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EL PERFIL DE LOS PROFESIONALES QUE REQUIERE EL MUNDO

GLOBALIZADO

Inés Temple
Gerente General de DBM Perú

Me dieron el encargo de comentar sobre el perfil de los profesionales que


requiere el mercado laboral, para competir en un mundo globalizado. Y la
verdad es que pensé mucho qué podía decir frente a un auditorio tan
importante como este. Y son solamente tres las áreas fundamentales –por lo
corto del tiempo– en las que yo quisiera centrarme.

La primera es que una cosa que define el éxito profesional hoy por hoy en el
mercado laboral es la cultura de empleabilidad con que se presentan o la que
tienen los profesionales. Se necesita personas que entiendan que el nuevo
mercado laboral tiene reglas muy distintas a las anteriores. Todos nosotros
hemos entrado a trabajar con los paradigmas de nuestros padres, en el que
se esperaba que fuéramos trabajadores y leales, y si era así, de alguna
maneras íbamos a poder tener una carrera de por vida en una misma
organización. Sabemos que ese es un concepto que pertenece totalmente al
pasado, pues ninguna empresa, ninguna organización puede garantizarnos un
trabajo seguro de ningún tipo. Es más, la mayor parte de las empresas o de
las organizaciones ni siquiera puede garantizar su propia continuidad en el
tiempo.

Entonces, creo que es fundamental que podamos entrenar a nuestros


jóvenes en comprender que su responsabilidad es manejar su carrera
profesional, que la relación con el trabajo es hoy muy distinta de lo que era
antes. Hoy todos somos empleados de una empresa o de organización que
nos paga nuestro sueldo. Ya estemos en quinta categoría, ya estemos en
cuarta categoría, o en la que fuera, lo importante es comprender que somos
proveedores de servicios profesionales y, por lo tanto, tenemos una
responsabilidad. Esa responsabilidad no solamente se da con el cliente que
compra nuestros servicios, sino también con nosotros mismos, para poder
garantizar que la calidad de nuestros servicios sea competitiva, sea vigente,
sea del nivel que se espera. Así, es necesario entender que, finalmente, no
nos pagan por ir a trabajar.

Creo que, para muchos de ustedes, estos conceptos pueden parecer obvios.
Sin embargo, lo que encontramos en el mercado laboral es que mucha gente
no los maneja todavía, inclusive los profesionales. Muchas personas no se
ven todavía como proveedores de servicios. No comprenden que para lo que
nos pagan es para generar valor, para agregar, para contribuir, para estar
permanentemente entendiendo cuál es la relación de lo que yo hago con la
hoja final del resultado de la organización. Vemos que hay un divorcio
importante entre la tarea del profesional y la tarea, en última instancia, de la
organización. Esta tarea solamente se va entendiendo al final, o cuando las
personas ya han alcanzado mayores niveles, pero, cuando empiezan, los
profesionales llegan totalmente ajenos a esta cultura de la empleabilidad.

Entonces, para nosotros, lo más importante probablemente sea encontrar


profesionales lúcidos, que entienden cómo manejar su carrera, que entienden
cómo es el mercado y que son capaces de manejarse en ese entorno.

Un segundo tema que encontramos sumamente importante es la capacidad


de comprender que la competencia es verdaderamente internacional.
Es fácil decirlo, pero, en el mercado laboral, los indicadores de gestión hoy
son internacionales. No por estar en el Perú estamos protegidos de lo que
pasa en el resto del mundo. Sin embargo, hay todavía mucha gente que de
alguna manera piensa “¿Qué importa, pues?”, que aquí en el Perú las cosas
son diferentes, que no somos tan exigentes, que nos podemos dar el lujo
todavía de estar un poquito más atrás o de saber un poquito menos... porque
estamos en el Perú. Nosotros pensamos que ese es un error garrafal, porque
no solamente en aquellas personas que van a trabajar en multinacionales,
sino, en general, en cualquier organización, la medición, la calificación del
trabajo, la medición del resultado del aporte del profesional a la organización
se hace con parámetros internacionales. Y si encontramos, entonces, un
divorcio entre lo que el profesional está dispuesto a dar o cree que es
suficiente dar y lo que el mercado exige, se genera una ruptura de
direccionabilidad que complica la vida a todos.

Otro punto respecto de este tema de los perfiles internacionales es que,


muchas veces, esta falta de una perspectiva mayor, de una visión de un
mundo internacional, hace que los jóvenes ejecutivos, los jóvenes
profesionales, en general, se olviden que la competencia es despiadada y,
como dije hace un minuto, todavía creen que el Perú los protege. No es así.
Estas barreras ya no existen. El día que seamos conscientes todos de que
estamos, en lo absoluto, siendo medidos con la misma vara con que nos
pueden medir en Polonia, en Estados Unidos, en Alemania, en el sur de Chile,
en Panamá, ese día, el nivel de autoexigencia y el nivel de empleabilidad que
los profesionales vamos a poder entregar será la misma. El mercado laboral
no solamente lo demanda, sino que lo exige, y no pide nada menos que eso.

Una tercera área que es sumamente importante y que también es muchas


veces dejada de lado a la hora de preparar a los jóvenes profesionales es el
tema de las competencias soft (me disculparán que las he puesto en inglés,
pero en este mundo globalizado tengo la excusa, porque es como se las
conoce en el mundo laboral). Las competencias soft son todas aquellas
que definen los rasgos de personalidad de un profesional. Se trata no
solamente de aquellas competencias que se han mencionado antes acá, como
la cultura de empleabilidad o la capacidad de liderazgo, sino también de las
habilidades para la comunicación, la negociación, la política organizacional, el
manejo del cambio, el marketing personal, la ética, la flexibilidad, la
capacidad de innovación, la responsabilidad social. Para nosotros, los
ejecutivos, los profesionales de cualquier carrera que no tienen esta
capacidad de autogestión, esta inteligencia emocional para enfrentar el
mercado laboral, no tienen posibilidades. Definitivamente, las habilidades
técnicas no son suficientes. Lo que hace la diferencia entre un profesional y
otro es aquel bagaje personal de habilidades soft, de rasgos y competencias
de personalidad y habilidades para la vida que tienen unos frente a otros. O
sea, uno contrata a aquellas personas que siente que van a poder hacer el
trabajo, que están dispuestas a hacerlo y que tienen los valores suficientes
para encajar. Este aspecto nos parece que no se necesariamente se maneja
en las universidades del Perú.

Entonces, si estamos hablando de la búsqueda de un perfil ideal, nos


referimos a un ámbito donde los profesionales tienen una cultura de
empleabilidad, caminan por la vida con valores globalizados –porque la ética
y la integridad son iguales en todo el mundo– y donde tienen las
competencias soft, es decir, los rasgos de personalidad necesarios, las
competencias para la vida.

La pregunta que queda por hacer es la siguiente: si la universidad no entrena


a los jóvenes en estas tres grandes áreas, ¿quién lo debe de hacer? Lo que
encontramos es que los profesionales que tienen estas habilidades,
normalmente las consiguieron intuitivamente, y por prueba y error en el
comienzo de su vida de trabajo. Lo ideal para tener –me imagino yo–
profesionales sumamente competitivos en el Perú sería mandarlos al mercado
laboral (que, como dije, es despiadado) ya equipados con estos tres rasgos o
estas tres áreas fundamentales de habilidades, porque el mercado no
solamente las demanda, sino que las considera como condiciones
indispensables para cualquier éxito profesional hoy por hoy.

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