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Este documento analiza la contribución de Hugo Assmann a la teología de la liberación. Explica que la teología de la liberación se inspiró en la teoría de la dependencia en ciencias sociales y en corrientes filosóficas críticas de Europa. Resalta que Assmann reconoció explícitamente la influencia de la teoría de la dependencia y de pensadores como Herbert Marcuse en el origen del concepto de "liberación". El documento también contextualiza históricamente el surgimiento de la teología de la liberación en América Latina.
Este documento analiza la contribución de Hugo Assmann a la teología de la liberación. Explica que la teología de la liberación se inspiró en la teoría de la dependencia en ciencias sociales y en corrientes filosóficas críticas de Europa. Resalta que Assmann reconoció explícitamente la influencia de la teoría de la dependencia y de pensadores como Herbert Marcuse en el origen del concepto de "liberación". El documento también contextualiza históricamente el surgimiento de la teología de la liberación en América Latina.
Este documento analiza la contribución de Hugo Assmann a la teología de la liberación. Explica que la teología de la liberación se inspiró en la teoría de la dependencia en ciencias sociales y en corrientes filosóficas críticas de Europa. Resalta que Assmann reconoció explícitamente la influencia de la teoría de la dependencia y de pensadores como Herbert Marcuse en el origen del concepto de "liberación". El documento también contextualiza históricamente el surgimiento de la teología de la liberación en América Latina.
El aporte de Hugo Assmann a la teologa de la liberacin Titulo
Mora, Arnoldo - Autor/a; DEI, Departamento Ecumnico de Investigaciones -
Compilador/a o Editor/a; Autor(es) Pasos (Segunda poca no. 136 mar-abr 2008) En: San Jos Lugar DEI, Departamento Ecumnico de Investigaciones Editorial/Editor 2008 Fecha Coleccin Marxismo; Epistemologa; Filosofa de la Liberacin; Cristianismo; Literatura; TL; Teologa de la Liberacin; Assmann, Hugo; Amrica Latina; Caribe; Temas Artculo Tipo de documento http://bibliotecavirtual.clacso.org.ar/Costa_Rica/dei/20120710104601/aporte.pdf URL Reconocimiento-No comercial-Sin obras derivadas 2.0 Genrica http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/2.0/deed.es Licencia Segui buscando en la Red de Bibliotecas Virtuales de CLACSO http://biblioteca.clacso.edu.ar Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO) Conselho Latino-americano de Cincias Sociais (CLACSO) Latin American Council of Social Sciences (CLACSO) www.clacso.edu.ar PASOS 136 15 MARZO ABRIL 1. Contextualizacin histrica
Los ms destacados aportes que ha hecho a la cultu- ra universal en el ltimo medio siglo Nuestra Amrica, han sido fundamentalmente tres. Los mencionar en un orden, cuyo criterio no implica un juicio de valores sino que tiene en cuenta tan solo el aspecto cronolgico, es decir, su prioridad en cuanto a su aparicin en el tiempo histrico. El primero de estos aportes es el realismo mgico en la esttica literaria y que ha hecho de nuestra literatura una de las ms reconocidas y difundidas por crticos y pblico en el mundo entero y no solamente entre los lectores de la regin, hasta el punto de que se ha hecho comn el referirse a ese fenmeno con el trmino boom de la literatura hispanoamericana. El segundo aporte ha sido la teora de la depen- dencia en el campo de las ciencias sociales, polticas y econmicas, y cuya incidencia en la aparicin de la teologa y la flosofa de la liberacin ha sido explcita- mente reconocida por algunos de sus propios cultores, como es el caso de Hugo Assmann, de quien hablaremos ms adelante. El tercero ha sido la teologa de la liberacin (TL), que ha renovado el enfoque epistemolgico de la teolo- ga cristiana, hasta el punto de que constituye el intento ms logrado