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COMO CONQUISTAR UNA MUJER

Cuentan que en la montaña más alta del Tibet vive el hombre más sabio del
mundo. Cierta vez un joven fue en su búsqueda para descubrir el camino del
corazón de cierta mujer. Cuando encontró al sabio en la cumbre de la
montaña más alta le preguntó: "Maestro de los Maestros, Guía de la Luz,
¿cuál es el camino más corto y seguro para el corazón de una mujer?" El
Maestro le respondió "No hay camino seguro para el corazón de una mujer,
hijo. Sólo senderos al borde de precipicios y caminos sin mapas o brújulas
lleno de piedras y ladeados por serpientes venenosas..." "Pero, entonces,
Maestro... ¿qué debo hacer para conquistar el corazón de mi amada?" Y el
gran Gurú le dijo, "Oh! Aplicado discípulo. Conserva bien estas enseñanzas,
síguelas atentamente sin errar y tendrás lo que buscas:
- No escupas en el piso
- Lávate los dientes con diligencia y sin falta
- No te rasques las bolas(cojones) delante de ella
- Regálale flores cada vez que te acuerdes de ella, y si no te acuerdas, dos
veces seguidas
- Levanta la tapa del inodoro antes de orinar, y que no se te olvide bajarla al
terminar
- Lávate las manos después de cagar u orinar.
- No mastiques con la boca abierta
- No eructes alto. O mejor, no eructes
- No te eches pedos debajo de las sábanas
- No te limpies los dientes con palillos en público
- Córtate y límpiate las uñas aunque no estén demasiado largas
- No hables mal de la madre de ella
- Usa desodorante (que sirva)
- No hables con palabrotas
- Ríe siempre de los chistes de ella, por más malos que sean
- No tengas celos de ella
- No tengas barriga. Es más, no engordes
- No demores mucho dentro del baño
- No mojes el baño, ni la casa
- No dejes la toalla tirada, y menos tu ropa interior
- No te sientes a la mesa sin camisa
- No digas que ella no sabe manejar (guárdate esa verdad sólo para tí)
- No llegues tarde a casa
- No bebas hasta tarde con tus amigos
- No seas tacaño. Usa por lo menos dos tarjetas de crédito y dáselas también
a ella
- No mires a otras mujeres
- No hables de tu ex
-novia
- Dile "Te amo" por lo menos 24 veces por día
- Aprende a cocinar
- Aprende a lavar los platos
- Arregla la cama
- Llámala de cualquier lugar que estés. Ya éso de 'no había teléfono' no sirve
de excusa.
- Deja que ella compre ropa y zapatos siempre que ella quiera
-Acompáñala a recorrer durante horas las tiendas de ropa
- Deja que ella converse durante horas por teléfono
- Discute siempre la relación, aunque no tengas nada que discutir
- No ronques
- No veas el fútbol
- Aféitate todos los días para no lastimarla
- No ronques
- Todos sus parientes te caen bien, hasta los insoportables
- Pasa todos los fines de semana en casa, con su suegra
- Nunca protestes por nada
- No ronques
- Trabaja poco y gana mucho
- Diga en todo momento que ella es la mujer más linda que jamás viste
- No ronques
- Elogia siempre la ropa que ella lleva, aunque sea la de todos los días
- Dáte cuenta cuando ella se corta el cabello, aun que sea apenas las puntas,y
dile siempre que le quedó fabuloso
Y lo más importante, hijo mío... Hijo... Espera.. Vuelve aquí! !!..."
El discípulo se detiene, da media vuelta y le contesta: "Descuide Maestro,
ahora entiendo por qué hay tanto MARICON!!!!

