aparición y desarrollo de
un sistema de instituciones supranacionales en cuyo centro se encuentra la Organización de
Naciones Unidas (ONU). En ese contexto, la Comisión Económica para América Latina
(CEPAL) se convirtió no sólo en el principal centro generador de teorías sobre el desarrollo
de la región, sino además en plataforma para la implementación de políticas económicas
encaminadas al mismo fin.
2
aspirar a niveles más elevados de producción y productividad. Además se reconocía la
imposibilidad de alcanzar el desarrollo sin llevar a cabo profundos cambios estructurales.
A pesar de que los intentos integracionistas hasta la década de los 70 en la región, no
sobrepasaron los límites económicos, sí sentaron las bases para futuros pasos en este
sentido.
Entrando en vigor también el Arancel Externo Común (AEC), a partir de 1995, utilizado
como instrumento de la política comercial en su primera etapa. “Se dinamizaron los flujos
de capital dentro de la asociación y creció la inversión extranjera, sobre todo en sectores
automotores, alimentario, petroquímico y textil”.2
1
Prieto. (1998). p. 217
2
Prieto. (1998). p. 218
3
No se ha logrado la totalidad de la liberalización del comercio en otros sectores como
telecomunicaciones e informática, así como en las finanzas, seguros y transporte aéreo.
Como tampoco se ha logrado un conjunto de leyes que respalden el movimiento de la mano
de obra entre los países miembros del MERCOSUR. “A diferencia de los acuerdos
proteccionistas sustitutivos de importaciones precedentes (que pretendían aislar las
economías de la competencia extranjera), éste ha generado la interdependencia, notable en
la industria automotriz, modernizada y ampliada”3, y ha facilitado por lo tanto la inversión
de empresas transnacionales en el sur.
3
Ídem.
4
2. Destaque las semejanzas y diferencias entre los diferentes procesos de integración
existentes en América Latina. (Por ejemplo, entre la CAN y MERCOSUR)
A finales de los años 80, y a lo largo de los 90, Latinoamérica sufrió el impacto de una serie
de medidas de ajustes económicos, con tutelaje de algunos organismos internacionales, como el
Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, los cuales estimulaban la aplicación de
premisas como el libre mercado, la apertura a capitales extranjeros, la desregulación estatal y
las privatizaciones de bienes y servicios estatales, todo ello con la propuesta de alcanzar un
crecimiento económico sostenible y estable.
Como nos dice Rojas Aravena5, América Latina cuenta con una serie de ofertas
integracionistas o agrupaciones supranacionales (MERCOSUR, CAN, ALBA, entre otras), pero
estas se han presentado tanto como alternativas, como problema; esto se debe a la sobreoferta
de alternativas y la alta heterogeneidad que existe, tanto entre los miembros que conforman
dichas agrupaciones, como entre dichas agrupaciones por los modelos de desarrollo que se
conciben. Por tanto, una efectiva postura para un mecanismo integracionista demanda de una
4
Bambirra. (1992). p. 47.
5
Francisco Rojas Aravena. Integración Regional: Un proyecto político estratégico. 2007.
5
alianza estratégica en la que impere una visión compartida de Gran Nación latinoamericana, a
partir se genere una solidaridad que se ubique por encima de los intereses económicos
particulares de las naciones o los proyectos gubernamentales del mandatario de momento.
El análisis del panorama actual permite comprender que los escenarios de cooperación con
pretensiones integracionistas atraviesan un momento conflictivo por las dificultades,
brevemente expuestas, para la construcción de mayorías políticas, por lo que se evidencian
divisiones geopolíticas que reflejan esos espacios de negociación en los que muchas veces no
se generan resultados a tiempo, o se ven estancados los procesos políticos.
En este sentido, la integración ha de ser abordada como la vía para fortalecer la posición
negociadora de América Latina frente al sistema y mercado internacional y los EE.UU. De
igual manera, para alcanzar tales pretensiones por medio de la integración, se ha de requerir un
proyecto político estratégico que surja ante (o en resistencia) a ciertos aspectos de la
globalización, de manera que se puedan disminuir los impactos de esta (en cuanto a asimetrías
macroeconómicas, y otros factores). Producto de ésta necesidad nace la emergencia de una
nueva agenda internacional con la que se erigen intereses comunes en aras del fortalecimiento
de las naciones latinoamericanas. Para consolidar un mecanismo efectivo de Integración
regional en América Latina y el Caribe, se deben vencer elementos como la profundización de
nacionalismos, los impactos de la globalización y todo aquello que impida la consolidación de
6
opciones como la CAN o MERCOSUR. Asimismo, construir una agenda asociativa bajo la cual
se asuma la integración como un proyecto político estratégico, de manera que la sobreoferta de
opciones tampoco sea un problema (que consecuentemente generen obstáculos, los cuales
limitan tales pretensiones, llevando a que los tratados se den en función de un cierto grado de
cooperación únicamente). El desafío, en este punto, radica en la percepción que se tenga sobre
la globalización y su impacto regional y subregional, pues a partir de ello se delimitará el nuevo
mapa político y la forma de implementar un hipotético plan articulado con el que se definan
metas, establezcan recursos (humanos, materiales, etc.) y cursos de acción desde los cuales se
fundamente el sentido estratégico que requiere la integración como tal, pues la carencia de esta
visión da espacio a más conflictos, y al aumento de la vulnerabilidad de los Estados
Latinoamericanos en torno a sus diferencias y asimetrías en diversos ámbitos.
Por último, debo añadir, que nos encontramos con alternativas como el Plan Puebla Panamá
(PPP), el ALBA, La unión de Naciones Sudamericanas (UNASUR), MERCOSUR, SICA,
CARICOM, CAN, etc. Todas estas, son opciones que buscan reforzar la autodeterminación y
soberanía de los pueblos, desarrollar un contexto de integración de integración económica de
cooperación y diálogo político a partir del cual se den espacios integrados en lo político, social,
ambiental e infraestructura con los que se fortalezca la identidad de la región. Sin embargo,
estas alternativas no se asocian del todo, cada una tiene su agenda y unos intereses particulares.
Si acaso, ha sido el Grupo de Río la única iniciativa regional que engloba a todos los países
de América Latina y el Caribe, conformando principios compartidos y consensos esenciales
para la paz, el desarrollo y la democracia, y generando mayor estabilidad interestatal a través de
referentes político-estratégicos regionales con los que se reafirma la capacidad de concertación
a través del consenso de acuerdos vinculantes, son los que se establecen normas y decisiones
internacionales, que han significado transferir cierta cuota de autonomía.
7
Bibliografía
Prieto Rozos, A. 1998. Ideología, Economía y Política. Editorial Ciencias Sociales. pp.
117, 118.
Rojas Aravena, F. (s/f). El Nuevo Mapa Político Latinoamericano. En: Revista Nueva
sociedad, nº 205.
Referencias Electrónicas:
http://www.nodo50.org/cubasigloXXI/congreso06/conf3_martin.pdf
http://www.ucla.edu.ve/dac/investigaci%F3n/compendium7/Integracion.htm
www.eumed.net/cursecon/ecolat/ar/2005/cn-lg/texto.doc
www.copppal.org.mx/sem-ve/rs-3.pps
8
9