en la historia del pensamiento cristiano de forjar una teologa que rompe con la tradicin greco- romana, instaurada en Occidente desde el nacimiento mismo de la teologa cristiana con Orgenes y la Escuela de Alejandra a inicios del siglo III. La TL establece como criterio epistemolgico de verdad la praxis en el campo poltico (de ah el trmino liberacin), inspirndose en una lectura comprome- tida, esto es, objetiva pero no neutral, de la realidad econmica, social e histrica de nuestros pueblos. EL APORTE DE HUGO ASSMANN A LA TEOLOGA DE LA LIBERACIN Arnoldo Mora Este criterio epistemolgico lleva a sus cultores a una relectura de las fuentes bblicas y de la historia de la Iglesia partiendo de la prioridad de la teologa pastoral sobre la teologa especulativa. Esto le posibilita defnir su identidad, a partir del cual establece un dilogo crtico frente a las tradiciones y escuelas teolgicas de otras regiones, especialmente de Europa. Para ello se sirve del instrumental crtico que suministran las ciencias sociales, en particular de inspiracin marxis- ta, y de las corrientes de pensamiento flosfco ms crtico y utpico provenientes de los pases europeos, si bien el enfoque es especfcamente latinoamericano y caribeo. Como deca poticamente Hegel, aludiendo a que la flosofa es una refexin a posteriori en torno a la praxis histrica de un pueblo y a la conciencia que de ah se desprende y, por ende, que nunca antecede a la misma sino que la sigue: El bho de Minerva levanta su vuelo al caer de la tarde. De ah se desprende un principio epistemolgico que debe regir toda correcta comprensin de la historia de las ideas. Y se trata de que para la comprensin del pensamiento flosfco, que busca, en virtud de su propia naturaleza, la uni- versalidad y la absolutez, como afrmaba Kant, es lo que los alemanes llaman situar un pensamiento en su contexto histrico (Sitz in leben). En nuestra opinin, la norma anterior debe ir ms lejos, pues no se trata de una contextualizacin extrnseca, como si los procesos histricos no afectaran la esencia misma del pensamiento flosfco, sino cons- titutiva del pensamiento mismo. El contexto histrico no solo constituye el contenido (objeto material en el lenguaje de la tradicin aristotlica) sino su propia comprensin intrnseca, desde su propia eclosin primi- genia y material y su ulterior desarrollo formal (objeto formal en el lenguaje tradicional de los flsofos). PASOS 136 16 MARZO ABRIL Desde el punto de vista de la comprensin de la his- toria de las ideas, no podemos entender el surgimiento de una corriente flosfca si no analizamos las fuentes en que se inspir. En el caso concreto de la flosofa de la liberacin latinoamericana y caribea, la infuencia explcita que encontramos en su surgimiento y desa- rrollo est, tanto en el nuevo enfoque de las ciencias econmicas, sociales y polticas, fundadas en la teora de la dependencia, como en la TL surgida igualmente a partir de la crtica de las teoras desarrollistas y la aceptacin de la teora de la dependencia de inspiracin hegeliano-marxista. Es de notar y no sin cierta extraeza de parte de quien escribe estas lneas que la infuencia de las nue- vas estticas literarias no se ha hecho sentir en la flosofa de la liberacin. Y digo que me causa extraeza pues, a fnales del siglo XIX y comienzos del siglo XX, cuando con la Guerra de Independencia de Cuba se termin el colonialismo espaol pero comenz el imperialismo yanqui, se desarroll la primera corriente esttica lite- raria que, proveniendo de Nuestra Amrica, tuvo una repercusin signifcativa ms all de nuestras fronteras polticas y culturales. Me refero al modernismo, al que considero la primera revolucin cultural de Nuestra Amrica y cuya madurez intelectual y flosfca la en- contramos en la consolidacin del gnero ensaystico llevado a su mximo esplendor e infuencia universal con el Ariel de Jos Enrique