Sexo y globalización
(artículo publicado en El País Semanal, 9 de Marzo de 2003)
Qué valores vamos a tener en el nuevo mundo internacional y multicultural? Sin
ninguna duda, los valores de Occidente están desempeñando un papel muy
importante en la construcción de los ideales mundiales. Aunque se habla
mucho de "respetar que las culturas de otras sociedades son diferentes" y
"tienen el mismo derecho que nosotros a sus opiniones", la verdad es que las
ideas occidentales tienen un atractivo innegable para mucha gente.La
omnipresencia de los medios de comunicación modernos, predominantemente
occidentales -incluida su presencia en Internet y en la publicidad dirigida a un
mercado globalizado-, que parece ir de la mano de "la nueva democracia
mundial", hace que muchos jóvenes de todo el mundo sientan el deseo de
acomodarse a esos productos y esas modas, incluso al mismo tiempo que
protestan contra la política occidental de guerra e imperialismo económico. Los
símbolos de Occidente que aparecen en la publicidad y la pornografía por
Internet son muy visibles y resultan muy seductores.En este contexto, la
pornografía parece llenar un hueco; tanto en el cine como en la publicidad, de
forma subliminal o directa mente en Internet, los valores sexuales pornográficos
(antihombre y antimujer) pretenden ser nuevos y parte del Occidente moderno.
La pornografía es el principal vehículo para difundir los valores y definiciones
de la vida privada y el sexo creados en Occidente. Irónicamente, justo cuando
los valores sexuales en Occidente están cambiando, esos valores sexuales del
pasado se están convirtiendo en "lo más moderno" en otras culturas y les
arrebatan el derecho a crear sus propias formas físicas de expresión. La
mayoría de las culturas tienen mucha más diversidad de expresión que la
nuestra. Un indicio de que nuestra concepción es estrecha, rígida y limitada es
que el término "sexo" no tiene equivalente en otro tipo de lenguas, por lo que
su uso, junto al de "follar" (en sus formas inglesas, sex y fucking), se ha
extendido a todo el mundo, sobre todo entre los jóvenes y modernos.Sin
embargo, los valores de los derechos humanos y la justicia también están
reforzándose en todo el mundo, muchas veces entre esos mismos grupos.
¿Cómo se puede explicar esta combinación tan irónica? Igual que ocurre en
Occidente, para la mayoría de la gente, hay una gran distancia entre la idea de
sexo y los ideales de derechos humanos y paz mundial. Consideran que una
cosa no está relacionada con la otra. ("Sí, claro, está el problema de los
derechos de la mujer, pero ésa es una idea extremista que no hay por qué
abordar precisamente cuando nos enfrentamos a cuestiones fundamentales
sobre la guerra y la paz", se dice a menudo). Los defensores de los derechos
humanos no suelen hablar sobre los detalles relacionados con el sexo. Incluso
se dice que la pornografía que muestra a las mujeres como dominadoras es
moderna y atribuye igualdad de derechos a las mujeres.La verdad es que los
valores de los derechos humanos y la paz mundial están mucho más cerca de
lo que se imagina de los aspectos relacionados con el sexo (un sexo que
tenemos que re-definir, no el que presenta a las mujeres como sumisas o
dominadoras).En mi opinión, es posible concebir las relaciones sexuales físicas
(sexo) de una forma totalmente nueva, que incluya el erotismo y la dignidad
para todos, la igualdad en el acto sexual. La transformación de unas versiones
del sexo que han sido muy perjudiciales será una base fundamental para una
nueva psicología más pacífica.Las ideas actuales, esas que se consideran
modernas, violan por igual los derechos de los hombres y las mujeres; la
psique masculina se construye y reconstruye sin cesar debido a la propaganda
sobre la sexualidad masculina, las bromas sobre la virilidad y los tópicos sobre
cómo son los hombres "por naturaleza".Lo que propongo, después de haber
investigado a miles y miles de hombres y mujeres, es un nuevo sistema de
valores y una nueva forma de definir la esencia del sexo y las relaciones
íntimas que pueda servir como una sólida base en la vida diaria para un nuevo
sistema de valores éticos que está surgiendo en todo el mundo.El sexo y los
derechos humanos están relacionados. La globalización de valores como los
derechos humanos hace que todos los valores sexuales que se difunden en
relación con el sexo (a través de la pornografía o los medios de comunicación y
la cultura pop) sean los valores del nuevo sistema internacional, sean buenos o
malos, nos gusten o no.Por consiguiente, debemos reevaluar el sexo, no sólo
porque nos interesa a nosotros, sino para construir una relación positiva y
duradera con otras culturas que obtienen su visión de Occidente no sólo de la
presencia empresarial y los mecanismos de mercado de los que tanto se habla,
sino también de la pornografía y las versiones del sexo (y sus valores
asociados) que ofrecen los medios de masas

Sexo y paz
(artículo publicado en El País Semanal, 22 de Diciembre de 2002)

