Ahora bien, a pesar de todo lo dicho, si existen efectos beneficiosos del uso de la
marihuana como medicamento de uso paliativo del dolor en ciertas patologas
terminales, podra establecerse su administracin protocolizada y restringida. El uso
teraputico de cualquier droga, una vez confirmado cientficamente su efectividad y
seguridad, no puede ser considerado como ilegal. Por cierto que se debern
resguardar algunas formas, como la prescripcin mdica obligatoria, la entrega
farmacutica con receta retenida y el control de stock en farmacias, pero esta
situacin no implica que el recurso farmacolgico no se pueda usar, incluso existiendo
el riesgo de que algunos abusen y caigan en la dependencia como sucede en algunos
casos con los opiceos (morfina) o las benzodiacepinas (por ejemplo, Ravotril).
En definitiva, si la intencin es el uso teraputico y est resguardado de igual manera
que el consumo de cualquier frmaco, no habra mayor inconveniente en avanzar en
esta lnea con la marihuana.
Por otro lado, resulta trascendental hacer notar que la discusin actual se ha
manejado simplemente sobre la tesis de sacar al cannabis de la lista de las drogas
duras y en ningn momento se ha planteado legalizar su uso libre. Este punto es de
extrema importancia porque no debemos olvidar el efecto educativo que tiene la ley al
prohibir las drogas, especialmente entre los ms jvenes. Algo legal puede ser
interpretado como bueno o, al menos, no tan malo.
Tampoco este debate es sobre si al legalizar la marihuana se lograra disminuir el
narcotrfico, como se ha argumentado en otros pases. Este argumento es difcil de
probar empricamente y ms pareciera ser reflejo de una mirada de lite que no tiene
contacto directo con la dura realidad de las poblaciones que han sido tomadas por los
narcotraficantes. Es difcil imaginar que a los vecinos de La Bandera, La Legua o El
Castillo les parezca que la mejor solucin para acabar con el imperio de los narco sea
que se venda marihuana legalmente en los quioscos.