Rod. Hoy la corriente esttica de lo real maravilloso de Alejo Carpentier y, sobre todo, del realismo mgico de Gabriel Garca Mrquez (ambas originadas en el mundo pluritnico y multicultural del Caribe), tiene una repercusin y un reconocimiento mundiales, mayores an que el modernismo de hace un siglo y, sin embargo, en nuestra propia flosofa latinoamericana y caribea no ha tenido la repercusin e infuencia que s tuvo el modernismo en el desarrollo de la literatura de ideas de las primeras dcadas del siglo XX y que se expres en el cultivo del gnero literario del ensayo. Lo anterior se hizo tan evidente, que podemos hablar de arielismo como una corriente de pensamiento y un estilo literario en muchos de nuestros pases claramente tipifcado. Es dentro de este contexto cultural que aparece, como una innovacin en el campo de la flosofa, no solamente latinoamericana y caribea sino universal, la flosofa de la liberacin. Para comprender sus orgenes, como lo seala de manera explcita Hugo Assmann y en su momento lo destacaremos, en los orgenes de la TL est la crtica a las teoras que promueven el desarrollismo como estrategia de los pases metropolitanos para le- gitimar y continuar la explotacin capitalista de estas regiones y sus pobladores originarios. A esta corriente crtica se la ha llamado teora de la dependencia. Pero la TL no solo innova buscando un dilogo fecundo y sin complejos con las ciencias sociales y polticas, como lo destaca de nuevo Hugo Assmann, sino que tambin reconoce infuencias flosfcas, tanto en el origen mismo de la palabra liberacin, que Assmann ve en los ensayos del flsofo de la Escuela de Frankfurt Herbert Marcuse, sino en otras corrien- tes de pensamiento inspiradas en Hegel y Marx y en algunos pensadores hebreos como Emmanuel Lvinas o de telogos cristianos, como Karl Barth y Teilhard de Chardin. Es por eso que para la comprensin de los orgenes y el alcance de la flosofa latinoamericana y caribea de la liberacin, nos limitaremos en estas lneas a destacar a aquellos telogos de la liberacin que ms claramente han reconocido estas infuencias, tanto de la teora de la dependencia, como de diversas escuelas flosfcas europeas. Es de notar la ausencia en los orgenes, tanto de la TL como de la flosofa de la liberacin, de la corrien- te de pensamiento flosfco que podramos llamar latinoamericanista, especialmente desarrollada en Mxico donde sobresale el maestro Leopoldo Zea. Esta corriente de flosofa latinoamericanista ha sido cultivada de modo sistemtico por la Escuela de Mendoza en Argentina, cuyo mas destacado maestro es Arturo Andrs Roig. Otro tanto puede decirse del pensamiento neomarxista desarrollado por algunos exiliados de la Repblica Espaola y radicados en nuestro continente, como Adolfo Snchez Vzquez. Lo anterior se debe, en no poca medida, a que tanto la teora de la dependencia como la TL, en sus orgenes comenzaron a desarrollarse en Brasil, pas cuya inmensidad territorial y autonoma lingstica y cultural, le permiten constituirse en una especie de subcontinente al interior de Nuestra Amrica. Lo dicho no implica que autores de la regin de Mesoamrica no hayan tenido una infuencia y peso especfco propios en el desarrollo de la TL. Me refero, en concreto, al aporte terico hecho por el mejicano Porfrio Miranda con su obra decisiva Marx y la Biblia 1 y, como presencia testimonial y aporte doctrinal, la fgura del arzobispo mrtir salvadoreo Oscar Arnulfo Romero 2 . De manera particular, el ligamen entre la TL y la flosofa de la liberacin es tan estrecho que, como su califcativo de liberacin en ambos casos lo muestra por s solo, para esta resea histrica de la flosofa latinoamericana y caribea hemos credo importante comenzar por analizar la fundamentacin flosfca de algunos de los ms signifcativos representantes de la TL que han explicitado su fundamentacin flosfca. 1 Mxico D. F., 1971. 