El sexo es verdaderamente político, o eso no es más que un eslogan? ¿Acaso


el sexo libre no es un símbolo del movimiento pacifista, no representa todo lo
contrario de la globalización? ¿La guerra es una consecuencia inevitable de la
naturaleza humana?
En mi opinión, estos clichés están anticuados. Aunque el movimiento de "haz el
amor y no la guerra" era válido en su día, y su significado era indudablemente
puro, luego quedó latente que, para las mujeres, el eslogan tenía un sentido
diferente; una de las consecuencias para ellas fue que se contaba con que
tomaran la píldora anticonceptiva y "estuvieran listas" para mantener relaciones
sexuales. Sin embargo, poco después de los anos sesenta (que fue la época
del movimiento y los intentos de detener la guerra de Vietnam), las mujeres
empezaron a apartarse de la ideología ¿el sexo libre y el "haz el amor y no la
guerra", porque sentían que estaba perjudicándolas; como decía una mujer,
"antes, era propiedad de un hombre (en el matrimonio tradicional), pero ahora
se espera de mí que esté a disposición de todos. He perdido el derecho a decir
'no' al sexo".
Por otro lado, en su sentido más intrínseco, la sexualidad está relacionada con
la paz mundial; no por una idea simplista de que el sexo es positivo y "crea
vida" (a veces, sí, pero ¿qué ocurre con el "sexo recreativo"?), sino por Nadie
debe pensar que decir que el sexo está relacionado con la paz mundial
significa que "si la gente practica más y mejor sexo, estará más satisfecha y,
por tanto, menos interesada por la guerra". Aunque puede que sea cierto, y
aunque el lema "sexo, paz y amor" sigue siendo acertado en muchos aspectos,
me gustaría proponer una nueva idea: que, mediante los movimientos físicos
del acto sexual las personas aprenden cosas sobre el comportamiento de
hombres y mujeres y sobre la psicología correcta que inspira (no verbalmente)
sus sistemas de creencias, en concreto al inculcarles modelos de jerarquía,
dominio y control (o aceptación y sumisión), ideas de que "a tal persona le
corresponde estar encima". Que, si transformamos nuestra idea de sexo,
podemos transformarnos a nosotros mismos y ser más pacíficos (no más
tranquilos, sino menos ávidos de dominar a los demás). Al analizar o criticar las
relaciones sexuales, podemos empezar a crearnos de otra manera (separados
de esa ideología de las categorías) e inventar un futuro más positivo.
En mi presentación de un nuevo análisis de la sexualidad, he escrito sobre la
pubertad de los varones (Edipo se hace hombre). La construcción de la
identidad sexual de los chicos en la pubertad, e incluso desde antes, se
extiende hasta la identidad de los hombres como adultos: si a los chicos se les
educa para que piensen que ser un hombre significa ser poderoso sexual y
económicamente, que un verdadero hombre debe ser frío y duro (aunque
sensible), es lógico que, después, el hombre llegue a la conclusión de que a
cualquiera que no muestre el debido respeto hay que enseñarle una lección,
que la actitud apropiada para el hombre adulto es la agresividad, y no el
diálogo. La convicción actual de que el apetito sexual es un mecanismo
hormonal inevitable en el hombre es la base de este sistema, porque afirma
que los hombres son agresivos por naturaleza y necesitan ser dominantes
debido a las hormonas masculinas, que la dominación es inherente a la
psicología del varón (parte de su biología). Sin embargo, mi tesis es que nada
de todo eso es inevitable, que los hombres pueden disfrutar del diálogo tanto
como las mujeres; me parece que las órdenes de la sociedad a los chicos (la
programación de su cerebro) están provocando una sociedad, una conducta y
una mentalidad desmesuradamente militaristas. Por consiguiente, intentar
analizar y desconstruir la sexualidad masculina sirve para dos cosas: crear más
placer y más espacio para cada hombre y contribuir a que la sociedad elabore
una estrategia mundial más pacífica. (En la actualidad, la diplomacia
internacional refleja esa psicología masculina). Las definiciones de la
sexualidad femenina y la sexualidad masculina son fundamentales para la
estructura social de nuestra cultura. Dichas definiciones no están grabadas en
piedra, aunque a veces nos comportamos como si lo estuvieran. La redefinición
sexual va asociada a un nuevo sistema internacional de valores que está
intentando desarrollarse: un consenso internacional sobre los derechos
humanos y otras pautas de ética y moral. Esta forma de globalización y el
debate sobre los valores que la acompaña son tan reales como la globalización
del panorama económico mundial. La revisión de los modelos morales y
sexuales en vigor forma parte del intento de aclarar una concepción revisada, y
aún confusa, de quiénes somos como especie en el planeta, qué hacemos o
deberíamos hacer con nuestras vidas. Y la pregunta crucial de este nuevo
sistema de valores sigue estando relacionada con la guerra y la paz: ¿Por qué
hay tantas guerras? ¿Podríamos ser menos belicosos?.

El contacto con todo el cuerpo como parte de la


relación sexual
(artículo publicado en El País Semanal, 29 de Diciembre de 2002)

A pocas personas les gustarla tener una relación sexual con una pareja sin el contacto
corporal que forma parte de ella. Un contacto de la cabeza a los pies que se produce durante la
excitación previa (abrazándose, besándose y tocándose) y, a veces, durante el coito, cuando
se realiza con las dos personas de frente (se dice que los seres humanos son la única especie
que practica el coito cara a cara), aunque a muchos les gusta hacerlo como los perros, es decir,
con la mujer de rodillas y el hombre penetrándola por detrás, de forma más parecida a otros
animales.

Resulta verdaderamente extraño que esta forma tan importante de intimidad sexual (el
contacto con todo el cuerpo) no tenga nombre, por lo que no me queda más remedio que
designarla con esta expresión tan curiosa e insulsa: "contacto con todo el cuerpo". Lo que
designa no tiene nada de insulso, y suele ser muy excitante: dos personas juntas, tendidas o de
pie, cara a cara, de forma que se tocan las caras, los cuerpos y las piernas, y muchas veces
con los brazos alrededor del otro.

Rodar abrazados puede ser muy excitante y placentero, y a veces puede dar la sensación de
sexo por sí solo, o, como dice una mujer, "una bendición".

¿Qué nombre podríamos darle para reconocerlo y, de esa forma, ampliar nuestra idea de las
cosas agradables en el sexo e incluso del propio sexo? Se trata claramente de una actividad
infravalorada en la rígida noción de sexo que manejamos, orientada hacia la reproducción; ¿por
qué otro motivo no iba a tener un nombre? Seguramente, en los primeros tiempos de la historia
humana, en la prehistoria, antes de que el requisito reproductivo fuera tan estricto y la
necesidad de centrarse en el acto fuera tan pronunciada, las relaciones físicas estaban
definidas con mucha más laxitud.

En la antigüedad no se utilizaba ninguna palabra que englobara todas las actividades


sexuales; fue una invención posterior. El término "sexo" es un eufemismo, por supuesto, que
deriva de la palabra latina para indicar las diferencias de género, como en la expresión "los dos
sexos". La palabra inglesa "sex", tan extendida hoy en todo el mundo -incluso entre quienes no
hablan inglés- para referirse al coito, la acción de "follar" (por ejemplo, en la pornografía), se
emplea porque muchos idiomas no poseen una palabra equivalente. Lo cual es un sólido
indicio de que lo que creemos que es un imperativo biológico no se consideró como tal en otras
lenguas, culturas o épocas históricas.

