17 de mayo de 1886.
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Tal sera el caso si tratramos de dar a las asambleas departamentales el carcter de legislativas, renovando as la dualidad
de soberanas, o si, en el caso presente, quisiramos dejar a esas
corporaciones la iniciativa para variar la divisin general del
territorio. Pero como ya se haga esta variacin por medio de
una ley sujeta a ciertas precauciones, ya por medio de una
reforma constitucional, todos estamos aqu de acuerdo en que al
congreso, como representante de la soberana nacional,
corresponde decretar tal variacin, bien podemos votar en esta
cuestin con el seor general Reyes, sin detrimento de los
principios. Bien es verdad que el medio que l propone no es,
considerado en s mismo, el ms natural y conveniente; pero
como la forma adoptada en la disposicin que se discute ha dado
materia a interpretaciones que, aunque infundadsimas, pueden
a su vez engendrar males, creo que estamos en el caso de hacer
en este punto una prudente concesin a las circunstancias, y yo
por mi parte la har negando mi voto al artculo.
Para terminar, seor presidente. No basta nuestra fidelidad
a lo pasado; tambin ha de mirar a lo futuro. Hemos convenido en
reconocer a este cuerpo como legtimo poder constituyente, y
estamos obligados en conciencia a sostener y defender en todo
terreno sus resoluciones definitivas, aunque no hayan tenido
nuestro voto. Es para nosotros, y debe ser para todos los
miembros del partido nacional en la repblica, dogma
indiscutible que contra esta constitucin no habr ms
recursos lcitos que los que ella deje para su reforma. As no
slo habremos consignado en ella el principio de la autoridad y
del orden, sino que sabremos todos confirmarlo con el ejemplo
de un horror invencible a la anarqua, de una sumisin
incondicional a la legalidad.
Diario Oficial, Bogot, 3 de junio de 1886, nm. 6.693, pg. 542.