2 Cfr. Mora, Arnoldo. Monseor Romero (antologa, presentacin seleccin y notas). EDUCA, San Jos, 1981. PASOS 136 17 MARZO ABRIL La teologa cristiana, en efecto, desde sus orgenes histricos no ha sido ms que el enfoque o lectura cr- tica de las fuentes bblicas a la luz de un determinado contexto cultural y adoptando un sistema flosfco en boga. En el caso de los Padres de la Iglesia, tanto oriental como occidental, fue predominantemente el pensamiento neoplatnico y, en menor medida, el estoico tardo, los que sirvieron de marco terico-epis- temolgico a la elaboracin de una tradicin doctrinal inspirada en la fe judeo-cristiana. En el caso especfco de la teologa latinoamericana y caribea de la liberacin, esta se ha nutrido no nica- mente de su propia tradicin histrica y cultural, sino que ha mantenido un dilogo crtico con la teologa europea, como tambin con el pensamiento flosfco occidental, sobre todo, con corrientes de pensamiento contemporneo. Pero decir dilogo no implica nada ms tomar dis- tancia crtica respecto del interlocutor, sino reconocer igualmente puntos en comn, lo que crea un terreno del que se parte, tanto para coincidir, como para establecer distancias crticas y zonas de conficto o divergencia. Es por eso que los telogos de la liberacin parten de una fundamentacin flosfca de origen europeo. No obstante, hay que hacer notar que no se trata de cualquier flosofa o de aquellas corrientes que estn en boga, sino de aquellas que ms distancia crtica han tomado del pensamiento europeo. En otras palabras, son los autores que ms conciencia crtica han desa- rrollado, aquellos, incluso, que se han inspirado en fuentes no occidentales sino hebreas, las que han sido utilizadas tanto por los telogos como, sobre todo, por los flsofos, que representan ms signifcativamente esta corriente de pensamiento latinoamericano y cari- beo que se ha denominado de la liberacin. Como estas corrientes parten de la concepcin de inspiracin hegeliana y marxista, segn la cual el pen- samiento autntico no es ms que la conciencia crtica de la praxis histrica que en lo fundamental, es poltica, siendo Nuestra Amrica una regin que histricamente se ha situado en la periferia y no en los centros hegemnicos de poder mundial y esto desde sus orgenes hace 500 aos, no es extrao que sea el marxismo la corriente de pensamiento que ms ha inspirado a estos autores. Pero no solo el marxismo de sus fundadores (Marx ante todo y, en menor medida, Engels), sino tambin los pensadores marxistas posteriores como Gramsci, Rosa Luxemburgo, Althusser, el primer Garaudy y la Escuela de Frankurt. Han sido igualmente los marxistas latinoamericanos y caribeos quienes ms aceptacin e infuencia han ejercido en el pensamiento objeto de este estudio. Me refero, en concreto, a fguras como Jos Carlos Mari- tegui, Ernesto el Che Guevara, Fidel Castro. Pero en mayor medida han sido las grandes fguras de nuestra historia, en su condicin de gestoras de pro- cesos de liberacin, las que ms infuencia han ejercido en este pensamiento. Hablo, en concreto, de los prceres de la Independencia (como Bolvar, Hidalgo, Morelos), o los protagonistas y lderes de gestas libertarias ms recientes, como Sandino, los zapatistas y los tericos y dirigentes de la aleccionadora experiencia del ejercicio del poder que depar el breve gobierno de la Unidad Popular en Chile y que encabez el presidente Salvador Allende. En este sentido, no hay que dejar de notar que los procesos polticos innovadores ms recientes siguen teniendo una infuencia inmensa. Tal es el caso de la Revolucin Bolivariana encabezada por el venezo- lano Hugo Chvez, o el proceso poltico de tinte tnico y social encabezado por el lder indgena Evo Morales en Bolivia y a ms las recientes experiencias polticas de Ecuador y Paraguay, encabezadas por dos lderes que se reconocen explcitamente como inspirando su praxis transformadora