Los elementos originales de la sexualidad y el contacto corporal íntimo por placer, con fines
eróticos, incluían probablemente diversas posibilidades, sin que las desviaciones de esa norma
se calificaran de moralmente "malas" o psicológicamente "enfermas". Cuando el Viejo
Testamento habla de la "sensualidad depravada y licenciosa" de Babilonia y otros lugares,
¿acaso los redactores habían observado verdaderamente una conducta obscena o
sencillamente querían diferenciar las prácticas que aprobaban de las que eran corrientes en
aquel tiempo?

¿Cuáles eran los elementos originales de la relación sexual? En la actualidad, casi todo lo que
no es el coito se incluye en la casilla de "excitación previa" o "preliminares". La felación, el
cunnilingus (sexo oral) o introducir los dedos en las partes íntimas de la otra persona -una
experiencia muy agradable para mucha gen te, que tampoco tiene nombre- son elementos
importantes, igual que los besos (con lengua o sin lengua) y el contacto con el otro cuerpo,
desnudos ambos: pecho contra pecho, pelvis contra pelvis o un contacto de todo el cuerpo.
Qué incómodo que exista un vocabulario tan pobre para todas estas actividades. Qué
incómodo que no tengan nombres concretos, que sólo se pueda hablar de ellas mediante el
uso de frases descriptivas y complicadas. Sin embargo, casi todo el mundo las practica y las
considera una parte muy importante de la expresión física y el deseo.

Intenten hacer una lista con todos los elementos de la relación sexual que les gustan, y vean si
se les ocurren otras actividades que no tengan nombre. ¿Cuáles son?

SEXO Y GLOBALIZACIÓN
(artículo publicado en El País Semanal, 9 de Marzo de 2003)

Qué valores vamos a tener en el nuevo mundo internacional y multicultural? Sin


ninguna duda, los valores de Occidente están desempeñando un papel muy
importante en la construcción de los ideales mundiales. Aunque se habla
mucho de "respetar que las culturas de otras sociedades son diferentes" y
"tienen el mismo derecho que nosotros a sus opiniones", la verdad es que las
ideas occidentales tienen un atractivo innegable para mucha gente.

La omnipresencia de los medios de comunicación modernos,


predominantemente occidentales -incluida su presencia en Internet y en la
publicidad dirigida a un mercado globalizado-, que parece ir de la mano de "la
nueva democracia mundial", hace que muchos jóvenes de todo el mundo
sientan el deseo de acomodarse a esos productos y esas modas, incluso al
mismo tiempo que protestan contra la política occidental de guerra e
imperialismo económico. Los símbolos de Occidente que aparecen en la
publicidad y la pornografía por Internet son muy visibles y resultan muy
seductores.
En este contexto, la pornografía parece llenar un hueco; tanto en el cine como
en la publicidad, de forma subliminal o directa mente en Internet, los valores
sexuales pornográficos (antihombre y antimujer) pretenden ser nuevos y parte
del Occidente moderno. La pornografía es el principal vehículo para difundir los
valores y definiciones de la vida privada y el sexo creados en Occidente.
Irónicamente, justo cuando los valores sexuales en Occidente están
cambiando, esos valores sexuales del pasado se están convirtiendo en "lo más
moderno" en otras culturas y les arrebatan el derecho a crear sus propias
formas físicas de expresión. La mayoría de las culturas tienen mucha más
diversidad de expresión que la nuestra. Un indicio de que nuestra concepción
es estrecha, rígida y limitada es que el término "sexo" no tiene equivalente en
otro tipo de lenguas, por lo que su uso, junto al de "follar" (en sus formas
inglesas, sex y fucking), se ha extendido a todo el mundo, sobre todo entre los
jóvenes y modernos.

Sin embargo, los valores de los derechos humanos y la justicia también están
reforzándose en todo el mundo, muchas veces entre esos mismos grupos.
¿Cómo se puede explicar esta combinación tan irónica? Igual que ocurre en
Occidente, para la mayoría de la gente, hay una gran distancia entre la idea de
sexo y los ideales de derechos humanos y paz mundial. Consideran que una
cosa no está relacionada con la otra. ("Sí, claro, está el problema de los
derechos de la mujer, pero ésa es una idea extremista que no hay por qué
abordar precisamente cuando nos enfrentamos a cuestiones fundamentales
sobre la guerra y la paz", se dice a menudo). Los defensores de los derechos
humanos no suelen hablar sobre los detalles relacionados con el sexo. Incluso
se dice que la pornografía que muestra a las mujeres como dominadoras es
moderna y atribuye igualdad de derechos a las mujeres.

La verdad es que los valores de los derechos humanos y la paz mundial están
mucho más cerca de lo que se imagina de los aspectos relacionados con el
sexo (un sexo que tenemos que re-definir, no el que presenta a las mujeres
como sumisas o dominadoras).

En mi opinión, es posible concebir las relaciones sexuales físicas (sexo) de una


forma totalmente nueva, que incluya el erotismo y la dignidad para todos, la
igualdad en el acto sexual. La transformación de unas versiones del sexo que
han sido muy perjudiciales será una base fundamental para una nueva
psicología más pacífica.

