Izquierdo
8 de Septiembre 2009
Crisis eléctrica de fin del siglo XX. Cierto que crisis eléctrica la hubo en la
década de los años 90's. Mediatizado como infalible, el paradigma privatizador
de los servicios públicos fertilizó en Venezuela un pacto de intereses entre el
Gobierno-Nación y el Capital globalizante. Excepto en los desarrollos
hidroeléctricos del río Caroní, fué entonces vetado invertir en CADAFE y en el
resto de las empresas eléctricas estatales. En el período 1991-1999, las
inversiones en distribución eléctrica por CADAFE fueron de unos 260 millones
de dólares, mientras que en distribución lo fueron de otro tanto. En su
conjunto-Nación, tales inversiones apenas satisfacerían un 10% de las
necesarias en aquella década. CADAFE ya estaba inmersa en una histórica
crisis estructural, crisis que afecta el 70% del servicio eléctrico nacional.
Previsiblemente, el agredido usuario eléctrico hubo de tolerar, y aun admitir,
que el Estado es ineficiente. De mayor importancia: el usuario eléctrico fué
excluido del debate privatizador (si alguno; en realidad, siempre lo fué de todo
debate) y fué así porque hubo entonces la intención de expoliar sus legítimos
intereses por el Gobierno-Nación en beneficio de la clase política reinante y de
los capitales energéticos globales. El 28 de Diciembre de 1998 detuvimos el
incipiente proceso privatizador de las empresas eléctricas estatales y ello fué
razonado ante el directorio del Fondo de Inversiones de Venezuela (propietario
de conveniencia), entonces presidido por Luis Alvaray, notable ingeniero-
planificador fallecido en 2005. Muy a tiempo, Venezuela declinó experimentar
el vía crucis de un servicio eléctrico enfermizamente privatizado y que, en su
versión extrema, pudo serlo a la manera del terrible ensayo ocurrido en la
Argentina. En contravía de la crisis eléctrica de fin del siglo XX, formulamos la
Ley Eléctrica de 1999, la primera ley del Sector Eléctrico venezolano en sus
primeros 110 años. El desenlace de los hechos del 2002, sin embargo, dió lugar
a un quiebre en la historia de la República y es así como PDVSA devino en un
Estado paralelo, epicentro del envilecimiento de la Nación y, en particular, de
la clase militar. Mediatizado como de plena soberanía, el paradigma
revolucionario post-2003 preconiza un Gobierno estatizante del servicio y de la
industria eléctricas, razonando equívocamente que si la electricidad es asunto
de Estado (cierto), es obligante que todas las tuercas y tornillos de la
Industria Eléctrica pertenezcan al Gobierno (falso).
Orimulsión. Héte aquí que si Natura colocó en el banco sur del Orinoco un
cuasi-infinito yacimiento de hidro-electricidad, en el banco norte del Orinoco
nos gratificó con un inusual yacimiento de energía, el campo Faja del Orinoco,
y en el cual podemos fabricar gasolinas a partir de crudos mejorados y/o
podemos fabricar electricidad a partir de un novel combustible venezolano
(1983) -Orimulsión-, un combustible termo-eléctrico que no precisa de
refinerías. Por harto conocido, es el caso reivindicar aquí un combustible
termo-eléctrico todo venezolano y solo venezolano cual es Orimulsion,
combustible asesinado en 2003 por el par de infelices Doktor Mommer y Alí
Rodríguez (trepador a la presidencia de PDVSA en Junio 2003). Luego de una
cuidadosa penetración de los mercados de la generación eléctrica mundial
durante la década de los 90, BITOR (Bitúmenes del Orinoco, filial de PDVSA)
ocupó espacios en cerca de 3.500 MW de capacidad instalada en una decena de
países. En adición a maltratar a las comunidades científicas y tecnológicas
nacionales (INTEVEP, IVIC y universidades), el escenario de cierre al 2006
conlleva un significativo daño para la República, medible en costos financieros
y de credibilidad como suplidores confiables y seguros. Dinamarca, Lituania,
Barbados, Singapur, Guatemala, Corea, China y Japón se querellaron por
compensación, mientras que Italia y Canadá demandaron en tribunales. Bien
conocido es el caso de la demanda incoada por New Brumswick Power del
Canadá (2004) y las trapacerías del negociador Mommer, el mismo que hoy
funge como consultor-negociador de la ExxonMobil en el arbitraje internacional
Exxon vs PDVSA (caso de expropiación en Cerro Negro, Faja del Orinoco). Y
Ud., general Izquierdo, se preguntaría, al igual que nos preguntamos todos, ¿y
por qué asesinaron la Orimulsion?. Le explico en breve. No hay razones OPEP,
ni económicas, ni científico-tecnológicas, ni de ingeniería, ni de Ambiente. Es
mi conjetura, y así lo afirmo, que los intereses de los capitales globales del
carbón y del gas bien valen un soborno. Veamos. A juzgar por las proyecciones
de los mercados mundiales de la energía, en 20 años la demanda mundial de
electricidad habrá más que duplicado: de 15 mil TeraWatios-hora/año (2005) a
25 mil TeraWatios-hora/año (2025). Ahora bien, si hipotéticamente se
transmutaran en electricidad las enteras reservas probadas del Orinoco (230
mil millones de barriles extra-pesados y bitúmenes), ello significaría un intruso
volúmen de oferta igual a la mitad de la demanda mundial de combustibles
termoeléctricos en el período antes indicado. Dicho de otra forma: Orimulsión
es un formidable competidor del carbón y del gas, ofertantes de un 60% de la
actual demanda mundial de combustibles para la generación termo-eléctrica.
La revolución rendida ante el Capital. Consideraciones aparte acerca del
enjuiciamiento de este par de genios de la delincuencia política -el tándem
Mommer&Rodríguez-, es válido concluir que, si de combustibles termo-
eléctricos se trata, no habrá escasez en el Orinoco. En breve, si la electrificada
Venezuela de la segunda mitad del siglo XX se construyó con el Caroní, la del
siglo XXI bien puede construirse con el Orinoco.
V. I. Lenin Diría Lenin (Moscú 1920): con lúmpen político y sin electricidad no
se construye el socialismo. No otro mayor repudio a las chapucerías del
Socialismo XXI ni mejor elogio para la electricidad.