en las concepciones emanadas de la TL. En esta ocasin me limitar a hacer notar que la infuencia en estos procesos innovadores y esperan- zadores ha provenido tanto de fuentes tericas, sea teolgicas, sea flosfcas, como en no menor medida de acontecimientos que han sacudido los cimientos mismos de las instituciones religiosas ms represen- tativas de la fe cristiana, dentro del mbito eclesial, al igual que en la vida poltica continental. Me refero, en el mbito eclesial, al Concilio Vaticano II, convocado por el papa Juan XXIII en 1962 y concluido por su su- cesor Pablo VI en 1965. En el campo poltico las cosas no fueron tan esperanzadoras y aperturistas. Todo lo contrario, fue el perodo de las grandes dictaduras de seguridad nacional que se impusieron en Amrica del Sur a partir del golpe de Estado al presidente Joo Goulard en 1964. El rgimen militar posterior se con- virti en paradigmtico para la regin. Por lo que a la TL se refere y a la infuencia que en sus orgenes tuvo el Concilio Vaticano II, hemos de sealar que lo ms signifcativo de este evento fundamentalmente religioso, es que represent un viraje histrico en la convocatoria y realizacin de eventos de esta naturaleza. Los concilios ecumnicos histricamente han sido convocados en momentos de crisis dentro de la institucin eclesistica para dirimir controversias de ndole doctrinal o dogmtica. En este caso, se convoca a un concilio de carcter primordial- mente pastoral, en ausencia de grandes controversias doctrinales. Es la falta de inters por parte del mundo moderno hacia los asuntos religiosos, dado que vive un proceso creciente de secularizacin, lo que causa una convocatoria de esta naturaleza. En otras palabras, es la conciencia de su propia autonoma por parte del mundo actual que se carac- teriza por vivir la mayor revolucin cientfco-tecno- PASOS 136 18 MARZO ABRIL lgica de su historia y que se expande por el mundo entero, mientras protagoniza procesos polticos que abarcan la humanidad entera, tales como la indetenible descolonizacin que da a los pueblos perifricos un protagonismo en la escena poltica mundial que hasta entonces no tenan. A esto hay que aadir la amenaza de una guerra termonuclear con el consiguiente peligro de un exterminio u holocausto de la especie humana, lo mismo que la amenaza de la destruccin de la vida y de los recursos que permitan no solo a la humana, sino a muchas otras especies sobrevivir, lo que constituye el objeto y la preocupacin de no pocos pensadores de inspiracin cristiana. De manera particular, en el caso de la tradicin religiosa de origen cristiano uno de los factores ms novedosos, por no decir revolucionarios, lo constituye el hecho de que, desde la segunda mitad del siglo XX, los creyentes en Cristo provienen en su mayora de los pases del Tercer Mundo. Cristo ha dejado de ser rubio y occidental y su rostro es ahora multitnico, multicul- tural, y su presencia se extiende a todos los confnes de la tierra. Nuevos sujetos histricos emergen que hacen que la tradicin revolucionaria de izquierda, sobre todo el marxismo, debe ser crticamente repensada. Tal es el caso de movimientos crticos o, incluso, revolucionarios, como los de inspiracin tnico-racial, los movimientos feministas que cuestionan siglos y siglos de dominacin patriarcal, los movimientos ecologistas, la red mundial de grupos que cuestionan una globalizacin que no hace sino dejar las manos sueltas para que unas 400 trasnacionales (70% de las cuales son de origen estadounidense) dominen el sub- suelo, el suelo, la atmsfera y el espacio extraterrestre, emergen como nuevos sujetos histricos. Es por eso que tambin esta concepcin flosfca de la liberacin piensa, no solamente desde los grandes desafos de la realidad actual, cuya caracterstica es crear conciencia desde la ominosa perspectiva de un fn apocalptico y cercano de la especie humana, sino