Las ideas actuales, esas que se consideran modernas, violan por igual los
derechos de los hombres y las mujeres; la psique masculina se construye y
reconstruye sin cesar debido a la propaganda sobre la sexualidad masculina,
las bromas sobre la virilidad y los tópicos sobre cómo son los hombres "por
naturaleza".

Lo que propongo, después de haber investigado a miles y miles de hombres y


mujeres, es un nuevo sistema de valores y una nueva forma de definir la
esencia del sexo y las relaciones íntimas que pueda servir como una sólida
base en la vida diaria para un nuevo sistema de valores éticos que está
surgiendo en todo el mundo.
El sexo y los derechos humanos están relacionados. La globalización de
valores como los derechos humanos hace que todos los valores sexuales que
se difunden en relación con el sexo (a través de la pornografía o los medios de
comunicación y la cultura pop) sean los valores del nuevo sistema
internacional, sean buenos o malos, nos gusten o no.

Por consiguiente, debemos reevaluar el sexo, no sólo porque nos interesa a


nosotros, sino para construir una relación positiva y duradera con otras culturas
que obtienen su visión de Occidente no sólo de la presencia empresarial y los
mecanismos de mercado de los que tanto se habla, sino también de la
pornografía y las versiones del sexo (y sus valores asociados) que ofrecen los
medios de masas

Las piernas y el orgasmo


(artículo publicado en El País Semanal, 19 de Enero de 2003)

Una cuestión importante e interesante para la que todavía no hay respuesta, a propósito del
orgasmo femenino, es por qué algunas mujeres necesitan tener las piernas abiertas y otras
cerradas para alcanzarlo. O por qué otras prefieren doblar las rodillas o levantar las piernas en
el aire. Así como cada mujer necesita un tipo distinto de estimulación para el orgasmo, también
necesita tener las piernas en una posición distinta.

Recibo sin cesar cartas de lectoras que se preguntan por qué no tienen un orgasmo mediante
la estimulación del clítoris con su pareja. Como escribe una lectora: "Da igual lo que pruebe, no
consigo tener un orgasmo con él. Me siento estúpida e incapaz cuando intenta lograrlo con la
mano, lleno de paciencia y cariño; sé que quiere que yo alcance el clímax, pero no puedo; en
cambio, sí lo consigo a solas. La verdad es que le hago a mi cuerpo cosas distintas que él, y
tengo las piernas cerradas. Pero con él me da miedo hacerlo, porque a lo mejor se siente
rechazado o piensa que soy rara".

Muchas personas -hombres y mujeres- creen que la posición de las piernas es la misma para
todas las mujeres, que consiste en lo que aparece en la pornografía y otros lugares: las piernas
abiertas, separadas. Aunque la mayoría de las mujeres que contestaron a esta pregunta en mi
sondeo (a algunas les resultó demasiado embarazoso) solían tener las piernas abiertas durante
el orgasmo, tanto cuando se masturban como con una pareja, son muchas las que mantienen
las piernas cerradas en todos los tipos de masturbación. Desde luego, si la pareja empieza a
estimular el clítoris mientras la mujer tiene las piernas abiertas y ella necesita cerrarlas para
alcanzar el orgasmo, o bien las mantendrá abiertas (se limitará a disfrutar de las sensaciones
que tenga en ese momento) o las cerrará mientras la pareja sigue estimulándola; pero
entonces es posible que la pareja detenga la estimulación porque crea, al ver que ella se
mueve, que "se cierra en sí misma, no quiere esto". En la mayoría de los casos, la pareja
dudaría, tendría miedo de hablar de ello y pedir instrucciones.

¿Por qué a algunas mujeres les gusta cerrar las piernas para alcanzar el orgasmo? Entre las
razones que me dieron están las siguientes: "Me gusta tener las piernas cerradas porque
entonces todo (la zona genital) está más apretado y las vibraciones se transmiten mejor". "Si
tengo las piernas abiertas, no siento casi nada, haga lo que haga". "Las piernas juntas
intensifican el orgasmo; lo mejor es tener todo lo más tenso y apretado posible, como un
tambor". "No sé, simplemente es mucho más fuerte cuando tengo las piernas cerradas, y no
puedo conseguir el orgasmo de ninguna otra forma. Cuando era adolescente, podía cruzar las
piernas en la escuela (o en la iglesia), mecerme adelante y atrás y alcanzar el orgasmo. Era
fantástico...".

La razón fundamental por la que algunas mujeres no pueden alcanzar un orgasmo si no tienen
las piernas en una posición determinada -cerradas o abiertas- no se conoce todavía; no hay
ningún otro estudio que haya abordado esta pregunta tan interesante, si bien la investigación
anatómica de la estructura clitoridiana interna ofrece muchas pistas.

Algunas mujeres de mi estudio dijeron que no podían sentir nada si juntaban las piernas. A
algunas de las que les gustaba abrir las piernas les gustaba también doblar las rodillas, como
explica la siguiente mujer: "Tengo las piernas abiertas, con las rodillas dobladas y los pies
plantados sobre la cama o con las rodillas dobladas en ángulo recto hacia fuera y los pies
juntos. También puedo masturbarme sentada o de pie, pero prefiero tumbarme en esa
posición".

