Acabo de leer este artículo del diario El Comercio. Mi mente ya es (si es que aún
no lo era) un caos total. Para ilustrar lo que tengo en la mente en estos
momentos, se me ocurrió el siguiente caso.
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Entonces, un cliente tiene muchas (demasiadas) ofertas de donde escoger.
Poniendo esto en una simple (o burda) fórmula, tenemos:
A=N*X*P
Donde:
• A = número de alternativas posibles de donde escoger
• N = número de bancos
• X = número promedio de tarjetas de crédito ofrecidas por un banco
• P = número promedio de perfiles de clientes
¿Sencillo? Solo en papel, la parte difícil es escoger la alternativa que más le
convenga a uno como cliente.
¿Es esto justo y necesario? Necesario, sí. Justo, no. Los bancos deberían poner
a disposición toda la información necesaria para que un ciudadano promedio, sin
conocimientos avanzados de finanzas y sin necesidad de estudiar y volverse
experto en el tema, pueda decidir qué oferta escoger.
Porque un dólar, euro, sol o la moneda que tengan en mente, vale más hoy que
mañana. Es decir, no es lo mismo cobrar/pagar hoy que cobrar/pagar mañana.
Hay intereses de por medio.
Donde:
• FV = valor futuro del dinero
• PV = valor presente del dinero
• i = tasa de interés
• t = período de tiempo
Los escenarios donde la gente que usa una tarjeta de crédito para pagar las
deudas de otra tarjeta de crédito no son raros entre aquellos que cuentan con
más de una tarjeta de crédito. Así se genera un círculo vicioso que contribuye de
cierta manera al incremento del crimen financiero.
Contacto:
Víctor Wong
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kblitz83@gmail.com
Twitter: @kblitz83
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