que debe pensar desde y a partir de su propia praxis. Esto es lo que tienen en comn eventos como el Concilio Vaticano II y la TL, pues la teologa y la flosofa de la liberacin parten de categoras crticas de la realidad y no de la construccin de un sistema integral de carcter terico y absoluto. En el caso de la TL, es desde la pastoral y no desde la dogmtica o sistemtica; en el caso de la flosofa de la liberacin, es desde la praxis o compromiso integral del propio flsofo. En ambos casos tenemos un pensamiento comprometido, como pensadores franceses como Sartre desde una posicin atea, o Emmanuel Mounier desde una tica cristiana, han puesto en relieve. Desde esta perspectiva, el asumir categoras de una determinada corriente de pensamiento o sufrir la infuencia de determinados pensadores de origen europeo, debe ser visto no como la continuacin de una dependencia o neocolonialismo cultural, sino como el reconocimiento de que hay un terreno comn donde un dilogo crtico es posible. Adems, no olvidemos que en la travesa del Ocano Atlntico estas categoras sufren de igual modo una metamorfosis epistemolgica no menos importante y no necesariamente prevista en el original. Pues el pensamiento concebido tericamen- te en Europa, es asumido en Nuestra Amrica como criterio de accin, como crtica a la praxis, como consti- tuyendo la fundamentacin terica o doctrinal, ya que a las ideas se les asigna en el contexto latinoamericano y caribeo un papel activo, por no decir revolucionario, que en no pocos casos le ha signifcado la persecucin poltica y el riesgo de la vida al propio flsofo. Todo lo anterior hace que la flosofa sea vista como una praxis y no como una teora. De ah que el anlisis o cuestionamiento, no solamente de los grandes procesos polticos sea objeto de la refexin flosfca, sino incluso la coyuntura misma del da a da de lo que pasa, tanto en el mundo, como en los pases y las regiones que componen la geografa fsica y humana de Nuestra Amrica. Es la prioridad de la praxis sobre la contempla- cin, segn lo dijera Marx en la clebre tesis nmero XI de su ensayo Las tesis sobre Feuerbach, una de las caractersticas del pensamiento latinoamericano y caribeo. Es el sentirse y saberse sujeto de la historia y la preocupacin por construir subjetividades, como gusta decir Arturo Andrs Roig, lo que caracteriza este pensamiento comprometido, lo que le permite defnirse como pensamiento liberador. La toma de conciencia de la alienacin es la conditio sine qua non de una autntica liberacin, es la que le posibilita asumir lcidamente los obstculos a la liber- tad creadora y autocreadora como el punto de partida de una libertad concebida, no apenas como el acto de asumir nuestro destino histrico, sino como capacidad de dar y darnos un sentido a la vida, o sea, de darle al compromiso poltico una dimensin metafsica. No se trata de plantearnos en abstracto el sentido de la vida, sino cuestionando el sentido de nuestra praxis, lo que nos permite llegar hasta las preguntas ltimas. Tal actitud vital ha caracterizado siempre y desde sus orgenes el pensar flosfco. Es por eso que lo que comenz como una TL, hoy se desarrolla como una flosofa de la liberacin, que ha partido desde un cuestionamiento tico antropol- gico y que culmina en una visin integral de nuestra condicin humana, como dira Hanna Arend. Lo que comenz como un cuestionar la sociedad desde la fe, culmina como un cuestionarse desde los valores humanos mismos. Un breve vistazo a lo que constituye el camino recorrido por estas luchas hacia la conciencia de la au- PASOS 136 19 MARZO ABRIL toliberacin y la liberacin, no solo de nuestros pueblos sino de la humanidad entera y de la salvaguarda de la vida en todas sus manifestaciones en el planeta, es lo que he tratado de hacer en esta apretada resea, en la que me he restringido a resumir el pensamiento de Hugo Assmann.