Algunas mujeres cierran las piernas cuando se aproximan al orgasmo, a medida que se
intensifica la sensación, después de haberlas tenido separadas durante la estimulación (otras,
muy pocas, hacen lo contrario). La mayoría tienen una postura concreta que es la que mejor les
va, pero a algunas les da igual una que otra: "Mantengo las piernas cerradas o abiertas
dependiendo del tipo de fantasía que utilice".

El motivo de que a cada mujer le convenga una posición distinta sigue siendo un misterio.
¿Depende de cómo haya aprendido la mujer a tener un orgasmo? En el 96% de las mujeres no
parece que los intentos de alcanzar el orgasmo en una posición diferente obtengan resultados
ni los cambien, un dato que refuta la idea de que "es cuestión de costumbre". Lo más probable
es que la anatomía de nuestros genitales (tanto internos como externos) varíe de una mujer a
otra lo bastante como para que cada persona necesite una posición distinta.

La relación sexual debe tener la fluidez suficiente como para que ambos miembros de la pareja
puedan probar diversas posiciones del cuerpo, incluidas algunas posturas que el otro no
siempre se espera. Hay que escuchar los sutiles sonidos y señales que envía el cuerpo de la
pareja, y entonces comprenderemos.

El miedo del hombre ante el condón


(artículo publicado en El País Semanal, 23 de Febrero de 2003)

Hoy día es muy importante que el hombre utilice un condón durante el sexo, debido a la
creciente epidemia del sida y la expansión de otras enfermedades sexuales.

Sin embargo, muchos hombres se sienten nerviosos y avergonzados cuando intentan


colocarse un condón con elegancia justo antes del coito, e incluso temen perder la erección y
hacer el ridículo, ¿Resultado? Muchos no intentan ni ponérselo y responden con jactancia: "¡No
es necesario! ¿Por qué, estás infectada?". La insinuación es que la mujer es "desagradable" si
insiste en qué el hombre se Ío ponga o incluso saca a relucir la cuestión.

Ninguna mujer debe dejarse intimidar por ello, sino que tiene que entender el miedo que inspira
esa actitud, ofrecerle el condón al hombre y decirle que para ella es muy importante. Desde
luego, si el hombre se muestra beligerante, la mujer puede llegar a la conclusión de que no es
un tipo muy agradable ni inteligente y que no quiere acostarse con éL No pasa nada por acabar
de forma poco amistosa, hay que saber que otros hombres son distintos. Ya encontrará a otro
que esté más al día.

Las mujeres que se acuestan con hombres se encuentran a menudo con que ellos no
entienden bien el cuerpo femenino ni qué tipo de estimulación necesita la mujer para tener un
orgasmo. El hombre tiene que preguntar, ser sensible y estar dispuesto a experimentar para
descubrir de qué forma tiene el orgasmo cada mujer (lo cual no significa que sea
necesariamente durante el coito; el hombre no debe dar por sentado que es en ese momento
cuando la mujer va a alcanzarlo). Algunos hombres tienen demasiado orgullo para preguntar,
están educados en la convicción de que "el hombre debe saberlo", "no debe recibir nunca
instrucciones de una mujer" y otras ideas igualmente tontas. Muchos de ellos pretenden
imponer sus condiciones, en el sexo, en el trabajo y en otras áreas. A veces, una mujer puede
conseguir que el hombre cambie de actitud, pero se trata de una tarea que muchas veces es
una pérdida de tiempo.

Entre otros problemas que pueden tener los hombres durante el sexo están el intento de obligar
a su cuerpo a cumplir de una forma que no se corresponde con lo que sienten en ese
momento. En mis amplias investigaciones, da la impresión de que ellos tienen una sexualidad
muy variada (como las mujeres), pero muchos intentan reprimir sus sentimientos y obligarse a
actuar de una forma tópica cuando están con una mujer. Es lo que denominan el "impulso
sexual masculino", y a las mujeres les dicen que tienen que aceptarlo porque los hombres son
así. Sin embargo, en mis estudios, los hombres se quejan a menudo sobre las presiones que
sufren para comportarse así cuando se acuestan con una mujer, y afirman que se sienten
mucho más libres durante la masturbación. Es decir, que hay sitio para que la mujer intente
orientar las cosas de otra forma y le comunique al hombre durante el seso que no espera que
se atenga a una pauta estereotipada.

Durante el acto sexual, la mayoría de los hombres no se permiten explorar los diversos
sentimientos que quieren expresar, Sino que intentan seguir de la forma más perfecta posible el
modelo reproductor que suele aparecer en la pornografía (en otras palabras: conseguir una
erección, "insertar A en B", etcétera). Este tipo de sexualidad parece una forma de expresión
limitada; el sexo podría ser más interesante si no siguiera siempre la pauta de la excitación
previa seguida de la penetración, que culmina en el coito o el acto y acaba con el orgasmo del
hombre dentro de la vagina.