2. La fundamentacin epistemolgica de la TL segn Hugo Assmann
En su obra Teologa desde la praxis de la liberacin 3 , Assmann se preocupa menos de elaborar un pensamiento que busca una fundamentacin flosfca y teolgica y recurre ms a las ciencias sociales como instrumento del anlisis y arsenal crtico. Su libro se compone de un conjunto de artculos y conferencias que giran en torno a una idea central, cual es la del compromiso revolucionario, guerrillero incluso, frente a los regmenes de seguridad nacional que haban empezado a extenderse por toda Amrica del Sur comenzando por su propia patria, Brasil. No busca dialogar sino testimoniar desde la Amrica de- pendiente. La obra de Assmann se va a caracterizar no por la bsqueda de una teora, sino por la realizacin de acciones concretas a las que aplica la crtica de las ciencia sociales, con el fn de detectar el grado de com- promiso concreto dentro del cual tuvieron origen. Su instrumental terico y categorial deriva de las ciencias sociales, por lo que acusa a la teologa de ha- ber sido negligente en este punto. Su enfoque se inicia con una polmica abierta con las teologas del Primer Mundo que hablan de poltica y a las que acusa de carecer de un compromiso revolucionario concreto y, por consiguiente, de quedarse en lo vago (pgs. 16ss.). Su ms dura crtica va hacia la pretendida neutralidad poltica, que hace de la teologa una ideologa al servicio del orden establecido y, por tanto, hace de los telogos y, sobre todo de las iglesias, cmplices de situaciones deshumanizantes y de violacin a los derechos huma- nos. Para Assmann nicamente es lcito hablar de teologa poltica desde un compromiso revoluciona- rio concreto, cuando se est realmente inserto en un proceso de liberacin, en el cual no se est como un pasivo observador sino como activo sujeto en el que, incluso, se arriesga la vida. La fe ayuda en el sentido de que concibe a Dios, segn la Biblia, como estando de parte de las vctimas. La fe es una pro-vocacin (pg. 21). La Iglesia, como expresin del Reino, expresa una misin cual es la de identifcarse con las luchas liberadoras. Tal es el sentido poltico de la accin pastoral (pg. 23). Pero la teologa es, como deca Alves, lenguaje; por lo que el uso de un determinado lenguaje demuestra el tipo de concepcin teolgica que se tiene. Este lenguaje, para Assmann, debe estar sometido a la crtica a partir de las ciencias sociales, nicas que suministran un instrumental analtico indispensable para discernir en cada momento de nuestro compro- miso histrico la correccin de nuestras acciones en el campo poltico. Assmann quiere con eso combatir lo que califca de tentacin de los medios cristianos a la magia verbal, a la palabrera de proclama (pg. 31) que convierte no pocas declaraciones eclesisticas y de sectores religiosos en una simple catarsis verbal, que oculta un desconocimiento de la base material en que se funda toda superestructura ideolgica y todo discurso terico o doctrinal. Por ende, dice Assmann, cuando hablamos de li- beracin hablamos de una libertad que est ausente, alude a una carencia mucho ms que a una presencia, de algo a adquirir precisamente porque se carece de eso y en superar esta carencia se funda su necesidad y trascendencia. En la medida en que tengamos con- ciencia de la importancia de aquello de que carecemos, estaremos dispuestos a luchar para lograrlo y valora- remos las acciones conducentes a la obtencin del fn apetecido. Lo importante no es la accin de la palabra sino la palabra de la accin, expresa Hugo usando un satrico juego de palabras (pg. 32). Se ocupa luego nuestro autor en hacer un poco de historia sobre los orgenes de la TL y sobre el concepto mismo de liberacin, en donde enfatiza el papel desempeado por la nueva izquierda latinoamericana y caribea y por el flsofo Herbert Marcuse. La razn que explica este cambio de actitud es la toma de conciencia de nuestra realidad histrica de dependencia causada por un sistema de dominacin y explotacin univer- sales. Solamente superando el lenguaje desarrollista y asumiendo la teora de la dependencia conseguiremos elaborar las premisas tericas y analticas para construir un lenguaje de liberacin (pg. 35). La importancia del recurso a las categoras analticas tomadas de las ciencias sociales es que evita vaguedades y obliga a hablar en concreto, con nombres y apellidos diramos. En el campo teolgico obliga a califcar como pecado toda situacin de opresin y explotacin y a sealar en concreto a quienes sean los responsables, lo que en lenguaje teolgico podemos llamar tambin salvacin (pg. 55). Pero la teologa en su dimensin pastoral debe asimismo cumplir la funcin de ser concientizadora como la llama Assmann, sensibilizadora (pg. 60). 3 Salamanca (Espaa), Ediciones Sgueme, 1973. PASOS 136 20 MARZO ABRIL Esto nos lleva a hablar de crear una ciencia de la praxis revolucionaria, que Assmann llama praxeologa (pg. 62), cuyo criterio de verdad es, valga la paradoja, igualmente prctico. La verdad no existe sino que se construye con la accin, que no es ms que la verdad de la accin misma en cuanto es liberadora y conducente a la liberacin humana integral (pg. 65). Es dentro de este contexto epistemolgico que debemos concebir la fe, a la cual tambin se le exige una efcacia en sus resultados (pg. 71). Es por eso que debemos considerar como falsa o espuria toda separacin entre teologa dogmtica y tica. Esta con- cepcin de liberacin implica una nueva conciencia histrica (pg. 107), ya que ese concepto de liberacin es correlativo del de dependencia (pg. 109). Lo dicho nos lleva de igual modo a hablar no solo de categoras generales o abstractas, sino, adems, a denominar las dimensiones estratgico-tcticas propias de la accin poltica (pg. 118). Liberacin se llama si la miramos dentro de ese marco poltico e histrico y que, por ello mismo, debe defnirse como un proceso. Assmann defne el proceso de liberacin de la siguiente manera: Por proceso de liberacin se entiende, por lo tanto, el nuevo camino revolucionario que tienen que asumir los pases latinoamericanos que quieren buscar una salida real a su situacin de dependi- entes (pg. 123). Vistas as las cosas, nuestro autor se pregunta cul es el papel que deben cumplir los cristianos en este proceso de liberacin. Assmann considera toda religin como una superestructura, por lo que su fun- cin estratgica es, segn sus palabras abrir brechas en la superestructura (pg. 132). Pero tambin debe aportar desde el punto de vista infraestructural en la medida en que hay entre los cristianos amplios sectores oprimidos y explotados, los cuales deben construir una vanguardia revolucionaria, si es que quieren que las revoluciones se hagan con ellos y por ellos (pg. 135). Lo anterior debe llevar a ver la teologa desde una perspectiva de un cambio revolucionario integral y no simplemente poltico como pretenda Rubem Alves. En ese sentido Assmann va ms lejos, pues defne la conversin al Reino como conversin al cambio en la historia, entendiendo por tal un cambio revolucionario (pg. 147). Es por eso que la conversin a Dios debe verse como una conversin al hombre (pg. 148). El cristianismo debe verse no como una religin sino como un movimiento religioso (pg. 150). Tal es la dimensin proftica de la fe que implica riesgo (pg. 152). Dems est decir, a guisa de conclusin, que el pensamiento de Hugo Assmann constituye un aporte, no solo original, sino fundamental en la construccin de ese pensamiento propio de nuestros pueblos hist- ricamente marginados y que constituye la TL. NUEVA LIBRERA VIRTUAL DEI www.dei-cr.org Con la nueva Librera Virtual es ms fcil, cmodo y seguro comprar nuestros libros y revistas. Simplemente ingrese a nuestra pgina web: www.dei-cr.org y haga click en la imagen de la Librera Virtual que aparece en la parte superior de la pgina o en el enlace Librera Virtual del men que aparece en la parte izquierda de la pgina. En nuestra Librera Virtual usted podr comprar todos nuestros libros y revistas, adems de conocer las novedades y promo- ciones de nuestro Fondo Editorial. Usted podr realizar compras desde cual- quier lugar del mundo y efectuar el pago de forma segura con cualquier tipo de tarjeta de crdito. Visite nuestra Librera Virtual y adquiera estas y otras novedades de nuestro Fondo Editorial. COMISIN EDITORIAL DEI