La aparición de la Viagra y el miedo al VIH han aumentado el interés por la erección y el


rendimiento. A los hombres se les pide que usen condones, pero además, muchas veces,
tienen que estimular el clítoris de la mujer para que tenga un orgasmo. Entonces, en vez de
disfrutar de ese orgasmo con la estimulación (que puede ser manual, antes o después del
coito), muchos abrevian la parte de la excitación previa porque tienen miedo de perder la
erección que, según les han enseñado, es necesaria para el orgasmo. Los hombres podrían
sentir y excitarse mucho más si no se sintieran angustiados por el comportamiento sexual que
se espera de ellos.

En la actualidad da la impresión de que muchos hombres están renunciando al sexo. Tal vez
sea una reacción a los tópicos que inundan la concepción que la sociedad tiene de los varones,
cada vez más visible a través de la publicidad y la pornografía. Si se dice que los hombres son
baratos y que su cuerpo obedece de forma mecánica a un estímulo chabacano (como la
respuesta del perro de Pavlov ala campana de la comida), es lógico que los más sensibles
reaccionen apartándose del sexo. Ahora bien, sería más positivo reaccionar transformando los
estereotipos anticuados del sexo.

¿Afectan al orgasmo la confusión y la angustia


de estar enamorados?
(artículo publicado en El País Semanal, 8 de Diciembre de 2002)

Estar enamorados es un sentimiento maravilloso; tan maravilloso que puede


nublar gravemente nuestra razón, nuestro poder de concentración y nuestras
acciones. Se dice que les ocurre especialmente a las mujeres, más que a los
hombres, aunque ellos tampoco pueden pensar con claridad cuando están
enamorados. Vean este testimonio de una española de 24 años: "Me encuentro
un poco angustiada y confusa. Tengo 24 años y hace tan sólo cinco meses he
hecho el amor por primera vez con un chico de 32. Estoy muy a gusto con él y
me atrevo a decir que enamorada, muy enamorada. Es la primera persona con
la que de verdad me ha apetecido mantener relaciones sexuales. Necesito
sentirle dentro de mí cada día, me siento muy querida y deseada, y disfruto
mucho, pero mi gran problema es que no consigo llegar al orgasmo".
"Durante todos estos meses no he estado en absoluto preocupada por el tema,
porque pensaba que necesitaba un tiempo para descubrirme a mí misma y
para descubrir lo que es el sexo, pero me da la sensación de que, aunque he
aprendido mucho, nunca voy a llegar al orgasmo, no siento que cada vez me
excite más... He probado distintas posturas, me ha tocado el clítoris de distintas
maneras, me lo he tocado yo, me he masturbado a solas y en compañía, pero
no consigo nada por mucha imaginación que le ponga, por mucho que me
relaje e intente disfrutar, etcétera... La única vez que he notado estar algo más
cerca de ese deseado orgasmo fue una vez que yo estaba extremadamente
sensible y él introdujo su dedo en mi vagina".
"En realidad, lo que me da miedo es seguir con esta relación cuando una parte
tan importante de la misma está fallando. Él me quiere y piensa que algún
orgasmo he tenido, pero estoy segura de que el día que tenga uno lo
reconoceré...".
Aunque sus palabras no dejan del todo claro si ha alcanzado el orgasmo
alguna vez en el pasado, al masturbarse, lo que parece evidente es que los dos
están intentando diversos tipos de estimulación y, hasta el momento, no
funciona nada. Es lógico que le resulte frustrante, como destaca ella misma; él
cree que ella ha tenido algún orgasmo, pero a ella le da miedo que la relación
no triunfe a largo plazo si no se aclara este aspecto de las relaciones sexuales.
Si ha logrado el orgasmo a solas, masturbándose, entonces el problema puede
ser seguramente que está tan enamorada que centra toda su atención en su
pareja, con toda su intensidad emocional, e incluso puede que tema su opinión
sobre ella, y entonces no logra centrarse en si misma lo suficiente como para
hacer que se produzca el orgasmo. Aunque estar enamorada es maravilloso y
puede expandir enormemente el espíritu, también puede inhibir terriblemente a
las mujeres.
Si no se había masturbado nunca antes de comenzar la relación, no ha tenido
tiempo de experimentar con su propio cuerpo y conocerlo. La masturbación en
las chicas es muy importante, igual que en los chicos.
En cualquier caso, mi opinión es que se trata de una cuestión de tiempo, hay
que esperar a que los dos aprendan a coordinar mejor sus cuerpos y sus
emociones-a dejar espacio para los sentimientos intensos y espacio para los
sentimientos egoístas o eróticos que desembocan en el orgasmo. Y también
aprender a estimular e1 clltorís. Para desarrollar esa especie de relación
instintiva, ella va a tener que tomar las riendas y atreverse a llevar su propio
cuerpo por nuevos caminos. Por ejemplo, ella puede estimular su propio clítoris
hasta el orgasmo, junto a su novio.
La masturbación es clave para el orgasmo en la mayoría de las mujeres: esto
puede querer decir adaptar el tipo apropiado de estimulación a la relación
sexual con la pareja o practicar directamente la masturbación en pareja. Otra
clave es darse cuenta de si conviene tener las piernas abiertas o cerradas;
muchas mujeres se excitan mucho al abrirse de piernas (como en las imágenes
tópicas de la sexualidad femenina), pero sólo pueden tener un verdadero
orgasmo cerrándolas.
Para la mayoría de las mujeres hace falta valor para decirle o mostrarle eso a
su pareja, que puede recibir las piernas cerradas como un mensaje negativo,
de rechazo, cuando en realidad quiere decir tal vez todo lo contrario.

La belleza de la sexualidad masculina


(artículo publicado en El País Semanal, 2 de Febrero de 2003)

No creo que los hombres sean los seres monolíticos que aparecen en las
imágenes pornográficas, ni que vean su "auténtico yo" en los hombres
representados ahí o en gran parte de la publicidad de cosmética masculina.
Creo que, en el fondo, la mayoría de los hombres poseen una sexualidad más
variada y más bella.
Mis investigaciones entre miles de hombres muestran un cuadro diferente de
quiénes son los hombres desde el punto de vista sexual; la pornografía, en
especial, representa la imposición de una rígida concepción ideológica sobre
los sentimientos y e] comportamiento sexual de los hombres, no una
representación realista de la sexualidad masculina. Esas imágenes (y los
tópicos que las generan) no dejan espacio a los hombres para ser ellos
mismos. Me parece que, en la mayoría de los casos, presentan una visión muy
distorsionada de ellos. La publicidad de productos masculinos, cada vez más
erótica y que consiste en imágenes de hombres semidesnudos (afeitándose,
lavándose el pelo, poniéndose perfume, etcétera), da a los hombres un aspecto
más normal, pero contiene, en gran parte, los mismos valores.
Uno de los tópicos implícitos, pero fundamentales. de la concepción
pornográfica de los hombres es que el varón no debo mostrar sentimientos ni
sentimentalismo. La pornografía muestra el placer del hombre siempre
centrado en la erección y la eyacu-lación, nunca aparece enamorado ni
sexualmente activo. No se ve a hombres que deseen el contacto corporal ni
que necesiten abrazar, que les abracen o que les penetren.
La exuberancia sexual, el deseo, la euforia. el amor no satisfecho mediante el
orgasmo, las fantasías... todos éstos son estados relacionados con algo que no
es el impulso biológico de perpetuar la especie. Sin embargo, esos estados no
se muestran, se supone que los hombres no deben experimentarlos; un
hombre de verdad sólo quiere "correrse". Hoy el concepto del impulso sexual
masculino ha asumido una especie de aureola mística. A finales del siglo XX se
usó cada vez más este término, como una especie de versión mecánica de la
sexualidad masculina que acabó siendo una verdad incuestionable, una
realidad, y hoy se piensa que es un hecho biológico. ¿Pero lo es?
Lógicamente. si se supone que los hombres tienen el impulso biológico de
empujar, ¿no deberían tener las mujeres el impulso complementario de abrirse
(por ejemplo)? Pero, claro, en la mitología sexual de nuestra sociedad, son los
hombres los que tienen el impulso. no las mujeres... o, si ellas tienen algún
impulso, es el de pedirle a un hombre lo mismo que se supone que él le pide a
una mujer. Seguramente, toda la idea del impulso sexual es una categoría
ideológica fraudulenta, disfrazada de hecho científico. ¿Y qué ocurre con los
demás estados sexuales que experimentan los hombres? ¿Son ellos tan
mecánicos y agresivos por naturaleza como se les muestra?
La verdad es que la mayoría de los hombres dicen que lo que buscan es el
deseo, no el medio de alcanzar el orgasmo o crear una erección. El deseo y la
excitación son unos placeres que se extienden por todo el cuerpo; al fin y al
cabp, el orgasmo lo pueden conseguir a solas, masturbándose.
La belleza de la sexualidad masculina no consiste tanto en la erección como en
todos los gestos, los sutiles movimientos del cuerpo, movimientos que
representan la belleza y la personalidad del hombre, y resultan muy eróticos.
La pornografía que conocemos no representa esa variedad de formas de
expresión; pretende ser revolucionaria, pero no lo es. Sus imágenes no ofrecen
una visión más valiosa, interesante y realista de quiénes son los hombres
sexualmente hablando- No se ve toda la gama de comportamientos sexuales
del hombre, por lo que los jóvenes muchas veces se esfuerzan para
permanecer dentro de los límites de una monotonía monocroma aceptable. Es
posible que se atrevan a algo más posteriormente, pero entonces se reprochan
a sí mismos el haberlo hecho.

Lo irónico es que, aunque a primera vista la pornografía parece tratar bien a los
hombres -mejor que a las mujeres-, en el fondo su mensaje se burla de ellos.
Sotto voce, implica que su forma de expresarse sexualmente es ridícula, burda,
basta o insensible. Desde el punto de vista visual es frecuente que los hombres
que presenta sean feos, vulgares, tontos y poco atractivos.
¿De verdad les gustan esas imágenes a los hombres?, ¿se identifican con ellas
o les parecen ridículas? Es difícil saberlo porque casi todos se han educado en
la idea de que no deben retroceder ante las cosas vulgares, porque eso es de
niñas. Ahora bien, en privado, ¿piensan los hombres que son así. o
experimentan su sexualidad como algo más sutil, más variado, seguramente
más erótico e incluso espiritual? Es posible que los hombres, en general,
consideren más aceptables las nuevas imágenes que aparecen de ellos en la
publicidad erótica de productos masculinos, pero esos cuadros de hombres
jóvenes con abdómenes perfectos y músculos tensos tampoco son realistas...
De forma que la mayoría de los hombres se sienten también alejados de ellos.

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